Capítulo 44: Hielo Ardiente
Sarah Cooper
—¡Que comience la batalla!
Me volvi hacia Tobías enseguida, quien reaccionó hasta ese mismo instante en que aquella chica habló. Como si todo este tiempo sólo hubiera estado ahí parado como estatua esperando a que le diera esa orden. Así que lo siguiente que vi fue como Tobías corría en mi dirección, a la vez que su cuerpo iba tomando la forma de un tigre de tamaño anormal, que se abalanzó sobre mí haciendome caer al suelo.
—¡T-Tobías!—gruño sosteniendole las garras que estaban a punto de arañarme la garganta—. ¡Detente!—le grito.
Tengo que mirar hacia otro lado cuando él me ruge justo en la cara con fuerza, el rugido opacando el sonido de los vitores del Coliseo, provocando al público a que lo animen más.
Aprieto las patas del tigre, apartandolas de mí. Él gruñe tratando de deshacerse de mi agarre, y yo tengo que reprimir la punzada de remordimiento cuando comienza a quejarse. Continúo empujando con fuerza, cuando sus garras de pronto se vuelven asperas y escamosas, y al instante lo que hay encima de mí es una anaconda gigante que gira velozmente, envolviendo todo mi cuerpo como una soga. Me remuevo en un intento de liberarme pero sólo consigo que se apriete más, subiendo y subiendo hasta que sólo veo el cielo por encima de nosotros.
Lo lamento, Tobías...Pienso culpable, al mismo tiempo en que envio una descarga fría por mi cuerpo, volviendo mi piel gélida ante el toque de la serpiente. Esta sisea al sentir la corriente helada, y al instante Tobías se transforma en una enorme aguila y vuela lejos de mí, cayendo al suelo del otro lado del coliseo, nuevamente en su forma humana.
—No voy a pelear contra ti...—digo—. ¡Tobías, tienes que parar...Soy yo, Sarah!
Él no reacciona de la manera en que mi interior tanto suplicaba, no corre hacia mí desesperado o preocupado, sino que viene directo a por mi cuello, convertido en un toro con cuernos ridiculamente grandes.
Trato de detenerlo sosteniendolos, pero su fuerza me supera y termino siendo arrastrada hasta que me acorrala en la pared. Sus transformaciones son rapidas y casi imposibles de preveer, cambia en segundos de humano a animal para darme golpes extremadamente fuertes, hasta que vuelve a su forma de tigre y encaja los dientes en mi hombro.
Grito ante el insoportable dolor, gruñendo furiosa y con la paciencia agotada por completo, dirijo el frío directamente hasta su cabeza, haciendolo chillar y dar arcadas del dolor, lo que lo obliga a tomar su forma humana nuevamente.
—¡Si no vas a hacerme caso, tendré que obligarte por las malas!
Lo alejo de una patada haciendo que se deslice hasta el centro de la arena. Lanzo tres dagas de hielo en su dirección, pero en el instante en que están a punto de darle, agita su brazo al mismo tiempo que este toma la forma de una gigantesca ala de cuervo, y da un giro para luego salir despegando ya siendo un animal por completo. El cuervo cae directo hacia mí y yo me protejo con mi brazo, por lo que termina enterrando sus garras alrededor de mi brazo, y mientras provoca oleadas de aire con su aleteo, comienza a cambiar su forma a la de un animal, teniendo ahora mi brazo entre las garras de sus patas delanteras. Me empuja con fuerza hacia el suelo y yo trato de darle un golpe con mi mano libre, pero él lo esquiva convirtiendose de nuevo en humano. Lo pateo entonces para apartarlo y ponerme de pie, y llego a él a toda velocidad para darle un rodillazo en el estómago. Le oigo gruñir, y veo sus ojos negros e iris dorada a través de su cabello cuando dirige un puñetazo hacia mí, pero yo lo esquivo haciendo a un lado mi cabeza, sin embargo, logro ver de reojo como su otra mano se convierte en la garra de una mantiz religiosa.
