. Dieciséis .




Salió de su departamento, acelerando la moto con un fuerte rugido, exactamente a las ocho y cuarto. Una terrible idea pensar que lograría serpentear por las calles de Roma para llegar a tiempo a Russels, que, si bien no quedaba tan lejos de su departamento, todavía era un tramo largo pues le tocaba cruzar el puente sobre el Tíber hacia Viale di Tor di Quinto, justo al norte.

El frío le acarició apenas el cuello y las manos, pero la excitación que crecía en su vientre mientras más cerca estaba del restaurante era como una llama viva que lo consumía por completo.

En uno de los semáforos, lejos de preocuparse por el tiempo, llegó a preguntarse cómo había llegado hasta ahí. Odiaba a Chanyeol al inicio, claro que lo hacía. El tipo era arrogante y un imbécil de proporciones mayores, independientemente de su brillante cerebro para resolver casos difíciles. Tampoco importó en su momento lo mucho que su apariencia y tosquedad le provocaran un severo caso de bolas azules.

Y definitivamente no lo llamó Bastardo solo por coqueteo. Lo hizo por honestidad. Chanyeol era un bastardo. Así que no sabe con exactitud cuándo fue que empezó a gustarle más de la cuenta. Se dio cuenta solo cuando estaba muy ligado a esos huesitos. Quizás no importaba.

20:32 p.m.

Aparcó su motocicleta en el amplio parqueadero lateral del restaurante y se quitó el casco. Alguien le silbó, y estuvo dispuesto a aventarle el casco, pero la voz del tipo la reconoció enseguida.

—Espero que el postre sea para llevar.

Los ojos de Baekhyun conectaron con los orbes negros de Chanyeol. Suspiró y desmontó. El Teniente caminó a paso seguro hasta quedar frente al muchacho.

—¿Y dónde quiere su postre, Teniente?

La amplia y tosca mano del hombre acarició el contorno del rostro de Baekhyun, acomodando esos cabellos rebeldes, despeinados por el viaje en moto.

—En mi cama, por supuesto.

Baekhyun se mordió el labio inferior, ansiando más de esas caricias. Más de todo.

—Aliméntame primero, y luego veremos qué pasa.

—Puedo ofrecerte un poco de leche en mi cama —bromeó con tono ronco, ocultando una risa. Baekhyun se sonrojó, pero terminó por golpearle el brazo con su puño.

—Tonto. Entremos antes de que me arrepienta.

—Cariño, ni siquiera tendrás esa posibilidad.

—Ugh, tan arrogante como siempre. Yo calificaré eso al final de la noche, Park.

El mozo los llevó a la mesa reservada a nombre del Teniente, junto al ventanal que saludaba al Tíber y a la graciosa puesta de sol a un costado. El paisaje era precioso y le quitó el aliento a Baekhyun. Luego de pedir un plato de ensalada césar para Baekhyun y una pasta primavera para Chanyeol, acompañado por vino blanco y pan con crema de ajo y mantequilla, el mozo se fue.

—Tu hermano me llamó por la tarde.

—¿Siwon?

—¿Tienes otro?

—Honestamente mi señor padre era un hombre que no podía mantenerse dentro de sus pantalones, así que me atrevería a decir que sí. Seguramente habrá otro bastardo por ahí —comentó con jocosidad. Un jadeo detuvo la reacción de Chanyeol. Una mujer, pasada ya los cuarenta años, de la mesa de alado, los miró con expresión atónita y enfadada—. Señora, no me mire así. Si usted conociera a mi padre, diría lo mismo.

—Qué escandalosos modales —bisbiseó antes de darse vuelta y retomar su charla con el hombre frente a ella.

Chanyeol soltó una suave risa para aligerar el ambiente.

—Nunca me cansaré de escucharte hablar. No tienes filtro alguno.

—No dije ninguna mentira. Pero, bueno, ¿qué quería Siwon?

