Capítulo 30: Lo que importa
Sarah Cooper
Al estar en casa de Robert Mathews, lo que más sentía era miedo, la sensación más fría y una de las más poderosas de todas. Pero al tenerlo ante mí, me provocaba algo más que emociones. Verlo, con vida, revivía mis memorias más oscuras y dolorosas, me traía de vuelta al pasado por el que sufrí tanto y el que me trajo hasta este preciso momento, en el que ya no lo miraba con temor, sino con rabia. Una intensa rabia que se convertía en odio al ver en sus ojos el rostro de mi amiga herida.
Pero todo eso se desvaneció en un instante... O mejor dicho, con una nueva presencia, una persona, a la que se supone que tampoco podríamos volver a ver.
—Pero yo se lo advertí...
Robert de un paso al frente, alzando la barbilla para mostrarse imponente, como si necesitaramos alguna prueba que demostrase lo peligroso que es.
—Después de todo lo que me han hecho pasar, no puedo negar que son una amenaza y algo...difícil de contener. Cuando se trata de proteger a los suyos...El otro siempre acude...—le dice, hablando con suma seriedad—. ¿Me equivoco...Zack Pearson?
Ni a Rihanna ni a mí nos habría tenido que hacer falta escuchar su nombre. A ella se le habían puesto los vellos de punta desde el momento en que las luces comenzaron a parpadear, pero nunca dejó que las esperanzas descontrolaron sus emociones, ella sabía perfectamente que en una situación como esta había que estar concentrada, sin pensamientos que pudieran nublar tu juicio. Pero cuando su presencia se hizo clara, las órdenes de James y la misión quedaron olvidadas.
Lo sentimos, atravesando nuestro ser, la vibra única que él emitía, acompañada después de rayos y electricidad, y aunque no nos hacían falta pruebas, lo tuvimos en frente segundos después, dándonos la espalda, y con las manos alzadas a sus costados.
—Al fin te apareces, después de todo el caos que dejaste—sigue hablando Robert—. Ahora como castigo, usaremos una simple moneda para tomar la decision de quien se sacrificará por ti, y después de eso, te obligaremos a mirarlo todo—ríe—. Eso es lo que valen las vidas de tus hermanos, un simple juego de cara o sello.
—Haz otro movimiento, y voy a freírlos a ti y a tus asquerosos hechiceros sin esperar a que tengan tiempo de regenerarse—habla Zack por primera vez.
Todavia en el suelo, Rihanna suelta un jadeo, sin dejar de mirar a su hermano.
—Zack...¿De verdad eres tú?
Veo su espalda tensarse, y pasa un segundo antes de que la mire por encima de su hombro.
—Hola hermana mayor—esboza una sonrisa triste—. Sé que te debo una explicación pero por ahora...dejame sacarlas de aquí primero, ¿De acuerdo?
Rihanna solloza descontroladamente mientras asiente repetidas veces con la cabeza. Veo a Zack tragar con dificultad antes de volverse hacia Robert.
—Debí saber lo que traía entre manos Adelí, pero no creí que fuera a ayudarte a escapar.
—En realidad, yo fui quien la ayudó a ella, en cuanto crucé al plano terrenal, estuvo en sus planes que yo saliera de su prisión, yo sólo hice mi parte—le dice Zack—. Pero no puedo creer que después de morir aún no comprendas, que Adelí es mucho más inteligente que tú...Ella siempre será más que tú—da un paso al frente—. ¿O es que estás esperando a morir en sus manos, para al fin darte cuenta de ello?—alza su brazo izquierdo, formando un puño con su mano y dejando ver así, el tatuaje de la "C" en su muñeca.
Los hechiceros apenas dan un paso hacia nosotros cuando los listones envueltos en electricidad de Zack se dirigen hacia ellos, impactando en sus cuerpos como haría un rayo al caer sobre un árbol, ellos caen al suelo carbonizados.
Zack gruñe, pero en lugar de ir a por Robert como creí que haría, parece que sus intenciones eran sólo distraerlo, pues apenas este dejó de prestarnos atención para sorprenderse de lo que le había sucedido a sus seguidores, Zack giró en nuestra dirección y nos levantó, cargandonos a ambas para salir apresuradamente por la puerta, y cerrándola justo antes de que recibiéramos uno de los ataques mágicos de Robert.
—¿Pero qué...?—dije al salir de la oficina, pues en vez de estar en el pasillo, ahora yacíamos en el bosque.
