Capitulo 11

Yoongi estaba sentado en una orilla de la celda, con un pedazo oxidado de algún metal y garabateaba en el piso algunos círculos perfectos. Esperaba impaciente la decisión que su gente hubiera tomado para su destino; rogaba internamente que la muerte no fuera una de estas.

Escuchó cómo unos pasos se acercaban y divisó el cuerpo de su madre junto a otro de los suyos que esperaría, para que no se les ocurriera hacer algo. HeeYeon lo observó con esos fríos ojos blancos y entró en su mente.

-¿Lo hiciste? –Preguntó el azabache con su forma normal en un idioma extraño. Ella asintió y estiró su gran mano para acercar sus garras al rostro del más joven.

-Buena elección... pero diferente raza... no poder estar juntos. –HeeYeon movió la cabeza negativamente.

-Yo quererlo. –Aseguró Yoongi apartándose.

-¡No es sólo querer! ¡Es lógica! ¡DIFERENTES SERES! ¡DIFERENTES RAZAS! –Gritó ella en posición defensiva.

-¡NO IMPORTA! ¡NO IMPORTA NADA! –Gruñó de vuelta él cambiando a la misma posición.

-¡TE MATARÁN! –Exclamó ella cambiando a su forma humana.

Yoongi se detuvo y la observó. Su debilidad por los humanos aumentaba cada vez más. Él también se transformó y la enfrentó con autoridad.

-Si tienen que matarme por amor, lucharé. –Yoongi se paró erguido. –Y si tengo que acabar con nuestra raza... lo haré.

-Te acusarán de traición... tú conoces el castigo. –HeeYeon apretó sus puños. –Todo por un humano.

-Un humano que cambio mi visión de todo. No son los seres malignos que nuestra raza cree, aquí las únicas bestias desadaptadas somos nosotros. –El azabache se apuntó cambiando sus ojos a un blanco frío. – ¡Somos unas sombras tenebrosas que oscurecen el universo!

-¡ES LA LEY DEL MÁS FUERTE! –Gruñó HeeYeon cambiando su brazo para arañarle el rostro a su hijo.

-¡ENTONCES LOS DÉBILES LUCHARÁN CON MI APOYO! –Gritó Yoongi cambiando a su forma natural.

Ellos dos abrieron los ojos y se vieron en la realidad. HeeYeon fuera de la celda con un rostro preocupado y Yoongi dentro lleno de ira y valentía, listo para asumir las consecuencias. Ella camino fuera en compañía del guardia y la habitación con barrotes entrecruzados volvió a oscurecerse haciendo visible solo los ojos blancos decididos del muchacho.

🥀

Yoongi caminaba con dificultad con unas agujas clavadas a los lados de sus largas piernas, rodeado de seis sombras que lo llevaban al juicio. A su alrededor podía oír los murmullos que lo culpaban. Un pasillo largo, en un puente de varios metros, lo condujo hasta una plataforma alta donde tres sombras esperaban hablando entre si. Yoongi quedó en frente, con las seis sombras tras él, para que no huyera.

No es como que pudiera salir vivo de ahí ¿O sí? 

Una de las tres sombras superiores lo miró y levantó su brazo izquierdo dejando ver su desacuerdo con la situación, un voto a muerte. Yoongi maldijo internamente. La segunda sombra superior lo miró y sin dudar levantó el brazo izquierdo, segundo voto a muerte. La tercera sombra se acercó a la orilla y con su vista en los ojos del menor elevó su brazo derecho mostrándose de acuerdo. Yoongi relajó sus hombros puntiagudos escuchando gruñidos de las sombras tras el puente. 

-No podemos juzgarlo. –Dijo la tercera sombra superior, al parecer la mayor en edad.

-¡Asesino a dos de los nuestros! –Exclamó la segunda sombra superior sin entenderlo.

-¿Acaso sabéis ustedes las razones? ¿El por qué? –Interrogó la tercera sombra superior.

