. Veintisiete .
No fue una sorpresa tan grande, de hecho, lo esperaba. Quizás tardó un poco más de lo que creyó, pero finalmente pasó.
Hubo otro crimen bajo el nombre del asesino de la corona.
Una mujer apareció desnuda y colgada del cuello en la Pirámide de Cayo Cestio, más al sur de la ciudad.
El furor que causó en las noticias fue casi risible. Absurdo, incluso. Los noticieros nuevamente voltearon su atención sobre el asesino de la corona, y sobre lo ineficiente que estaba siendo la policía. Se mencionaron incluso los pocos resultados del renombrado Teniente Park Chanyeol.
El caso lo ha superado, fue el comentario de un reportero del canal seis.
Con este nuevo hecho escandaloso, toda Roma estaba asustada.
Baekhyun entendía porqué. La mujer, en completo estado de desnudez, había sido ahorcada y colgada en la pirámide a una de las gruesas argollas de metal que estaban a tres metros del suelo. Su cuerpo lacerado con cortadas tenía también magulladuras peculiares en el cuello, los senos y los muslos. A Baekhyun se le revolvió un poco el estómago.
El asesino la había tocado y la había marcado con la corona justo sobre la vagina.
Una escena por demás dramática, justo como Baekhyun esperaba.
—Podría saltarme la autopsia —murmuró, con Chanyeol a su costado mientras veían al equipo forense y policial bajar a la mujer—. No hallaremos mucho.
—Podría ser, pero prefiero tener ese reporte.
—No lo necesitamos para encontrar al asesino, Chan.
Chanyeol encendió un cigarrillo y tomó una primera calada, al soltar el aire se lo ofreció a Baekhyun quien lo imitó.
—Andreas habrá cometido algún error. Por mucho que haya querido impresionarte con un asesinato nuevamente dramático, ese tipo es desprolijo.
—¿Tú también piensas eso? ¿Que puede haber otro asesino ahí fuera?
Park lo meditó un momento antes de contestar, volviendo a fumar.
—Ahí fuera hay cientos de asesinos, muñequito, y ninguno merece nada mejor que el infierno. Pero pienso que si Andreas es nuestro asesino, solo él podrá decírnoslo.
—Esta podría ser la última autopsia del caso.
—No te pongas sentimental. Siempre habrá cuerpos que pasen por tu bisturí.
—Eres absolutamente turbio, Zucaritas.
Sonriendo, Chanyeol asintió.
La mujer fue metida en una funda negra y luego ingresada en la unidad móvil bajo la atenta mirada de cientos de curiosos a esas horas. El asesino había seleccionado una hora peculiar para su crimen, las ocho de la noche de ese martes.
—Vamos a darle fin a esto. ¿Estás listo para atrapar al asesino conmigo?
—Ugh, esa es una mejor propuesta que la de matrimonio. Me tienes.
El aire frío de la noche llegó a la morgue de la estación acompañando el cuerpo helado de Antonella Rulli. El muchacho que asistía a Baekhyun fue al área informática a revisar las cámaras de seguridad de la zona, debido a que Minseok no ingresaría sino hasta las ocho de la mañana.
Él se calzó el mandil blanco, los guantes y la mascarilla, y entonces encendió el reproductor de música de su celular. Born without a heart se reprodujo, golpeando las paredes de la solitaria morgue.
—I'm an angel, tell me what you mean by that.
Con la pequeña lamparita en su mano revisó los ojos de la mujer, encontrando un leve indicio de hemorragia petequial, muy común en personas que fueron ahorcadas. Llevó la luz hacia la nariz, explorando las fosas.
—Uy, ¿drogas?
Con una delgado hisopo, raspó los residuos que estaban pegados a la mucosa. Una mezcla espesa color blanco quedó en la punta y lo llevó a una placa de petri que luego remitiría a toxicología.