—Las brujas pusieron una maldición a la casa para que ninguna de las puertas lleve a la habitación correcta, en vez de eso, la mayoría te dejan en una parte diferente del bosque—explica Zack con la respiración agitada, a la vez que nos deposita delicadamente a su hermana y a mí en el suelo—. Por ahora hemos perdido a Robert, pero sólo es cuestión de que una bruja le diga en donde estamos.
Pero a pesar de que esa era información importante acerca de la situación, tanto Rihanna como yo, seguíamos en el suelo sin movernos por la misma razón. Mirándo a Zack y sólo a Zack.
Rihanna se levanta con suma lentitud, como si temiese dar un paso en falso y romper la realidad que ante sus ojos parecía una fantasía. Su hermano, que había muerto en sus brazos, estaba ahora frente a nosotras...vivo.
Bajé la mirada a su muñeca.
O al menos...con nosotras.
—Zack—murmura Rihanna, llamando la atención de su hermano menor.
A este le cuesta un tiempo poder enfrentarla, incorporándose para quedar cara a cara frente a ella.
—En serio...en serio estás aquí—no supe decir si aquello había sido una pregunta, o un deseo.
—Sí—asiente con la cabeza, apretando sus labios con fuerza—. Estoy aquí, he vuelto.
Rihanna asiente también, sonriendo mientras las lágrimas desbordan de sus ojos grisaseos, y sin decir otra palabra, se arroja a sus brazos, envolviéndolo y atrayéndolo con fuerza hacia ella. Ambos se abrazan, llorando desconsoladamente, mientras el viento a nuestro alrededor mueve los árboles salvajemente, y las nubes se ven apoderadas de rayos sin control.
Pero yo no les dije nada, por primera vez, no traté de evitar que Rihanna derramara lágrimas, por primera vez no pensé en lo que estas causaran.
Después de un momento, Zack se separó un poco de su hermana para mirarme, extendió su mano hacia mí, y sólo eso bastó para que me rompiera por dentro.
Había sido mi culpa. Y a pesar de eso, seguía mirándome de la misma forma cariñosa que lo hacía antes de que me convirtiese en el monstruo por el que acabaron con su vida.
Asentí una vez con la cabeza, incapaz de contenerme, y tomé su mano para que me atrajera hacia ellos, uniendome a su abrazo desesperado.
No pensé en nada más, sólo sentía lo que estaba pasando, asimilaba el hecho de que a quien abrazaba era a Zack, después de tanto tiempo, a pesar de todo lo que estaba pasando actualmente, a pesar de los problemas que nos rodeaban...Teníamos la oportunidad de tener este momento, de tenerlo a él de regreso.
Sin embargo, aunque la vida para un vampiro era interminable...los momentos no lo eran.
—¡Vaya, adoro esta parte de volver a la vida!
Los tres nos quedamos de piedra al escuchar una voz.
—Afortunados los que tiene personas con las que de verdad quieren reencontrarse, ¿No lo cree, señorita Carusso?
Para cuando me giré completamente para ver a las personas detrás de nosotros, el corazón ya se me había salido del pecho. Sólo bastó con oír ese apellido, para que mis oídos escucharan un sonido de interferencia mientras todo en mi cabeza daba vueltas, regresando seis meses al pasado, cuando vi ese mismo rostro en este mismo bosque.
—Ya lo creo—la chica dio un paso hacia nosotros, haciendo una mueca de desagrado mientras nos miraba—. No es justo que nosotros tengamos que lidiar con aquellos que aún quieren matarnos.
De pie a un lado de Robert Mathews, quien reflejaba en su oscura sonrisa lo mucho que ansiaba acabar con nuestras vidas, estaba la hermana menor de Drew. Arria Carusso en persona.
Su cabello castaño estaba perfectamente cepillado, llevaba puesta una bata de seda, lo que la hacía ver aun más pequeña. Dastan nos había contado que sólo había tenido 15 años cuando la mordieron, pero la maldad en su sonrisa, y el odio que desprendían sus ojos oscuros lo hacían difícil de creer.
¿Como es que un ser tan pequeño, que se suponía que era considerado de lo más puro...podía sentir tanta maldad?
Era en momentos como estos en que te preguntabas de quien era la culpa realmente. ¿Es a causa de la violencia del mundo sobrenatural? Lo cierto es que el mundo en sí, a lo largo de los siglos no ha necesitado de conocer la existencia de las criaturas, para ser violento.
