Capítulo 27: Vampiros contra Hechiceros...Otra vez
Sarah Cooper
—Estamos jodidos, estamos bien jodidos.
La reacción de Pryscilla al oír a Drew explicando nuestra situación actual, fue lo que me impulsó a subir las escaleras más rápido, sosteniéndome del barandal que tiempo atrás rompí tratando de matar a Alex, pero que ahora me mantenía con los pies en la tierra.
Rihanna pasó a mi lado, esquivándome para ir más rápido a su habitación, ni siquiera cerró la puerta y sólo alcancé a ver como sacaba las botas de su armario.
Mientras tanto, mi mente no dejaba de repetir los momentos ocurridos en la sala hace apenas unos minutos...
—¿Dices que Adelí te envió un mensaje?
El interés de James no dejaba que nadie pensara en calmarse aunque sea un poco, cada vez que movía sus dedos y le clavaba sus ojos negros a alguien mientras hacía una pregunta, nos recordabamos que, de la nada un montón criaturas, cuyo nombre ahora sabemos que es "Condenados", podrían aparecer en cualquier momento para llevarnos ante mi hermana menor, quien busca reunir sacrificios para traer el caos a la humanidad.
Mi hermana menor.
—Si quieres llamarlo así, me dio una hora y una dirección—le respondió Drew—. Yo diría que más bien fueron ordenes.
Entré a mi cuarto a toda prisa, y lo primero que hice fue meterme a la ducha, tallé mis brazos y mis manos varias veces, como si aún quedaran rastros de las cenizas de Dastan.
—Lo siento mucho, Drew—mi voz se escuchaba tan débil, nada que pudiera reconfortar a Drew de alguna manera.
—Fue al único que pude contarle sobre Atria, me ayudó a controlarla, y arriesgó su vida cuando tratamos de rescatarla de esos asesinos—murmura—. La vio morir junto a mí, y pasó los años siguientes a mi lado...Era ni amigo.
Cierro los ojos con fuerza, dejando que el agua ahogue un poco mis emociones, si seguía así, terminaría congelando el mosaico del baño.
—Alguien tendrá que ir allí—dice Monique, mirando a James cabizbaja.
—Yo iré, si se aparecen condenados. no dejaré de arrancarles la cabeza hasta que huyan gritando mi nombre—habla Pryscilla.
—Adelí sólo ha tenido contacto con Sarah, no sabemos como vaya a reaccionar si nos ve a los demás—habla—. Pero no podemos arriesgarnos a que vaya sola, además de que estarán cerca de la ciudad así que si algo se sale de control, Rihanna tendrá que detener el tiempo...
Minutos después salí, encontrándome a Alex sentado sobre mi cama con la sudadera que había elegido ponerme entre sus manos.
—¿Estás segura de que es buena idea?
—¿A qué te refieres exactamente?—digo mientras me coloco las medias.
—Aún no sabemos quien trata de jugar con tu mente, ¿Y si tienes otra alucinación?
—Estaré bien—le digo—. Ahora lo que importa es ir a donde nos ha dicho Adelí, y averiguar qué quiere lograr Emmily asesinando a toda esa gente inocente.
Él asiente, pero sé que sólo fue una respuesta mecánica.
—¿Y si es una trampa?
—No lo creo—digo—. Nos dijo que Emmily tenía a Drew, y luego lo ayudó a escapar. ¿Por qué nos tendería una trampa después de ayudarnos?
—No lo sé, tal vez quiso ganar nuestra confianza de nuevo, y cuando vayamos a donde nos ha dicho, nos estará esperando Emmily y todo su ejército.
—Bueno, no lo sabremos hasta que estemos ahí.
—¿Y arriesgar nuestras vidas?
—¿Nuestras vidas?—me abrocho los shorts—. Alex, te preocupa la vida de todos menos la tuya, soy yo quien debería preocuparme. Sé que cuando se trata de protegernos, tu vida te importa un comino.
—Como si tú fueras diferente en ese aspecto—entorna los ojos.
—Nunca he dicho que lo fuera—suspiro.
Verlo de esa manera, con la cabeza gacha y el semblante apagado, me dejaba con una sensación extraña y angustiante. Me senté a su lado, y coloqué mis manos sobre las suyas para quitarle la sudadera con suavidad y depositarla sobre la cama.
