Capítulo 48: "Scord y James"

Pregunta random
¿Que opinan del personaje de James y su desarrollo en la historia?

¡Hoy toca capítulo largo!
Que disfruten💙

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—El mejor amigo de James Black, ¿Lo conoces?

—¡Qué miedo!, ¿Cómo alguien podría juntarse con ese sujeto?

—¡Es cierto, he oído que pocos se han topado con James Black y han vivido para contarlo!

¡Debe ser un monstruo, igual que él!

Sentado sobre aquella piedra a punto de desmoronarse, Scord simplemente esperó a que las dos chicas que charlaban sin parar pasaran frente a él para dejar salir un pesado suspiro.

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La historia de Scord y Pryscilla
Parte 3:

"Scord y James"

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El primer aviso, fue una vibra atemorizante de algo que no era humano. Algo que se había adentrado al castillo.

"¡Vampiros, ¿Piensan atacar el castillo?!" Scord había dejado la suciedad de la alfombra de lado, y se había levantado de golpe, mirando la puerta, escuchando las pisadas que se habían detenido en el pasillo de las puertas principales.

—¿Qué sucede?—preguntó una de las mucamas que casualmente pasaba por ahí. Se había sorprendido de los movimientos tan bruscos y repentinos de Scord.

El segundo aviso, fue oír siete corazones aumentar sus palpitaciones a un nivel preocupante, pero no oír ninguna palabra en lo absoluto. Después de eso, las pisadas siguieron, por los pasillos, y con eso, los corazones acelerados fueron contagiando su ritmo a otros que se unieron poco a poco, hasta que Scord perdió la cuenta de las pisadas que subían y que se separaban para rodear el pasillo en el que se encontraba. Ahora Scord esperaba que toda una horda de humanos y vampiros entraran por ambas puertas del pasillo.

—¿Te encuentras bien?—volvió a hablar la mujer, mirándolo asustada.

Pero Scord no respondió, no cuando él mismo se preguntaba lo que estaba pasando. Apretó sus puños conforme las presencias de los vampiros tomaban la delantera. Era cuestión de segundos para que entraran.

"¿En serio es por mí por quien vienen? ¿Cómo se enteraron de lo que soy?"

La respuesta de la segunda pregunta aún no la sabía, y no le daría tiempo de pensarla, pero con la primera la cosa era diferente, pues era un hecho de que esos vampiros iban a acorralarlo en segundos.

Fue ahí cuando las puertas se abrieron, y los vampiros y humanos entraron dando enormes zancadas, corriendo por el pasillo, vislumbrando la silueta de Scord en el centro. Pero estos apenas pudieron notar que había alguien más en el pasillo, pues en cuanto entraron, fue como si les apagaran las luces.

¿Qué sucede?—gritó uno de los hombres, llevando sus manos a sus ojos—. ¡No puedo ver nada!

—¡No puedo ver!

—¡Me he quedado ciego!

El caos se formó entre los humanos que antes iban a capturarlo, todos ellos histéricos por su repentina ceguera. Los vampiros sí habían alcanzado a verlo antes de que les inutilizara la vista, a diferencia de los humanos, pero sus movimientos se entorpecieron al perder el sentido, por lo que Scord pudo esquivarlos antes de que se quedaran paralizados.

Scord los rodeó uno a uno corriendo a toda velocidad, no sin antes haber empujado a la mucama dentro de una habitación. Llevarla no era una opción, eso sólo la hubiese puesto em peligro, ya que era a él a quien buscaban.

Scord fue evitando a toda costa a cualquier guardia, quienes ya estaban alertados y con ordenes de seguirlo, eso Scord lo dedujo al escuchar las pisadas por todos lados y los corazones acelerados.

"¿Como fue que avisaron a los guardias que lo capturaran sin que yo lo notara?...Debió ser por una nota escrita, hicieron que la leyeran para que yo no pudiera escucharlos. Sea quien sea que esté haciendo esto, es un cabrón inteligente."

Scord abrió las puertas del gran salón, con el plan de seguir el pasillo y salir por una ventana, tenía que hacer todo lo posible para confundir a los guardias, y que creyeran que había salido un piso antes. Pero quien terminó siendo un ingenuo, fue el mismo Scord, ya que al entrar al salón también entró a una trampa. Pues apenas abrió las puertas pudo sentir el gas de Anti-Humanos en el rostro.

Estaba esparcido en la habitación entera.

Scord retrocedió, pero era demasiado tarde, lo supo cuando un guardia lo interceptó por la derecha y Scord no pudo usar su poder para cegarlo, en vez de eso, tuvo que noquearlo para seguir corriendo, sin embargo, apenas logró cruzar unos pasillos más cuando diez vampiros lo acorralaron.

—Así que eres tú, un limpia pasillo—dijo uno de los vampiros, de cabello corto rubio y una sonrisa despectiva.

—¿Quienes son ustedes?—exclamó Scord—. ¡¿Qué es lo que quieren?!

—Permiteme presentarme, futuro montón de cenizas—murmuró el rubio—. Mi nombre es Leonar, y fuimos enviados, por el príncipe Alian.

—¿El peincipe Alian?

—El heredero del reino de Mithios.

Scord abrió los ojos como platos.

—Se enteró de tu romance con la princesa Pryscilla—se acercó a él—. Imaginarás que decidió tomar...medidas al respecto.

Scord no era el único vulnerable, el antihumanos no discriminaba, tanto ellos como él habían sido afectados y no podrían usar su don para defenderse. Sin embargo, Scord supo que era él quien tenía la desventaja al sentir una nueva presencia a sus espaldas.

Las cadenas aparecieron por encima de él, cayendo directamente hacia sus brazos y muñecas, dejándolo inmovilizado de la cintura hacia arriba.

"Tienen una bruja con ellos, estoy jodido."

