Capítulo 3: Las Desapariciones


Alexander Pearson

Mellow University no ha cambiado ni un poco desde la última vez que vine, pues a pesar de que hayan pasado ya casi dos años, desde afuera sigue pareciendo la misma cárcel por la que me aventuré a entrar el primer día, cuando era un chico decidido a desperdiciar su dinero estudiando materias de tronco común mientras tomaba una decisión sobre lo que quería hacer el resto de su vida.

En ese entonces, obviamente luchar contra gente malvada y poderosa no estaba en mi mente. Y no hablo de la mafia o criminales, hablo de gente con poderes reales; magia, hechizos, maldiciones...En especial, jodidas maldiciones

Sin embargo ahora, me es reconfortante pasar por este estacionamiento, sin pensar que tengo que llegar a tiempo a la clase de Miss Clementine o el amargado profesor Dickerson.

—Sientan eso—digo, cerrando los ojos mientras inhalo—. Es el aroma de falta de sueño, desesperación y ganas de suicidarse.

—Así es como huele una universidad—dice Sarah pegándose a mi lado, aprovecho que mira las instalaciones para tomar su mano y entrelazar sus dedos con los míos. Le gusta que le tome de la mano desprevenida.

—Oye James, ¿Sabes si ya arreglaron la cafetería?, me gustaría probar uno de sus fabulosos guisados sorpresa—digo.

El Original camina por delante de nosotros dando grandes zancadas, pude notar como aumentó su ritmo al oír mis palabras. Molestar a James Black es como estar caminando en una cuerda floja en la que estar en equilibrio es sólo irritarlo, y caer es conseguir la peor de las muertes, una que incluso estando muerto recordarás.

Me río y recibo un codazo de parte de Sarah, que tampoco puede contener una sonrisa divertida. Bueno, James puede enojarse todo lo que quiera, pero nada evitará que quiera reírme como retrasado al saber que semanas atrás, Kenna provocó "accidentalmente" un incendio en la cafetería. Y nada evitará que quiera tirarme al suelo carcajeandome porque Kenna incendió la cafetería gracias a que estaba como ayudante de cocina ese día como castigo, ya que Dalia había causado un desastre en la biblioteca el día anterior y Kenna se había echado la culpa a sí misma.

—Dalia seguramente estaba leyendo, sus poderes se salen de control cuando no presta atención a su alrededor—dice Sarah.

—Pero creí que había mejorado—miro a James.

—¿Te parece que este desastre es una señal de mejoría?

—Fuiste tú el que tuvo la maravillosa idea de mandar a la universidad a una bruja de 300 años—le recuerda Sarah.

—Lo que sea que hayan hecho ahora, terminará expulsándolos de aquí si siguen siendo un caos, o peor aún, alguien descubrirá que no son normales—espeta James.

—Bueno, lo harán si sigues gritando así—dice Monique, trotando para llegar a la entrada, y abrir las puertas como si fuera la mandamás.

Apenas entramos, todos dejan de hacer sus cosas para mirarnos. Eso es lo único que hacen aquí, mirarnos, cotillear sobre la rara familia mezclada que vive en la mansión a las afueras de la ciudad. Hablar de como Sarah Cooper consiguió clavarme las garras, o de cómo nos unimos a la secta de los Darkers.

Acerca de la muerte de Elízabeth, bueno, la noticia que todos los estudiantes de Mellow creen es que se mudó a Francia a mitad de semestre, antes de que la tragedia ocurriera. Tragedia de la cual sólo las criaturas tenemos conocimiento.

—Actuar natural, claro—murmura James al pasar a un lado de Monique, y avanzar con sus impecables converse negros y su sweater del mismo color.

Caminamos por el pasillo fingiendo no prestar atención a la variedad de ojos que nos comen en este momento, y digo comer porque nos están viendo como si tuvieran una pistola apuntando a su cabeza y no tuvieran otra opción.

—De acuerdo, esto no es raro en absoluto—murmuro a un volumen que sólo Sarah pueda escuchar.

—Claro que no...—su frase queda suspendida cuando se queda mirando hacia el pasillo—. Oye, ese de ahí es Daniel, ¡Hola Daniel!—grita en dirección al chico a unos metros de nosotros, que se encuentra sacando unos libros del casillero.

Los ojos del chico nos miran ahora también y Sarah tira de mi mano para acercarnos.

—¿Qué haces aquí? Según mis cálculos, te faltan al menos tres años para poder entrar a la universidad—se cruza de brazos.

