Capítulo 64: La Tierra de los Condenados
Preparen sus pañuelos 🤧🤧🤧 aquí les traigo el reencuentro que muchos estaban esperando y que escribí con mucho amor y lagrimas.
💙~💙~💙~💙~💙~💙
Capítulo 64:
"La Tierra de los Condenados"
💙~💙~💙~💙~💙~💙
Perspectiva descono...
Elizabeth Rose
"Me hubiera gustado haber estado más tiempo a tu lado".
Si pudiera volver a verlo una vez más, me aseguraría de decirla aquellas últimas palabras que no pude decir antes de morir. Las palabras que se quedaron en mi cabeza, y que se desvanecieron con mi último aliento.
Nos miramos el uno al otro, y yo me aseguré de que su rostro fuese lo último que mis ojos vieran. Fue así que no pude evitar sonreír, lo hacía todo el tiempo sin poder evitarlo.
Porque él siempre me ha hecho feliz...
Haberlo conocido, haberme enamorado de él, jamás me arrepentí de nada de eso, cada momento que pasamos juntos, el primer beso, la primera vez que lo hice reír, todos nuestros recuerdos fueron los latidos que mi corazón ya no podía dar.
A su lado, la eternidad tenía sentido. Él, a pesar de haber vivido en la oscuridad y la soledad, ante mis ojos era luz pura y todo lo que yo necesitaba.
Nadie me dijo nunca que se podía amar tanto a una persona, aunque si me lo hubieran dicho antes, estoy segura de que me hubiese reído.
—Los humanos somos bastante estúpidos—dije en voz alta, aunque no se lo decía a nadie, ya que era imposible.
Causamos problemas, nos equivocamos, lloramos, reímos, somos heridos pero a la vez capaces de superar cualquier obstáculo. La vida es tan jodidamente difícil a veces, pero, aunque en algunos sólo queramos desaparecer, aun así...
—Vivir es increíble—sonreí.
Ya veo, ahora me doy cuenta. Yo...
Yo quería seguir viviendo.
Pero sé que mi muerte evitará la muerte de la persona que amo y la de una innumerable cantidad de vampiros. Y si mi muerte evita todo eso, entonces es algo sencillo de hacer.
—James, por favor vuelve a sonreír.
Fue cuando dije esto último que caí en cuenta de que podía escuchar mi propia voz. De que había hablado en voz alta.
También noté, que podía abrir los ojos, y cuando lo hice, lo que vi fue demasiado... Extraño.
Estoy flotando, como si estuviera en un mar oscuro, no hay nada a mis costados, todo es negro a excepción de la capa de agua cristalina frente a mí. Pero aunque estoy segura de que es agua o al menos algo parecido, no logro ver qué hay a través de ella. Es muy brillante, y algo... Hipnotizante.
—Ah, claro... Estoy muerta—pensé.
Fue un poco gracioso, aunque deprimente también. Yo ya lo sabía, pero hasta ahora no me había preguntado lo que pasaría después. Siempre escuché decir que cuando un vampiro moría, iba directamente al infierno, pero este lugar tan tranquilo y silencioso no se le parece en nada.
—¿En donde estoy?—dije en voz alta de nuevo.
Miré de nuevo la cortina de agua encima de mí.
Me pregunto qué pasará si la toco.
Comencé a estirar mi mano, sintiéndome cada vez más atraída hacia esa cortina de agua, mis dedos cada vez más cerca de averiguar su textura, cuando de pronto...
—¿Eh?—murmuré, deteniéndome en seco, a milímetros de tocar el agua.
Pude sentir como algo sujetaba mi otra muñeca, una mano aferrada a ella con fuerza, casi dolorosamente.
Miré entonces sobre mi hombro hacia abajo. Veo cabello largo y la silueta de una mujer, pero su rostro está ensombrecido, apenas puedo apreciar sus ojos azul pálido.
—¿Quién eres tú?—le pregunté—. ¿Acaso eres el diablo?
Escuché una risita espectral, y luego, la silueta esbozó una sonrisa amplia que me mostró una blanca dentadura.
No sé por qué... pero siento que esto no debería estar pasando.
Sin decir una palabra, la mano tiró de mí y de pronto caí hacia un vacío. Viendo cómo la superficie se alejaba hasta desaparecer de mi vista.
Algo no está bien. Sé que debería ir al infierno pero... ¿Por qué siento que algo no está bien?
¡Quiero escapar!
Suelto un gruñido y de un tirón me deshago de la mano que tira de mí. Pero en cuanto lo hago, oigo de nuevo su risa y de pronto siento escalofríos en mis brazos. Los miro y veo como unas extrañas sombras se deslizan sobre mi piel, como lazos que se enredan en mis extremidades, siento como tiran de nuevo hacia abajo, esta vez con más fuerza, como un montón de sogas con vida priopia. Siguen tirando hasta que de pronto atravieso una gruesa cortina de humo negro y a mi alrededor ahora hay troncos negros largos que siguen haciéndose más altos conforme voy cayendo.
Trato de mirar por encima de mi hombro y entonces logro por fin ver el fondo de esta gran caída, lo que parece ser un bosque. Pero los brazos no dejan de tirar en ningún momento y caigo sobre la maleza, aunque para mi sorpresa, a pesar de la caída que parecía infinita, mi espalda no dolió tanto como creí.
Toso con dificultad, y trato de sentarme cuando las cuerdas de sombra desaparecen.
Negro.
Todo a mi alrededor es negro, solo hay oscuridad. Troncos negros y secos que parecen infinitos, pasto negro y una neblina que me llega hasta los tobillos.
Tengo mucho frío.
¿Qué es este lugar? ¿Acaso es el infierno?
