. Veinticinco .





El fin estaba cerca. Baekhyun lo sabía. Esa era la única razón por la que el asesino había accedido a encontrarse con él. No había un riesgo real de ser atrapado, y lograría su cometido tal como meticulosamente lo había planificado.

Aunque ahora sabía la ubicación de su guarida, una pregunta lo atacó:

¿Realmente quería detener a ese asesino?

Por muy alocada que fuera la pregunta, tenía sentido.

El asesino de la corona había limpiado a la ciudad de escorias que el sistema de justicia dejó libres.

¿Realmente era culpable de algo?

Irónicamente, matar a otros asesinos parecía un crimen menos atroz que cualquiera.

No, Baekhyun no lo sabía.

Era moralmente justo hacerlo, o eso dirían otros, pero él comprendía las razones. En algún momento, todos piensan en hacer justicia por mano propia y lo único que los detenía era el cuestionamiento moral y de conciencia.

Porque el deseo estaba ahí. Siempre.

El asesino de la corona les había dado una solución a ese problema incluso sin hacerlo evidente...

Sin que nadie lo supiera.

Baekhyun se volteó hacia el hombre.

—¿Eso es lo que quieres? ¿Mostrarlo al mundo?

El hombre se volteó y tras tres segundos de mutismo, asintió con la cabeza.

—¿Quieres que se lo enseñemos a todos? Es por eso que has dejado los cuerpos en los monumentos, ¿cierto?

Volvió a asentir.

—Nos usas de mensajeros.

La queja le causó gracia al asesino. Baekhyun tuvo que reconocer que esa risa ronca y profunda era al mismo tiempo, además de hipnótica, con un marcado tinte oscuro. Malvado.

—¿Y qué pasará después?

El asesino meneó la cabeza al costado. Baekhyun se explicó:

—¿Qué pasará una vez hayas completado tu objetivo?

El siniestro hombre regresó su vista a la ventana, mirando lejos donde la luz ya no tocaba nada. Mucho más lejos de los techos de las casas y de los obeliscos. Lejos de todo.

—... ¿Vas a desaparecer?

¿Como un fantasma?

¿Como un espejismo?

¿Como una voluta de humo?

Como si nunca hubiese existido.

No.

Existía y aún cuando desapareciera todos lo recordarán. Se encargaría de ello. No solo iba a castigar a los monstruos que durante años acecharon a los incautos, sino a dejar una huella en la memoria de cada persona. Su sello ardería en Roma por muchas noches.

Y de ser necesario, regresaría.

—Sí. —Fue la única respuesta verbal que tuvo Baekhyun esa noche.

Había cierta nostalgia, él reconocía, en desaparecer del radar en el que había estado desde hace meses. El juego del policía bueno y el policía malo era entretenido, casi tanto como jugar con sus poco inocentes víctimas. Jugar con el forense era también muy vigorizante.

Le gustaba. Ese muchachito en verdad le gustaba. Sin importar lo peligroso o loco que fuera, le gustaba.

Para él, Baekhyun podía ser descrito con muchas palabras, sus favoritas eran: inteligente, temerario, gracioso y candente.

Viéndolo de soslayo perdido en sus pensamientos, no pudo evitar sentir un tirón en su polla.

¡Diablos! Realmente estaba jodido por ese jovencito. Si Baekhyun le pidiera arrodillarse frente a él, lo haría. No le importaría.

Se pasó la mano por el cuello, calmando mínimamente el calor abrazador que quería trepar por todo su cuerpo. No podía perder el control que difícilmente había reunido. Pero... demonios que quería hacerlo.

Simplemente quería tirar de Baekhyun contra su cuerpo, tocarlo y quemarse con su calor; quería poder besarlo y probar su sabor hasta saciarse.

Quería joderlo tanto.

Esas sórdidas imágenes eran su compañía en las noches frías y solitarias. Se lo imaginaba rebotando en su regazo, sacudiendo sus caderas, persiguiendo su ansioso deseo de llegar al orgasmo. Quizás... sí. Lo quería, lo necesitaba sobre sus rodillas, dispuesto a chuparlo hasta el fondo.

Le llenaría la boca de su polla y de su corrida, entonces lo tumbaría en el piso, le elevaría el culo y se lo follaría. Cuánto quería oírlo gritar y verlo lloriqueando, arañando la madera.

No. No podía caer ante esos vagos deseos antes de tiempo. Porque definitivamente planeaba tener a Baekhyun para él solo. Lo haría, pero primero debía asegurarse que el mundo era lo bastante seguro para su chico.

