Capítulo 15: "Ella"
💕¡Feliz Año Nuevo!💕
(Sé que es un poco tarde:()
Mis mejores deseos para ustedes, que tengan un año lleno de éxito y aventuras, que vivan las mejores experiencias y sean muy felices en este y todos los años que siguen.
Con mucho amor les desea: Bat_Stilinski
💕😃❤💕
Este es un capítulo algo largo e Intensooo, espero que les guste, se emocioneeen y lo disfruten💕
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Sarah Cooper
Cuando llegamos al Hospital Sanadores, las patrullas de la policía estaban estacionadas en la entrada, por lo que tuvimos que aparcar del otro lado del estacionamiento. Los oficiales charlaban con el personal, interrogándolos acerca de lo que recordaban del día de ayer, las ultimas palabras de Varsery y su relación con ella. Trataban de encontrar respuestas, sólo que ellos no esperaban las mismas que nosotros pues sus oídos sólo eran aptos para información lógica; cerrar el caso con algo simple y con sentido.
Pero nosotros esperábamos cualquier cosa. Cualquier. Cosa.
Agudicé mi oído para escuchar, pero Varsery no había dicho ni una palabra todavía, de hecho, según las enfermeras no había vuelto a decir nada desde su arranque de ira contra mí, después de repetir lo mismo una y otra vez.
«Está aquí, va a venir por ti». Su voz todavía retumba en mi cabeza, sus ojos inyectados en sangre, reflejando una ira abrumadora, aquellas miradas que asustarían a cualquiera. Es un hecho que esta desaparición es otra más en nuestro tablón de investigaciones, otro pétalo añadido a la interrogante: ¿Qué está pasando?
Según el informe, Varsery no presentaba ningún indicio de tortura o maltrato, aunque sí parecía lo suficientemente desaliñada como para haber pasado la noche en el bosque. Algunos creen que se escapó del que la capturó, otros que sólo es otra mujer demente.
No voy a ser estúpida y tratar de no ver las cosas como son, es evidente que Varsery estaba hablando de "Ella", lo que me pregunto ahora es qué tengo yo que ver con esto. ¿Cuál es la razón por la que quieren matarme esta vez? ¿Y si Varsery no sólo estaba delirando, y si ella en verdad vendrá por mí?
—Si es así, no voy a dejarte sola en ningún momento—es la voz de Alex que como siempre, se encarga de sacarme de mis más tortuosos pensamientos—. Vamos a enfrentar esto.
—¿Estás asustada?—Monique se acerca a mi lado.
—Sólo preocupada—responde Alex por mí, acercándome a su lado con las manos sobre mis hombros.
—Bueno, yo también me preocuparía si una lunática y una desconocida quisieran asesinarme—continúa mi prima—. ¿Sabes qué es más escalofriante? El hecho de que ni siquiera sabes realmente quién quiere matarte, es algo desquiciante, ¿No crees?
Decidí no decir nada, mientras que Alex se le quedó mirando con ojos entrecerrados.
Entramos a la sala de espera del hospital, y nos dirigimos rápidamente hacia la recepción, en la que hay dos oficiales detrás del escritorio en posición de vigilancia. Parece que la desaparición de Varsery de verdad les alarma.
—Buenos días—habla Alex a la mujer recepcionista—. Venimos a ver a Varsery Rivers.
La mujer de mediana edad, se vuelve hacia los oficiales detrás de ella, uno de ellos niega con la cabeza.
—Lo siento...—hace un mohín—. Ella no puede recibir visitas justo ahora.
—Somos sus familiares—le digo.
—Los médicos están tratándola, podrán verla dentro de media hora.
Suelto un suspiro, y me acerco un poco más a la recepción, soltando el brillo naranja en mis ojos.
—De verdad, estamos preocupados por ella—le digo, persuasiva—. ¿Podrías decirnos en qué habitación está? Nosotros sabremos llegar.
—Me gustaría hacerlo—sus ojos palidecen—. Pero no lo sé, no le dijeron a nadie en donde la instalaron.
Miro de reojo al oficial cuando veo que va a dar un paso hacia ella. entonces me separo de la barra, dejándola libre de la hipnosis.
—Supongo que tendremos que esperar—digo, simulando estar conforme—. Muchas gracias de todas formas.
—De nada, les avisaré en cuanto puedan pasar.
Le dedico una sonrisa a la mujer, y antes de retirarme con los demás, mis ojos recaen sobre el que ayer suponía que era el escritorio de Varsery, esto debido a la foto de ella y su hija, foto que por cierto, ya no está.
Le doy un último vistazo al oficial antes de dirigirme a los sillones, y tomar a siento entre Alex y Monique. Kenna se sienta con rectitud, colocando las manos sobre sus rodillas. Sin embargo, mientras esperamos, me veo distraída cada tanto debido al movimiento constante de sus piernas, parecía que no iba a quedarse quieta nunca mientras hacía muecas con los labios.
