Capitulo Treinta y Cuatro.
—Diablos, tengo que dejar de fumar, mis pulmones ya no son los mismos.
Atando el globo, muy rosado y brillante, en su mano, Darius le echó un vistazo a Reb sentado en la alfombra al otro lado de la mesa de café, con su aspecto desaliñado y mejillas rojas, e intentó no reírse. Habían inflado más de cincuenta globos entre los dos, gracias a que, según Blue, los globos nunca eran demasiados, por supuesto, él no estaba usando sus malditos pulmones para darles vida, así que si podía hablar mucho sin saber nada.
De todas formas, Darius ya estaba un poco harto de eso, sus malditos pulmones estaban comenzando a quejarse también y eso que él jamás había tocado un cigarrillo en su vida.
Y como si lo hubiese llamado con su mente, Blue entró a la sala con Shiloh enganchado en su cadera y Damon un paso atrás se dirigió directo a la cocina, hasta arriba de bolsas con diferentes cosas. Echando un vistazo a lo que hacían, el rubio repasó con su mirada los globos que habían inflado y pareció meditarlo por un momento.
—Necesitaremos más globos —dijo—. Quizás unos cien más, ciento cincuenta deberían ser suficientes.
El globo a medio inflar en sus dedos se soltó, produciendo un sonido de pedorreta al alejarse, sacando una risa cantarina de Shiloh que extendió sus manos intentando atraparlo.
—¿Acaso enloqueciste? —Reb reaccionó primero, lanzándole una mirada gruñona—. Estoy bastante seguro de que uno de mis pulmones se encuentra dentro de uno de estos globos ahora mismo, ¿y tú quieres que inflemos otros cien? ¿Perdiste la mente?
—Sin esfuerzo no hay satisfacción —el rubio aseguró—. Además, piensen que esto es por Noah, ¿acaso no quieren verlo feliz en su cumpleaños?
Reb gruñó—. Creo que cincuenta globos lo harán perfectamente feliz —dijo—. Porque no pienso inflar siquiera uno más.
Blue suspiró—. Bien, bien, no inflen más, yo lo haré —aseguró—. ¡Mono, ¿puedes traerme el inflador de globos?! ¡Está en el auto!
Darius gruñó suavemente—. ¿Tenías un inflador de globos a la mano y nos dejaste inflar todos estos de la forma antigua?
—¿Qué habría tenido de divertido si lo hubiesen hecho de la forma fácil? —sonrió de forma perversa, y antes de que Darius pudiese acercarse a él para asesinarlo, el chico empujó fácilmente a Shiloh a sus brazos—. Ve con tu tío Dada, cariño, papá tiene trabajo que hacer.
Balanceando el peso de su sobrino en sus brazos, Darius se quejó suavemente cuando el pequeño demonio clavó sus dientes de bebé en su barbilla. Últimamente, Shiloh había tomado la manía de morder a todo quién se acercará lo suficiente, esta vez, Darius había sido su víctima.
—¡Shiloh! —se quejó.
—Shiloh, no muerdas a tu tío —Damon amonestó mientras pasaba, deteniéndose en la puerta principal para agregar: — Si quieres golpéalo, pero no lo mutiles.
Como el cachorro grosero que era, Shiloh gruñó suavemente y solo lo liberó cuando Blue se acercó y le dio un pellizco—. Ya déjalo, no eres un cachorro rabioso —dijo, y antes de que el pequeño rubio pudiese quejarse, metió un juguete de goma en su boca—. Toma, muerde eso.
Mordisqueando la cabeza del pobre perrito naranja, Shiloh sonrió alegremente hacia Darius como si nada hubiese sucedido. Aun con su barbilla ardiendo y con el dolor de esos pequeños dientes que seguramente habían quedado marcados en su piel, Darius no pudo hacer más que suspirar.
—Si no fueses tan lindo... —masculló, entre divertido y derrotado.
Su sobrino era precioso, pero tenía la personalidad de un pequeño demonio y los dientes de un tiburón bebé.
Lanzando el globo que no había inflado hacia Blue, Reb se puso de pie de mala gana—. Voy por algo de beber —dijo—. Mi garganta esta más seca que un desierto.