-No lo sabemos aún... pero no hay motivo suficientemente grande. –Aseguró la primera sombra tranquilo.

-La hay. –Aseguró la tercera sombra.

-¡EL AMOR! –Exclamó Yoongi con una sonrisa resaltando los puntiagudos dientes. Las sombras tras el puente volvieron a gritar y gruñir cosas sin sentido.

-El amor... lo es todo. –Aclaró la tercera sombra superior.

-¿Amor? El amor es... debilidad. –Dijo la segunda sombra superior molesta.

La primera sombra guardó silencio, intentando comprender la enseñanza. Las tres sombras se acercaron y discutieron de forma mental por unos minutos. 

-Permanecerá en cuarentena. –Informó amargamente la segunda sombra. –Hasta que sepamos más de lo que sucedió.

La primera sombra superior se retiró siguiendo a la tercera. Yoongi levantó la vista para encontrarse con los ojos blancos de la segunda sombra superior que lo miraba frío. El azabache volvió a sonreír y las seis sombras lo llevaron a una zona remota de la nave donde estaría encerrado hasta que el caso fuera resuelto.

Yoongi estaba agradecido de estar con vida en ese lugar, aun tenía la oportunidad de escapar con el humano. Una parte superior del techo se rompió dejando caer una sombra.

-¿Cómo? –Preguntó Yoongi anonadado.

-Soy tu hermano, siempre estaré contigo. –La sombra mayor se transformó a un humano y sacó un pergamino de la parte trasera de su ropa. –Te ayudaré a salir de aquí solo... si me dices la razón de los asesinatos.

Yoongi asintió y se transformó a humano para hablar con su hermano de una forma más entendible con el pergamino que tenían.

-¿Cómo lo conseguiste? –Interrogó Yoongi viendo el mapa.

-Trabajo de cerca con todo lo que ellos esconden Yoongi... conozco cada rincón de esta nave y se como puedes escapar con el humano. –Aseguró Hoseok apuntando unos pasadizos en el mapa.

-¿Escapar a donde? –Preguntó Yoongi aprendiendo los pasadizos de memoria.

-A la Tierra. – Hoseok sonrió asombrando a su hermano menor.

-La Tierra... -Susurró Yoongi sintiendo como su cuerpo reaccionaba a la noticia.

-Tienes que hablar con el humano y decirle el plan. –Comentó Hoseok marcando unos lugares con un pedazo de material oscuro, parecido al carbón.

-Si él no se comunica conmigo... no puedo hablarle a esta distancia... -Murmuró Yoongi intentando idear alguna otra cosa.

💠

Como era de suponer, la mujer borró rastros de su existencia de la mente de los demás, no era conveniente que la reconocieran. Me quedé pensando unas horas en como debía intentar comunicarme con Yoongi. Era extraño y a la vez asombroso descubrir que eran una raza completamente desarrollada capaz de ponerse nombres y preocuparse por su familia, como nosotros. Mi mente vagaba e intentaba comprender algún tipo de secuencia que pudiera ayudarme a hablar con él a través de la mente. 

Ojalá ella me hubiera ayudado un poquitín más...

Suspiré recostado en mi cama, obviamente no le dije nada a mamá después de que la mujer les borró todo tipo de recuerdo de ella, ya vería como me las arreglaría. Cerraba mis ojos fuertemente intentando crear un camino hacia alguna nave cercana donde Yoongi pudiera estar encerrado.

¿Por qué te preocupa tanto? No es como si fuera a pasar algo entre los dos.

- Él es un hombre... por así decirlo... -Susurré cubriendo mis ojos con mi antebrazo.

-¿Quién es un hombre? –Preguntó Minah haciéndome saltar, no me había percatado de su presencia.

-Pues... todos los que son hombres. –Respondí soltando una risita nerviosa.

Pésimo chiste, Jimin, metiste la pata.

