Capítulo 16: Una verdad tan fría como el hielo


Sarah Cooper

—Oye Sarah, ¿Tú nunca vas a dejarme, cierto?

En ese momento, aquellas palabras no me habían hecho reflexionar tanto. No pensé en la respuesta el tiempo suficiente, mucho menos el que debía. Sólo dije lo que diría una niña de diez años, sin metas, sin visión de lo que es el mundo, sin conocimiento de lo que hay oculto en él.

—Por supuesto que no ¿Por qué siempre preguntas cosas tan tontas?—la miro—. Si no se trata de sirenas o hechiceros, se trata de separarnos.

Ella agacha la cabeza, y eso me hace sentir una punzada de remordimiento, tal vez había sido muy dura con ella. Debo aprender a medir mis palabras, sobre todo si se trata de ella que tiende a tomarse las cosas muy a pecho.

—Oye Emm—le levanto la barbilla suavemente—. Yo nunca te dejaría, ¿Me oyes?

—¿Y si tuvieras que hacerlo?—aprieta sus pequeños labios—. ¿Y si no tuvieras otra opción? Ya sabes, como en las películas que ve papá.

—¿Papá te puso a ver con él otra de sus películas sobre secuestros?—arqueo una ceja, pero consigo que sonría—. Bueno, si tuviera que dejarte...—hago como que lo pienso un poco—. No, no puedo imaginarlo.

—Pero tú puedes imaginar cualquier cosa.

—No las cosas que son imposibles—le digo—. Como los vampiros, o las brujas del libro que lees...Como apartarme de ti—me vuelvo hacia ella—. No hay nada que pueda separarnos Emmily.

—¿Cómo lo sabes?

—Sólo lo sé—me encojo de hombros—. Así como sé que regresaste tu puré de patatas al tazón para no comértelo.

—Yo no hice eso—mira hacia arriba.

—¿Ah no, pequeña traviesa?

Me lanzo sobre ella y la ataco con mis mejores cosquillas, provocándole aquella risa que tanto adoro escuchar.

—¡Sarah, basta!—grita entre risas—. ¡Basta!...

¡Basta!

La tierra en mis dedos era tan seca como mi garganta, pero no se debía a mi instinto o a mi alimentación. Esta vez, lo que me había derrumbado no era mi propia muerte, ni siquiera la muerte de alguien más.

El nudo en mi garganta estaba acumulado de recuerdos, gritos, y sentimientos. Tan apretado que dejé de respirar, un alivio que no tuviera que hacerlo, pero sí que lo necesitaba en este momento.

Necesitaba descargar el aire contenido en mis pulmones, el dolor que me hacía temblar y sollozar. No había lágrimas, pero sí que estaba llorando, no podía ver nada a mi alrededor, todo estaba nublado y se movía conmigo, me mareba, tampoco podía dejar de temblar, como si estuviera rompiendo en llanto en este momento, como si estuviera arrastrándome, golpeándolo todo conforme sentía las apuñaladas en la espalda, una tras otra, oyendo su voz lejana, viendo sus ojos azules y su cabello, recordando su pequeño cuerpo en mis brazos.

Pero yo estaba inmóvil, quieta, mirando todavía el ataúd vacío, recordando el día en que una pequeña de once años vino a este cementerio empañada por las lágrimas, y apretando con fuerza la mano de su tía, aferrándose a lo único que le quedaba en este mundo. A lo único que no se había muerto para ella.

—Yo la vi—mi voz era irreconocible, como si de pronto una roca que había permanecido meses ahogada en una corriente, hablara—. En el funeral, vi su cuerpo en el ataúd, yo...—trago con fuerza, sollozando—. Todo fue mentira.

Unas manos me atraen y de pronto me encuentro aferrada a la camiseta de mi prima, mis ojos abiertos, sintiendo como el mundo se cae a pedazos.

Ese ataúd vacío no sólo era la prueba de que la chica con la que había hablado...la chica que me había amenazado, era mi hermana menor. Sino que era la daga que hacía trizas todo mi pasado, que tomaba los recuerdos más tormentosos y los arrojaba a un caldero de agua hirviendo, nada los desharía, sólo estaban allí para espacir su aroma, encajarse aún más en mí.

