. Veinte .
Baekhyun regresó sobre su moto al departamento, y Chanyeol lo dejó ir solo bajo la promesa de recogerlo la mañana siguiente antes de ir a la estación.
Entrar de vuelta en su casa fue como salir de una burbuja que lo mantuvo voluntariamente cautivo durante esos días junto a Chanyeol. De forma curiosa, pensó que su departamento, ese sacrosanto templo de su independencia y adultez, ya no era tan agradable. Hacía falta el aroma de Chanyeol, y el lugar estaba tan vacío que lo hizo sentir cohibido.
—Supongo que me acostumbré muy rápido a tener a Zucaritas conmigo.
Un mensaje llegó a su teléfono. Involuntariamente su cerebro los vinculaba con los mensajes del asesino. La piel se le erizaba solo de pensarlo. Esta vez era otro mensaje.
<<Te veré a las siete y media. Sueña conmigo, muñequito>>.
—Oh, estoy tan jodido por este hombre —suspiró bobamente, pero luego de pensarlo, añadió—: No, no lo suficientemente jodido. Tendré que hablar de esto con él.
Una vez estuvo vestido con su pijama, se metió en la cama y se tomó una foto de su adorable rostro y se la envió a Chanyeol con un mensaje.
<<¿Sería muy espeluznante si te beso mañana en mi muy acogedora morgue?>>.
Conteniendo una sonrisa, esperó la respuesta.
<<Es una cita, muñequito. Estaré esperándolo >>.
Solo con ese mensaje, Baekhyun concilió el sueño.
Hubo más besos, muchos más antes de llegar siquiera a la estación. No es que Baekhyun se quejara, no podría cuando estaba encantado y desarrollando una seria fijación oral. Quería más de esos labios, y quizás, si contaba con suerte, volver a chupársela a Chanyeol.
La reunión de los altos mandos de la ciudad era a las nueve, así que el Teniente Coronel pasó a su oficina en la estación para recoger los informes.
—Me siento mal por ti —murmuró Baekhyun con malicia, viendo las cuatro robustas carpetas que llevaba Chanyeol en las manos—. No me puedo imaginar lo aburridas que deben ser esas reuniones.
Esta vez fue el turno de Chanyeol de sonreír con malicia.
—No te lo imagines, ¿qué te parece si vives la tortura en carne propia?
Baekhyun se petrificó.
—Oh, no. Gracias, pero no. Prefiero mi morgue.
—Vamos, no quiero aburrirme solo.
—Eso no es muy romántico de tu parte.
—¿Y si luego de la reunión nos perdemos un rato? ¿Eso te gustaría?
Baekhyun se coloreó y trató de mostrarse no tan feliz, pero era imposible.
—No podré negarme si es una orden directa de mi jefe, ¿cierto?
Pero ambos sabían que no iban a privarse de ese gusto.
—Lleva tus cosas a mi auto. Salimos en veinte.
—De acuerdo, Shere Khan.
Chanyeol le gruñó y le dio una nalgada. Baekhyun jadeó, pero al final su voz se deformó en un suave gemido.
—Ahora gruñes como él —canturreó, dando un paso más cerca del hombre—. Eso es muy caliente, ¿sabes? De niño me gustaba emparejarlo con esa serpiente que quería matar a Mowgli.
—¿Te gustaba cuando fue a buscar a Kaa para interrogarlo y terminó... ahorcándolo?
Como de manera inconsciente, mientras hablaba, la mano gruesa y pesada de Chanyeol fue hasta el cuello delgado y frágil de Baekhyun, apretando solo un poco. La sensación evocó un hormigueó que atravesó de pies a cabeza al forense.
—La has visto —jadeó con una mezcla de sorpresa y gusto—. Mírate. Mi tigre grande y malo veía películas de Disney.
Con una sonrisa para nada apenada, Chanyeol, subió su mano por el cuello ajeno hasta el mentón.
—Muñequito, también fui un niño y, honestamente, a mis hermanas les gustaba muchísimo.
Baekhyun se sintió de pronto frente a un borde arenoso y fino. No quería tocar el tema de las hermanas de Chanyeol nuevamente por no empujarlo a una zona gris. Solo quería hacerlo feliz y alejarlo de esos recuerdos tan oscuros que todavía hacían mella en él.
Impulsándose hacia el frente, sobre las puntas de sus pies, alcanzó los labios del hombre, chupando suavemente el labio inferior antes de profundizar. Hizo un ruidito alegre en medio del beso.
