Los Secretos de la Diosa.
¿Quienes eran Despena y Arion?.
En la antigüedad era bien sabido del fabuloso y mítico caballo hijo de Poseidon aballo de crines negras que podía correr tan rápido que podía ir sobre el agua y tenía estirpe divina. Si embargo, pocas personas eran capaces de conquistar al feroz caballo que poseía una fuerza abrumadora, solo el Gran Hércules Héroe mitológico tuvo la dicha de montarse duraderamente en tan bello semental.
Pero, ¿quien era Despena?. Nunca nadie se atrevió a mencionarla durante mucho tiempo, paso a ser una deidad mas pero sin el reconocimiento que cualquier otro hubiese recibido, quedan en la penumbra eterna a tal grado que nadie conocía su rostro. Nadie que fuese un mortal, ¿pero que hay de los inmortales?.
Perséfone sabía que su madre era una mujer benevolente y de buenas intenciones, pero cuándo se enojaba era capaz de hacer hasta las peores de los ataques si alguien la retaba.
Y ella había retado a su madre.
Al escaparse con Athena las consecuencias estaban marcadas, no sabe cómo su querida madre se dio cuenta de tal noticia, que alguien se llevase a su preciada y única hija era una crimen que debía ser pagado en masas, sin importar el culpable, siempre habrían consecuencias para los no implicados en los problemas divinos, solo le esperaba de corazón que los humanos no volviesen a pasar otra terrible y mortal sequía que provoco la muerte de millones y millones de inocentes. Cuando de por si en el mundo actual la maldad era mas pronunciada que en la antigüedad, las catástrofes no dejaban de azotar al mundo de los mortales indiscriminadamente, guerras entre dioses que dejaron graves consecuencias que muchos ignoraban.
No ha tenido noticias desde la ultima vez que hablo con Hermes, el mensaje había sido enviado con éxito según entendió en un descuidado donde el mensajero pudo entrar al jardín sin ser sometido. Pero al final no logro saber mas, ni los días ni las noches que pasaron después de enviar esa carta, no ha visto a su madre durante un tiempo desde su exilio.
La agonía de no saber que pasaba, la culpa que ella sentía. Le hacían verse mas y mas pequeña como una niña asustadiza dentro de su propio circulo de seguridad impuesto por su madre, solo actuaria desde la distancia a escondidas.
── Perséfone.
Oyó su nombre entre el viento y los arboles, levanto la vista y sonriente encontró a Hermes escondido entre las ramas de un frondoso roble, la diosa se acerco disimuladamente al árbol con la esperanza de que nadie mas que ellos fuesen testigos, sentándose entre las raíces del árbol y mirando fijamente a nada.
Perséfone hizo señales con la mano para que Hermes empezara a contarle lo que había pasado.
── Le di el mensaje a la muchacha que me describiste, debo admitir que pensé que se negaría pero estoy sorprendido que le tomara tan poco tiempo encontrar el templo perdido de Despena. -Dijo el joven moreno colgándose de las hojas, incomodo gracias a su mala postura.- ── Aunque en el proceso también descubrió una especie de culto, lejos del templo pero cerca de sus dominios, era considerada una villa maldita debido a la cantidad de malicia de sus gobernantes, por lo tanto los erradico en menos de una hora.
──¿Un culto dices Hermes?. -Susurro viendo ligeramente arriba del árbol.- ── Se supone que después de la guerra santa los rituales a nombre de Despena desaparecieron por ser extremadamente peligrosos en manos humanas. Y se condenaba con la muerte a cualquiera que los practicara.
── Eso suele decirse mucho en el Olimpo por la reputación que Despena tiene aquí. Oh mejor dicho la que tu madre le dio. Me parece muy hipócrita de su parte lo que esta haciendo, después de intentar esconderla por tantos años. Pero mas importante dentro de unos días volveré a la tierra para ver que mas cosas han ocurrido, por el momento Perséfone te deseo mucha suerte. -Y sigilosamente el mensajero salio de los territorios de Demeter, dejándola sola y pensativa. Todo este nuevo teatro que descendía a la tierra la mantenía sobrecogida
Perséfone quería mucho a su madre, como toda buena hija debía hacerlo según su raciocinio pero últimamente ha estado cuestionándose si el amor de una hija a su madre debería ser de esa forma, incondicional.
¿Podía entregarlo y dejar todo por su querida madre? ¿Perséfone alguna vez tuvo elección propia de sus decisiones?. ¿Por que a veces tenia el presentimiento que su madre de cierta manera la hacia verse tan...manipulable?.
En la época del mito, cuando Hades la rapto ella no estaba para nada asustada, no lo estaba, al menos no como muchos exageran en decir que se encontraba aterrada, por supuesto que eso le había asustado a ella quien siempre estuvo debajo de las alas sofocantes de su madre que no la dejaba ni a luz ni a sombra, tan acostumbrada a estar siempre con ella que el hecho de separarse la aterro, porque la hacia sentirse perdida sin su madre.
