Capítulo 55: El Selecto que necesitaba al Vooker

¡Hoy es día de doble publicación!
Debes leer "Capítulo 54: Tobías, el fiel pecador" antes de este
¡O te harás spoiler!

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Alexander Pearson

—¡Peleadores, quedan sólo tres minutos para que el combate acabe...¿Será tiempo suficiente para que puedan salvar a por lo menos a una de sus compañeras, o serán Drades y Varson quienes resulten ganadores al final?—oigo los gritos de Voodo por las bocinas.

Los dos sujetos que me acaban de partir la boca se alzan con los gritos del público. Cientos de condenados animándolos desde sus asientos, levantándose y elevando sus brazos en dirección hacia el bando que apoyan. Hay otros más educados, que en vez de ignorarnos a Tobías y a mí, nos maldicen y nos gritan hasta de qué nos vamos a morir (Que aseguran que será en esta arena, dandonos descripciones bastante detalladas por las que Tobías hizo una mueca).

Jamás había recibido tantos insultos.

—Muy bien...—digo mientras me pongo de pie, sacudiéndome la arena de mis pantalones y de mi camisa—. Esto...déjame limpiarlo.. —digo mirando de reojo, la sangre en mi mejilla.

Es una suerte que no haya respirado desde que entré a la arena, o de lo contrario...

Corto un trozo de mi camisa y limpio la sangre lo más rápido que puedo, sin dejar de mirar un punto fijo en el suelo para no desconcentrarme.

—Ya oíste a la loca, Tobías—le digo, haciendo bola el trozo de tela con su sangre y acercándome a él para meterlo en el bolsillo de su sudadera—. Nos quedan menos de tres minutos para vencer a esos dos.

—¿Y tú ya te encuentras bien?

—Ahora que estamos siendo sinceros, la verdad es...—dejo de hablar de golpe, pensándolo mejor.

Muero de sed.

La verdad es... Que a pesar de que ya me sienta mejor, la comezón en mi garganta no se detiene y es cada vez más molesta. Siento la boca seca y la sangre que acabo de limpiarme de la cara todavía da vueltas en mi cabeza, los latidos del corazón de Tobías son rápidos y taladran mis oídos, además de que sus heridas siguen abiertas y la sangre me resulta más brillante y roja que de costumbre.

—Todo está bien ahora, gracias por preocuparte tanto por mí—digo sin mirarlo a los ojos.

—Idiota—murmura.

—¡Miren allá!—nos señala Drades—. ¡Ellos de verdad quieren intentarlo!—se echa a reír a carcajadas.

—¡Las cucarachas del Clan Black sí que son persistentes!—grita el otro—. ¡Voy a tomar sus cabezas y decoraré mi celda con...!

Antes de que pueda terminar de hablar, yo ya estoy detrás de él, con mi mano dirigiéndose a su nuca.

—Vete al diablo si piensas dejar mi cadáver en el mismo sitio que el de Tobías—le digo, atacándolo directamente y dejándolo en el suelo.

—¡Tú, desgraciado! —me grita Varson, dispuesto a venir hacia mí, pero enseguida Tobías lo ataca por la espalda dándole un puñetazo con todas sus fuerzas.

Drades se gira rápidamente para devolverme el golpe, pero yo lo esquivo y retrocedo conforme evito todos sus ataques. Viendo sus ojos voraces y hambrientos de victoria. Miro a Tobías de reojo para saber cómo está, y lo veo alzando una mano y volviéndola una garra de tigre para atacar a Varson, sin embargo, antes de que llegue a tocarlo, el suelo por debajo de nosotros tiembla ligeramente, y enseguida un pilar de tierra emerge por debajo de Tobías, haciéndolo subir.

—¡Tobías!—grito, tomando el brazo de Drades para arrojarlo y darme una oportunidad de ir a ayudar a Tobías.

Varson prevee mis intenciones, y más pilares comienzan a aparecer, pero yo los esquivo y logro saltar a tiempo, subiendo a uno finalmente para tomar impulso y darle un puñetazo a Drades para quitarlo de mi camino. Pero mientras salto, en un parpadeo todo pierde su forma a mi alrededor, y es como si el escenario se dividiera en imágenes que se mueven y se juntan unas con otras, y entonces pierdo a Drades confundiéndolo con decenas de imágenes de él que veo frente a mí.

