Ciclo.

── Quién se hubiera imaginado que el intruso volvería sólo para atacar al amante del Señor Hades. -El Dios gemelo de cabellos plateados después de dos días en el que su señor visitaba los campos Elíseos y con el espectros que espantaban a sus queridas ninfas, las búsquedas finalmente habían sido un rotundo fracaso. Solo bastaron dos días para que todos cayeran en cuenta que buscarlo es de consumo máximo.

Podían agotar a las tropas, era demasiada negligencia que ellos abandonaran sus puestos, el infierno también debe ser atendido. 

── Es extraño, pero eso al menos nos da una pista de quien puede estar detrás de este desastre. Sabes que el Señor Hades pese a hacer una deidad importante en el Olimpo, algunos dioses le tiene ciertos rencores por riñas pasadas. 

── Ciertamente Hypnos. Entonces podemos suponer que esto es mas una saldada de cuentas mas que una simple batalla sin sentido, pero sin embargo no veo los motivos para atacar a su amante. 

Hypnos se levanto de su asiento para contemplar un momento la habitación en donde encontró a Camus mediante su poderoso cosmos, no era nada ordinario esa acción de su Señor, aunque fuese un Dios justo, nunca fue uno que tratase con tanta delicadeza a aquellos que fueron sus enemigos. Su hermano parecía no comprender el motivo, o tal vez no lo quería admitir. 

── Thanatos, es evidente el porque el amante del Señor Hades fue atacado en primer lugar. Tu y yo que hemos estado al lado del Señor Hades desde que llego al Inframundo sabemos y conocemos cada una de sus facetas y comportamientos, aunque a veces no somos capaces de adivinar lo que piensa o lo que desea en verdad. Pero es claro que ese Joven de nombre Camus es alguien significativo para el.

──¿Insinúas que nuestro Señor se ha rebajado a enamorarse de un simple mortal? Y peor aun alguien que fue un vasallo de Athena. Es imposible, no acepto esa idea tan descabellada, ¿porque el Señor Hades sentiría algo como eso?. -Thanatos se mantenía muy alejado a esa idea, Hypnos no comprendía el porque tanta negación, pero también conocía que su hermano solía hacer berrinches innecesarios por el rechazo que le tiene a los humanos. Era ridículo. 

── No importa si lo aceptas o no, no es nuestra jurisdicción, lo mejor que podemos hacer es esperar que el tiempo pase. 

──¿Y por el momento dejar que nuestro Señor se encapriche con un humano?. ¡No puedo permitirlo! Los humanos son seres egoístas y son incapaces de ser agradecidos con aquellos que los protegen y menos si se trata de un Dios tan poderoso. Porque son ignorantes, y esa misma ignorancia los mantiene en alerta a todo, y en la menor oportunidad no son mas que unos aprovechados con tal de salvarse.

── Thanatos. -Su hermano le había elevado la voz después de tanto tiempo, Hypnos no iba a permitir que el veneno que su hermano gemelo llevaba en el corazón fuese liberado. Ya no podía continuar con esa mala visión del mundo humano, no todos los humanos eran de esa forma.- ── No voy a permitir que intervengas en esta situación, no puedes generalizar a cada ser vivo que pise la tierra como un monstruo vil sin sentimientos, que tu odio por los humanos te consuma es realmente un acto despreciable para alguien con tu puesto, debes apartar tus emociones de las decisiones que el Señor Hades decida tomar, nuestro trabajo es aconsejarlo, no intervenir en asuntos maritales. No te atrevas siquiera a acercarte mas de lo permitido al Camus sino quieres tener problemas.

── Tsk, cómo si fuera capaz de hacer algo tan bajo. Bien querido hermano, si es así como lo deseas vemos hasta donde puede llegar este supuesto nuevo aliado. No le doy mas de unos meses en cautiverio y eso con un poco de suerte.


Camus en su corta vida imagino que seria el mayor testigo de la ira de un Dios, viendo delante suyo todo lo opuesto al hombre oscuro, sombrío e imperturbable. Ahora miraba a un hombre con los ojos inyectados en sangre, ordenando a diestra y siniestra que el invasor fuese capturado cuanto antes, limitando su ya escasa libertad hasta reducirla en nada, sin poder salir de su habitación con la puerta de adentro a fuera custodiada.

Leónidas fue persistente con el Dios del inframundo para que dejara a Camus en sus manos, cómo su pupilo, tenia el derecho de velar por la seguridad de ese hombre, Hades no tan convencido por ese lazo afectivo que el joven espectro y Camus comenzaban a compartir, por lo visto ese joven mantenía la imagen de Camus intocable.