—¿Te encuentras bien, Kenna?—le pregunto en voz baja, pero inclinándome un poco hacia donde está para que logre escucharme.
—Sarah tiene razón, no acostumbro a estresarme, pero estoy empezando a contar las veces que se mueven tus piernas—habla Monique entre dientes.
—Estoy bien—responde—. Bueno...eso creo.
—¿Pasa algo?—frunzo el ceño—. ¿Estás sintiendo algo justo ahora?
—Oh no, ¿Tuviste una visión?—interviene Monique—. No puede ser tuviste una visión, por favor dime que no morimos todos—exclama en susurros.
—No tuve una visión—replica—. Es sólo que, el hechizo para encontrar a la señora Rivers sí funcionó.
—Lo sabemos Kenna, gracias por eso.
—Lo que quiero decir es...—talla la tela de su falda con las palmas de sus manos—. Tal vez pueda encontrar a los otros también.
Los tres nos miramos entre sí.
—¿Quieres hacer un hechizo de localización?—inquiero—. ¿Ahora?
—Puedo intentarlo, si pude encontrar a Varsery, tal vez pueda encontrar a los demás—hace una pausa—. Y a Adelí.
Frunzo los labios, y miro a mi alrededor, sintiéndome ansiosa de repente.
—Muy bien, pero no podemos hacerlo aquí en frente de todos—le digo—. Alex y Monique, regresen al auto por las cosas mientras Kenna y yo buscamos alguna habitación vacía en la que podamos hacerlo.
Ellos asienten y salen del hospital sin decir otra palabra. Mientras tanto le hago un ademán a Kenna para que me siga hacia la otra sala, no podríamos entrar al pasillo de las habitaciones a menos que tuviéramos un pase de visitante, así que después de un par de minutos nos metimos en la oficina de intendencia. Le ayudé a Kenna a despejar la mesa, y justo entonces llegaron Alex y Monique con las carpetas, entre los cuatro colocamos las fotos de los desaparecidos y una vez todo acomodado, Alex, Monique y yo retrocedimos.
Kenna cerró los ojos después de tomar una larga bocanada de aire, y luego elevó las palmas por encima de la mesa. Pasaron segundos en los que permanecimos con el oído atento a cualquier movimiento cercano, mientras observaba las manos de Kenna en la misma posición que antes, y segundos después se convirtieron en lamparas que desprendían luz morada, después salieron rayos que se dirigieron hacia cada una de las fotografías, para después juntarse todas en el centro de ellas, formando un solo rayo de luz.
—Están todos juntos—murmura, su ceño frunciendose, hasta que de pronto el rayo de luz se desvía de las fotos y quema la mesa, dejando una línea negra sobre el metal.
Kenna abre los ojos de golpe, como si acabara de despertar de un sueño extraño.
—Están aquí, en el hospital.
Frunzo el ceño y ella y yo nos miramos desconcertadas.
—¿Estás segura?—inquiere Monique.
Kenna asiente una vez con la cabeza mirando la puerta, junta todas las fotos para después guardarlas en la carpeta y ponérsela a Alex en el pecho.
—Vamos.
Kenna ni siquiera nos deja avisarle si hay moros en la costa, y las puertas se abren ante ella, haciendo volar la tela sedosa de su falda. Algunas enfermeras se vuelven para verla, entre asustados y embelesados mientras Kenna se abre paso a través del largo pasillo. Llegamos a la sala de espera, pero me acerco a la bruja cuando veo que nos lleva hacia la puerta de las habitaciones.
—Oye, todavía no conseguimos los pases de visitante, ¿Recuerdas?
—Tranquila, yo me encargo—susurra.
Arqueo una ceja y les indico a los demás que sigamos, llegamos a las puertas, en donde el guardia nos dirige una mirada recelosa.
—Sus pases de visitante.
—Aquí está el mío—Kenna le señala un costado de su pecho, en el que trae colgando un gafete de visitante.
Lo miro yo también, pero a diferencia del guardia lo hago con la boca y ojos bien abiertos.
—¿Y las suyas?
Parpadeo mientras miro al guardia nuevamente, que espera a que le mostremos nuestros pases.
—Nosotros...—miro a Kenna.
—¡Ay por favor chicos!—suelta una suave risita—. Me dijeron que los guardaron en sus bolsillos.
Miro a los demás detrás de mí y todos metemos las manos a nuestros bolsillos. Siento el plástico en mis manos, y saco la identificación.
—¿Lo ve?—sonríe Kenna—. ¡Pases de visitante!
El hombre la recorre de pies a cabeza con ojos despectivos, antes de abrir la puerta para nosotros haciendo un ademán para que entremos. Alex me pasa la mano por encima de los hombros, esbozando una sonrisita divertida, mientras que Monique a su vez hace retroceder al guardia, mostrándole la trajera justo frente a los ojos, mirándolo con expresión de "No te metas conmigo" antes de seguir detrás de nosotros.