Caigo al suelo y llevo mis manos a mis ojos, confundido por la alteración a mi vista.

¿Qué está pasando?

Es como estuviera viéndolo todo a través de un caleidoscopio, veo todo repetidas veces y la cabeza me da vueltas. No hay duda, este debe tratarse del poder de Drades. Mientras que Varson puede manipular el terreno, Drades puede alterar la vista de su enemigo haciendo que lo vea todo como a través de un caleidoscopio.

—Qué poder tan molesto tienes—gruño para mis adentros, pero Drades ríe ante mi declaración.

—Supongo que a alguien como tú le molesta todo lo que le afecte—le oigo decir, mientras veo montones de Drades acercándose, y a pesar de que levanto mi mano para detenerlo, sé que no lo he hecho en la dirección correcta, ya que él fácilmente atrapa el cuello de mi camiseta en su mano derecha y me alza—. Los del clan Black son unos creídos.

—¡Clan Black esto, Clan Black el otro, Emmily en serio nos detesta tanto que parte de su religión es hacer que todos sus seguidores nos aborrezcan también!—le digo, mirando hacia todas partes. Pero esta ilusión no parece tener punto ciego, todo a mi alrededor se ve igual.

—¡Alex!—oigo gritar a la voz de Tobías. Se escucha por encima de mí, pero no logro ver ni su sombra cuando grita de nuevo—. ¡Alex!

Veo la cara de Drades y múltiples puños viniendo hacia mí, pero recibo sólo uno en mi mejilla derecha, sin embargo, mi desorientación actual entorpece mis músculos y caigo al suelo derribado por otro cuerpo. Pero al instante en que mi espalda toca el suelo, y unas manos me toman de los hombros con brusquedad, sé que no es Drades a quien tengo encima de mí.

El olor y la presencia de Tobías me marean y vienen de todas direcciones, a pesar de que sé que está a horcajadas sobre mí, y que acababa de golpearme, el hecho de verlo multiplicado hace que parpadee y quiera enterrar mi cabeza en el suelo.

—¡Alex, idiota!—grita, y yo cierro los ojos con fuerza.

—¡¿Tobías qué...demonios te pasa?!—gruño después de sentir su golpe.

¿Y ahora qué mosco le picó a este inevitable imbécil? ¿Qué no ve que tengo suficientes problemas? ¿O es que acaso uno de nuestros oponentes es un selecto y le ordenó que me atacara? No, esa última no es probable.

—¡Vamos!—me grita de nuevo, y siento que me toma del cuello de mi camiseta para acercarme a él —. ¡Entra ya!

Su voz hace eco en mi cabeza, suena una y otra vez, chocando entre las paredes de mi mente hasta que las asimila por completo.

Oh, ya entiendo...Así que de eso estaba hablando.

Sin hacer otro movimiento, me adentro en la mente de Tobías Gregory una vez más, pero esta vez evito prestarle atención a sus pensamientos, y aunque inevitablemente sus emociones y las mías se mezclan entre sí, me toma apenas un segundo lograr lo que quiero.

Ver a través de sus ojos.

Entonces logro tener una perspectiva de mí mismo en tercera persona, y me veo debajo de Tobías con los ojos cerrados y el rostro lleno de arena al igual que mi cabello.

Ahora estoy la mente de Tobías, puedo controlar todos sus movimientos.

Un segundo después, escucho pasos por detrás, y apenas soy capaz de hacer que Tobías esquive la patada de Drades, a la vez que hago que lo patee y lo haga caer al suelo. Después de eso, el suelo se levanta por debajo, pero rápidamente salto y caigo encima de Drades, usando los puños de Tobías para golpearlo.

Pero aunque tenga el control de los movimientos del cuerpo de Tobías, dejo que él continúe atacándolo, y preveo en su mente la decisión de transformarse en un jaguar que se abalanza sobre Drades y lo derriba en el suelo, enseguida cambia de forma a una inmensa águila que aprisiona sus extremidades con sus enormes garras. Pero Drades logra liberar uno de sus brazos y toma a Tobías del pescuezo. Siento el dolor de Tobías por todo mi cuerpo, aunque nada comparado con el que siente él, el dolor que le iba a impedir evadir el siguiente ataque de Drades.