Miro a mi alrededor, descubriendo las siluetas de dos personas a lo lejos. Estas se quedan quietas, y en vez de querer ir hacia ellas, por alguna razón yo tampoco me muevo... Y lo que es más extraño, cuando las siluetas empiezan a avanzar en mi dirección, un escalofrío me recorre entera y todos mis sentidos me gritan que corra en dirección contrario.
Y yo sin pensar otra cosa, les hago caso.
Miré hacia atrás una vez más antes de echarme a correr, dándome cuenta enseguida de que carecía de mi velocidad de vampiro y ahora solo corría tratando de no tropezar con algo que la niebla ocultara. Miro constantemente sobre mi hombro, viendo como las siluetas están cada vez más cerca.
¿En dónde estoy? ¿Qué es este lugar y por qué siento que no debería estar aquí?
Sigo corriendo sin encontrar respuesta, cuando siento que algo tira de mis pies y apenas alcanzo a poner mis manos cuando caigo de cara contra el suelo. Agarro tierra entre mis dedos, y trato de incorporarme mientras veo detrás de mí, pero cuando lo hago, las siluetas que antes me perseguían ya no están.
Suelto un suspiro, y entonces miro hacia el frente, pero cuando lo hice, casi dejé salir un grito.
Ante mí está la misma silueta que antes tiró de mi muñeca, solo que esta vez, puedo ver su cuerpo como una sombra vibrante, su sonrisa de dientes afilados blanca y aterradora, y sus ojos redondos y azules fijos en mi mientras su cabello negro ondea con un viento inexistente.
¿Quién es ella?... ¿Qué es ella?
No tuve la voz para decir aquello en voz alto.
–¿Estás asustada?—habló por primera vez, su voz hizo que mi cabello volara hacia atrás y que todos los vellos de mi cuerpo se erizaran.
Hizo eco a mi alrededor, como si se hubiese oído por todo el bosque.
—Elízabeth, es increíble que estes aquí—volvió a decir—. Tú serás...una pieza increíble.
Mientras decía eso, se fue inclinando sobre mí, y lo que creí que sería todavía más atemorizante que antes, adquirió de repente una forma humana y el rostro pálido de una adolescente.
Sus ojos azules carecen de brillo alguno, y sus labios rojos esbozan una sonrisa que denota malas intenciones.
—¿Quién eres?—le pregunté.
—¿Vaya, eso es lo primero que preguntas?—se enderezó, riendo—. Generalmente se quejan y empiezan a exigirme que les diga qué es este lugar.
—¿Quién eres?—volví a preguntar, esta vez con dureza.
Esta persona... Me da escalofríos, sé que el miedo sin sentido y la sensación de que todo está fuera de lugar se debe a ella.
Yo, aunque no sé por qué... estoy segura de que así no es como debería ser "Morir". Y a pesar de estar muerta, siento que esta chica representa un peligro.
—¿Quién soy?—ladea la cabeza—. Yo soy Emmily.
—¿Emmily?—arqueo una ceja, pero enseguida vuelvo a fruncir el ceño—. ¿Por qué no me dices tu apellido?
—¿Tan pronto quieres pasar un mal rato?—se ríe—. De acuerdo entonces te lo diré...—se inclina sobre mí—. Soy Emmily Cooper.
Imposible.
—De acuerdo, ahora debo explicarte lo que acaba de suceder.
¿La hermana de Sarah? Pero murió en un incendio provocado por Robert cuando era una niña...
—Seguramente te preguntas si este es el infierno, la verdad es que no lo es—hace un mohín—. Yo te traje hasta aquí.
¿Qué está pasando?¿Qué cosa es ella? ¿Por qué hace esto?
¿Qué se supone que es lo que está haciendo?
—Elízabeth, ahora te condeno—extiende los brazos—. ¡Bienvenida a mi infierno!
"La Tierra de los Condenados", fue así como ella llamó a este lugar. Según lo que dijo, lo creó ella misma y lo convirtió en su propio infierno al cual atraía a criaturas que habían cometido algún pecado, y las desviaba de su camino al morir, arrastrándolas hasta aquí y transformándolas en "Condenados", criaturas que murieron en el plano mortal pero que al venir aquí han evolucionado y ya no pueden morir.
Es imposible matar a un condenado.
Fue lo que dijo también, pero sé que hay una forma de acabar con ellos, sé que también existe una manera de matarla a ella... Y yo tengo que descubrirla.
No pude contar los días que fueron pasando en este lugar desde un principio, aquí nunca amanecía ni cambiaba el panorama. Todo era siempre negro, oscuro y vacío, y dentro de la cueva en la que Emmily me mantenía encerrada, sólo podía sentir frío y angustia.
Sin embargo, empecé a tener más o menos una noción del tiempo cuando ella comenzó a hacer sus visitas rutinarias, aunque sólo venía a hablarme sobre asesinar a Sarah, calculé que lo hacía aproximadamente cada tres días y seguí contando hasta suponer que habían pasado al menos unos cuatro meses.
Para ese entonces, estaba demasiado asustada por todo lo que sabía sobre Emmily Cooper.
Su poder, sus planes y... Lo que pasaría con el mundo si tenía éxito.
"Tengo que avisarles".
Tuve eso en mente desde el primer momento en que supe que ella era Emmily Cooper, me concentré entonces en hallar una forma de salir de este lugar, y cuando me di cuenta de que no había forma... Él llegó.
—¿Entonces dices que Adelí te mató?
La cara que me puso fue digna de una fotografía. Parecía querer arrojarme algo, pero a la vez, estaba seguro de que moriría después de hacerlo.
A meses de mi muerte, Zack Pearson murió a manos de la hija del ex alcalde de Mellow Ville, y Emmily Cooper lo convirtió en un condenado.
—Sí, aunque estoy seguro de que no fue su intención—mira en otra dirección—. Yo pude verlo en sus ojos... Ella en realidad no fue con intenciones de lastimar a alguien, siempre quiso ayudar a Sarah.