—Hola Sarah, estás en lo correcto, gracias a Dios aún me queda un tiempo antes de convertirme en un zombie universitario—le responde el chico—. Sólo vine a recoger las cosas de Tobías.

—¿Recoger sus cosas?—Sarah deja caer sus brazos—. ¿Tobías dejará la universidad?

—Tobías dejó la universidad, hace un mes, sólo que no nos habíamos enterado hasta ayer—ríe, pero su risa no parece sincera—. Él se negó a salir de su habitación así que tuve que venir yo por su basura—saca varias cosas y las guarda en la mochila.

—¿Cómo está?—Sarah da un paso hacia él, y puedo sentir su preocupación recorriendome por dentro.

Mierda, no quiero sentir preocupación por ese idiota, pero me es inevitable en momentos así, cuando Sarah recuerda la horrible amiga que fue al fingir su muerte y aparecer ante sus ojos como un vampiro sin humanidad. A pesar de que él las había entregado a ella y a su prima a un hechicero que las quería muertas...

Cosas de la vida.

Sin embargo, sé que su hermano pequeño no tiene ni la menor idea de la clase de persona que vive bajo su techo, ni mucho menos de que en este momento está hablando con dos chupa sangre.

—Me gustaría decir que mejor pero, ni siquiera me ha dirigido la palabra. Casi nunca está en casa, ni siquiera durante las noches, y mis padres siempre salen en sus viajes y el trabajo...como suele pasar—le dice mientras cierra el casillero—. En fin, tengo que llevarle todo esto, sólo espero que no me lo arroje a la cara. Los veo luego chicos.

Sarah asiente y Daniel finalmente se aleja por el pasillo sosteniendo la mochila en su hombro. El timbre resuena en el pasillo, y poco a poco este comienza a despejarse, alumnos comenzando una maratón hacia su siguiente clase.

—Pobrecillo, me gustaría poder ayudarlo—murmura Sarah.

—Sí lo sé, yo también querría ayuda de quien sea si Tobías Gregory fuera mi hermano—digo con sarcasmo, esperando así evitar que su ánimo baje.

Y lo logro, lo sé por la hermosa sonrisa que hay en su rostro cuando me mira. Toma mi cara entre sus manos, y se pone de puntillas para darme un beso casto. Cuando se separa, le doy una sonrisa traviesa, y cambio nuestras posiciones, haciéndola retroceder hasta que su espalda choca con los casilleros.

—¿Aprovechas que no hay nadie que pueda rescatarme?—dice, mirando el pasillo vacío.

—Nadie puede rescatarte de mí—le digo, acercándome cada vez más a sus labios, pero cuando estoy a punto de besarla, algo más llama mi atención.

Un panfleto, con la fotografía de un chico, o más bien...varios de ellos.

—¿Qué pasa?—me pregunta ella, girando su cabeza en la misma dirección que yo.

Detrás de ella, yace una pizarra repleta de volantes y carteles. Estiro mi mano para tomar uno de ellos, descubriendo otro más debajo de él.

¿Lo has visto?

Cameron Seiton

Desaparecido

18 años
Estatura: 1.86
Color de cabello: Castaño Claro

Salió a la farmacia el viernes 8 de junio del presente año y no regresó a su casa. Si lo ves, por favor llama a este número...

Miro los demás, que son siete, todos ellos de estudiantes desaparecidos, y algunos incluso son de hace meses.

—¿Había desaparecido gente alguna vez?—le pregunto a Sarah.

—Mellow Ville es un pueblo pequeño Alex, aquí casi todos se conocen.

—Pero el año pasado, Tsalia secuestró a todos esos selectos.

—Eran vampiros, y no sólo de Mellow Ville sino de todas partes. Vampiros que viven alejados de la civilización, o criminales, gente que se cree muerta o que ni siquiera tiene documentación que acredite su existencia—me dice—. En Mellow, regularmente si alguien se reporta como desaparecido, aparece en su casa al día siguiente con una cruda intensa.

—Entonces esto es...

—Raro, sí—toma el anuncio en mi mano y lo vuelve a colocar en su lugar, poniéndose luego a mirar las demás—. Y sospechoso.

—¿Crees que James sepa algo de esto?

—Me pregunto si alguna vez James no sabe algo.

Le preguntaríamos más tarde, es un hecho.