Minah levantó una ceja y soltó un "ajá" para sentarse en la cama siguiente. Volví a la posición en que me encontraba intentando mantener mis pensamientos solo para mí en mi cabecita.

Uno... uno... dos... dos... tres... tres...
Uno... uno... dos... dos... tres... tres...

¿Dónde estas? ¿Dónde estas?
Estoy aquí. Estoy aquí.

Mi mente divagaba, ¿Estaba bien la forma en que intentaba comunicarme? ¿Seria algo muy simple? Ella dijo que practicara unos días, eso significaba que no era algo tan sencillo como yo creía.

Repetí esas oraciones por tres días pero nada daba fruto. ¿Qué era lo que fallaba en mí? Quizá no estaba lo suficientemente preocupado por él. No, definitivamente no. Comenzaba a frustrarme.

-¡Maldición! –Maldije golpeando mi cabeza con la mesa de pura ira.

-¡Woa! Cuidado rubiecito... ¿Intentas tener una contusión? –Dijo Sungjae mirándome de forma extraña.

¿Contusión? ¡Contusión! 

Tenía que entrar en un plano cerebral mucho más interno, no me servía algo tan superficial como cerrar lo ojos he imaginar. Tal vez dormir serviría, pero los humanos aun no éramos capaces de controlar nuestro subconsciente al cien por ciento.
Repetí mi acción y me golpeé mucho más fuerte contra la mesa.

-¡Jimin! –Exclamó Sungjae preocupado.

-Estoy bien. –Murmuré con la vista algo borrosa.

-¡¿Bien?! ¡Estás causándote una herida en la frente! –Dijo alarmando a algunos presentes. Fruncí el ceño molesto ¿Qué mierda le importaba lo que hiciera yo con mi frente? Tiré mi cabeza hacia atrás y escuché un grito lejano.

~Todo estaba negro, mi cuerpo flotaba recostado y mis ojos se abrieron poco a poco. Su mano estaba frente a mí, para ayudarme.

-No debiste golpearte así... -Dijo cuando tome su mano para levantarme.

-No creí que funcionaría... -Murmuré observándolo. Su forma humana me agradaba, me mantenía en paz.
Ninguno de los dos dijo algo. Pude sentir sus brazos rodearme y mi cabeza choco con su pecho.

-Por qué... es tan difícil... -Susurró apretándome. Sentí como unas gotas de agua caían en mi frente, estaba llorando.

-No llores. –Pedí abrazándolo fuertemente.

Sus sollozos aumentaron y mi corazón se partió en pedazos. Pude estar presente cuando se desmoronó y cayó de rodillas abrazando mis piernas. Me arrodillé frente a él y sujeté sus mejillas para secar sus lágrimas. 

-Estoy contigo. –Dije intentando parecer fuerte, a pesar de que mis ojos deseaban derramar una que otra lágrima. –Y no me iré de aquí si no es a tu lado.

Sus ojos parpadearon rápidamente y algo lo jalo, haciéndolo caer de espalda.

Un grito desgarrador "NO" de su parte me asusto mucho. ~

-¡JIMIN! –Mamá estaba en frente mío apretando mis hombros. Abrí mis ojos con cuidado, mi cabeza dolía demasiado.

-¡En qué pensabas muchacho malcriado! –Ah Young suspiro más aliviada al verme reaccionar.

-¿Qué...? –Susurré sentándome en la cama, levanté mi mano y toqué mi cabeza, vendada.

-Te golpeaste contra la mesa y terminaste inconsciente, me tenías preocupadísima, hijo... -Dijo mamá acariciando mi mejilla.

-Disculpa mamá... solo... nada... -Dije mirando alrededor, todo parecía normal. Mi estomago rugió demandando comida.

-Debes tener hambre... dos días no pasan en vano. –Dijo levantándose para tomar un vaso de agua de una repisa.

¿Dos días? ¿Estuve inconsciente dos días?

-Para mi fueron... segundos... -Susurré para mí recordando su abrazo y sus lágrimas.

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