—¿Qué?
Apenas logro esquivarla, no sin antes llevarme un doloroso corte en la mejilla y el hombro izquierdos.
Tobías vuelve a colocar su espada de mantiz en posición y la dirije nuevamente hacia mí, por lo que tengo que saltar hacia atrás para esquivarlo.
—¿Cómo?
Lo miro incrédula mientras su brazo vuelve a ser una mano humana.
Acaba de transformar una parte de su cuerpo en la de un animal, sin tener que transformarse por completo. ¿Cómo puede ser eso posible?
Vooker Nivel 11, unico en su especie...
No puede ser, esto es malo...muy malo para mí.
"Hipnotizalo, o te matará"
¿Así que esa es la única forma de detenerlo?
—Oye Tobías...—digo, viendolo levantarse del suelo—. ¿Tú...tú de verdad quieres matarme?
Tobías da un paso al frente, pero yo hago lo mismo, enviando con ello una capa de escarcha que atrapa a sus pies y los cubre de hielo, impidiendole seguir.
Le oigo jadear, a la vez que da un paso al frente con los puños apretados a sus costados.
—Yo debo...Obedecer las ordenes de Voodo.
—¿Obedecer a Voodo?—murmuro—. Pero tú no quieres matarme, ¿Cierto?
—Yo...—gruñe, agitando la cabeza desesperadamente, gritando—. ¡Yo quiero...!
Lo veo agitarse, despeinarse y tratar de remover el hielo de sus pies. Pero lo único que hace al darse cuenta de lo imposible que es salir de su situacion, es agachar la mirada, respirando con dificultad.
—Sarah...—susurra, con voz quebrada, y cuando vuelve a mirarme, una presión horrible en el pecho me hace retroceder—. Perdoname, Sarah...¡Lo lamento mucho!
Lágrimas caen de los ojos marrones de Tobías, quien solloza desconsoladamente.
—Ellos me obligan a hacerlo, me obligaron a hacerlo una y otra vez...—grita—. Por favor haz que se detenga...¡Sarah, por favor ayudame!—se agacha—. ¡Ya no quiero seguir haciendo esto!
La presión se hace cada vez más grande, así como la cantidad de lágrimas que caen de sus ojos.
—Tobías...—titubeo—. Eres tú quien debe perdornarme a mí.
—¡Damas y caballeros, parece que Sarah Cooper será quien de el golpe final esta noche!—vuelve a hablar la chica del micrófono, y el abucheo de la gente se hace presente.
—Oye tú...—murmuro, aún dandole la espalda—. No me dijiste tu nombre.
—¿De verdad quieres saberlo?—chilla—. ¡Yo soy Voodo, la conductora de este increíble evento!
Oh, así que es ella.
—Voodo...—murmuro, pensativa—. ¿Entonces, eres tú quien se encarga de decidir quienes participan en una pelea de este lugar?
—¡Así es!—suelta una carcajada—. ¡Yo soy quien se encarga de elaborar las listas de competidores diarios...!—se inclina sobre el podio—. ¡Y he seleccionado a este Vooker especialmente para ti, basandome en su historial, parece que en su tiempo trabajó para el mismísimo Robert Mathews!
—Eso fue antes, Tobías ha cambiado.
—¿Estás segura de eso?—frunce los labios—. Veamos qué dice después que te asesine, porque eso es justo lo que pasará...a menos que tú lo mates antes!
Mientras hablaba, yo estaba girandome en dirección a Tobías. Fue justo como aquella vez en que Emmily le ordenó a Adelí que me matara, sólo que esta vez, yo tenía la misma orden.
Pero al igual que esa vez, Tobías en realidad estaba sufriendo, gritandome que lo ayudara. Él no quiere matarme, estoy segura de ello, yo decidi confiar en él una vez más...no pienso echarme para atrás, no ahora cuando nada de lo que está pasando es culpa suya.