—A menos que hayas estado cocinando antes de que te atraparan, esto podría ser harina y no cocaína.
A simple vista, la mujer había tenido una noche alocada y candente. Tenía marcas en el cuerpo que distaban mucho de golpes y la agresión. Él mismo tenía un par de esas marcas en el cuerpo y fueron hechas por la boca de Chanyeol.
La zona alrededor de los senos estaba teñida de marcas de dientes y chupones, y más abajo sobre el vientre había el rastro de rasguños sutiles que llegaban hasta el comienzo de los muslos.
—Él... No pudo haberlo hecho —murmuró con la voz congelada—. No se atrevería.
Pero necesitaba confirmar hasta dónde había llegado el asesino esta vez.
Se inclinó frente a la vagina de la mujer, obviando la corona tallada justo sobre esta, y la abrió.
—Jodido bastardo.
Con los guantes, Baekhyun palpó la humedad del canal. A primera vista, todo parecía simplemente la lubricación natural de una mujer, sin embargo, él se sentía intranquilo. Con una delgada y alargada espátula, empezó a escarbar con cuidado en el orificio, llegando profundo; ahí raspó las paredes y se retiró.
—Me lleva el diablo.
Dejó la muestra en una placa de petri para analizarla en instantes.
Su pulso se aceleró.
Chanyeol tuvo razón.
El asesino, no, Andreas, cometió un error más y este era todavía peor que cualquier otro.
Esta vez había querido ser atrapado realmente. Les había dado todas las piezas para armar el camino hasta él.
—¡Antonio! ¡Antonio, ven aquí!
Los pisotones por la escalera fueron el preludio a la llegada de Antonio, un muchacho moreno y delgado que era el asistente recientemente contratado de Baekhyun.
—Necesito que hagas una prueba de ADN de esta muestra —ordenó, señalando la placa de petri sobre la mesa de autopsia—. Es urgente. Regresaré aquí en un par de horas.
—¿A dónde va?
«De cacería».
Llevaban media hora frente al apartamento de Andreas, en Trastevere, esperando algún movimiento. El hombre había llegado a su casa en su auto, un pequeño Cadillac, que dejó parqueado en la acera. Al final de la cuadra estaba el auto negro de Chanyeol.
Baekhyun tomó un poco de café caliente que desequilibró todavía más su ansiedad. En lo que esperaban, revisó Twitter donde un montón de artículos sobre el asesino saltaron como una alarma. Leyó uno:
<<El Asesino de la corona sediento de sangre
Esta noche, alrededor de las siete, el temible asesino de la corona atacó nuevamente. Su víctima, una mujer joven cuyo cuerpo fue colgado en la Pirámide de de Cayo Cestio, es la séptima.
La policía no tiene aún indicios de la identidad del monstruo de Roma, y ni siquiera la experticia del Teniente Coronel Park Chanyeol ha sido útil para apresurar la investigación. Tampoco han sido capaces de establecer un patrón claro o el modus operandi del asesino.
La policía parece aún más incompetente que nunca. Da la impresión que no les interesa el pánico y la zozobra en la que se encuentra la ciudad. Ya nadie está a salvo de salir a caminar por las calles pues una sombra se retuerce entre los árboles esperando atacar>>.
Baekhyun resopló.
—Si le contáramos a la prensa todo lo que sabemos-
—Esos imbéciles solo lo regarían y causarían un gran pánico.
—Si, sería como sacudir el gallinero con el zorro dentro.
Chanyeol se carcajeó.
—Bastante acertado.
—Dicen que no sirves para nada.
—Bueno, muñequito, estoy seguro que tu puedes desmentir todo aquello. —Le guiñó un ojo.
Sonrojado, Baekhyun regresó la vista a su celular, le llegó un mensaje.
<<El infierno se ha desatado, pero esto no ha acabado, Baekhyun. Lo sabes. Iré por cada uno de ellos ahora. La pregunta es, ¿quieres proteger a esos monstruos?>>.
