Capítulo 50: "Te encontré"
Los humanos no vivimos lo suficiente, como para conocer todo lo que existe en este vasto mundo. Es tan hermoso como peligroso, pero sin importar que no lo conozcas por completo, es una parte de él la que acabará con tu vida al final. La edad, la enfermedad, la maldad o la bondad que lo habitan, lo natural o lo sobrenatural.
—¿Qué harías si fueras inmortal?
Algunos humanos responden a esta pregunta con ambición, creyendo que al ser inmortales alcanzarán la perfección. Unos buscarían poder. Otros en realidad le temen a imaginarse lo que pasaría.
"Ver morir a todos los seres que amas...Al final de cuentas la inmortalidad sólo trae consigo la soledad. Y lo más triste que puede ocurrir en un mundo como este, es quedarse solo".
Pero...¿Y si te dijera...que después de todos esos siglos de soledad, lograrás por fin conocer a esas personas que llenarán tu vacío?
Pasaron 100 años para que pudiera conocer al amor de mi vida, algo que no hubiera ocurrido de ser humano.
"Ser vampiro es una condena, una maldición" Ser vampiro es ser un monstruo.
Bueno, aprendí que los monstruos tambien pueden ser felices. Que al tener una vida eterna, alcanzar las cosas buenas te cuestan un poco más de tiempo...pero al final, ya no estás solo.
Y es que, si estar condenado significa vivir al lado de la chica que amo, reír junto al mejor amigo que tanto me costó encontrar, y disfrutar verlo feliz junto al amor de su vida...Con gusto viviré maldito, y dejaré que el mundo lo vea.
Yo, Scord, prometo jamás olvidar este sentimiento, y vivir con esta historia en el corazón. Como si ella fuera el latido que ya no existe.
Prometo recordar por siempre, como surgieron los lazos entre James, Elízabeth, Pryscilla y yo. Una amistad entre los cuatro monstruos más temidos por el mundo. Una amistad que duraría para toda la eternidad.
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La historia de Scord y Pryscilla
Parte 5:
"Te encontré"
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—Será fácil...
Caminando bajo la débil luz de la luna, para Scord, esas palabras no eran más que la mentira más grande de todas. Fácil fue cubrirse con la capucha para ocultar el brillo de sus ojos cada vez que pasaba un humano junto a él. Fácil fue encontrar la cabaña en la que él, Bethia y Laeden se habían ocultado.
«Bethia y Laeden, ¿Se inventaron esos nombres en el momento? Qué creativos» Pensó Scord, con la cabeza gacha mientras abría la puerta de la cabaña. «¿Y por qué sigo llamandolos así? Esos no son sus nombres reales».
Esa era la realidad, pero para Scord habían sido tantas preguntas, mentiras y verdades mezcladas, que ya ni sabía diferenciar entre lo que se suponía que era real y lo que no. Él era un vampiro, algo que no tendría que existir, mas sin embargo, estaba ahí parado, con 120 años de edad.
Sintiendo como si su cuerpo pesara el doble, Scord buscó con la mirada un trozo de papel y la tinta en la mesa.
(Unos momentos antes)...
—Sólo tienes que llevarme con ellos, y yo me encargaré del resto—había dicho Tsalia Morengei.
—No puedo hacerlo—fue lo que respondió él en ese momento—. Bethia...Elizabeth, entrará en mi mente apenas me acerque, y sabrá todo.
—En eso tienes razón—murmuró la bruja pensativa, poniéndose de pie—. ¿Que es lo que sugieres entonces?
—Se supone que nos iremos al anochecer, ellos fueron a los alrededores para asegurarse de que ni tú ni alguno de los vampiros de Alian nos siguieran—le explicó Scord—. Aunque falló en lo primero.
La bruja se rió enorgullecida.
—La única manera de que los reuna en un lugar sin que sospechen, es dejándoles una nota—le dijo.
—¿Una nota?—a Tsalia no me convenció mucho la idea.
El joven asintió—. Les diré que encontré Mithios, les daré una ubicación y escribiré que tuve que ir allí antes—dijo—. Me creerán, e iran allí apenas lean la nota.
—Sé que ellos te creerán, ¿Pero como puedo creerte yo a ti?
Scord levanta la mirada hacia ella, y con sólo verlo a los ojos, la bruja se quedo sin palabras. Por primera vez en su vida había visto a un vampiro que parecía agotado, no supo si era debido a la luz del atardecer, pero le pareció ver ojeras debajo de sus ojos. Estos mismos estaban vacíos y tristes, y reflejaban el monton de recuerdos y pensamientos que debían estar torturandolo en ese momento.
Y eso le fue suficiente para saber que podría confiar en él. ¿Pues cómo no confiar en una persona traicionada?
Tsalia sonrió complacida.
—De acuerdo.
(Fin del flashback)
Scord no dejaba de repetir aquella escena en su cabeza una y otra vez. Mientras escribía la ubicación en la nota y dejaba la cabaña. Scord en todo ese tiempo, no hacía más que escuchar su corazón, a pesar de que este ya no latía, en ese momento le decía cosas, cosas que se convertían en pensamientos vueltos realidad en su cabeza. Los imaginaba pasando ante sus ojos, imágenes que al poco rato se transformaron en sentimientos. Sentimientos que le provocaron un terrible dolor en el pecho.
«Estoy haciendo lo correcto, ¿Cierto?». Pensaba y pensaba, de pie sobre el monte, observando la aldea a la que al fin había llegado.