—No sé cómo, pero se enteró de que te traería a cenar.

Baekhyun gimoteó y se cubrió el rostro con las manos.

—No. No. Dime que no lo hizo, por favor.

Chanyeol sonrió perversamente. Baekhyun se derrumbó en la mesa.

—Mataré a Siwon.

—Fue una charla muy instructiva —alegó con entusiasmo—. Dijo que, aunque era el alcalde de Roma, no le importaría deshacerse de mi cuerpo si te hacía daño. ¿Puedes creer la audacia para amenazar a un Teniente Coronel?

—Y lo cumpliría, creéme. Ugh, qué vergüenza. Siwon exagera mucho a veces. Lo lamento.

—Para nada. Está cuidándote. Yo haría lo mismo.

—Dime, por amor a todos los dioses, que igual vas a —miró de soslayo a la mujer de la mesa de al lado, asegurándose de que no los escuchara antes de continuar— permitirme dormitar en tu cama luego de una sesión maratónica de películas.

Siguiéndole el juego, Chanyeol le guiñó el ojo.

—Sería un mal anfitrión si no lo hiciera.

El mozo regresó con los platos y sirvió cada uno, además de una copa de vino. Baekhyun probó la ensalada, ahogando un gemidito en la boca. La ensalada tenía el toque preciso de limón y dulzor.

—¿Podemos hacer una ronda de preguntas y respuestas? No sé mucho sobre tí e intenté stalkear tus perfiles. Fracasé. ¿Vives en la era de piedra o por qué no tienes redes sociales?

Riendo, y luego de masticar los rábanos, contestó:

—Las tengo, pero todas son privadas. No hay mucho la verdad.

—¿Me las muestras? —pidió pestañeando agraciadamente.

Suspirando, Chanyeol tomó su teléfono y lo desbloqueó antes de entregárselo.

—¡Jodido infierno! Qué bueno estás —jadeó al ver las fotos de Chanyeol en Instagram. Sin camisa, sudado y entrenando. La polla de Baekhyun se sacudió en sus pantalones. Había una foto incluso de cuando estuvo de vacaciones en Grecia, en alguna playa de arena blanca.

Nuevamente, la mujer emitió un gruñido en desaprobación. Baekhyun rodó los ojos, pero se acercó a la mujer y le enseñó las fotos.

—Ni siquiera usted puede decir que este hombre no está en excelente forma.

Las mejillas de la dama adquirieron un furioso tono rojo antes de apartarse. Baekhyun regresó a su puesto y siguió ojeando las fotos, comiendo de vez en cuando.

Chanyeol mantenía la cabeza gacha, sonriendo, pero muy avergonzado con la mujer que a veces lo miraba de soslayo, fijándose en su pecho fornido. Carraspeó para hacerle saber que sabía de sus negros pensamientos antes de seguir comiendo.

—Jum, aquí pareces una iguana asoleándose, pero te ves igual de bien —comentó Baekhyun, grabándose el usuario para luego seguirlo.

—No me hagas más cumplidos —suplicó con tono mortificado, demasiado avergonzado como para mirar a otro lado.

Con apenas un deje de pena, Baekhyun le devolvió el celular.

—Gracias por deleitar mis ojos.

Chanyeol negó con la cabeza.

—Creo que es mi turno.

—Claro, pregunta.

—¿Te gustan las flores?

—¿Las flores? ¿Por qué quieres saber eso?

—Porque intento cortejarte. ¿Cómo sabré si te puedo enviar flores a la oficina si no sé siquiera si te gustan?

«Oh, qué hombre tan romántico».

El pecho de Baekhyun se llenó de calidez. Las flores eran todo un cliché, pero definitivamente era el detalle lo que más apreciaba. Chanyeol no sólo quería joderlo para sacarse las ganas de encima, sino que en verdad quería salir con él.

Y luego estaban sus pensamientos +18.

—No puede ser —murmuró—. Eso es muy lindo de tu parte. Querer cortejarme.