—Debemos irnos, muñequito —le recordó Park—, pero prometo recompensarte luego de la reunión.
Baekhyun refunfuñó con pena descarada.
—¿Un segundo asesino? ¿Esa es su hipótesis? —bramó el Concejal Broghi—. No han logrado atrapar al primero, y ahora dicen que hay un segundo.
A pesar del tono inflexivo y burlón, Park no resultó afectado y poca importancia le dio. Su rostro de muecas sólidas solo demostró aburrimiento.
—No es una tarea fácil.
—¡Veo que no! Usted es el Teniente Coronel Park Chanyeol, con un récord impresionante atrapando este tipo de criminales. ¿Me va a decir ahora que la tarea le ha quedado grande?
—En absoluto. Dije que era difícil pero hemos hecho avances.
—¡Yo todavía no veo resultados!
—Si gusta, puede atraparlo usted —ofreció con un tono todavía más burlón—, así demostrará lo hábil que es y que yo soy un inútil.
—No me hable en ese tono.
—Basta los dos. ¿Es que les gusta perder el tiempo? —bramó Siwon, golpeando la mesa—. Doctor Byun, dijeron que en la última víctima encontraron restos en las uñas, ¿qué hay sobre eso?
—Hicimos análisis sobre los residuos, pensamos que el asesino había cometido algún error, pero resultó que eran restos de sangre propia y piel de cerdo.
—¿Piel de cerdo? —jadeó Gianolli—. Vaya tontería. Ese hombre está jugando con ustedes.
Baekhyun no podía estar más de acuerdo. El asesino, falso o verdadero, había asesinado a la última víctima de forma rápida y sobre todo diferente, carente del dramatismo inherente que había caracterizado a los otros casos. Y le había dicho de forma muy directa que todo era parte de un juego para entretenerlos. Aun así, no dejaba de ser desconcertante.
—Qué información tan inútil —volvió a ladrar el Consejal—. Gianolli, al menos comunícate con la familia de las víctimas y dales algo de consuelo. Tú los conoces a todos, ¿no es verdad?
Removiéndose en el asiento, Gianolli carraspeó antes de asentir con la cabeza.
—Hablaré con ellos.
—¿Los conocía a todos? ¿A las víctimas? —preguntó Baekhyun, con sus enormes ojos apuntando hacia el jefe de la estación de policía.
Gianolli torció los labios y se negó a responder la pregunta, pero Siwon le ayudó.
—Gianolli es miembro de un club de golf, conoce a la alta sociedad romana, entre ellos a las familias de las víctimas.
«Qué curiosa conexión», pensó Baekhyun, hilando finamente la recién descubierta información.
El resto de la reunión los mandos ignoraron a Baekhyun mientras diseñaban una estrategia de protección de la ciudad, con un frente policial en varias zonas donde pondrían más vigilancia, como las zonas turísticas a donde el asesino parecía estar atraído. Hablaron sobre el sistema informático de las cámaras que fue hackeado y la recuperación parcial de algunos videos.
Bla, bla, bla...
Baekhyun bostezó tres veces, en esta última, Chanyeol, que estaba sentado a su lado, le apretó el muslo para que se despertara. Y al finalizar la reunión, hizo andar sus dos últimas neuronas para salir del salón. Chanyeol estaba halando con Siwon, y él fue por el pasillo hasta el parqueadero. El aire fresco lo regresó a la vida. Había empezado a sentirse tan muerto como sus amigos en la morgue, sin un rastro de actividad cerebral.
No se había equivocado. Esas reuniones eran aburridisimas.
«Chanyeol tendrá que recompensarme muy bien por hacerme pasar este tormento».
—Ahora te saltas la autoridad de todos y piensas que eres más importante, ¿no es así? Bianco lo supo solo con verte-
—¿Él supo qué? —bramó Baekhyun con el entrecejo fruncido, todavía sin ver al viejo policía plantado a su lado.
—Que serías una molestia. Los bastardos como tú tienden a creerse más de lo que jamás llegarán a ser.
Baekhyun torció apenas el gesto en una sonrisa arrogante.
—Oh, ese pobre acomplejado sigue herido porque no me puse de rodillas frente a él, ¿no es cierto? Es una pena que algo tan simple lo destroce.
—Eres un puto —escupió—. Park no debió traerte aquí.
—Coincido. Ustedes son terriblemente aburridos. La reunión fue solamente un mar de quejas y yo pienso lo mismo que Park. Si no están conformes con los resultados, ¿por qué no intentan atrapar al asesino ustedes mismos?