—Buen trabajo, me encargaré de decirle al amo Alian que te de tu pago—le dijo Leonar, asomándose para mirarla.

Poco después escuchó como se abría un portal por el que la bruja desapareció. Y poco despues, entre tres vampiros lo llevaron hasta la sala del trono, lugar en el que el todo el consejo y los reyes lo miraban aterrorizados.

—¡He aquí lo prometido!—exclamó Leonar alegremente.

—¡Tú!—la reina se levantó de su trono con el rostro empapado en lágrimas—. ¡Monstruo vil y repugnante!

—¡Detente Laria!—gritó el rey, colocando su brazo frente a ella para hacer que dejara de caminar.

—¡¿Por qué?!—gritó entre sollozos—. ¡¿Por qué a mi hija por qué?!—se cubrió el rostro con sus manos, mirándolo con ojos enrojecidos—. ¡¿Por qué tenías que transformarla en un monstruo igual a ti?!

Aquella acusación Scord no la recibió como debía, pues lo único que sus oídos captaron fue la mención de Pryscilla.

—¿Que ha dicho...que Pryscilla?—murmuró perplejo, el cuerpo inerte y la voz a punto de extinguirsele.

—¡¿Por qué convertiste a mi hija en un vampiro?!

Scord cayó de rodillas al suelo, como si un par de manos pesadas lo obligaran y toda la gravedad se viniera encima.

—¿Pryscilla?—habló, los ojos abiertos como platos—. ¿Pryscilla está...?

Scord se atragantó con sus propias palabras, su cabeza hecha un desorden de ideas mientras trataba de comprender lo que estaba pasando.

"Que Pryscilla es un vampiro...Que converti a Pryscilla en un vampiro".

¿En dónde está ella?—Scord trató de dar un paso hacia los reyes—. ¿En dónde está Prysci...?

No pudo terminar cuando recibió una fuerte bofetada de la reina. Estaba tan absorto que ni siquiera pudo preverlo, aunque de todas formas no lo hubiera esquivado, de alguna forma lo necesitaba. Un golpe de la realidad.

—Te odio—le escupió, y su voz desbordaba que lo que decía era en realidad lo que sentía.

Scord se quedó en silencio un momento.

—Yo jamás...lastimaría a Pryscilla—murmuró, en un susurro apenas audible—. Yo jamás la lastimaría.

—¿Qué dices?—la reina retrocede—. Como tienes la verguenza de mentir, cuando ahora mismo mi hija se encuentra al cuidado del principe Alian, quien presenció todo lo que le hiciste.

—¿Qué?

Fue con eso que lo entendió todo. También al ver a los vampiros que seguían en la entrada, sonriendole con satisfacción.

Nada de lo que dijera iba a importar, porque nadie le creería.

—Yo no le hice daño a su hija.

Y tal como pensó Scord, lo único que esas palabras provocaron fue una descarga de ira y golpes de parte de la reina de Adannise. Ninguno le dolió, al menos no físicamente, pero con cada golpe, Scord iba sintiendo un pesar y una desesperación que le eran imposibles de soportar.

Y después de eso, lo único que le dijeron, fue la hora de su ejecución. Los vampiros de Alian habían sido enviados para ejecutar a Scord frente al pueblo, como venganza a su princesa.

Los reyes habían dado la noticia oficial de que Scord, un vampiro que se había inflitrado en el castillo, había asesinado a la princesa, ocultando la verdad de que ella había sido transformada en un vampiro, según los reyes, no podían permitir que una historia así se hiciera publica. Nadie podía saber que uno de los miembros de la realeza era un monstruo.

Viendo de la situación, los reyes también culparon a Scord de los recientes asesinatos en el pueblo, por lo que todos en Adannise esperaban su fin.

Así que por ahora, Scord yacía en una celda esperando la hora de su muerte. Pero por dentro, él unicamente pensaba en una sola cosa.

"Pryscilla. Pryscilla. Pryscilla."

Lo único que había estado haciendo era aplastar las rocas que sus manos tocaban, y sin darse cuenta, había terminado cavando un pequeño hoyo. Pensó en que tal vez podría escapar por ahí, pero presentía que los vampiros de Alian lo matarían antes de poder intentarlo, además de que alguna bruja podría aparecer en cualquier momento.

Scord estaba tan absorto en sus pensamientos, que ni siquiera le tomó importancia al hecho de que él no era el único vampiro en el calabozo. Y tampoco se puso a pensar si debía hacer algo al respecto con la prisionera que estaba en la celda contigua.

—Así que te queda una hora de vida—habló una voz femenina.

Scord apenas y reaccionó, estaba demasiado concentrado.

—Ni siquiera te molestas en tratar de decirles la verdad.

Sus manos dejaron de moler rocas, y miró de reojo la pared a su derecha.

—¿Quién eres?—preguntó, perspicaz.

—Un vampiro, igual que tú—dijo, con simpleza—. Así que te enamoraste de la princesa.

—¿Qué estas...?

—Amar a alguien, te da felicidad a cambio de sufrimiento—siguió hablando—. Pero tú sólo estás empeñado en sufrir, no te permites ser feliz...¿Por qué?

—¿Cómo sabes todo eso?—Scord parpadeó, anonadado, mientras cierta idea llegaba a su cabeza—. ¿Eres una de ellos, cierto?

—¿Una de ellos?

—Les llaman Selectos, vampiros que pueden leer la mente de otros—habló con desconfianza.

—¿Leer la mente?—ella soltó un "Pfft" lleno de burla.

—¿Lo eres?

—¿Por qué preguntas algo si ya conoces la respuesta?—le dijo ella, a lo que Scord se quedó callado—. Quisiera saber...¿Es que acaso...estuvo mal enamorarse de ella?

Scord en lugar de seguir insistiendo en las preguntas que ahora le ponían los nervios de punta, se vio atraído por esa pregunta, y sin querer, se puso a pensar en una respuesta.

