. Quince .




Seis horas. Solo tenía seis horas para realizar la autopsia y elaborar el informe antes de tener que correr a su departamento para quitarse la sangre y el aroma a muerto de la piel y acudir a Russels.

Cuando llegó a la morgue, los asistentes ya habían colocado el cuerpo sobre la mesa de disección, desnudo, mientras que la ropa y los demás hallazgos se dejaron en bandejas a los costados. Se calzó el traje celeste, la red para el cabello, la mascarilla y los guantes, listo para empezar.

Una vista rápida al cadáver le mostró los pocos signos de violencia que tenía. Sobre el cuello, además del corte, que debió realizarse con un arma dentada, había marcas de fuerza en las clavículas y hombro izquierdo. Sobre el seno derecho de la mujer encontró la marca de su asesino. La corona había sido tallada con una navaja diferente esta vez.

Con las yemas de los dedos acarició la herida.

—Interesante. Post mortem.

—¿Sabes lo que considero interesante? Tu capacidad para hablar solo en la morgue y no asustarte —comentó Chanyeol, ingresando en el laboratorio.

Baekhyun se enderezó, dándole una mirada furtiva.

—¿Qué haces aquí, Park?

—Siendo un buen samaritano, o lo que sea.

—¿Tú? ¿Es que tienes un solo hueso generoso en el cuerpo?

—Claro que sí, muñequito, pero como a tí solo te interesa mi polla no me sorprende que no lo hayas notado.

Con las mejillas calientes, Baekhyun le sacó la lengua.

—Vine a ayudarte con tu trabajo. No puedo permitir que llegues con sangre coagulada en el pelo a nuestra cita.

«Una cita», repitió Baekhyun en su cabeza. Antes no había pensado en esa cena como una cita romántica, si bien era obvio, pero que Chanyeol mismo la tipificara de esa forma, le movió el piso en muchos sentidos.

—No dejaré que toques a mi muerto —renegó—, pero puedes tomar nota y, si tus neuronas lo soportan, elaborar el informe que tengo que presentar a mi gruñón jefe.

Sonriendo, Chanyeol se sentó frente a la computadora de Baekhyun y le hizo señas para que continuara.

—Mujer de entre veinticinco y treinta años. Causa de muerte: corte en la garganta con arma blanca, dentada. El corte fue realizado desde el lado izquierdo hacia el derecho.

—Fue atacada por detrás. Diestro —completó Chanyeol, tecleando.

—Correcto, Sherlock.

—Gracias, soy así de brillante, y, aunque podrías entrar en la capacidad intelectual del Doctor Watson, eres más parecido a Irene Adler.

—No soy una mujer.

—No, pero eres igual de hermoso que ella. Y mío.

Si se pudiera morir solo por unas cuantas palabras, Baekhyun ya estaría enterrado y con flores.

Sentía el pecho alocado y el aire parecía escaso. Quizás iba a desmayarse.

No. No. No.

No podía humillantemente caer inconsciente en el piso de la morgue solo por ese deje de palabrería romántica. Era mejor que eso. Además, odiaría irse de este mundo sin la tan prometida jodida de Chanyeol.

—Oh, cállate, fanfarrón. —Chanyeol largó una carcajada, pero retomó su trabajo—. Tiene magulladuras en la piel del pecho, por la fuerza con la que la sujetaron. Y la marca del asesino de la corona fue realizada con una navaja diferente.

—Explícate.

Esta vez, al alzar la mirada, Baekhyun se encontró con una imagen diferente. Un par de lentes negros sobre la nariz recta de Chanyeol. Pasó saliva con gran dificultad porque con ese aspecto, a Baekhyun se le antojó regresar a la universidad y tenerlo de profesor.

Ugh, otra fantasía sucia que añadir a su larga lista.

Apartando de su cabeza caliente esos pensamientos, contestó:

—Las heridas son más delgadas. En las otras víctimas, los trazos eran milimétricamente más gruesos y hechos a buen pulso, pero en esta... Hay cierta imprecisión en los cortes.