Bajó lentamente, sin ver nada a su alrededor, ignoró cualquier presencia humana y sus pies se limitaron a seguir el destino programado, mientras su mente permanecía en un estado paralizado, con una única intención quemandole el pecho.
«Estoy haciendo lo correcto, esto es lo correcto. Porque ellos son...» Pensó una vez más, deteniéndose al ver la pared agrietada de la parte trasera de una panadería. Era el lugar en el que había acordado encontrarse con Elízabeth y James, ahora lo único que le quedaba a Scord era esperar. Sin embargo para él, esa era la parte más difícil.
Se quedó de pie sin mover un sólo músculo, mirando un punto fijo. Si alguien lo hubiera visto, hubiese creído en verdad que es una estatua, y es que ni tocándolo se movía, estaba demasiado concentrado, demasiado preocupado.
De vez en cuando miraba hacia el cielo, observando como se ocultaba el sol. Y ahí a lo lejos, ocultando su presencia para que nadie la descubriera, estaba Tsalia Morengei, aguardando, más ansiosa que nunca a que su hijo apareciera.
«Han pasado diez minutos desde que Scord llegó, ¿Por qué James y esa zorra todavía no han llegado?» Se dijo a sí misma.
Pero ella no era la única que pensaba en eso, pues Scord contaba mentalmente cada segundo que pasaba, observando como la noche los abrasaba. Pronto sus ojos brillarían, y eso no le interesaba, él seguía contando y contando, los segundos, los minutos...las horas.
«¿Qué está pasando?» Seguía pensando Tsalia, sus dedos tamborileando sobre el poste de madera sobre en el que estaba recargada. Estuvo dos veces a punto de salir de su escondite, pero se detuvo alarmada por la idea de que ellos aparecieran de repente, así que se limitó a esperar. Sin embargo, una vez que anocheció completamente, los nervios la crisparon y la furia ya estaba al tope. Entonces salió dominada por una ira aterradora, y apareció ante Scord por medio de un portal.
El chico dejó de contar entonces, y fue la primera vez en horas que miró otra cosa además del cielo. Bajó la mirada hacia la bruja, y a pesar de que ésta denotaba enojo puro, Scord se mostró inexpresivo.
—¿Por qué?—gruñó la bruja—. ¡¿Por qué todavía no han llegado?!
Scord miró de nuevo hacia el cielo, específicamente la luna llena.
—Han pasado más de seis horas, estoy seguro de que ya habrán llegado—dijo.
—¡¿Qué?!
«Estoy haciendo lo correcto, sin importar lo que pase, es lo correcto» Pensó con fuerza mientras encaraba de nuevo a Tsalia.
—Un momento...—el semblante de la bruja fue cayendo poco a poco, comprendiendo la situación—. No querrás decir...que ellos no vendrán.
Scord tragó salibva con dificultad.
—¿Acaso tú...?—entrecerró los ojos—. La dirección que escribiste en ese papel, no es la misma que en la que nosotros estamos ahora mismo...¿Cierto?
A pesar de que la bruja estaba preguntándoselo directamente, los enloquecidos ojos multicolor con los que lo miraba, no le permitieron al joven encontrar la fuerza suficiente para contestar, más bien, creyó que no valdría la pena.
—¿Tú me engañaste?—ladeó la cabeza—. ¿En donde están?—dio un paso hacia él—. ¡¿En dónde están?!
Tsalia levantó su mano y Scord sintió como una enorme garra invisible lo atenazaba de la garganta, levatándolo del suelo.
—¡¿EN DÓNDE ESTÁN?!—le gritó.
Scord llevó sus manos alrededor de la garra invisible, sintiendo como ésta lo ahorcaba con una fuerza increíble.
—¡Dimelo!
—Ellos...están...—tartamudeó.
—¡¿En dónde?!
—Lejos...—gruñó con mucha dificultad—. Muy lejos de ti.
—¡Desgraciado chupasangre!
Tsalia estiró su brazo y con eso estrelló a Scord contra la pared, rompiendola en pedazos y dejando al chico en el suelo.
Scord tocía con dificultad, mientras Tsalia caminaba de nuevo hacia él, y de sus manos salieron cadenas brillantes que lo envolvieron, sujetando sus brazos a sus costado e impidiendole moverse.
—¡¿Por qué lo hiciste?!—gritó la bruja exasperada—. ¡Ellos son unos monstruos, despiadados asesinos a los que todos les temen!
—¿Eso es verdad?—habló Scord, con la voz rasposa y entrecortada—. Porque ya no sé lo que es verdad y lo que no.
—¡Te engañaron!
—Eso sí que es cierto.
—Tú estás al tanto, del riesgo que James y Elízabeth representan, por algo sin conocidos como las criaturas más peligrosas de todas.
—Tal vez lo sean...
—¿Tal vez?—bufó—. ¿Me dirás que no es cierto?
—No puedo decirte lo que es verdad o lo que es mentira acerca de lo que dicen, de hecho...no puedo decirte nada de ellos—le explicó—. Hoy me enteré de que no sé prácticamente nada acerca de ellos...Pero, ¿Yo sigo vivo, o no?
—¿Qué?
—Dicen que son peligrosos, pero en todo este tiempo, no me han tocado ni un pelo—más que para Tsalia, aquellas palabras se las estaba diciendo a él mismo—. De hecho, me salvaron la vida.
—¿Y es por eso que los ayudas?—le escupió—. ¿Es que estás en deuda con ellos?