Pero yo no iba a dejar que eso pasara.

Rápidamente, tomo de nuevo el control de su cuerpo, y lo obligo a alzar su garra justo cuando Drades dirige su puño hacia él, pero no le da tiempo ni de tocarlo, porque yo atravieso su corazón con la garra y lo mantengo en el suelo con toda mi fuerza hasta que deja de moverse, para después sacar su corazón ya convertido en cenizas.

—¡A treinta segundos de terminar el combate, Tobías Gregory se ha logrado deshacer de uno de los oponentes, parece que sólo Sarah Cooper se salvará, mientras que Rihanna Pearson será sacrificada!

¡No!

Voodo no sabía que en realidad, había sido yo quien asesinó a Drades al final, sólo que utilizando el cuerpo de Tobías, pero de todas formas, no tuve tiempo suficiente para procesarlo cuando sentí a Varson detrás, de pie encima de mi cuerpo y con una daga en su mano, dirigida hacia mí.

¡Mierda! Escucho decir a Tobías en su mente y rápidamente dejo su cuerpo para recuperar por completo mi conciencia y volver al mío. Ahora que Drades ha muerto, su poder se ha ido con él y yo logro recuperar mi visión normal justo para ver el brillo plateado de la daga dirigiendose hacia mí.

Pero a cuatro metros a mi derecha, Tobías había tomado la lanza de Drades para arrojarla en dirección a Varson, lo que este también logró ver de reojo, y que esquivó saltando un paso hacia atrás.

Pero las intenciones de Tobías nunca fueron darle a Varson.

Sonrío de lado mientras reúno fuerzas y estiro mi brazo para atrapar la lanza en el aire, después la impulso hacia atrás para lanzársela a Varson, que también logra prever este movimiento y la esquiva haciéndose a un lado, y luego abalanzándose sobre mí. Pero de nuevo, mi plan no era darle.

A cinco segundos de terminar el combate, a espaldas de Varson, aparece Tobías y atrapa la lanza para clavársela desde la espalda, dándole a su corazón, hasta que lo veo explotar en cenizas ante mí.

Y entonces, el coliseo se sume en un silencio sepulcral.

Nadie grita, Voodo no anuncia nuestra victoria y yo no me espero lo contrario. Desde que dijo cómo sería este "Evento especial" supe que no esperaba que venciéramos a ambos oponentes. El hecho de que nos colocara a Tobías y a mi como equipo, sabiendo que somos los que peor se llevan del grupo, y que nos pusiera límite de tiempo, indicaba que de aquí tenía que salir vivo al menos uno de los oponentes.

Nuevamente, esta había sido más que una simple batalla a muerte, pues con mi tiempo aquí aprendí que lo que entretiene a Voodo no es ver a criaturas golpeándose entre, sino causar daño emocional en ellos. Lo que ella quiere de un combate es que los participantes terminen hechos una mierda, pero internamente. Y me lo demuestra de nuevo en esta ocasión, ya que ella planeaba que yo decidiera a quien salvar, si a mi novia o a mi hermana, pero no contaba con un factor importante.

Lo extraño e impredecible que es Tobías Gregory.

Aun así, no pude estar completamente enfadado con la loca de Voodo, pues gracias a ella me había dado cuenta de algo muy importante.

Tobías dijo antes que nadie lo necesitaba, pero después de lo que pasó hoy, desde ahora y tal vez por siempre, viva estando consciente de que si hay alguien que lo necesita. Y ese...soy yo.

—¿Te encuentras bien? —le pregunto al susodicho, ya que ha estado respirando agitadamente y con las manos apoyadas sobre sus rodillas.

—A diferencia de ti yo sí me canso—jadea—. Además, tampoco he comido nada desde que nos encerraron.

—Esas no son buenas noticias.

Ambos miramos a Voodo, que está por encima del podio, mirándonos con furia.

—Ah...es la loca—dice Tobías con la voz entrecortada.

