Capítulo 5

disculpen la demora!! he tenido bastante trabajo esta semana por las fechas, pero al fin pude sentarme un ratito para poder subirles la parte final de esta historia uwu que la disfruten

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Capítulo 5

-tenía razón, es un completo idiota- escuchó pronunciar chico- se ha creído todo. Los preparativos están listos para mañana, ni siquiera lo verá venir... no diga eso, sabe que por usted hago lo que sea. Además, aún no termina de pagarme... ¿qué hago con los demás entonces?... oh, bien... por cierto, ¿por qué me llama por Den Den Mushi?... ¿eh?...- se quedó callado un momento antes de reír sutilmente- ...jajaja, está bien...- el sonido del caracol al colgar le permitió a Sanji despertar de su shock y salir corriendo en dirección al cuarto de sus damas.

Tenía que contarle a alguien lo que sucedía, y nadie mejor que sus damas, especialmente Robin, para descubrir al farsante. Mas en el pasillo se topó de frente con el espadachín, quien se sostenía de la pared para mantenerse en pie. Ambos se miraron frente a frente, esperando a que el otro dijera o hiciera algo.

- marimo- por fin el rubio se decidía a hablar- sé que no vas a creerme, pero aún así, quiero que me escuches- Zoro seguía sin proferir palabra, reprimiendo el hipo surgido por el alcohol- acabo de escuchar a Yoshinori...- sin embargo, como si hubiera sido invocado al pronunciar su nombre, el otro rubio apareció, cortando las palabras del cocinero

- ¡Zoro-san!- exclamó alegre Yoshinori, colgándose del brazo del mayor- lo he estado buscando por todos lados, vamos a dormir- se adentró en el barco halando al espadachín tras de sí.

- ese idiota- se quejaba Sanji con rabia, ¿cómo un criajo como ese había engatusado tan fácilmente al supuesto futuro mejor espadachín? Se suponía que nunca bajaba la guardia, aún con sus propios nakama, y aún así, aquel muchacho lo tenía atrapado cual insecto en una telaraña- si no fuera porque me importas...- suspiró y se dirigió a la habitación de los chicos; por la conversación que había escuchado, tenía al menos hasta mañana, así que, por esa noche, era mejor irse a la cama, despejar la mente y pensar en lo que debería hacer...

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Un par de horas no le habían sido suficientes para reponerse, pero tenía obligaciones que atender, por lo que Sanji salió de la cama y se arregló para ir a preparar el desayuno para toda la tripulación. Mas no era el único en madrugar, en la proa, los dos espadachines entrenaban incansables batiendo sus armas en el aire mientras que una linda morena les observaba atenta.

- cocinero-san, buenos días- le saludó la chica con una sonrisa- ¿has dormido bien?

- no Robin-chan- respondió abatido el rubio- apenas y he dormido

- ¿sucede algo?

- Robin-chan, Yoshinori no es quien dice ser. Él es un caza recompensas y va tras el marimo

- oh- la chica rió un poco- así que un caza recompensas- miró hacia donde Zoro y el menor disputaban una pequeña pelea- es realmente astuto, nos ha engañado a todos...

- tienes que ayudarme a hacer algo o el marimo...

- estás algo paranoico, cocinero-san. Todos se han dado cuenta, no te agrada amante-san, ¿no será que estás celoso de él?

- ¿ce...?- la sola palabra lo aterraba- ¡no estoy celoso!- exclamó con un ligero rubor en sus mejillas- ¡por favor, Robin-chan, tienes que creerme!- la arqueóloga no hizo más que reír por lo bajo. Sanji, por primera vez en su vida, se enfureció a causa de una de sus damas, y con el ceño fruncido, se retiró a la cocina

- no creo que deba intervenir- hablaba para ella misma mientras veía a los dos contendientes- no es bueno hacer enfadar a espadachín-san...

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Al terminar el desayuno, los tripulantes del Sunny se dispersaron en la ciudad; mañana temprano dejarían la isla y aún necesitaban algunas provisiones para su viaje y arreglar desperfectos menores en el barco. Esta vez le tocó a Usopp y Chopper quedarse en el Sunny, pues eran los únicos que ya habían conseguido todo lo que necesitaban. El tirador se encerró en su taller a construir algunos inventos y armas mientras que el renito comenzaba la preparación de nuevas medicinas.