Encontrar al invasor ya se vivo o en su defecto muerto se había convertido en una misión codiciada por aquellos que desean ganarse un puesto de espectro mayor, o ya sea ser reconocido por su rey. ¿Que mayor satisfacción que esa para aquellos que velan por su seguridad y lo siguen ciegamente?. 

Hades había dejado ordenes para todos, dos monjas oscuras custodiando las puertas de la habitación de Camus en el castillo, mas allá de estas dos soldados esqueleto y dentro de la habitación misma el Espectro de Bennu acompañado de dos sacerdotisas que le servirían hasta la mas mínima petición, pero Camus no deseaba nada mas que librarse de ese encierro que lo volvería loco, las sacerdotisas preocupadas por el decaimiento de su joven amo fueron hasta la biblioteca en donde se llevo el incidente con el permiso de Hades para llevarle todos los libros que fuesen de su agrado. Pero no consiguieron sacar una sonrisa a su joven amo.

── Joven amo, ¿no le gusta lo que le hemos traído?. 

── No, los libros están bien. Es solo que, en estos momentos no tengo ánimos para leer, quizá mas tarde. De cualquier forma, se los agradezco. -Camus volvió a recostarse en su cama, llevaba ya días de esa forma, se sentía débil, fue revisado de pies a cabeza por si durante el ataque el intruso le había hecho otro maleficio, sin embargo no se le encontró ninguna anomalía. 

── El joven amo no puede estar así, si el Señor Hades se da cuenta podemos meternos en problemas, creerá que no lo hemos atendido correctamente. -Dijo una de ellas, Leónidas escucho esta pequeña conversación volteando a ver al pelirrojo. La penumbra en él era notoria. 

A veces Hades iba a visitarlo sin aviso, y encontraba el mismo escenario de siempre, un triste petirrojo recostado en su cama con la vista perdida en la ventana, deseoso de poder respirar fuera de esas paredes, concluido un mediados de mes Camus sentía su cuerpo tan pesado que no deseaba moverse.

¿Para que mentir?, Estaba decayendo a todo ello, no era capaz de superar ese momento en el que casi fue mancillado y se sentía tan miserable y frustrado de no haber hecho nada para detenerlo, la forma en que su propio cuerpo lo traiciono, esa mirada lasciva y esos grotescos toques. ¿Hasta cuando lograría superar eso?. 

Hades llegaba a la habitación por las noches y observaba su exhaustivo rostro de cerca, pasando sus manos por su piel lechosa, juraría que el no era así de pálido hasta casi parecer un muerto, todo en el se veía tan apagado, deprimido y exhausto. Todo era tan familiar a cuando Persefone llego a sus manos, primeramente la joven divinidad se paseaba por los alrededores con total libertad, viéndole el lado mas "amigable" al mundo de los muertos, ella era la única que era capaz de ver su mundo sumido en oscuridad como algo hermoso, oírla cantar y hacer florecer entre la tierra muerta brotes de plantas muy diminutas.  

Pero cuando su entrometida hermana Deméter empezó a buscarla por todas partes, también la había encerrado a ella para evitar que le quitaran aquello que Hades amaba en verdad, el adoraba a Persefone como jamas lo hubiese hecho por algo o alguien. Su ingenuidad y la inocencia que esta poseía era un afrodisíaco para el. Mas allá del deseo carnal, Hades encontraba una calidez nunca antes experimentada, y por eso la encerró. Por genuino temor de que le arrebataran lo mas preciado en su vida, egoístamente la encerró. Y con el tiempo, ella perdió los deseos de cantar, pasaba los días mirando el cielo oscuro, suspirando por ver la  luz del sol de nuevo, su piel con tonos aceitunados en algunos mediterráneos, se aclaro por el viento muerto que pasaba por su habitación. 

Fue cuando la vio mas de cerca, se dio cuenta que no podía enjaular a un pájaro acostumbrado a revolotear, dejando que los caminos sin precedentes de la vida lo guiaran a donde fuera, siguiendo su propia naturaleza liberal, no puedes encerrar a alguien que ha conocido la libertad, al igual que un ave, estas pueden morir por depresión. 

Y lo estaba volviendo hacer, no entendía. Porque lo trataba con esa misma igualdad a su antigua amada, ¿que era lo que veía exactamente en el?. ¿Que era aquello que hacia estragos en lo profundo de su ser?. 

Tal vez era algo que compartían, una desilusión amorosa, donde lo dieron todo por amor y al final de cualquier viaje, todo llego a su fin. Pero, ¿podía comparar la desgracia del mortal con su falta de ética?, No, eso seria lo mas bajo que podría caer. 

