. Veintiséis .




No había caso. Era la tercera taza de café y su segundo hidratante y todavía sentía como si una manada de elefantes estuviera pisoteando su cerebro. Un efecto de la mezcla de drogas y alcohol consumida hace pocas horas.

No le encontraba sentido a nada. Ni siquiera comprendía cómo es que ocurrió todo la noche anterior, desde haber sido secuestrado, hasta la charla estilo monólogo que tuvieron en el Castillo del Ángel.

Todavía le dolía la pierna justo donde el asesino le clavó ese fármaco que lo dejó inconsciente hasta la mañana siguiente que despertó en su cama. No hubo una nota o algún mensaje, solo el recuerdo de una noche escalofriante en la cueva de un demonio.

En su laboratorio replicó lo que recordaba de aquella pizarra con la que el asesino de la corona escogía a sus víctimas y las conexiones entre ellas. No lo logró completamente. Recordaba los post it de colores pegados junto a las fotografías, pero no podía darles sentido a todo. Estaban escritos en clave, con expresiones que el asesino reconocía con facilidad, pero nadie más podía.

Como Bianchi. ¿Qué significaba 'El monstruo nace dos veces'?

¿Quién era el monstruo original?

El asesino dijo que ya lo había reclamado.

Baekhyun resopló sonoramente. Dejó su taza de café vacía a un lado antes de salir de la cafetería donde habían estado Chanyeol y Kyungsoo comentando acerca del show mediático que crearon los medios acerca del asesino. Algunos canales de televisión estaban tan enfrascados en vender esa historia que habían empezado a sacar teorías ridículas.

—¿Baek?

El médico ignoró el llamado de Kyungsoo y solo se alejó murmurando cosas.

—¿Él se encuentra bien?

Chanyeol se encogió de hombros. Realmente era difícil de decir cuando Baekhyun se había distanciado momentáneamente hasta de él. Parecía estar muy ofuscado y no creía que atacarlo con preguntas fuera a ayudarlo.

—Está de mal genio —resolvió Kyungsoo—. Quizás no le dieron un buen servicio.

Chanyeol lo miró con la ceja alzada y los labios formando una mueca de enfado que provocó un tenue sonrojo en Kyungsoo.

—No, quiero decir, tú seguramente le das buenos servicios, los mejores, pero quizás él quedó algo-

—Kyungsoo, cállate.

—Sí, sí, me callaré.

—Te lo agradecería, o me vería en la penosa necesidad de despedirte.

—No puedes despedirme, tengo un gato al que mantener.

—Conozco un par de albergues para mascotas huérfanas, le pasaré los contactos a tu felino.

—No sé cómo Baekhyun te tolera.

Chanyeol le sonrió.

—Es que doy excelentes servicios. Eso compensa mi mal genio.

—Pues tiene que ser un muy largo y alucinante servicio para compensar todo el mal genio.

—Puedes preguntarle a Baekhyun. No sería muy imparcial si te doy una respuesta.

Kyungsoo sacudió la cabeza, preguntándose cómo llegó a tener ese tipo de conversaciones con su jefe, un hombre al que antes temía y admiraba a la par. Ahora estaban hablando de qué tan bueno era en el sexo y del largo de su polla. Ese tipo de relación no surgió entre un café y reportes de delincuencia común.

—Kyungsoo, ¿has visto al doctor Baekhyun?

Lisa, la recepcionista de la estación asomó su cabeza en la cafetería, sonrojándose al ver al Teniente Park también ahí.

—Acaba de irse. Imagino que estará en la morgue. ¿Ocurrió algo?

—Alguien lo está buscando. Un periodista.

Chanyeol torció el gesto y no tuvo siquiera que preguntar de quién se trataba pues ya lo intuía.

—Llévalo a mi oficina y dile que iremos en seguida.

Cuando la mujer se marchó, Kyungsoo comentó en tono burlón:

—Esos celitos no te quedan, Teniente.

—Todo me queda bien, Kyungsoo, incluso los celos.

—Arrogante. Los hombres celosos son feos.

—Los celos controlados hacen que un hombre se vuelva caliente. ¿No es lo mismo con Kim?

—¿K-kim?

—Sí, Kim, la persona de interés en el caso Ricci que te folla en su apartamento.

Mudo y pálido, Kyungsoo no pudo apartar sus grandes ojos del rostro de Chanyeol.