Atria continua caminando hasta quedar a casi dos metros de nosotros, mientras nos examina de pies a cabeza como si nos evaluara. Me pregunto qué datos podrá obtener mientras nosotros nos quedamos como piedras síntiendo todas las presencias acumuladas en el bosque.
—De acuerdo, debo admitir que me hubiese gustado jugar un poco más con ustdes—habla Atria—. Pero sé que si pierdo mas tiempo, jamás podremos cumplir las ordenes de nuestra salvadora—ladea la cabeza.
En ese momento, se escuchan los pasos de más condenados rodeandonos. Conté diez, pero me faltaron dedos para contar todas las armas que llevaban consigo.
—Así que haremos una cosa...—continúa hablando—. Las mataremos ahora y jugaré con ustedes cuando sean condenadas—suelta una risita—. ¡Así será más divertido, ya que cada vez que mueran, revivirán y yo podré seguir divirtiendome!—chilla.
Zack da un paso al frente, interponiendose y levantando un poco las manos a sus costados.
—No permitiré que les pongas tus asquerosas manos de hechicero encima—gruñe mordaz, mirando a Robert Mathews.
—No hará falta, ya has oído a la niña, será ella quien las acabe, y a ti de paso te encerraremos en el calabozo al que perteneces—le responde con desdén.
—Para que continúes pudriendote como mereces—termina Atria.
Escuchamos como levantan uno a uno sus armas, las cuales seguramente no estaban cargadas con balas normales. Y fue la reacción de Zack ante esto, lo que lo hizo más evidente.
—Sólo...quedense detrás—le oigo susurrar.
Retrocedemos un paso, y yo miro a Rihanna de reojo, que también hace lo mismo, podía ver la preocupación en su rostro. Si no tenemos cuidado, esto se nos puede salir de las manos.
—Muy bien, empecemos.
Después de que Robert dice eso, los hechiceros levantan sus dedos y del suelo se desprenden aquellos odiosos listones azules. Los veo venir de todas direcciones, primero aferrándose a mis muñecas, luego a mis piernas para hacerme caer de rodillas y finalmente puedo sentir como se ajustan a mi torso para mantenerme inmóvil.
A Rihanna y a Zack les habían hecho lo mismo, pero este último era el único su forcejeaba, gritando y gruñendo desesperadamente para tratar de deshacerse de los hilos, los cuales poco a poco se fueron envolviendo de electricidad nuevamente.
—No esta vez—habla Robert al chasquear los dedos, haciendo que los listones se ajusten más a las extremidades de Zack, lo que lo hace gritar del dolor.
Los listones se aferran a su cara, apretando su piel hasta hacerse casi parte de ella.
—¡Ya basta!—grita Rihanna desesperadamente, removiéndose un poco entre los listones—. ¡Deja de hacerle daño!
—Pero si no he hecho nada—ríe Robert—. El verdadero sufrimiento lo consumirá cuando las vea morir a ustedes sin poder hacer nada al respecto.
Atria observaba todo como una espectadora bastante conforme con el show. Ella tranquilamente, sólo se colocó junto a un árbol, como esperando a que llegara su hora de actuar.
—Primero, tendré la dicha de hacer caer a la descendiente de mi mayor enemigo—dice Robert, caminando ahora en mi dirección—. Sarah Cooper, la culpable de mi desdicha.
Nunca aparto mi mirada de la suya, la levanto, aun cuando él está mirándome como si estuviese por encima de mí, sintiéndose como aquel ser superior que siempre ha creído ser.
—No tienes idea, de lo mucho que gocé la noticia de que te habías convertido en otra peste—sonríe—. Yo te asesiné, Sarah Cooper. Acabé con tu vida y por mi culpa renaciste como tu peor pesadilla—dice entre risas siniestras—. Saber que Tsalia te había arrebatado tu humanidad, y el daño que le hiciste a tu estupido clan...—se inclina hasta que siento su aliento en mi oído—. Sólo demuestra que aquel día, yo fui quien ganó. Te derroté, Sarah Cooper...—se incorpora de nuevo—. Y ahora, seré cómplice de tu muerte.
Sin quitar su semblante de victoria, se hace a un lado, y es ahí cuando mis ojos se desvían hacia Atria, de pie junto al árbol, o más bien, a la ballesta que sostiene entre sus manos.