—¿Eso crees?—arqueo una ceja—. Eso no suena para nada a algo que haría Adelí.
—¡Lo sé, pero aun así!—suelta un suspiro—. Yo sé que ella no quiso matarme, ella... antes de desaparecer...—hace una pausa—. En su rostro había una expresión tan triste.
—Bueno, tal vez puedas preguntárselo pronto—digo—. Después de haberte matado, todos ellos querrán asesinarla.
—Eso...—Zack parpadea repetidas veces—. ¡Maldición, espero que algo como eso no pase! ¡Maldita sea Adelí, más te vale hacer tu orgullo a un lado y salir del país!
La personalidad de Zack Cooper siempre me ha parecido algo de lo más curiosa, la manera en que reacciona ante las situaciones, como si ya todo estuviera jodido por lo que no hay que exagerar demasiado, pero a la vez siendo sumamente serio en hacer posible una solución.
Él siempre acepta las cosas que le suceden, pensando en que así es como deberían pasar, pero que siempre pueden ser cambiadas. Como ahora, que está pensando en cómo su asesina va a salir de este problema.
Zack continuó murmurando un sin fin de lamentos y yo esperé unos segundos mientras acomodaba las ideas en mi cabeza.
—Zack—digo, haciendo que se vuelva hacia mí—. Escucha con atención, ¿No quieres preguntarme qué es lo que sucede?
El semblante de Zack cae y su rostro se llena de miedo. No puedo culparlo por actuar así en esta situación, todo es debido a Emmily Cooper. Todo aquel que está cerca de ella, sin importar qué tan poderoso sea, no puede evitar temerle y postrarse ante ella.
—Yo sé todo lo que sucede—le digo—. También sé lo que va a suceder.
—¿Lo que va a suceder?
—Zack—vuelvo a decir—. Tienes que escuchar todo lo que voy a decirte—me inclino un poco hacia él—. Tenemos que evitar que suceda.
Traga saliva con dificultad.
—Supongo que no es algo bueno que nosotros estemos aquí y ellos allá, ¿Verdad?
Le conté todo lo que había aprendido en mi tiempo aquí, y durante los próximos meses, elaboramos un plan para que Zack huyera en cualquier oportunidad. "Cada seis días cuando el portal se abría", esa sería la única manera de escapar, pero no podíamos hacerlo juntos, pues mi escape sería el escándalo más grande de todos, así que decidí primero hacer que Zack regresara al plano terrenal.
Por lo que aprendí, los condenados pierden los recuerdos de quienes estuvieron con ellos en La Tierra de los Condenados, así que Zack me olvidaría a mí y todo lo que le dije sobre Emmily. Pero eso no importaba, porque si él lograba encontrarse con los demás, en cuanto yo saliera al plano terrenal, aunque lograran encerrarme allá... Él recordaría todo y se los contaría.
Ellos tienen que saber.
Cuando eso pase, mi único temor será lo que James piense en hacer despues de enterarse de eso.
James por favor elígelos a ellos, elige a los chicos por encima de mí y protégelos con todas tus fuerzas.
Sólo quisiera encontrar una forma de poder decirle aquello.
Un mes después de que Zack había logrado escaparse, supe que Sarah estaba atrapada como prisionera en esa maldita cárcel. Entonces decidí que ya no podía esperar más tiempo y que aprovecharía de la próxima falla del portal para salir de aquí.
Las cosas iban a ser jodidamente difíciles, lo supe todo el tiempo, conforme los segundos se acababan, mis pies ya estaban listos para el momento en que yo rompiera a correr. Tenía la cabeza asomada fuera de la cueva para mirar el cielo, atenta a cualquier señal de la apertura del portal.
Ahora mismo, me vendría bien un empujón de Pryscilla.
Pensar en eso me hizo sonreír, y aunque tratara de opacar el sentimiento de felicidad que florecía en mi pecho, no puedo ignorar el hecho de hacerme ilusiones acerca de salir de este mundo, de volver al plano terrenal y... tener la esperanza de volver a verlos.
Pero no debo ser egoísta, aun cuando nuestros destinos no vuelvan a cruzarse, si mi escape y captura los ayuda a escapar, yo seré feliz.
Los minutos se acabaron, y la Tierra de Los Condenados retumbó, el cielo se volvió púrpura y rayos distorsionados lo iluminaron todo. Di un salto encima de una roca y comencé a correr hacia el límite del bosque.
A mi alrededor, sombras se mueven entre los árboles, condenados que también quieren aprovechar la oportunidad para volver. Pero todos esos condenados no son más que asesinos que solo irían a perturbar la paz en Mellow Ville, aunque ahora mismo la ciudad está llena de ellos.
Conforme más me acerco al límite, puedo sentir a más condenados acercándose, a mi lado, veo claramente como uno derriba a otro, y comienzan a golpearse para tratar de pasarse entre sí. Se oyen gritos y golpes y el bosque se convierte en un campo en el cual el ganado trata de matarse entre sí para lograr salir de este infierno.
Me empeño en evitarlos a todos, esquivando y saltando hasta que logro acercarme a la barrera del portal. Estoy a punto de tocarla cuando escucho pisadas a mis espaldas, y sin detenerme me vuelvo hacia ellos, manteniendo mi mirada fija en la suya. Son dos condenados, ambos demasiado jóvenes, pero en cuanto descubren mi identidad, estos retroceden tambaleantes, a punto de tropezar con sus propios pies.
Ninguno dice nada y solo dan media vuelta para correr hacia otra parte del portal, mientras que yo, sin perder más tiempo, me enfrento a la barrera.