- no tengo tiempo para esto- se quejaba Sanji mientras recorría los comercios en busca de comida. Unos puestos más adelante, alcanzó a distinguir una pequeña figura rubia que reconocería en cualquier parte- ese mocoso...- y junto a él estaba Zoro, sosteniendo una fruta en su boca, esperando a que el menor terminara con sus compras. Los observó de lejos con evidente molestia hasta que se marcharon; el rubio encendió un cigarrillo, perdiéndose con la mirada por el camino que los otros dos acababan de tomar...- arréglatelas solo, imbécil...

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Habían acordado no reunirse hasta la cena; era su última noche en la isla, por lo que Yoshinori había sugerido comer fuera. La navegante se dignó a gastar un poco de su fortuna y tomar su última comida en uno de los mejores restaurantes del sitio. Al dejar las provisiones en el barco, Sanji, Usopp y Chopper se dirigieron al punto de encuentro.

- ¡ya era hora!- se quejó Nami con las manos sobre la cintura- saben que no podemos entretener mucho tiempo a Luffy, ya se comió los condimentos

- lo lamentamos- se excusó el tirador- estábamos esperando a Sanji, fue él quien tardó demasiado- él y los otros dos se sentaron a la mesa junto a sus nakamas. Afortunadamente para los mugiwara, no había marines en la zona y los aldeanos no estaban al tanto de que eran piratas, por lo que dejar un par de horas el Sunny no suponía ningún peligro

- ¿ya podemos comer?- preguntó ansioso el capitán, chocando los cubiertos en la mesa- ¡me muero de hambre!

- no comeremos nada hasta que estemos todos- el rubio se sorprendió al escuchar las palabras de su querida pelirroja, ¿faltaba alguien? Al ver mejor a los presentes y caer en cuenta de la ausencia de dos personas, palideció

- [[¿en dónde está el marimo?]]- recordó la última vez que vio al mencionado y su acompañante- [[¿por qué no los seguí en ese momento?]]- todos los ruidos a su alrededor se silenciaron... sabía que no era bueno dejar a esos dos solos, escuchó aquella conversación, ¿por qué no buscó ayuda? ¿Por qué no fue tras el marimo?... la respuesta era simple, estaba enojado. El que Zoro cayera tan fácil en una trampa como esa le hacía rabiar hasta la locura, pues aunque pareciese despreciarlo, Sanji lo admiraba; le gustaba esa forma de ser del marimo, tan calculador, centrado y sin temor a nada, a pesar de que su vida corriera peligro... y aunque se la pasaba durmiendo, entrenando y no sabía distinguir la izquierda de la derecha, el marimo aparecía justo en el momento que más le necesitaba... por eso lo admiraba,... no... por eso lo amaba... y a pesar de ser nakama, el marimo no había sido capaz de confiar en él...

- ¡disculpen la tardanza!- aquella molesta voz lo sacó de sus pensamientos, era Yoshinori. Se viró hacia él, listo para atacar al marimo con uno de sus comentarios mordaces, pero...

- ¿en dónde está Zoro?- preguntó el renito parándose sobre su asiento

- se me ha perdido mientras recorríamos la ciudad- explicaba el menor mientras se sentaba a la mesa- pensé que estaría aquí, así que...

- ¡mientes!- gritó de improviso Sanji, poniéndose de pie y golpeando la mesa. No sólo sus nakama, sino también los demás clientes le miraron sorprendidos- ¡¿en dónde está el marimo?!

- eso deberías saberlo tú, Sanji-san- una insolente sonrisa se dibujó en sus labios, acabando con la poca paciencia que le quedaba al cocinero.

- ¡será mejor que esté bien, o sino...!

- ¿sino qué, Sanji-san?- habló retórico- usted dijo que no le importaba lo que le sucediera a Zoro-san...

