. Dieciocho .


Baekhyun se despertó temprano, según sus estándares, a las ocho y treinta de ese sábado. No encontró a Chanyeol en la cama, pero escuchó el agua correr en el cuarto de baño, así que supuso debía estar bañándose. Él también quería quitarse los fluidos del cuerpo. En la noche, y bajo el velo del cansancio, no le importó dormir con semen deslizándose por sus muslos, pero ahora en la mañana, era diferente. Saltó fuera de la cama y con un par de pañitos húmedos se limpió superficialmente; se calzó una gigantesca camiseta de Chanyeol que lo cubría bastante bien, y se movió hacia la cocina. El hambre estuvo atacando incluso entre sueños.

Le sorprendió ver los variados alimentos que guardaba Chanyeol en la alacena y en la nevera. Hubiera esperado encontrar un pan duro y alguna fruta con abrigo peludo. Pero alejando sus críticas preconcebidas, sacó pan, crema de leche, fruta y miel. Haría tostadas francesas, esperando que a Chanyeol le gustaran para el desayuno. Preparó café y se sirvió una taza. En eso llegó su ahora novio, vistiendo ropa deportiva negra.

Su novio.

—Eres mi novio, ¿verdad? —fue la pregunta que se le escapó solo al verlo entrar en la cocina.

Chanyeol se quedó parado, frenando en seco y sin saber qué contestar. Pestañeó repetidas veces como si no hubiera comprendido la pregunta.

Baekhyun se puso nervioso. Mucho.

¿Y qué si lo había malinterpretado todo?

—... ¿Lo eres? —volvió a preguntar, mordiéndose el labio—. Odiaría pensar que fui tu ligue de una noche.

—Oficialmente nunca te lo pregunté —contestó Chanyeol, reanudando su encuentro con la taza de café que Baekhyun había preparado para él—, aunque supongo que eso no importa. Te quiero.

Exhalando de alivio, Baekhyun no pudo contener una sonrisa en el rostro.

—Muñequito, ¿pensabas que iba a dejarte ir? ¿que solo quería joderte y luego-?

Baekhyun se coloreó un poco.

—Es que... No sería raro, ¿sabes? Los ligues de una noche ocurren muy frecuentemente.

—Dije que te quería cortejar.

—Lo sé —suspiró, sintiéndose un poco incómodo—. Lo pensé porque, bueno, eso...

—Alguien lo hizo antes, ¿cierto?

Con la pena colándose hasta su iris, Baekhyun tuvo que apartar la mirada.

—Algo así.

Chanyeol se dio cuenta en ese momento de las grietas en Baekhyun. Su pequeño muñequito probablemente pensaba que no era suficiente para nadie porque su estúpida familia lo había tratado como a una enfermedad. Ni su madre ni su padre lo quisieron, y fue rechazado por la mayoría de personas por ser un hijo bastardo.

Él vio el miedo y la incertidumbre en los ojos avellana de Baekhyun. Vio lo asustado que estaba de no ser querido, de no ser correspondido.

¡Dios! Quería matarlos a todos, a todos quienes alguna vez lo lastimaron, a todos quienes alguna vez lo hicieron llorar.

Tiró del cuerpo de Baekhyun, envolviéndolo en un abrazo.

—Cariño, no voy a soltarte. Soy tuyo. Te lo dije ayer —le recordó—. No iré a ninguna parte sin ti.

—Gracias —murmuró contra la piel limpia del cuello de Chanyeol—. A veces puedo ser algo pegajoso y... necesitado.

—Nada que vaya a molestarme. Cuando dije que te quería, lo dije en serio. Te quiero, el paquete completo.

Baekhyun rió, y para amenizar el momento cargado de tensión, le dijo:

—A mi también me gusta tu paquete.

—Oh, por Dios. Eres todo un descarado.