Luce como una cortina de agua de colores, pareciera que hay luces del otro lado. Levanto la mano para tocarla, pero está tan gruesa que apenas logran entrar mis dedos, sin embargo, al instante siento como todo mi cuerpo se convulsiona, y múltiples voces empiezan a resonar en mi cabeza, las voces de todos a quienes conozco, recuerdos que guardo en mi corazón.
Pero todas esas imágenes duelen, me apuñalan y me atacan como si fueran agujas. Ni siquiera me di cuenta del momento en el que empecé a gritar, de pronto caí al suelo de rodillas, apenas con el antebrazo dentro del portal.
—Tengo que hacerlo—gruño entre dientes, respirando agitadamente—. Tengo que salir de aquí.
Muerdo el interior de mi labio con fuerza y meto mi otra mano dentro de la barrera, el dolor se intensifica conforme más me absorbe y cada vez es más difícil. El agua está ante mis ojos y cuando finalmente paso mi cabeza entre ella, caigo directamente a un suelo de concreto.
Siento el más intenso escalofrío que haya sentido en mi vida, me abrazo a mí misma por puro reflejo y pego mi cabeza al suelo frío y duro que hay ante mí. No me muevo ni un milímetro de donde estoy, mi cuerpo tembloroso y mi respiración incontrolable no me lo permiten. Pasan unos segundos hasta que las ideas vuelven a ordenarse en mi cabeza, y me es posible preguntarme en donde estoy ahora.
Poco a poco, levanto la cabeza y lo primero que veo son un par de botas de tacón.
Frunzo el ceño, al darme cuenta de que soy incapaz de sentir alguna presencia, mi cuerpo se siente todavía como si no me perteneciera, no puedo saber a quién tengo ahora frente a mí o si es más de uno.
Aun así, sigo levantando la mirada poco a poco, hasta que puedo ver el rostro de la persona frente a mí.
Adelí...
Cabello cobrizo ondulado, ojos del mismo color que las esmeraldas y una figura esbelta, sin duda es la hija del hombre al que más odio. Pero, ¿Qué es lo que hace aquí?
Mejor dicho, ¿En dónde estoy?
Sé que esta debe ser la prisión de Emmily, porque es a donde te lleva el portal si lo cruzas desde la Tierra de Los Condenados, ¿Pero por qué Adelí está parada en el pasillo?
Según la información de Emmily, ella había secuestrado a Adelí para controlarla con Corazón. Entonces ahora mismo, ¿La Adelí que está ante mí sigue las órdenes de esa maldita?
Me pongo de pie con algo de dificultad, siento como si el piso de bajo de mi estuviera moviéndose y mis brazos no logran alcanzar ninguna pared de la que pueda sostenerme, pero aun así no puedo dejar de mirar Adelí, sin saber qué es lo que va a hacer.
—Tú eres...
Su voz se ve opacada cuando una estruendosa alarma empieza a resonar por los pasillos del lugar. Adelí mira a su alrededor, asustada y luego sus ojos se enfocan de nuevo en mí.
—Tú...—parece nerviosa, y por un instante, dudé que estuviera bajo el control de corazón.
Adelí se veía demasiado preocupada ahora como para estar siendo controlada por Emmily, ahora mismo, se nota que mi presencia es algo totalmente inesperado, parece un niño pequeño que al que se le apareció un bache de la nada mientras llevaba un huevo sobre una cuchara.
—¡Atención, se ha presentado un escape, ubicación desconocida...procedan a capturar al condenado!—se oye a través de los altavoces—. ¡El condenado fugitivo es una criatura de nivel de peligrosidad alto, procedan a captura inmediata, no dejen que salga por ningún motivo!
Los ojos de Adelí se abren aún más, aunque no pensé que fuera posible, sus manos se agitan y sigue mirándome anonadada.
Ya entiendo, ella ahora mismo está pensando en qué hacer conmigo, no como si fuera un obstáculo o algo de lo que deshacerse sino todo lo contrario. Sin pedirme permiso, Adelí acaba de hacernos a ella y a mí un equipo, se puso de mi lado apenas me vio.
Me distraigo al ver que aprieta algo en su mano, luego, lo lanza en mi dirección y yo atrapo una tarjeta con su cara en ella. Es una identificación con un código de barra, una llave.
—Si vienes conmigo, todos los condenados irán por nosotros, pero si escapas por tu cuenta, entonces se dividirán en dos partes—dice—. Eso es lo que crees también, ¿Verdad?
No le contesté, porque no era necesario y porque no había tiempo para ello. Pasé a su lado rápidamente y me dirigí hacia el cuarto de vigilancia, en donde derribé a dos condenados con las pocas fuerzas que tenía. Seguí usando la tarjeta para cruzar las puertas, hasta que entré a un pasillo abarrotado de condenados.
—Oh...mierda—murmuro.
Todos ellos corrieron hacia mí apenas me vieron, y en ese momento yo estaba consciente de que no lograría vencerlos a golpes, por lo que no me quedó otra opción más que probar con mi don, el cual no había usado hace más de un año... pero que había estado conmigo por más de mil.
Se sintió como si te reencontraras con tu amigo de la infancia, mi poder parecía no haberse ido nunca, tan cercano a mí y tan obediente, que apenas toqué el suelo los treinta y dos condenados que venían hacia mí se estrellaron contra el techo.
Corrí por debajo de ellos y seguí deshaciéndome de cada condenado con el que me cruzaba hasta que hallé una puerta, al abrirla por fin pude toparme con la naturaleza, o mejor dicho, un estacionamiento al aire libre.
Me detuve a medio camino dándome cuenta de que detrás de mí, había una fila entera de condenados aguardando, como si estuvieran esperándome.
Por supuesto, la alarma era justo para esto.