"Tengan cuidado con Atria, parece una niña inocente, pero aunque sea mi hermana y me cueste decirlo, ella..."
—Está bastante loca—susurro para mis adentros, a un volumen que sólo alguien con audición aumentada podría escuchar.
Casi podía imaginarme a Drew caminando por la sala bastante acelerado e inquieto contándonos todo lo que sabía, cualquier cosa con tal de ayudarnos en nuestra misión de hoy. Casi podía ver a los demás también, escuchándolo y opinando...formando un plan.
—¡No!—escuché gritar a Rihanna, y luego a Zack.
Pero yo no me moví de mi lugar, ni tampoco dejé de mirar la ballesta, concentrada en la punta de flecha que Atria apuntaba hacia mi pecho mientras reía a carcajadas. Jamás creí que vería a una niña apuntando a otra persona con un arma, mucho menos que estaría tan feliz al hacerlo.
—¡Todos van a morir!—grita—. ¡Les deseo sufrimiento en el infierno de Emmily!
Y con eso, disparó el arma, y vi la flecha acercándose a mi corazón...
—Adelí dijo algo más.
Todos estábamos sentados en la sala, bastante confundidos como para poder procesar algo mas sin volvernos locos. Pero es que hasta la cosa mas estúpida era importante en este caso, sin embargo, lo que nos dijo Drew en ese instante, sería tal vez la más importante de las ordenes que Adelí Mathews nos diera alguna vez.
—Ella dijo, "Pase lo que pase, permanezcan juntos"
Pude imaginarla diciendo aquello, nostálgica y con la impotencia de no poder decírnoslo ella misma.
"Permanezcan juntos"
Y a nosotros obviamente, no nos quedó de otra mas que obedecer.
Así que no dejé de mirar la flecha cuyo propósito era acabar con mi vida, hasta que estuvo a centímetros de mi corazón...y se desintegró.
—¿Qué sucedió?—oigo que dice Atria, desconcertada—. ¿Robert?¿Se supone que deba pasar eso?
Pero yo ya no estaba mirándola a ella, sino a Robert Mathews, que estaba con la estupefacción impresa en su rostro, y sus ojos mirándome con odio.
—No—susurró, y fue el miedo evidente en su voz lo que impulsó una sonrisa en mis labios—. Malditos...
—¿Robert?—Atria sonaba como si estuviese a punto de hacer un berrinche.
Dio un paso hacia nosotros, pero fue lo único que pudo moverse antes de que alguien más se interpusiera en su camino, cayendo justo frente a ella.
Atria da un paso hacia atrás mientras el hombre se levanta, rebasándola por casi el doble de su altura.
—Oye niña...—dice Scord, mirándola desde arriba—. ¿Te perdiste?
Ella emite un gruñido mientras le apunta con el arma rapidamente, pero enseguida la ballesta comienza a temblar entre sus manos y se alza golpeándola en la frente antes de salir disparada de sus manos y caer en el suelo, para luego romperse poco a poco.
En ese momento, un grito nos hace voltear a todos, para ver a Pryscilla aterrizando en el suelo encima de uno de los condenados, apuntándole ahora con su arma a la cabeza y sujetando sus manos por la espalda. Detrás de ella, estaba Dalia ya en posición de ataque.
Escucho a Atria soltar un jadeo, mientras gira un poco su cabeza para ver a su hermano apuntandola con una pistola.
—¿Drew?—murmura, incrédula.
—¿De donde es que salieron ustedes?—dice Robert, retrocediendo mientras ve a cada uno—. No importa, los acabaré con mis propias manos—escupe mientras saca una estaca.
Es en ese momento, que el líder de nuestro clan aterriza justo frente a mí, después de haber saltando desde donde sea que yacía observándonos. cuidandonos y aguardando. Manteniendo a su clan por el camino correcto y siguiendo los pasos que él había marcado, tal y como siempre hacía.
Y si Robert ya estaba asustado, ahora mismo seguramente se estaba haciendo en sus pantalones.
—No te dirijas así a mi clan—habla James, levantándose mientras que los listones que nos retienen a Rihanna, Zack y a mí se desintegran—. Sólo hace que quiera matarte más rápido, y la verdad es que me gustaría disfrutar como te destrozo cada miembro...lentamente.
—James Black—lo fulmina con la mirada—. De vedad te has aliado con estos niñatos, no puedo creer lo bajo que has caído.