—Es mi culpa—dijo—. Todo lo que está pasando es mi culpa.

—¿De verdad?—sonó pensativa—. ¿Dices que pudiste evitar enamorarte de ella?

—Yo...—estaba a punto de responder a eso con un rotundo sí, pero tuvo que parar, al notar las cosas que venían a su mente cuando planeaba hacerlo—. No.

Scord no pudo verlo, pero en ese instante, la vampira al otro lado sonrió.

En ese momento, Scord vio pasar ante sus ojos los momentos más preciados de su vida. Las sonrisas que había visto en el precioso rostro de Pryscilla, y la risa que él mismo había causado, también, la calidez en su pecho que ella le hacía sentir.

Así que eso...¿Eso es la felicidad?

—Así es—respondió la vampira—. No te puedes culpar de haberte enamorado de ella, para ti es...Perfecta.

Scord se quedó en silencio, sólo pensando.

—Así que tampoco puedes culpar al príncipe Alian de haberse fijado en ella.

Scord mira de nuevo la pared.

—Pero...lo que él siente no es amor—Scord notó que la voz de ella se hizo más áspera, sonaba enfadada—. Alguien que causa la infelicidad de la persona que ama por interés propio, no puede tener la capacidad de sentir algo como el amor...—dijo ella—. Él simplemente, acaba de arruinarles la vida.

Scord agachó la cabeza.

—Pero lo más sorprendente es...que no estás pensando en morirte ahora mismo.

—No puedo morir aquí—dijo Scord—. Los reyes me culpan de haber convertido a su hija en vampiro, porque ese tal Alian se los dijo....Y envió vampiros a buscarme, así que eso significa que Alian también es un vampiro.

—Ya veo, esa teoría es bastante buena.

—Pero...—Scord tragó con dificultad—. Necesito averiguar qué tanto de lo que Alian les dijo a la reina y al rey es mentira.

—Te refieres a que...quieres saber si la princesa sigue siendo humana o si en verdad la convirtió en un vampiro.

—O si está...—Scord no fue capaz de terminar esas palabras.

—No lo está—le dijo con firmeza—. Es cierto, a tu novia la convirtieron en una de nosotros.

Scord soltó un jadeo, confirmando uno de sus mayores miedos, pero por un lado no pudo evitar sentirse aliviado de que ella siguiera con vida. Sin embargo...

"Pryscilla, es un vampiro. Por mi culpa".

—Tú...¿Cómo lo sabes?

—Se puede decir que "Leí la mente" de uno de los vampiros que te trajo.

—¿Entonces, sabes en donde está?—Scord se acercó a la pared.

—Bueno...

Scord sintió un escalofrío cuando olfateó a un humano acercándose. Este mismo abrió la puerta y se dirigió a la celda de Scord.

—Ha llegado la hora.

Scord se quedó en el suelo viendo al guardia que lo miraba con ojos de odio. Se levantó lentamente y esperó a que abriera las rejas para que pudiera salir, y mientras recorría el pasillo, se asomó a la celda contigua para poder ver el rostro de la chica con la que conversaba hace un momento, sin embargo, se quedó de piedra al ver que esta se encontraba vacía.

—¿Pero...qué...?—tartamudeó, perplejo.

Él no se lo había imaginado, de verdad había escuchado a alguien, había hablado con ella, y había sentido la presencia de un vampiro. ¿Acaso no era una prisionera? ¿Qué había hecho ahí entonces?

—¿Qué estás haciendo? ¡Camina de una vez!

El guardia tiró de Scord a la vez que lo apuntaba con su espada, obligándolo a seguir caminando delante de él.

Scord entrecerró los ojos al sentir el cosquilleo de la luz del sol, escasa por la zona en la que estaba ubicado el reino, y además porque ya se asomaba el atardecer. Sus ojos no tardaban mucho en empezar a brillar por la oscuridad de la noche que se avecinaba.

La gente estaba acumulada, y se abrió camino cuando lo vieron, todos comenzaron a gritarle maldiciones y desearle la muerte, algunos arrojándole toda clase de objetos como rocas y tablas de madera.

Entre gritos y abucheos, Scord fue obligado a subir a la horca en donde lo esperaba el mismo rubio que lo había acorralado antes en el castillo.

—Yo seré quien te envié al infierno—le dijo Leonar, recibiéndolo con una sonrisa maniatica—. ¡Habitantes de Adannise, hoy ante ustedes, el reino de Alian cobrará venganza por la despiadada muerte de su heredera!—se volvió hacia la multitud—. ¡A diferencia de mí, que soy un vampiro que está al servicio del rey de Mithios, este hombre asesinó a la princesa Pryscilla para saciar sus deseos por sangre humana, y así como él no tuvo piedad, nosotros tampoco la tendremos con él!

La gente gritaba y alzaba los brazos, escupiendole a Scord todo tipo de insultos.

—Ahora, morirás—susurró el vampiro, para que sólo Scord pudiera escuchar.

Leonar desvainó su espada, y la alzó hacia el público, antes de volverse hacia Scord. Este último forcejeó en un intento de liberarse de las sogas, pero su rostro se volvió aun más pálido cuando su cuerpo no le respondió. Las sogas estaban hechizadas, y todo su cuerpo era como una estatua inmóvil, a merced de cualquiera.

—¡Muere!

Scord no cerró los ojos en ningún momento, y fue exactamente eso lo que le permitió ver como la espada que se dirigía hacia su corazón se desvió hacia un lado, como si una fuerza invisible se la hubiese arrebatado de la mano.

—Este poder...—oyó murmurar a Leonar, que después se giró bruscamente, de pronto horrorizado.

Scord, sin comprender lo que acababa de suceder, se volvió para mirar a la misma dirección que él, justo cuando notó el alboroto entre la gente. Las personas comenzaron a empujarse entre sí, mientras una de ellas, encapuchada por completo, corría abriéndose paso hasta llegar al centro, en donde dio un salto con giro para aterrizar sobre la cúspide del poste.

