Capítulo 14: En busca de la verdad


Sarah Cooper

Ningún vampiro durmió por esa noche, y aunque no se lo dije a nadie, mientras los observaba a todos trabajando en la pizarra o investigando los casos de las desapariciones en el ordenador, me di cuenta de que nadie volvería a dormir pronto. Estaba eso que te hacía agudizar tus sentidos, para estar seguro de que nadie más estuviera cerca, o que te hacia mirar por el ventanal de vez en cuando, hacia el oscuro bosque de Mellow Ville, cuyos secretos y misterios ocultos a los ojos humanos, siguen siendo tan fascinantes como peligrosos.

Sentí la mirada de Alex puesta sobre mí todo el tiempo, vigilándome, pero aunque hice todo lo posible por parecer tranquila, yo también estaba preocupada, mirando a mi alrededor, rezando por no encontrar ninguna neblina negra, o la silueta de aquella chica extraña.

A pesar de que esta noche no hubo amenazas escritas con sangre, o ataques inesperados, si hubo un Tobías que se negó a irse a su casa, aunque todavía no decido qué fue lo que más me sorprendió; si su interés por ayudarnos, o que nadie se opusiera ni se quejara de su presencia, como si ya estuviesen acostumbrados a tenerlo por aquí.

De lo que uno se pierde yendo a la universidad.

Así que al final se quedó, poniendo la excusa de que no tenía nada mejoe que hacer, y cayó rendido a las cuatro de la mañana cortando trozos de cinta adhesiva que iba pasándole a Rihanna, quien se encargaba de pegar las fotos de los desaparecidos en la pizarra, mientras Alex los miraba de reojo de vez en cuando, y los demás sentíamos sus celos exagerados.

Yo miraba la pizarra cada vez que agregaba una nota, o me decidía a poner un cordel que al final acababa soltando encima de la mesa. Todo en nuestra pizarra era un desastre, sólo fotos y signos de interrogación, nada que nos ayudara a descubrir lo que sucedía, un maldito laberinto en el que todavía hace falta excavar para encontrar la salida. Lo único seguro, es que justo encima de todo, yacía una pequeña nota adhesiva en la que escribí con fuerza "La salvadora".

Nadie volvió a preocuparse por la comida humana, pues Tobías se había ofrecido a traerla de su casa y Kenna a usar un hechizo para la abundancia. No entiendo porqué no hizo esto en un principio en lugar de hacernos comprar toneladas de comida para ella. Siendo bruja, ella puede simplemente aparecer todo lo que se le antoje, ¿O no es así como funciona la cosa?

Pero no dije nada al respecto, aunque sí tuve muchas preguntas después de ver el ofrecimiento de Tobías , preguntas como ¿Por qué parecía que lo hacía por obligación y no por educación? ¿O por qué agachaba la cabeza cada vez que Kenna le hablaba?

¿Acaso Tobías Gregory había dejado de sentir odio hacia las criaturas para acabarle temiendo sólo a Kenna? No tendría nada que decir al respecto si simplemente le temiera a todas las brujas, pero...¿A Kenna? ¿La bruja mas tierna de todas? Quien cuando se enojaba la mayor grosería que salía de su boca era "Demonios" ¿De verdad?

O tal vez estaba exagerando, tal vez aún se sentía responsable por la muerte de Eric. Pero mis sospechas se hicieron más grandes cuando Kenna insistió en acompañarnos a mí, a Monique y a Alex, justo despues de que Tobías nos informara que se quedaría el resto del día a ayudarnos.

—No tienes que hacerlo, no has ido a tu casa en dos días, tu hermano se preocupará—le había dicho Rihanna.

—Le enviaré un texto, aunque de todas formas seguramente tiene mejores cosas que hacer que preocuparse por el idiota de su hermano—le dijo él—. Además, tengo entrenamiento hoy a las cinco...—se vuelve hacia Kenna, dubitativo—. A menos que las circunstancias lo impidan.

—Más tarde hablaremos sobre tu entrenamiento—le dijo esta, tomando en su brazo una caja de donnuts de jalea—. Me parece que te daré un descanso.

Antes de que Tobías dijera algo sobre eso, James habló:

—Es buena idea que los acompañes, con esas cosas afuera no es seguro salir solos, cualquier cosa sólo envía un mensaje e iremos para allá.