No es culpa suya...
Miro de reojo a la chica del bastón en forma de aguja una vez más, esta no ha dejado de sonreír en todo el rato. Complacida, irradiando felicidad...Esa felicidad que sólo sienten aquellos a los que todo les está saliendo justo como planearon.
Pero esa chica sólo me hacía enfurecer cada vez más, entender cada vez más. Me hizo entender sin explicaciones, el motivo por el que Alex había perdido el control hace unos momentos, y por qué los brazos y hombros de Tobías tenían marcas y moretones demasiado recientes.
—Fuiste tú—murmuro—. Tú fuiste la que hizo que Alex perdiera el control así.
—¿Qué dices?—arquea una ceja—. Acabo de decirte las reglas del combate, Alex simplemente hizo lo acorde a ellas.
—¿Cuantos combates ha ganado?
—¡Alexander Pearson, hoy acaba de obtener su décima victoria!—grita enorgullecida.
—¿Y a cuantos ha matado?
Su sonrisa se borra por completo.
—Lo sabía—esbozo una sonrisa ladeada—. A como lo has dicho, las personas que aquí combaten en su mayoría son gente inocente a la que Emmily utiliza para sus planes...¡Alex no asesinaría gente inocente, sin importar qué!—grito, enfurecida—. ¡Tampoco acabaría con alguien de la manera en que lo hizo hoy!
—¿Dices que Alex no había matado a nadie antes?—suelta una carcajada—. ¿Entonces qué me dices de todos los vampiros y brujas con los que tuvo que acabar para vencer a Robert Mathews y a Tsalia Morengei?—se inclina.
—Todos hemos manchado nuestras manos...pero jamás contra gente inocente, pues es a ellos a quienes buscamos proteger—le digo—. ¡Alex nunca mataría a alguien para protegerse a sí mismo...El no mataría a alguien así...No a menos que...!—hago una pausa—. ¿,En dónde están Rihanna, Drew y Pryscilla?
La sonrisa vuelve a sus labios.
—Ellos están en sus celdas justo ahora.
—Y ya se habían enfrentado a ese hombre antes—digo, tanto como para mí misma como para ella, mirando las heridas sin sanar de Tobías—. Lo que significa qué...
"Yo...tenía que hacerlo, o si no...él iba a lastimarte y entonces...Ibas a tener que hacerlo tú"
El hielo se desprende de golpe debajo de mí, tan rápido que nadie es capaz de preverlo. Este forma un pico que va desde el suelo hasta el balcón, deteniendo la filosa punta a milimetros del pecho de la chica. Quien da un salto hacia atrás sosteniendo su sombrero y su aguja. Adelí se mueve tambien, desviando su mirada del hielo hacia mí, anonadada.
—Todo esto...Todo es culpa tuya—digo, severa—. Y pagarás por lo que has hecho.
—¿Pagar, dices?—suelta una risotada—. Eres estúpida, amenazandome sin siquiera saber cuál es mi poder.
—Me importa una mierda el poder que tengas—gruño—. ¡Mis amigos han salido lastimados por tu culpa!
—Bueno, a mí eso también me importa una mierda—escupe—. Además, la razón por la que estás aquí es para enfrentarte a él—señala detrás de mí.
Miro de reojo a Tobías, y trago con dificultad el incómodo nudo en mi garganta, mientras lucho al mismo tiempo por contener las ganas de abrazarlo y llevarmelo de aquí, pero este lugar no tiene escapatoria. Hay cientos de condenados a mi alrededor, cualquier cosa que intente hacer para escapar será inutil.
—No seguiré con esta pelea, se acabó.
—¡¿Disculpa?!—exclama, anonadada—. ¡Nunca te he dicho que tengas otra opción, Sarah Cooper. No te estoy pidiendo que pelees!—ríe—. ¡Tú vas a pelear!