—Habla conmigo—le digo, con voz suave.
—Casi se llevan a Rihanna hoy—me mira—. Se la iban a llevar mientras que a ti trató de matarte Adelí, y yo no pude hacer nada al respecto.
—Pero Rihanna y yo estamos bien.
—Pero estuvieron a punto de no estarlo—espeta—. Mi trabajo es protegerlas.
—Ese es justo el problema, Alex—le digo—. Tu trabajo no es protegernos. Es nuestro trabajo protegernos entre nosotros, porque somos una familia. Y si algo llega a pasarle a alguno de nosotros, no será porque tú no hayas podido evitarlo...Porque sé que cada uno luchará hasta al final, por los demás.
Dejo sus manos delicadamente, y le sujeto las mejillas con suavidad, acercando su rostro al mío, con aquellos zafiros fijos en mí.
—¿Qué acaso ya lo olvidaste?—ladeo la cabeza, esbozando una sonrisa—. Superaremos esto, juntos. Al igual como hemos hecho hasta ahora—digo—. Es una promesa.
Él asiente lentamente con la cabeza y junto mi frente con la suya, respirando su fragancia, su esencia y su compañía. Dos personas que podían compartir sus pensamientos, y las emociones que los unían.
—¡Lamento interrumpir tu berrinche, Alex, pero tenemos que irnos ya!—la puerta se abre de golpe, y veo a Rihanna asomarse tan sólo unos segundos para después apresurarse a ir a la sala.
Alex se vuelve lentamente hacia mí, y sentí cada uno de mis músculos tensarse al ver una preocupación en su rostro que pocas veces he visto. Parecía tener su peor pesadilla ante él.
—¿Y si algo sale mal?—habla, con un hilo de voz.
—Buscaremos una solución, y aguantaremos hasta entonces—le digo—. Es lo que siempre hacemos.
Para cuando dieron las seis, Alex, Rihanna, Kenna y yo estabamos cruzando el portón, dirigiéndonos hacia la ciudad a toda velocidad. A pesar de que nuestro destino no fuera uno al que a alguno de nosotros le hubiese gustado visitar.
—¿La alcaldía de Mellow Ville?—dice Alex, incrédulo.
—Ahí es en donde Adelí vivía también, ¿Por qué querría encontrarse con nosotros ahí?
—Tal vez creyó que era el lugar menos obvio, todos saben que odia a su padre, nadie la imagina pisando ese terreno sin intenciones de incendiarlo—responde Drew.
—Y ya lo hizo una vez—menciona Alex.
—¿Te dijo alguna pista de por qué quiere vernos?—le pregunto a Drew.
—No, pero no dejaba de repetirmelo...creo que la mayor razón por la que me ayudó a escapar, fue para hacerles llegar esta información.
Así que cinco minutos antes de la hora indicada, ya nos encontrábamos afuera de la antigua alcaldía de Mellow Ville.
Las escaleras estaban llenas de polvo y algunos escombros, la casa seguía en pie, gloriosa e impotente como cada ladrillo que la formaba. Lo único que dejaba en evidencia su reciente abandono eran las marcas de fuego y alguna que otra ventana rota, pero fuera de eso, sí que era bastante habitable.
—Hola, maldita casa del demonio—digo en voz baja, subiendo la mirada hasta las nubes grises por encima de la casa.
Habían ocurrido tantas cosas en este lugar. De pequeñas, era el castillo en donde mantenían prisionera a Adelí, así como también nuestro inmenso lugar de juegos, con todas las habitaciones, creíamos que era imposible que alguien más nos encontrara. Pero su padre siempre sabía el lugar exacto en el que estábamos, a cada momento, él siempre lo sabía. Era como si, desde siempre tuviera bien en cuenta que no debía perderle la pista a su hija, como si una niña de doce años pensara en hacerle daño a su padre...Pero, tratándose de Adelí, se debe siempre llegar a los límites, y pensar en los peores escenarios.
—Será mejor que entremos—dice Alex.
—¿Tú crees? Adelí no dijo nada sobre entrar a la casa—lo detiene Rihanna.
—Dudo que quiera decirnos algo aquí en donde cualquiera podría vernos—le dice.