—No tanto como lo que haré que bajes tú en el infierno en que te pudrirás y que has hecho esperar.—da un paso hacia él—. El único lugar al que perteneces.
—Un monstruo amenaza a otro monstruo...vaya cosas.
—No te compares con James, junto a él eres una asquerosa larva...te aplastaremos a ti y a todos los que te sigan—habla Pryscilla, luego se vuelve hacia mí—. Lamentamos haberlas hecho esperar, resultó que las malditas brujas hechizaron todas las puertas y batallamos en encontrarlas.
James me mira sobre su hombro.
—Hicieron un buen trabajo distrayéndolos, chicas. Prometo que les haré pagar por todo el daño que les hicieron en nuestra ausencia—dice, pero luego su mirada se enfoca en Zack, anonadado—. Oh, así que de eso se trataba.
—Oye amor—dice Pryscilla, que estaba mirando a Zack también, con ojos entrecerrados—. ¿Ese de allí no es el hermano muerto de Alex?
—Sí lo es, cariño—le responde un Scord bastante consternado.
La mano de Drew tembló un poco cuando miró a Zack, tan embobado como lo estaba Dalia ahora, quien también lo observaba.
—No puedo creerlo—dice Pryscilla entre risas—. ¡Cabrón, bienvenido de vuelta!—exclama emocionada, alzando el arma en su mano.
—Es bueno saber que sigues siendo la misma de siempre—le dice Zack con dificultad.
—¿Creíste que cambiaría después de tu muerte?—se coloca el arma en su corazón—. No es así como se honra a un amigo caído.
—Pero ahora ha regresado con nosotros—espeta Rihanna—. Y no dejaremos que nos lo arrebaten de nuevo.
—Espera a que Monique lo sepa—sigue hablando Pryscilla—. Se fue en busca de Alex y Kenna.
—Sólo encontrará la muerte—la interrumpe Robert—. Ahora mismo, las brujas deben estar acabando con ellos.
—Agh, olvidé que seguías...vivo—Pryscilla hace una mueca de asco.
—Ni siquiera morir te ayudó a aprender la lección, Robert—habla James—. De que no debes subestimar a las demás criaturas.
A nuestro alrededor, los árboles comienzan a temblar, o más bien, a distorsionarse. De pronto estallan en millones de partículas, que envuelven a cada uno de los condenados y vuelven a tomar forma hasta que quedan atrapados dentro de los troncos de los arboles, y sólo se pueden ver sus caras.
Atria comienza a gritar asustada mientras los ve.
—Sé que no puedo matarte, ¡Pero me divertiré haciendote morir hasta que me canse!—grita James.
El suelo debajo de nosotros comienza a temblar, y las rocas y plantas estallan en más partículas, que se elevan a espaldas de James y forman pequeñas balas de piedra, que después salen disparadas hacia Robert.
Este las detiene con su magia, pero sólo se sumerge en una batalla contra el poder destructivo de James, quien al final sale victorioso cuando el hechicero no puede más y su cuerpo es atravesado por cada una de las balas.
—¡Tú me arrebataste a la persona que más amaba!—grita.
Robert suelta risas adoloridas, escupiendo sangre en el suelo.
—No pensé que James Black creyera en la venganza.
—Yo lo llamo un ajuste de cuentas—le responde—. Cada quien obtiene lo que merece.
—Bueno, por primera vez estamos de acuerdo en una cosa.
Apenas dice eso, en el bosque se siente una corriente de aire escalofriante, que deja a su paso una sensación inquietante.
Ya había sentido esto antes.
—Antihumanos—susurro para mis adentros.
—Bastante efectivo—se burla el hechicero—. Veamos qué hacen ahora sin sus preciados poderes.
Joder, esto hace las cosas mas difíciles, aunque de todas formas era algo que ya nos esperábamos.
Los hechiceros usan sus poderes para deshacerse de los árboles que los habían atrapado, al igual que Robert para sacar las balas de su cuerpo y destruirlas.
—¿Antihumanos?—inquiere Pryscilla, mirando a James—. Demonios, que suerte que dejáramos a Tobías en su casa antes de venir—se ríe.
Está en lo cierto, si bien el antihumanos anula los poderes de los vampiros, su propósito real es que los humanos lo inhalen hasta morir.
—Tienes razón, si estuviera aquí ahora se pondría a llorar como un bebé—le sigue Scord.