Los tres nos detenemos al ver a Kenna estática en el medio del pasillo, sus dedos, que se movían suavemente desprendían brillos color rosa de distintas tonalidades.
Alex hace un ademán de acercarse a ella, pude sentir su preocupación, quería preguntarle como se encontraba, pero Monique y yo tuvimos que detenerlo.
—¿Qué crees que haces?—le susurra ella—. No puedes interrumpirla en uno de sus trances, podría convertirte en sapo por accidente.
Alex me mira, a lo que yo asiento estando de acuerdo con mi prima. El suspira resignado antes de regresar a nuestro lado. Entonces los tres esperamos, hasta que Kenna habla de repente.
—Por aquí—dice, y entonces emprende su camino como si el viento fuera su guía.
La seguimos a través de los pasillos, dedicándoles sonrisas tranquilizadoras a las personas que nos observan desconcertadas. Mientras la bruja camina a toda velocidad ignorando lo demás a su alrededor. Casi estamos al final del primer piso cuando por fin se detiene frente a una puerta. Pero cuando leo el letrero en ella, siento como si me apuñalaran al corazón.
—Oh no—susurra Monique a mis espaldas, dolorida.
—¿Estás segura de que es aquí?—pregunto, deseando que esto no sea mas que un error, que se haya equivocado.
Ella asiente con la cabeza en silencio, su cuerpo inmóvil frente a la puerta.
La morgue.
El único lugar, sin contar las habitaciones vacías, en el que no se percibe ningún corazón latiente, sin calor humano, sólo el aroma a muerte y la sensación húmeda y fría de los cadáveres dentro de la habitación.
—Bien, entremos—dice Alex, poniendo una mano sobre el hombro de Kenna, lo que parece sacarla de su mini transe.
Ella quería encontrarlos vivos, todos teníamos la esperanza de que fuera así.
Kenna hace un ruido de asentimiento, y coloca la mano sobre la puerta, pero nada en ella se veía dispuesta a abrirla, así que al final fue Alex quien la abrió para nosotras.
Las tres nos adentramos a la escalofriante habitación de la muerte.
—Hace mucho frío—Kenna se abraza a sí misma.
Paseo la mirada por los cajones metálicos, los cuerpos sin vida dentro de ellos.
—Llegamos demasiado tarde—prosigue—. Tiene sentido que mi hechizo haya funcionado hasta ahora, ¿De qué nos sirve encontrarlos, si ya están muertos?
—No es tu culpa Kenna—le digo—. Nuestra misión era encontrarlos, no es nuestra culpa que haya sido de esta manera.
—No lo entiendo, si encontraron los cuerpos de todos los desaparecidos, ¿Por que no dijeron nada en las noticias?—habla mi prima.
—Tal vez no querían que nadie se enterara—veo entonces las notas en los cajones ocupados—. Hay diez cuerpos.
—Siete de ellos son los desaparecidos—me dice Alex.
Me quedo mirando cada informe, viendo las fechas de muerte, todas de ayer a la misma hora. Entonces vi mirada recae en las fotografías, y rápidamente abro uno de los cajones.
—¿Sarah, qué haces? ¡Eso es irrespetuoso!
No le hago caso a Monique y termino de abrir el cajón, teniendo los hombros y cabeza del cadaver, cierro mis ojos en un principio, y tengo que tomar pequeñas respiraciones para armarme de valor y abrir los ojos, encontrando el rostro sin vida de un hombre, pero en lo que me concentro despues, es en el agujero de bala en su frente. Pero había algo más, una carpeta sobre su pecho, con un enorme sello de "Confidencial" encima.
Tomo la carpeta con sumo cuidado, casi esperando a que el sujeto me tome de la muñeca y me grite, pero gracias a Dios nada de esto pasa, y abro la carpeta. En ella hay más informes médicos, y algunos de la policía.
—Michael—susurro para mis adentros, leyendo el nombre de la víctima.
—¿Quién?
—El hombre de ayer, en el supermercado—digo.
—¿Uno de los lunáticos que se dispararon entre ellos?
No le respondo, no puedo hacerlo cuando mi mente recae en el día de ayer, reviviendo los momentos mas aterradores como si fuera un choque de autos. Leo cada informe medico, cayendo en la cuenta de que todos ellos además tienen una nota confidencial, en la que declaran su muerte en el fatídico suceso del supermercado.
Me acerco a Alex y tomo la carpeta para luego colocarla sobre la mesa de autopsias. Sacando las notas con las fotografías de cada uno.
—¿Sarah, qué ocurre?—me pregunta Monique.
—Tienes que estar bromeando—dice Alex, mirandome incrédulo, pero al ver que sigo con mi trabajo, se enfoca en mi prima—. De acuerdo chicas, tomen las fotografías y busquenlas entre las hojas de informes.