—Alex tiene razón, entremos, de cualquier forma Adelí llegará a donde estemos—digo, y luego susurro—. Siempre lo hace aunque no se lo pida nadie.
Subimos las escaleras hasta la entrada, tomo las perillas de las enormes puertas y estas ceden con facilidad. Ni siquiera se habían molestado en cerrar la casa con llave.
Agudizo mis sentidos para cersiorarme de que no haya ningún humano cerca, cualquiera podría estar aquí dentro, incluso algún niño curioso. Miro a los demás sobre mi hombro y les indico que pueden pasar, Kenna es la que se adelanta, posicionándose frente a mí, mirando a su alrededor con el ceño fruncido.
—Tendrán que tener cuidado, ahora que sabemos que ciertas personas andan por aquí, no podemos estar tranquilos. Deben estar acompañados en todo momento, siempre alertas—dijo James, después de habernos explicado los detalles de nuestra situación actual, y habernos elegido a Alex, Rihanna y a mí para la misión—. Kenna los acompañará, su poder de bruja le permite saber cuando esté activo un hechizo que oculte la presencia de otras criaturas, aunque averiguar de la especie que sean dependerá de ustedes.
Avanzamos por el pasillo lentamente, sin dejar de mirar el reloj cada minuto, esperando a que Adelí aparezca. Conociéndola, sera bastante puntual, y tal vez trate de asustar a alguien con su aparición, probablemente a Rihanna.
—Esperen—Kenna estira su brazo frente a mí, impidiendo que siga caminando—. Percibo algo.
Trago con dificultad, y dejo de respirar cuando la veo quedarse completamente inmóvil, hasta que toma aire de un jalón.
—No estamos solos—susurra.
—¿A cuantos más percibes?—le pregunta Alex.
—No estoy segura—traga con fuerza.
—Debe ser Adelí.
Comienzo a caminar por el pasillo, mirando hacia las habitaciones abiertas y deshabitadas, los muebles mas viejos yacen rotos y esparcidos por doquier, las cortinas caídas y los cuadros con garabatos pintados encima. Un Robert convertido en un personaje animado robaba mi atención mientras la mano de Rihanna me detuvo.
—Sarah, no te alejes de nosotros, no es seguro—su voz deslumbra preocupación, pero apenas termina de decir aquello, sus ojos se desvían hacia un punto detrás de mí.
Me giro lentamente, hacia lo que es la sala de juntas. Aquí solía reunirse Robert junto al consejo de Mellow Ville, esta era otra forma en la que seguía su papel del alcalde y cubría su verdadera identidad. Mientras no estaba en estas juntas o conferencias, planeaba el fin de la existencia de los vampiros.
—Limpiaron la sangre—murmura Rihanna.
—¿Qué?
Entra a la habitación mirando las paredes, nostálgica.
Claro, Rihanna y Adelí ya habían regresado antes a este lugar, cuando apenas iban a iniciar las campañas para elegir al nuevo Alcalde de nuestra Isla, pero no contaron con que Tsalia Morengei se hubiera postulado también, y matara a todo el consejo frente a sus propios ojos.
El lugar seguía siendo un desastre, las ventanas habían sido cubiertas por tablones de madera mal acomodados, dejando espacios para la entrada de iluminación. No quedaban sillas en el lugar, sólo la enorme mesa ovalada de juntas, con polvo y marcas de arañazos.
—¿Sabes algo?—dice Rihanna—. Fue en esta habitación, que creí por un momento que Adelí y yo podríamos llevarnos bien.
Me vuelvo hacia ella.
—Sabía que no podríamos ser amigas, nunca la perdonaré por lo que le hizo a...Greg—traga con dificultad—. Pero al menos ya no viviría luchando contra alguien que vive bajo mi mismo techo...Además, recuerdo la vez en que tú eras una oscura y Adelí y yo discutiamos de nuevo—dice—. Sin ti, Alex y ella habían comenzado a llevarse mejor, y eso no me gustaba, pero aunque haya dicho que no se arrepentía de haberlo asesinado, una parte pequeña parte de mí...no quiso creerle—dice—. Y eso fue lo que me hizo enojar, el hecho de que existiera algo dentro de mí, que quería hacer las pases con ese...monstruo.