Todos asentimos ante el gesto de dureza de James, aquello no era un consejo, era una orden de parte del líder de nuestro clan, y líder de los vampiros en Mellow Ville.

Monique le dio una palmadita en el hombro mientras pasaba por su lado para salir de la casa. Kenna dejó la caja de donas sobre la mesa, pero al dar un paso se arrepintió y decidió regresarse para tomarla de nuevo y llevársela para el camino.

—¡Encontré la nota!

A las ocho de la mañana, ya estamos los cuatro en mi coche, listos para emprender nuestra misión de hoy: Encontrar a la mujer recepcionista desaparecida. Y de paso, averiguar algo acerca del asalto al supermercado, y de ser posible, la relación que tiene Adelí Mathews con todo lo que está pasando.

¿Estaba hipnotizada ayer? ¿Y de ser así, para qué alguien la hipnotizaría? ¿Por qué a ella?

Miro rapidamente por encima del respaldo de mi asiento, viendo a Monique extendiendo el periódico en sus manos para leerlo.

—¿Qué dice?—le pregunto.

—"Ayer a las nueve de la noche, Varsely Rivers fue reportada como desaparecida, cuatro horas después de no haber llegado de su trabajo y no haber contestado su teléfono. Testigos afirman haberla visto salir de su lugar de trabajo, el Hospital Sanadores de Mellow Ville, y quienes charlaron con ella aseguran que ella había comentado que iría a casa enseguida"—lee en el periódico—. Okay, sólo para aclarar, estamos completamente seguros de que no se trata de algun chico loco secuestrando personas, ¿Cierto?

—¿Todavía tienes dudas, incluso después de lo de ayer?

—No pero...¿Para qué a una enfermera? ¿Qué pudo haber hecho?

—Tú oíste a esos locos, su "Salvadora" necesita almas—hago comillas con mis dedos—. Y hasta ahora la mayoría de las desapariciones son de humanos.

—Supongo que es más fácil, los Vookers están vigilando todo el bosque desde que dos de ellos desaparecieron—suelta un suspiro—. Bien, ¿Cómo vamos a encontrarla?

—Dejame intentar—dice Kenna.

Ambas la miramos.

—¿Estás segura? No funcionó muy bien la ultima vez—le digo.

—Ni las anteriores.

—Monique—le digo en tono de reprenda.

Ella bufa—. No fue para molestarte.

Kenna suspira pesadamente, arrugando la tela de su falda. Yo desvío la mirada a la carpeta en mis piernas, la cual está repleta de las noticias de cada una de las desapariciones que han ocurrido en Mellow Ville, que suman siete en total, sin contar las de Ror y Garrut, los Vookers de Liar. Anoche, Kenna nos confesó que poco antes de que regresáramos de Inglaterra, cuando comenzaron a desaparecer las personas en la Isla, ella había intentado localizar a cada uno de ellos con un hechizo, pero no funcionó con ninguno, creyó que el problema era ella, pero luego intentó ubicar a Liar, descubriendo que estaba en su guarida, y luego lo llamó para verificar que fuera así.

Pero, aunque no pudiéra localizarlos, fue lo que James necesitó para estar seguro de que alguien sobrenatural estaba detrás de las desapariciones, y que también de alguna manera estaba bloqueando su ubicación.

—Monique tiene razón, pero aún así quisiera intentarlo una última vez—die Kenna—. No puedo quedarme sentada pensando en lo que podrían estar experimentando ahora mismo esas pobres personas, sabiendo que tal vez podría ayudar a salvarlas.

Le hago un ademán con la cabeza a mi prima, y esta le entrega la noticia del periódico, Kenna lo recibe con una sonrisa amistosa, antes de comenzar a cortar los bordes para obtener sólo la fotografía, algo que necesita para su hechizo de localización.

Me vuelvo a acomodar en el asiento y reviso las fotografias de los desaparecidos. Personas normales que iban saliendo de sus casas o sus trabajos, nada en su historial que indicara que alguien los odiara tanto como para haberlos raptado, ninguno con demasiado dinero como para un secuestro por una recompensa, además de que hasta ahora nadie ha sabido de ellos.

Elevo entonces la mirada hacia el espejo retrovisor, de donde cuelgan un par de copos de hielo, el regalo de bienvenida de alguien que esperaba recibirme con los brazos abiertos y ayudarme a superar el mundo al que acababa de adentrarme.