—No, lo estaba pero eso se pagó hace mucho tiempo.
—¡¿Entonces por qué?!—le gritó, exigiendole una respuesta.
—¿Por qué?—toció—. Pues porque esto es lo correcto, porque ellos son...mis amigos.
Aquellas dos simples palabras le cayeron a Tsalia como si hubieran sido dos enormes piedras. Jamás hubiera pensado que algún día escucharía que alguien llamara "Amigo" a su detestable hijo, de hecho, ella misma se había asegurado de que nunca fuera así. Pues ella era quien se habia asegurado de que todas las criaturas le temieran al nombre de James Black, de que nadie se acercara a él y de que el joven nunca conociera algo como la amistad. Él se merecía estar solo por toda la eternidad, ese había sido el castigo que le había impuesto su madre por haberla traicionado.
—Así que..."Amigo"—susurró Tsalia—. Entiendo...
Luego de eso último, a Tsalia le invadieron las ganas de reírse. Y fue lo que hizo, soltó carcajada tras carcajada, ardiendo de histeria.
—¡Eres un estúpido, eso es lo que eres!—le escupió—. Pudiste haber logrado que escaparan esta vez, pero yo seguiré persiguiendolo, encontraré a James.
—Quieres vengarte de tu hijo, por haber impedido tus pecados...Tú eres el mostruo.
Scord cayó al suelo una vez más, golpeado por las cadenas de Tsalia.
—Te llevaré con un vampiro y haré que te arranque el corazón, desapareceras de este mundo—demandó la bruja—. A pesar de ser un asqueroso vampiro, quisiste morir como una buena persona.
—¿Buena persona?—escupió Scord, tratando de incorporarse—. Lo que estoy haciendo ahora, será el acto más egoista que alguna vez habré hecho.
—¿Qué dices?
—Cuando Laeden se entere de mi muerte, se empeñará en hallar Mithios y recuperar a Pryscilla por mí, ¿Entiendes lo que eso significa?—rió entrecortadamente—. Mi muerte le pondrá una carga monumental en sus hombros.
—¿Y eso te preocupa?
—Por supuesto que sí, ya te lo dije. Laed...No...—levanta la cabeza—. James Black es mi amigo.
Tsalia alzó la cabeza enfurecida, su cabello flotaba y desprendia brillos de color morado. Esto a Scord le dio muy mala espina, pero como ya se lo había dicho antes, él estaba muy consciente del destino que le aguardaba la decisión que había tomado.
Su vida o la de ellos. No le fue dificil elegir, sino ocultarselo a la bruja más poderosa de todas.
Siete portales se abrieron a sus espaldas, y siete brujas salieron. Y apenas lo vieron, estas usaron sus poderes para arrancar trozos de madera de los postes, y estos envueltos en polvos de color rosa, flotaron alrededor de ellas, para luego ser lanzados por el aire en dirección a Scord, clavandoseles dos en los costados y en los hombros.
Scord dio una arcada, soportando el dolor que estaba experimentando, mordiéndose el labio con fuerza para no gritar, lo que menos quería era atraer la atención de un aldeano y que este saliera herido también.
—¡Llevenselo!
Las brujas hicieron un ademán de tirar de algo, y Scord sintió como las estacas de madera se movieron dentro de su cuerpo, arrastrándalo lentamente hacia ellas mientras el dolor lo carcomía.
Y por si fuera poco, a Scord lo invadió un escalofrío cuando sintió una vibra diferente al ver a alguien más salir del portal, un chico de aparentemente mas o menos su edad, con las manos en los bolsillos. Un vampiro.
—Acaba con él, matalo—le ordenó Tsalia.
El chico le lanzó una mirada aburrida a Scord mientras sacaba una estaca de su capa.
Scord gruñó del dolor, mientras se acercaba cada vez más y mas al vampiro. Tsalia no dejaba de mirarlo enfurecida, desesperada por verlo morir de una vez por todas. Una vez mas, le habían visto la cara, sólo que esta vez se aseguraría de que no viviera para contarlo.
Y cuando Scord no podía mas consigo mismo, cuando el dolor le llegaba hasta los dedos de los pies y ya sólo se dejaba arrastrar con el cuerpo entumecido. Sintió una oleada de viento que lo hizo parpadear, y fue entonces, que las estacas y las cadenas que lo sujetaban de todo su cuerpo, se volvieron polvo así como así. Anonadado, Scord observó atentamente como perdían la forma, como si se hubieran roto en millones de minusculos trozos. Y estos desaparecieron de repente, como si se hubieran...desintegrado.
Y fue entonces que sintió otra corriente de aire, sólo que esta vez por encima de él, al mismo tiempo que vio en el suelo la sombra reflejada de un chico que cayó de rodillas frente a él.
—Nunca has sabido cómo tratar con la gente, siempre limitandote a dar ordenes y torturar a los que te rodean—dijo aquella voz a la que tanto conocía—. Aunque lo deteste, no me sorprende verlo, tu obsesión conmigo siempre ha sido seria pero esta vez te superaste...Tsalia.
—Viniste, no puedo creerlo—murmuró Tsalia, estupefacta.
—Por supuesto que vine, aunque me demoré un poco, lo siento—dijo mientras se levantaba.
—¿Y te disculpas?
—No me estaba disculpando contigo—replicó James, para luego mirar a Scord de reojo, quien seguía en el suelo—. Y creo que deberé disculparme un par de veces más.