—Ganamos, Voodo—doy un paso al frente—. ¿Lo que dijiste al principio era en serio o sólo mentiras tuyas para hacernos pelear?

Ella sonríe.

—Yo lo llamaría "Motivación", en vez de mentiras—dice.

—¡Vaya! —exclama Tobías, dejándose caer en el suelo—. De nuevo, nos manejó como sus estúpidos títeres.

—No es así—digo—. Porque a pesar de que fuera mentira, el hecho es que nosotros ganamos y ella perdió por creer que no lo lograríamos—ladeo la cabeza—. Y eso la hizo enojar—finjo un puchero.

—¿Enojar? —Tobías arquea una ceja—. Aguarda, ¿Quieres decir...que ella tiene sentimientos?

—Pensaste que sufriría eligiendo entre mi hermana y mi novia—cierro los ojos mientras me encojo de hombros—. Pero olvidaste que soy increíble y que nunca pierdo.

—Aun así, eso no quita el hecho de que pelearan en vano, creo que para darle a mis condenados el espectáculo que se merecen, los dejaré ahí abajo hasta que te comas a tu amigo.

—¿Otra vez con eso?—arqueo una ceja—. Antes me vuelvo un condenado que probar una gota de sangre de este asqueroso roba hermanas.

—Y yo preferiría darle mi sangre al imbécil más imbécil del mundo que a un dramático metiche.

—Ya veremos cuanto aguantas, Alex.

—¿Y por qué en vez de eso no traes a otro de tus competidores de élite?—empiezo a caminar—. ¿O es que te preocupa que el público vea como los hacemos trizas y los dejamos sin más espectáculos para mañana? —extiendo los brazos—. Si es el caso, ¿Entonces por qué no vienes tú y nos derrotas de una vez?

—Alex... ¿Ahora qué haces?—dice Tobías entre dientes—. Espero que no se te hayan subido los humos por la victoria reciente.

—Para nada...es sólo que me pregunto si la razón por la que Voodo hace combates es porque ella no puede participar en uno—coloco las manos dentro de mis bolsillos—. Digo, tal vez esté celosa de Sarah y Rihanna por ganar sus combates y ser tan geniales, y por eso quiera deshacerse de ellas.

Voodo aprieta su bastón de aguja en su mano con fuerza, mirándome enfurecida.

—¿Así que por qué no vienes aquí y nos demuestras qué es lo que te hace la anfitriona del Coliseo?—cierro los ojos, sonriendo—. ¿O es que acaso nos tienes miedo? ¿Le temes al Vooker que antes subestimaste, o a un vampiro del Clan Black?

Voodo da un salto y aterriza en la arena, provocando una oleada de viento a su alrededor, haciendo que Tobías deba colocar una mano frente a él para evitar que le entre arena en los ojos.

Es la primera vez que la veo poner un pie en el campo de batalla, y se ve tan diferente. Cuando está ahí arriba parece feliz y orgullosa de su arena del dolor, pero que esté aquí abajo la hace ver...Más peligrosa.

—Felicidades, la hiciste cabrear—murmura Tobías.

—A menudo hago enfadar a las mujeres.

—Ustedes dos—nos señala con su bastón—. Están muertos.

A nuestras espaldas, oigo un estruendo y veo como dos enormes agujas rompen el suelo mientras emergen y se elevan a lo alto, llevando cada una consigo un grueso hilo atado. Luego, estas se redireccionan y apuntan hacia nosotros, para luego lanzarse en nuestra dirección.

Tobías y yo damos un salto en direcciones contrarias para esquivar las agujas, pero después de que estas se clavan en el suelo, así mismo se desentierran y vuelven a volar directo hacia nosotros. Yo evito tocarlas y salto encima de ellas, pero sigo corriendo mientras una me vuelve a perseguir.

Así tanto Tobías como yo corremos como locos alrededor de una tranquila y por ahora intocable Voodo, mientras ésta se limita a recargarse en su bastón y acomodar su sombrerito de copa. Salto, me deslizo y corro para evitar la aguja, sabiendo que si llega siquiera a rasgarme, no podré hacer nada para quitármela.