Pero ese alguien, nunca pudo decirme eso, nunca estuvo en sus planes que yo me enterara de todas formas. Pues yo sé muy bien, que ella prefiere hacer las cosas antes de explicarlas, y también sé que planeaba demostrármelo, pero todo se arruinó en el proceso.

Detrás de los copos veo los ojos azules de Alex, consolandome con su brillo único detrás del volante. Sé que él está leyendo mi mente justo ahora, pensando y sintiendo lo mismo que yo.

Un quejido a mis espaldas me hace voltear, para ver a Kenna recargandose en el respaldo del asiento, con los ojos cerrados y los labios apretados.

—¿De nuevo nada?—le pregunto.

—Es inutil, no puedo ver nada—se queja—. Es hora de aceptar que la magia no esta de nuestra parte esta vez, tendremos que buscarla a la antigua.

—¿Te refieres a pegar carteles o a gritar su nombre por todas partes?—le dice Monique—. Porque lo primero ya lo han hecho, bastante.

—La ultima vez que alguien la vio fue en el hospital, así que podemos comenzar por ahí—habla Alex.

—No le veo el fin a esta mierda—bufa Monique, antes de recargarse en la puerta de su lado.

Me vuelvo entonces hacia Kenna, quien sigue abatida, acariciando la fotografia rasgada del periódico entre sus dedos. Quería mejorar su humor, pero no sabía que decir exactamente.

Nadie le preguntó a Kenna si quería formar parte del clan de James, de hecho a ninguno de nosotros, pero de todas formas, ella no se negó. Nunca. Pues desde el día en que Adelí la trajo a nuestra casa, no sé si se debían a las circunstancias de la situación guerra de Vampiros vs Brujas, que técnicamente se volvió parte de nosotros, se integró rápidamente, sin incomodidades y con la única intención de ayudarnos.

Tal vez ella lo supo desde un principio, las brujas tienen visiones y esas cosas del destino. Bueno, tal vez de alguna forma, Kenna sintió o supo que su lugar estaba con nosotros. En el clan Black.

Pero Kenna no era sólo la única bruja en el clan de vampiros más respetado, sino que también era la líder de todas las brujas en Mellow Ville, y en sus ojos volviéndose morados cada vez que usaba su poder y sus gruñidos cuando fallaba, se notaba la preocupación, la impotencia de tener tanto poder y no tener éxito en un simple hechizo.

—Vamos Kenna, no es tu culpa—oigo decir a Alex, quien seguramente había estado escuchando todo en mi cabeza—. Después de todo, tampoco pudiste encontrar a Adelí.

—Sea cual sea la razón de porqué no encuentras su rastro, no tiene nada que ver con que tus poderes no funcionan—le sigo—. Tú eres increíble, Kenna.

—Bueno, creo que es momento de usar uno de los métodos de Pryscilla para tranquilizarse—se encoge de hombros.

—¿Cuál?—inquiero algo asustada.

—Pensar en la formas bonitas en que mataré a quien sea que me este molestando.

Todos en el auto nos reímos, y veo como Kenna trata de reprimir una sonrisa que al final no puede contener, volviéndose hacia la ventana.

—Oye, Kenna...¿Hace cuanto que Tobías entrena con nosotros?—habla Monique, en un cambio radical de tema.

—Poco después de que ustedes se fueron a Inglaterra—responde tranquilamente.

—¿Lo están obligando?—dice, con un matiz de diversión.

Algo en la expresión de serenidad de Kenna, flaqueó, y por un momento quise callar a Monique, pues apenas hace un momento evitamos que Kenna cayera en la depresión.

—Adelí le perdonó la vida a Tobías con la única condición de que viviría cada segundo de ella—dice, en su voz brotando la intensidad—. Ahora que no está, yo debo asegurarme de que eso se cumpla, y al saber acerca el mundo sobrenatural su vida peligra constantemente, y él lo sabe—respira—. Digamos que es...necesario.

Monique arquea una ceja, y no fue la única, a ambas nos tomó desprevenidas su tono de voz, sus ojos permanecen en la ventana, bien abiertos.

—Pero es obvio que no te cae bien—le sigue Monique.

Le hago una seña a Monique, pasando la mano por mi garganta con la mirada dura.

—No importa, de todas formas es un idiota...Y bueno...si te incomoda ser quien lo entrena, puedes decírmelo cuando sea y lo haré por tí—le dice—. Debe ser difícil después de lo que pasó, aun después de que nos haya dicho la verdad.