—Entonces, el asesino usó otra navaja. ¿Podría ser que se le olvidara?

—No. Quiero decir, en los casos anteriores vimos mucha precisión y detalle en la forma en la que mató a las víctimas. Todos fueron marcados con la misma navaja, o una del mismo tamaño. Y sin embargo, ahora en este caso parece haber cometido errores que antes no. ¿No te parece extraño?

Chanyeol lo meditó unos segundos. Sí. Era plenamente extraño este desordenado comportamiento del asesino. No encajaba con los patrones de comportamiento que lo habían catalogado como un hombre meticuloso y brillante. Este parecía torpe e impulsivo.

—La mató allí mismo —añadió Park—. Nunca antes lo había hecho.

—Bueno, a Bianchi lo mató en su propio departamento y no movió el cuerpo.

—Solo porque no pudo hacerlo —le recordó Chanyeol—. Las pruebas muestran que hubiera sacado el cadáver, y probablemente lo hubiera llevado a la Piazza Navona, de no haber sonado una alarma del edificio.

Aunque dicha alarma había sido del sistema contraincendios, el asesino había tenido que dejar casi inconclusa su labor.

—Correcto. Entonces, esta mujer es completamente opuesta a todo lo que sabemos del asesino.

—¿Podría tratarse de un farsante?

—Si, supongo que sí. Tal vez algún idiota aficionado que leyó sobre el caso en los periódicos. La prensa ha lucrado mucho a raíz de esto.

—Eso explicaría la carencia de detalles. Nunca se expuso a nadie sobre qué tipo de arma utilizaba para marcar a las víctimas. Tampoco nunca citó a ninguna víctima para finalmente asesinarlas. Fue algo más de oportunidad. Una vez fijado el objetivo, empezó a seguirlos y en cuanto tuvo la oportunidad de atraparlos se los llevó.

—¿A dónde?

—A su guarida, supongo. Debe tener algún lugar donde los tortura y asesina antes de finalmente llevarlos a los monumentos. No puede matarlos allí o todos lo verían.

Baekhyun tarareó de acuerdo.

—Y a ella la mató allí mismo. No la torturó como a los otros, solo le cortó la garganta y luego la marcó. ¡Incluso en eso no se parecen!

—No te sigo.

Baekhyun dejó su bisturí a un lado y tomó otro completamente esterilizado, se acercó a pasos apresurados hacia Chanyeol quien pareció levemente sorprendido. Le tomó la mano y con el bisturí cerca de la piel de la palma, explicó:

—A las otras víctimas las marcó cuando aún estaban vivas. Seguramente por algún retorcido placer que le causaba hacerles saber quién los mataría al final. Grabarlo con hierro sobre su piel.

—Acero —corrigió Park, entretenido por la alocada explicación de Baekhyun.

—Sí, sí, entiendes mi puntos. Entonces, retomando —pasó el bisturí sobre la piel de la palma haciendo apenas presión para abrirla lo suficiente como para ver un par de gotas perladas salir. Chanyeol siseó, mas no retiró su mano—, cuando te cortas y sigues vivo, se activa la coagulación. La herida va a sangrar un momento, pero empezará un proceso para cerrarse. Sin embargo, cuando estás muerto, como esa mujer, y te hacen un corte después, no la hay. La herida se queda ahí porque ya no tiene sentido que se cierre ni forma de hacerlo.

Chanyeol parpadeó y asintió, finalmente comprendiendo la nueva irregularidad en el caso que, como las otras, no encajaba con la forma de matar del asesino de la corona. La explicación había estado bien, pero él estaba más centrado en la sonrisita alegremente siniestra que tenía Baekhyun y que podía notar por sus ojos brillantes y las mejillas elevadas tras el cubrebocas. Se veía lindo en una forma muy oscura.