Porque todo ese dolor, todo ese sufrimiento había sido en vano.

Lo primero que hubiese querido alguien que recién descubría que la hermana que creía muerta en realidad estaba viva, hubiese sido correr a abrazarla. Y eso hubiera hecho yo, una parte de mí quería hacerlo, pero estaba aquello que me mantenía adherida al suelo, congelada.

"Todos van a morir..."

Su voz tan fría, llena de tal odio que dolía imaginarlo.

—No puedo creer que sea ella—susurra Monique a mi lado, su voz distorsionada—. ¿Cómo es posible que Emmily siga viva?

—Espera un momento—Kenna seguía detrás de nosotros, y era la única en pie, la única que aún no comprendía el significado de todo esto. Como cambiaba las cosas.

Esto lo cambiaba todo.

Absolutamente todo.

—Entonces esa tal Emmily debería estar dentro de ese ataúd—sigue diciendo—. Pero ese ataúd es de...—entonces ella calló y supe que con eso había tenido suficiente—. ¿Estás hablando de tu hermana? ¿La que...falleció en aquel incendio provocado por el padre de Adelí?

Cierro los ojos con fuerza, viendo las flameantes llamas de fuego sobre mi casa, aquella pesadilla tan realista en la que corría en busca de mi hermanita menor.

Lentamente, me separo de Monique.

—Sí—inspiro—. O al menos eso fue lo que me dijeron.

"Soy yo Sarah, siempre he sido yo."

De acuerdo, no empecemos a hacer suposiciones, no sabemos lo que realmente pasó.

—¡Está viva, Monique!—me pongo de pie de un salto—. ¡La mujer que hace un rato nos tenía esposados a las sillas, es tu prima muerta!...—sollozo—. Y puede que también la persona que está detrás de todo esto.

—No entiendo, ¿Por qué Emmily haría algo así?—dice, desesperada—  ¿Por qué una niña fingiría su muerte? ¡Es que no lo entiendo!

—¡Yo tampoco!—grito—. Yo tampoco.

Monique y yo nos quedamos mirándonos la una a la otra, ambas dañadas, heridas, pero sin querer decir otra cosa que pueda empeorarlo.

Doy media vuelta encarando a Alex, sus ojos azules brillando, sus labios temblorosos sin saber exactamente qué decir, pero no era necesario cuando él sabía perfectamente lo que yo sentía en este momento. Así que no pudo hacer mejor cosa que atraerme a él y rodearme bajo sus brazos, permitiéndome soltar otro sollozo, cerrar los ojos con fuerza sin parar de preguntarme si esto era sólo otra pesadilla, sin dejar de pensar en Ella.

—Está viva, Alex—susurro—. Mi hermana está viva.

El silencio en el cementerio era sepulcral, pero todos los sonidos de la ciudad llegaban a mi canal auditivo, los autos, charlas en la pizzería, las personas viviendo un tranquilo día sin conocer la existencia de los oscuros secretos que oculta su ciudad. Pero hubo un sonido en especial que nos brindó un desagradable escalofrío a todos. Provino del lugar más cerca del cementerio: El Hospital Sanadores.

—¿Alguien más oyó eso?—habla Monique.

Claro que lo habíamos hecho, aquel grito desgarrador pudo ser escuchado con cualquiera con oídos avanzados.

—¿Qué sucede?—inquiere Kenna.

—Algo está pasando en el hospital—susurro.

—Vayan ustedes, Sarah y yo...

—No Alex. Iremos todos, después de todo no me queda nada que hacer aquí—le corto—. ¿Kenna podrías...?

Ella asiente una vez con la cabeza, y con un movimiento de sus manos la tierra se eleva para después depositarse encima de la tumba. Le echo una última mirada antes de correr junto a ellos hacia el hospital, escuchando el alboroto conforme nos acercamos. Personas corriendo de un lado a otro, habitación por habitación, buscaban a alguien.