Camina sobre los cristales rotos, observándolo todo a su alrededor.
—Y luego me arrebató lo más importante que tengo en la vida, así que mis sentimientos hacia ella quedaron muy claros, la quería muerta, quería que los Vookers la devoraran—continúa—. Pero ahora, nuevamente está haciendo cosas que me hacen querer escuchar su punto de vista, como si de verdad tuviera una explicación de por qué mató a mi hermano—suelta una risa sarcástica—. De nuevo...una parte de mí quiere escucharla arrepentirse—frunce el ceño—. Lo cierto es que Adelí es una persona que me confunde mucho, el no saber si hace las cosas para bien o para mal...Y eso hace que la odie.
—Rihanna, yo...lo siento mucho—agacho la cabeza—. Fue muy egoísta de mi parte pedirte que nos ayudarás, debí pensar más en ti y en Monique que en la persona que más daño les ha hecho.
—No puedes hacer eso—me mira, y es la cálida sonrisa que aparece en su rostro lo que me desconcierta—. Eres Sarah, tú siempre piensas en todos.
—Pero...
—Quiero hacer esto, porque sé que es lo correcto—me corta—. Debo dejar atrás todo ese rencor, para proteger a quienes amo y las vidas de inocentes que están en juego, y sí para salvar al mundo hace falta salvar a la persona que odio, entonces lo haré—se gira completamente hacia mí—. Sólo quiero que sepas eso, no me arrepiento de haber tomado la decisión de ayudarles, debo honrar a mi hermano y llevarlo en mi corazón junto a cada paso que de en esta vida sin él—ladea la cabeza—. Sé que Adelí lleva mucho más tiempo de conocerte, sé que es tu mejor amiga...pero tú también eres la mía, así que voy a estar de tu lado siempre. Estoy segura de que tú harías lo mismo por mí.
A pesar de que me quedé en silencio mirándola, no estaba pensando en una respuesta, porque esa siempre ha existido. Yo haría absolutamente cualquier cosa por Rihanna Pearson, porque ella lo merece, la orientaría cuando estuviese perdida y la apoyaría siempre en cada decisión que tomara. Porque ella se merece todo lo bueno que hay en este mundo, se merece dejar de sufrir por lo que perdió y sonreír por todo lo bueno que está por vivir.
Y aunque no se lo dije, fue en ese momento, que me juré a mi misma que protegería a Rihanna con mi vida. No me iba a permitir que Alex perdiera a su única hermana, no iba a permitir que lo siguiente que le arrebataran a mi mejor amiga, fuera su derecho de vivir. Ninguna persona lastimaría a Rihanna sin afrontar las graves consecuencias, y si hace falta que de mi vida para que ella viva, así será.
Porque ella se lo merece. Todos ellos se lo merecen.
Merecen un mundo en el que puedan amar sin tener que escapar para poder estar junto a la persona que aman. Merecen estar en paz después de haber sufrido bajo la mano de seres crueles e injustos. Vivir la vida por la que otros se sacrificaron. Merecen dejar de perder, y empezar a conservar.
Superaríamos esto, todos juntos. Esperando el día en que podamos vivir los días tranquilos en este mundo, por el cual arriesgamos nuestras vidas en salvar.
—Gracias por decirme todo esto, Rihanna—le digo—. Y no hace falta que te conozca de mucho tiempo, el hecho de que llegaras a mi vida, sin importar el momento, fue lo que la hizo perfecta.
Su sonrisa me transmite la paz que necesito para seguir adelante con nuestro objetivo de hoy. Esperaríamos a que llegara Adelí, y afrontaríamos lo que sea que viniera a decirnos.
Se escuchan pasos en el pasillo acercándose a nosotras. Me vuelvo y veo a Kenna y a Alex teniendo una conversación que los tiene bastante concentrados, Alex narrándole como Elízabeth lo obligó una vez a vencer a Adelí en batalla, amenazándolo con que ella pelearía contra la pelirroja si él perdía. Dijo que fue difícil, y al final apartó un poco su enorme ego diciendo que no estaba seguro de poder derrotar a Adelí en una pelea actualmente.
La verdad, es que la hija del alcalde le sigue poniendo los pelos de punta.
—¿Y bien, han visto algo extraño por aquí?—pregunta Alex, entrando a la oficina como todo un mandamás.