—¿Qué haces aquí?—habló Scord, incrédulo.
—Hablaremos de eso más tarde, cuando estemos en casa, mientras me preguntas cosas que quien sabe de donde sacaste, al igual que siempre—le dijo James.
Scord parpadeó, obligando a su mente a creer que lo que estaba viendo era verdad.
—Otra vez ignorando a tu madre—habló Tsalia, tratando de ocultar el enojo en su voz—. Eres el peor hijo del mundo.
—El peor hijo para la peor madre—sonrió James.
—Esta vez has venido directamente hacia mí, no podrás escapar—esbozó una sonrisa malvada.
—Como siempre, tú y yo estamos en sintonías totalmente diferentes—le dijo James—. Yo no vine aquí a saludarte o algo por el estilo, vine a recuperar a Scord.
—¿Y crees que los dejaré ir?
En menos de un segundo, a Scord y a James los rodearon un circulo de brujas. Estas elevaron sus manos hacia James y de ellas se desprendieron hilos de luz que se enredaron en sus extremidades.
Tsalia dio la orden, y el vampiro a su lado se preparó para lanzar la estaca en dirección a James.
—No...—gimoteó Scord, viendolo retenido por las brujas, y recordando al mismo tiempo su conversación de la mañana.
Se estaba repitiendo, una vez mas, Scord estaba a punto de perder a una persona cercana a él, esta vez, a su único amigo.
«No tienes que preocuparte de que yo muera...» Había dicho James «Porque yo no voy a morir».
En ese mismo instante, el vampiro arrojó la estaca en dirección a James, a la vez que Scord gritaba su nombre con fuerza. Pero se quedó perplejo al ver como un hueco se abría en el pecho de James, justo en donde debería estar su corazon, pero en lugar de eso, vio como la estaca lo atravezaba sin más, estrellándose contra la pared ya hecha trizas.
—Tiene que ser una broma—murmuró Scord para sí mismo, mirando a James con incredulidad.
Y fue así como los hilos de luz también desaparecieron de pronto, y las brujas retrocedieron un paso sorprendidas. El vampiro que habia traído Tsalia por su parte, estaba boquiabierto.
—Ese don...¿Acaso eres...?—dijo entre titubeos, retrocediendo y apuntando a James con manos temblorosas—. ¿Tú eres...James Black?—en realidad no lo dijo como si quisiese que respondiera, pues nada podía negar lo que había presenciado.
Sólo existía un vampiro con ese poder.
—Lo soy—se limitó a decir James de mala gana, ya estaba acostumbrado a ese tipo de reacciones.
—No puede ser...—tartamudeó el vampiro—. Yo...Ella me obligó a ayudarle, yo no tengo nada que ver...yo—se vuelvió hacia Tsalia—. ¡Suficiente, me largo de aquí!
Y asi como lo dijo, el vampiro se echó a correr sin esperar respuesta de la bruja o de James Black, quien seguía mirando a su madre.
Tsalia no esperó un segundo más y una cadena salió disparada de su mano para enredarse alrededor de la muñeca de James. Scord se exaltó ante el ataque, y sin pensarlo dos veces, provocó la ceguera de Tsalia y las demás brujas.
—¡¿Qué pasa?!—gritó Tsalia.
James aprovechó eso y tiró de las cadenas, jalando a Tsalia con ellas y haciendola girar con toda su fuerza hasta que esta terminó por soltarlo. Las otras brujas lanzaron ataques al azar que James y Scord se encargaron de esquivar hasta que llegaron a colocarse espalda con espalda, mirando a las brujas que los rodeaban.
—No servirá de mucho usar tu poder, encontrarán la forma de contrarestarlo con algún hechizo—le dijo—¿Crees poder encargarte de ellas?
—Yo...
—Siempre puedo confiar en ti—dicho esto, a James se lo llevó el aire, pues se esfumó de pronto para reaparecer ante su madre.
Las brujas que rodeaban a Scord juntaron las manos y sin previo aviso comenzaron a gritar, haciendo que Scord cayera al suelo, como si un peso enorme lo aplastara y la gravedad lo obligara a aferrarse al suelo. Scord gruñó, y reunió la fuerza sufiente para arrastrarse rápidamente hacia la bruja más cercana y derribarla de las piernas, haciendo que rompieran su círculo y Scord pudiera volver a levantarse.
Tsalia recuperó la vista, pero esto no le dio tiempo de prever a James cuando le dirigió un golpe directo que la arrojó contra la pared.
—¡¿Cómo osas golpear a tu madre?!—gritó, lanzando ondas de aire que chocaron contra el vampiro y le impiden avanzar.
Tsalia pensó en aprovechar ese instante y corrió hacia él con más cadenas, pero apenas James tocó una, la envolvió rápidamente en su mano y desapareció, reapareciendo a espaldas de Tsalia para envolverla con sus propias cadenas. James volvió a desintegrarse a sí mismo y reintegrarse un metro más alto, para empujar a Tsalia con las piernas y estrellarla directo en el suelo, el cual se abrió en miles de particulas, haciendola caer y caer mientras el suelo iba cerrándose de nuevo frente a ella.
Las brujas entretenían a Scord mientras tanto, lanzándole más hilos que muy apenas lograba esquivar. Estos a su vez estaban bañados en luz de sol, lo que le dificultaba cada vez más evadirlos. Scord reprimió un jadeo y tomó los hilos con ambas manos para tirar de ellos y desaparecerlos.