Mis ojos viajan por cada una de las fotografías, chicos que recuerdo haber visto caminando alguna vez por este mismo pasillo; porristas, miembros del equipo de lacrosse, y aquellos que apenas decían una palabra en clase.

Todo esto es muy extraño, y si James sabe algo, podría explicar también su comportamiento misterioso.

—¡Tendrás que darle doble sesión de entrenamiento mañana por la mañana!—tanto Sarah como yo, nos ponemos derechos al escuchar a James acercándose—. Y Kenna, regresarás en la noche y pondrás un hechizo que les facilite a los obreros reconstruir el laboratorio.

Sarah espera a que doblen por el pasillo y estén frente a nosotros para preguntar.

—¿Qué le ocurrió al laboratorio?

—No vinieron con nosotros al recorrido, Kenna lo destruyó—nos responde Monique entre risas.

—¿De verdad hiciste eso? Vaya, ¿Cómo es que nunca se me ocurrió a mí?—digo, mientras caminamos hacia la salida.

—No fue intencional, sólo cometí un error con alguno de los compuestos—se encoge de hombros.

—¡Eres una bruja, ¿Cómo te equivocas con los compuestos?!—exclama James, abriendo las puertas.

—Es posible, cuando tu maestra te pone una B menos como calificación final—explica esta.

—¿Lo ves, James? Kenna no ha hecho nada malo—dice Sarah irónicamente, atrayendo a Kenna a sus brazos—. Pueden dejar de sufrir los exagerados regaños de James, ya estamos aquí.

—Gracias a Dios, comenzaba a gustarme la idea de ponerle un hechizo de mudez para no escuchar sus lloriqueos porque no podía dejar de pensar en ustedes—dice Kenna.

James le lanza una mirada fulminante por encima del hombro.

—¿Qué se siente ser la líder de las brujas e ir a la universidad?—le pregunta Sarah.

—Extraño, siento que me están privando de algunos de mis privilegios—suelta un bufido—. Como sea, el señor Black cree que esto nos hace más "Normales", aunque yo no veo que esté funcionando—hace comillas con sus dedos.

James suelta un bufido, y da pisotones hasta la camioneta.

Miro en esa dirección, pero mis ojos se topan con el coche blanco estacionado a un lado, estoy completamente seguro de que no estaba ahí antes de que llegaramos. Las puertas de este se abren, y de él salen dos personas, y las manos me tiemblan por unas ganas inmensas de querer abrazar a una de ellas, pero mi orgullo se las traga.

—Yo fui quien le dio esa idea—dice la chica, caminando ahora en nuestra dirección.

Me detengo, haciendo que Sarah lo haga también, puedo sentir como debate entre abrazarla o quedarse quieta para evitar su rechazo, pero ambos nos llevamos una sorpresa cuando es Rihanna quien se acerca a ella para darle un abrazo, aunque apenas dura unos pocos segundos y carraspea al darse cuenta de mi mirada clavada en ella.

Sarah retrocede, al igual que toda la tensión que empezaba a apoderarse de ella, mientras Rihanna se pone derecha, manteniendo distancia entre nosotros.

—Hola, hermano.

Estuve a punto de soltar un jadeo, hacía meses que no escuchaba su voz, mucho menos llamándome hermano, mirándome, aunque sé que las emociones detrás de esos ojos grises no se parecen en nada a lo que yo siento justo ahora: un inmenso pesar, el arrepentimiento jodiendome como cadena atadas a mis tobillos, la añoranza de tenerla en mis brazos, de echarnos juntos al sofá para hablar y reír durante horas.

Pero ahora todas esas sonrisas y bromas son sólo recuerdos, pues no ha pasado nada parecido desde que él murió. Desde que nos lo arrebataron.

—Hola, Rihanna—carraspeo—. ¿Cómo estás?—yo sintiéndome todo un idiota, así que por favor no preguntes.

—Estoy como se puede estar—hace un mohín, y con eso deja de mirarme—. En fin, qué bueno que volvieron.

—¡Hola chicos!—Dalia se acerca para darnos un rápido abrazo a todos, y yo le sonrío como puedo, mirando a Rihanna a ratos y descubriendo que ella también me mira a mí.

«Sabes que puedes dejar de hacer que esto sea incómodo en cualquier momento, sólo tienes que decirlo» Escucho a la voz de Sarah en mi mente.

«No seré yo quien dé el primer paso».

«Son familia Alex, se supone que los dos avancen al mismo tiempo».

Hago una mueca, reprimiendo la sensación de remordimiento que amenaza en mi pecho.