Dándole un vistazo a Blue, Damon se aseguró de que el rubio estaba bien por su cuenta antes de acomodar a su sobrino en su cadera y apresurarse detrás de Reb hacia la cocina. Desde que todo el lío había comenzado, Reb y él había decidido elevar la bandera de tregua hasta que todo pasara. Era bastante obvio para todos que aún no se agradaban mutuamente, pero al menos hacían el esfuerzo por llevar la fiesta en paz.
Aun así, no fue una sorpresa que, luego de tomar una botella de agua del refrigerador y enderezarse para encontrarlo de pie allí, Reb le frunciera el ceño—. ¿Qué? ¿Te debo algo o qué?
Darius suspiró—. ¿Siempre debes ser tan grosero?
—Es parte de mi encanto —dijo, destapando la botella y dándole un largo trago antes de preguntar—. ¿Me vas a decir que quieres? Porque estoy bastante seguro de que no quieres tener una charla social conmigo.
—Eso es lo último en mi lista de deseos, te lo aseguro —masculló—. Quería saber si has tenido alguna actualización del detective privado.
Por cuestiones de seguridad, y para estar tranquilos de que no hubiese forma de que los abuelos de Noah supiesen sus movimientos, le habían delegado la responsabilidad del detective privado a los hermanos Saengtian. Y, en particular, Reb, parecía jodidamente emocionado con la perspectiva de ser parte de un plan de venganza.
Con un suspiro decepcionado, el joven negó—. Aun nada —dijo—. Comienzo a pensar que quizás debí buscar con más cuidado a alguien más calificado.
—Según King es uno de los mejores en su trabajo.
—Tiene muy buenas referencias —aceptó—. Pero es tan malditamente lento, si yo estuviese haciendo su trabajo, seguro podría haber encontrado algo para ahora.
Darius bufó—. Tu ya hubieses metido la pata.
—Podría haber sido un excelente detective si me lo hubiese propuesto. —se jactó.
—Claaaaaro —asintió—. Como investigador... eres un increíble diseñador gráfico.
—¡DARIUS! —el grito de Blue atravesó el apartamento—. ¡Necesito tu ayuda para atar los globos!
Con un gruñido de protesta, Darius empujó a Shiloh hacia Reb y se giró—. ¡Voy!
—¡Espera! ¡Espera! —Reb chilló—. No me dejes solo con el mocoso.
Deteniéndose en la puerta, le echó un vistazo, viéndolo sostener a Shiloh a distancia mientras este solo se reía, aun mordisqueando su juguete—. Solo será un momento, Reb, no hagas drama —dijo—. Solo... mantente alejado de su boca, tiene la manía de morder.
—¡Darius!
Sin prestarle mayor atención, salió de la cocina, acercándose para ayudar a su cuñado a atar los globos de la manera que deseaba. Se suponía que sería solo una pequeña fiesta sorpresa para Noah, la cual Blue había estado organizando por semanas. El chico tenía todo perfectamente planificado, así como había repartido las tareas a todos a su alrededor como si fuese un jefe dando órdenes.
Y de alguna forma, lo pequeño se había hecho un poco más grande, y ahora había una exageración de globos, el apartamento entero estaba decorado con numerosas guirnaldas rosadas, corazones y detalles en un suave rosado. Blue hasta había conseguido que alguien le preparase toda la comida en ese mismo color.
Terminando de asegurar la hilera de globos que Blue le había indicado, Darius echó un vistazo alrededor—. ¿No crees que todo esto es demasiado?
—Un cumpleaños es algo que sucede solo una vez en la vida, Noah no volverá a cumplir veinticinco una segunda vez —el rubio dijo con paciencia—. Así que, nunca es demasiado para festejar un año más en el que lo tenemos en nuestras vidas, ¿no te parece?
Darius asintió—. Tienes razón en eso.
—Yo siempre tengo la razón —dijo—. Y, además, este es el primer cumpleaños que festeja como una persona casada, estoy seguro de que eso significa mucho para él, debido a toda la historia entre ustedes dos.
Pensando en ello por un instante, Darius echó un vistazo a su hermano afuera, ordenando la larga mesa que había sido instalada en la terraza y preguntó—. ¿Algún día le dirás que sí?
—¿Uh?