—Además de ti, no lo creo—le habla su hermana cruzando los brazos sobre su pecho—. Deberías hacer algo productivo, ¿Te aseguraste de que no hubiese nadie a los alrededores?
—Tranquila hermanita, no hay ningún otro demente además de nosotros cerca de la casa del alcalde.
En ese instante, todos nos volteamos cuando escuchamos a Kenna azotar las manos sobre la mesa.
—¿Kenna, ocurre algo?
Ella mantiene la cabeza abajo, sus brazos estirados sobre los bordes, su cabello castaño formando una cortina alrededor.
—Todo esto...—dice con la respiración agitada—. Se siente muy extraño, algo anda mal por aquí, pero no sé lo que es.
—Seguro es Adelí que viene hacia acá, su presencia nunca hace sentir bien a nadie.
—No...—refuta a Alex—. Esto es diferente. Creo que deberíamos irnos.
—Pero Adelí dijo que vendría—le digo.
—Además, James nos dio una orden—me sigue Rihanna.
—¿Quién debería asustarnos más, James o Adelí?...Una decisión dificil—le dice Alex.
Kenna jadea, como si le hubiese dado un retortijón en el estomago. Alex la sostiene cuando sus brazos comienzan a temblar, tomaba bocanadas de aire y las soltaba como si le doliera.
—Hagamos lo que dice Kenna—murmura Rihanna.
—De acuerdo, nos vamos ahora—asiento.
—Son tantas sensaciones juntas en un sólo lugar...—jadea Kenna, batallando al hablar—. Hay algo aquí, una oscuridad que me...quema—gruñe—. Siento una enorme cantidad de poder mágico acumulada en este lugar..un poder así sólo podría pertenecer a...—deja de hablar en seco, al mismo tiempo que levanta la mirada, sus ojos color morado abiertos de par en par.
—¿Kenna, qué sucede?
Ella toma una bocanada de aire, sus labios abriéndose para decir algo con desesperación, cuando de pronto la iluminación del lugar estalla en una onda oscura.
De pronto todo a nuestro alrededor se vuelve de un morado tenebroso, y de las orillas del techo se desprende un liquido negro con aspecto brillante. Y de pronto, el lugar entero comienza a caer.
Me golpeo contra el techo, y después regreso al suelo de nuevo, sintiendo la velocidad mientras caemos, como si e pronto la habitación se hubiese convertido en un elevador.
Las cosas a mi alrededor parecen distorsionarse y perder forma, mientras el mismísimo techo está cada vez más cerca. A mi lado, Kenna trata de levantarse, pero era ella quien menos soportaba el movimiento del cuarto, aun así gruñe, levantando su mano hacia el techo mientras grita con fuerza.
Y todo se detiene, de golpe.
Las cosas vibran a mi alrededor una vez más antes de ser como antes, y entonces la habitación recupera su iluminación original.
Todos respiramos agitadamente, principalmente Kenna, quien hace su último esfuerzo en ponerse de pie.
—¡¿Qué fue eso?!—grita Rihanna histéricamente.
—Está aquí—le responde Kenna, jadeante.
—¿Hablas de...?
—Sí—traga con fuerza, mirándome. pero de pronto sus ojos se desvían por encima Rihanna—. ¡Cuidado!—grita al mismo tiempo que alza su mano.
Me volteo cuando algo se mueve en su dirección y se detiene de golpe. Se trata de una especie de cable de acero.
—¿Qué es eso?—murmuro.
Pero no era el único, de la pared, comienzan a brotar más de esos cables, deslizándose por el suelo como serpientes. Y al igual que éstas, sin que pudiéramos percibirlo, atacaron.
—¡Sarah!
Alex se interpone cuando tres de esos cables van en mi dirección, y estos en cambio se aferran a sus brazos y piernas. Voy a ayudarlo cuando uno de los cables se enreda en mi muñeca, tiro de él con fuerza pero cuando trato de moverlo, sólo siento como si tratara de desenterrar un poste del suelo. El cable no responde a mi fuerza, y se queda fijo en su lugar.
Alex suelta un grito cuando los cables tiran de él con fuerza, arrastrándolo hacia la puertas de la oficina.
—¡No!