—En ese caso puedes matarme ahora mismo—me vuelvo hacia ella—. Llevame con Emmily ahora si es lo que quieres—elevo las manos hacia ella, retandola con la mirada.
La chica retrocede, mirandome con suspicacia, y yo finjo un semblante aburrido.
Justo lo que pensé...Ellos no pueden matarme, me necesitan para que muera por Emmily, lo que significa que Tobías no está aquí para vencerme sino para morir...Ella espera que asesine a mi amigo con mis propias manos y que el público disfrute eso.
Ni una mierda. Eso no va a pasar.
—Si tanto quieres pelear, ¿Entonces por qué no bajas aquí?
Al coliseo lo atrapó un silencio sepulcral. Fui la única que percibió el unico movimiento, de la mano de Adelí arrugando la tela de su chaqueta en un puño.
—¿Quieres enfrentarte a mí?—arquea una ceja—. ¿Tan poco aprecias tu vida?
—Bueno, al menos yo tengo una que vida que puedo perder.
La chica hace garras con sus manos, arañando el podio mientras me extermina con la mirada.
—Si no bajas ahora mismo...
Iré yo misma por ti.
—Estás arruinando un preciado combate en mi Coliseo—gruñe entre dientes, enfurecida—. ¡Continúa la pelea ahora mismo u ordenaré que maten al Vooker, así que deja de hacer esperar a la gente y mátalo de una vez!—golpea su bastón en el suelo.
—¿Quieres que los entretenga matando a mi amigo?—aprieto los dientes—. Si tanto quieren pelear porque no bajan ellos...intenten ponerle un dedo encima y lo lamentarán.
—De verdad tienes instintos suicidas.
Voodo eleva su bastón y me apunta con él, un segundo después 10 condenados se levantan de sus asientos y comienzan a bajar hacia la arena. Pero yo no puedo dejar de mirar a la rubia, la persona que acaba de ganarse mi odio a pesar de haberla conocido hace cinco minutos.
Es culpa de ella, todos han sufrido peleando y matandose entre sí porque ella así lo quiere.
Doy un paso lentamente en su dirección, dejando que sea el enojo quien tome posesión de mi cuerpo. Pero no es hasta después que me doy cuenta del terrible significado de esto, pues es justo debido a la ira que siento en este momento, que pierdo el control de otra cosa muy importante.
Cuando mi pie vuelve a tocar la arena, de él se desprende una gruesa capa de hielo que cubre rapidamente todo el suelo del campo de batalla.
Observo a los 10 condenados que habian bajado para enfrentarse a mí, ahora congelados de pies a cabeza, y cuando doy un paso más, estos estallan en miles de pedazos.
Me quedo paralizada, viendo los diminutos trozos de hielo moverse con el aire hasta incorporarse en el suelo de hielo.
Oh, no...Está pasando otra vez...
Es como aquella vez en la guarida de los Vookers, cuando Alex tuvo que despertarme debido a que estaba congelandolo todo mientras estaba dormida. Desde entonces él ha estado muy preocupado porque algo así vuelva a pasar, y yo he tenido que concentrarme de más para evitar perder el control.
Justo como como acabo de perderlo ahora.
Miro a Tobías, aterrada ante la idea de que su cuerpo esté ahora conpletamente cubierto de hielo, o algo peor, pero afortunadamente este sigue sólo hasta la altura de sus rodillas.
—Esto no me gusta nada—vuelve a decir Voodo—. Estás arruinando mi Coliseo...No puedo permitirlo.
Me coloco en posición de ataque, sin saber qué movimiento esperar de su parte. Dudo que no se haya dado cuenta de que bajar aquí conmigo mientras el hielo cubre el suelo es una pésima idea para ella. Es evidente que estúpida no es, si se ha dedicado todo este tiempo a jugar con la mente y los sentimientos de cada criatura que ha pisado esta arena. Todo mientras ella observa desde ese maldito balcón.