—¿Y para explicarme eso tenías que cortarme?

Como un rayo cruzando el rostro de Baekhyun, pestañeó varias veces antes de recomponerse. Dejó el bisturí sobre su escritorio, se retiró la mascarilla y acercó la mano a su rostro.

—Ugh, pero no se ve tan mal.

—Me pregunto si pensarías lo mismo si te corto también.

—No te atrevas. —Aunque dudoso, hizo lo primero que se le vino a la mente. Sacó su lengua rosada y lamió la herida con cuidado, tragándose las gotas de sangre. Ahogó un gemido. ¿Qué diablos estaba mal con él? Sin embargo, de fondo escuchó un gruñido en pleno gozo.

—Deberías parar, muñequito, o nunca llegaremos a cenar.

A pesar de que lo dijo con voz tensa y contrariada, Chanyeol dejó que Baekhyun terminara de lamerlo antes de alejarse.

—Gruñón —bisbiseó antes de regresar con todo su instrumental a la mesa donde el cadáver esperaba pacientemente—. ¿En qué estábamos?

—En que debes terminar de abrir el cadáver para ir a nuestra cita.






Luego de tres horas de una apresurada disección, había revisado las partes más importantes y sacado un par más de conclusiones. La mujer además de no tener ninguna otra herida, estaba limpia, a excepción de sus uñas. Cuando revisó los reversos, consiguió sacar los restos que resultaron ser algo de sangre y piel. Sus afiladas garras se habían aferrado al asesino en su intento infructuoso por sobrevivir. Kyungsoo se había llevado las muestras para ingresarlas al sistema a la espera de una coincidencia.

Y una vez acabó con el cuerpo, lo llevó a una de las cápsulas en la pared. Era como un archivador, solo que al tirar de una manija salía un cadáver, no documentos perfectamente ordenados.

Chanyeol apenas se había marchado tras recibir una llamada de su jefe, dejándolo solo para terminar con el informe antes de poder marcharse a su departamento. Sin embargo, las dudas le rondaban la mente con doliente insistencia. Se apegaba a la teoría de que este podría ser un falso asesino, alguien loco buscando fama. Pero no dejaba de sentirse... caótico. El rompecabezas sobre el asesino estaba apenas armando conexiones. Con este nuevo asesinato parecía que las piezas simplemente dejaron de encajar de golpe, destruyendo todo lo que sabían sobre ese hombre. Lo que no era endemoniadamente justo porque otra vez estaban en un callejón sin salida.

No sólo quería encontrar al asesino, sino entenderlo y a su mente demoníaca.

Ugh, quizás empezaba a obsesionarse con el caso.

—¿Baek?

Espabilando, Baekhyun se dio vuelta para ver a Kyungsoo quien parecía tener un radar para interrumpir toda clase de momentos.

—Sé que a la mujer no puede darle gripe por estar a la intemperie, pero podrías cerrar la puerta.

Solo entonces Baekhyun se dio cuenta de que no había cerrado el compartimento y que había estado viéndola todo el tiempo.

—Lo siento —murmuró atropelladamente. Cerró la gaveta con un golpe seco antes de moverse lejos y respirar profundamente.

—¿Te encuentras bien? Pareces algo verde.

—Estaba pensando. ¿Necesitas algo?

—Oh, quería comentarte algo. Verás, es que yo... pues...

Un Kyungsoo dándole vueltas a las cosas no era nada bueno.

—Kyung, ¿qué estás escondiendo?

—... ¿Recuerdas a Jongin, el hermano de Ricci?

—No lo conozco, pero sí, sé su nombre y conexiones. Tú lo entrevistaste.

—Sí... Pues ... Me lo encontré hace un par de semanas en una cafetería y charlamos.

—¿De acuerdo?

—Y he estado jodiendo con él desde entonces.

Baekhyun parpadeó. ¿Había escuchado bien?

—¿Cómo pasaste de tomarte un café con ese hombre a montarlo? Me perdí en alguna parte.