Apenas llegamos al estacionamiento las puertas del hospital son abiertas de golpe, y de ella sale una estampida de oficiales de la comisaría de Mellow Ville, hablando como locos por sus comunicadores y gritandose órdenes.

—¡Atención a todas las unidades, tenemos un coche en persecución repito, un Honda con placas 318-EZMA probablente robado, ahora mismo pasando en la calle Apple!

—¿Qué está sucediendo?—murmura Kenna, mientras todos observamos a los policías subirse y arrancar las patrullas a toda velocidad.

¡Lo conduce Varsery Rivers, mujer de 42 años, lleva puesta una bata de hospital!—escucho decir al ultimo.

—Se ha escapado.

—¿Qué?

—Varsery, se ha escapado y está huyendo en un coche.

Un segundo antes de echarme a correr hacia mi coche, capto la mirada de Alex de "No lo hagas, es una locura", pero al final es él quien llega primero al coche y se mete en el asiento del piloto. No discuto esto, pues la verdad no creo estar en condiciones para conducir.

Antes de subirme, me vuelvo hacia Kenna y Monique.

—Ustedes vayan a avisar a James y a los demás, nosotros seguiremos a Varsery y veremos a donde se dirige.

—¿Sarah, qué demonios vas a hacer?—me habla mi prima, sus ojos soltando chispas.

—Si es cierto que Emm...—aclaro la garganta—. La salvadora, es la responsable de las desapariciones, esta es nuestra oportunidad de atrapar a Varsery antes que ellos.

—Sarah, no creo que debas...

—Tengo que hacerlo Monique—le corto—. Ahora traigan a James—estoy a punto de meterme al coche cuando vuelvo a mirarlas—. Por favor.

No espero una respuesta y voy cerrando la puerta mientras salimos del estacionamiento, siguiendo lo que nuestros oídos indican para alcanzar las patrullas.

Recorremos las calles del centro, Alex buscando cualquier patrulla o cualquier conversación hasta que después de unas cuantas calles, una se atraviesa frente a nosotros.

—¡Siguela!

Seguimos a la patrulla y yo me enfoco en lo que dicen el par de oficiales dentro.

—Ahora mismo está pasando por la calle Leafar, 

Con una mirada, Alex gira el volante desviándonos del camino hacia la calle Leafar. Seguimos la voz de los oficiales comunicándose entre ellos, diciendo dirección tras dirección, hasta que terminamos arrebasando a todos ellos, entonces a un kilómetro de donde estamos, justo al final del centro de la ciudad diviso la parte trasera de un coche rojo brillante.

Me concentro entonces en las placas, repitiendo en mi cabeza los números que los oficiales dijeron.

«¡Es ella!»

La señalo, y Alex acelera cuando ella se sale del centro, tomando camino hacia la carretera. Salimos del centro, persiguiendo el coche de Varsery.

La perdimos, la perdimos—escucho decir a los oficiales, aún en el centro dando vueltas sin sentido.

Pero la carretera no estaba completamente vacía, ya que puedo escuchar claramente el motor de otro auto por detrás de nosotros. Miro por el espejo retrovisor encontrándome con una patrulla, lo que no tiene sentido si la policía ha perdido el rastro de Varsery.

Desconcertada me giro para verla por el parabrisas, enfocando mi vista en su único conductor, y entonces diviso aquellos ojos marrones clavados en mí, y aquella sonrisa con un palillo de madera entre los dientes.

—¿Creíste que se escaparían tan fácil?—le escucho decir.

—Rooner—escupo, como si de la grosería más nefasta se tratara.

Me giro sobre el asiento.

—Está detrás de nosotros—le digo a Alex.

—No por mucho, princesa—vuelve a hablar Rooner desde la patrulla.

«Puede escucharnos». Pienso, al mismo tiempo que mi piel se pone de puntas, recordando la vibra que había sentido esta mañana cuando Rooner me tocó. De entre toda esa oscuridad, la presencia de vampiro sobresalía.

—Entreguense ahora, o tendremos que hacer esto por las malas.

—¿O sea que en todo este tiempo han sido amables con nosotros?—habla Alex en voz alta—. Creo que su "Salvadora" no les ha enseñado muy bien el concepto de "Bondad".