- eso no es...- trató de calmarse; eso simplemente no podía estar pasando. El marimo era fuerte, no era posible que un chiquillo como ese le hubiera hecho siquiera un rasguño, pero ¿y si había usado algún truco sucio?- mierda...- dijo por lo bajo, abandonando el restaurante tan rápido como pudo. Luffy estuvo a punto de ir tras él, pero Yoshinori le cerró el paso

- ¡apártate!- el capitán se mostraba enfadado- ¿qué le has hecho a mis nakama?

- tranquilo, capitán-san- la arqueóloga se paró junto al pelinegro, colocando sus manos sobre los hombros de éste para calmarle- ellos están bien. Ahora, amante-san, ¿serías tan amable de explicar qué sucede?

- eres una mujer lista, Nico Robin- Yoshinori haló una silla y se acomodó en ella- justo como Zoro-san mencionó...

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Sanji iba de un lugar a otro, buscando algún indicio que lo llevara hacia el peliverde. Pero pronto se dio cuenta que correr sin dirección fija no sólo le quitaba tiempo, sino también energía, por lo que se detuvo un momento, tratando de enfriar su mente para razonar mejor... debía haber alguna pista en lo que había escuchado... si no recordaba mal, en aquella conversación por den den mushi, Yoshinori le había dicho a quien fuera que estuviese del otro lado de la línea que aún no había recibido todos sus honorarios, por lo que esa persona seguramente quería asegurarse de que cumpliera su trabajo antes de cerrar el trato... y ya que el usurpador estaba tan tranquilo, debió de haberlo hecho ya... ¿a caso lo había...?

- imposible- se apresuró a negar aquello en lo que pensaba, el marimo tenía que estar bien; Yoshinori tuvo miles oportunidades para atacarlo, mas no lo hizo hasta ese momento- quería ganar tiempo...- ¿lo habían capturado? De ser así, tendría que sacarlo de la isla, y para sacarlo, necesitaban de un barco... ¿el muelle?... no, los aldeanos lo hubieran notado... seguramente el barco estaba oculto en algún sitio, y por experiencia propia sabía que no había mejor lugar para ocultarse que al otro lado de la isla, cruzando la selva, justo donde ellos desembarcaron.

Se dirigió entonces al lado oculto de la isla, recorriendo la playa hasta que encontró una pequeña embarcación. Sanji subió al barco, el cual lucía un poco viejo y era apenas la mitad de lo que era el Going Merry, justo el tamaño adecuado para no llamar mucho la atención. El lugar estaba silencioso y a oscuras, seguramente Yoshinori trabajaba solo. Revisó primero la proa, la popa y el cuarto del timón, pero no encontró nada; la bodega estaba llena de provisiones, seguramente se preparaba para un largo viaje... bajó al dormitorio, asomándose cautelosamente en su interior. Al fondo del cuarto, justo al lado de la cama, la luz de la luna que se colaba por la ventana iluminaba la funda de tres espadas...

- esas son...- entró a la habitación sin pensarlo dos veces, mas al dar unos cuantos pasos, la puerta se cerró de golpe y alguien le sujetó por la espalda, cubriéndole la boca. Sanji comenzó a forcejear con su captor hasta que toparon con pared, dándole oportunidad de golpear al otro con la cabeza y morder la mano que lo silenciaba

- ¡eso duele maldito cocinero!- esa voz... ¡no podía ser! La luz de la habitación se encendió, dejándole al rubio darse la vuelta y comprobar lo que creía

- ¿marimo?- estaba tremendamente feliz al saber que estaba bien, pero aún así- ¡estúpido cerebro de alga! ¿Quién te crees asaltando a otros en medio de la oscuridad?

- mira quién lo dice- el peliverde se llevó una de sus manos al bolsillo, sacando una arrugada corbata, la cual colgó del cuello del cocinero- olvidaste esto la otra noche, Mr. Dark Room...

- t-tú...- apretó fuertemente sus puños, rojo cual tomate, y se preparó para darle la paliza de su vida a Zoro; pero éste lo sujetó de la cintura con un brazo, atrayéndolo a él mientras que su otra mano levantaba el rostro del rubio, robándole un inocente beso en los labios- estúpido...- se quejó en un murmullo- ¿qué crees que haces cuando ya tienes un amante?