—Bien, vayamonos a casa ahora, Liar acostumbra a entrar cuando no estamos y hacer una de sus escandalosas fiestas—nos dice James dispuesto a montarse en la Jeep.

Aquella camioneta sólo la habíamos visto en fotos, cuando James nos anunció que se la había ganado a Liar en una apuesta. Fue hasta que llegamos al aeropuerto de Mellow Ville que pudo mostrárnosla. Su intenso color negro hacía juego con...todo en él.

—Hablando de fiestas, la fiesta a la que asistimos anteriormente me dejó con ganas de más, deberíamos organizar una nosotros ¿No creen?—dice Monique.

—¿Una fiesta en la mansión?—inquiero.

—Sí, podríamos fingir que ellos la organizaron como bienvenida para nosotros—los señala—. E invitar mucha gente. Habrá brujas, Vookers, hechiceros...

—Un desastre—espeta James.

—Bueno, hasta que no remodelemos la mansión, no me interesa que unos Vookers y hechiceros hagan sus destrozos—digo, tentado por la idea.

—¿Entonces?—Monique me mira esperanzada.

—Lo discutiremos al llegar a casa, ¡Ahora suban de una vez!—interviene James.

—Muy bien, capitán—dice entre dientes.

Kenna y Dalia se separan de nosotros para subirse al coche de Rihanna, este arranca enseguida y nosotros los seguimos a través de la carretera. Abro la ventanilla para respirar el aroma de la predominante naturaleza en la ciudad, sintiendo como voy alejándome de las casas y los negocios familiares, dirigiéndome a mi apartado hogar.

«¿Extrañas la mansión?»me pregunta Sarah.

Apoya su cabeza en mi hombro, y le doy un beso en la frente.

«Han pasado muchas cosas malas ahí, cosas que quisiera olvidar y la mejor manera de eso es que caiga en pedazos».

«Sí, pero también han pasado cosas muy buenas» Toma mi mano entre las suyas. «¿También quieres olvidar eso?»

No le respondo, en lugar de eso me quedo mirando la gigantesca infraestructura que se asoma por encima de la arboleda. El coche se adentra al sendero del bosque, siguiendo la curva y luego avanza recto hacia el enorme portón con la letra "P" dorada hecha de metal al centro. Este comienza a desintegrarse conforme nos acercamos, y una vez que la Jeep lo cruza, el portón vuelve a su forma original.

James Black odia las puertas, eso ya lo tenemos bastante claro.

Antes de que piense en desintegrar las puertas de mi cochera también, Rihanna pulsa el botón que las abre, y estaciona el auto junto a mi brillante coche negro, que anhelé en usar algunas noches allá en Inglaterra. Ver sus ruedas azules brillando en la oscuridad e iluminando el camino.

«Oye, ¿No sería divertido visitar a Drew uno de estos días? Estoy que me muero por correr contigo»

«¿Una carrera? La respuesta siempre es sí».

Sonrío y le doy otro beso mientras James estaciona el coche. Nunca me imaginé que algún día encontraría una persona con la que quisiera compartir todos mis momentos, la que me complementara y me diera seguridad en una carrera. La copiloto de mi vida, la persona con la que podría conducir con los ojos cerrados, sólo confiando en ella.

Libero a Sarah de mis brazos para que salga primero y cierro la puerta por detrás de mí.

—No me dijeron en donde están Jennifer y su amigo nerd—habla James.

—Jennifer tiene la nacional de animadoras en Inglaterra y Richard se quedó con ella—le informa Sarah—. ¿En donde está mi tía Sandra?

—Trabaja hasta tarde en el hospital hoy, más tarde les pasaré su horario—dice, luego nos mira sobre su hombro esbozando una sonrisa extraña—. ¿Y ustedes, por qué dejaron Inglaterra?

Imbécil.

—El abuelo Black no nos deja divertirnos durante las vacaciones—replica Sarah.

—Oh, creanme que encontrarán mucha diversión aquí.

Después de bajar todas nuestras maletas, le ayudo a Sarah a instalarse en su habitación primero, nos lleva un par de horas debido a que me dedico a distraerla cada cinco minutos. Después de eso ella me ayuda con mis cosas, y se lleva algunas de mis sudaderas que le gustan para ponérselas después.

De camino a la habitación de huéspedes en donde echamos las maletas vacías, un animal sarapastroso se cruza en mi camino.