—Como sea, tengo que encontrar a tres de mis chicos, y tú estás estorbando—habla James.
—Ustedes son quienes estorban los planes de nuestra salvadora—gruñe Robert.
Hace un movimiento con su mano, y los condenados comienzan a disparar.
No nos queda más opción que esquivar las balas y los listones que despues hacen los hechiceros para intentar retenernos. Pero ya no lo lograrían esta vez, no ahora que estamos justos.
Somos invencibles. Y cada uno de ellos se da cuenta de eso. Lo hacen cuando Pryscilla, la más loca del grupo, pisa el cuerpo de uno de los condenados mientras lucha y derriba a otros dos. Scord ni siquiera se esfuerza para esquivar las balas y se acerca él mismo a los condenados para arrebatarles las armas y matarlos. Dalia usa su poder para girar las balas en dirección opuesta, mientras que Rihanna y Zack luchaban codo a codo.
Nadie puede vencernos cuando nuestro lider, está dispuesto a defendernos a toda costa, mientras yo me coloco a espaldas de nuestro líder, lista para luchar a su lado.
—¡¿Cómo puede ser que no puedan contra ellos?, Son un montón de inútiles!—grita Robert, mirando a los condenados caer uno a uno—. ¡Matenlos, mátenlos a todos!
—Quiero que me digas ahora...—habla James—. ¡En dónde están Alex y Kenna!
Los condenados vienen a por nosotros mientras James corre hacia Robert, pero James tan sólo tiene que moverse un poco para deshacerse de ellos. Toma a uno por el brazo y con un sólo movimiento de manos, desprende la cabeza de su cuerpo, yo me detengo a medio camino, cuando una condenada intenta clavarme una estaca, pero yo la sostengo del brazo, luchando para evitar que la estaca me toque, así que congelo su brazo y el hielo se extiende por todo su cuerpo hasta que se transforma en una estatua de hielo, a la que solo tengo que darle una patada para destruirla por completo.
Robert hace todo lo posible por usar sus hechizos para evitar que James se acerque a él, pero estos ni siquiera alcanzan a tocarlo, y cuando está a sólo un paso de alcanzar al hechicero, una explosión en todo el bosque hace temblar el suelo.
Como si ese hubiera sido su propósito, todos, hasta los condenados y hechiceros de Robert, dejamos de luchar.
—¿Qué fue eso?—grita Pryscilla que estaba sentada en los hombros de uno de los condenados, con la cabeza entre sus brazos a punto de quebrarle el cuello.
El cielo se había nublado de repente, las nubes moviéndose y acumulándose encima del bosque.
Todos volteamos hacia la misma dirección, atraídos por algo invisible.
Y entonces se oye otra explosión, al mismo tiempo que un rayo cae de un remolino de nubes de colores y truenos que se ha formado en el cielo. Una violenta oleada de aire sacude los árboles, y todos tenemos que aferrarnos de algo para mantenernos en pie.
—¿Qué está pasando?—grito con fuerza.
A lo lejos, se observaban explosiones de colores, y rayos de luz desprendiendose del suelo, el aire que me empujaba con fuerza traia consigo una inmensa cantidad de poder proveniente de aquella parte.
—¡No puede ser!—oí gritar a Robert, quien se sujetaba con fuerza al tronco se un árbol.
El viento continúa soplando con fuerza, se sentía la magia en cada partícula de aire, era casi agotador, todo a nuestro alrededor parecía dominado por una especie de aura de poder. Un poder así sólo podría significar una cosa.
Seguí aferrándome al suelo, mirando lo que sucedía en el cielo, hasta que de pronto los rayos de luz se expandieron con las nubes, las cuales después estallaron con una explosión que volvió a arrasar con todo, empujándonos con el viento.
Caí al suelo de espaldas cuando todo había acabado, pero me levanté rápidamente sabiendo que nada detendría a los condenados, sin embargo, al ponerme de pie, ya todos ellos yacían a espaldas de Robert, y no había rastro de las intenciones que tenían anteriormente de acabarnos.
—¡Son unos malditos!—escupe Robert, su voz llena de odio—. Esto no se quedará así, se los juro, lo pagarán con sus muertes.
Sin decir nada más, todos ellos adquieren un tono de luz brillante antes de desvanecerse, y nosotros nos quedamos justo como estamos, respirando y tratando de recuperar las fuerzas que aquella explosión nos había arrebatado. Recuperandonos de lo que sea que acabara de pasar.