Se colocó en posición de ataque dispuesto a recibir a la bruja que coroó a por el cuando de pronto alguien mas aterrizó justo en frente. Scord observó a la chica de frente hacia él, elevar la cabeza haciendo que cayera su capucha, y lo que Scord vio lo dejó completamente inmovilizado.
Ojos completamente anaranjados, brillando con intensidad.
—B-Bethia...—tartamudeó Scord.
Otro ruido lo distrajo, Scord miró en dirección a donde se habia ido James, viendo como el suelo se rompió por debajo de él y una enfurecida Tsalia lo tomaba del cuello.
Elízabeth soltó un gruñido y en ese instante, las brujas a su alrededor se quedaron completamente quietas. Pero antes de que Scord pudiera hacer algo, estas corrieron en dirección a Tsalia lanzando múltiples ataques hacia ella.
—¿Qué?—gimió la bruja, a la vez que James se desintegraba de nuevo, esta giró sobre su propio eje y observó a sus brujas, hasta que sus ojos se desvíaron hacia Elízabeth—. Tú, asquerosa...
Tsalia comprendió entonces, al igual que Scord, que Elízabeth se había apoderado de la mente de las brujas de Tsalia, haciendo que la atacaran.
James reapareció ante ellos, tocando el hombre de Elízabeth.
—Llegaste justo a tiempo, amor.
—Yo siempre llego a tiempo—demandó, dirigiendole a Tsalia una sonrisa triunfante.
La bruja, dominada por la ira, se envuelvió en un aura de odio puro y desprendió 7 hilos de su cuerpo, los cuales atravesaron los cuerpos de las brujas que la atacaban. Estas se quedaron inertes, antes de caer al suelo, sin gota de vida.
—¡Tú!—gritó—. ¡¿Por qué tienes que seguir metiendote en la vida de mi hijo?!
—Es la despedida, Tsalia—le dijo James, tomando a su novia de la mano.
—¡No!
Tsalia dirigió su mano hacia ellos, desprendiendo otros tres hilos, pero justo antes de que siquiera se les acercaran, las tres figuras desaparecen. Ante esto Tsalia, una vez más derrotada, se sumió en un llanto en el que maldecía a su hijo sin parar, jurando que algún día acabaría con él, y que mientras tanto, seguiría haciendo de su vida una desgracia. A diferencia de que a partir de ese momento, no se dedicaría solo a arruinar la existencia de James y Elízabeth, sino que también la de Scord, y la de todos aquellos que al igual que él, lograran formar un vínculo con James Black.
Lo primero que vieron los ojos de Scord después de lo sucedido, fue el cielo nocturno estrellado más cerca que nunca frente a él. Estaba en todas partes, no había nada mas que un infinito cielo en todo su esplendor.
Hasta que miró hacia abajo, desconcertado, y fue así que entró en pánico, viendo las montañas a lo lejos y las copas de los árboles, a cientos de metros debajo de él.
—¡¿Qué está pasando?!—las palabras quedaron impregnadas en el aire, pues justo cayó con fuerza.
Scord no dejaba de gritar, viendo como los árboles se acercaban cada vez más y más, mientras él trataba de acomodarse para tratar de aterrizar. Sin embargo, cuando estaba apunto de tocar las hojas de los árboles con sus manos, el suelo rocoso apareció de la nada y Scord estaba de rodillas sobre él.
Aún en shock y con la respiración agitada, Scord miró a su alrededor histérico, topándose con dos figuras que sólo hicieron que se alterara más. Scord, sin darse cuenta de que su cuerpo todavía no tenía la fuerza para obedecerle, retrocedió a rastras hasta chocar contra una mesa de madera.
—¿Estás bien, Scord?—preguntó James, preocupado.
—Por supuesto que no, está aterrado—le recriminó Elízabeth, señalando lo evidente.
—No fue mi intención, quería asegurarme de que perdieramos a Tsalia.
—¿Q-Qué fue...Qué pasó?—preguntó Scord con la voz entrecortada—. ¿En dónde estamos?
—En una cueva que encontré por ahí—le respondió James.
Los dos esperaron a que Scord se recuperara, sabiendo que les aguardaba un interrogatorio del cual no podían-y que de todas formas no querían- escapar.
—¿Cómo se dieron cuenta?—preguntó Scord con la cabeza gacha.
—Elizabeth vio en la mente de algunos vampiros en el pueblo que habían visto a Tsalia cerca, luego al ver tu nota, sospechamos qie no fuera verdad, pero Elízabeth tuvo que revisar los recuerdos de las personas para saber a donde te habías dirigido realmente—le explicó James—. Por eso tardamos en encontrarte.
A Scord no le sorprendió lo que James le dijo, sino el hecho de que ya no decía el nombre de Bethia, y decía Elizabeth. Sin titubeos, como si estuviera acostumbrado, como si nunca la hubiera llamado de otra forma frente a él.
—¿Y por qué fueron a buscarme?—preguntó Scord—. ¿Por qué no huyeron?
—Sé muy bien que eres un vampiro fuerte, Scord, pero no eres rival para Tsalia Morengei—le dijo James—. Ni siquiera mi poder puede afectarle.
—No planeaba sobrevivir.
—Ese es justo el problema—Elízabeth dio un paso al frente—. ¿Por qué sacrificaste tu vida así?
—¿No quedó claro? Quería que huyeran de Tsalia.
—Y eso lo pensaste...Antes o después de que descubrieras la verdad sobre nosotros.