Kenna y Monique hacen lo que les indica, y entre los cuatro, ubicamos a los desaparecidos entre los cuerpos de la Morgue.
—No puedo creerlo—susurro para mis adentros, cuando todas las fotografías han sido colocadas—. Todos los desaparecidos, eran las personas de ayer en el supermercado.
—¿Qué hay de ese tal Michael Western, la señora Torres y el señor Banker, ellos no fueron reportados como desparecidos antes—habla Monique, extendiendo las tres carpetas sobre la mesa. Estas tres personas fueron las únicas que tenían una con ellos.
—De hecho sí—dice Alex, leyendo los informes confidenciales de cada una—. La policía los declaró como desaparecidos hace tres semanas. Aquí dice que los tres vivían sólos, no hubo nadie que preguntara por ellos ¿Saben lo que esto significa?
—La policía está encubriendo las desapariciones—respondo.
—Al menos, las que pueden.
—¿Pero por qué?
—Criaturas nuevas, y ahora policía corrupta, ¿Qué demonios sucede en Mellow Ville?
—Ellos tres fueron a los únicos que pudimos verles el rostro—digo—. Los demás desaparecidos, traían pasamontañas.
—Y eran los asaltantes, ¿Por qué asaltaron el supermercado para luego matarse entre sí?—inquiere Monique.
—Todo esto me está asustando—murmura Kenna—. Nada tiene sentido.
—Son sólo pistas que aún no deciframos—le digo.
Saco mi teléfono y comienzo a tomar fotos de cada informe y nota policial, cada cosa y detalle que encuentro, pero evito tomarle foto a los cuerpos, limitándome sólo a tener las fotos de los informes.
Entonces lo siento.
La sensación de terror sin razón, esparciéndose en la habitación como si fuera una masa invisible que se dirige a cada ser cercano, llenándolo de aquella oscuridad y temor, el escalofrío y la piel erizandose al sentir aquella vibra tenebrosa. Desconocida, pero familiar a la vez, debido a que esta no era la primera vez que la sentíamos.
Son ellos. Están aquí.
Escuchamos movimiento fuera del cuarto, pero antes de que podamos pensar en algo, las puertas se abren de golpe, y cuatro oficiales aparecen en el pasillo, mirándonos con ojos asesinos.
—¿Qué están haciendo aquí? ¡Es una zona restringida!—dice uno de ellos, o más bien nos grita. De hecho, dudo que sean oficiales reales, desde en donde estoy puedo sentir la vibra oscura que emanan, mis sentidos gritando, alertándome del peligro.
—Ya nos ibamos—le digo, sin disimular mis sospechas.
—Oh por supuesto—sonríe, riendo airadamente—. Vendrán con nosotros.
Entrecierro los ojos, quedándome quieta en mi lugar, al igual que Kenna, Monique y Alex. Los oficiales nos miran a cada uno, pero es el que habla por ellos quien da un paso dentro de la morgue, junto con su vibra desconocida, y sus manos sujetando un rifle.
—Es una orden—dice fríamente.
—¿De quien?
Escucho como los otros tres recargan sus armas, igual de aterradoras. Miro a Alex, que se encuentra asesinándolos con la mirada.
«Podemos con ellos» Escucho que dice.
Por supuesto que podemos con ellos, los igualamos en número, y aunque no conocemos al tope sus habilidades, sé que no estoy dispuesta a morir a manos de uno de ellos, mucho menos dejar que uno de mis amigos lo haga.
—No—digo, negando con la cabeza—. No lo creo.
El hombre cierra los ojos por un par de segundos, absorbiendo una buena cantidad de aire antes de soltarlo como si tratara de contenerse.
—Dije que era una orden—dice entre dientes.
—Bueno lo siento, no sabía que yo tenía que decirte también que me importa un bledo.
Puedo notar como se tensa, lo que dije lo enfadó. Tal vez es un malhumorado de primera, o no le caigo muy bien. Seguramente ambas.
—O vienen ahora con nosotros...—ladea la cabeza, mirándonos con ojos lunáticos—. O todos los humanos en el hospital van a morir.
Estuve a punto de preguntarle cómo es que haría eso, pero no lo hice por dos razones: Dudé que me respondiera, y por otra parte no quise escucharlo, no quería imaginar las cosas horribles que esta gente era capaz de hacer.
A mi lado, escucho a Alex gruñir bajo.
—De acuerdo—me apresuro a decir, deteniéndolo del brazo—. Iremos.
—¡Muy bien!—dice entre risas.
El sujeto no espera ni un más segundo, y con un movimiento de cabeza los otros tres avanzan en nuestra dirección.
—Sé caminar—espeta Monique, alzando los manos despectivamente cuando uno de los hombres se dispone a tocarla.
