Capitulo Diecisiete.

 —Déjame ver si comprendí esto de la forma correcta. 

Sentado al estilo Buda en el sofá individual de su sala, Noah masticó tranquilamente el sandwich de huevo que King mismo había preparado para él, mientras observaba al susodicho pasearse frente a la chimenea, pareciendo pensar y repensar algo profundamente. Él había estado actuando así desde que habían terminado de hablar y Noah le había contado todo el problema, lo que había abarcado prácticamente todo lo sucedido los últimos dos meses de su vida. 

Y entonces King había comenzado a pasearse mientras analizaba, según él, la situación.

—Tu me estas diciendo que los locos desquiciados de tus abuelos están presionándote para casarte y tener un heredero para sus malditos negocios —dijo con cuidado—. Y tu solución, en vez de enviarlos al infierno, fue llamarme a mi para que te ayude a llevar adelante un matrimonio falso para que te dejen en paz, ¿voy bien?

Noah asintió suavemente antes de hacer una mueca—. Si, más o menos —admitió, masticando distraídamente—. Pero en mi defensa, no es como si simplemente pudiese mandarlos al diablo, ellos no son como tu familia, King, la comprensión y amor familiar no están dentro de su vocabulario, mucho menos cuando su dinero y negocios son los que están en juego.

—Sé eso, es solo que... —su voz se desvaneció en un suspiro antes de mirarlo—. ¿Por qué yo?

Masticó lentamente el último trozo, encogiéndose de hombros suavemente—. No sé —admitió—. Pensé que eras el mejor partido; estás en una situación muy similar y un acuerdo matrimonial no te es ajeno, así como tampoco el tomar medidas drásticas para conseguir ciertas cosas, pensé que podía funcionar.

—Te refieres a que no me sentiría herido si tuvieses que buscar a un tercero para poder cumplir con el deseo de descendencia de tu familia. 

Noah dudó, pero asintió silenciosamente luego. 

King suspiró nuevamente, parecía estar haciendo mucho eso últimamente, y volvió a pasearse por un tiempo antes de preguntar:— ¿Que hubiese pasado con Darius si hubiese aceptado seguir con tu pequeño plan? 

—Uhm —rascó distraídamente su nuca—. Yo quizás tuve la loca idea de juntar a Reb y Darius.

—¿Reb y Darius? —dijo lentamente, su rostro mostraba perfectamente lo desquiciada que le parecía esa idea—. ¿Acaso estás loco? ¿Quieres que mi hermanito termine en la cárcel por asesinato? Porque eso sería lo que ocurriría, Reb odia la existencia de Darius, ¿en que estabas pensando?

—¡No sé! Solo me pareció una buena idea en ese momento —se defendió—. De todas formas no funcionó muy bien.

—Teniendo en cuenta que el tipo durmió en tu cama anoche, supongo que no, no funcionó como esperabas.

Haciendo una pequeña mueca, Noah se entretuvo juntando las migas perdidas y dejándolas caer en el plato en su mano.

—¿Por qué no pedírselo directamente a Darius? —King soltó de golpe, logrando que Noah lo mirase—. Ese hombre esta loco por ti, habría aceptado cualquier cosa de poder estar a tu lado.

—No quería que me odiase si me obligasen a tomar otras medidas para cumplir con las peticiones de mis abuelos, aun no quiero —admitió suavemente—. Temo que terminemos como mis padres.

King bufó—. ¿Estás bromeando? Ustedes no son tus padres, no hay forma de que terminen igual —dijo—. La situación es muy distinta.

Noah vaciló por un instante antes de admitir—. Me diagnosticaron esterilidad secundaria, King.

—¿A que te refieres? ¿Que significa eso?

—Mi interior esta dañado, seguramente siga estándolo, no lo sé, no he ido a visitar a un doctor en un tiempo —desvarió antes de suspirar—. El punto es que, hay un cincuenta porciento de probabilidades de que no pueda tener más hijos, al igual que le pasó a mi padre. O si logro quedar embarazado, no sé cuanto tiempo tome lograrlo, ni cuantos intentos fallidos deba pasar.

—Y temes que tus egocéntricos abuelos decidan culpar a Darius de eso, al igual que lo hicieron con tu padre hace años. —concluyó.

Asintió en respuesta.

—Noah, cariño, esto sigue sin ser similar a lo de tus padres —le aseguró, inclinándose hasta hincarse frente a él y tomar su mano para darle un apretón suave—. Ahora hay muchos tratamientos que pueden intentar, quizás sea un poco más difícil, no voy a negarte eso, pero tienes todos los medios para al menos intentarlo. No tienes que hacer lo mismo que tu padre, Noah.

Sus ojos comenzaron a arder, pero se negó a que las lágrimas cayeran—. ¿Que pasa si no funcionan? ¿Y si esto avanzó y soy completamente estéril ahora? —dijo—. Sé como funcionan sus cabezas, pensarán que si mi relación con Darius no puede dar frutos, entonces es inútil y solo dejaría en evidencia mi falta al no poder dar decendencia. Ellos no podrían dañarme a mi, porque eso arruinaría su reputación de familia amorosa, pero Darius... Darius sería un blanco fácil.