Veo como Voodo lleva su mano dentro de su chaleco corto, sacando una especie de muñeca de trapo. Frunzo el ceño al ver los botones marrones que lleva como ojos y el cabello de hilos gruesos color castaño oscuro. Sin embargo, eso y su sonrisa macabra son lo único que alcanzo a ver antes de que una silueta caiga al suelo a un par de metros de distancia.
Me quedo anonadada al ver los tacones de sus botas intactas sobre el hielo, sus finos dedos que la habían ayudado a caer con la gracia de una bailarina.
—Vaya, pero miren qué tenemos aquí—Voodo se acerca al podio para mirarnos recargada desde allí, sosteniendo su barbilla entre sus manos—. Me pregunto si el instinto suicida fue influencia tuya, Adelí.
Trago con dificultad mientras Adelí se levanta con suma lentitud, pero lo que me dejó aún más estupefacta, fue la falta de preocupación en su rostro cuando por fin me miró.
—Los instintos suicidas son cosa de su clan, no mía—responde—.¿No creíste que serías la única con ventajas, o sí?—dice ahora en mi dirección.
Supongo que tiene razón. Nuestros poderes, fuego y hielo son enemigos por naturaleza, en donde sea siempre estarán en batalla. Yo soy la única que tiene la habilidad de apagar las llamas que Adelí puede provocar, y si me lo propongo, puedo provocarle enfriamiento por dentro...Así que no me extraña que ella tenga ciertas ventajas sobre mi poder, como ahora que esta parada sobre mi hielo sin problemas. Ademas, los poderes de Adelí han evolucionado desde que nos dejó, apuesto que las torturas que ha recibido aquí venían con esa clase de preparación incluída.
—Alex ya me lo había dicho antes, que tenías problemas para controlar tu don—vuelve a hablar Adelí.
Desvió la vista hacia Voodo, quien mira la escena ahora con interés.
¿En qué diablos está pensando Adelí como para decir eso frente a esa lunática?
—Apuesto a que debe estarte costando mucho mantener el hielo sólo sobre la arena—sonríe—. Si lo soltaras, acabarías con toda la prisión en un santiamén.
Fue algo apenas visible, pero pude notarlo después de mirar la sonrisa satisfactoria de Adelí. Voodo yace en el balcón, ahora con sus cejas ligeramente fruncidas, pero entonces me enfoqué en su mano sobre la aguja gigante. Esta la aprieta con fuerza, como si estuviera nerviosa. Fue por eso que me di cuenta, de que esas eran justo las intenciones de Adelí al decirlo de esa informa. Ella quiere, que Voodo tenga miedo de mí.
—Suerte que estoy aquí, ya que Alex no está tendré que ser yo la que evite que causes un desastre—entrecierra los ojos.
—Adelí, suenas preocupada—habla Voodo desde el podio, desconcertada e interesada en la escena.
Eso era lo que ella creía, pero la cara de Adelí decía todo lo contrario.
—Eres idiota—me gruñe, mirandome enfurecida.
Exactamente, esa es la mirada que Adelí sólo pone cuando acaba de evitar que alguno de nosotros cometa la mayor tonteria de su vida.
—Van a matarme de todas formas, Emmily de verdad quiere matarme—le digo a Adelí.
—¿Y hasta ahora lo entiendes?—junta los dientes—. ¡Estás actuando como una niña pequeña!
—No puedo tomarte en serio cuando estás obedeciendo a mi hermana menor como un perro.
—Claro, pronto estarás igual que yo.
Sonrió, con debilidad.
—Emmily, ella...¿Qué fue lo que sentiste la primera vez que la viste?—bajo la mirada—. Porque yo...no puedo dejar de temblar—trago con dificultad—. Se supone que debería estar feliz de que mi hermana esta viva pero...