Los cuatro somos escoltados por el pasillo, el cual carecía de personas ahora, no había enfermeros que nos miraran, nadie que se diera cuenta de lo que sucedía.
Mientras caminamos, miro de reojo al fornido a mi lado, y bajo la mirada hasta que mis ojos recaen en su muñeca, en donde yace el tatuaje negro de una letra "C" envuelta en espinas. El mismo que le vi a Ronner la noche de la fiesta.
«El tatuaje, es el mismo». Digo a la mente de Alex.
Veo que mira lo mismo que yo, y aprovecho para mirar lo más disimuladamente posible a los otros policías falsos, dándome cuenta de una cosa:
Todos llevan el mismo tatuaje.
Todos son lo mismo. ¿Pero qué exactamente?
Soy empujada hacia otra habitación, un cuarto con ventanas de vidrio polarizado, cubiertos por una calcomanía blanca que impide ver hacia dentro y hacia afuera.
Cuando entro, miro sobre mi hombro molesta al grandulón, y veo como Alex lo empuja a propósito cuando pasa a su lado, haciendo que se golpee con la puerta.
Esta acción hace que los demás oficiales impostores levanten sus armas, pero Alex sólo camina hacia mí tranquilamente, y no hace ningún otro movimiento peligroso mientras lo sientan en una silla
El oficial a mis espaldas me empuja de los hombros para obligarme a sentarme, y apenas mi trasero toca la incomoda silla metálica unas esposas son colocadas en mi mano derecha, atándome al posabrazos.
—¡Oye!—le grito al guardia.
—Es por seguridad, preciosa—oigo decir a una nueva voz.
Me vuelvo rápidamente hacia la puerta, en donde una figura masculina recargada cómodamente con los brazos cruzados me mira con ojos hambrientos y voraces, una mirada que sólo podía causarme arcadas y ganas de vomitar toda la comida humana que alguna vez ingerí.
—Rooner—decímos Alex y yo al unísono, uno con más rabia y otro con más asco.
Me remuevo en la silla, y trato de liberarme de las esposas, sin embargo, al primer roce con el metal mi piel arde como si le hubieran prendido fuego, haciendo que grite del dolor y me quede inmóvil de nuevo, evitando sufrir cualquier otra quemadura.
—Luz de sol—susurro para los demás.
Observo que otro de los oficiales se acerca a Kenna, y le coloca otras esposas en su otra mano.
—Si veo que haces alguno de tus truquitos, la gente del hospital muere—le gruñe el guardia barbudo, a lo que Kenna le dirige una mirada repulsiva.
—Nos volvemos a encontrar—Ronner comienza a caminar en mi dirección, esquivando a Alex como si no existiera—. Te ves tan hermosa justo así, atada, vulnerable...—se inclina sobre mí, y yo tengo que mirar hacia otra dirección para no enfrentarme a su rostro a centímetros del mío.
—Tú le pones un dedo encima, y te juro, te lo juro que voy a arrancarte las piernas—dice Alex, con voz dura.
La mano de Rooner se introduce en mi bolsillo delantero, pero la saca rapidamente antes de que haga algo, mostrandome mi celular. A mis espaldas oigo a los demás quejarse cuando los otros guardias hacen lo mismo, y le entregan los celulares a Rooner. Este se ríe entre dientes, volviendose para mirar a Alex.
—Sé que lo harías—le dice, con su voz de serpiente y acento latino—. He oído de ti, un santurrón vengador, asesino de todo aquel que amenaza a perfecta familia—hace un puchero—. ¿Tu conciencia no te deja dormir? ¿Piensas en todos aquellos a los que mataste, por tocar a tus preciados hermanos?—se inclina—. ¿Los ves a menudo?...A las personas que mataste...Debes soñar con ellas...
Los ojos de Alex comienzan a adoptar un tono azúl más oscuro, mientras miran a Rooner repletos de furia.
—El peor de los fantasmas es el pasado, nos persigue— continúa hablando—. Y a tú, el menor de los Pearson, no dejarás de verlos hasta que dejes que acaben contigo, así como una vez lo hiciste tú con ellos—le dice—. No se imaginan la mala fama que tienen por aquí—suelta una risa ronca—. Eres el monstruo de los Pearson.
—Aquí yo sólo cuento cinco monstruos, y son ustedes—le escupe.
—Seis—dice, y entonces, comienza a acercarse a él—. Somos seis monstruos ahora.
Lo primero que escucho después de eso, son pasos. Lentos, seguros y sin titubeos. Taconeos acercándose, haciéndose cada vez más sonoros hasta que se oyen justo afuera del cuarto. Pero eso no es lo único que estaba acercándose.
La vibra se hizo de pronto más potente, atacándonos con más fuerza con su oscuridad y miedo.