—No se preocupen, en cuanto los lleve con ella les enseñará muchas otras cosas—ríe oscuramente.

—Claro, como dolor, duda, desesperación, ya escuchamos todo eso—Alex pisa el pedal a fondo, pero Varsery aún nos quedaba muchísimo por delante.

Fuimos dejando a Rooner atrás, sin embargo, basado en los sucesos anteriores eso no me pareció suficiente, nada nos asegura que mas tarde no llamará a su ejército de criaturas raras a atacarnos a Alex y a mí.

Subo las piernas al asiento, inclinándome en la ventana para asomar la cabeza.

«¿Sarah?».

«Tenemos que quitárnoslo de encima hasta que Varsery se detenga».

Me sujeto del marco de la ventana y saco mi mano, entonces dejo fluir el hielo, trazando una linea en la carretera directo hacia la patrulla de Rooner, y sólo veo como abre su boca furioso antes de que las llantas se cubran de capas de hielo hasta congelarse completamente deteniendo la patrulla en medio de la carretera, que al igual que sus llantas va cubriéndose de mi hielo.

Vuelvo a mi asiento, encontrando a un muy desesperado Alex al volante.

—No creo que vaya en un auto ordinario, no puedo alcanzarla, debe estar manipulado por magia o simplemente es el auto más malditamente veloz que he visto.

—Tú puedes hacerlo, eres un corredor—me inclino hacia él.

De pronto, escucho a Varsery hablar dentro del auto, al principio susurros que rápidamente se convierten en gritos incesantes y repetitivos.

¡Haz que vuelva, por favor haz que vuelva!

—¿Qué está diciendo?—habla Alex, que está tan confundido como yo.

¡Tienes que hacer que vuelva, por favor haz que vuelva!

¿Sarah?

—Yo...no sé lo que dice—tartamudeo.

Y entonces, comenzó:

Hessabel Rivers, Hessabel Rivers, Hessabel Rivers—dijo, una y otra vez, sin parar, gritando con tal fuerza que sus cuerdas vocales quedarían dañadas.

Y eso fue suficiente para saber lo que estaba haciendo, pues aquellas dos palabras me trajeron a la mente el recuerdo de las personas del supermercado.

—Va a suicidarse—mi voz sonó temblorosa.

—¿Cómo lo sabes?

—Las personas del supermercado, también dijeron nombres antes de dispararse—lo miro—. ¡Alex va a matarse!

Él acelera.

—Tengo que detenerla—digo para mis adentros, mientras trato desesperadamente de formular un plan—. Tienes que acercarme lo suficiente, voy a saltar encima.

—¿Qué?

—No podemos dejarla hacer esto, Alex—le digo, al borde de la desesperación—. Sólo imagina que estamos en una carrera.

Vuelvo a asomarme de nuevo por la ventana, esta vez sentándome para subirme al techo. El viento me golpea en el rostro cuando estoy encima pero me aferro al techo del auto y lentamente voy poniéndome de pie, esperando que Varsery se acerque un poco más para saltar.

Ningúno de mis sentidos me avisa cuando algo tira de mi camiseta desde mi espalda, y antes de que pueda evitarlo algo me golpea en la espinilla y termino cayendo boca arriba encima del techo.

—¿Sarah, qué fue eso?

No logro contestar, algo aprieta de mi garganta. Llevo mis manos hacia mi allí, sintiendo la piel de unas manos enroscadas, sin embargo, frente a mí no hay absolutamente nadie.

—Alex...—logro decir con dificultad.

Y como si no tuviera suficiente, el cielo comienza a distorsionarse hasta que frente a mí aparece la silueta de un hombre.

—Tu novio está ocupado ahora princesa, no puede salvarte—dice Rooner, esbozando una sonrisa siniestra.

Gruño furiosa, y trato de darle un rodillazo, pero él sujeta mi pierna y la estampa contra el techo, y como si fuera una muñeca de trapo, me levanta colocándose a mis espaldas, sus labios pegados a mi mejilla, húmedos.