Se acercó a la mesa, tomó la botella de vino y se alejó hacia la ventana, dándole la espalda a Baekhyun. Cubierto por el velo negro de la noche, se quitó la máscara y dio un largo sorbo que le adormeció los sentidos de golpe. Un poco más y logró ahuyentar esos pensamientos precipitados.

—¿Te he visto antes?

La voz de Baekhyun sonó peligrosamente cerca, justo a su espalda. Él sabía que no podría verlo en medio de esa oscuridad, pero no iba a arriesgarse. Se calzó la máscara y se regresó a verlo.

—Hay algo en ti... Siento como si ya te conociera.

Él se encogió de hombros, dejando la botella en la mesa.

«Nos hemos visto muchas veces —le contestó en su cabeza, casi mortificado por no poder decirlo en voz alta—, pero no te has fijado en mí. Siempre soy solo una sombra de la multitud. Pero cuando tus ojos se encuentran con los míos, incluso si es solo por un instante, siento que el corazón se me sale del pecho».

—Has regresado a las escenas del crimen, ¿cierto? Creo que conozco a un solo asesino que no lo hiciera.

«No soy como ninguno de esos bastardos —replicó, pero al final admitió—: Sí, he estado ahí, pero ha sido por ti, por verte».

Terminó asintiendo con la cabeza vagamente, mordiéndose la lengua para no hablar.

—Si vas a desaparecer cuando esto acabe, significa que no volveré a saber de ti.

Él no le respondió. No era una pregunta, no, Baekhyun solo estaba asumiendo que así ocurriría incluso si el asesino tenía otros planes.

—¿Y si te atrapamos antes?

El asesino soltó una risotada.

La inepta policía nunca lo atraparía porque estaban más preocupados persiguiendo sus colas que fijándose en los detalles interesantes del caso. No. Esa no era ni siquiera una posibilidad. Y si fuera a ser atrapado, sería por su propia decisión. Lo haría si Baekhyun se lo pidiera.

Ugh, estar enamorado era como beber un vino dulce. Te gusta el sabor, lo sientes suave y agradable, pero al final acabará contigo mucho más rápido.

—Me muero por saber cómo escogiste a tus víctimas. No fue al azar, ¿cierto?

Le pareció adorable la voz entusiasta y algo achispada de Baekhyun. El muchachito llevaba la copa de vino en la mano y seguramente había sido rellenada en medio del interrogatorio.

Esa era otra de las razones por las que terminó enamorado del forense. Su cerebro intrépido parecía no temerle a nada ni a nadie.

—¿O es que tienes una ruleta con muchos nombres y solo la haces girar?

«Eso fuera realmente entretenido. Quizás en otra vida tú podrías ser mi Harley Quinn y yo tu Joker. Entonces usaríamos esa ruleta ».

—Enséñame —pidió, aleteando sus pestañas para conseguir lo que quería.

Él le tomó la mano y lo llevó por el oscuro pasillo hacia otro cuarto en donde no había ventana alguna y solo un foco colgando del bajo techo iluminaba una pizarra blanca con fotografías y garabatos.

Baekhyun pestañeó varias veces. Realmente le había llevado a su cerebro, el lugar donde almacenaba su información y hacía sus movimientos. Encontró las fotografías de todas las víctimas anteriores, cada una con una descripción escrita con marcador cuya caligrafía era atropellada. Había hilos cruzándose entre las fotografías.Baekhyun siguió uno de ellos, el de Nicole Braum.

Leyó la descripción:

—Abortos por violación. ¿Abortos por violación?

El asesino se le acercó y señaló un post it pegado al lado.

<<Indujo los abortos de 27 mujeres sin consentimiento, 2 de ellas de Florencia. 5 murieron en quirófano>>.

Baekhyun se aseguró de guardar la información en su cabeza para analizarla cuando estuviera más lúcido.

Encontró un par de fotos de la mujer en varios lugares: en su casa, en su trabajo, y en un restaurante. En otro post it estaba un detallado horario de las actividades de la mujer.

—Llevabas días siguiéndola. ¿Por qué ella? Todavía no lo entiendo. Digo, claro hizo algo terrible pero... Siempre pensé que escogías a las peores personas de la sociedad, personas que habían hecho cosas monstruosas.

»Quiero decir, sí es algo repugnante lo que ella hizo. Pero tu primera víctima fue un asesino y un violador en serie. Y Zannier, él tenía una red de trata de mujeres, por no mencionar las torturas.

»Pero... Algunas de tus víctimas parecen casi unos...