—A Damon —aclaró—. ¿Algún día aceptaras su propuesta de casamiento? ¿Festejarás un cumpleaños como una persona casada?
Terminando de pegar un corazón en la pared cercana, los ojos azules del más joven se giraron para verlo—. Lo mío con Damon es complicado de una manera diferente a lo de ustedes.
—Damon te ama con todo su corazón —dijo, porque sentía necesario aclararlo—. No creo haberlo visto nunca tan enamorado, o demostrar tanto amor a una persona como lo hace contigo y Shiloh.
Siguiendo su mirada, Blue observó al susodicho a través del cristal con una sonrisa boba antes de volver la mirada—. Yo lo amo a él de igual manera o quizás más. No creo nunca poder expresar en palabras lo agradecido que estoy de que él haya entrado en mi vida.
Darius sabía eso, podía verlo perfectamente en cada mirada y palabra entre ellos, y eso lo hacia más curioso aun—. Entonces, ¿por qué no dar ese paso con él?
El suspiro que dejó salir se escuchó cansado, y al lado del jovial mocoso que Darius había conocido, el rostro de Blue se tornó un poco más serio, un ápice más triste—. Es... complicado.
Darius intentó no bufar, había usado esa frase tantas veces—. ¿Por qué no intentas explicarlo? Quizás pueda ayudarte.
—El matrimonio para mí, significa algo muy diferente que para ustedes —dijo—. Cada vez que esa palabra entra en mi vida, las cosas se van al infierno.
—¿A qué te refieres?
Pareciendo pensar en cómo decirlo, simplemente empezó a hablar—. Cuando mis padres se casaron, tuve que vivir durante años en una casa llena de peleas y gritos, un ambiente horrible del que quería escapar todo el tiempo —dijo—. Cuando mi padre se divorcio y luego se casó con Ashton, sentí que sobraba. Prácticamente me quedé sin mi hogar y tuve que buscar refugio en otro lugar. Cuando Nee se casó, su atención entera se volcó en Kai y, prácticamente, perdí a mi mejor amigo. Luego pasó lo mismo con Nicky. De solo escuchar la palabra "matrimonio" siento escalofríos. No, Damon y yo estamos bien como estamos.
—¿Qué piensas que va a suceder si te casas con él? —presionó.
Blue estrechó los ojos hacia él—. No me psicoanalices —siseó—. Eres profesor, no loquero.
—Dame el gusto y solo dime —presionó—. ¿Qué sucedería, según tú, si aceptas la propuesta de Damon? ¿Cuál es tu miedo real?
El rubio dudó por un largo instante antes de soltar un sonido de derrota y admitir en voz débil—. Temo terminar como mis padres —dijo—. Temo que un paso así cambie nuestra relación como lo hizo con la suya, no creo soportar que Damon me odie siquiera un ápice, mucho menos que se aleje de mi como ellos hicieron.
Darius intentó razonar eso—. Es diferente —dijo—. Tus padres no se amaban como tu y Damon lo hacen.
—Luke no amaba a Beck, pero lo respetaba lo suficiente y en cierto punto le tenía cariño —corrigió—. Beck por otro lado, estaba completamente enamorado de mi padre. Ahora es un sacrificio enorme si ambos logran estar en la misma habitación sin lanzarse al cuello del otro.
—Aun así, sigue siendo diferente. —insistió—. La situación es diferente, y el amor viene desde ambos extremos, mucho más fuerte y seguro. El casamiento solo lo afianzará más.
—¿Crees que no sé eso? —dijo, rodando los ojos—. Pero Darius, entiende que estas intentando razonar con el niño siete años dentro de mí, no con mi yo de veinte. Él fue a quién hirieron y traumatizaron, él es a quién debo convencer primero, él es quién debe sanar. Así como el pequeño Noah debe hacerlo.
—¿Qué quieres decir?
Blue se encogió ligeramente de hombros—. Nadie sale perfectamente sano de una mala infancia y otras pésimas experiencias, siempre quedan cicatrices —explicó—. Aprendes a ocultarlo, pero aun queda una parte de ti, ese pequeño niño interior, que sigue llorando las mismas heridas. Noah no es la excepción a esa regla, aun hay cosas en él que, como su pareja, debes ayudarle a enfrentar.
Darius frunció el ceño suavemente—. Él parece estar bien.