—Tú vendrás conmigo—susurra.

—No...lo creo—murmuro.

Medio segundo después, siento su cuerpo enfriándose a mis espaldas, poniéndose duro por el hielo que ahora se esparce sobre él.

Rooner termina soltandome, incapaz de mover sus manos nuevamente cuando estas son congeladas , y cuando el resto de su cuerpo lo está, lo saco de una patada, viendo como cae y se hace trizas contra la carretera.

—Veamos cuanto tardas en recomponerte de eso—gruño.

—¿Sarah, Sarah, estás bien?—escucho que grita Alex.

—Sí—le digo, masajeando mi garganta, me vuelvo hacia el coche de Varsery, de donde la escucho repetir las mismas palabras.

Pero lo que pasa después, hace parecer el dolor de tener las garras de Rooner clavadas en mi garganta como algo estúpido e insignificante, como un juego de niños.

Lo que pasa después, fue la última apuñalada que necesitaba mi corazón, para que todo colapsara.

Si las cosas ya estaban confusas, iban a volverse aún más, sin embargo, esto era sólo el principio de nuestro descubrimiento. Porque pronto sabríamos la verdad.

—¡Sarah hazlo ahora...!

El grito de Alex se escuchó lejano, mis oídos lo ignoraron, pues el rugido del motor a nuestra derecha fue más potente que cualquier otra cosa. Un sonido casi tan aterrador como la voz desesperada y sofocada por las lágrimas de Varsery, repitiendo el nombre de su hija como si fuera una oración.

Todo ocurrió demasiado rapido, cosa de vampiros debería decir, pero esta vez se trató de una vampira en especial. Esta vez se trató de Adelí  Mathews. Pues cuando miré a la derecha, pude verla al volante de un auto, yendo en nuestra dirección, aquel cabello rojo ondeando con el aire, justo antes de que se estrellara contra nosotros.

Caí del auto por el impacto, aterrizando de espaldas contra el cristal, sintiendo como lo partía en pedazos, los arboles del bosque pasando por encima de mí, el coche avanzando hasta que se detuvo junto con mi auto contra los arboles.

Los ruidos se sofocaron por un instante y el aroma del humo saliendo de los autos entrando a mi nariz fue lo que me hizo reaccionar, pero no encontraba una manera de moverme sin que me doliera, así que levanté un poco la cabeza, descubriendo que mi pie se había quedado atascado entre ambos coches.

—¡Sarah, Sarah!—oí una voz acercándose—. ¿Estás bien?

—Necesito...ayuda...—digo entre gemidos adoloridos.

A pesae del dolor, hago un esfuerzo para sentarme y trato de empujar el auto, pero es Alex quien aplica más fuerza. Suelto un grito cuando finalmente puedo sacarlo, y un segundo después los brazos de Alex me toman de los hombros, ayudándome a levantarme. Mi cuerpo dolía debido a los cristales incrustados, había caído sobre el parabrisas del auto con el que nos chocó Adelí.

Pero no fue eso lo único que hizo que me levantara, sino el hecho de que ya no escuchaba ningún otro motor.

—Varsery.

Corro hacia la carretera, deteniendome en seco a unos metros del auto estrellado contra los árboles de la curva.

—¡Varsery!—grito con fuerza, corriendo hacia el auto hecho pedazos—. ¡No, por favor no!

Pero cuando abro la puerta del piloto y veo la cabeza de Varsery contra el volante, sus manos y piernas ensangrentadas por los trozos de cristal clavados en ella, todo se viene abajo.

—No, no, no.

No había nada. Ningún latido, ni una gota de vida. Estaba muerta, Varsery Rivers se había suicidado.

Continuará...

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 

Hola Criaturas!

Nuevo capítulo y siguen las cosas intensas por aquí.

¡¿Qué está pasando?! Dirán, pero tranquilos, ya descubriremos lo que la malvada de Emmily planea.

Espero que les haya gustado este capítulo, nos leemos el sábado con más, estoy viendo si cambiar el día de actualización, pero ya los mantendré al tanto😄.

Los amo muchooo❤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top