—Ellos no dañarían a Darius.

—Ellos han hecho cosas mucho peores antes, King —lo miró—. Y tu y yo lo sabemos bien. 

Le dio otro pequeño apretón—. Quizás estás haciendo toda una bola de esto, y nada de lo que te imaginas suceda —dijo—. Quizás logres quedar embarazado en la primera vez, y todo esto sea solo una preocupación en vano, no lo sabes y no puedes saberlo si no lo intentas. 

—Pero Darius... —negó suavemente. 

Deteniendo su sacudida de cabeza, King acunó su mejilla con dulzura—. Sabes que te amo, ¿verdad? —dijo—. Pero te amo como a un hermanito pequeño, Noah, y estoy dispuesto a hacer todo por ti. Te juro que si me dijeses que vas a ser feliz si me caso contigo, lo hago mañana mismo. Pero ambos sabemos que tu felicidad es junto a Darius, y que todo esto solo te haría profundamente infeliz. 

Noah no respondió, porque si lo hiciese, tendría que decir una mentira y ya estaba bastante cansado de eso.

—Te preocupas demasiado, pequeño esposo —le aseguró con una sonrisa, dándole un pellizco en la mejilla hasta que se quejó—. Deja que tu esposito aquí presente se ocupe de todo si los problemas aparecen.

—No puedes solucionar mi vida, King.

—Podría intentarlo —dijo. Secó las lágrimas que escaparon por las mejillas de Noah, y le dedicó esa sonrisa por las que sus fans enloquecían—. Ahora, vuelve a sonreír y todo estará bien en el mundo.

Sorbió su nariz, y bufó—. No es tan fácil.

—Si lo es, solo debes intentarlo —poniéndose de pie, suspiró—. Ahora, solucionado eso, pasemos al otro tema que me interesa. ¡Reb, pequeño renacuajo, toma tus cosas, te vienes conmigo!

Eso logró que Noah se pusiese de pie de un salto, mirándolo alarmado—. ¿Que? ¿Por qué te lo llevas? —soltó—. Ha estado portándose bien, lo juro, no tienes que llevarlo contigo.

—No te preocupes, no nos iremos de la ciudad aun, pero él viene conmigo a mi apartamento —dijo—. No quiero que te moleste más de lo que lo ha hecho, además de que ha estado huyendo por un tiempo, no puedo dejar que siga haciéndolo.

Noah frunció el ceño—. ¡No puedes obligarlo a casarse contra su voluntad, es injusto! 

Eso logró que King se detuviese de golpe y girase a mirarlo con horror—. ¿Eso es lo que él te dijo que sucede? 

—Yo... uhm... más o menos, en realidad yo solo asumí una parte. 

King pareció contrariado antes de decir:— Mira, es complicado, y tu ya tienes suficientes problemas propios como para involucrarte en los líos de mi hermano —dijo—. Pero puedo asegurarte que nadie esta obligando a Reb a hacer nada. 

—¿Enserio? 

—Lo juro —dijo, poniendo su mano sobre su corazón—. Nadie lo obliga a hacer nada que no quiere, Reb solo esta siendo la pequeña molestia complicada que siempre ha sido, por eso nuestro padre esta enojado con él. 

Bien, eso era diferente al escenario en su mente, pero aun había algo que no cuadraba en la imagen y lo hacia fruncir el ceño—. Pero, ¿estas seguro que él- 

—Noah, sabes que no te mentiría con esto, Reb no esta siendo obligado a nada y si, recibirá un castigo, pero te puedo asegurar que él completamente se lo merece, ¿si? —lo interrumpió—. Ahora, preocúpate por ti mismo, y deja que yo me encargue de mi revoltoso hermanito.

Aunque quería discutir eso, no había mucho que Noah pudiese decir para cambiar algo de la situación, y de más estaba decir que obviamente no tenía idea de cual era la verdadera historia allí, así que solo asintió suavemente y aceptó sus palabras. King tenía razón, tenía suficientes problemas propios como para agregar los de Reb a la mezcla. 

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—Así que tu y Noah... ¿están saliendo ahora? 

Deteniéndose de arrojar cojines a diestra y siniestra, Darius se enderezó de su posición en el medio de la zona VIP del vacío club y le arrojó un vistazo a su hermano mayor al otro lado de la habitación. Habían estado buscando las cosas perdidas del chico por todo el lugar, dado que habían tenido tanta mala suerte que el servicio de limpieza se había retrasado y aun no había llegado cuando ellos lo hicieron, lo que los dejó a ellos teniendo que ir a través del mugrero para buscar las cosas de Dorian.

Darius no estaba muy feliz, debía admitirlo, había sido obligado a abandonar a Noah en medio de lo que podría haber sido la reconciliación del año, por lo que no era una bola de felicidad en ese instante. Y como tal, tampoco estaba siendo muy comunicativo sobre nada, lo que lo hacia aun más curioso de cómo su hermano sabía tal cosa.