Pero entonces, Hades le había enseñado algo que ni en siglos su madre se hubiera dignado a mostrarle. Ser libre, ir de allá para acá sin tener miedo, sin sentirse insignificante. Ser otra mujer a su lado. Mas alegre, mas atrevida y por supuesto sin temor al mundo que le rodeaba. El inframundo se transformo en su segundo hogar y lo amo tanto como amo a Hades. Era como un sueño.
Y como todo sueño, era momento de despertar.
Ahora estaba donde todo comenzó. Mas aislada que nunca. Tan solitaria que ni su querido Adonis podía verla, pero eso ya era otra historia.
Athena y Hades estaban en peligro, porque si su madre encontró a Despena eso quiero decir que el segundo hermano estaba también por despertar.
Despertó en un lugar sumamente familiar, sentía todo su cuerpo pesado como si hubiese salido de un sueño pesado, un parálisis, puso una mano en su cara mientras sus cabellos azules caían para cubrirle, le costaba recovar el conocimiento con apenas unos minutos que el sintió de una hora, sus ojos estaban abiertos de par en par pero su visión era tan borrosa como si tuviera una neblina entre ellos, su cuerpo seguía rígido por lo que levantarse mas era una tarea dolorosa, espalda, cuello, brazos, piernas y caderas, todo su cuerpo aparentaba estar un dormido.
Pasaron un aproximado de 10 minutos en que su conciencia se fuese estableciendo poco a poco. Y cuándo por fin había recobrado la conciencia con cierto temor y desconcertó plasmado en sus ojos se preguntó repetidas veces; ¿Dónde estoy?. Él sabía con claridad que casa era, era la suya, viese donde fuera la reconocía como suya, después de largos años dentro de ella quien no lo haría. ¿Pero porque? ¿Que estaba haciendo ahí?.
Toco sus manos, toco su rostro y por ultimo miro al frente, encontrándose con la ultima persona que Saga esperaba ver. Cuando la vida le fue arrebatada desde muy joven, cuando le quitaron todo lo bueno que el poseía y la maldad de su corazón envenenada por Ares se había hecho uno solo con él , comenzaba a recordar todos los sucesos que lo llevaron a morir por segunda vez.
Algo tan espeluznante. Saga se abrazo a si mismo preguntándole a la nada "¿Que estoy haciendo aquí?". Tenia ligeras visiones de lo que antes era su tormento, un traidor mas que seria recordado de esa manera, la compasión de la tierna Athena, el sacrificio de muchos de los suyos. ¿Por cuantas cosas ha pasado ya?.
¿Estaba en Géminis, de verdad lo estaba? ¿O era un vil infierno personalizado?.
Saga se levanto lo mas que pudo para sacar los pies de la cama aunque cada movimiento fue similar a forzar una atadura, sentía cada musculo de su cuerpo destensarse y algunos huesos crujir, realmente estaba vivo, gracias al inconfundible dolor de un cuerpo cuando se esta demasiado tiempo inmóvil, suelta unos cuantos bufidos que denotan la inconformidad, Saga resbala con las mantas y cae suavemente de vuelta a la cama donde lo habían dejado, estando impasible en una habitación oscura.
──¿Que hago aquí?. -El hombre de cabellera azul podía oír sus propios latidos sincronizados con su respiración entrecortada, preso de las emociones que escapaban para jugarle una mala pasada.
Hasta que un rayo de luz golpea sus ojos, ese pequeño rayo de luz que creció hasta dejar ver quien estaba del otro lado de la habitación.
Sus ojos se abrieron de par en par, sus labios temblaron al mismo tiempo que intentaba decir el nombre del hombre parado del otro lado, pero él se le adelanto soltando casi en un lastimero sonido la palabra "Saga".
── Kanon.
Saga no esperaba verlo tan de prisa, es mas, nunca se lo espero. Pero ahí lo tenia delante suyo vistiendo la armadura de Géminis, la que antes usaba en el pasado y creyó que nunca su hermano gemelo podría portar, pero se equivoco. Finalmente Kanon había recapacito de sus acciones.
── Hermano.
Saga lo vio acercarse con lentitud, casi temeroso, la armadura despojo a Kanon al instante que este acorto la distancia para caer de rodillas delante de su hermano y rodearlo con sus brazos en un abrazo que rompió el corazón de Saga, Kanon hundió su rostro en el hombro de Saga mientras este no hacia mas que corresponderle con una expresión de alivio, tristeza y una extraña felicidad cosquillando desde lo profundo de si mismo, el hecho de verle vestir con orgullo la armadura dorada le hizo sentir orgulloso, pero su verdadera felicidad era que Kanon, aquel hombre codicioso que deseaba orillarlo hasta las puertas del mal usando a Ares, se había esfumado y la imagen de lo que antes fue volvió. Que le dijera con ese tono "Hermano", hicieron un efecto muy fuerte en él.