Frente a mí, Tobías viene corriendo, y yo me deslizo en el suelo para esquivar su aguja mientras él salta encima mío para esquivar la que viene por mí. Pero sigo corriendo para lograr acercarme a Voodo, y dirijo una estampida de viento que la hace retroceder un poco. Ésta trata con todas sus fuerzas de mantenerse en su lugar, y poco a poco comienza a formarse un poderoso tornado por encima de ella, hasta que no logro verla más y las agujas que nos persiguen a Tobías y a mí se detienen.

Pero apenas dos segundos después, cientos de agujas salen disparadas hacia nosotros. Y aunque trato de esquivarlas, es imposible con tantas lanzándose sin parar, por lo que termino con cuatro agujas clavadas en mi cuerpo, mientras que Tobías recibe seis. El tornado se deshace y Voodo suelta un grito aterrador a la vez que tira de los hilos y nuestros cuerpos se lanzan hacia ella, yo en la delantera viéndola girar para darme una patada en el pecho que me hace volver a donde estaba, viendo de reojo como le da un puñetazo a Tobías que también vuelve a arrojarlo.

Mientras me levanto con dificultad, veo que Voodo se agacha para tocar el suelo, y enseguida veo como una aguja enorme emerge del suelo debajo de Tobías y se entierra en su cuerpo desde su espalda.

—¡Tobías! —grito con fuerza.

Corro hacia Voodo para tratar de derribarla, pero esta me esquiva tirando de los hilos de nuevo para acercarme a ella y darme un rodillazo en el estómago. No dejo que el dolor me detenga y sigo tratando de darle, pero ella se desliza hábilmente por la arena, como si se tratara de un baile en el cual el propósito es sólo humillarme. A pesar de todos mis esfuerzos, su agilidad y mi falta de energía me impiden alcanzar su ritmo, así que en un último intento de golpearla, ella tira de los hilos en su otra mano rápidamente, y los hilos traen a Tobías hasta colocarlo frente a mí. Pero no soy capaz de detenerme y termino golpeándolo a él, viendo las gotas de sangre salpicando de su boca, pero mis ojos viajan hacia la aguja que Voodo apunta hacia la espalda de Tobías, y yo lo empujo para que la aguja se entierre en mí en vez de en él.

Voodo tira del hilo en la nueva aguja y me arroja hacia Tobías, haciendo que lo derribe con mi cuerpo y ambos quedemos en el suelo, adoloridos y sin fuerzas.

¡Mierda, mierda, mierda!

—¿Qué era lo que decías, Alex?—oigo a Voodo—. ¿Qué yo siento miedo hacia uno de ustedes?... ¡Es una estupidez!—siento como tira de la aguja en mi estómago y yo doy una arqueada cuando se desentierra.

Toso con fuerza, mis manos temblorosas apoyadas en el suelo apenas manteniéndome erguido, pero mi cuerpo se estremece al sentir un líquido caliente en mis palmas.

Sangre...

Levanto la mirada y veo a Tobías en el suelo, sus heridas brotando sangre mientras se curan con lentitud.

—Les faltan doscientos años para poder vencerme, idiotas—gruñe Voodo.

—Tienes razón—río por lo bajo, haciendo puños mis manos—. Eres demasiado fuerte, y a mí ya no me quedan energías.

Tengo tanta sed...Si pudiera probar al menos unas gotas de sangre, tendría la fuerza para resistir un poco más, tal vez lo suficiente como para que Voodo se harte de nosotros y acabe con su jueguito de tortura a los Black.

Pero...

Veo las manos temblorosas de Tobías, moviéndose poco a poco mientras este alza un poco la cabeza, dispuesto a tratar de levantarse a pesar de lo destrozado que está.

Él ya no puede seguir peleando. Le ha exigido mucho a su cuerpo, no se ha alimentado en días y ha estado peleando desde que llegamos aquí. Además, estoy seguro de que con la cantidad de sangre que Voodo le ha hecho perder, cualquier ser humano ya estaría muerto.

—Creo que ahora puedes darte cuenta, Alexander...—dice Voodo—. Ustedes pierden...¡Y yo gano!

Cierro los ojos con fuerza, luchando contra mis impulsos y aguantando la respiración, hasta que escucho la voz de Tobías en mi cabeza.