De forma silenciosa ambos habían decidido que Baekhyun se quedaría el fin de semana en casa de Chanyeol. No hubo preguntas, pero así funcionaban. Querían estar alrededor del otro por mucho más tiempo, incluso después de la noche acalorada que compartieron.

Almorzaron pasta y carne, con una gran porción de vegetales porque Baekhyun quería que el forense que lo abriera elogiara sus buenos hábitos alimenticios reflejados en el óptimo estado de sus órganos.

Y cerca del final de la tarde, se sentaron en la terraza del balcón, en el mullido sofá para ver la caótica Roma perderse entre los colores. Una taza de café y un par de tostadas con mucho queso y pasta de tomate fueron su compañía.

—Kyungsoo piensa que Gianolli podría estar involucrado en los asesinatos —comentó Baekhyun.

Chanyeol no dijo nada. Baekhyun resopló.

—¿Lo sabías?

—No realmente, pero no me sorprendería. Gianolli es uno de los favoritos del buró por sus conexiones con los snobs. Así que tendría sentido que hubiera ayudado a alguien. Tiene la influencia y los medios para hacerlo.

—Es solo que... cuando pienso en el asesino de la corona, mi descripción no coincide con esa vieja morsa.

Chanyeol ahogó una risa, apenas conteniendo sus carcajadas.

—¡No te burles!

—No me burlo, cariño, pero debes admitir que tienes formas muy ingeniosas para llamar a las personas.

—Si, tengo una mente brillante.

—Entonces, dime. ¿Qué nombre tiene para mí esa mente tan brillante?

«Amor de mi vida. Apolo mitológico. Dios del sexo. Grumpy. Osito», pensó, pero se le escapó:

—Zucaritas.

Chanyeol se ahogó con el café, tosiendo varias veces antes de recobrar el aire robado. Baekhyun estaba rojísimo.

—¿Qué diablos?

—Oye, en mi defensa te pareces al Tigre Tony. Eres alto, fuerte y muy guapo.

—Es una caricatura, Baekhyun.

—Y tuve un crush con él cuando era niño. No me juzgues. Mírate al espejo y dime que no te pareces.

—Difícilmente puedo decir que tenga bigotes.

—Ugh, pero te verías tan bien con barba —gimoteó, haciendo reír a Chanyeol—. También puedo darte un apodo meloso, como Osito o Grumpy.

—Creo que tienes un serio problema con los dibujos animados, muñequito.

Baekhyun se movió hacia el regazo de Chanyeol, disfrutando de su calor y caricias.

—Si no te gusta Zucaritas... ¡Te llamaré Shere Khan! Ese es un tigre más feroz. También tuve un flechazo con él de pequeño.

—Ni se te ocurra.

Baekhyun estiró sus labios rosados con una sonrisita.

—Me gusta. Shere Khan.

—Muñequito —rezongó Chanyeol, pero en el fondo su voz sonaba muy divertida y nada molesta. Así fue cómo Baekhyun decidió llamar a su novio.

—Me gusta cuando me llamas así, ¿sabes?

Con una brillante sonrisa en los labios, Chanyeol besó la punta de la nariz de Baekhyun, sonrojándolo todavía más.

—Me sorprende que seas tan dócil, cariño. Generalmente eres una cosita peligrosa.

—Lo soy.

—No ahora.

—No necesito estar a la defensiva contigo —tarareó, acariciando con sus finos dedos la camisa negra de Chanyeol—. Estoy cómodo y seguro.

—Me gusta eso.

Baekhyun le besó la mejilla, adorando el contacto y perfume ajeno.

—Ugh, soy un maldito domador de tigres, ¿no crees?

—Oh, entonces piensas que me has domado.

—¿Y no es así? Mmm, si yo digo que quiero un chocolate, ¿lo traerías para mí?

Chanyeol gruñó, pero asintió con la cabeza.

—Y si yo digo que quiero un beso, me lo darías.