- ¿no te habrás creído esa farsa, verdad?

- pero...- Sanji tragó saliva, con los nervios a flor de piel- ¿qué hay del beso, la ducha, incluso la forma en que comían... realmente fingían?... ¿qué pasó exactamente estos últimos días?

- te digo que todo estaba planeado. Aunque la mayor parte la pensó Yoshinori, yo sólo quería darte celos...

- maldito mocoso- la sangre de Sanji hervía, realmente se había dejado engañar- me hizo creer que estaba tras tu cabeza cuando...

- cuando realmente te estaba cazando a ti- completó Zoro- es un chico muy listo...

- deja de hablar de él- el rubio se recargó en su hombro, ocultando su mirada- no soporto a ese criajo

- ¿aún celoso?

- ni siquiera en tus sueños, marimo- e igual de repentino que la primera vez, Sanji se aferró al cuello del peliverde y unió sus labios con los de él, siendo correspondido prácticamente enseguida.

Sus lenguas chocaron más de una vez, desesperadas por demostrar quién dominaba a quién. Sus cuerpos se pegaron cada vez más al del otro, sintiendo cómo el calor les erizaba la piel. Pronto las manos de Zoro comenzaron a pasearse por toda la anatomía del cocinero, desacomodando la ropa que tanto tiempo le costaba arreglar a éste. Pero sólo tocar por encima no le era suficiente, por lo que, lentamente, el peliverde introdujo una de sus manos por debajo de la camisa del otro, haciéndole estremecer.

- es...- Sanji deshizo el beso, apartándose ligeramente para sacar la mano invasora de entre sus ropas- espera un poco...- respiraba agitadamente- el dueño del barco puede venir y...

- el dueño es Yoshinori- le interrumpió Zoro- y no se asomará por aquí, ni él ni nadie más. Él se encargará de explicarle todo a los demás

- ¿qué quieres decir con "todo"?

- todo es todo- colocó su mano sobre la mejilla del otro, acercándolo nuevamente- pero no pienses en eso ahora- sus labios bajaron al cuello del rubio, besando suavemente mientras impregnaba sus pulmones del aroma de Sanji

- deja ya marimo, aquí no podemos...- mas el espadachín lo levantó por la cintura, cargándolo hasta la cama y lo arrojó en ella- ¿qué estás...?- se colocó a horcajadas sobre Sanji, quitándole la corbata que recién le había puesto. El moreno sujetó ambos extremos con las manos y, sensualmente, recorrió con su lengua aquel trozo de tela, logrando sonrojar al cocinero del amor- [[estúpido marimo sexy...]]- pensó, aún con las mejillas encendidas. El peliverde arrojó la corbata en algún sitio y se concentró en desnudar el torso de su amante, halando la camisa con brusquedad hasta arrancarle los botones- dije que esperaras, idiota... es la cama de ese mocoso...

- a él no le importará...- llevó sus manos hasta el cierre del pantalón del rubio

- ¡por lo menos apaga la luz!- sujetó las inquietas manos de Zoro, tratando de detenerlo

- no- levantó los brazos del otro por sobre su cabeza y los sujetó con una sola mano- esta vez voy a disfrutar todo de ti...- se levantó un poco, permitiéndose deslizar el cierre y bajar tanto el pantalón como la ropa interior de Sanji- ah, con que así luce...

- no mires... imbécil...- podía sentir el sonrojo subiendo de intensidad, y más cuando el peliverde comenzó a recorrer su hombría con la mano- ahh...

- se está poniendo dura...

- ¡cierra la boca pervertido de mierda!- como pudo, Sanji logró soltarse, usando sus manos para cubrirse la cara- deja de mirarme así...

- te miro justo como te miraron los que estuvieron antes de mí...

- nadie... nadie más que tú me ha visto así- decía avergonzado el cocinero- aunque me besaron y tocaron, nadie me hizo sentir como tú lo haces...- abrió un poco sus manos, mirando a Zoro por entre sus dedos- y... definitivamente... nadie... nadie me había...