Seguí escuchando, viendo como Monique satisfacía su curiosidad, parece que ella también notó algo extraño entre Kenna y Tobías.

—Bueno, al final no fue su culpa....ya saben—dijo Kenna, pensativa—. Pero debo ser yo quien...—hace una pausa, pata luego suspirar—. Gracias de todas formas, significa mucho para mí.

—Entonces...—habló Alex, uniéndose a la conversación y mirandola por encima del asiento—. ¿Tobías y tú pasan mucho tiempo juntos?

Kenna no se vio con ganas de contestar eso, lo cual aumentó el desconcierto de mi parte, sin embargo, cuando sus labios se entre abrieron para decir algo, la fotografía del periódico en sus manos tembló de repente, para después salir volando directamente hacia el parabrisas.

—¡Maldición!—exclama Alex—volviendo la vista al frente.

Me inclino para tomar la fotografía, que se había adherido al cristal con el viento, pero en cuanto lo hago, suelto un grito de horror.

—¡Alex cuidado!

Este pisó el freno con fuerza, haciendo que nos detuviéramos justo antes de impactar con el pequeño cuerpo en medio de la carretera.

Lo único que se escuchan son las respiraciones agitadas de todos nosotros.

—¿Están todos bien?—pregunta Alex—. ¿Kenna?

—Sí—responde esta, ahogadamente.

Yo me quedo mirando a la persona frente a mí, sus ojos vacíos puestos al frente. No se había movido ni un centímetro a pesar de que casi la atropellamos, de hecho, parecía que no estaba dispuesta a moverse.

Mis ojos la recorrieron, desde su moño desecho hasta su uniforme azul opaco lleno de suciedad, la pequeña identificación en su pecho que decían su nombre: Varsery Rivers.

—Bueno...Parece que tu hechizo funcionó—dijo, Monique, dándole un golpecito a Kenna en el hombro—. ¡Muy bien, Kenna!

La policía llegó minutos después, haciéndonos pregunta tras pregunta sobre cómo la habíamos encontrado. No había mucho que decir además de la verdad, una en la que afortunadamente no se comprometió nada de nuestra naturaleza, ni tuvimos que usar nuestras habilidades de selecto.

—¿A donde la llevarán?—le pregunto al oficial.

—Por como dicen que pasaron las cosas, asumo que ella trató de suicidarse.

—¿Suicidarse?—no es que hubiese pensado otra cosa, nadie se para en medio de la calle sin moverse cuando un auto pasa sólo porque sí, pero aquello seguía causándome un mal sabor de boca, pues si es verdad, esta sería ya la segunda vez en que un desaparecido se suicida.

¿Es muy temprano para considerarlo un patrón?

—Exactamente, tendrá que estar internada en el Hospital Sanadores, y la mantendremos vigilada para evitar que vuelva a intentarlo. Gracias por su cooperación.

Alex y yo asentimos, y el oficial se aleja para subirse a la patrulla.

Varsery estaba ahora sentada en la ambulancia, con una manta en sus hombros, pero su mirada todavía fija en la nada. El personal médico la estaba revisando y preguntándole como estaba, pero ella nunca dijo una palabra, parecía una zombie. No había rastro de la mujer borde que nos atendió a Alex y a mí ayer.

Fue entonces que mis ojos se desviaron justo a un lado de la ambulancia, en donde una silueta ahora ya conocida para mí, observaba.

De nuevo llevaba una capucha de su gigantesca chamarra de frío, pero pude ver la sonrisa torcida en sus labios, que me esparció un escalofrío por todo el cuerpo como si fuera una serpiente.

—Alex—dije instintivamente, con aquella sensación de miedo sin motivo carcomiendome.

Este miró enseguida a la misma dirección que yo, y pude sentir su tensión.

—¿Qué estás esperando?—susurré para mis adentros, viéndola ahí de pie —. ¿Acaso te asusta salir de tu escondite?

Y como si me hubiera escuchado, su sonrisa se amplió.

Di un paso, luego dos, dispuesta a ir hacia aquella chica que estaba convirtiendose en mi pesadilla. Pero apenas me acerqué a la ambulancia cuando un miembro del equipo medico pasó frente a mí, y la chica desapareció como si fuera un sueño.

Miré a mi alrededor buscándola, sin éxito.