Tomo una bocanada de aire, lo suficiente que me de fuerza para seguir hablando. Justo ahora, no me importaba la gente que habia a nuestro alrededor, sólo el hecho de que era Adelí quien ahora estsba escuchandome.
—Ella no me odia—aprieto los labios—. Ella no siente nada hacia mí...Me dijo que el único motivo por el que sigo viva es para que me sacrifique por ella.
No importaba lo que Voodo o los otros condenados oyeran, nada de lo que estaba diciendo era desconocido para ellos.
—Pero yo vine a salvarte, Adelí, y no puedo hacerlo si muero—le digo—. Así que...¿Me dirás que en serio vas a dejar que lo hagan?—doy un paso hacia ella.
—¿De qué diablos estás hablando ahora?
—¿Vas a dejar que me usen de sacrificio para traer de vuelta a la persona que te secuestró y te torturó?
—Ya callate...—sus palabras eran firmes y llenas de odio, pero sus ojos brillaban de la emoción, pues mis palabras eran justo lo que necesitaba escuchar.
Porque yo sé perfectamente, el dolor por el que debe estar pasando Adelí al ser sometida de esta manera. Se ha perdido a si misma, sin saber cómo dar vuelta atrás. Y yo estoy decidida a devolverle su verdadero yo.
Así que todos sabemos que eso, no se puede hacer a las buenas.
—Juraste ser la única persona en este mundo que puede matarme.
Eso borra cualquier expresión en su rostro.
—Creí que Adelí Mathews siempre cumplía sus promesas.
Ella se queda sólo mirándome con suma concentración por unos segundos, tan imponente como siempre ha sido. Todos mirandola anonadados, como ella siempre ha sido observada.
Adelí Mathews, la hija del alcalde. Enemiga pública. El terror en la escuela y en cualquier parte.
La unica persona que ha estado de pie sobre mi hielo y ha sobrevivido. Como si fuera pasto en primavera.
—Bien...si tanto deseas morir—una sonrisa aparece en sus labios—. ¡Entonces acabaré contigo de una vez por todas.
Y esas simples palabras, junto al tono de emoción oculta con el que las dijo, fueron lo que prendieron la mecha de adrenalina en mis venas.
El hielo va emergiendo de mis palmas conforme levanto mis manos. Esquivo dos bolas de fuego que lanza en mi dirección, pero hago una mueca de molestia al ver como ella esquiva las estacas que lanzo hacie ella. Adelí lanza una llamarada de fuego que yo desvanezco al instante, pero ella sale del humo directo hacia mí, abalanzandose para darme un puñetazo que me hace retroceder.
Adelí desliza su brazo en el aire, haciendo que aparezcan tres bolas de fuego que enseguida son lanzadas en mi dirección, y yo solo tengo tiempo de moverme un poco a la derecha y protegerme con mis antebrazos. Mi pelo se sacude violentamente cuando las bolas de las esquinas pasan a mis costados haciendo estallar la pared detrás de mí. Parpadeo al sentir la bola del centro cerca, y me hago a un lado para esquivarla, sin embargo, apenas comencé a moverme, esta ya estaba tomando un desvío apenas visible hacia la derecha, por lo que pasó apenas rosandome.
No fui yo quien evitó que me atinara, Adelí tiene el control total de su fuego siempre, si esa bola no me dio fue porque la desvió haciendolo parecer como si yo lo hubiera esquivado.
¿Entonces de eso se trata?
Esbozo una pequeña sonrisa y corro en su dirección, preparando un ataque de hielo que ella está lista para detener, pero antes de darle lo deshago para dirigir un puñetazo, pero ella logra atrapar mi puño estirando su brazo.