Chanyeol se encogió de hombros.

—En verdad me gustas.

Eso mortificó más a Baekhyun.

—Tú utilizaste tu pregunta para saber si podrías enviar flores y yo... yo solo aproveché para verte sin camisa e imaginar tu polla. Qué puta debo parecer.

Chanyeol se torció en carcajadas.

—Te tardaste —respondió una vez se recompuso de las carcajadas—. Yo te imaginé desnudo al segundo que te vi llegar en tu moto.

«Es el hombre ideal. No lo sueltes», se aconsejó, y luego otro pensamiento le cruzó la cabeza: «Siwon, prepara la boda. Hee será mi dama».

—Entonces, sobre las flores...

—Oh, se marchitarán en la morgue, creo, pero sí me gustan. Los girasoles y las rosas. Puedes enviarlos junto con un paquete o dos de chocolates y galletitas. Tengo mi cafecito mañanero todos los días en compañía de mis muy animados pacientes.

Chanyeol anotó el dato mentalmente, sonriendo, ansiando que llegara el próximo día laborable para llegar al laboratorio de Baekhyun. A él seguramente no le molestaría la compañía de alguien que pudiera responderle.





Ninguno pidió postre, ese estaba reservado para el departamento de Chanyeol. Y cuando terminaron la cena, Baekhyun montó en su moto y arrancó siguiendo el mapa con la dirección que el Teniente envió. Serpenteó por las calles con el corazón alocado, seguido de cerca por la Jeep de Park. El hombre se entretenía viendo el menudo cuerpo ajeno sobre esa moto. Una imagen tan caliente como arrolladora.

Quince minutos más tarde estaban en la vía Cortellazzo, y cruzaron hacia Durazzo, ahí en una discreta calle secundaria estaba el condominio Regis. Alto e imponente. Baekhyun se detuvo al frente, silbando. El Jeep de Chanyeol ingresó al parqueadero y Baekhyun lo siguió. Entre los fríos y oscuros muros del subterráneo se volvieron a encontrar.

—Debí suponer que un patán arrogante como tú viviría en un lugar así.

—Tu edificio no es diferente a este y ese, si mi memoria no me falla, te lo compró tu padre.

—Lo único bueno que me dejó ese bastardo.

—Si te ha impresionado la fachada, creo que vas a desmayarte cuando veas el interior.

Baekhyun pestañeó.

—¿Tienes cosas costosas? Como, ¿muy costosas?

Chanyeol se encogió de hombros.

—El departamento venía amueblado, realmente no he comprado mucho. Sígueme, muñequito.

Con un golpe en el culo de Baekhyun, Chanyeol lo llevó al ascensor.

Piso cinco. 9A.

—Vaya, vaya. Así que aquí vinieron a parar mis impuestos.

—Algunos de ellos —bromeó Chanyeol.

Los ojos avellana de Baekhyun se dieron un tour muy satisfactorio. El departamento era amplio y con una agradable vista de los edificios y árboles de parques cercanos. Un minibar con varias botellas costosas junto al mueble con la enorme televisión que podría competir con el cine local. Los muebles eran de un pulcro color gris perla muy elegante. La cocina no era tan grande, pero iba bien con la imagen de un hombre adulto y soltero.

—Mis ojos agradecen que el departamento haya sido amoblado. No creo que tú tengas tan buen gusto.

—Lo tengo. Me gustas tú.

Baekhyun se coloreó, mas no pudo evitar la sonrisa boba que se coló en su rostro. Un paso más cerca del hombre e invadiendo su espacio personal, pasó sus delgados brazos alrededor del cuello ajeno.

—¿Cómo es que este hombre grande y duro es así de romántico?

Chanyeol se inclinó más cerca de Baekhyun, cepillando con sus labios la mejilla ajena. Estaba tomando tanto del perfume ajeno como era posible, embriagándose.

—¿Pensabas que no tenía sentimientos?