- Sanji...- el espadachín le miró incrédulo unos momentos antes de suavizar su expresión. Retiró sus manos del enrojecido rostro del cocinero para luego besarlo una vez más, derritiéndose en sus labios.

Se separó en cuanto le faltó el aire. Zoro le besó calmadamente el rostro antes de levantarse y deshacerse de las prendas que le cubrían a él y el resto de la ropa de Sanji, quedando ambos desnudos ante la mirada del otro. Separó las piernas del rubio, acomodándose entre ellas; acarició desde el pecho hacia el vientre hasta llegar a la entrepierna, donde volvió a envolver la erección del otro entre sus manos, estimulándola con parsimonia antes de inclinarse lo suficiente como para lamerla. Aprovechando la posición, Zoro ensalivó tres de sus dedos e introdujo el primero de ellos en la entrada del cocinero al mismo tiempo que metía su virilidad en su boca.

- ahhh... marimo...- el rubio arqueó la espalda, sujetándose desesperadamente de las sábanas. Sus gemidos se volvían más intensos y constantes conforme el espadachín aumentaba el ritmo; pronto los otros dos dígitos acompañaron al primero, moviéndose en diferentes formas dentro de él- ahhh... es... ahhhh... espera... es demasiado... mnhhh... no... hagas todo a la vez...- pero sus súplicas fueron monumentalmente ignoradas, pues el peliverde buscó penetrar aun más en el interior del rubio mientras que su lengua degustaba su miembro con avidez para después introducirlo en su cavidad de un solo golpe- ma... rimo... ahhh... no más... me... me vengo... ahhh- y como lo había advertido, Sanji descargó su orgasmo poco después, llenando la cavidad de Zoro con su esencia.

- eso fue rápido- el espadachín se irguió un poco, tragando todo lo que había en su boca. Observó atento el agitado respirar de su nakama, el sudor impregnado en su cuerpo y el sonrojo que se negaba a abandonar su rostro- maldito ero-cook, me excitas demasiado...- tomó su hombría y la apuntó a la recién dilatada entrada del rubio, introduciéndola con relativa facilidad

- ahhhh- volvió a gemir, siendo callado por otro ardiente beso. El peliverde entraba y salía con lentitud, introduciéndose cada vez más - Zo... Zoro...mmhh...- el escuchar su nombre salir de esos labios húmedos y entreabiertos le motivó a subir el nivel, aumentando el ritmo de las estocadas mientras que su lengua marcaba el cuello y pecho del cocinero, deteniéndose a lamer ambos pezones hasta endurecerlos por completo -ahhh... Zoro... más... ahhh... eres... un maldito Dios... hazlo... ahh... fóllame más duro...- rodeó la cadera del otro con sus piernas, sintiendo cómo la hombría del peliverde llegaba hasta el fondo. Presa de su propia lujuria, Sanji no pudo decir más que palabras sin sentido mezcladas con gritos desesperados- de... nuevo... ahhh...

- aún no...- atrapó la hombría del otro nuevamente, presionando la punta con brusquedad

- duele... idiota... ¿qué...?

- no te corras antes que yo... al mismo tiempo...- con una sonrisa, Zoro continuó el vaivén, haciendo gemir al rubio casi al punto de dejarle afónico.

- ahhh... ahhhhh... tengo... que correrme... ahhh... Zoro... por favor...

- ¿uh?- detuvo todos sus movimientos- ¿dijiste algo?- apretó con más fuerza la hombría del otro

- no me hagas decirlo...- estaba claro para él que el marimo había escuchado, pero lo que el otro quería era verlo suplicar- es vergonzoso...

- entonces no seguiré...

- no...- movió sus caderas en busca de sentir un poco más- te... Zoro... déjame correrme... por favor...- al obtener las palabras que quería oír, el peliverde liberó la hombría de Sanji mientras daba la última estocada, llegando al clímax al mismo tiempo, el rubio liberándose entre ambos sudorosos cuerpos, mientras que espadachín había hecho lo propio dentro de Sanji...

Una vez terminada la cesión de sexo, ambos se recostaron a descansar... aún tenían una conversación pendiente que retomarían en cuanto despuntara el sol...

