xi. right were you left me
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5 de junio, 2007
Campamento Mestizo, Long Island
Lara había decidido ser una persona irresponsable y largarse antes de que terminasen las clases. Pero no era su culpa, su madre había recibido las notas y la había dejado, así que claramente no estaba haciendo nada malo.
Cuando había llegado al campamento había visto a una campista nueva, nada fuera de lo usual, pero la había quitado la litera que tanto la había costado conseguir. Y no iba a dejar que una niñata le quitase lo que era suyo. Así que había peleado con ella, y aunque se habían dejado heridas bastante feas Travis las había conseguido separar.
Y le había devuelto su litera a ella.
Sloane Olivers era una niña de su mismo año, rubia, bajita y de unos ojos azules preciosos. Tenía una piel preciosa y si no fuera por su personalidad de mierda Lara diría que era igual que una princesa.
Sin embargo habían acabado hasta llevándose bien. Lo cual era sorprendente, después de su pelea. Lara todavía tenía arañazos muy feos en los brazos por su culpa.
Desde que Quirón había abandonado el campamento y había llegado el subnormal de Tántalo había tenido que dejar el tridente y empezar con la espada. Pero se lo pasaba bien, porque la rubia y ella aprendían juntas.
Incluso Taylor, Travis y Connor entrenaban con ellas. Y era divertido. Lo que no lo era tanto era tener que patrullar la frontera. Para su suerte su turno era junto con Sloane y Connor, y lo había terminado antes de ayer, por lo que no le tocaba hasta mañana. No todos los días podían ser malos días.
—¿Quién es ese tal Luke? —El buen humor que tenía de normal no iba a terminar porque preguntase por el subnormal de su medio hermano.
—Un subnormal que está en contra de los dioses —su respuesta a la pregunta de Sloane había sido escueta, pero era lo que había.
—No te cae bien, ¿eh?
—Ya no.
Ambas estaban en el lago de canoas mirando a la nada. Era un día normal de primavera casi verano, no hacer nada estaba a la orden del día. Sobre todo cuando estaban ignorando al nuevo director de actividades y estaban allí no haciendo nada.
—¿Porqué lo preguntas?
—He escuchado a un par de chavales decir que es un gilipollas, y que sus hermanos puede que le estén ayudando —Lara bufó, no es como si ella estuviera en esa situación no haría lo mismo, pero la molestaba de sobre manera.
—Luke es mi hermano, hijo de Hermes y todo eso, y no me ves siendo una traidora y casi provocando una guerra entre los tres grandes.
—Menudo gilipollas.
—Sí, sí que lo es.
Había llegado otro chico nuevo también ese año, delgaducho y muy hablador. Jake Bryan había sido reconocido nada más llegar por Ares, y se había echo cercano de Sloane y de Lara al instante.
—Pero entonces, ¿cuándo llegan tus amigos? —Tenía el pelo negro y unos ojos azules con sombras verdes, y era más bajito que ella, que eso era decir algo, porque ella solía ser la más bajita de su grupo, con Annabeth, Grover y Percy por lo menos la pasaba así.
—No lo sé, estos días supongo. Teniendo en cuenta de que Percy es un hijo de Poseidón me he quedado sorprendida al o haberlo visto ya aquí.
—¿Y vais a volver a iros de misión? —A Lara la recorrió un escalofrío.
—Espero que no, he tenido suficiente de eso como para toda una vida. No necesito más cosas que atenten con mi vida que Sloane —la rubia la miró mal, una sonrisa tiraba de sus labios.
—Me esperaba otra cosa, cuando mi padre me habló del Campamento me esperaba cosas más divertidas que esta mierda en la que estamos —refunfuñó la nueva, haciendo suspirar a Lara.
—Lo era antes de que envenenasen el pino de Thalia.
—Pues en menudo año hemos ido a venir —por alguna razón que no entendía Jake y Sloane se llevaban muy bien, lo cual era buena señal, pero no se parecían en nada.
Aunque si era honesta ella no se parecía en nada a ninguno de los dos. Jake se había pasado hablando de no sabía el qué de sus hermanos hasta que una caracola resonó en todo el valle. La hora de la cena.