—Pensaba que te costaría más decir esas cosas... No lo sé... —ronroneó, gustoso de recibir esos mimos de Chanyeol.

—Honestamente nunca había sido tan abierto con mis sentimientos hasta que apareciste tú. Me sacas de quicio muy a menudo y eso me detona por dentro.

—El sentimiento es completamente mutuo, Park. También eres un bastardo.

—Y puedo ser peor, créeme.

—¿Oh, de verdad? Mmm, me gustaría verlo.

Chanyeol gruñó contra su cuello, absorbido por el deseo que flotaba en el aire. Cargó a Baekhyun, haciendo que enredara sus piernas en sus caderas. Lo empujó contra la pared más cercana y ahí presionó su polla dura contra él. Lo jodió suavemente, torturando la necesidad de ambos.

—Ten cuidado cuando me provoques, Baekhyun —advirtió con ese tono bajo y ronco que le erizó la piel al joven médico. Sus labios se pegaron al cuello blanquecino para dejar marcas ligeras que luego se convirtieron en mordidas.

—Mmgh, ¿por qué? No pareces tan peligroso, Teniente —jugueteó Baekhyun, acariciando el pelo azabache ajeno. Una risa baja reverberó contra sus venas, sacudiéndolo en muchas maneras. Tan perverso y tan excitante.

Park empujó rudamente sus caderas hacia arriba, simulando una embestida que hizo a Baekhyun chillar.

—Podemos probar tu teoría —concedió, llegando más cerca del rostro sonrojado de Baekhyun—. Puedo hacerte llorar, Baekhyun, ¿eso quieres?

Temblando por completo, Baekhyun tragó grueso antes de relamerse los labios. ¿Por qué esa idea le parecía tan buena, tan excitante? ¿Desde cuándo quería el sexo rudo?

Bueno, no es que disfrutara enteramente del sexo vanilla, pero la imagen de sí mismo lloriqueando sobre la polla de Park no debió mojarle la polla. Era insano. Un poco. Sin embargo, como ese pensamiento hubiera flotado fuera de su cabeza, Chanyeol lo leyó con claridad y se burló de su lascivia con una sonrisa torcida, volviendo a embestirlo a través de la ropa.

—Puta.

Atacó sus labios, mordisqueándolos para que se abrieran y obligarlo a tomar su lengua. Lo acarició todo por dentro y batallando por tener el control. Baekhyun, incluso cuando tenía un rostro dulce y aniñado, poseía una pequeña lengua afilada en más de un sentido. Era propio de su naturaleza no dejarse vencer y siempre tener la razón. Eso incluía tener el poder en esa guerra húmeda que habían montado.

—Voy a joderte tan bien, muñequito.

Baekhyun no tuvo tiempo de decir nada o de estudiar la habitación de Chanyeol cuando se vio tendido sobre la cama. Las manos hábiles del Teniente se movieron sobre su cuerpo como si lo conociera de toda la vida, arrancando las prendas que no le permitían apreciar su desnudez. El beso frío sobre su piel no menguó el ardor que surgía desde sus entrañas. El deseo era innegable.

Chanyeol lo miró como si fuera un pequeño bocadillo que iba a comerse, relamiéndose los labios. Y cuando se sacó la ropa, tomó su cinturón y ató las manos de Baekhyun y las llevó sobre su cabeza. Se inclinó sobre él y probó esos pezones rojizos.

—Chan, mmhg.

—Tan delicioso.

Mordisqueó las puntas, estirándolas incluso hasta que Baekhyun chillaba en el umbral del glorioso placer doloroso. Sus duros músculos en plena tensión por resistir su propio peso.

Los ojos de Baekhyun, en medio de la bruma del placer, admiraban el fibroso cuerpo ajeno, la definida musculatura y los pocos tatuajes que recorrían la piel. Quería lamerlo. Quería mordisquear esos lugares y conocerlos todos. Hacer un mapa que albergue en su memoria para sus noches solitarias. Apretó sus muslos contra su polla cubierta por la delgada tela blanca de sus bragas. Estaba mojado. Tan malditamente necesitado.