Allí, encorvada, Scord pudo notar mechones de cabello con puntas de color azul turquesa, y lo que llamó más su atención, una sonrisa oculta tras una mano que sostenía una daga. En ese mismo instante, los barriles de madera en el suelo comenzaron a elevarse lentamente, dos de ellos estaban a los costados de Scord y Leonar, y fue el comportamiento de este  último lo que desconcertó más a Scord, pues no dejaba de girar y de ver los barriles con horror.

—No puede ser...—oyó murmurar a Leonar—. Son ellos...

¿Ellos? Se cuestionó Scord.

De repente, los barriles estallaron, liberando bombas de polvos de diferentes colores que cubrieron todo el lugar. Se alzaron los gritos y empezó el caos.

Scord, por más que forzara su vista de vampiro no lograba ver mucho más que los humanos a traves del humo. Sólo las siluetas de estos estos corriendo despavoridos, y una más, que destacó entre ellos, pues aterrizó habilmente en el suelo, y corrió en dirección a él. Leonar apenas alcanzó a girarse cuando una figura se abalanzó sobre él, pateándole la cabeza y estrellándolo contra la pared de madera, por lo que esta se rompió y Leonar acabó dentro de una construcción.

Scord tragó saliva con fuerza, atemorizado ante esta nueva presencia. Y cuando esta se levantó del suelo, creyó firmemente que él sería el siguiente, pero cuando ésta se quitó la capucha para mostrar su verdadero rostro, eso fue suficiente para noquearlo mentalmente.

Detrás de la capucha había una hermosa chica de ojos oscuros y cabello negro como la noche, pero las puntas de este de color turquesa. Piel pálida y labios rojos, y estos...le sonreían ampliamente.

—¡Hola!—le dijo la chica, ladeando la cabeza y cerrando los ojos—. Eso estuvo cerca, disculpa la tardanza, los vampiros de Alian son más imbéciles de lo que esperaba—se acerca a él—. Tuve que hacer una parada porque uno de ellos estaba a punto de morder a una chica.

Scord reconoció esa voz enseguida.

—Eres la chica que estaba en la celda junto a la mía.

—Así es—ella muestra la navaja que Scord vio que sostenía cuando estaba sobre el poste.

Scord da un paso hacia atrás, por acto reflejo al ver el filo de la daga. La chica finge no notarlo, y simplemente sujeta las cuerdas que lo sujetan de las muñecas al poste de arriba.

—Eres real.

—Bastante.

—Creí que estaba loco.

—Lo estás—dice ella—. Sé que planeabas usar tu poder para escapar, pero no iba a funcionar...Hay más criaturas aquí de las que crees.

"Sigue leyendome la mente, y me lo dice como si nada". Pensó Scord, algo asustado.

—¿Alian las envió a todas ellas?

—Mmm no es así—hizo una mueca—. La cosa es que...no eres al único al que están persiguiendo en este momento.

—¿Dices que te están buscando a ti?

—Sí—cortó las cuerdas—. El destino de verdad nos la ha jugado esta vez, mira que encontrarnos justo aquí, una fugitiva ayudando a otro fugitivo.

—¿Pero tú...?—Scord bajó las manos, tocándose las muñecas—. ¿Qué fue lo que hiciste?¿Por qué te persiguen?

Fue como si la sonrisa se pausara en su rostro, poco a poco, fue volviéndose una más suave.

—Esa es...—susurró ella—. Una muy buena pregunta.

Pero no iba a poder responderla, pues en ese momento, un furioso Leonar resurgía entre los escombros, y se alzaba entre gruñidos y maldiciones para subir de nuevo con ellos.

—Este tipo...—la chica chasqueó la lengua—. Bien, te alcanzo después.

Scord no tuvo tiempo de preguntarle a qué se refería cuando ella lo empujó, haciendo que cayera de la base, pero el cuerpo de Scord no llegó a tocar el suelo, sino que se quedó flotando a treinta centimetros de él. Y antes de que pudiera reaccionar, algo invisible tiró de él y lo alejó.

Scord gritó asustado mientras cruzaba las nubes de colores y esquivaba a las personas, viajando en el aire a toda velocidad. Conforme se iba alejando de la multitud y su vista se aclaraba por la dispersión de las bombas de humo, Scord giró la cabeza a su espalda, viendo a lo lejos la pared de concreto de una casa.

—Un momento—susurró, viendo como se acercaba con rapidez—. ¡Maldición!—gritó, levantando sus brazos para tratar de evitar el golpe, sin embargo, la fuerza que lo movía en el aire era tal que terminó cruzando la pared, haciendo un hoyo enorme.

Con esto Scord al fin cayó al suelo, en donde soltó jadeos entre respiraciones entrecortadas por la adrenalina que ahora recorría sus venas.

"¿QUÉ MIERDA ACABA DE PASAR?" Se preguntó, con las manos aferradas al suelo que anheló por unos momentos.

Tragó saliba con dificultad para tratar de eliminar el nudo en su garganta, y se levantó conforme recuperaba las fuerzas y el aliento, las piernas le temblaban, y forzaba su audición para asegurarse de que nadie lo hubiera seguido. Finalmente vio que se encontraba en una herrería, el horno apagado aún caliente.

Caminó entre los escombros y se acercó a la puerta del lugar para ver lo que sucedía afuera. Corazones latiendo y pisadas por todos lados. Era su oportunidad para mezclarse entre la gente y escapar. Tenía que ir encontrarse con la chica más tarde y preguntarle en donde se encontraba Pryscilla. Tenía que rescatarla...Tenía que rescatarla en cuanto antes.