Uso mi poder para congelar el cable que me sujeta, y tiro de él para romperlo. Corro hacia Alex, y voy a alcanzar su mano cuando caigo al suelo sin aviso. Y entonces, la habitación comienza a girar.
Observo a Kenna levantar sus manos hacia Alex, tratando de evitar que las cuerdas sigan tirando de él, pero ni ella parece resistir, ya que termina sacándolos a ambos de la habitación. Trato de ponerme de pie para alcanzar las puertas, pero lo último que alcanzo a ver es como Alex y Kenna son arrojados por el pasillo, antes de que éstas se cierren en mi cara, al mismo tiempo que la habitación deja de girar.
—¡Alex!—me levanto del suelo y corro hacia la puerta, pero al abrirla lo único con lo que me encuentro es con pasto y flores, troncos enormes con musgo y hojas tan verdes como los limones—. ¿Pero qué...?—jadeo.
¿A dónde se han ido?
—¿Qué está pasando?—escucho que pregunta Rihanna, que se ha acercado a mi para ver lo que hay tras la puerta también—. ¿Esto es...?
—Parece ser que estamos bajo un hechizo—digo, y en cuanto dejo de tocar el picaporte, lo siento.
Primero es como una punzada en mi nuca, que se extiende como si fuese una araña y las patitas le fuesen creciendo como enormes agujas enterrándose en mis extremidades. El cosquilleo en mi espalda la hace sentir desnuda, pero toda esta sensación no era más que el aviso del peligro inminente detrás de nosotros.
Y es que esto yo ya lo habia percibido antes, sólo que no de esta forma tan abrumadora y atemorizante. En ese entonces, yo aún era humana, y sólo podía ver el peligro cuando lo tenia ante mí, pero ahora, lo sentía. Con nosotras, en esta misma habitación.
—Esto me trae muchos recuerdos—oigo decir a una voz a mis espaldas. Grave, escalofriante, detestable—. Las he estado esperando.
Trago saliva, y aprieto mis puños con fuerza mientras me obligo a girarme. Pero en cuanto lo vi de frente, toda su presencia me atacó como una ola de viento.
No estaba solo, había otros cuatro condenados detrás de él, y lo supe no sólo por la sensación de oscuridad que emanaban, sino por sus tatuajes de una "C" envuelta en espinas en sus muñecas.
—Nos volvemos a encontrar— vuelve a hablar—. Parece que el destino finalmente ha encontrado de qué lado estar.
—Robert...—la palabra había salido de mi boca como si contara la peor pesadilla de la historia, podría enfermar a alguien con tan sólo decirla.
Robert Mathews, quien tuvo bajo su oscuro poder a la ciudad de Mellow Ville por mas de veinte años, yacía echado en su silla giratoria, detrás de su impecable escritorio. Su antiguo escritorio.
Se veía exactamente igual a como lo recordaba, sólo que su cabeza estaba en su lugar, al igual que las otras partes de su cuerpo que hace un año los furiosos vampiros se encargaron de arrancarle.
Pero ahora había vuelto, Emmily lo había traído de vuelta como un Condenado, justo como Drew nos explicó.
—¿Dices que crees que Emmily quiere que Adelí se sacrifique por su padre?
—Sí, y si lo logra, el poder de Robert Mathews será como nunca antes. Ninguno podrá contenerlo.
Él no estaba mirándome, sus ojos se mantenían en un trozo de cristal brillante que bailaba entre sus dedos. Nada más que el Vamperus en su estado puro.
—El día en que logré abrir la cueva por fin, supe que estaba un paso más cerca de mi objetivo—dice—. Pero luego James y su maldito séquito me traicionaron, y por culpa de esa zorra...mi plan no funcionó—gruñe—. Pero ahora, gracias a tu hermana...mi preciosa creación, podré traer el fin a la esperanza, y acabar de una vez con la peste de este mundo.
—Estás enfermo—escupe Rihanna.
—¿Qué le has hecho a Adelí?
—Esa malcriada, ahora mismo debe estarse divirtiendo por ahí, lo que hace alguien que está el lado de los ganadores—sonríe—. Emmily trató de pedirles que entregaran sus almas, pero ustedes no cedieron. Así que tendremos que hacer un pequeño cambio de planes.