No tenía ganas, estos días solo la apetecía estar tirada por ahí, pasar las mañanas con sus hermanos, o con Silena o con Charlie y las tardes con estos dos animales a los que llamaba amigos.
Habían conseguido llegar a desfilar cada uno con su cabaña, Jake siendo el último de la fila, situándose justo delante de Charles Beckendorf. Sloane iba detrás suyo, Connor y Travis justo delante. Y fue entonces cuando reconoció una cabellera rubia rizada y unos ojos grises.
Annabeth había aparecido por fin. Le sonrió y saludó con la mano, pero es como si no la hubiera visto.
—Tu amiga parece borde —ella la miró con una mueca.
—Solo está en su mundo.
—Ya, y yo soy morena —Lara le dio un codazo que la hizo reír.
Cuando se sentaron fue cuando pudo ver a Percy. ¡Los dos el mismo día! Y a su lado un chico enorme, no, no un chico, un cíclope. Jamás en sus doce años de vida casi trece había visto un cíclope.
Sloane estaba muy sorprendida, y desde su mesa Jake les estaba haciendo señales, incluso les había hablado, y ambas habían tenido que entender lo que decía leyéndole los labios.
—¿Quién ha invitado a... eso?
—Vaya, vaya, pero si es Peter Johnson... lo único que me quedaba por ver en este milenio.
—Mi nombre es Percy Jackson... señor.
—Sí, bueno... Lo que sea, como decís ahora los jóvenes.
—A este chaval —le dijo Dioniso— has de vigilarlo. Es el hijo de Poseidón, ya sabes.
—¡Ah! Ése. Yo soy Tántalo. En misión especial hasta... bueno, hasta que el señor Dioniso decida otra cosa. En cuanto a ti, Perseus Jackson, espero que te abstengas de provocar más problemas.
—¿Problemas?
Sloane y ella volvieron a lo suyo, a Percy se le daba estupendamente cagarla. Así que le dejaría a lo suyo. Había sentido la mirada de Annabeth sobre ella un par de veces, y la había intentado sonreír, pero estaba mirándola como si quisiera matarla, bueno, a su lado. A Sloane.
Pero no la había conocido, quizá era un poco hija de puta, pero se llevaban genial. Seguro que con Annabeth sería igual.
—¡Y ahora, algunos cambios! —Tántalo dirigió una sonrisa torcida a los campistas—. ¡Vamos a instaurar otra vez las carreras de carros!
Un murmullo de excitación, de miedo e incredulidad, recorrió las mesas. Sloane la miró pidiendo explicaciones, pero ella solo se encogió de hombros. Era su tercer verano, pero no tenía idea de nada.
Jake estaba interrogando a una muy cabreada Clarisse por ello.
—Ya sé —prosiguió, alzando la voz— que estas carreras fueron suspendidas hace unos años a causa, eh, de problemas técnicos.
—¡Tres muertes y veintiséis mutilaciones!
—¡Sí, sí! —dijo Tántalo—. Pero estoy seguro de que todos coincidiréis conmigo en celebrar la vuelta de esta tradición del campamento. Los conductores victoriosos obtendrán laureles dorados cada mes. ¡Mañana por la mañana pueden empezar a inscribirse los equipos! La primera carrera se celebrará dentro de tres días; os liberaremos de vuestras actividades secundarias para que podáis preparar los carros y elegir los caballos. Ah, no sé si he mencionado que la cabaña del equipo ganador se librará delas tareas domésticas durante todo el mes.
—¡Pero señor! —dijo Clarisse. —.¿Qué pasará con los turnos de la patrulla? Quiero decir, si lo dejamos todo para preparar los carros...
—Ah, la heroína del día —exclamó Tántalo—. ¡La valerosa Clarisse, que ha vencido a los toros de bronce sin ayuda de nadie!
—Bueno, yo no...
—Y modesta, además. ¡No hay de qué preocuparse, querida! Esto es un campamento de verano. Estamos aquí para divertirnos, ¿verdad?
—Pero el árbol...