<<Te daré una sola oportunidad para detenerme>>.
En ese momento, Andreas salió del edificio vistiendo una chaqueta y pantalones negros, montó en su auto y arrancó.
—Vamos a terminar con esto.
Serpenteando por las calles solitarias de Roma a las dos de la mañana, lo siguieron por la Via Portuense, hacia el sur, cruzaron el puente Testaccio y continuaron bajando por la marginal al Tíber. Al llegar a la zona industrial, el auto tomó a la izquierda, bajando por una calle sin pavimentar muy cerca del río, bajo el puente de la Industria.
—Debe tener un depósito o alguna bodega aquí.
—Vaya lugar —murmuró Baekhyun, sobrecogido por lo lúgubre que era el sitio sin una lámpara o iluminación a más de las luces del auto.
—Por ahí.
El auto de Andreas se detuvo a lado de un edificio de dos pisos, deshabitado a primera vista que quedaba pegado a la orilla del río Tíber. Bajó y se movió sigilosamente por el lateral, a una trampilla en el suelo que abrió y la tierra se lo tragó.
Chanyeol y Baekhyun dejaron el auto tras los gordos y altos arbustos a diez metros del lugar. Se acercaron con cuidado, no sabiendo con qué podrían toparse. Quizás Andreas no era el único monstruo que acechaba en las noches.
—¿Llamarás refuerzos?
—Kyungsoo está al tanto de nuestra salida. Él enviará algunas unidades para respaldarnos si yo lo llamo.
—¿Por qué ahora?
—Podríamos asustarlo. Si él escucha una sola sirena, podría escapar y no voy a arriesgarme.
—Dime, entonces, que trajiste un arma.
Chanyeol lo miró, esta vez sin rastro de broma o socarronería, solo su predominante seriedad.
—Nunca te pondría en peligro.
El viento sopló y aulló entre los árboles. De fondo se escuchaba el sonido de máquinas y pitidos de las fábricas del puerto.
Se movieron hacia la casa, topándose con la trampilla, pero no era prudente bajar y confrontarlo, así que buscaron alguna ventana o rendija que les diera una imagen clara de lo que dentro ocurría. Del lado del río, donde el agua empapó sus zapatos, hallaron una minúscula abertura con barrotes. Se acuclillaron.
Una habitación pequeña, con un foco grande y de buena iluminación, con un horrendo papel tapiz de flores rojas en las paredes. A Chanyeol le recordaron a las gardenias rojas. Andreas se movía por la habitación con un celular en la mano, parecía impaciente.
En una mesa del centro tenía tantas cosas como ideas en la cabeza, empezando desde hojas con garabatos y escritos, hasta un cuchillo con sangre pegajosa. Tenía un frasco en el costado izquierdo con lo que Baekhyun creía que era algún órgano, pero no podía verlo con claridad.
—A Rulli no le faltaba ningún órgano —susurró, y terminó cubriéndose la boca para no ser escuchado.
—¡Maldita sea! —gritó Andreas, sacudiendo todo dentro. Tiró el celular sin importarle si se hacía trizas—. ¿Qué más quieres que haga, Baekhyun? ¿Por qué no estás impresionado?
Andreas fue hasta un estante del costado y tomó un viejo cigarrillo del cenicero, lo encendió y se lo llevó a los labios. Fijó sus ojos en la pared a su izquierda, lo que sea que hubiera ahí le sacó una sonrisa torcida.
—He hecho esto por ti. Maldición, me volví un asesino por tu culpa. Aun así, no es suficiente. ¿Qué quieres? ¿Quieres que me arrodille? Puedo hacerlo. Puedo hacerlo, Baekhyun.
»Yo mataría a todos en esta ciudad de mierda si así consigo que me mires.
Bajó su mano hasta la entrepierna, acariciándose sobre la tela.