—No he dicho absolutamente nada sobre Noah —dijo.

Arrojando una lata de cerveza vacía sobre su hombro, Dorian lo observó sobre el filo de una mesa—. No es difícil llegar a conclusiones contigo —dijo—. Si estas feliz o estas triste, Noah siempre esta involucrado.

—No siempre es Noah.

Dorian bufó—. Contigo siempre lo es —replicó—. Noah es el sol, y tu el patético planetita que gira a su alrededor... como una mosca molesta.

Tomando un montón de basura cercana, lo arrojó hacia su cabeza—. Imbécil.

—Ya, ya, cálmate —pidió, riendo mientras se ocultaba bajo una mesa cercana. Cuando pensó que el otro ya no iba a arrojarle nada más, volvió a salir—. Así que, ¿que pasa entre ustedes dos?

—¿Cuánto sabes del asunto?

Apoyando sus brazos en el borde de la mesa, Darius descansó su barbilla sobre ellos mientras se encogía de hombros—. Primero, una fuente confiable me dijo que Noah estuvo bebiendo toda la noche, completamente celoso de ti y tu nuevo amigo —dijo—. Segundo, ustedes dos se fueron juntos de aquí y tercero, no llegaste a dormir a casa anoche, y cuando te vi esta mañana, lucias una gran sonrisa en tu feo rostro. En realidad, estoy sacando conclusiones en base a la información que tengo.

—Ya veo —asintió—. Y esta fuente confiable tuya, ¿acaso no tiene por apodo el nombre de un color?

Dorian sonrió—. No voy a delatar mis fuentes. —dijo—. Ahora, sigue buscando, puedes soltar el chisme y moverte a la vez.

Haciendo lo pedido, frunció el ceño—. No voy a contarte nada, chismoso.

—Ah, vamos, hermano —pidió—. Soy tan parte de esto como ustedes dos, no puedes dejarme fuera cuando algo interesante finalmente sucede. He estado esperando una reconciliación entre ustedes casi tanto como esperé que Ted se diese cuenta de que estaba enamorado de Robin, dame un final mejor que la mediocridad que me dio esa serie. 

Eso logró que Darius riera entre dientes, solo su hermano podía comparar su relación con una de sus series—. Bien —cedió—. Noah y yo... vamos a intentarlo de nuevo. 

—¿Enserio? —Dorian era todo ojos grandes y brillantes, como un niño pequeño al que le dicen que van a comprarle el juguete que tanto deseaba.

Sentándose en el suelo, apoyó la espalda en un sofá cercano y se encontró con la mirada de Dorian—. Enserio —confirmó—. Estuvimos hablando, y ahora sé el porqué de sus negativas, así como también de sus miedos. Yo, creo que esta vez va a funcionar. 

—Lo hará —Dorian estuvo de acuerdo antes de agregar—. Pero, ¿Darius? 

—¿Mhm?

—Ve despacio con él, ¿si? 

Darius lo miró con confusión—. ¿A que te refieres? 

—A que te conozco —dijo—. Tu eres el tipo de personas que pasa de cero a cien en un parpadeo, y eso no es lo que Noah necesita ahora. 

—Él no parecía muy contrariado con eso hoy en la mañana —murmuró, recordando como el joven se había derretido en sus brazos cuando lo besó.

Dorian rodó los ojos hacia él—. Si, si, ambos son unos cachondos, recuerdo bien las cosas que fui obligado a ver cuando vivíamos en Australia, no remuevas esas memorias —pidió.

Darius le dedicó una sonrisa burlona desde el otro lado.

Pero un momento después, la expresión del mayor se volvió sería al hablar—. Darius, esta es tu segunda oportunidad, una que muchos no logran tener, no puedes arruinarlo. No tengo idea de porque Noah te rechazaba antes, ni mucho menos porque te acepto ahora, pero lo hizo, y ahora es tu responsabilidad demostrarle porqué debe quedarse y elegirte a ti. —dijo—. Ahora, más que nunca, debes poner en práctica todas las enseñanzas Baker que nos fueron inculcadas. Sé que tu amas a Noah, y estoy seguro de que él te ama a ti, pero ahora que comenzaron de nuevo, debes asegurarte de volver a enamorarlo. 

Asintió a medias—. ¿Cómo hago eso?

—¿No dices siempre que Noah es el príncipe de tu cuento? —sonrió—. Trátalo como un príncipe se merece, hazle ver que hizo bien en volver a elegirte, hazlo sentir seguro.

—Lo haré.

—¿Y Darius? —llamó, antes de que pudiese voltearse para seguir buscando y volviese a mirarlo—. Eres un Baker, recuerda lo que eso significa siempre.

Volvió a asentir—. No te preocupes, Dor, voy a asegurarme de que Noah recuerde lo que es ser amado por un Baker. 

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