Una vez que se aseguró de que todas la pisadas que oía cerca tenían consigo un corazón latiendo a mil por hora. Scord se aventuró y salió de la herrería, corriendo entre la gente desesperada que se preguntaba lo que sucedía.

Caminó entre las calles hasta alejarse más y más del transito, el sol estaba ocultándose y en unos minutos sus ojos comenzarían a brillar con ese destello blanco que generalmente desprendían los vampiros con ojos color negro, entonces cualquiera que lo viera enseguida sabría que era un vampiro.

Scord caminó y caminó para alejarse, sintiendo cerca a una presencia de humano que venía caminando apresuradamente en su dirección. Este siguió su camino, hasta ver que se trataba de una chica, planeaba pasar a su lado como si nada, pero cuando ambos se cruzaron, a Scord lo dominó un peso gigante que lo obligó a quedarse quieto, como si de pronto el aire lo hubiera vuelto piedra.

La mujer se giró detrás de él, y le tocó la espalda, para luego alejar su mano lentamente, y con esto, Scord dio una arqueada que le hizo soltar todo el aire de sus pulmones, gritando de dolor. Sintió como si le hubiese desprendido el alma, en menos de un segundo, se quedó sin energías y cayó al suelo casi desvanecido.

En ese momento, vio como seis portales se abrieton a su alrededor, y de pronto, contó a 12 brujas rodeandolo.

—¿Quién es este?—dijo una de ellas, usando su pie para moverle el rostro a Scord y examinarlo.

—Te equivocaste de nuevo, Veena—le dijo otra.

—Ahhhh—oyó suspirar a la chica a sus espaldas, la misma que lo había tocado hace unos segundos—. ¿En serio me equivoqué?

—Tsalia va a enfurecerse—oyó murmurar a otra.

—Pero es bastante lindo—dijo de pronto la bruja que lo examinaba, dejó caer su pie y se inclinó hasta quedar cerca de su rostro—. ¿Puedo conservarlo?

Las brujas estallaron en risas.

—¿Qué es lo que piensas hacerle Dárisa?

—Pasar un buen rato, es todo—ladeó la cabeza, acariciándole el rostro—. Creo que he encontrado a mi hombre ideal, chicas.

Las brujas empezaron a reírse, mientras Scord tenía que soportar la sensación de impotencia extrema al encontrarse a merced de ellas. Era bien sabido que lo que menos quería un vampiro, era toparse con una bruja, y que lo que más quería hacer si esto pasaba, era morir.

—Espero que no te confundas.

Una nueva voz se hizo presente entre el barullo, y con esto las brujas dejaron de reírse, en realidad, fue como si les hubieran arrebatado el buen humor, pues sus expresiones ahora estaban llenas de seriedad.

Scord no pudo ver a quien pertenecía esa voz masculina y ronca que había hablado, ya que las brujas lo tapaban, pero definitivamente no la conocía.

—Cuando ella habla de "Pasar un buen rato", se refiere a que va a divertirse sólo ella...Torturándote—vuelve a decir esa voz.

—¿Quién rayos eres?—preguntó Veena.

Las brujas, como si acabaran de recibir una orden, se movieron para permitirle que viera al nuevo sujeto.

Un chico, de aparentemente unos 20 años de edad, estaba recargado en la pared. Llevaba una capa idéntica a la que traía la chica que salvó a Scord hace un rato, pero este traía la capucha abajo, por lo que se podía ver su cara.

Su cabello era aún más negro que el de la chica, y ya estaba anocheciendo, por lo que en sus ojos se podía notar un destello plateado.

—Otro vampiro, ¿Por qué hay tantos vampiros en este lugar hoy?—se quejó una de las brujas.

—Eso preguntaselo a él—dijo el chico, dándose un empujón con el pie para dar un par de pasos al frente—. Tienen al vampiro equivocado.

La noche de iba haciendo cada vez más oscura, y Scord no supo por qué, pero sentía parte de esa oscuridad proveniendo del chico que había aparecido.

—Es a mí a quien buscan.

A Scord más que sorprenderle esa sinceridad con la que hablaba, lo asustó. El chico lucía tan tranquilo, como si no le afectara nada en el mundo, pero esa calma no hacía otra cosa mas que poner nerviosos a los demás. Scord se sintió de pronto más desesperado que cuando las brujas lo inmovilizaron.

—Entonces eres tú...—Veena se puso de pie lentamente—. No sabes cuanto desea Tsalia arrancarte el corazón.

—A Tsalia siempre le han atraído las cosas que son imposibles.

—Has venido directamente a nosotras—miró a Scord de reojo—. Ni siquiera me molestaré en preguntar si se conocen.

—Jamás lo había visto—habla el chico, inexpresivo.

Scord pudo notar, como los ojos del chico comenzaban a tener un brillo diferente, un pálido amarillo, haciendolos parecer como dos lunas.

—Ya veo—la bruja levantó los brazos en su dirección—. Bien, hagámoslo, chicas.

Las brujas se reunieron con ella, tomándose de las manos hasta formar dos filas de seis brujas. De pronto del suelo se desprendió un aura maligna, que las cubrió por completo.

La noche había caído por completo, y lo que más asustó a Scord no fue la increíble cantidad de magia que sentía, sino los ojos ahora amarillos brillantes del sujeto que las miraba sin una pizca de miedo.

—¡Ahora!—gritó Veena.

Pero en un parpadeo, el chico apareció detrás de ella.

—¿Planeabas dejarme inconsciente con un hechizo?—le dijo—. Tsalia no me toma en serio lo suficiente.

Con eso el aura estalla y se desvanece, las brujas, una a una, sueltan un jadeo y caen al suelo sujetándose sus estómagos.

"¿Qué fue lo que pasó?¿Acaso las golpeó tan rápido que ni siquiera yo pude verlo?".

Veena comenzó a toser con fuerza, y Scord pudo oler la sangre que salía de sus bocas.