Mis ojos dan con los botines, los causantes de aquellos sonidos, pero entonces suben hasta su gruesa chamarra color blanca, y su cabello rubio claro. Lleva la capucha puesta, sus ojos y parte de su rostro ocultos detrás de unos enormes lentes de sol, demasiado negros para dejarme ver a través de ellos. Esa clase de lentes solo podían haber sido hechos por una bruja o un hechicero.
Es ella. De pie ante mí, la chica que se ha aparecido últimamente, a pocos metros, por fin.
—He esperado tanto tiempo por este momento—dice, esbozando una sonrisa que llegaba hasta la orilla de sus lentes.
Mientras hablaba, tuve el extraño impulso de crubrirme los oídos, no porque su voz fuera molesta o irritante, sino por que causaba tal ansiedad que casi sentías que no podrías llegar al final de su oración. Te llenaba de un aura de desconfianza extrema, nada ya te hacía sentir seguro, querías ponerte en posición y atacar cualquier cosa que se moviera.
—Eres real—es lo primero que soy capaz de decir, casi esperando a que se esfume de repente, y despierte gritando nuevamente y con toda mi habitación y amigos envueltos en hielo.
—Oh Sarah, soy lo más real que alguna vez has visto—dice, soltando una risita al final que no hace mas que causar escalofríos.
—Y sabes mi nombre—me recargo en la silla—. Supongo que quieres matarme.
—Supones tantas cosas siempre...—otra sonrisa.
—¿Qué es lo que quieres?—escupe Alex.
—No se preocupen, a su tiempo, conseguirán lo que deseo—responde.
—¿Eso haremos?—arqueo una ceja.
Su sonrisa se ensancha, y aunque no puedo verla debido a los lentes, casi puedo sentir sus ojos clavados en mi ser.
—¿Eres tú?—titubeo—. ¿La chica de la que Tsalia dijo que seguía ordenes? ¿Eres ella?
—Siempre tuviste tantas preguntas—dice suavemente—. Desconfiabas de todo y de todos, necesitabas preguntar todo el tiempo.
Había algo en ella, que me brindaba algo más que aquella fría sensación de incomodidad. No sé si se deba a su cabello rubio opaco, o a mis delirios, pero algo en esta chica me resulta extrañamente familiar.
—Responde—mi voz no suena tan segura ahora, pues mi cabeza se encuentra ocupada tratando de ordenar mis emociones, mientras no puedo dejar de mirar a la chica frente a mí.
—Ahí está...la duda—ríe por lo bajo—. La duda es algo monstruoso, ¿Saben lo que viene después de la duda?—nos mira a cada uno—. La desesperación, la ansiedad y finalmente termina en un abismo de miedo incontenible, imposible de desaparecer hasta que lo haga la duda—dice—. Y yo amo, ver el miedo en cada rostro.
—Así que eres de esas que disfrutan el miedo, qué sorpresa—habla Monique.
—Monique—la mira, soltando otra risita—. Veo que al final al obtuviste lo que quisiste, aunque tuvieras que morir para ello—me mira a mí nuevamente—. De alguna forma, ambas obtuvieron lo que querían.
No me gustaba la forma en la que nos hablaba, como si ya supiera todo sobre nosotras. Como si ya hubiésemos tenido una conversación antes.
—¿Se ríe mucho, no?—dice Alex en mi dirección—. ¿Cuál es el chiste?
—Esto no es un chiste—espeta—. Ustedes no tienen idea de lo que les espera.
—¿Y por qué no nos dices?—le reta Monique, y quise saber si alguno de ellos sentía lo mismo que yo en este momento.
—Eso arruinaría toda la sorpresa—dice—. Pero puedo decirles que al final, todos ustedes van a morir de una vez por todas. Después de tanto, sus esfuerzos de estos años serán en vano y cada uno irá a pudrirse en el infierno que tanto les ha esperado.
—Bueno gracias, ahora estamos seguros que tú eres la mala esta vez—le dice Monique.
Creo que todos estamos Jodidos. Me estremezco al recordar aquellas palabras de Adelí, el miedo en su voz, sus ojos reflejando un dolor cuya causa yo desconocía.
—Eres tú ¿Verdad?—aprieto los labios —. La responsable de las desapariciones, tú estás haciendo todo esto...¿En dónde tienes a Adelí?
Tantas risas y sonrisas se desvanecieron con esa diminuta pregunta. La chica se inclina hacia mí, sus manos aferradas a la mesa.
—¿Tanto te preocupa esa chica?—dice entre dientes, y me extrañó su repentino cambio de humor—. ¿Qué es lo que tiene que hace que te importe?
Se había delatado a sí misma, de alguna forma, había encontrado su punto débil. Aquello me hizo sentir una especie de rabia cegadora, mis manos y brazos se tensaron por completo, sentía ganas de gritarle a aquella chica, acorralarla y obligarla a hablar, hacerle pagar por todo el daño que nos había hecho y que amenazaba con hacernos.