A mi derecha también había condenados, así que no me quedó más opción que correr hacia el otro lado, mientras que hacía que cualquier persona u objeto que fuera quedando a mis espaldas comenzara a flotar. Me deslicé por la nieve y salté sobre una malla, seguí corriendo, siendo perseguida por algunos condenados, en su mayoría brujas que lograban contrarrestar mi poder con su magia, hasta que pude encontrar la última base, me adentré por una puerta que llevaba a un largo túnel, pero la intensa luz al final me hizo correr más rápido.
Cuando terminé de cruzarlo, me hallé por fin en el extenso bosque, y lo que mis ojos captaron con intensidad fue algo hermoso y cegador.
Había salido cerca de un barranco, la nieve debajo de mí y los pinos a mis lados, pero el cielo se veía más cerca aquí que en cualquier otro lugar de Mellow Ville. Las nubes rosadas y el gigantesco sol emergiendo entre ellas, el primer amanecer que había visto desde que morí.
Fui bañada por toda esa luz que solo pocas veces había en Mellow Ville, el aire helado y la sensación de al fin estar viva, se sintieron como las lágrimas que mis ojos anhelaban con derramar. Mis piernas temblaron y caí de rodillas sobre la nieve, sonriéndole al amanecer.
Yo regresé... Al fin estoy aquí...
Estaba riendo, realmente escuchaba mi risa, quería llorar, gritar, dar vueltas sobre la nieve y saltar. Estaba tan feliz... todo esto se era demasiado para sentirlo.
Pero pocos segundos despues, a mis espaldas se oyeron pasos, y pronto, innumerables grupos de condenados se formaron en una fila horizontal.
Me puse de pie, encarándolos, y retrocedí hasta la orilla del barranco. El rio debajo está demasiado lejos, una caída mataría a un humano. Pero este es el escape perfecto, yo había logrado salir de ese infierno y ningún jodido condenado iba a meterme de nuevo ahí.
¡A la mierda el plan de "La Salvadora" yo me largo de aquí!
Siendo así, sonreí de lado, levanté mis manos y les mostré ambos dedos corazón mientras daba otro paso hacia atrás y caía por el barranco.
La caída fue jodidamente dolorosa, pero las quejas quedaron fuera de los límites. Lo que enseguida ocupó el primer lugar en prioridades, fue el temporizador en el cielo brillando en letras gigantescas, tres minutos y medio fue la primera cifra que vi, y de ahí en adelante el tiempo fue en reversa.
Emmily me habló acerca del plan de Tsalia de colocar una bomba, así que ese debe ser el reloj antes del fin.
Al llegar a la orilla del río, algo en el suelo llama mi atención. Se trata de una línea dorada que viaja entre los árboles.
—Esto es un hechizo de localización—digo para mis adentros.
No sé si sea ingenuo de mi parte suponer que este hechizo es de alguno de los chicos, pero con el poco tiempo que me queda al menos puedo aferrarme a la idea de que me llevará hacia la bomba.
Esta especie de listón mágico dorado, va rumbo al puente que lleva hacia la carretera, ¿Los demás ya lo habrán alcanzado? ¿Tsalia está esperándolos?
Esa maldita bruja, no puedo permitir que juegue con ellos.
¡Pero hace un momento Adelí estaba en la prisión! ¿Qué mierda está pasando?
¡James, ¿En dónde estás ahora mismo?!
¡Mierda!, no tengo manera de descubrir nada, lo único que puedo hacer ahora es lo que se me presenta. Ahora mismo solo debo seguir este hechizo, sin saber si es una trampa o si me llevará a la bomba. ¿Cómo pienso destruirla? Emmily dijo que no habría manera de desactivarla.
Tal vez yo puedo evitar la destrucción de la ciudad, puedo contener el efecto de la bomba y dirigirlo hacia otro lugar.
—¿El cielo, quizas?—miro hacia arriba a las nubes revueltas.
Sigo corriendo a través del bosque cuando me percato de la falta de movimiento y ruido a mi alrededor. Rihanna Pearson debe haber utilizado su don para detener el tiempo, tal vez han logrado escapar de la prisión, o tal vez no. Lo que sea, si puedo ayudar en destruir esa bomba, haré todo lo que esté en mis manos.
Y lo hice. Al subir al puente y ver como la bomba iba levantando todo a su paso, a punto de estallar, utilicé mi don para contener la bomba y sin poder reprimir mis impulsos, lancé toda la explosión hacia la maldita perra de Tsalia Morengei.
Disfruté ver la función, la última mirada de Tsalia antes de que se desvaneciera con los efectos de la bomba.
Pero ninguna experiencia o desgracia suya pudo apagar el sentimiento que me ocasionaron los siguientes sucesos. Los sueños que tuve en esa solitaria cueva, las imágenes de los rostros de mis amigos, al fin frente a mí.
Yo pude ver a todos de ellos de nuevo. Pude ver a mi mejor amiga una vez más, quien soltó lágrimas de felicidad por mí, a Scord que había dado todo por nosotros y a las personas que habíamos encontrado en nuestro camino.
Lo había estado imaginando con tanta fuerza antes, aunque en los últimos días me obligué a no tener esperanza, debido a que no quería sufrir más, porque tenía tanto miedo de que mis ilusiones fueran desgarradas.
Aun así, en secreto mantuve ese sueño como parte de mi impulso para seguir adelante, lo mantuve en mi corazón. Y despues de tanto tiempo, todo se había vuelto realidad.
Y yo estoy tan feliz, que por primera vez en mil años, de verdad deseé ser capaz de llorar.
Sí, soy feliz como nunca justo ahora, pero aun así... ¿Por qué estoy tan nerviosa?
—Vayamos con James.
Sarah siempre tuvo unos ojos grandes y redondos, capaces de hipnotizar a cualquiera sin necesidad de tener esa habilidad. Y justo ahora necesitaba eso, algo que me hipnotizara y me mantuviera con los pies en la tierra.
Ver a James.