Tenia en su poder absoluto el alma de un caballero, un caballero de Athena. Pero mas que eso poseía el alma de una persona noble, de nervios de acero, completamente cegada, alguien que no temió hacer grandes sacrificios por lo que sentía, y mas sin embargo de lo cual siempre mantuvo en silencio.

──¿Hades?. -Le llamo el muchacho bajo su cuerpo, abriendo los ojos pesadamente, al caer en cuenta que se trataba de él en realidad casi dio un salto de su cama al percatarse del atrevimiento que tuvo sin usar el honorifico correspondiente con él. Pero, tal parece esto a la deidad no le importo en lo mas mínimo, de hecho sonaba de alguna manera, cómoda. Aunque no estaba del todo claro si era eso. - ── Disculpe el atrevimiento, ¿Pero que hace usted aquí?. Creí que no le gustaba estar tanto tiempo en la superficie.

──¿Te desperté?. -Camus negó con la cabeza, ha pasado un tiempo desde que Hades se le acercaba demasiado, seguía siendo intimidado por su tamaño.

── No, de hecho se me hace un poco difícil dormir de noche. Según las sacerdotisas es algo conocido cómo; Sueño fragmentado. A causa y consecuencias de la misma permanezco dormido gran parte del día y por lo tanto en las noches me cuesta mas conciliar sin despertar cada periodo de tiempo. 

No eran notorias esas bolsas negras que crecían bajo sus ojos, pero Hades las lograba ver sin ningún problema, incluso en la oscuridad del momento. Solo una prueba de que su condición solo iba por malos pasos.

Tal vez la decisión que estaba apunto de tomar la maldeciría mil y un veces hasta hartarse luego de ejecutarla, pero era lo mejor que podía ofrecerle, Camus debía permanecer lejos del Inframundo por un tiempo, al menos hasta encontrar una manera muy efectiva de hacer que el intruso no volviera, Despena era un enemigo invisible que no se dejaría ver, así como lo hizo por tantos siglos desde el momento de su nacimiento.

Intentar atraparla era algo imposible sino la conocías a profundidad, y muchos de los pergaminos que contaban su existencia fueron destruidos por su propia madre ya que no quería que Despena pasara a estar en boca de todo el cosmos, aunque fue inevitable, su mito se conoció pero también se olvido. 

── Camus, hay algo que necesito que hagas, pero debes jurarme con tu vida que guardaras el secreto. Recuerda que aun eres de mi propiedad.

── Lo juro. Mi Señor. -En otra ocasión hubiese dudado en contestar, y mas sin saber el motivo de esa amable advertencia de su parte. 

El solo estaba a nada de salir de la superficie.





──¿Y estas seguro de lo que estas diciendo?. 

── Completamente, tengo pensado terminar mi relación con Shaina esta misma tarde. 

Odeth observo a Milo fijamente, ya sabia quien era esa tal Shaina de la que todo el mundo hablaba por tener un relación con Milo, y de antemano conocía mas de lo que hubiese deseado, no podía creer que esa patética regla de la mascara en las Saint's femeninas siguiera en pie después de todos esos años, creyó que Yuzuriha había roto esa tradición luego de tantas aventuras con Pegaso y Unicornio, pero tal parece que no se puede enseñar novedades a un sitio sumergido en antiguas normas con un sentido tan burdo. 

Ah, se estaba desviando otra vez. Sacudió su cabeza en un intento de procesarlo. 

── Aja, ¿y ya pensaste en cómo se lo vas a decir?. -Dijo esta dándole un pequeño sorbo al café que llevaba en la mano. Sin desviar sus ojos al frente donde Milo parecía a punto de explotarle la cabeza.

──¿Debo ser directo?, Creo que es muy obvio. No creo poder seguir manteniendo esto como si nada estuviese pasando, y tampoco me siento estable. No quiero que Shaina tenga que pasar por esto. Y tampoco quiero tenerla atada si realmente no siento lo mismo por mi.

── Que noble de tu parte, supongo que todo se debe a ese cabeza hueca. ¿Como se llama ese niño?. ¿Seiya?. -El silencio de Milo solo era una respuesta afirmativa en silencio para sus finos sentidos.- ── No soy una experta en el tema de las relaciones amorosas pero según mi conocimiento Seiya y Shaina se conocen desde que eran unos niño, incluso me atrevo a confesarte que mas de una sola vez le a mostrado su rostro sin medir las consecuencias. Una falta muy grave. -Milo estaba apunto de responder pero fue rápidamente interrumpido por la mano de la pequeña, esta termino su café y siguió con el relato.- ── Es una pena que haya intentado matarlo para engañarse a si misma de que no lo amaba, y con todo este nuevo problema. Solo ha sacado a la luz sus verdaderos sentimientos.