—Estúpido arrogante. No lances esas palabras contra mí.
—¿Por qué no? —Baekhyun sonrió—. Oh, claro, es que eres un snob, o al menos tus amigos lo son. Tengo curiosidad, ¿por qué nunca te investigaron por los asesinatos?
Gianolli lo vio con furia, sus ojos se oscurecieron hasta ser dos pozos profundos.
—Eres la única conexión entre todas las víctimas, lo sabías, ¿cierto? Claro que lo sabías. Eso te hubiera vuelto una persona de interés y por eso no dijiste nada.
—Cierra la boca. Tu no sabes de lo que hablas.
Pero la simple respuesta apresurada y agresiva le dio todas las pistas a Baekhyun. Gianolli estaba ocultando algo más que su simple conexión con las víctimas.
—Estoy jugando un poco aquí, pero ¿lo hiciste? ¿Los ayudaste a ocultar los crímenes de esas personas?
—Cállate. Solo dices estupideces.
El cuerpo en tensión, la sombra del enojo intentando ocultar una culpa que no le tocaba el corazón, saltaron a la vista y activaron los radares de Baekhyun.
—¡Lo hiciste! —jadeó, sin mucha sorpresa pero una dicha por el descubrimiento—. Tú sabías todo esto. Joder, eres un maldito bastardo.
Gianolli marchó dos pasos hacia Baekhyun, lo sujetó por el cuello de la camisa, elevándolo del suelo un par de centímetros, después de todo, sus estaturas no eran tan distantes. Y a pesar de la situación, Baekhyun no sintió miedo alguno.
—¿Cuánto te pagaron por borrar las denuncias? ¿Cuánto por cada muerto al que desapareciste?
«¿Cuánto por la hermanita de Chanyeol?», completó en la cabeza.
—Estúpido mocoso —bramó, apretándo más el agarre, quitándole el aire a Baekhyun—. No metas tus narices donde no te han llamado si no quieres correr con la misma suerte.
—¿Lo ha-harías? —escupió—. Libraste a esos imbéciles de sus crímenes, limpiando sus conciencias, pero, ¿qué hay de la tuya? No eres más que un cerdo cobarde.
—Shh, no querrás que te demuestre lo contrario —advirtió, volviéndose en una figura siniestra y jactanciosa—. Porque... lo haría. Nadie me pagaría esta vez, pero seguro que valdría la pena.
Lo soltó, mandándolo al piso por el mareo; tras una mirada repulsiva, se marchó.
Baekhyun luchó para recuperar el aire a través de los temblores en su cuerpo. El golpe inicial de adrenalina estaba desvaneciéndose, pero logró mantenerlo lo suficiente como para unir las conexiones ahí.
Kyungsoo ya había dicho que Gianolli ayudó a Ricci a ocultar el homicidio de su primer bebé. Ahora, Gianolli era conexión entre todas las víctimas, aparentemente. Solo quedaba confirmarlo.
Así que llamó a Kyungsoo.
—Averigua si hay alguna conexión entre Gianolli y las otras víctimas.
—¿El jefe?
—Sí, ese hombre. Te contaré todo después, pero ahora necesito esa información.
—Hecho. ¿Algo más?
Sopesándolo, Baekhyun contestó.
—Debe haber alguien más que ayudó a Ricci a no ir a la cárcel por el homicidio. Algún juez o fiscal. Quiero el nombre y saber si esa misma persona está relacionada con los demás como Gianolli.
Kyungsoo silbó bajo.
—¿Empezaste a jugar a los policías y ladrones o solo es idea mía?
—Es personal ahora, Kyung. Ese imbécil de Gianolli amenazó con desaparecerme como desapareció los crímenes de los cuerpos en mi morgue.
—Y eres demasiado terco como para dejarlo ir. ¿Por qué no le pides a tu amorcito que te ayude? Tiene el poder suficiente para sacarlo de la ecuación.
—No, no, Kyung. No se trata solo de sacarlo de la ecuación. Quiero ponerlo en evidencia. Todo el mundo sabrá lo que ese bastardo ha hecho.
—Me das miedo cuando hablas así. ¡Me encanta!
Baekhyun contuvo una risa.
—Es el resultado de largas horas inhalando formaldehído y conversaciones sarcásticas con los muertos.
—Hubiera esperado que dijeras que era el resultado de tus largas noches junto a Park.
—Oh, cállate, pervertido.