Trago saliva con dificultad, mis manos empiezan a temblar y no tengo idea de cómo es que sigo en pie si ya no siento mis piernas.
¿De verdad voy a verlo de nuevo?
Después de ese día... En que lo último que vi fue ese rostro tan triste... Esa tristeza que yo ocasioné.
Pero aun así yo... En verdad quiero ver a James. Necesito verlo porque yo...
Lo extraño tanto.
Habíamos estado caminando lentamente por un buen rato, cruzando el laberinto como si no hubiera prisa. No tuve que leerle la mente a Sarah para saber que yo era la razón de tanta lentitud. Ella siempre ha sido así, pensando en los sentimientos de las otras personas, y tratando de ayudarlas aun cuando estos no lo noten.
Pero yo sí lo noté, y mis sentimientos son tan intensos justo ahora, que internamente ruego porque ella me ayude un poco más.
—¿Elízabeth?—la escuché decir mi nombre, y sólo así me di cuenta de que yo había dejado de caminar—. ¿Quieres que paremos un poco?
—Yo...—¿Por qué me siento tan nerviosa?—. Sarah, yo no sé si pueda verlo ahora yo...Tengo mucho miedo.
—Es así—dice, caminando hacia mí.
—¿Qué debo decirle cuando lo vea?
—Creo que...—mira en otra dirección—. Eso es algo que sólo sabrás en ese momento, seguramente James tampoco sabrá que decir. Seguramente ninguno de los dos dirá nada—suspira—. Pero así es como reacciona alguien cuando le sucede algo increíble y maravilloso, ¿No lo crees?
—Sí, supongo que es así—sonrío débilmente.
Sarah se acerca y toma mi mano, para luego, seguir caminando lentamente.
—Me pregunto qué estará haciendo, aún no debe haber llegado a la zona sin antihumanos—digo—. O si no ya hubiese desintegrado todo el laberinto.
—Sí, James es bastante impulsivo cuando se trata de nosotros—ríe Sarah nerviosamente—. Debiste verlo antes, se hizo pasar por un comandante para rescatarnos, él estaba tan furioso...
Sarah se abrió conmigo en pocos minutos y me contó todo lo que pasó en la última hora y cómo fue que llegaron al puente y me encontraron.
—¿Entonces esa chica Kenna, tiene los poderes de Sarina y es una bruja suprema?—dije, incrédula—. ¡¿Y qué fue ella quien convirtió a Tobías Gregory en un Vooker, y uno de un nivel que ni siquiera existía?!
—Sí—hace un mohín—. Aquí entre nosotras, Tobías todavía le tiene un poco de miedo por eso, aunque está a su lado siempre que puede. Su relación sigue siendo algo en proceso.
—No juzgo por las apariencias, ¡Pero ella se ve tan pequeña e inocente!—digo con los ojos muy abiertos—. Su rostro es tan pequeño, su cabello parece de muñeca es como si ella fuera toda de porcelana—puedo oír las risas nerviosas de Sarah mientras hablo—. Antes sentí que si la tocaba iba a romperla.
—Es una buena chica, y aprecia mucho a Adelí.
—Bueno, es muy diferente a las otras brujas, aunque hay muchas brujas buenas actualmente—le digo—. Y también está esa otra chica...
—¿Hmm?
—Pryscilla dijo que era posiblemente James estuviera con ella cuando se separaron en el laberinto.
—Oh...hablas de Dalia.
La manera en que Sarah lo dijo fue bastante extraña.
—¿Así que ese es su nombre?—ladeo la cabeza—. Dalia, como la flor.
—Sí, ella es alguien especial para nosotros también, aunque no tuvimos un buen inicio... Pero eso es algo que te contaré más tarde—la voz de Sarah se va apagando poco a poco—. Pero Dalia, ella... tiene tu poder.
Me detengo de golpe, aunque Sarah lo hace varios pasos después, soltando nuestras manos.
—Dices que ella es quien obtuvo mi don despues de que yo morí—parpadeo, sorprendida—. Vaya esa es una gran coincidencia.
—En realidad no lo fue, aunque eso también te lo contaré luego, yo...—dice—. La cosa es esa, ustedes tienen el mismo don.
—Sarah, lo dices como si eso no fuera lo único que tenemos en común esa chica y yo—ladeo la cabeza.
—Eso también es algo que te contare más tarde.
—Ya veo—sonrío, pero a mis espaldas, jugueteo con mis dedos—. Parece que tienes muchas cosas que contarme.
—Hasta entonces, ¿Puedo pedirte un favor?—dice con dificultad—. No leas su mente, ni tampoco la mía.
—Ya veo—sonrío—. Si tú me lo pides, entonces no tengo opción.
Paso a su lado y continuamos nuestro camino por varios minutos, hasta que llegamos a una parte del bosque extrañamente más oscura. Las copas de los árboles que forman el laberinto son tan frondosas y voluminosas que han formado un techo por todo el laberinto.
—Veré si puedo subir al menos un poco, aunque sé que no es posible cruzarlas, tal vez puedo ver lo que hay al fondo de este pasillo—digo, subiéndome a una de las ramas.
Aunque no logro ver nada diferente, sigo pasando y saltando entre las ramas, hasta que veo una silueta acercándose.
Miro a Sarah de reojo, y como esta pega un respingo antes de acelerar el paso, corriendo hacia a la silueta que parece estar deambulando.
—¡Dalia!—exclama Sarah.
En ese instante, la silueta sale de entre las sombras y se muestra como una chica de aparentemente la misma edad que Sarah. Cabello lacio castaño y bonito fleco, ojos de un verde pálido y una sonrisa que reluce cuando sus ojos enfocan a Sarah.
—¡Sarah, gracias a Dios!—la chica abraza a Sarah con cariño, cerrando los ojos y soltando un suspiro lleno de alivio—. Estaba muy preocupada por ti.