—¿Por eso lo haces? ¿Para lastimarme?—ahora soy yo la que se inclina hacia ella, importándome un bledo como Rooner se acerca por detrás de mí—. Y dime, ¿Qué se supone que te hice yo?
Sus labios se fruncen, formando una temblorosa linea. Pasan unos segundos antes de que vuelva a recargarse en el respaldo de su silla, y baja sus manos por debajo de la mesa.
—No me escuchaste. Debiste escucharme.
Frunzo el ceño, confundida por esa respuesta, aunque no estoy muy segura de que contestara a mi pregunta.
Viéndola ahí, ahora sin decir nada, me invadió una tristeza insoportable. De repente estaba respirando sin control, mirando los mechones rubios sobre sus hombros.
Su cabello, me recuerda tanto a...
Pero no puede ser posible. Ella ya no está.
Sin embargo, la pregunta comenzó a brillar en mi cabeza, y casi pude oír las súplicas en mis oídos. Tenía que preguntar.
—¿Quien eres?
Ella levantó la barbilla, altiva.
—Soy yo Sarah—dice—. Siempre he sido yo.
Se levanta de la silla con elegancia, sin dejar de mirarnos desde arriba.
Y sin decir nada más, salió del la habitación.
—¡No, espera...!—grité cuando sentí el ardor de la luz de sol en mi muñeca. Pero no quité mis ojos de la sombra de la chica pasando frente al ventanal.
Así que mordiendome el labio, y aguantandome todo el dolor, tiré de la cadena de las esposas con fuerza hasta romperla, y antes de que Rooner se abalanzara sobre mí, salí corriendo al pasillo.
La encontré casi al final, yéndose.
—¡Espera!—grité con fuerza, pero no se detuvo hasta escuchar mis siguientes palabras—. ¡Yo te conozco!
Lo había dicho casi como una pregunta. Casi.
Pero ella no dice una palabra, sólo me mira por encima de sus hombros, dejándome ver una sonrisa apareciendo en sus labios. Entonces se vuelve de nuevo, dispuesta a irse mientras se baja la capucha de la chamarra, dejándome ver por completo su cabellera, después toma sus lentes y los arroja a un cubo de basura.
Estoy a punto de ir hacia ella, cuando escucho movimiento a mis espaldas y unos brazos me toman de la cintura.
—¿A dónde crees que vas, preciosura?—me da un ataque de asco al sentir unos labios pegados debajo de mí oreja—. No has estado conmigo ni siquiera un poco.
Trato de liberarme, pero es más fuerte que yo, sin embargo, lo que me hace dejar de forcejear es la vibra tan cerca de mí, pero había algo que predominaba encima de toda esa oscuridad y temor paralítico. Mientras me tocaba, Rooner me enviaba la vibra de un vampiro.
Antes de que pueda procesarlo, mareada por toda su presencia, me encuentro de nuevo en el cuarto, Rooner me sienta a la fuerza en la silla, pero son sus manos tomando ventaja las que me hacen reaccionar, y empujarlo.
Alex gruñe a mi lado, y escucho a Monique lanzar insultos airadamente.
—Tú sí que eres salvaje—ronronea Rooner—. Me gusta lo salvaje.
En menos de un segundo ya lo tengo encima de mí, una de sus manos aferrada al posa brazos y la otra debajo de mi muslo, sus ojos voraces sobre mí, casi a punto de salirse de sus cuencas, es lo único que veo antes de que baje su cabeza hacia mi cuello.
Pero así de brusco como es su ataque contra mí, de la misma forma Rooner es arrancado de mi silla, y a continuación veo su cuerpo estrellándose en la pared.
Pero mis ojos se posan en la espalda ya conocida frente a mí.
—No. Vuelvas. A tocarla.
El tono de amenaza con el que lo dijo, hizo titubear a los demás guardias, pero para su suerte, su atención estaba sólo en Rooner, quien ahora estaba riendo mientras trataba de incorporarse.
—Los Pearson son todos unos egoístas ¿Eh?—le dice—. ¡El noviecito guardaspaldas, el gran Alexander Pearson, salvador de Mellow Ville! ¡Miembro del temible clan Black!—exclama entre risas—. ¡En donde está su líder ahora, el poderoso James Black!
—Justo estaría pateandote el culo, pero no quisiste que lo llamáramos, ¿Cierto?—le responde con desdén—. Porque tú y tu bola de cosas raras les tienen miedo.
Rooner lo fulmina con la mirada, y al primer movimiento los demás guardias se abalanzan sobre Alex. Reacciono al instante, y me voy contra dos de ellos, sacando dagas de hielo de mis manos para luego enterrarlas en sus corazones.
Mientras trato de liberarme de las garras de otro, enfoco mi oído mas allá de la habitación, siguiendo las pisadas y la voz de ella.