Kyungsoo se avergonzó, haciendo acopio de su decencia, pero logró contestar.

—Eso ocurre muy a menudo. Es la forma más frecuente para ligar.

Baekhyun subió su ceja izquierda.

—No todos vamos y llamamos bastardo al jefe para que nos joda —recriminó—. Las personas normales conocemos a otros en cafeterías y bares y luego follamos.

—¿Si sabes que no he follado con Park?

Pero su voz debió denotar frustración y algo de envidia porque Kyungsoo largó una carcajada.

—Se nota que sufres por eso.

—¡Pues claro! ¿Piensas que todas estas semanas de intenso coqueteo son solo para que me aumente el sueldo?

Kyungsoo largó una risita.

—La abstinencia te ha de estar matando.

—Pero a ti la vida te trató mejor. Entonces, ¿qué más hay sobre ese adonis con quien has estado follando o solo viniste a restregarme en la cara tu suerte?

Sonriendo, Kyungsoo le contestó:

—Sé que no debería involucrarme con nadie de los casos que investigamos.

—Tampoco debería involucrarme con el jefe, pero todos tenemos tropiezos.

—Pero saqué provecho de la situación y conseguí datos interesantes.

—Uhh, una puta con cerebro, me agradas más, Kyungsoo.

—Son mis buenos atributos. Pero en fin, siempre me pregunté porqué había escogido a Ricci cuando los crímenes de los otros habían sido mucho más terribles. Incluso Bianchi quien, a primera vista parecía 'solo' obligar a sus novias a tener sexo y a los abortos, resultó que el maldito tenía SIDA y contagió a muchas mujeres a posta en una forma muy retorcida de venganza por una prostituta que lo contagió.

»Resulta que Ricci era una fanática religiosa. Lo que le hizo a los niños, según lo que me dijo Jongin, era para homologar los pedidos de Dios. Ya sabes, cuando Dios le pide a un pastor que sacrifique a su propio hijo.

—Estaba más loca que una cabra —jadeó—. Totalmente demente.

—Y no fue la primera vez, o más bien, los gemelos no fueron sus primeras víctimas.

Baekhyun se quedó estupefacto, y tras repasar brevemente la información que tenía sobre Ricci, dijo:

—Pero ella no tenía más hijos.

—Lo tuvo... otro bebé. Su primer hijo, de hecho. Jongin piensa que literalmente pudo haberlo ahogado en la bañera.

—Pero ella es católica, ¿cómo pudo atreverse?

—Se curó del cáncer de seno un par de meses antes de que ese niño naciera y lo atribuyó a un milagro, y su forma de agradecer fue sacrificando al bebé. Jongin dijo que supo de eso porque su padre lo llamó para obligarle a mentir por ella. Una coartada.

—¿Y a quién culparon entonces?

—A una sirvienta a quien le pagaron muy bien y luego, curiosamente, murió en su celda.

—Y debieron mantenerlo en secreto, ¿no?

—Si.

—¿Sabes lo que eso implica? Kyung, si solo ellos lo sabían, significa que Jongin podría ser el asesino.

—No, él estuvo en el aeropuerto casi todo el día de la muerte de Ricci. Tenía un vuelo a Grecia por la mañana que fue retrasado y luego nunca se marchó. Yo mismo revisé las grabaciones del aeropuerto y su chequeo en la agencia.

—Si no fue él, ¿cómo lo supo el asesino? ¿Cómo sigue obteniendo información sobre cosas que nadie más sabe?

—Además de la familia de Jongin alguien lo sabía, alguien que ayudó para que Ricci no fuera procesada.

Baekhyun intuyó por dónde iba Kyungsoo.

—Un policía.

—Gianolli. 




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Cuéntenme si quisieran saber más sobre el Kaisoo!

Y no se desesperen, habrá +18 en el capítulo 16 y 17.


Kisses,

Alex

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