Sus palabras, su voz. Jamás había escuchado a alguien hablar de manera tan sincera.
¿Qué es lo que Sarah tiene que contarme sobre ella?
En ese momento, sus ojos se abren y rápidamente viajan hacia mí.
—Sarah, alguien te siguió.
—Oh, tranquila ella viene conmigo—le aclara rápidamente.
Doy un paso al frente y aterrizo junto de ellas.
—Tú debes ser Dalia, perdón si te asuste, estábamos buscándote—le digo.
—Lo siento, es que han pasado tantas cosas que... no puedo evitar asustarme con todo—dice—. Por favor no lo tomes a mal.
—Todo está bien—sonrío.
Los ojos de Dalia distraídamente se fijan en mi muñeca.
—Eres...una condenada.
—Oh, sí—suspiro—. Yo ahora estoy conociendo a las nuevas personas que llegaron a las vidas de estos chicos—le doy palmadas a Sarah en su cabeza—. Mi nombre es Elízabeth, es genial conocerte.
Un brillo atraviesa las pupilas de la chica, como una estrella fugaz, estos de pronto se vuelven más brillantes.
—¿Elíza...beth?—murmuran sus labios—. Entonces eres tú.
A mi lado, Sarah agacha la cabeza.
Yo... ¿Esto es lo que creo que es?
—Entiendo, así que tú eres Elízabeth—Dalia desvía la mirada por un segundo—. ¡Ya veo!
—Sí.
De la nada, Dalia vuelve a mirarme a los ojos, y me muestra una sonrisa de oreja a oreja.
—Tú, eres tan hermosa como imaginé.
Justo como pensé, las palabras que salen de su boca están marcadas con una sinceridad abrumadora.
—Estoy tan feliz de que estés aquí—traga saliva—. Todos te extrañaron muchísimo, primero Zack y ahora tú... Muchas gracias por volver con nosotros.
—Yo debería agradecer que no me hayan olvidado.
—Ellos jamás olvidan—dice—. Tú estarás muy bien, estoy segura de que no dejarán que vuelvas a irte y yo... Yo también te protegeré, Elízabeth.
¿Por qué siento un nudo en la garganta?
—Gracias—digo, repentinamente apenada.
Entonces, Dalia levanta su brazo y apunta algo detrás de mí.
—Si caminas hacia allá, lo encontrarás—dice, aun sonriendo—. Él está allí.
Su mano está señalando en esa dirección, pero aun así sus dedos están... Temblando.
—Ve, Elízabeth, esperaré aquí con Dalia—me dice Sarah, parándose cerca de la chica.
—De acuerdo.
Fue en ese instante que me di cuenta de que yo no era la única persona a la que Sarah tenía intenciones de ayudar. Ella no vino sólo a acompañarme a mí, sino que también... vino a estar junto a Dalia.
—No te preocupes por nada, tienes algo muy importante que hacer ahora—me sonríe Sarah—. No pienses en nada más.
Ella, tiene razón. Justo ahora debería olvidarme de todos los problemas, así como ellos hicieron su esfuerzo en ignorar la terrible situación por la que estaban pasando para poder recibirme con los brazos abiertos, yo debería esforzarme también.
James está tan cerca de mí, y yo de verdad quiero alcanzarlo.
Me doy la vuelta y sigo hacia donde la chica me indicó, dando pasos lentos llenos de inseguridad y nerviosismo, pero con la vista siempre al frente.
Pude sentir poco a poco la presencia de James, erizándome los cabellos.
Estoy acercándome a él, estoy tan cerca.
¿James, cómo reaccionarás al verme?
«Tú eres, taaan molesta». Esas eran palabras que me decía cada vez que podía, cuando yo solía ser una humana.
Y eso siempre me hacía reír. Y a mí me gustaba, amaba que James se esforzara en hacerme feliz, y lo que más amaba era ver su sonrisa cuando lo lograba.
Si mi felicidad lo hace feliz a él, entonces me encargaré de ser la persona más feliz que pueda existir.
«Elízabeth, te amo».
La primera vez que James me dijo eso, yo aún era una humana de 19 años, y él un temible vampiro perseguido por su madre.
«Te amo tanto, tanto Elizabeth. Soy inmortal pero, no creo que exista una manera en la que pueda vivir sin ti ahora, incluso con años eternos, solo pienso en pasarlos a tu lado».
Él siempre decía las cosas sin temer a nada, desde lo más profundo de su ser. Siempre me resultó tierno ese lado sincero y seguro, pero a la vez, que mostraba que también podía ser débil.
«Elízabeth, ¿Yo lo estoy haciendo bien?».
Siempre se ha esforzado tanto en su vida, en no ceder ante los deseos de su madre, en mantenerse con la mirada en alto aunque el resto del mundo trate de aplastarlo. Y él siempre parecía necesitar que yo se lo dijera, como si necesitara escuchar las palabras en voz alta.
Él puede ser James Black pero, sigue siendo un chico y teniendo una hermosa humanidad. Así que yo siempre me encargué de recordarle lo increíble que era, y lo mucho que se esforzaba en hacer las cosas.
Y James justo hoy hizo algo increíble de nuevo, y yo... De verdad quiero decírselo.
—James—murmuro, acelerando el paso, hasta que empiezo a correr por los pasillos—. James.
Quiero verlo, quiero decírselo.
«Elízabeth, te amo»
Yo también, quiero decirte cuanto lo amo, quiero abrazarte y decirte cuanto te extrañé.
«Elízabeth, por favor no me dejes, quédate conmigo, te lo pido»
¡Perdón, James, perdóname! Aun cuando te hice esa promesa yo... solo sonreí y te dejé en este mundo que tanto daño te ha hecho.
Pero aun así yo...