—Envíale mis saludos a Tsalia.

Scord alcanzó a ver como Veena con todo el dolor del mundo, tocó el suelo con su palma ensangrentada y abrió un portal en el que sólo se dejó caer. Las demás brujas, despavoridas la imitaron, y segundos después Scord se encontraba a solas con ese aterrador sujeto.

Scord sintió como poco a poco recuperaba sus fuerzas, pero el temor y la confusión del momento le impedían pensar con claridad. "¿Quién es este sujeto tan aterrador?¿Es que va a matarme?"

—Tú...—habló el chico, mirando a Scord de reojo—. ¿Eres Scord?

Esa pregunta le hizo dar un respingo, pero aún así se empeñó en hablar con firmeza:

—Sí.

El chico lo miró con ojos entre cerrados por unos segundos, y Scord notó como una mueca de disgusto se iba formando en su rostro...o parecía más bien, de inconformidad.

—Levantate—le dijo, duro.

Era lo que planeaba hacer de todas maneras, así que Scord se dispuso a ponerse de pie, quedando a dos pasos del chico.

—Tenemos la misma altura—habló el chico, mirándolo desde los pies hasta el rostro, en donde se detuvo a hacer esa mueca de nuevo—. Mierda.

El chico lo esquivó y siguió caminando.

—Tenemos que irnos, los vampiros del príncipe ese no tardan en encontrarte—le dijo, mirandolo de reojo.

Scord titubeo, pero no le quedó más opción que seguir al desconocido cuya aura daba a leguas una mala espina. ¿Pero qué importaba en una situación como esta?, además, no quería imaginarse lo que sucedería si lo desobedeciera.

—Lo que dijo ella fue "Encuentra a Scord, es un chico fisicamente de unos 20 años, cabello negro, alto y apuesto"—le oyó imitar una voz aguda—. "Apuesto"—soltó un "Pff"—. Creí que sólo lo decía para cabrearme, a ella le gusta hacerme eso.

—¿Ella?—inquirió, abriendo más los ojos—. ¿Hablas de la chica de cabello negro y puntas azules que me salvó hace un momento? ¿Tú vienes con ella?

El chico asintió con la cabeza.

—Estarías en serios problemas si no fuera porque ella ya me avisó que estás enamorado—le dijo mientras caminaban—. ¿Así que la princesa, eh? Tú apuntas a lo alto.

—Yo...bueno—murmuró Scord mientras se rascaba la nuca.

"¿Y se puso a contarle todo sobre mí? En serio que los selectos son unos metiches. A menos que..."

—¿Eres un selecto tú tambien?

—La humanidad estaría perdida si lo fuera.

—¿Eh?

—No, no lo soy—lo miró sobre su hombro—. Soy sólo un vampiro común y corriente.

Tal vez se debía a que seguía sorprendido por lo que le había visto hacer hace unos momentos, pero a Scord no le pareció que eso fuera del todo verdad.

—Ya viene—oyó que murmuraba el chico, a la vez que dejaba de caminar y se giraba.

Scord se detuvo al verlo, y al instante una figura aterrizó en medio de ellos.

—¿Qué tal?—preguntó el chico.

Scord reconoció enseguida a la chica de hace unos momentos, esta se levantó y se quitó la capucha.

—Eres tú—susurró Scord.

—Y tú—dijo ella—. Genial, sigues con vida.

—Sería increíble quedarnos a conocernos todos mejor, pero un montón de vampiros nos persiguen justo ahora—habló el chico, tomandola de la mano—. ¡Vayamos por arriba de las casas!

Ellos dieron un salto, el chico de cabello negro miró a Scord por un segundo antes de aterrizar en el techo, y con esto Scord se vio impulsado a seguirlos. Miró detrás sólo medio segundo, antes de saltar y comenzar a correr detrás de las dos figuras tomadas de la mano.

Fue un accidente, pero en ellos dos se dislumbró a él mismo y a Pryscilla, corriendo y riendo. Y aunque sólo hubiese sido en un parpadeo, esto le causó un terrible dolor en el pecho, y por poco dejó de correr.

—¡Scord!—gritó la chica de pronto, deteniéndose y girándose en su dirección.

Scord no dejó de correr, y sólo vio como la chica alzaba los brazos y dos carrozas vacías se levantaban de las calles, flotando para luego volar encima de Scord. Este se giró siguiendo las carrozas con la mirada, viendo como las carrozas cayeron sobre cuatro vampiros que estaban a punto de aterrizar arriba de una casa.

—El río está cerca, démonos prisa—gritó el chico.

Scord se sentía tan torpe en ese momento, su cuerpo los seguía casi por incercia pues las ideas en su mente estaban completamente desordenadas. Aún no comprendía lo que estaba pasando, mucho menos por qué esos dos extraños lo estaban ayudando. Incluso podría tratarse de otra trampa de Alian a la que estaba corriendo por su cuenta, o en el peor de los casos, que el destino que le aguardara siguiendo a esos dos fuese mucho peor.

Justo como dijo el chico, llegaron a un río, pero en lugar de cruzarlo, él y la chica se sumergieron en él.

"Los perderemos si nadamos por debajo del agua". Aquellas palabras no las escuchó sino que flotaron dentro de su cabeza, con la voz firme de la chica de las puntas azules.

Scord casi se cae al suelo por la impresión.

Titubeó un momento, pero la adrenalina le dio la fuerza para imitarlos. Y ya debajo del agua los vio a ambos, que nadaron para tomarse de las manos mientras se dejaban llevar por la corriente.

~***~

Pasaron largas horas sumergidos, tantas que Scord no sabía qué tan lejos estaban ya de Adannise.

"Saldremos aquí". Scord se asustó otra vez al escuchar la voz en su cabeza, pero trató de regresar a la realidad y finalmente emergió a la superficie.