Scord no habló enseguida, sino que se quedó pensando un poco.
—Tengo curiosidad—admitió James, apretando los labios—. Aún debo disculparme...
—Fue después—lo interrumpió.
—¿Qué?
—El plan de engañar a Tsalia para que ustedes escaparan, se me ocurrió después de que me dijera quienes eran en verdad.
—¿Por qué?—murmuró James, anonadado—. Incluso después de haberte engañado.
—Todos dicen cosas horribles sobre ustedes dos, todos dicen que James y Elízabeth son los monstruos más crueles y aterradores que existen—prosiguió—. ¿Pero cómo le explico a la gente que yo conviví con ellos dos por dos años y lo peor que me hicieron fue que usaron mi camisa para secarse el cabello?
Scord recargó su cabeza en la pared, mirando el techo rocoso de la cueva.
—Entonces pensé, que las personas con las que estuve todo este tiempo no fueron James y Elízabeth, sino Bethia y Laeden. Estaba tratando de convencerme de eso—dijo—. Pero eso es imposible porque...¿Para qué fingirían ser alguien que no son por tanto tiempo? ¿Porqué no sólo se deshicieron de mí?—entrecerró los ojos—. Fue entonces que pensé que tal vez, la realidad era que el único que conocía a James y a Elízabeth, era yo...Así que tenía que preguntarte.
James dio un paso hacia él, a la vez que Scord lo miró.
—¿Por qué mierda me mentiste?
—¿Si te hubiera dicho la verdad en ese entonces...habrías confiado en mí?
—Sí.
—¿Qué acabas de decir?—James retrocedió, perplejo.
—Que sí habría confiado en ti.
—¿Por qué dices eso?
—Porque me dijeron su nombre despues de haberme salvado la vida y contado que el amor de mi vida seguía viva...¿Por qué rayos no habría de confiar en ti?—habló Scord—. Y aunque admito que me hubiera asustado muchisimo, con mas razón no hubiera dudado de ustedes, es decir...Te hubiese obedecido en todo, temiendo que me mataras si no lo hacía, pero ya no tendría tanto miedo por el hecho de que no creería que una persona a la que llaman monstruo, acababa de hacer lo que nadie nunca había hecho por mí—afirmó—. Entonces, habría tomado la decisión de conocerte, y luego de eso...Me veo dos años después, sentado en la taberna esperando a que llegaras de tratar de conseguir información sobre Mithios.
Scord se levantó, dando un paso hacia él.
—Siendo sinceros, la única cosa que no habría pasado si hubiera sabido la verdad desde un principio, es el encuentro con Tsalia Morengei que ocurrió hoy.
—Aguarda...—James parpadeó, trastornado—. ¿Estás tratando de decirme que soy un idiota por no haberte contado la verdad?
—Sí, justo eso estoy diciendote—se cruzó de brazos—. Tal vez no crea que eres uno de los vampiros mas temibles del mundo, pero sí que eres uno de los más idiotas.
Elízabeth soltó una risita, a lo que James permaneció en Shock.
—Y tú—la miró Scord—. Fuiste tú quien mintió primero sobre quienes eran.
—James se veía feliz de hablar con alguien que no supiera quien era...No quería...arruinarlo.
Scord permaneció unos segundos mirandola, con ojos entrecerrados.
—Está bien, te perdono.
Elízabeth esbozó una sonrisa radiante, y James por su parte dio un paso al frente, mirando a Scord totalmente indignado.
—¿Y a mí?
—Te perdonaré después de que me cuentes todo la verdad—dijo—. Quiero saber sobre ustedes, conocerlos, a partir de ahora, quiero saber que las personas con las que comparto el destino de sufrimiento que me prometiste, son James y Elízabeth.
—Quieres decir...¿Que seguirás con nosotros?—inquirió Elízabeth.
—La gente ya sabe que nos acompañas, si se enteran de tu relación con nosotros, ellos...
—¿Me llamarán monstruo?—lo interrumpió Scord, poniendo los ojos en blanco—. Pueden decir lo que quieran de mí, no me interesa. Las únicas personas en el mundo que me importan son Pryscilla, Elízabeth y tú.
—A ella también la llamarán monstruo.
—Una vez que los conozca a ustedes, no le importara. Además, Pryscilla es la chica más animada que hay...Verá todo como una aventura a la que jamás imaginó emprenderse.
—Estás arriesgando demasiado.
—Al contrario, me estoy esforzando, para conseguir algo por primera vez—espetó—. Algo que no quiero perder.
«Y entonces lo haras, y una vez que lo encuentres nada más importará».
—Ustedes son...mi propósito—murmuró Scord.
«Lo hice, Pryscilla...Lo encontré» pensó Scord.
~***~
38 Años Después...
Scord no había estado en un lugar más silencioso en toda su vida, tanto que casi podía ponerse a meditar al menos 3 segundos. El tiempo en el que podria apagar todos los demás sonidos que sí podía escuchar.
Murmullos por doquier, risas y pisadas. Las personas a su alrededor eran demasiadas, pero más que los sonidos, lo que lo molestaba en verdad era el aroma a sangre impregnado en todo el lugar. A donde iba, olía a sangre, como si fuera el aroma característico del pueblo, aunque no podía esperar menos de un reino habitado de puros vampiros.
Escuchaba sus conversaciones, nefastas conversaciones acerca de planes de ataques a aldeas para secuestrar humanos. Apartaba la mirada cada vez que veía un cadaver inerte en la calle, ya sin gota de sangre en su sistema.