«Oye, Alex...».

Abro los ojos de golpe, y por poco y respiro el aroma de su sangre cuando leo los pensamientos que rondan en su mente.

«Estás loco, no funcionará» digo ante su estúpido y desesperado plan.

«Es la única alternativa».

«Pero, ¿Entiendes lo que acabas de pedirme?...».

«Ya te lo dije, es la última opción que nos queda».

Lo medito por unos instantes, pensando en más formas de contradecirlo, pero al final no logro encontrar una razón para negar sus palabras. Tiene razón, es la única opción que nos queda.

«De acuerdo» digo a su mente.

Las heridas exteriores de Tobías cierran por completo, pero él no deja de sentir dolor. Además, sus organos y huesos todavía deben estar en proceso de regeneración. Pero no lo ignora y se levanta del suelo lentamente, sujetandose el estómago. Sin embargo, antes de que logre dar un paso, veo como los hilos tiran de él, y cuando está a tres metros a mi derecha, Voodo reaparece pateándolo para estrellarlo contra el suelo, y colocarse a horcajadas encima de él.

—¡No...Tobías!—gruño, fallando al intentar levantarme.

—Es una lástima que estemos en bandos contrarios...—dice Voodo, acariciando el cabello de Tobías y tocando su mejilla con delicadeza—. ¿Quieres que te diga un secreto?

—No—le responde.

—Alex es bastante lindo, al igual que ese corredor, pero...—se ríe—. Tú eres el que más me gusta—pasa su mano por su cabello azul, acariciandole la cabeza—. Me pareces tan tierno y atractivo...En serio me gustaría conservarte.

—Estás loca—murmura Tobías, removiéndose debajo de Voodo, pero esta se aferra a él y se lo impide, inclinándose más hasta que sus narices casi se tocan.

—Podemos tener un romance prohibido, ¿Sabes?—ronronea—. Nos divertiríamos taaanto—canta.

—Creo que tu definición de "Divertirse" es bastante diferente a la de una persona cuerda—vuelve a forcejear, pero después de varios intentos, decide rendirse y suelta un bufido, recargando su cabeza en la arena y cerrando los ojos—. ¿Ya puedes quitarte de encima?, en serio vas a causarme problemas si sigues arriba de mí.

—Awww, ¿Acaso eres tímido? —coloca sus dedos en la barbilla del Vooker acercandose más—. Eres tan dulce...

—No lo digo por eso—suspira, resignado—. Ella...se va a enfadar conmigo, ahora tu olor está impregnado en mí...me va a preguntar por qué...—comienza a murmurar.

—¿Ella...de quién hablas?

—Mi dueña.

—¿Tu...dueña?—levanta una ceja.

—Mmm sí, soy su mascota.

—¿Mascota?

—Así es...—dice en voz baja—. ¿Es bastante histérica, sabes? No le va a gustar saber que me encontré en una situación como esta, no me gusta ver a Rihanna enojada, ella sí que asusta.

—¡Estoy declarándote mi amor y tú estás pensando en otra!—exclama Voodo.

—No es mi intención ofenderte ni nada de eso, digo...Me cuesta creer que yo te resulte atractivo, así que me siento obligado a pedirte una disculpa.

—Me estás rechazando—dice Voodo, incrédula.

—Sí—abre los ojos—. Lo siento.

Por unos largos segundos, Voodo no dice ni pio, hasta que las agujas se levantan detrás de ella y suelta un grito mientras ahorca a Tobías con fuerza.

—¡Ahora morirás, es lo único que te queda por hacer después de haber desperdiciado esta oportunidad!—le grita, furiosa—. ¿Te crees tan guapo como para rechazarme, malnacido!

—No hacía falta aceptar...tu propuesta—dice Tobías entrecortadamente—. Ya te distraje lo suficiente.

—¡¿Qué?!

No dejo que Tobías piense en una respuesta y me abalanzo sobre Voodo, haciendola caer de espaldas conmigo encima, y sujetando sus muñecas contra el suelo para que Tobías pueda escapar.

—¿Cómo es que...todavía te mueves?—chilla, incrédula.