—¿Qué? ¿Sorprendido? —se mofó—. Kyungsoo, en esta ciudad hay muy pocas cosas que pueden pasar sin que yo lo sepa.

—¿Me pasas ese contacto del albergue para gatos huérfanos? Creo que lo voy a necesitar.

Sonriendo, el Teniente le contestó:

—Si no te despedí cuando lo supe, no lo haré ahora.

—¿Seguro?

—Seguro, aunque si ves un mensaje mío con el contacto del albergue, ya sabrás porqué es.

—Juegas con mi ansiedad.

Le guiñó el ojo y se marchó dejando a Kyungsoo con la incógnita tatuada en su gelatinoso cerebro. ¿Cómo fue descubierto? Según él mismo, fue sumamente cuidadoso para que nadie lo viera al ir al departamento de Kim Jongin en las afueras, y la única vez que salieron a una cafetería en el centro de Roma, su apariencia fue insospechable. ¿Quién iba a reconocerlo vistiendo falda y peluca? ¡Nadie!

Y sin importar esos esfuerzos, fue atrapado por su jefe.





Baekhyun se dio un golpe en la frente, gruñendo como un perro rabioso al no poder recordar lo ocurrido la noche anterior. Las lagunas mentales empezaban a sentirse como océanos inmensos que no podía atravesar. Las palabras vagas y sueltas en su cabeza parecían no encajar en ningún lado, dejándolo sin poder armar una sola idea coherente.

Se dijo a sí mismo que el efecto de las drogas debía estar aún en su sistema, lo que lo volvía aún más sensible y ofuscado, pero no consiguió disminuir su disgusto.

Había estado en la cueva del león y claro que recordaba dónde quedaba, sin embargo, se preguntaba si el asesino no habría abandonado ya ese lugar luego de enseñárselo. El asesino de la corona no era conocido por dejar cabos sueltos.

—Igual podría ir hoy —murmuró—, con suerte algún rastro habrá dejado.

—Muñequito, aunque te adoro tal y como eres, no creo que me agrade la idea de visitarte en un manicomio.

—¿Qué?

La burbuja en la que se encontraba estalló, solo en ese momento fue consciente de su alrededor, de sus manos tensando una cuerda que no supo de dónde salió y de la voz de Chanyeol a su lado.

—¿Qué está ocurriendo? Y no quiero mentiras.

Resoplando, Baekhyun dejó la cuerda a un costado.

—La noche de ayer fui secuestrado por el asesino de la corona.

Baekhyun hubiera encontrado divertida la cara de terror de Chanyeol si no estuviera tan frustrado.

—¿Qué?

—Sí, me secuestró. Ayer en la noche estaba en mi casa tomando una copa de vino que me dejó inconsciente. Cuando desperté estaba en una habitación oscura... Él estaba ahí, llevaba una máscara.

—¿Por qué diablos no me lo dijiste antes? Has estado todo el día absorto y creí que solo estabas estresado.

—No hubieses podido hacer mucho. Estoy bien, después de todo.

—Creí que habías prometido no ocultarme nada jamás.

Ugh, Baekhyun se odió mucho. Chanyeol estaba dolido por lo que creía era una falta de confianza.

—Te lo iba a decir, es solo que quería esclarecer mis ideas primero. Ni siquiera sé por dónde empezar.

—Te drogó, ¿cierto?

—Sí y mis recuerdos se encuentran seriamente comprometidos.

—Habla conmigo —pidió tomándolo por las manos—. Confía en mí.

—Lo hago, de verdad, solo... Yo... nunca tuve a nadie hasta Siwon, y ahora que te tengo a tí no sé cómo contarte cosas que siempre me he guardado. No es que no quiera, simplemente... no estoy acostumbrado a ello.

Chanyeol pasó su diestra por el contorno del rostro de Baekhyun, suavizando su mirada y su voz.

—No estás solo, muñequito. Me tienes a mí. Ya no tienes que lidiar con todo solo.

—Eres taaaan lindo —chilló—. Te lo contaré todo y tal vez puedas ayudarme a armar mi mapa.

Chanyeol ojeó la pizarra en la parte de atrás, casi soltando una risa por el desastre de notas e hilos rojos atravesados.

—Parece que necesitas mucha ayuda.