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A Sanji le despertó la luz del sol, la cual le daba de lleno en el rostro. Se desperezó un poco, mirando a su acompañante dormir tranquilamente junto a él.

- buenos días, marimo- habló en voz baja mientras besaba su frente. Juntó su ropa y se metió a la ducha con una enorme sonrisa en el rostro; en cuanto terminó de asearse y vestirse, salió a cubierta a tomar un poco de aire... mas al ver a su alrededor...- ¡¿Cómo coño llegamos aquí?!- el barco se había movido de playa, encontrándose ahora junto al Sunny

- ¡Ah! ¡Sanji-san!- le llamó alguien, haciéndole voltear a un lado. En el cuarto contiguo estaba Yoshinori, mirándole divertido- parece que ya se ha aclarado todo entre usted y Zoro-san

- no todo- comentó el rubio, encendiendo uno de sus cigarrillos- no hablamos mucho anoche

- eso supuse- comenzó a reír, haciendo sonrojar al cocinero

- como sea- tosió un poco- aún tienes mucho que explicar

- seguramente Zoro-san ya se lo dijo, el asunto del amante sólo era un truco para hacerle sentir celos y obligarle a decir la verdad. No quise interponerme entre ustedes, yo sólo quería que Zoro-san fuera feliz...

- no tenías que ir tan lejos

- pero si no lo hubiera hecho no nos hubiera creído y usted no hubiera confesado lo que sentía jamás. Ah, y para aclarar, Zoro-san y yo no hicimos nada, lo más lejos que llegamos fue el beso que usted y todos vieron

- ni creas que voy a agradecerte pequeña rata- sentenció, dándole otra calada a su cigarrillo

- no esperaba que lo hiciera

- bien- hubo un momento en que sólo se escuchó el agua golpeando el casco de los barcos- pero supongo que podemos ser... amigos, o algo...- el menor sonrió, tendiéndole la mano- eres un buen actor, Yoshinori- le alabó, estrujando la mano que le ofrecía- realmente pensé que eras caza recompensas

- pero lo soy...

- ¿el qué?

- caza recompensas ^^

- ¡¡¿QUÉ?!!- el cigarrillo se le cayó de la boca por pura impresión

- al principio comencé a seguir a Zoro-san porque quería su recompensa, pero después de verlo luchar incontables batallas para proteger a sus nakama o seguir su sueño, terminé por ser admirador suyo- Sanji no cabía en su sorpresa, ¿acababa de decir que era admirador del marimo?

- ¿y qué hay de esto?- sacó un papel de su pantalón, el cual desdobló ante el chico

- ¡es el cartel de "Se Busca" de Zoro-san!- se lo arrebató de las manos- ¡Gracias! ¡Creí que lo había tirado! ¡Voy a pedirle a Zoro-san su autógrafo!- y dando pequeños saltos de alegría, Yoshinori entró al barco

- pero que chiquillo más extraño- dijo Sanji para sí mismo

- shishishi- escuchó una risa tras él. El miedo le recorrió el cuerpo, pero aún así, miró hacia atrás. Arriba del Sunny estaban sus nakama, mirándolo desde el barandal con una enorme sonrisa

- parece que te divertiste anoche, cocinero-san- le dijo la arqueóloga tranquilamente

- yo aún no puedo creerlo- Usopp le miraba por encima del barandal entre asustado y sorprendido

- SSUPEERR- enfatizó Franky con uno de sus bailes. Chopper le veía confundido y Brook... no sabía qué expresión tenía, pues no tenía un rostro el cual ver

- oi, oi, esperen...- la cara del rubio era entre azul y blanca- ¿qué fue lo que les dijo ese mocoso?

- no los explicó T-O-D-O- puntualizó Nami pícara- yo tenía mis sospechas, pero mira que montar un espectáculo de tal magnitud, Zoro no es tan estúpido como creí

- pero amante-san es la verdadera mente maestra, supo leer todos tus movimientos, incluso se aseguró que yo los escuchara...

- espera, Robin-chan; ¿tú escuchaste la conversación?

- sólo la parte de espadachín-san...