No hacía falta contestarle, casualmente lo preguntó mientras yo me relamía los labios para deshacerme de los restos de sangre. Y al ver esta simple acción, los ojos dorados de Voodo brillaron alarmados

—¿Bebiste la sangre del Vooker?

—Sólo fueron unas cuantas gotas, la que toqué cuando Tobías estaba en el suelo—le digo—. Pero sólo necesitaba un poco de fuerza.

—Dijiste que morirías antes de probar su sangre.

—Sí bueno...pero es que yo ya estoy muerto.

—¡No me vencerán!

Voodo grita desquiciadamente, pero en ese instante, Tobías se acerca a mí después de haber ido de nuevo por la lanza de Drades, y la dirige hacia mí, por lo que doy una arcada cuando esta se entierra en mi espalda, casi tocando mi corazón.

—¿Qué estás?—murmura Voodo.

—Tobías está hipnotizado, y si me atacas, la lanza en mi cuerpo me atravesará el corazón y moriré—le corto—. Y las órdenes que le di a Tobías indican que cuando yo muera, él tiene que acabar con su vida después.

—¡No es cierto!—grita—. ¡Estás mintiendo!

—¡Averiguemoslo!—la reto, ordenandole a Tobías que entierre un poco más la lanza—. ¡A Emmily le encantará ver como perdiste dos de sus valiosos sacrificios!

Oigo como rechinan los dientes de Voodo, y sus ojos me devoran reflejando todo el odio que hay en ellos.

—El combate...—retiene el aliento—. Terminó.

Pero esta vez no hay ovaciones, nadie en el publico demuestra satisfacción ni se emociona porque el combate ha llegado a su fin. Ni siquiera parecen contentos de que su anfitriona haya bajado a pelear.

Los murmullos son tan bajos que el sonido de las puertas laterales abriendose se oye como un estruendo. Pero aunque escuche las pisadas de los condenados acercarse a nosotros, yo no dejo de mirar a Voodo a los ojos, viendo en ellos el reflejo de mis ojos anaranjados.

Y así, me abro paso a su mente, venciendo todas las paredes y rompiéndolas hasta sentir el control en ella, su odio y coraje mezclándose con mis sentimientos, sus ansias de matarme provocándome un escalofrío. Y para cuando el condenado me aleja de ella, a mi ya no me interesa nada...pues ya he logrado mi propósito. El plan que tenía Tobías, de sacar provecho de esta batalla contra Voodo.

«Nos va a hacer mierda, no podemos ganarle, no a ella...Es demasiado poderosa, y nosotros no tenemos más fuerza» Me había dicho «Así que salgamos de la arena al menos con un punto a nuestro favor...Entra a su mente, y controlala...así tendremos un enemigo menos del qué preocuparnos, tendrás control de su mente y así nos la quitaremos del camino».

No tenía idea de que pudiera funcionar, necesitaba fuerza para entrar a una mente tan avanzada, y él lo sabía, por eso me convenció de beber un poco de su sangre. Algo que por supuesto jamás le contaremos a nadie.

Definitivamente, nadie puede enterarse de esto.

Mientras me dejo arrastrar por el condenado, puedo observar con una sonrisa brillante en el rostro, a Voodo, mi nueva presa en este juego de ser un selecto.

Así es, Voodo. Tú podrás tener muñecos con los que manejarnos, pero desde ahora tu mente está bajo mi control.

No eres la única que puede tener títeres.

— — — — — — — — — —

¡Nuevo dúo formado, Alex y Tobías!

De verdad disfruté mucho escribiendo estos capítulos, cada vez me encariño más con el personaje de Tobías y el desarrollo que está teniendo. Quien comenzó siendo uno de los que buscaban acabar con los vampiros terminó siendo un aliado que busca una segunda oportunidad.

¿Qué les parece la promesa que ha hecho de proteger a Rihanna?

Espero que les hayan gustado y que hayan disfrutado de estos capítulos, la dosis de acción y emoción de la semana. En el siguiente capítulo contestaré otra pregunta de "Preguntale a un personaje":)

Gracias por leer, los quieroo💙

Próximo...
Capítulo 56: Mi queridísimo alcalde

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