—No me juzgues, hago lo mejor que puedo con la droga en mi sistema —refunfuñó abrazando a Chanyeol. Tomó una bocanada de ese aroma masculino tan bueno, casi gimiendo descaradamente. Tal vez lo que necesitaba para disminuir el estrés y desaparecer los psicotrópicos de su sistema era el sexo. Un poco de cardio no le haría mal.

—Muñequito, te están buscando.

—¿Quién?

—Ese periodista que tiene una fijación con tu culo.

—¿Alessandro?

—Ajá. Quiere hablar contigo.

—¿Qué querrá ahora ese fanfarrón?

—Vamos a averiguarlo.

—¿Irás conmigo?

—¿Piensas que te dejaría solo con el bastardo que quiere probar lo que me pertenece? Ni loco.

—Uy, cuánta testosterona, Zucaritas.

—Te estás ganando unas nalgadas.

—¿Y crees que nos de tiempo antes de ir a esa entrevista?

—Mm, no sé. No soy fanático de los rapiditos. Me gusta tomarme mi tiempo. ¿Qué piensas de perdernos una hora y luego ir con ese bastardo?

—¿Te refieres a que vaya mojado y lleno a esa reunión? Ugh, eres terriblemente perverso.

—Lo adoras.

—Lo hago, sin embargo, creo que a Alessandro no le hará gracia que nos demoremos tanto en recibirlo.

—Muñequito, ¿crees que me importa? Si fuera por mi, que haga sus preguntas mientras saltas sobre mi polla, esperando que así le quede claro a quién le perteneces.

Baekhyun ronroneó, restregándose descaradamente contra el cuerpo duro de su amante, sintiendo la primitiva necesidad de ponerse de rodillas para tomarlo en lo profundo. Quería ver las estrellas al llegar al devastador orgasmo que lo dejara temblando y sin aliento.

Sintió su pene endurecerse, retorciéndose contra su ropa. Estaba perdido.

—Ejem.

Alguien carraspeó.

«Que se largue», pensó Baekhyun, todavía prendado de la fragancia de Chanyeol. Sin embargo, otro carraspeo se escuchó al fondo, eso lo puso en alerta. ¿Quién estaba carraspeando e interrumpiendo su sueño húmedo con Chanyeol? No podía ser alguno de sus muy alegres amigos de los casilleros porque no tenía a nadie muy fresco que carraspera tan vívidamente. Solo podía tratarse de alguien vivo. Kyungsoo no podía ser porque él ponía letreros en lugar de interrumpirlos. Entonces...

Baekhyun se apartó de golpe y enfocó su mirada en el hombre parado en la entrada de la morgue.

—Alessandro.

El tipo hizo una mueca.

—Andreas.

—Err, si, eso. ¿Qué haces aquí?

—Estuve esperando por un tiempo a que llegaras a la sala y como no apareciste-

—¿Te pareció correcto bajar a un lugar restringido? —preguntó Chanyeol con tono socarrón, volteándose para ver al hombre—. No tienes acceso libre a esta zona, lo sabes, ¿no?

Pero Andreas solo se encogió de hombros.

—Esperaba hablar contigo, Baekhyun, a solas.

—En vista de que ingresaste a una zona restringida sin autorización, temo que deberé quedarme.

Andreas estiró sus labios con una sonrisa pesada, una completa máscara que ocultaba mediocremente su molestia. Sin quererlo, accedió a las demandas del Teniente.

Baekhyun tomó asiento en la silla giratoria de su buró, mientras que Chanyeol, de brazos cruzados y facciones endurecidas, se mantuvo de pie a su lado.

—Ha sido un tiempo desde el último crimen del asesino de la corona. ¿Crees que finalmente se ha detenido? Las personas empiezan a creer que el asesino se cansó de matar.

Chanyeol rodó los ojos, pero logró contener exitosamente el resoplido que rozó sus labios queriendo salir.

—No, no creo que se haya detenido.

—¿Por qué?

—Porque un asesino en serie busca algo, no solo llamar la atención. Y este no lo ha conseguido aún.

—¿Algo como qué? ¿Vengar a los muertos, tal vez?

Baekhyun se congeló por dos segundos y en su cabeza repitió la pregunta soltada con cierto tono peculiar. ¿Vengar a los muertos?

Le sonaba familiar, mucho, pero no lograba encajar en ningún recuerdo.