--Robin Flash Back—

Un ruido cerca de la puerta de las chicas la despertó, por lo que Robin se levantó de la cama y, cruzando los brazos sobre su pecho, activó su habilidad de fruta del diablo, haciendo crecer una mano con una oreja en la palma fuera de su habitación...

- Soy yo Yoshinori, el cocinero ha picado en el anzuelo, ¿cómo vas tú?...... perfecto, te lo agradezco mucho... tienes razón, soy un hombre de palabra. Te seguiré entrenando hasta que estés satisfecho, incluso puedes viajar con nosotros un tiempo, no creo que a los otros les moleste. Eso me recuerda, evita que los demás nos estorben... no quiero que se entrometan, así que explícales todo mientras estoy con el cocinero... debo colgar... me... me perdí dentro del barco- dijo en tono apenas audible-... ¡no te burles y ven a buscarme!- una vez que el menor le dio la afirmativa, colgó. (N/A alternen esta conversación con lo de Yoshinori y todo quedará más claro xD)

--End Flash Back—

- espadachín-san quería que oyera su conversación y detuviera a los otros por si el plan no resultaba como creía...

- por suerte, no fue necesario- dijo Zoro, apareciendo en la escena con Yoshinori- eres un pequeño genio, Yoshinori- acarició sus cabellos, desordenándolos- pero eso no significa que dejemos de ser rivales

- ¡la próxima vez que peleemos, el resultado será diferente, Zoro-san!- afirmó el chico- ha sido un honor entrenar con usted, pero debo irme y seguir mi camino

- ¡espera, Yoshinori!- Luffy brincó al pequeño barco, quedando de frente al muchacho- ¡hay algo que no me queda claro!

- ¿qué cosa?

- El juego de "Me Vengo"...

- ah, eso. Lo siento Luffy-san, no puedo decirle, pero...- le murmuró algo al oído que logró contentar al capitán- entonces, si me disculpan, debo irme- Sanji, Zoro y Luffy regresaron al Sunny, y después de una emotiva despedida, Yoshinori dejó la tripulación de los sombreros de paja, prometiendo ser más fuerte la próxima vez que cruzaran caminos.

Después del desayuno, los mugiwara también partieron de la isla, con una nueva alegría dentro del Sunny, pues todos estaban muy emocionados con el lazo que Zoro y Sanji acababan de formar. Y para ayudar a fortalecer ese lazo, Nami decidió que cada tarea que le asignara a uno, le incumbía también al otro, empezando por lavar los trastos.

- esa mujer...- se quejaba Zoro al secar y guardar la vajilla

- oye, no le faltes el respeto a Nami-san- le reprimió el rubio, quien lavaba los platos

- si sigues poniéndote del lado de las mujeres, voy a arrojarte por la borda

- ¿ahora el celoso eres tú, marimo?- el mencionado bufó molesto- no puedo evitarlo, soy un caballero. Pero mi corazón le pertenece sólo a una persona... al próximo mejor espadachín del mundo...

- qué cursi- se acercó a Sanji y lo abrazó por la espalda- no hay duda que eres el cocinero del amor...

- te amo, Zoro

- y yo a ti- justo estaban por sellar su confesión con un beso cuando notaron una presencia molesta junto a ellos- ¿qué quieres, Luffy?- preguntó el espadachín, reprimiendo sus impulsos por asesinar a su capitán

- Yoshinori dijo que ustedes me mostrarían el juego, shishishi

- ¿qué?- Sanji enfureció- por supuesto que...

- está bien

- ¡marimo!

- observa atentamente, Luffy- el espadachín sujetó por el mentón al otro, acercándose peligrosamente a él; sin embargo, al estar a unos cuantos centímetros, Zoro haló el sombrero del pelinegro, cubriéndole los ojos justo antes de que besara al cocinero

- ¡Zoro! ¡Eso es trampa!- se quejó el capitán, quitándose el sombrero de la cara- ¡como su capitán, les ordeno mostrarme!

- aunque sea la orden del capitán- comenzó a explicar Sanji- no podemos dejarte ver

- ¿ah?- Luffy hizo un puchero de molestia y cruzó sus brazos- ¿y por qué no?

- porque ese juego es más divertido cuando se juega en la oscuridad...

The End


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