—Mmgh, ¿a quién debería matar ahora? ¿Quizás ese imbécil arrogante de Park? Sí, creo que me agradecerás si te lo quito de encima. O tal vez... solo deba traerte conmigo. Puedo llevarte tan lejos como nadie nunca te encontrará.
Baekhyun escuchó un movimiento a su espalda, y al girarse encontró a Chanyeol caminando hacia la trampilla; se apresuró para alcanzarlo.
—¿Qué planeas? —susurró.
—Lo que vine a hacer. Vete al auto, ahí estarás más seguro.
Baekhyun se congeló.
—No puedes matarlo.
—Voy a detenerlo, sin importar lo que cueste. Vete al auto —repitió con tono más duro.
—Jódete. No voy a dejar que hagas estupideces. Si tú entras, yo entro.
Chanyeol lo miró con fuego, ardiendo en enojo, aun cuando mucho de ese sentimiento no era contra Baekhyun, sino contra Andreas. Tomó el arma en su cinturilla y le quitó el seguro, entonces abrió la trampilla para bajar por las estrechas escaleras.
—¿Qué demonios!
—Puedes ahorrarte tu escena porno, Andreas —masculló Park una vez frente al hombre. Baekhyun se paró a su costado—. Bonito lugar, ¿tu guarida? Te queda, solo las ratas se esconden en las alcantarillas.
—¿Cómo me encontraron?
—Eres demasiado arrogante y desesperado —ladró Park barriendo con la mirada el lugar, topándose con la pared frente a la cual Andreas planeaba masturbarse. La bilis le subió a la garganta. No solo era una foto de Baekhyun, sino cientos de ellas—. Debiste ser más cuidadoso y no dejar evidencia.
—No sé de qué me estás hablando.
—¿No? ¿Qué me dices sobre Antonella Rulli? ¿La mataste aquí o fue en otro sitio?
Andreas se encogió de hombros.
—No te contestaré eso.
—Tendrás que hacerlo —intervino Baekhyun—. Andreas, te atrapamos. Fuiste demasiado descuidado y dejaste muchos cabos sueltos. ¿Quieres saber qué es peor? Que lo hiciste a posta, porque querías que te atrapara. Por eso te la jodiste, ¿no? Dejaste tu semen en Rulli porque querías que siguiera ese rastro hacia ti.
»Lamento decir que nada eso me impresiona —le sonrió con una ceja arqueada—. Lo arruinaste. Admiro a un genio de la sangre, no a un fanfarrón desesperado como tú.
—¿Es así? Yo te veía muy entusiasmado recibiendo mis mensajes y regalos, ¿acaso me lo imaginé?
Se estaba burlando de él, lo hacía con saña, apuntando a sus debilidades, y logrando el objetivo deseado. Baekhyun se quedó mudo y congelado porque hasta ese momento pensó que a Roma la acechaban dos asesinos.
—Te gustaron mis primeros trabajos, ¿o no? Greco e incluso la zorra de Ricci. —Se jactó con una risa sardónica—. Estás jugando mi juego, Baekhyun, y yo gané.
—No lo hiciste —bramó Chanyeol.
—¡Claro que sí! Obtuve lo que quería de Baekhyun. Está aquí, ¿o no? Y lo más importante, conseguí que Baekhyun se enamorara de mí. Casi pude habérmelo follado hace poco.
«La noche en el Castillo del Ángel», pensó Baekhyun con la piel erizada del asco.
—Podría matarte ahora mismo.
—Hazlo, Park, pero eso no hará que tengas a Baekhyun porque una parte de él siempre le pertenecerá al asesino de la corona, siempre me pertenecerá a mí.
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Hello!!!
Sorpresa!
Espero que les guste este cap aunque ya es un poquito tarde, pero mi trabajo ha consumido mi tiempo.
Qué opinan de nuestro asesino?
Quiero leer sus teorías ahora!
Kisses,
Alex
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