—¿Qué hay acerca de la muestra de sangre encontrada en las manos de Lanolli?

Baekhyun enmascaró su tensión, pero Chanyeol fue más rápido y le increpó:

—Estás muy bien informado para ser un simple periodista, ¿no te parece?

Andreas tarareó, pero insistió en la pregunta.

—Fue solo un truco del asesino —le contestó el médico, a regañadientes—. Era sangre y piel de cerdo.

—Así que él está jugando. ¿Qué es lo que ese asesino quiere, Baekhyun? Debes saberlo.

Y claro que lo sabía, solo la noche anterior lo había descubierto.

¿Por qué Andreas estaba acusándolo de saber ese tipo de cosas?

—¿Qué clase de pregunta es esa? Estás siendo impertinente —ladró Chanyeol.

—Solo hago mi trabajo. Baekhyun.

—Sé que está buscando llegar a alguien en particular. Hay una conexión entre las víctimas que-

—¿Cuál es esa conexión? Parecen casos aislados.

—No lo son. Todos tienen elementos en común que por el momento no puedo revelar.

—Entiendo. Una pregunta más, ¿cuál es tu opinión acerca de la mujer que fue asesinada en el Municipio XII? Fue un caso diferente a los demás.

Baekhyun lo pensó. Ese caso había roto toda meticulosidad y cuidado que el asesino de la corona en algún momento tuvo. Fue tan desastroso como absurdo. Hubo una total carencia de sentido y detalle, del dramatismo inherente a las otras escenas y de pasión. Fue simplemente locura y enojo desbordados. Nada más.

—Creo que fue algo mediocre —respondió sin tapujos—. Si lo comparamos con cualquiera de las otras víctimas, vemos que no hay relación alguna o un mínimo de semejanza.

—¿Mediocre? Yo lo llamaría diferente.

—Bueno, tú pediste mi opinión y yo creo que fue mediocre. ¿O tú piensas lo contrario?

—Tal vez te acostumbraste demasiado a ese exceso de drama en los asesinatos que un cambio te molesta.

Baekhyun le sonrió, pero no fue gracia o dulzura, fue arrogancia. Su cabeza, aún sobre las drogas, empezó a sacar conjeturas establecidas sobre una base: Andreas estaba muy interesado no solo en él sino en su percepción acerca del único asesinato diferente hasta el momento. ¿Por qué? Porque quería escuchar cosas buenas sobre ese crimen. ¿Por qué? Porque las personas necesitan regocijarse con halagos. ¿Por qué? Porque quieren el reconocimiento de alguien por lo que han hecho. ¿Por qué? Porque Baekhyun creía haber encontrado al asesino de Ana Lanolli e iba a ponerlo a prueba.

—Tal vez —concedió con tono dudoso—, pero me gusta ese drama que lo caracteriza. Cualquier otra cosa parece una imitación que no está a la altura, ¿no te parece?

Andreas meneó la cabeza, esta vez con una sonrisa divertida que era verdadera, aun cuando persistía ese fuego en sus ojos.

—Quizás solo te gustan los juegos aburridos, pero puedo concedértelo.

«Claro que lo harás. No vas a dejar que ataque tu ego y no me disculpe».

—Gracias por tu tiempo, Baekhyun. Te veré más tarde.

Baekhyun volvió a escuchar la voz de Chanyeol solo cuando Andreas desapareció de la morgue.

—¿Qué demonios ha sido eso? Creo que he visto entrevistas absurdas, pero esta ha sido estúpida.

—Lo sé.

—Si quería solo coquetearte, pudo haberlo dicho al llegar.

—¿Le hubieras dejado entrar?

—No, le hubiera pegado un tiro por mirar lo que es mío.

—Calma, calma, Zucaritas. Me encantan los tigres rudos, pero solo los que no son convictos.

—¿No me harías visitas conyugales?

Baekhyun sonrió y terminó por enseñarle su mano derecha, del reverso.

—¿Cuál visita conyugal? ¿Ves algún anillo aquí?

—Eso podemos arreglarlo. ¿Qué prefieres, los diamantes o las esmeraldas que combinan con tus ojos?



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Hello!!

Les traigo otro pedacito de este enredo je je je

¿Qué piensan sobre el asesino?

Estamos cerca de atraparlo, así que quiero leer sus teorías.


Kisses,

Alex

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