—Lo haría —concedió, acercando su propia boca a la de Baekhyun—, lo haría incluso si me lo pidieras en medio de la estación.

—Tan jodidamente lindo y caliente, tigresito.

De golpe, los labios de Chanyeol tomaron como rehenes a los de Baekhyun. Ese simple contacto pareció detonar los botones correctos en ellos, o los botones calientes. Aun con las tazas de café en la mano, ninguno se alejó o hizo el intento de menguar sus toqueteos.

—Eres toda una puta.

—Parte de mis encantos.

Chanyeol estuvo de acuerdo porque lo había comprobado la noche anterior. No le molestaba lo alocadamente descarado que podía ser Baekhyun. Era entretenido y caliente. Funcionaba para él.

—El lunes no iré a la estación.

—¿Por qué? ¿Ya te arrepentiste de besarme en los pasillos?

—Nunca, muñequito. Pero me han citado el comité de la ciudad para discutir sobre los avances del caso.

—Ugh, creo que Siwon me mencionó algo de eso.

—Sí, estaré toda la mañana en esa reunión tan aburrida.

—No creo que sea tan larga, considerando que no hemos avanzado mucho.

—Y eso es un problema.

Baekhyun resopló.

—Lo sé. Parece que siempre nos topamos con un callejón sin salida. Y ahora tenemos a un fanático haciéndose pasar por nuestro asesino.

—Esto será un caos si lo saben los medios. Un asesino es suficiente para causar un revuelo, pero dos provocarán una guerra.

En la mesita de junto sonó el celular de Baekhyun. SIWON decía el identificador de llamadas. Contestó.

—¿Por qué siempre estás interrumpiendo?

—Hola para ti también, Baekhyun.

—Nada de saludos. ¿Por qué llamaste a Chanyeol para amenazarlo de muerte? ¿Enloqueciste o se te olvidó que es policía?

—Le venía bien saber lo que le pasaría si te lastimaba. Él lo tomó bien.

—Siwon —rezongó—, ¿por qué siempre haces eso?

—Estoy cuidándote. Eres mi hermano.

—Lo sé solo... —rugió y se le olvidaron todos sus modales—. Casi me privas de la polla de este hombre.

Chanyeol se retorció en carcajadas, imaginando el rostro del ilustre alcalde de Roma deformarse por el sonrojo y la rabia. Baekhyun no tenía filtro alguno ni en sus mejores días.

—Jesús, eres tan maleducado. Pagaría por clases de etiqueta y modales si eso te convierte en un jovencito decente.

—No soy un jovencito, Siwon, estoy más cerca de los treinta que de los veinte. Y no necesito esas clases. Padre lo intentó y sabes que hice correr a tres tutores.

—Dios mío, eres realmente un caso perdido.

—Yo creo que tu hermano tiene razón. Pareces un bebé, Baekhyun —comentó Park contra el cuello ajeno.

—No seas un bastardo tú también o no te la chuparé después.

Siwon carraspeó, lanzando una maldición que hizo colorear a Baekhyun. Realmente no quería compartir sus deseos con su hermano mayor. Era vergonzoso en extremo, pero cuidar sus palabras parecía una tarea más difícil que sobrellevar la pena.

—Entonces, ya que ustedes se conocen íntimamente, ¿qué te parece si vienen a comer mañana a casa?

—¿Qué?

—Trae a tu novio a comer, Baek. —Esta vez habló con tono más duro, sin dejar lugar para negarse—. Porque son novios, ¿cierto?

Con malicia surcando sus vivarachos ojos, Baekhyun puchereó:

—Bueno, es que Chanyeol no me lo ha pedido.

Y el Teniente estaba escuchando cada palabra de la conversación, incluso ese jugueteo de Baekhyun, así que amablemente le apretó la cintura y le mordió el cuello. Baekhyun chilló suave.

—Explícame, hermanito, ¿por qué te metiste a la cama de ese hombre si no te pidió salir?