Los tres salieron del agua empapados, caminando lentamente hasta llegar a la orilla del río. Habían llegado hasta un bosque en el cual nunca habia estado Scord.

—¿En donde estamos?

El chico se giró para verlo.

—No podemos hablar mucho, puede que aún nos sigan, así que primero encontremos un lugar para ocultarnos, ¿De acuerdo?

Suspicaz, Scord asintió. Aunque estaba vivo gracias a ellos, no podía evitar sentir desconfianza, eran unos completos extraños despues de todo, y unos fugitivos, que a Scord lo inculparan y tuviera que huir era una cosa, pero nada garantizaba que ellos fueran inocentes. Además, por las reacciones Leonar y las brujas, todo apuntaba a que esos dos eran peligrosos.

Caminaron por un rato, recorriendo el bosque iluminado por la luz de la luna. Anduvieron siempre con cuidado de que no hubiera un humano cerca, en ese momento a tal altura de la noche los ojos de un vampiro eran como dos faros.

Se detuvieron frente a una pila de rocas amontonadas, la chica hizo una señal para que se detuvieran, y le pidió a Scord y al chico que las movieran, descubriendo una puerta de madera vieja y destrozada. La abrieron y descubrieron unas escaleras.

—Aguarden aquí—dijo el chico antes de bajar.

Pasaron unos minutos hasta que oyeron ruido en las escaleras.

—Pueden bajar.

Una vez los tres bajaron, se encontraron con un lugar enorme de piedra. Había trozos de cristal por todos lados, sillas apiladas en una esquina y una mesa de madera quebrada de una pata.

—Parece que esta era la guarida de una bruja—dijo el chico—. Nos quedaremos aquí mientras perdemos a nuestros perseguidores.

Scord sólo se quedó de pie viendo como la chica buscaba entre los rincones, hasta que de un montón de trozos de madera sacó una linterna, y utilizando dos trozos pudo hacer fuego para encenderla.

El chico colocó una silla delante de Scord y luego fue a quitarse su capa y recibir la de la chica.

—Oigan...esto...—empezó a decir Scord—. Gracias por ayudarme antes, les debo la vida.

—Te tomaré la palabra—dijo el chico, para luego quejarse del golpe que le dio la mujer en el estómago.

—No sé cómo podré agardecercelos, y a ti...—la miró—. Gracias a ti sé que Pryscilla sigue con vida, o al menos, que no está definitivamente...muerta—dijo con dificultad—. Tengo que pedirte otro favor, que me digas en donde se encuentra el reino de Mithios...Pero antes, lo menos que puedo hacer es aprender sus nombres.

Ante esto, ambos jóvenes abren los ojos absortos.

—Así que...¿Quienes son ustedes?

La chica parpadeaba, sin saber qué hacer con el giro de la situación. A decir verdad, las cosas se les habían salido tanto de las manos que no pensaron en qué responderían cuando Scord les lanzara una pregunta como esa.

La chica miró a su compañero pidiendole ayuda, pero este parecía casi aburrido, si al principio le había alarmado esa pregunta, ahora no parecía importarle en lo más minimo.

¿"Significa eso que hay que decir la verdad?" Se preguntó, aún mirandolo. Pero fue entonces que comprendió el verdadero significado de esa expresión, sus ojos con el débil brillo amarillo, miraban fijos a la nada...Y así él parecía...

Tan triste.

Ella lo sabía. Sabía que en cuanto les revelara sus identidades, Scord saldría corriendo, creyendo que era mucho mejor dejarse atrapar por Alian y sus vampiros que caer en manos de ellos dos.

Eso era lo que todo el mundo pensaba, era lo que tenían que pensar. Que James Black era un monstruo, y que su compañera Elízabeth era igual a él.

Pero esto no hacía otra cosa mas que causarle un profundo pesar a la chica, a cualquier lugar al que iban, si tan siquiera una persona conocía su aspecto, la noticia de que el vampiro más peligroso de todos había llegado enseguida era recibida por todos ahí. Todos huían, ni siquiera pensaban que valía la pena suplicar por sus vidas.

"Todo el que se les acerca, muere". Eso era lo que pensaban.

Elízabeth estaba ahora con él, pero le dolía pensar en todo lo que tuvo que pasar él solo antes de conocerla. No era capaz de imaginarlo, el dolor de más de mil años de soledad y un odio que se acumulaba en cientos de criaturas.

Ahora por fin había encontrado a alguien que los había seguido, aunque las circunstancias lo obligaran. Elízabeth acababa de presenciar algo que jamás había visto en su vida.

Alguien dandole las gracias a James Black.

James no lo demostraba, pero esa simple palabra lo había descolocado tanto, que su cabeza siempre en paz debía estar dando vueltas en estos momentos. Incrédulo y con una calidez inmensa en el pecho, saboreando lo increíblemente bien que se sentía escuchar eso.

Fue la primera vez que a James Black le dieron ganas de llorar de felicidad. Y Elízabeth, aunque le era técnicamente imposible, sentía que su rostro estaba empapado en lágrimas invisibles.

Pero...Si Elízabeth decía quienes eran, ¿Qué es lo que Scord haría entonces?

Ella no quería averiguarlo.

—Mi nombre es Bethia, y él se llama Laeden.

Scord no se dio cuenta, pues sólo miraba a Elízabeth anonadado, pero en ese pequeño instante, James mostró un gesto de confusión.

"¿Qué estás haciendo?" Se preguntó, esperando a que la chica le respondiera telepáticamente.

—Ya veo, Bethia y Laeden—dijo Scord, respetuosamente—. De nuevo, les agradezco por todo lo que hicieron por mí, les debo mi vida, estoy en deuda con ustedes.

—Deuda, eso es verdad—murmuró James, aún desconcertado.

—Ahora, Bethia, por favor—se arrodilló, agachando la cabeza—. Por favor dime cómo encuentro el reino de Mithios, debo rescatar a Pryscilla en cuanto antes.