—Parece que los encontramos—James es el primero en hablar, mirando hacia la misma dirección que antes—. Sarah, algo me dice que tú querrás ir por ellos.
Asiento con la cabeza mientras me recompongo.
—Zack, ven conmigo—digo—. Hay alguien a quien querrás ver—lo miro sobre mi hombro.
Espero unos segundos, y me levanto para dirigirme hacia el lugar del bosque en donde proviene aquella exagerada cantidad de magia. Nos apresuramos a caminar por el bosque, siguiendo nuestros instintos, siendo atraídos por la magia que también corre en nuestras venas. Y conforme me acerco, puedo sentir también una presencia bastante familiar.
—¡Monique!—la llamo.
—¡Sarah!—ella corre a abrazarme—. Encontré a Kenna, pero está encerrada en una especie de jaula de fuego, debió hacerlo Adelí.
—¿En donde está Alex?—le pregunto cuando nos separamos.
—Ahh...bueno...—titubea, pero deja de hablar de repente, y sus ojos se abren por completo—. Oye Sarah, ¿Con quién más viniste?
No sabía exactamente como contestarle, ni siquiera era capaz de formar una palabra en ese momento, así que sólo me hice a un lado, para que pudiera ver a la persona que se había ocultado entre los árboles segundos antes de que nos viera. La persona que deseaba con todas sus fuerzas mirarla mientras se preparaba para enfrentarse a ella.
Y supe que lo había visto, cuando de pronto el rostro de Monique adquirió la vida que había perdido hace unos meses, sus ojos brillaban con fuerza, las lágrimas a punto de salirse.
—¿Zack?—titubea, con un hilo de voz apenas audible—. Eres tú.
—Monique—dijo él, mirándola embelesado.
Ella se abalanzó sobre él, envolviéndolo con sus brazos y enterrando su cara en su cuello.
—¡Lo sabía, lo sabía!—dice—. Cuando Drew nos contó lo que eran los condenados, tuve la esperanza de que...Te volvería a ver.
Él sonríe, rodeando su cintura con sus brazos y cerrando sus ojos.
Yo esbozo una sonrisa mientras me alejo de allí para dejarlos solos, y me dirijo hacia donde me había indicado Monique.
Encuentro a Kenna justo como me lo había dicho, echada en el suelo y rodeada de las llamas del fuego de Adelí.
—¡Kenna!—las llamas desaparecen cuando me acerco.
—Mmm...—murmura, parpadeando lentamente para acostumbrarse a la luz—. ¿Qué pasó?—dice con la voz ronca.
—Kenna, ¿Te encuentras bien?—miro a mi alrededor.
¿En dónde está Alex?
—¿Kenna, y Alex?
—Yo...—murmura, y de pronto sus ojos se abren por completo—. ¡Alex!
—¿Kenna, qué fue lo que sucedió?
—Yo estuve a punto...—habla desesperada—. Estuve a punto de morir cuando aparecieron las brujas y entonces...Yo hice todo eso.
No fue necesario preguntarle a qué se refería con "Todo eso" lo sentía en cada vello de su piel, la cantidad de magia que desprendía, y el brillo que emitían sus ojos a cada pocos segundos.
—Y Alex...—murmuró mientras trataba de incorporarse, pero en cuanto sus manos tocaron el suelo, se detuvo.
Pude ver lo que pasaban por sus ojos en ese momento, o mejor dicho por su mente, las escenas transcurridas de hace unos momentos. Adelí Mathews apuntando a Alex con una pistola y luego ella...
—¡Sarah, ¿Kenna está bien?!—escucho pasos acercarse a nosotras, pero ni Kenna ni yo contestamos.
Rihanna se acerca.
—¿En donde está Alex?—pregunta.
Después de unos segundos, soy capaz de hablar, bastante confundida.
—Adelí...—la miro—. Adelí secuestró a mi novio.
Continuará...
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Hola Criaturas!!
Lamento no haber subido el capítulo ayer, pero aquí lo tienen:) espero que les haya gustado:)
Al fin Zack está de vuelta con nosotros, Sarah sabe que Adelí secuestró a Alex, ¿A dónde se lo habrá llevado?
Nos leemos el martes con una Sarah muy molesta, y más de los problemas de este clan.
Los ama, Johana❤
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