—Vaya, me había olvidado de tu pequeña existencia—le digo al gato, sin esperar respuesta—. Creo que de verdad esperaba que alguien aquí se hartara de ti y te comiera—el gato más estupido del mundo maulla, levantando una de sus patitas como si quisiera mostrarme las filosas garras que tiene como armas.

De acuerdo, comienzo a tener una idea de lo que puede pasarme si dejo abierta la puerta de mi cuarto durante la noche.

¿Por qué maldita sea a mi hermana se le ocurrió conseguirse un gato? Y encima uno extraño y de miedo.

—Hazte a un lado—le hago un ademán con la mano, éste en lugar de hacerme caso, se echa justo allí, en medio del pasillo—. Si no supiera que los gatos normales no hablan, de verdad creería que puedes entender lo que digo y sólo quieres cabrearme—le digo al gato. ¿Por qué demonios estoy hablando con un gato?

No puedo evitarlo, es tentador.

—Quitate o pasaré encima de ti y haré pure de gato—le digo, el gato maulla de nuevo—. ¡Quitate!—exclamo. Nada, no se mueve—. ¡Que te muevas, joder!

—¿Qué diablos está sucediendo?—Rihanna aparece, y me esquiva para acercarse a su gato.

—Es tu estúpido gato que no me deja pasar—lo acuso y él me gruñe.

—¡Oh, Grey ¿El tarado de mi hermano te está molestando?!—toma al gato entre sus manos y frota sus narices.

—¿Pero qué cosa tan extraña estoy viendo?—murmuro, nunca antes imaginé a mi hermana mostrándole cariño a algo, ni siquiera con las piedras es amable.

—Deja en paz a Grey.

—Es él quien me provoca.

—¿Él? Es un gato Alex, ¿Te has vuelto loco acaso?—entrecierra los ojos, levantándose con el gato acurrucado en sus brazos.

Sacudo la cabeza.

—Como sea, llevate a esa cosa, es raro y no lo quiero cerca—le digo antes de seguir con mi camino.

Ya en mi habitación, me encuentro con Sarah.

—¿Qué fue todo eso?—dice entre risas.

—El apestoso gato de Rihanna.

—¿Siempre has odiado a los gatos?

—No, los gatos no son mis animales favoritos, pero no los odio, es sólo que ese gato es una verdadera molestia.

—¿Grey?—arquea una ceja.

—Me odia y quiere asesinarme, me amenazó hace unos segundos con sus garras.

—¿Sus garras?—abre mucho los ojos—. ¿Y qué tan grandes eran?

Tomo una de las almohadas y se la arrojo, ella la atrapa cerca de su estómago y comienza a reír.

—Sí claro, riete de mi locura, pero no es tanta como la de ese gato—le digo.

Ella camina en mi dirección.

—Por supuesto, pobrecillo Alex, lo acosa un malévolo gato—me da unas palmaditas en la mejilla antes de salir de la habitación.

Pongo los ojos en blanco y la sigo escaleras abajo. Ya en la sala todos tomamos asiento junto a Kenna y Dalia, que miran atentas la televisión.

—Lo encontraron—dice Dalia, sonando aliviada.

—¿A quien?—pregunto, mirando las noticias.

Hace unas horas, el empleado de Frezer's Pizza James L. Shepard fue encontrado cerca del banco después de que su familia anunciara su desaparición a la comisaríadice el sujeto de las noticias—. Autoridades informan que la víctima fue secuestrada a las 2:30 pm cerca de la calle Apple mientras se dirigía hacia su trabajo. El secuestrador huyó antes de que fuese hallado y en la escena ahora sólo hay restos de escombros, el lugar estaba envuelto en llamas cuando James L. Shepard fue encontrado por los bomberosinforma el conductor.

—Hasta ahora sólo lo han encontrado a él, y resultó ser un secuestro ¿Crees que los otros desaparecidos estén... muertos?—oigo que Kenna le pregunta a Dalia.

—Si fuera así, nosotros lo sabríamos, ¿Cierto James?

Este no dice nada, se mantiene recargado en la pared, con los dedos en sus labios y la mirada en el sujeto que habla ahora en televisión.

Queridos habitantes de Mellow Ville, en este momento nos están informando que el recientemente desaparecido, Cole Mactson, fue hallado muerto en su casa, hace una hora. La escena indica que se trató de un suicidiorecargo mis codos en mis rodillas, acercándome más a la pantalla—. Junto al cuerpo había una carta en donde lamentaba no haber encontrado a su esposa, la cual también fue reportada como desaparecida hace dos semanas.