—Debajo de esa bata blanca, ¿quién hubiera pensado que te gustaba llevar bragas, muñequito? Y que tenías estas bonitas tetas*.

Baekhyun chilló duro cuando la boca de Chanyeol se cerró alrededor de su pecho izquierdo. Se sentía tan bien. La húmeda lengua chupando y acariciando su pezón como si buscara leche.

Ronroneó.

Se imaginó a sí mismo alimentando a Chanyeol con su leche, completamente bañado a su gusto. Era una imagen sucia y alucinante.

Solía acariciar sus pezones mientras se masturbaba en su cama, metiéndose tres dedos hasta el fondo. Ahora no necesitaba más sus dedos.

—¡Park!

La diestra del Teniente bajó hasta su entrepierna, haciendo a un lado la tela mojada de las bragas. Usó ese mismo presemen que abundantemente salía del pene rosado de Baekhyun para lubricar sus dedos y clavarlos en el fondo de su culo. Baekhyun se arqueó, inundado de placer.

—Tan bueno —gimoteó, moviendo sus caderas al encuentro de las largas falanges que empujaban en su canal sin cuidado. Esos dedos gruesos lo estiraban muy bien, pero aún quería más. Su codicia se mezclaba con el deseo y lo volvían un mar de desesperación. Quería una polla jodiéndolo y llenándolo de semen hasta el fondo.

—Sé que lo quieres —gruñó Chanyeol contra el oído de Baekhyun—. Mírate, muñequito, solo te falta llorar rogando por mi polla.

Con los ojos apenas abiertos, Baekhyun miró al Teniente, adorando la imagen de rudeza y lujuria que lo cubría. Se lamió los labios, tan ansioso por más que era obvio.

—Un poco... yo quiero...

Sonriendo, y leyéndolo con facilidad, Chanyeol se acercó a los labios ajenos y lo besó. Baekhyun gimoteó de gusto. Tenía una fijación por los labios ajenos. No podía dejar de mordisquearlos o chuparlos. Eran suyos para reclamar.

—¡Agh!

En el fondo del canal, los dedos de Chanyeol golpearon una y otra vez su próstata.

Sus piernas se movían y temblaban por lo bueno que era, tan cerca del orgasmo.

—Tan desesperado como una puta.

Sobre su vientre, e incluso rozándose contra su propio miembro, podía sentir el duro pene de Chanyeol. El presemen que se le escapaba acababa empapando su piel y mezclándose con su propia humedad.

—Quiero tu polla —demandó—, quiero correrme con ella dentro.

Los ojos de Chanyeol se tornaron más oscuros y con un ligero brillo como las llamas del infierno. Movió sus dedos dentro de Baekhyun con fiereza, haciendo chapotear la humedad en él con largos sonidos obscenos. Lo hizo gritar.

—Si quieres mi polla, muñequito, vas a tener que chupármela. Gánatela.

Baekhyun ronroneó, pero terminó asintiendo con mucho entusiasmo. La boca se le hizo agua. Quería esa polla gorda y larga en su boca, estirando sus labios y bañándolo con su semen. Quería ser jodido por ella en cada lugar que cupiera.

—Dámela, dámela, por favor.

A Chanyeol le gustó escucharlo rogar.



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*En el sexo, Chanyeol podrá usar las palabras tetas y coño para referirse al cuerpo de Baekhyun. No es porque Baekhyun sea un doncel o semejante. NO tiene nada de eso en este libro porque, leyendo los capítulos anteriores, me di cuenta de que no tendría sentido cuando el personaje está ambientado en una sociedad normal. 

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Hello

Actualización 1/2

Espero que les guste el cap, quiero ver sus estrellitas trabajar, y subiré otro capítulo por la tarde.


Kisses,

Alex

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