—¿Porque ya estaba muy lejos de mi departamento como para ir a dormir en mi propia cama? Vamos, Siwon, no es como si no hubiera estado en cama ajena antes de formalizar con alguien. Antes pasabas más tiempo en un hotel con Heechul que en el bufete —recriminó.

Chanyeol no paró de reír.

—Eres toda una joyita —susurró Park—. Dile que sí, que iremos mañana.

Un brillo saltó en los ojos avellana de Baekhyun.

—¿En verdad quieres ir?

—Estoy muy entretenido ahora, así que no puedo esperar a ver cómo será la cena.

Todavía sonriendo, Baekhyun le dijo a Siwon.

—Bien, iremos. ¿Puedes pedirle a Hee que prepare un poco de tiramisú? A Chanyeol le gusta.

—Ugh, eres demasiado dulce. Bien, se lo diré.

Y colgó. Cuando Baekhyun volvió sus ojos hacia Chanyeol encontró desconcierto.

—¿Cómo sabes que me gusta el tiramisú?

Coloreándose, admitió:

—¿Recuerdas que stalkeé tu instagram? Tenías algún par de fotos comiendo tiramisú en tus viajes. Y en uno de ellos decía que era tu postre favorito. ¿Te molesta que lo haya pedido? Hee cocina realmente bien así que-

—Calla. ¿Por qué eres tan malditamente lindo, muñequito?

Baekhyun dejó un beso sobre la mejilla de Chanyeol antes de voltear su rostro hacia los rayos del sol que se perdían entre los edificios. Había oscurecido realmente pronto y en cuestión de minutos todo el cielo estaría vestido de noche.

El teléfono de Baekhyun sonó dos veces.

<<¿Te divertiste pensando que me había ido? Sigo aquí, Baekhyun>>.

<<Juguemos un rato. Dime cuánto tiempo te tomó revisarla y yo te diré cuánto tiempo me llevó matarla>>.

—¿Qué demonios? ¿Por qué ahora...?

—¿Baek?

Le enseñó los mensajes, contrariado por esa pregunta tan grotesca y la forma de escribirle. La pregunta quedó flotando en el aire, ¿quién era esta persona? Si se suponía que era un fanático, ¿cómo podía saber que el asesino de la corona coqueteaba por mensajes con él?

—Esto no tiene sentido. No puede ser él.

—Nadie más que tú sabe sobre los mensajes... Tú y él.

Otro mensaje llegó de pronto.

<<Es divertido cuando piensas que soy descuidado. ¿No lo vuelve todo más emocionante? Casi como si pudieras atraparme>>.

—¿Nos está diciendo que es el mismo asesino?

—No, no, es imposible —brincó Baekhyun, caminando hacia el barandal. Se apoyó junto a las alargadas macetas de geranios, apretando con fuerza el bordillo hasta que sus nudillos estuvieron blancos—. No pueden ser los mismos.

¿Cómo podían cuando eran completamente diferentes? Como dos personas distintas.

—A menos que estuviera jugando con nosotros —murmuró—. Como si supiera que, a pesar de no tener un camino certero hacia él, estábamos dibujando un patrón. Y ahora lo arruinó todo.

—Está jugando con nosotros —confirmó Baekhyun para el viento—. Conmigo.

Pero Baekhyun había tomado una decisión. Él también podía jugar y ganar.

Si el asesino, cualquiera de los dos o si es que era él mismo, quería su atención, la conseguiría.

Baekhyun iba a por él. 



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Hola!!

Un episodio medio chistosín antes de un capítulo dramático. 

Si alguien va a juzgar mi selección de apodos cariñosos para Chanyeol, diré en mi defensa que fue lo primero que se me ocurrió je je je Escribir tantos libros tiene sus desventajas, ya no tengo muchos otros apodos. 

Cómo llamarían uds a Chanyeol?

L@s leo.


Kisses,

Alex

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