El asesino negó con la cabeza efusivamente, tomó el marcador a un costado de la pizarra y escribió.

<<Ninguno de ellos es un santo. Todos van al infierno por una misma razón>>.

Una misma razón. Guardó eso en su cabeza también.

Baekhyun siguió el hilo rojo que se detuvo en la fotografía de Lukas Bianchi.

—Claro, él también violó a sus novias y seguramente también las hizo abortar con Braum —murmuró. Revisó la nota del costado—: ¿Un seguidor? ¿Un seguidor de qué?

El asesino le señaló unas fotografías del final, debajo de la información de Bianchi.

<<El monstruo nace dos veces.

Persuasión — Ilusión — Violación — Muerte>>.

Esa secuencia le era vagamente familiar. Baekhyun renegó del alcohol adormeciendo su sistema, pero ya era tarde para lamentaciones.

Encontró la fotografía de Matteo Zannier y la nota.

<<Suministro de mujeres. $47K>>.

—¿A quién le vendía mujeres? ¿A quién persigues?

El hombre escribió en el pizarrón.

<<Ya me lo llevé>>.

Baekhyun sabía que frente a él estaba todo ese misterio resuelto, que cada pieza estaba ahí pero aun así era incapaz de verlo. No era solo el alcohol. El asesino todavía jugaba con él dándole pistas pequeñas como muy difíciles de unir todas y armar el rompecabezas antes de que él lo permitiera.

Si tan solo pudiera conseguir respuestas de la boca del hombre. El mutismo no era solo un mecanismo para el suspenso, él sabía, sino que era para ocultar su identidad, una que él debía conocer.

¡Cristo!

Debía conocer al asesino y si hablara podría reconocer su voz.

—¿Quién eres? —preguntó con tono fuerte, mirando a los ojos del asesino—. Merezco saber el nombre de la persona que está obsesionada conmigo.

El asesino escribió:

<<Yo no lo llamo obsesión>>.

—¿Y qué más podría ser?

Aunque vacilante, le respondió:

<<Amor. Te he querido desde hace tiempo>>.

—Y esto ha sido para conseguir mi atención, ¿cierto?

<<Yo no asesino por una razón tan banal. Lo hago porque los monstruos deben estar encerrados en el infierno, no caminando libres en las calles>>-

—Monstruo es un término relativo. Para la sociedad, tú eres un monstruo.

El hombre borró lo que había escrito con la manga de su abrigo negro, y sobre el msimo espacio escribió:

<<Lo soy. Pero me convertí en uno para limpiar esta ciudad de otros>>.

—¿Y los mensajes? Estás... estás enamorado de mí, ¿cierto?

<<Sí. Me gustas, incluso si tú llegas a despreciarme>>.

Baekhyun dio tres pasos hacia atrás, frotándose los brazos y evadiendo la mirada ajena. El alcohol lo estaba adormeciendo, y sentirse así de vulnerable frente a un asesino le dio miedo. Esa confesión de sentimientos le dio miedo. Mucho.

—Dijiste que no me lastimarías, pero si me has traído aquí y si me has mostrado todo esto es porque no me dejarás ir.

Hubo pánico en su voz y ello impulsó al asesino quien en un par de zancadas lo alcanzó, se arrodilló frente a Baekhyun y le sujetó las manos.

«No lo haré. Preferiría morir a hacerte daño», le juró con el pensamiento, dejando su frente descansar contra las manos ajenas. «No te he traído aquí para enjaularte, sino para que veas lo que yo, para que entiendas lo que soy y lo que hago porque no quiero tu odio si alguna vez descubres la verdad».

—Tienes que dejarme ir —susurró todavía asustado, sin embargo movió su diestra hacia el borde superior de la máscara. El frío plástico le hormigueó los dedos. Entonces tiró de ella y una porción minúscula de piel bronceada y cabello oscuro le saludó. Maldijo la oscuridad con el alma.

El hombre se quedó rígido, pero se aseguró de ocultar su rostro en las sombras. Mascullando una maldición, sacó del bolsillo de su chaqueta una aguja y la clavó en el muslo de Baekhyun. Una abrumadora inconsciencia rasgó la mente de Baekhyun, devolviéndole al sueño profundo.

—Encantador. Pensabas que así de simple sería ver mi rostro. Lo siento, pero quiero jugar este juego un tiempo más. Te prometo que te lo diré cuando el momento llegue, Baekhyun. Esto todavía no acaba y no me iré hasta llevarme la última de sus almas al infierno.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top