Se pone de pie.
—Tú, Sarah Cooper, al igual que Rihanna Pearson, se volverán Condenadas—sonríe—. Será tan divertido ver quien se sacrifica primero por ustedes, dos piezas menos para lograr nuestro objetivo principal.
—Quien viera al gran y poderoso hechicero Robert Mathews siguiendo ordenes de una niña de 17 años—gruño, colocándome en posición de ataque.
No dejaré que le pongan un dedo encima a Rihanna, la protegeré cueste lo que cueste.
—¿Qué puedo decirte? El aprendiz se volvió maestro.
Parpadeo al escuchar sus palabras, la tranquilidad con la que admitía estar bajo el mando de Emmily, no parecía sentir ni una pizca de vergüenza.
Eso me hizo sentir miedo de mi hermana.
Las luces de la habitación parpadean durante unos cuantos segundos, y eso hace que Robert desvíe la mirada hacia el techo, inexpresivo.
—¿Nadie puede mantenerlos en el suelo una vez que los derriba, cierto?—habla—. Quien diría que tendría la fortuna de divertirme torturando a tres de los idiotas que arruinaron el propósito por el que trabajé miles de años?
Un momento, ¿Ha dicho...tres?
Miro a Rihanna, que parece estar igual de confundida que yo.
Las luces vuelven a parpadear, esta vez una por una, foco por foco, lo que parece hacerle gracia a Robert.
—Muy bien, si quieres jugar, juguemos entonces—habla Robert.
Siento que mi cuerpo vibra y las piernas me flaquean, y al siguiente segundo siento un insoportable peso sobre mi espalda, que provoca que mis rodillas se estampen contra el suelo. Toda mi fuerza se había desvanecido, y ahora era incapaz de mover un solo dedo.
Rihanna estaba igual que yo, derribada y sin aliento. Las luces seguían parpadeando a nuestro alrededor, casi siguiendo el ritmo de las carcajadas de Robert.
Y como si eso fuera una órden, las capas de los hechiceros se alzan con un viento invisible y listones azules salen de sus manos volando directo a nosotras.
Pero mientras se dirigían hacia nosotras, alcanzo a ver como estos se envuelven de electricidad, soltando pequeñas chispas y esquivandonos a Rihanna y a mí. Los listones se mueven a nuestro alrededor sin tocarnos, brillando como un montón de rayos.
—¿Eso es...?—murmura Rihanna, y entonces jadea cuando al igual que yo, siente una nueva presencia en la habitación.
Y es que yo no necesite mirar para saber de quien se trataba, todo mi cuerpo lo sentía, su imagen dominaba mi mente, y abundaba en mi corazón sin vida. Y fue justo por eso, que no pude dejar de mirar a Rihanna, cuando ésta agachó la cabeza hacia el suelo, sin respirar, inmóvil al igual que todo a nuestro al rededor.
Sus ojos viajaron lentamente a través del suelo y se detuvieron en los pies de la persona frente a nosotras. Subieron lentamente, recorriendo la figura dominante que nos daba la espalda, hasta detenerse en su nuca.
—No puede ser...—murmura, las lágrimas ya eran visibles en sus ojos.
Entonces yo también me volví para mirarlo, conteniendo el aliento.
Los listones estaban flotando a su alrededor, cubiertos de rayos de electricidad, pero ahora apuntando en dirección a Robert y sus hechiceros.
—Al fin decides unirtenos a la fiesta—le dice Robert, sonando aburrido—. A Emmily le encantará saber que atrapé a la rata que se escapó de su jaula.
Se ríe, inclinándose sobre su escritorio.
—Pero yo se lo advertí, después de todo lo que me han hecho pasar, no puedo negar que son una amenaza y algo...difícil de contener, cuando se trata de proteger a los suyos...El otro siempre acude...—le dice Robert, hablando con suma seriedad—. ¿O me equivoco...Zack Pearson?
Continuará...
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¡Hola Criaturas!
¿Qué tal les ha parecido el capítulo de hoy?
¿Emocionados con este reencuentro?
La misión de estos chicos aún no acaba, ahora que Kenna y Alex se separaron ¿Qué problemas tendrán? Descrubranlo en el siguiente capítulo, con mucha emoción y acción.
Los ama. Johana❤
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