¡Quiero verte!
—James.
Me detengo en seco al doblar al siguiente pasillo del laberinto, en donde la presencia se siente con más fuerza. Mis pies se quedaron como adheridos al suelo, y todo lo que mis ojos encontraron fue la silueta de la persona de espaldas al final del oscuro pasillo.
—James—volví a decir, y éste dio un respingo, como estremeciéndose.
Di un paso al frente y de nuevo, James se sobresaltó, y pude notar, como todo su cuerpo temblaba.
Desde la distancia escuché su agitada respiración y sus sollozos casi inaudibles. Él definitivamente sabe que estoy aquí.
¿Cuánto tiempo lleva ahí de pie completamente inmóvil?, ¿Acaso desde que sintió mi presencia?
—James Black—repetí, con más fuerza.
Pasaron largos segundos en los que vi como sus manos temblaban frenéticamente, y poco a poco, su cabeza fue girando en mi dirección, hasta que pude ver uno de sus ojos brillando de un amarillo intenso.
Me olvidé de como respirar, contuve el aliento al ver por fin su rostro después de tanto tiempo. Y de pronto me sentí débil.
—¿Elí...za...beth?
Un nudo se formó en mi garganta cuando al fin escuché su voz. Tan temblorosa y llena de miedo.
Sólo yo he visto a James de esta manera, aunque jamás creí verlo así por mi causa.
Un chico asustado, congelado como una estatua y con los ojos abiertos de par en par, incrédulos de lo que están viendo. Justo ahora parece que hasta la brisa más delicada de viento podría derribarlo, me pregunto cuanto le tomaría querer levantarse de nuevo.
—Elízabeth—sus ojos se llenaron de lágrimas, al igual que su voz—. Elízabeth.
James siguió sin moverse, ni siquiera un centímetro, así que fui yo la que se acercó.
—Sí, estoy aquí—digo, luchando contra el nudo en mi pecho—. Volví.
Quiero tomarlo entre mis brazos y besarlo, pero se ve tan frágil ahora mismo.
—Estoy de vuelta.
Lentamente, tomé sus dedos temblorosos entre los míos, y James dirigió sus ojos brillantes hacia el punto en que nos tocábamos. Con vacilación e inseguridad, las manos de James fueron acariciando mis brazos, como si quisiera asegurarse de que soy real. Me toma de los hombros cuidadosamente, tocándome y sintiéndome, mirándome con las lágrimas bajando por sus mejillas.
—¿Cómo es posible?—solloza—. Yo... yo te perdí.
—Lo siento James, perdóname por haberte dejado.
—Creí...—las lagrimas no paran, y su voz se escucha rasposa—. Creí que yo seguía pagando por mis pecados, porque yo siempre pensé que me era imposible tener algo que me hiciera feliz por tanto tiempo y yo pensé... Pensé que era mi culpa y que debía aprender a vivir sin ti...—solloza—. Aunque eso doliera demasiado, era insoportable, dolía todo el tiempo... ¿Pero entonces por qué?—me mira de nuevo—. No sé si fue Dios o el destino, ¿Pero qué cosa buena pude haber hecho yo como para merecer verte otra vez?
No pude soportarlo más y me apoyé en su pecho, envolviéndolo y sintiendo como sus brazos me rodeaban con fuerza. James seguía llorando, acariciándome y tocando mi cabello como si temiera que en cualquier momento fuera a desvanecerme.
Terminamos cayendo de rodillas, todavía abrazados y yo dejé que James me envolviera en sus brazos. Pude verlo todo en su mente, las cosas que habían pasado este tiempo me abrumaron casi sin que pudiera controlarlo. No era mi intención leer sus pensamientos, fue casi como si él quisiera transmitírmelos con todas sus fuerzas.
Él necesitaba desesperadamente desahogarse conmigo. Así que yo lo vi todo desde su perspectiva, hasta lo que sucedió cuando secuestraron a los chicos, como fue ver a su madre de vuelta empeñada en arrebatárselos.
—Elízabeth yo...—solloza—. ¡Tenía tanto miedo!—grita, abrazándome con más fuerza—. ¡Estaba tan asustado!
—Está todo bien, tú lo hiciste muy bien—le digo—. Te has esforzado tanto.
Mi mente no estaba en ningún otro lugar que no fuera James y este momento.
—Te amo tanto, James.
Y lo seguiré haciendo, hasta el final de todo lo existente.
Continuará...
__ __ __ __ __ __
Hola Criaturas!
Ha pasado un largo tiempo:( gracias a todos por su paciencia y apoyo siguiendo la novela. Puede que tarde en actualizar pero aun tengo demasiado que contar de esta historia así que no se preocupen, espero sigan disfrutando los capítulos que escribo con mucho amor.
Este capítulo es uno de los que más se me ha dificultado escribir, y aunque hace ya muuucho tiempo tenía en mi cabeza cómo sería el reencuentro entre esta pareja, plasmarlo fue realmente dificil, tenia que encontrar la manera de reflejar los sentimientos de James, Elízabeth había estado a su lado por más de mil años y se la habían arrebatado de la nada, después de un año estaba frente a él en medio del caos. Quería plasmar un encuentro emotivo en el que se viera que James no sentía solo felicidad al verla, sino que mas que nada se habían desatado todos los sentimientos que había estado conteniendo. Angustia, sufrimiento, soledad y tristeza, todo eso se le vino encima y no pudo mantenerlo, James no es un personaje que demuestre mucho su sensibilidad, pero la cosa es diferente al estar con Elízabeth.
Ahora por fin el Clan Black está reunido, ¿Qué pasará ahora? En el siguiente capítulo, Eízabeth revelará las intenciones de Emmily, y los chicos descubrirán algo más acerca de su adorado capitán...
Capítulo 65:
"El corazón de James"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top