—Y ahora, antes de continuar con la fogata y los cantos a coro, un pequeño asunto doméstico. Percy Jackson y Annabeth Chase han creído conveniente por algún motivo traer esto al campamento —dijo señalando al cíclope.
Lara sabía que estaban un poco inestables, pero no esperaba que trajeran un cíclope.
—Ahora bien —dijo—, los cíclopes tienen fama de ser monstruos sedientos de sangre con una capacidad cerebral muy reducida. En circunstancias normales, soltaría a esta bestia en los bosques para que la cazarais con antorchas y estacas afiladas, pero... ¿quién sabe? Quizá este cíclope no sea tan horrible como la mayoría de sus congéneres; mientras no demuestre que merece ser aniquilado, necesitamos un lugar donde meterlo. He pensado en los establos, pero los caballos se pondrían nerviosos. ¿Tal vez la cabaña de Hermes?
Travis y Connor miraban el mantel con interés, ella por su parte miraba a Sloane y a Taylor, ninguno dijo nada. Tenían suficientes campistas como para hacer una puñetera segunda cabaña.
Travis la miró y le dijo un ni de coña, con lo que ella asintió.
—Vamos —dijo Tántalo en tono de reproche—. El monstruo quizá pueda hacer tareas menores. ¿Alguna sugerencia sobre dónde podríamos meter una bestia semejante?
De repente, todo el mundo ahogó un grito. El símbolo de Poseidón brillaba sobre su cabeza.
Sloane tiró de su brazo para llamar su atención.
—¿Qué cojones Lara?
—Esto no puede ser nada bueno —murmuró, mirando hacia Annabeth, que parecía que ya lo había sospechado por la expresión en su cara.
—¡Bueno! Creo que ahora ya sabemos dónde meter a esta bestia. ¡Por los dioses, yo diría que incluso tiene un aire de familia!
Todo el mundo se reía, Sloane estaba perpleja ante semejante noticia, y Lara estaba más que sorprendida. Esto no era bueno.
Dos hijos de los tres grandes juntos no eran nada bueno. Ya podrían los dioses mantener su polla en sus pantalones.
—Pobre chaval —murmuró.
—No tiene pinta de estar enterándose de algo.
Eso era verdad, pero cuando había terminado la cena y había ido a hablar con Percy y Annabeth el primero había desaparecido y Annabeth la había ignorado.
Supuso que estaría cansada del viaje, pero cuando vio que Percy y Annabeth se habían apuntado a la carrera de caballos sin siquiera decírselo se enfadó muchísimo. ¡Y ni siquiera era su culpa! Podían hacer lo que quisieran, pero la molestaba que ni siquiera hubieran contado con ella.
Fue entonces cuando decidieron apuntarse ellos tres. Sloane, Lara y Jake.
Y aunque se lo había pasado genial haciendo el carruaje para la carrera ello tres solos también se había sentido muy apartada. Es como si todo el mundo hubiera comenzado a hacer cosas en las que ella no estaba incluida.
Percy y Annabeth con el carruaje. Jake y Sloane que quedaban para jugar al póker, Travis y Katie que se molestaban constantemente, Charlie y Silena que estaban tonteando, Connor y Taylor que hacían bromas sin ella.
Quizá se había quedado anticuada. Quizá por no haber servido de mucho el verano pasado ya nadie quería estar con ella un rato.
Y estaba bien. Había aprendido en unos días a vivir en soledad. No es que en el instituto tuviera muchos amigos, pero desde que había llegado al campamento nunca se había sentido tan sola.
Quizá era un bonito recordatorio de lo que siempre llegaba. La soledad. Y no la molestaba. No realmente.
Lo que la molestaba es que luego hablarán de ello delante suya y no se les ocurriera que ella no estaba. En ninguna de las veces.
Y lo que creía que había mejorado parecía evaporarse rápidamente. Estaba exactamente donde la habían dejado el verano pasado. Creyéndose menos que nada.
Quizá eso era lo que tenía que sentir en todo momento para sentirse viva. Sintiendo, aunque fuera para lo malo.
helloooo, he vuelto de mis vacaciones
y con este capítulo comenzamos el segundo acto de mis bebés
os leo, kat
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