Tanto a James como Elízabeth sintieron que se les hizo un nudo en la garganta.

—Tú, de verdad estas enamorado de ella, ¿O no?—dijo Laeden(James), más para sí mismo que para el jóven.

—Sí...lo estoy—dijo Scord—. Y es por eso que debo, rescatarla de ese monstruo.

—¿Los has visto alguna vez? Hablo del principe—preguntó Bethia(Elízabeth).

—No—gruñó Scord.

—¿Y a Mithios, has estado ahí antes?

—No.

—Entonces encontrar a tu chica será más dificil de lo que crees.

Ante eso, Scord alzó la mirada, preocupado por sus palabras, sobre todo porque las había dicho con mucha seguridad.

—¿Qué dices?

—Ahora mismo estamos en el reino de Mithios...o mejor dicho, en donde estaba antes el reino.

—¿Antes?

—Dime una cosa Scord—dijo Laeden sentándose—. ¿Habías escuchado hablar acerca de Mithios antes de llegar a Adannise?

—A decir verdad...no.

—Exactamente—se inclina—. Porque nadie sabe nada sobre ese reino...Sólo pocos dentro del mundo sobrenatural.

Los ojos de Scord se abren como platos.

—Y lo que se sabe, es que es un reino habitado completamente por vampiros, es decir que todos allí son vampiros, y no sólo eso. Son despiadados, sin excepción, forman alianzas con reinos humanos para usarlos como fuente de alimento.

Scord empezó a ponerse de pie, atemorizado por las palabras que escuchaba, sentía nauseas.

—Pero eso no es todo—continuó—. Mithios está encantado, con un hechizo que le permite a los reyes mover el reino entero de lugar.

—Entonces...Si me estas diciendo que en este bosque estaba ubicado el reino antes, eso quiere decir...—Scord no fue capaz de terminar aquello, temiendo el significado.

—Ahora mismo, Mithios puede estar en cualquier parte del mundo, y en él, Alian y la princesa Pryscilla—terminó de explicarle—. Es por eso que Mithios es tan difícil de encontrar.

Scord llevó su mano a su boca, aterrorizado por lo que le habían dicho. Una parte de él quería negarselo a toda costa, salir y buscar el reino por su cuenta.

—Si lo que dices es cierto...—tragó con dificultad—. Entonces debo empezar a buscar ese reino ya mismo, antes de que se mueva a otro lugar.

—¿Piensas recorrer el mundo entero tú sólo?

—De ser necesario—le respondió—. Haré lo que sea para encontrarla.

—¿Sabes que podrías tardar años, incluso décadas en encontrar el reino?

—Lo sé, por eso debo darme prisa.

—Eso además de que Alian seguramente querrá asegurarse de que mueras, por lo que de ahora en adelante vivirás huyendo de tus enemigos—dijo Laeden—. Te espera una vida llena de sufrimiento y dolor.

—¡No me importa!—gritó—. ¡Si al final de todo ese sufrimiento, de todo ese infierno puedo verla una vez más...si con ese dolor puedo sacarla a ella de ahí yo...estoy dispuesto a cargarlo!

Bethia se quedó sin palabras ante la confesión del muchacho, realmente conmovida.

Y Laeden, no se quedó atrás.

—En ese caso, deberías venir con nosotros.

Esta propuesta no sólo sorprendió a Scord sino que tambien a la mismisima Elízabeth.

—¿Ir con ustedes?

—Te habrás dado cuenta de que a nosotros también nos persigue gente peligrosa, así que no podemos quedarnos en un sólo lugar, vivimos viajando de un lugar a otro—le dijo—. Imagina si en el proceso, encontraramos el reino de Mithios, dedicarnos a buscarlo en vez de sólo huir sería más divertido.

—Pero entonces, los que me persiguen a mí tambien los perseguirían a ustedes.

—Bueno puedes decir lo mismo por ti—dijo—. Ademas, la cosa es...que a mí me gustaria que vinieras con nosotros.

En ese momento, los ojos de James brillaban.

—Creo que tú y yo podríamos llegar a llevarnos bien...Además, eres el primero que no babea por mi novia cuando la ve.

Ante eso, Elizabeth puso los ojos en blanco.

—Si vienes con nosotros, tu deuda quedará pagada—continuó James—. Pero...No pienso obligarte a hacerlo, porque con nosotros te espera un destino todavía más terrible del que te espera si te dedicas a buscar el reino tú sólo. Así que si decides irte por tu cuenta y no volvernos a ver nunca, sabré que con eso tu vida ya no correrá peligro por mi causa, y entonces tu deuda con nosotros se pagará de todas formas.

James Black apoya sus manos sobre el respaldo de la silla.

—¿Entonces, qué es lo que decides...Scord?

Continuará...
"Una vez más, la vida de Scord está a punto de cambiar por completo"

— — — — — — — — — —

¡Hola Criaturas!

Sé que otra vez no publiqué el miercoles, no se enojen conmigo:( Aquí está el capítulo 48 algo más largo de lo acostumbrado.

¿Les gustó ver como se concieron James, Elízabeth y Scord?

Escribir este capítulo fue muy emocionante y emotivo para mí,  sobre todo porque James siempre fue odiado y temido por todos, y ver a alguien por primera vez que no huyó significó mucho para él. (Otra razón más para odiar a la bruja de Tsalia Morengei)

Así que Elízabeth tiene sus razones para haberle mentido sobre sus identidades, ¿Pero cuanto creen que le dure esto?

¿Y qué pasará cuando Scord descubrá que Laeden y Bethia son en realidad James y Elízabeth? Descubranlo en el siguiente capítulo 49 La Historia de Scord y Pryscilla Parte 4: "Conviviendo con el peligro"

Gracias por leer! Los quiere
Bat_Stilinski💙

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