—¡Quiero los detalles, Byun! Iré a tu casa en la noche y me lo contarás todo.
—Bien, pero tú traes la comida.
Chanyeol llegó en segundos para llevarlo a comer. En viaje en auto fue silencioso, unos pocos quince minutos hasta llegar al Luna Nera. El restaurante quedaba cerca de la estación, y el penetrante aroma de comida recién preparada le abrió el apetito a Baekhyun. Su pequeño estómago rugió al entrar.
Pidieron un plato de ravioles, ensalada y carnes, una copa de vino blanco y un postre de helado con galleta.
—Juro que si me llevas otra vez a esas reuniones, te mataré.
—No fue tan malo.
—Creo que en algún punto me quedé dormido con los ojos abiertos.
—Ah, así que por eso no contestaste. Creí que solo estabas siendo un pequeño malcriado.
—Nop, estaba dormido.
—Pues tenías una pequeña sonrisita en los labios, dime, ¿con qué soñabas?
—Alguien me prometió un premio luego de la reunión con esos vejetes.
Regalándole una sonrisa cómplice, Chanyeol bebió el vino.
—Entonces, muñequito, estabas teniendo un muy buen sueño húmedo.
Baekhyun se escandalizó, como si él mismo no lo hubiese implicado primero.
—Eres terrible.
—Tú lo soñaste —acusó—. Claro, si te parece tan terrible, solo te llevaré de regreso a la estación para que visites la morgue.
—No te atreverías.
—¿No?
Baekhyun pestañeó. Siendo que el lugar no estaba tan concurrido y que, tras aprender de la experiencia pasada, habían escogido una mesa alejada de las personas, se permitió ser un poco más descarado de lo normal.
—¿Te atreverías a dejar a tu lindo novio caliente? Eres terrible, Zucaritas. Yo incluso me había puesto un lindo par de bragas para ti.
Chanyeol saboreó el momento y la imagen de Baekhyun metido en un par de apretadas bragas. Sí, admitía sin reparo alguno que lo ponía muy caliente ver a Baekhyun usando encaje, algo que probablemente no le cubría nada. Mezclarlo con el rostro inocente del chico era como un detonante en su sangre.
Y ya estaba duro bajo sus pantalones.
—Joder, eres... Un torbellino, muñequito. Dime, ¿qué tengo que hacer para merecer acompañarte a comprar más bragas?
Tarareando, Baekhyun respondió.
—Siempre necesito la opinión de alguien que me diga cómo me quedan. ¿Crees que puedas ir al vestidor conmigo? Te prometo que valdrá la pena.
La polla de Chanyeol estaba lista para descargarse en lo profundo del culo apretado de Baekhyun. Ya ni la comida le interesó.
Y al llegar al estacionamiento subterráneo de la estación, en el rincón más apartado, tuvo a Baekhyun gimoteando y brincando sobre su polla. El espacio en la jeep era reducido, claro, pero se acomodaron para no golpearse y disfrutar del calor de sus cuerpos.
Baekhyun solo llevaba su camisa azul oscuro abierta; el pantalón lo había perdido hace rato tras la ansiosa necesidad de sentir el miembro de Park dentro suyo otra vez.
La nube del placer los bordeaba.
Las gruesas manos del Teniente ayudaban a Baekhyun a dar saltos firmes y profundos; el peso se marcó sobre la piel lechosa con moretones y arañazos.
—Mgh, Channie —lloriqueó, acariciando su propia polla en busca de su orgasmo. Meció su culo, llegando tan profundo como podía, hasta tocar la base.
—Eso es, muñequito, estás tomándome muy bien.
Baekhyun lo cabalgó con fuerza hasta desplomarse sobre el pecho de Chanyeol con las piernas cansadas. Aún no había conseguido su preciada liberación y gimoteó como un pequeño gatito hasta conseguir que Chanyeol se lo follara.
—Ah, sí, así —chilló de gusto al sentir los empujes de Chanyeol para encontrar su próstata. Estaba siendo muy ruidoso, lo sabía, pero no le importaba, incluso si alguien llegaba y los veía.
Uh, oh.
¿Por qué la idea de ser descubiertos hizo sacudir su polla?
Realmente estaba enfermo.
La enfermedad se llamaba Park Chanyeol.
—¡Channie!
Y no quería curarse nunca.
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Hello!
Baekhyun es todo un loquillo con los apodos je je
Alguien más shipeaba a Shere Khan con Kaa o solo una está mal de la cabeza??
Kisses,
Alex
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