—El mejor amigo de James Black, ¿Lo conoces?
—¡Qué miedo!, ¿Cómo alguien podría juntarse con ese sujeto?
—¡Es cierto, he oído que pocos se han topado con James Black y han vivido para contarlo!
—¡Debe ser un monstruo, igual que él!
Sentado sobre aquella piedra a punto de desmoronarse, Scord simplemente esperó a que las dos vampiras que charlaban sin parar pasaran frente a él para dejar salir un pesado suspiro. Le había prometido a James que esperarimía, pero la verdad era que estar así lo desquiciaba. Con lo difícil que había sido encontrar el reino de Mithios, y ahora que por fin habían logrado infiltrarse en él, tenía que esperar a que James diera la señal una vez que se metiera al castillo del rey y la reina.
«Después de 40 años, hoy por fin...Te voy a recuperar».
No sabía en qué pensar, Scord estaba demasiado nervioso y asustado. Trataba de apartar los pensamientos negativos, y enfocarse en pensar que Pryscilla estaba ahí, y que en menos de lo que pensaba estaría de nuevl entre sus brazos.
«Por favor, Dios por favor que esté bien».
Mientras rezaba internamente, Scord oyó en su cabeza la voz de Elízabeth.
«La encontré».
Scord repitió esas dos palabras en su cabeza una y otra vez, mientras sentía como los sonidos a su alrededor se apagaban.
«¿Es...es en serio, Elízabeth?».
Elízabeth tardó un segundo en responder.
«Te diré su ubicación, sólo espera la señal».
Scord asintió inconscientemente con su cabeza, y tuvo que aferrarse a la roca para no salir disparado de ahí. Les había prometido que esperaría mientras ellos iban a invadir el castillo.
Ahora sólo le quedaba esperar la señal, y esta se mostró ante el, setenta y ocho segundos después, cuando el suelo de piedra comenzó a levantarse lentamente.
Los vampiros dejaron de caminar de pronto, y miraron anonadados debajo de sus pies. Pronto se escuchó un grito, proveniente de una mujer que miraba como las paredes de una panadería se desprendían en escombros poco a poco.
Las personas comenzaron a gritar despavoridos, viendo como todo a su alrededor se desintegraba.
«Esa es la señal» Pensó Scord, y apenas se levantó, la roca en la que antes estaba sentado comenzó a desvanecerse tambien.
Caminó entre los vampiros dominados por el pánico, esquivandolos con tranquilidad mientras aguardaba las ordenes de Elízabeth.
«Está en una prisión subterranea, la unica entrada es desde el castillo, pero James abrirá el suelo para que puedas acercarte».
«Bien, ¿Hacia donde?»
«Doscientos metros al frente».
Apenas Scord recibió esa dirección, se echó a correr hacia allí. Y mientras saltaba rocas flotantes recordando el rostro de su amada, el Castillo del reino de Mithios era el centro del espectáculo. La gigantesca construcción ya estaba vacía, a exepción de Elízabeth y James, quien era el causante de lo que ocurría y aterrorizaba actualmente a los habitantes del reino.
—Scord va hacia allá—dijo Elízabeth, entrando a la sala del trono, en donde James yacía frente al lugar en donde se sentaba el Rey.
—Fue divertido sentarme en el trono de Adannise cuando lo destruíos, pero al mirar este trono, me da asco imaginarme sentado en el lugar de quien ha arrebatado tantas vidas humanas e inocentes—dijo este—. En fin...¿Dices que Scord va hacia Pryscilla? Eso es excelente.
—Le dije que lo ayudarías.
—Gracias, amor—sonrió—. Me hubiera gustado decirle también que Alian estaba aquí.
—El cobarde se enteró de que vendríamos y huyó del reino hace días.
—Me pregunto si Tsalia fue quien le advirtió—dijo James, esbozando una sonrisa—. Ella se enteró de que buscabamos Mithios y decidió buscarlo tambien.
—Otra forma de joderte la existencia.
—Ya la conoces.
James la miró de reojo y camina hacia ella para darle un largo beso en los labios. James la tomó del rostro, acariciando su cabello y mejillas.
—Debemos ir y ayudar a nuestro amigo—murmura, sus frentes unidas con ternura.
James la tomó de la mano y juntos se dirigieron hacia la torre más alta del castillo para poder subirse al tejado del mismo, quedando encima de la imponente estructura. Desde allí, James veía todo el reino de Mithios ante él, desvaneciéndose con sus pensamientos. Volviéndose moronas y elevándose hacia el cielo para perderse en la infinita nada.
A su vez, rodeado de trozos de construcción que poco a poco se desintegraban, James elevó los brazos, cerrando los ojos mientras continuaba usando su poderoso don.
Elizabeth, que lo contemplaba a la distancia con una sonrisa en sus labios, miró de reojo la silueta de un vampiro corriendo hacia el otro lado del reino, guiado por sus sentimientos y murmurando la promesa de no volver a perder al amor de su vida, de protegerlo a partir de ahora.
—James—lo llamó Elízabeth.
Este bajó un poco la cabeza para mirarla, y después de eso se enfocó en su amigo.
—Miralo...Allá va mi mejor amigo—suspiró.
Fue así como James cerró su puño en esa dirección, y el suelo ante el vampiro que corría comenzó a abrirse. Al ver esto, Scord fue aminorando el paso, aguardando a que se hiciera la apertura a los tuneles que guiaban hacia los calabozos. Sin embargo, cuando saltó dentro, un ruido intenso y aturdidor lo atacó.