Imágenes del hombre aún con vida son mostradas a continuación, pero mis oídos ya no pueden seguir escuchando, los carteles de los estudiantes desaparecidos regresan a mi cabeza. Algo raro está pasando aquí en Mellow Ville, la gente está...desapareciendo.

—¿Hace cuanto que empezaron las desapariciones?—pregunto.

—No tiene más de unos pocos meses, al principio eran un par de personas pero, la semana pasada fueron tres—responde Dalia—. James dice que es obra de mundanos.

—¿De verdad?—en ese momento, atrapo a Kenna mirándome de reojo.

Ella sabe algo, ¿Irrumpo en su privacidad para averiguarlo de una vez o la interrogo más tarde?

«Ven conmigo».

Sarah toma mi mano y me levanta con ella del sofá, miro a Dalia y Monique detrás de nosotros, quienes siguen distraídas con la televisión. Nos acercamos a James, que una vez que nos ve no deja de hacerlo.

—James...—murmura Sarah—. ¿Algo de lo que nos hayamos perdido en estos seis meses y de lo que quieras hablar ahora?

Él entiende al instante lo que trata de decir. Aclara la garganta y mira hacia la pantalla una vez más antes de hablar.

—¿Aún quieren hacer la fiesta?—dice, y con eso ya sé que algo en verdad está pasando. Pero antes de que alguno de nosotros pueda preguntar, camina hasta quedar frente a nosotros—. Es hora de entrenar—demanda con seriedad.

Frunzo el ceño, confundido por aquello, ninguno de los dos obtiene una respuesta acerca de su actitud ya que se aleja pasando por en medio de nosotros.

—¡A entrenar!—repite, hablando más fuerte esta vez para que todos lo escuchen.

Dalia se levanta, recibiendo una mirada de desconcierto de Monique mientras tira de su mano y camina detrás de James.

—¿Entrenar?—repetimos Sarah y yo al unísono, compartiendo el mismo estado de confusión.

•~•~•

Sarah Cooper

Cuando James dijo que entrenaríamos, imaginé que nos arrojaría al campo de batalla para luchar entre nosotros hasta que uno se rindiera, algo más al estilo sádico y peligroso, sinónimo de Black. Pero en lugar de eso, Kenna nos siguió a través del bosque sosteniendo una pistola de balines en sus manos.

Sé que a James no le gustan las armas a menos que estas tengan filo, aunque él nunca las usa, dice que no las necesita. Además, creo que si su plan fuera hacer que nos disparáramos entre sí, optaría por balas reales, algo que doliera y nos diera un incentivo para esquivarlas y hacer bien nuestro trabajo.

Nos detenemos a pocos minutos de la casa, colocándonos en una fila mientras James y Kenna yacen frente a nosotros.

—¿De verdad haremos esto? Recién llegamos y ya quieres asesinarnos—se queja Monique.

—Es su primer entrenamiento desde que se fueron—espeta James—. Además, este no se trata de ver quien aguanta más golpes o en combate. Este día veremos velocidad—comienza a caminar de un lado a otro—. Un vampiro es la criatura más veloz de todas, si algo peligroso los persigue, deben usar eso como ventaja, pero no pueden estar corriendo por siempre, si es otro vampiro quien los persigue, deben usar sus dones para defenderse—se detiene, jutando las manos debajo de su barbilla—. Es por eso que hoy, haremos una carrera.

—Genial—murmura Alex a mi lado, y puedo notar como la emoción lo recorre de pies a cabeza.

—Tendrán la oportunidad de usar sus poderes contra sus oponentes, pueden derribar y atacar, sin embargo, esta vez Rihanna no podrá usar su don ya que eso la pondría en ventaja, y yo no puedo usar mi don conmigo mismo ya que fácilmente puedo aparecer en la meta—dice—. El primero que llegue a la cascada es el ganador. Ahora a sus posiciones.

James se coloca al centro de la línea y todos nos preparamos para la carrera. Kenna se coloca a un par de metros frente a nosotros y levanta la pistola de balines hacia cielo.

—En sus marcas...Listos—dice—. ¡Fuera!

El disparo hace eco en mis oídos mientras me lanzo hacia los árboles a toda velocidad sin mirar quien me pisa los talones. Esquivo las ramas y raíces en el suelo, viendo al mismo tiempo como algunos árboles comienzan a crecer y a alargar sus ramas cerrando el camino.