Sonrío y esparzo hielo desde mi puño, viendo como su piel comienza a cubrirse de una delgada capa. Ella trata de apartarlo, pero el hielo que ha atrapado su puño se lo impide, gracias a esto yo puedo tomar impulso y levantarla en el aire, dispuesta a aplastarla contra el suelo del otro lado. Pero cuando esta de cabeza encima mío, ella toma mi brazo con su otra mano, y gira habilmente acumulando la fuerza necesaria para levantarme del suelo ella ahora y cambiar nuestros roles, provocando que sea yo la que se golpee contra el suelo, liberandose así de mi hielo. Lanzo agujas de hielo hacia ella, haciendola retroceder antes de que pueda acorralarme. Y acto seguido dirijo una corriente de hielo desde mi espalda que pasa por encima de mí y va directo hacia ella, que logra contener con una llamarada de fuego que tambien sale desde atrás de ella, impidiendo que llegue a tocarla.
Gruño para mis adentros y me acerco de nuevo hacia ella, preparando una daga de hielo y lanzando mas agujas en su dirección. Así mientras ella está distraida tratando de detenerlas, aprovecho para tratar de golpearla, pero nuevamente me esquiva y empuja mi brazo, retrocediendo para darme una patada, pero yo doy un salto por encima de ella y giro para darle una patada, pero ella se agacha y yo caigo aterrizo en el suelo dandole la espalda. Mis reflejos me avisan de su próximo ataque y yo logro esquivarlo justo a tiempo, comenzando así una batalla intensa en la que ninguna logra darle ni un solo golpe a la otra.
Logro dar un salto hacia atrás para mantener un poco de distancia entre ambas, mirando a Tobías a mis espaldas, quien está estupefacto.
Adelí no quiere matarme, me lo ha dejado claro en cada uno de sus movimientos. Aunque no es como que yo haya logrado hacerle daño tampoco. Es como si ambas estuviesemos peleando en una sincronía tan perfecta, como las copas de los arboles que nunca se tocan.
Ella lanza otra bola de fuego, sus ojos ahora estan de un rojo que estremeceria a cualquiera y dejaria de piedra a todo el que los viera. Justo como esta Tobías ahora mismo por hacerlo.
Yo sólo elevo mi mano en dirección a la bola de fuego y la detengo con hielo cuando esta está a punto de tocarme. Es entonces que veo como al menos otras veinte bolas de fuego caen encima de mí, y yo hago lo mismo, lanzando bolas de hielo hacia ellas.
Mantengo mis ojos en Adelí y sólo en ella, al igual que ella hace conmigo, ignorando de pronto todo lo que nos rodea. Entonces Adelí hace otro movimiento, esta vez con ambas manos, formando una esfera de fuego brillante. Yo hago lo mismo con mi hielo, y ambas lanzamos el ataque al mismo tiempo, como dos rayos de luz cegadora, azul y rojo mezclandose al centro, formando un blanco absorvente.
Tengo que aferrar mis pies para no ser arrastrada por la fuerza del impacto, manteniendo mi ataque dirigido hacia el suyo.
Y entonces, justo como aquella vez en la cafeteria, el fuego y el hielo comienzan a mezclarse en ese blanco alarmante, que comienza a expandirse como una esfera de luz que va comiendose nuestros ataques y haciendose mas grande...como si nosotas estuviesemos alimentandola con nuestro poder.
Una esfera que parecia estar a punto de estallar.
Y justo cuando crei que lo haría, mis manos bajan de golpe hacia el suelo, dirigiendo el rayo de hielo hacia la arena y haciendome salir disparada en el aire por la fuerza. Caigo de espaldas junto a Tobías, viendo como la esfera se mueve descontrolada hasta desaparecer de golpe.
Noto tambien que Adelí está en el suelo igual que yo, desconcertada sin saber lo que acaba de ocurrir. El hielo sobre la arena habia desaparecido también, al igual que el que cubría los pies de Tobías.
—¿Sarah, estás bien?—me pregunta Tobías, severamente preocupado.
—¿Qué fue lo que pasó?—digo desorientada.
