Ya era la hora de regresar a casa y los tonos anaranjados se hacían notar en la llegada de la tarde.

Algunos alumnos se quedaban por sus actividades de clubes, otros solo regresaban a casa o se iban a divertir un rato en la ciudad.

Ella lo podía notar desde la azotea de la escuela, parada al otro lado de una reja que le impedía caerse desde esa gran altura.

Su vista solo miraba a la nada y su mente se encontraba en otro mundo, por esa razón no escucho los pasos venir de detrás suya.

Una mano en su hombro la hizo saltar en su lugar.

Alan: lo siento, no quise asustarte.

Ambos se rieron por el pequeño susto y observaron las vistas que la azotea les ofrecía.

Lazari: las actividades de tu club ya terminaron?

Alan: no, hoy quise volver a casa temprano.

Lazari: y que haces aquí entonces?

Alan: te estaba buscando, no te encontré en la biblioteca y este es el único lugar de la escuela en donde vas cuando quieres estar sola.

Lazari: me conoces demasiado bien.

Paso unos minutos de silencio, Alan se apoyó en la reja, dejando su mochila en el suelo.

Alan: ocurrió algo?

Lazari: tanto se me nota?

Alan: normalmente eres distraída, pero no tanto como para que no me escucharás que venía detrás tuya.

Ella no sabía si decirlo o no.

Alan: no tienes que contarmelo ahora si quieres, pero si no salimos de la escuela, nos dejarán encerrados aquí adentro.

Lazari: eso no suena nada mal jajaja... Alan.

Alan: dime.

Lazari: recuerdas que la semana pasada, estábamos jugando verdad o castigo?

Alan: si, como no querías decir la verdad, tu castigo era bajar las escaleras, usando la mandeja del almuerzo como tabla de patinar.

Lazari: si... Quieres saber la verdad?

Alan: estás segura?

Lazari: solo en ti confío.

Ambos se sentaron en el suelo y Alan espero a que Lazari le dijera lo que le pasaba.

Lazari: tu sabes que nunca me fue bien en el tema del amor y romance, pero no es algo que me molestaba en lo absoluto, pero... Hubo alguien, a quien en verdad, me hizo sentir muchas cosas lindas, me hizo sentir especial.

Alan: algo así como con tus hermanos?

Lazari: parecido pero no, lo que siento con mis hermanos es amor fraternal, algo de familia, lo que sentí con él... Fue mucho más que eso...

Alan: ...

Lazari: pero conoces esa frase "Donde ahí dos corazones felices, ahí uno roto"?

Alan asintió pero no entendía que tenía que ver eso con lo que le pasaba a Lazari, hasta que unas risas que venían de abajo hizo que ambos voltearan.

Lorcan y Leiza ya se encontraban saliendo de la escuela, ya que a ellos les tocaba quedarse a limpiar el salón y se los veía muy juntos.

No fue hace mucho cuando formalizaron su relación de pareja.

Alan volteo a ver a su mejor amiga y vio como ocultaba su rostro entre sus brazos.

Alan: Laz?

Lazari: yo no quería ser el corazón roto.

Alan la abrazo, entendiendo lo que pasaba, era la primera situación de Lazari, en donde amas a alguien pero esa persona ama a alguien más.