── Me siento de alguna forma utilizado, cómo si todo el tiempo en el que estuvimos juntos fuese para olvidar a Pegaso, hay algo que me tiene muy molesto aparte de eso. No es la misma traición de Shaina por el supuesto amor que sentía por mi, eso casi no afecta en nada mi corazón. Pero hay algo, que ha estado molestándome. -Milo apretó los puños contra la mesa con ira, una manera poco saludable de empezar el día. 

──¿Has escuchado la palabra "Terapia"?. Milo lo que estas diciéndome es que no te molesta el hecho de que Shaina te haya utilizado para olvidar su amor no correspondido, que en mi humilde opinión es una mierda de solución. ¿No te da pero ni una pizca de coraje u odio por ese niño o por la misma mujer que te utilizo?.

──¿Puedo confesarte algo sin que me regañes?.

── Hablas como si fuese tu madre, por supuesto. Adelante.

── Cuando empece a salir con Shaina fue después de la guerra santa, habíamos pasado algunas cosas juntos y creo que fue por eso que nos relacionamos mas y mas hasta ser catalogados cómo una pareja, entonces fui yo quien se lo propuso. A casi un año de ser pareja, pasaron cosas muy raras de las cuales no se si estas enterada, antes de eso. Había algo muy adentro de mi que me cuestionaba que era lo que estaba pasando, ¿porque estaba haciendo todo este teatro?. Al principio fue divertido, no te miento yo creí que era la mujer indicada para mi, con una carácter fuerte, hermosa, muy bella sin duda, una persona con la que yo compartía muchas cosas en común incluso en el combate, pero luego...-Milo hizo una larga pausa, ¿seria bueno decirle la verdad?¿Ella sabría quien era ese chico pelirrojo que había causado tantos estragos dentro de él?. Ha pasado tiempo desde que lo vio, su presencia le hacia cierta falta. Ese chico, tenia algo que lo hacia sentir diferente, como si tuviera en frente un viejo amigo.- ── Paso el incidente de Mu y con ello las constantes visitas de un chico pelirrojo, tenia el cabello mas hermoso que he visto en la vida, es lo que mas se pronunciaba de su apariencia y lo que puedo recordar de el.

──¿Y eso que tiene que ver con el hecho que vas a terminar con esa mujer?. Ah no ser que...¡No puede ser!. -Se levanto de golpe la chica subiéndose en la mesa y acercándose dramáticamente hasta el octavo guardián que mantenía su distancia ante tan repentina reacción.- ──¿Ese chico acaso te hizo dudar?

──¡No, por supuesto que no!. En un principio quería matarlo por lo que le hizo a Mu en primer lugar, pero luego todo se puso extraño. Mira, no tengo mucho tiempo para explicarte como paso todo. Y tu seguramente debes ocuparte del bebe, por cierto ¿donde esta?.

── Lo lleve desde anoche a la cámara de Athena, es necesario que pase al menos dos horas entre la divina presencia de una diosa como ella. Ya te dije que ese niño lo saque de un lugar repleto de energía negativa, por no decir que ese lugar erala cede de la perversión. Los bebes son sensibles a recibir malas vibras en el cuerpo, sus almas son sencillas de ser ensuciadas por los demonios o entes malvados. 

── Comprendo, si es por un bien mayor que lo has traído puedo confiar en tu juicio. A todo esto, no comprendo porque tanta insistencia de que ese niño este escondido por aquí. En especial que sigas andando por ahí como una niña pequeña, ¿no te da vergüenza?. 

── La vergüenza es para los cobardes. Y ya te dije que es un camuflaje perfecto. Me mantendré así hasta que sea el momento. ¿Porque no mejor vas y das 500 vueltas por todo el coliseo en lugar de meterte en mis asuntos?. 

Milo sonrió a medias a esa contestación, no había cambiado casi en nada, seguía siendo tan estricta como cuando se conocieron.

¿Estaba bien su elección?, No podía echarse para atrás ahora que lo tenia replanteado con claridad, no iba a estar atado a algo que ya daba por terminado, pero aunque su conclusión era esa, necesitaba un poco mas para estar seguro. Ya que siempre había una pizca muy diminuta de duda, y lo ultimo que deseaba era quedar como un idiota delante de todos. 

── Por cierto, Odeth antes de que me vaya a entrenar tengo un favor que pedirte. ¿Tengo tu colaboración?. 

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