—¿Tú también la viste, verdad?—me volví hacia él, temiendo por cualquier respuesta.

No quisiera estar volviéndome loca, pero tampoco me gustaría el hecho de que una chica siniestra nos persigue.

Pero cuando él asintió con la cabeza, un incómodo nudo se formó en mi garganta.

—¡Señora Rivers, alto!

Oí gritos, luego pasos en mi dirección, y me volví justo cuando la mujer se abalanzó sobre mí.

Sujeté rápidamente su muñeca en la que llevaba una jeringa y mis ojos se clavaron en la enorme y reluciente aguja. Iba a empujarla, pero cuando vi la rabia en sus ojos, rabia humana, me quedé paralizada del miedo por su extraña furia. Apreté con fuerza y la mujer emitió un sonido gutural, su mano ya no pudo resistir más y dejó caer la jeringa que luego se rompió en el suelo. Dos enfermeros la agarraron de los brazos y la apartaron de mí, arrastrándola hacia la ambulancia de nuevo.

—¡Está aquí!—gritaba la mujer, como una desquiciada—. ¡Va a venir por ti! ¡Va a venir por ti y a mí me la devolverá!

Alex ya estaba frente a mí, con sus brazos envolviéndome y alejándome de la ambulancia, mientras escuchabamos los gritos repetitivos de la mujer. Entonces una enfermera se acercó a ella, sosteniendo una jeringa como la que llevaba hace unos minutos y le inyectó el contenido en el cuello. Varsery se tranquilizó enseguida, pero no dejaba de murmurar las mismas palabras mientras la metían dentro de la ambulancia.

Las patrullas se alejan, siguiendo a la ambulancia por la carretera, y yo por acto reflejo vuelvo la vista al bosque, pero no encontré de nuevo a aquella persona misteriosa, sin embargo, aun así sentía el miedo en la piel.

Regresamos al coche, Kenna y Monique estaban afuera esperándonos. Esta última se acerca a mí y me toma de los brazos para examinarme.

—¡¿Sarah, estás bien?, ¿Qué diablos fue lo que pasó?!

La imagen de la aguja sobre mí me hace estremecer. Recuerdo que me aterraban cuando era humana, claro que, tenerle fobia a las agujas ya no tiene mucho sentido ahora.

—Yo...no lo sé.

—¡La señora estaba como enloquecida!

Mire a mi alrededor, el pánico emergiendo sobre el miedo.

—Viste algo—habla Kenna esta vez, seria.

—La chica que Sarah dijo haber visto antes estuvo aquí, también la vi—le dice Alex.

Me detuve en los ojos color miel de Kenna.

—Tal vez, deberíamos comenzar a creer en posibilidad de que las cosas que has visto no sean alucionaciones después de todo.

—Las cosas que te dijo esa mujer, ¿Se refería a quien yo creo?—chilla Monique.

—Sólo hay una forma de averiguarlo—dijo Alex, abriendo para mí la puerta del copiloto—. Tenemos que ir al hospital y preguntarle.

—¿Y qué pasa si enloquece de nuevo?—Monique se adentra al auto.

—Le inyectaron un calmante—le dice—. Y si eso no sirve, usaremos la fuerza.

—Con eso te refieres a hipnotizarla.

—Yo prefiero llamarle, persuasión.

—No es cierto—le digo—. No te importa qué tan mal se escuche.

Alex se encoge de hombros y arranca detrás de las patrullas de policía. Kenna termina de abrocharse el cinturón de seguridad, pero esto parece brindarle todo menos eso, pues automáticamente se vuelve hacia la ventana, y luego mira a los lados. Monique hace lo mismo de vez en cuando, el ceño fruncido con desconcierto.

Todos lo sentíamos, inseguridad. Incluso Alex miraba por los retrovisores constantemente, y así nos dirigimos al Hospital, con la cruda sensación de estar siendo observados.

Continuará...

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Hola Criaturas!

Sé que es tarde, pero aquí está el capítulo de la semana. Sé que los hice esperar:( pero ya he salido de vacaciones oficialmente así que me dedicaré a escribir y publicaré puntualmente:)

Espero que les haya gustado, este capítulo estuvo tranquilo, pero en el siguiente se viene una sorpresa para Sarah y los demás.

¿Qué es?

Nos leemos el sábado con más de Dark Souls. Los quieroo

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