Es ahi cuando vuelvo a mirar hacia el podio, y veo a Voodo respirando agitadamente, sujetando un muñeco de trapo en cada mano, pero lo curioso fue que estos estaban siendo inclinados hacia el suelo por sus pulgares. Y uno de ellos tenia el cabello del mismo color que el de Adelí, y el otro castaño como el mío.
Y es que estoy segura de que yo no habia desviado mi ataque hacia el suelo a propósito, fue como si algo o alguien hubiera empujado mis brazos a la fuerza.
¿Acaso ella puede...?
—¡Voodo!—grita Adelí, furiosa—. ¡¿Quieres decirme quien te dijo que podías usar esa maldita muñeca conmigo?!
—¡Era eso o ver como destruían mi Coliseo!—grita despavorida—. Tenías razón sobre ella, es un peligro que esté aquí—gruñe entre dientes—. El proceso de sacrificio debe empezar cuanto antes.
En ese momento, las puertas se abren de pronto, y seis condenados entran apresurados para abalanzarse sobre Tobías y sobre mí. Y es que yo estoy tan confundida por lo que acaba de pasar que no pongo resistencia, y sólo me quedo mirando a Adelí mientras me alejan de ella, viendola poniendose de pie antes de que cierren la puerta.
Nos arrastran a través de un cuarto oscuro y despues nos llevan por un pasillo gris y tétrico, parecido al que habia visto antes de que me trajeran al Coliseo.
—¿A dónde nos llevan?—pregunto, en vano ya que ninguno me responde.
Siguen llevandonos como si fueramos bolsas de basura. Aunque estoy segura de que ahora así nos consideran asi a las criaturas, como algo desechable o más bien, algo intercambiable.
Veo de reojo que desvían a Tobias hacia otro pasillo, por lo que yo me detengo y forcejeo contra el condenado que me sujeta.
—¡¿Qué diablos están haciendo, a donde se lo llevan?!—gruño con fuerza.
—Aún no puedes ir a donde él—me contesta el condenado, con una risita escalofriante—. Hay alguien que está esperandote.
—¿Emmily?
—Ya lo verás.
El hombre tira con fuerza y vuelve a llevarme a través del largo pasillo, hasta que porfin nos detenemos frente a una puerta negra de madera.
Miro las demas puertas metálicas del pasillo, preguntandome por qué esta es la única diferente.
El condenado toca la puerta tres veces, y enseguida se oye una voz del otro lado.
—Hazla pasar y marchate.
Me tenso al instante, reconociendo esa voz ronca y grave.
El condenado hace caso y abre la puerta, arrojandome dentro para luego cerrarla enseguida detrás de mí.
—Vaya, nos vemos de nuevo, Sarah Cooper—vuelve a hablar esa voz, y yo no dejo de mirar al hombre tras el escritorio.
—Robert.
Continuará...
— — — — — — — — — — —
Hola Criaturas!
Espero que hayan disfrutado del intenso capítulo de esta semana. Vemos que ahora Sarah también se a unido a los haters de Voodo, alguien que está haciendo enojar mucho al Clan Black.
Quiero decirles que pronto comenzaré a editar The Creatures y Demons, para corregir horrores de otrografia, y algunos detalles. Ya he hecho algunos cambios en alguno que otro diálogo, pero nada que cambie la historia. Empecé a escribir The Creatures muy jóven, así que hay detalles que me gustaría arreglar o que ya no me parecen, pero la trama, los personajes y la historia no cambiarán.
💙💙💙
Ya es el último día del 2020 sin duda un año lleno de dificultades, un año que nunca olvidaremos.
Quiero desearles a todos que tengan un excelente 2021, que se cumplan todos sus propósitos y esté lleno de días felices.
Muchas gracias por seguir leyendo, por ser pacientes con los capítulos, por sus votos y sus lindos comentarios. Los quiero mucho y les deseo un Feliz año nuevo💕!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top