Monique ya está sobre otro de ellos cuando la a ella escucho conversar con alguien más.
—Buenas tardes, he venido por la declaración de Varsery Rivers— a pesar de que ya no estamos en la misma habitación, su voz sigue resultandome sofocante.
En ese momento, los oficiales falsos son empujados todos hacia la pared por una fuerza invisible. Me vuelvo hacia Kenna, que ahora yace de pie con las manos expulsando brillo morado, empujando con fuerza, manteniendolos inmovilizados.
Voy a salir mientras sigo escuchando la conversación.
—Por supuesto, necesito que me diga su nombre para el registro—le dice la voz de la recepcionista que nos atendió a nosotros hace un rato.
No sé qué es lo que lo causa, algo desconocido enterrado en lo más profundo de mí que sin poder evitarlo, hace que me detenga en seco a mitad del pasillo. Mis manos y tensas convertidas en dos puños que aprieto con fuerza, como si con eso me mantuviera en pie y me aferrara a la realidad.
Pero todo eso se quebró cuando escuché lo que dijo después:.
—Claro, soy la detective Cooper—dice—. Emmily Cooper.
Todo se cae a mi alrededor, las paredes se cierran y mi corazón se siente mas pesado que nunca. Todo mi cuerpo tiembla aunque ya no pueda sentirlo, mi cabeza late, repitiendo aquel nombre una y otra vez.
Emmily Cooper.
Antes de que pueda darme cuenta estoy sosteniéndome de la pared, sintiendo como todo gira a mi alrededor, como todo lo que veo y percibo pierde el sentido totalmente. Las voces se escuchan ahora encerradas en un pequeño frasco a lo lejos. Ni siquiera reacciono cuando unos brazos me levantan, en alguna parte de mi mente sé que lo hacen para ayudarme, pero aunque no fuera así dudo que eso sea suficiente para sacarme de mis pensamientos, de la peor pesadilla de mi vida. El recuerdo de una casa en llamas, y gritos de dolor que no pude escuchar, la última de mirada de mi hermana menor antes de que me fuera a mi habitación esa fatídica noche.
Soy yo, Sarah...siempre he sido yo.
Y como si aquello no lo escuchara sólo en mi cabeza, elevo la mirada al frente y empiezo a correr. Abro las puertas, encontrándome justo en la entrada del hospital, un par de ojos azul celeste, mirándome fijamente.
Esos ojos que han estado grabados en mi corazón todos estos años.
En un parpadeo, ella desaparece, pero no se lleva consigo el suplicio esparciéndose dentro del hueco que ahora se expande en mi pecho. La busco con la mirada mientras salgo detrás de ella, pero no la encuentro ni siquiera en el estacionamiento, sin embargo, cuando mi mirada se topa con el bosque, empiezo a correr.
Corro lo mas rápido que mi repentino mareo me lo permite, los colores eran mas brillantes, lo sonidos apagados y los olores venían de todas partes.
Llego al cementerio en un santiamen, y busco su lápida con desesperación. Una vez frente a la inscripción, caigo de rodillas frente a su nombre.
Emmily Cooper, hermana e hija.
No, no puede ser posible. Ella no puede estar viva.
Con este último pensamiento, empiezo a cavar. Los demás llegan conmigo, pero no me dicen nada, o si lo hacen no logro escucharlos, concentrada en mi tarea.
Escucho a Monique sollozando, pero eso sólo me hace cavar mas rápido. hasta que por fin toco algo duro. Aparto la última capa de tierra encima del ataúd, y lo abro completamente. Me arrastro hacia atrás lentamente, viendo su interior incrédula. Lágrimas implorando a mis ojos por salir.
El ataúd, está vacío. Repleto de tierra y suciedad, pero al final de cuentas vacío.
Es ella. Ella de verdad está aquí.
—Está viva—no logro reconocer mi propia voz cuando hablo—. Emmily esta viva.
Escucho como Monique cae al suelo detrás de mí, y luego los brazos de Alex sobre mis hombros, pero yo no puedo dejar de mirar el ataúd, recordando su cabello y sus ojos, su voz.
Un silencio sepulcral nos domina por tiempo que no logro contar. Tiempo en el que anhelo llorar con todas mis fuerzas, en el que quiero gritar y derrumbar algo.
Pero sobre todo ese dolor y perdida, Kenna es la única que habla:
—Y...¿Quién es Emmily?
Continuará...
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Hola Criaturas!
Arrancamos el 2020 con un capítulo intenso, Sarah al fin ha descubierto que Emmily está viva!
¿Qué pasará a partir de ahora?
¿Y qué tal esas intenciones de Emmily de matar a todos? ¿Por qué tanta maldad?
Espero que hayan disfrutado el capítulo, siento que hay muchas emociones en él, y cómo Sarah no se esperaba descubrir esa verdad algo fuerte.
Los quiere Bat_Stilinski❤
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