Kanon solo podía aferrarse cada vez mas a Saga mientras este no lo soltaba por nada, ni para verlo, eso era suficiente para ambos que nunca fueron buenos en las muestras de afecto, que juraron jamas llorar en frente del otro con tal de no verse mas débil.
Y si, las casas zodiacales finalmente serán resguardadas. Excepto Acuario, quedaría desolada por un tiempo indefinido, al menos que el joven aprendiz de Camus tomara la decisión de suplantar a su maestro.
Fue un golpe duro decirle la verdad a Hyoga, el joven cisne se desmorono como su hubiese perdido a un padre, y pues si, eso era Camus para Hyoga. No del todo satisfecho el mundo por quitarle a su madre, también le quitaron al único hombre que logro ver como un padre. Por sugerencias de sus compañeros, creyeron que un tiempo lejos le ayudaría para calmar la tristeza de su corazón.
Quien dio esta triste noticia, fue nada mas que Milo de Escorpión, que no pidió sino exigió ser él quien diera la noticia de la muerte definitiva de su camarada, trato de prepararse lo mejor posible para decírselo pero tal parece que no sirvió de mucho, ya que ambos terminaron por lamentarse juntos tan desdichado evento. Milo luego de acompañar al joven caballero en su dolor no bajo a la octava casa, era un extraño momento de debilidad para el, y supo que nada seria igual cuando durmió en la casa de Acuario de manera inconsciente, y despertó sin reparo.
Cuando los demás caballeros se despertaron de lo que parecía ser un largo sueño, la noticia fue dicha con la misma tristeza del primer día, Afrodita renegó que Camus hubiese hecho algo asi, pero de tan solo ver el rostro amargo de Milo, supo que nada de aquello era un sueño o una pesadilla disfrazada, todo era real.
A muchos les dolió dicha noticia, pero muy pocos recibieron el peso completo.
Saori paso dos días en silencio, recluida en su habitación pensando en miles de cosas que iban a su mente, Shion aun no había despertado del todo, y eso lo tenia seriamente preocupada, se sentaba al lado de Shion y rezaba por el, intento sanarlo, pero nada parecía estar mal con su cuerpo, tal vez antes de morir se habría sobre-expuesto ante su propio poder y lo consumió de cierto modo, Dohko su fiel compañero de armas no se despego de el ni una sola vez, ni siquiera cuando lo vio en el suelo del salón profundamente dormido con los demás, con una mueca tan apacible que seria una enorme lastima despertarlo. Pero también podía significar que su alma no este del todo conectada a su cuerpo.
── De ser la edad. -Dijo Dohko nuevamente metido en la habitación donde el patriarca aun se mantenía en un sueño profundo.- ── Shion ya ha pasado por mucho tanto como yo, pero a diferencia mía, su vida siempre fue muy ajetreada. -Mostró una ligera sonrisa ocultando la cual disfrazaba a la perfección su aflicción. Sus dedos jugaban armoniosamente los largos cabellos verdosos de su compañero.
Athena no tenia palabras para Dohko, ella también esperaba que la tardía recuperación de Shion se debería por lo mismo de los siglos que tuvo que enfrentar.
No quería pensar en cosas malas, pero no iba a ser ridículamente positiva. Era un punto intermedio en su cabeza.
Salio de la recamara y se dirigió al salón principal, en su transcurso su oído logro percibir ruido a fuera, Saori se apresuro a tomar su báculo en caso de que fuese un enemigo, ya que algunos caballeros dorados quedaron designados a nuevas tareas en el transcurso de dos días, todo para aliviar el golpe de su regreso a la vida.
Pero que sorpresa para Saori fue ver a un soldado ser arrojado por los aires de un patadon directo en la mandíbula, acompañado del ruido de este hombre gritar de dolor se escucho una risa de por lo mas infantil.
Saori miro en dirección al responsable del disturbio, al mujer de orígenes desconocidos que cargaba con una sonrisa al niño quien interpretaba todo a su alrededor como un juego, desde soldados inconscientes rodeándola hasta algunos que seguian a la defensiva con ella.
── En tiempos mitológicos los soldados eran mas analíticos y menos estúpidos al momento de atacar, ¿no ven que llevo a un niño?. Athena, ¿porque no me quitas a tus soldados de encima antes de que lastimen a mi niño?. Debemos hablar seriamente. A solas y cuanto antes mejor.
Nota de la autora: Disculpen la tardanza, pero no me he sentido bien en estos dias. No quisiera contar muchos detalles pero he tenido algunos problemas emocionales que no me dejaban escribir tranquila. Me estoy recuperando.
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