—Monique—murmuro para mis adentros.

Veo a Scord detenerse frente a la barrera de ramas que sigue haciéndose cada vez más alta, pero yo alcanzó a tomarme de una de las ramas, y comienzo a trepar lo más rápido que puedo hasta llegar a la copa del árbol pero justo cuando me lanzo hacia el otro lado, una ráfaga de viento me empuja de regreso, y caigo en el suelo detrás de la barrera.

Me levanto, escuchando la risa de Alex en mis oídos y escupiendo una maldición, me acerco a las ramas y vuelvo a trepar, esta vez saltando para ahorrar tiempo, pero en vez de saltar al otro lado levanto mis manos y dejo salir un rayo de hielo, creando una resbaladilla que a la vez me da más impulso para correr.

Veo a lo lejos a Pryscilla aprisionada por un montón de ramas que no dejan de crecer y a Monique corriendo hasta detenerse de repente, sujetándose la cabeza entre las manos. Aplico más velocidad para rebasarla y me encuentro a Dalia, a casi cien metros por delante de mí, levantando sus manos mientras Alex esquiva rocas voladoras. Cuando estoy cerca doy un gran salto para pasar sobre ella y mientras estoy en el aire disparo mi hielo y le doy en ambos pies, haciendo que se quede pegada al suelo. Ella da un grito y a continuación más rocas se despegan del suelo, pero esta vez lo suficientemente grandes para que mis pies quepan en ellas. Salto una por una y esquivo las que me arroja, hasta estar lo suficientemente lejos para que continúe su ataque. Ubico a Alex a escasos metros de revancha, no se gira para verme pues ya sabe que estoy pisándole los talones, pero aún así le lanzo bolas de hielo para distraerlo, él logra esquivar algunas, pero termino oyendolo quejarse del dolor.

Cuando llego a su lado, ambos luchamos por arrebasar al otro, cuando de pronto algo más grande que eso sucede. Los dos chocamos contra algo que sale de la nada. Caemos al suelo, viendo ahora frente a nosotros la barrera de árboles que se había formado de repente.

Volteamos a vernos, diciendo al unísono:

—James.

Justo en ese momento, Rihanna pasa saltando por encima de nosotros, atravesando la barrera con la gracia de una bailarina.

A mi lado, escucho gruñir a Alex, que luego estampa sus manos contra el suelo como un niño pequeño, sólo otro de los momentos en que veo a su hermana mayor pateándole el culo. Es en ese instante que una idea macabra cruza por mi cabeza, y antes de que Alex la lea también, me levanto del suelo y extiendo mis manos hacia él, cubriendo sus piernas con hielo para que no pueda ponerse de pie.

—¡Sarah!

—Lo siento, amor—me encojo de hombros, retrocediendo para esquivar el árbol con el que recién chocamos—. ¡Te amo!

—¡Y yo a ti, ganale a todos!—me grita.

Sonrío y vuelvo a la carrera.

Sólo Rihanna y James a la delantera, los únicos que no pueden usar su poder para ganar de la forma tan simple en la que ellos podrían. Claro que, de todas formas yo podría seguir usando mi super velocidad aunque Rihanna congelara el tiempo, pero llegar hasta aquí sin tener un poder con el que sacar a los otros de la carrera, la convierte en una increíble corredora, una a la que me costará vencer. Cosa que no sé como afectará a nuestra relación, la cual a pesar de haber mejorado gracias a distancia, mensajes y videollamadas, sigue escalando de nuevo hacia la posición de "Mejores Amigas".

Claro que lo que pasa durante los entrenamientos no debe afectar negativamente nuestros lazos, pues las victorias y batallas perdidas, vencer o ser derrotado, es todo para nuestro beneficio. Ser más fuertes para protegernos entre nosotros.

Así que aunque vi como se quejó cuando cree una escarcha de hielo en el suelo que la hizo resbalar, mantuve en mi mente que el enojo sería sólo parte de la emoción de la carrera.

—¿Las cosas siguen bien, cierto?—pregunto en voz alta.

—Mejorando—oigo responder a la voz de Rihanna.

Suelto un suspiro lleno de alivio, y tomo impulso un segundo antes de saltar dos rocas seguidas, viendo la cascada cada vez más cerca. No hay señal de James frente a mí, por lo que asumo que voy en primer puesto.

Suelto un grito y levanto los brazos emocionada. Ésta será la primera carrera que gane y aunque sé que en la próxima todos se asegurarán de enterrarme viva al inicio, voy a disfrutar mis pequeños momentos de gloria.