Pareció pensar en ello un instante—. Supongo que lo está —musitó antes de moverse para buscar un nuevo corazón de papel en la bolsa de compras—. Pero no te sorprendas mucho si un día solo deja de estarlo repentinamente.
Si era sincero, Darius también tenía ese temor latente. Noah había estado tomando todo con mucha calma, él había llorado finalmente la perdida de su bebé y todo lo sucedido en su infancia, así como también había estado encontrando tiempo para visitar a un psicolog. Pero de alguna forma, sentía que eso no había sido el final de todo. En este momento, había demasiadas cosas ocupando su atención, pero cuando todos esos problemas finalmente se solucionarán, Darius temía que todo ese dolor volviese y arrastrase nuevamente a Noah al lugar oscuro que había estado años atrás.
—¿Quieres un consejo? —Blue preguntó, pero sin esperar respuesta, él solo lo dio: — Mantente atento a sus sentimientos, habla con él y no le dejes solo. Y no hablo de físicamente, sería estresante que estés todo el día sobre él. No lo dejes solo en sus sentimientos, recuérdale en cada oportunidad que estas aquí con él y no lo dejarás solo sin importar que pensamientos corran por su mente.
—¿Eso te ha ayudado a ti?
Blue le sonrió sobre el hombro—. Aunque me quejó sobre lo pegajoso de Damon a veces... él y su cariño constante han sido lo único que me ha mantenido cuerdo todo este tiempo. —dijo—. Y sobre tu pregunta original: Si, Darius, un día le diré que si y haremos esa gran boda con la que él tanto sueña. Solo necesito curar mis heridas antes.
Darius sonrió suavemente, pero la preocupación en su interior era difícil de olvidar.
(...)
Noah estaba feliz, Darius podía decirlo con solo dar una mirada esa expresión sonriente y ojos brillantes.
El chico no se había esperado todo el despliegue que se había hecho para festejarlo. De hecho, Darius había sido el único en saludarlo por su cumpleaños antes de salir hacia sus respectivos trabajos, y Blue había organizado que Nee lo atascara de tareas para evitar que pusiera un pie en el apartamento antes del tiempo previsto.
Así que, cuando el chico entró por la puerta y encendió la luz, realmente fue sorprendido por las personas gritando "¡Sorpresa!" y el ambiente completamente decorado con sus colores favoritos.
Una vez recuperado, Noah había sido todo sonrisas.
Y Darius, por su parte, no pudo más que sonreír también, demasiado feliz de ver a Noah tan contento.
—Realmente extrañaba ver esa expresión en él. —Drew murmuró, observando a Noah hablando con Blue y Nicky mientras cargaba a una de las pequeñas de este último, viéndose tan feliz y cómodo.
Viendo en la misma dirección, Darius suspiró—. Siento lo mismo —dijo—. Él ha tenido unos días difíciles últimamente.
—¿Sigue con malestares?
Darius asintió—. Cada mañana, como un reloj.
Frunciendo suavemente el ceño, Drew dudó un instante antes de hablar—. Darius, ¿no crees que él pueda estar-
Antes de que pudiese terminar de decir lo que estaba en su mente, Darius vio la silueta de Noah pasar apresuradamente a su lado, dirigiéndose al pasillo más alejado donde se encontraba el baño. Pocas personas prestaron más de un segundo de atención al joven, pero fue fácil para él notar que llevaba una mano sobre su boca y, obviamente, tenía nauseas otra vez.
Mascullando una disculpa leve hacia su padre, Darius abandonó su refresco en la primera superficie plana que encontró y salió detrás del joven. La puerta del baño estaba cerrada cuando llegó, pero aun así pudo escucharlo vomitar a través de esta. Decidiendo darle un poco de espacio, esperó pacientemente hasta que la puerta fue abierta y un desarreglado Noah surgió, sorprendiéndose de verlo de pie allí.
—Darius...
—Irás al hospital —decretó, sin permitirle lugar a replicas—. Mañana, yo mismo te llevaré.
Noah se quejó—. No necesito ir al bendito hospital, Dare, estoy bien.
—No lo estás y ambos lo sabemos —gruñó—. Irás a que te vea un médico, así tenga que arrastrarte hasta el hospital más cercano.