Cayó al suelo y cubrió sus oídos, sintiendo como sus timpanos se rompían una y otra vez. Pero al mismo tiempo, oyó un sonido mas, proveniente del fondo del tunel, un grito que lo aturdió aún más que aquel sonido, pues pertenecía a una voz que reconoció con facilidad.
«Pry...Pryscilla».
Elízabeth le había dicho que la tenían presa, alejada de todo, pero lo que escuchaba y sentía en ese lugar se era una presion enorme que intentaba obligarlo a salir. Las piernas de Scord no se movían, y su mente y corazón eran lo único que lo incitaba a seguir.
Así que, reuniendo la fuerza y el valor necesario, Scord obligó a su cuerpo a funcionar, y comenzó a caminar por el largo pasillo. Cada paso dolía y le costaba más que el anterior, sus oídos llegaron a un punto en el que no escuchaba nada más que los gritos y el sonido aturdidor taladrándole los timpanos. Pero aun así no se detuvo, siguió caminando, arrastrándose por el tunel hasta que vio la pared que lo separaba de la única celda.
Y esta, al igual que la mitad de los edificios en Mithios hasta ahora, comenzó a desintegrarse, permitiéndole ver a una chica de rodillas y con sus manos cubriendo su rostro, su cabello rubio platinado rodeandola como una manta protectora mientras gritaba sin parar.
—Pry...—trato de hablar Scord, acercándose cada vez más—. Prys...—volvió a tratar, hasta que estuvo a un par de metros de ella—. ¡Pryscilla!
Y con eso, la chica se detuvo, y comenzó a levantar su cabeza, y fue entonces que unos ojos verdes brillantes y repletos de lágrimas impactaron con los de Scord.
—¿Quien...?—dijo la chica, con un hilo de voz apenas audible—. ¿Eres real?
Scord se lanzo entonces hacia ella, envolviendola en sus brazos, tocando sus hombros, su cintura, su cabello, mientras ella lloraba sobre su capa sin parar.
—¿S-Scord?—gimoteaba.
—Te encontré—murmuró Scord.
—Scord...eres tú...¿En serio eres tú?
—Sí...lo soy.
La chica siguio llorando, abrazandolo con fuerza.
—Está bien, Pryscilla, ya estoy aquí—le dijo—. Perdoname, perdoname por todo, perdoname por haber tardado tanto.
—Scord...—sollozó—. Scord...
—Nunca mas te soltaré, te prometo que te protegeré, no permitiré que te aparten de mí nunca mas.
Scord y Pryscilla continuaron abrazándose, permitiďndose lo que no se permitieron durante décadas. Se abrazaron hasta que la mente de Pryscilla por fin entendieron que era real, y para cuando se separaron, en lugar de un frío oscuro calabozo, les rodeaba un pasto verde y árboles frondosos.
Para cuando Pryscilla abrió los ojos de nuevo, el reino de Mithios, el lugar que le había causado tanto dolor y sufrimiento, ya no existía más.
Scord sintió como la chica se estremecía entre sus brazos, y daba un respingo cuando dos presencias se acercaron a ellos.
—Tranquila—se apresuró a decir—. Ellos vienen conmigo.
La chica los miró, desconfiada.
—Ella es Elízabeth—señaló a la chica.
Elízabeth le dedicó una sonrisa amable.
—Estoy tan feliz de conocerte al fin, Scord siempre nos está hablando de ti.
Pryscilla no dijo nada, pero ese pequeño comentario disminuyó la tensión en su cuerpo. Miró entonces al chico que la tomaba de la mano.
—Y él es su novio, James Black—lo presentó Scord—. El és mi mejor amigo.
Pryscilla miró maravillada al chico al que Scord había presentado como su mejor amigo, preguntándose y sintiendo una repentina necesidad por saber todas las razones por las cuales Scord le daba un título tan especial.
—Un gusto conocerte, Pryscilla—le dijo James, inclinandose hacia ellos—. No tienes idea de cuanto ansiaba con ver a la chica que hace suspirar a mi mejor amigo.
En ese momento, tanto Scord como Pryscilla, pensaron que nada en el mundo sería suficiente para demostrar cuan agradecidos estaban con James y Elízabeth. Los habían salvado a ambos, y les habían dado algo con lo que antes sólo soñaban: Amigos en los que confiar y a los cuales llamar hogar.
Y fue así como Scord y Pryscilla encontraron entonces sus propósitos. Aquello que los impulsaría y ayudaría a seguir recorriendo el infinito camino de la vida de un vampiro.
💙•💙•💙
¡Hola Criaturas!
Lamento no haber actualizado:(
Espero que les haya gustado este capitulo que es el la parte 5 del especial de Scord y Pryscilla, en el siguiente capítulo regresaremos a la prision de Emmily, en donde Sarah, Alex, Rihanna, Tobías, Drew, Adelí y Pryscilla se empeñan en sobrevivir e impedir que los condenados de salgan con la suya.
Quedé satisfecha con la historia de Scord y James, y aunque en un principio planeaba hablar unicamente de ellos dos, terminó siendo más bien una historia de como se formó el vinculo de los Darkers, y la verdad es que me encantó:)
Gracias por ser pacientes con los capitulos, por sus votos y sus comentarios. Nos leemos en el próximo capítulo:
"Capítulo 51: De tal Mathews, tal Mathews"
¿Emocionados?
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