Estoy a punto de saltar al agua cristalina, deseando sentirla la ligera corriente acariciando mi piel, moviendo mi cabello y llenándolo de su brillo. Pero cuando llego a la orilla, una sombra en mis pies me obliga a mirar al cielo, viendo una silueta saltandome por encima como si fuera un simple obstáculo, y aterrizando en el agua justo frente a mí, un microsegundo antes de que mis pies toquen el agua del río, sin haber tenido la oportunidad de saltar debido al shock.

Me detengo en seco, viendo a la persona frente a mí sacudir sus manos y escuchar aquella risa frívola y con ese escalofrío en la nuca que te era inevitable sentir al verlo. El líder del clan Black, se acomoda su chaqueta de tela negra como suele ser toda su ropa, un estilo Emo, siniestro, oscuro y misterioso. Su cabello corto desordenado al igual que siempre, como si fuera otra de las cosas que suele desintegrar con su poder. El poder más peligroso de todo el mundo.

James Black se gira hacia mí, en el instante en que todos los demás cruzan el río uno a uno. Escucho a Monique gritar que llega en cuarto lugar a un centímetro de haberle ganado a Rihanna, Scord en quinto, Pryscilla en sexto, y sólo entonces recordé que debía descongelar a Alex y a Dalia, quien llegó segundos antes que él obteniendo el octavo lugar.

Kenna aparece emergiendo de una cortina de humo morado, y se coloca al lado de James sosteniendo su tabla de madera para anotar.

—De acuerdo chicos, esa fue una buena carrera—dice James, juntando las palmas—. Sarah, para la próxima vez procura preocuparte menos por tus contrincantes e inmovilizarlos más. Si estuvieras en una persecución real tienes que asegurarte de eliminar cualquier tipo de peligro, pero usar tu poder para impedir que siguieran en la carrera estuvo excelente, sigue usando eso—dice en mi dirección—. Rihanna, para no tener un poder con el qué defenderte eso estuvo increíble, pero si algún día estás escapando y el aire está impregnado de antihumanos, tu mejor alternativa sería perderte de vista, usa los árboles para ocultarte, haz tu propia pista lejos de los demás. Estar cerca de ellos le dio a Sarah la oportunidad de derribarte.

—Entiendo—asiente Rihanna.

—Agradezcan todos que Pryscilla andaba de buen humor, sé que ninguno de ustedes se puso a pensar que ella pudo aturdirlos a todos desde un principio y durante toda la carrera mientras ella llegaba a la meta—nos dice—. Espero que no piense en darles nunca la misma oportunidad a sus atacantes en una persecución real.

—Por supuesto que no James, ¿Por quien diablos me tomas?—arquea una ceja—. Hoy sólo fui amable.

—Te creo—continúa James y un segundo después, el telefono de Kenna suena y ella lo saca del bolsillo de su vestido para mirarlo.

Parece que James va a proseguir cuando Kenna coloca una mano en su hombro y le muestra la pantalla del teléfono. Él mantiene el ceño fruncido mientras lo lee, su pose inmóvil e impenetrable mientras Kenna lo mira en espera de que diga algo, y debo decir que la veo un poco nerviosa.

Después leerlo, James asiente una vez con la cabeza para ella, quien textea algo rápidamente antes volver a guardarlo.

—Liar y Andrew nos esperan en la guarida de los Vookers, hay una reunión en diez minutos—nos informa Kenna mecánicamente, sin mostrar emoción alguna.

—Vayan a casa ahora, nosotros llegaremos en un par de horas—dice James, y nos hace a un lado a Alex y a mí para pasar.

—¿James?—lo llamo, preocupada.

Él se detiene junto a uno de los árboles, con Kenna pasando a su lado a pasos rápidos.

—Regreso enseguida—es lo único que dice, y así sin más, ambos se alejan por el bosque.

Alex y yo volteamos a vernos, la angustia en ambas expresiones, y sé en este instante que ambos estamos haciéndonos la misma pregunta.

¿Qué demonios fue eso?

Continuará...

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Hola Criaturas!

Una enorme disculpa por no haber publicado el Sábado pasado, estuve teniendo problemas con el internet y no pude actualizar :( Pero hoy les publicaré doble capítulo por que les debo el de la semana pasada.

Espero que les haya gustado. ¿Qué será lo que ocultan James y Kenna?

Los ama. Johana❤

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