Obviamente, Noah no estaba para nada acuerdo con recibir ordenes de esa forma, y por la mirada de ceño fruncido que Darius estaba recibiendo, era obvio que estaban a punto de escuchar lo idiota que era por siquiera intentarlo. Lamentablemente para Noah, Darius no estaba retrocediendo en esto tampoco. Estaba harto de ver al chico con malestares, y aunque quizás era un poco extremo, estaba muy dispuesto a arrastrar al otro físicamente si era necesario.
Antes de que cualquiera de los dos pudiese decir algo, una voz diferente intercedió—. Creo tener una solución mucho más rápida y efectiva para resolver el lío.
Girando la mirada, Darius gruñó suavemente al ver a un sonriente Nee de pie en medio del pasillo—. Desaparece, Payne —gruñó—. No tengo tiempo para tu mierda ahora.
—Estoy hablando con el dueño del circo, no con el payaso —el otro siseó, girándose hacia Noah y tendiéndole una pequeña bolsa de regalo—. Ten, abre mi regalo.
Mirando lo ofrecido, Noah suspiró—. No creo que sea un buen momento para-
—Es el momento perfecto —interrumpió, volviendo empujar el regalo con un poco más de fuerza—. Vamos, ábrelo.
Con un sonido cansado, Noah le dedicó una mirada ofuscada a Darius antes de tomar la bolsa y abrirla, dejando caer lo que estaba en su interior en la palma de su mano. En el momento en que ambos vieron la delgada y larga caja blanca, el silencio fue largo y ambos parecieron congelarse en ese instante.
—¿U-una...? —Noah tartamudeó suavemente, mirando el obsequio—. ¿U-una prueba de embarazo?
—A Kai le gusta decir que soy como un cachorro entrenado para estas cosas —Nee se jactó con orgullo—. Pero de todos los embarazos que he predicho, de este es del que estoy más seguro.
Darius sacudió suavemente la cabeza—. El doctor dijo que las probabilidades eran muy bajas —musitó—. Dijo que necesitaríamos varios intentos para lograrlo, no creo que sea... no es posible, ¿verdad?
Aunque lo dijo, viendo hacia atrás, Darius podía hacer una lista detallada de todos los síntomas que empataban con los que debían presentarse en un embarazo. Las nauseas matutinas, los mareos, el cansancio excesivo... pero, podía haber otra explicación, ¿verdad? Podía haber muchas otras explicaciones.
—Solo hazte la prueba —Nee insistió suavemente—. No pierdes nada, solo quince minutos de tiempo.
Cuando Darius cruzó su mirada con Noah, pudo ver el rastro terco en sus ojos antes de que diese un paso atrás, entrando al baño y cerrando detrás de él. Aunque Darius quería detenerlo, demasiado temeroso de que esto terminase en una desilusión más, su cuerpo no reaccionó, y solo se quedó de pie allí, mirando la madera de la puerta.
El tiempo pareció pasar lentamente mientras solo se quedaba allí, mirando la nada y esperando en silencio. Mil pensamientos diferentes se agolparon en su mente, como un torbellino, acumulándose y apilándose, tantos que apenas logró comprender algunos de ellos. El miedo y la inseguridad se mezclaban con una pizca de expectación.
Cuando Noah volvió a surgir, la prueba estaba en su mano temblorosa—. No me animo a ver el resultado.
Su brazo se levantó, tendiéndosela a Darius, quién solo pudo negar. Él tampoco quería ser quién diese esa noticia. Positiva o negativa, eso cambiaría muchas cosas en sus vidas. Si era negativa, sabía que ambos serían sacudidos por ello. Si era positiva...
—Por suerte, estoy aquí con ustedes en este bello momento —Nee dijo, arrebatando la prueba de los dedos de Noah y mirándola sin mucha ceremonia. Una sonrisa se dibujó en su rostro—. Debería dedicarme a esto, sinceramente, me iría mejor que con la música.
—¿Nee?
Aun sonriendo, el castaño miró entre ellos un instante antes de girar el pequeño tubo, permitiéndole a ambos ver las perfectas y marcadas líneas en el mismo—. Que suerte que mi segundo regalo es una bolsa de pañales. —dijo—. Porque en unos meses, van a necesitarlos, papis.
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