Capitulo Cuarenta y Uno.
Sentado en el borde de la camilla, Noah llenó sus pulmones con el suave hedor del antiséptico que flotaba en el aire mientras vigilaba el sueño tranquilo en el cual su padre había caído. Apenas había logrado verlo despierto unos segundos, debido a que la policía había llegado al hospital antes que él, y luego del interrogatorio, Nate había estado demasiado exhausto como para mantenerse despierto sin importar cuanto lo intentase.
Según lo que Darius, de forma aun bastante renuente, le había dicho, la condición de Nate había hecho un avance. Había pasado casi una semana desde lo sucedido, y aunque Noah había preguntado cada día, el mayor le había dado siempre la misma respuesta "Él estará bien". Y Noah, a pesar de las mil preguntas que tenía en la punta de su lengua, asentía y aceptaba esas palabras, aferrándose a ellas para no enloquecer.
Ahora, luego de tantos días que parecieron interminables, finalmente, parecía que su padre estaba comenzando a mostrar signos de recuperación.
Por supuesto, Noah no era lo suficientemente tonto como para no sacar sus propias conclusiones de todo. No solo estaban las feas y toscas vendas que cubrían las pálidas y finas muñecas de Nate, él también había escuchado parte de la conversación de su tío Drew con el médico, y palabras como "coma" y "sobredosis" habían resonado dentro de su cabeza como si alguien se las hubiese gritado en el oído.
Si era sincero consigo mismo, en ese mismo instante, si pudiese tener acceso a sus jodidos abuelos, no tenía idea de lo que sería capaz de hacerles. Estaba furioso. Y ahora que sabía que su padre estaría bien, Noah quería tomar acción de ese sentimiento.
Si solo supiese donde se escondían los jodidos bastardos.
—No creo que esa sea una buena idea.
La voz repentina logró espantar sus pensamientos. Levantando la mirada, observó la forma, que pensó, dormitaba en la silla en el rincón opuesto de la habitación. Era una silla bastante pequeña e incómoda, y la persona en ella se veía demasiado grande como para acomodarse debidamente en ella. La manta sobre su cuerpo era demasiado fina, y la posición de su cuerpo podría causarle una contractura con solo verla.
Y, aun así, no se veía como si estuviese a punto de quejarse de ello.
Aclarándose la garganta, Noah lo miró con fingida confusión—. No sé de que hablas, no he dicho nada.
Chris sonrió suavemente, abriendo sus ojos—. Eres más parecido a Nate de lo que imaginas.
—¿Uh?
—Ambos hacen esa misma cara cuando están pensando en algo profundamente —hizo un gesto con su dedo hacia su rostro—. Frunces las cejas y estrechas los ojos, casi como una caricatura. Es lindo.
Noah lo miró con ofensa—. Yo no hago eso.
—Si lo haces —una voz diferente respondió. De pie en la puerta, con una bolsa de papel en su mano, Darius le sonrió—. Y cuando está muy, pero muy concentrado, también hace esa cosa de atrapar la punta de su lengua con sus dientes. Es extremadamente lindo.
Noah les arrojó una fea mirada, pero no podía discutirlo, se había atrapado a si mismo haciendo caras tontas sin percatarse antes. Lo último que le faltaba era que Darius encontrase una fotografía en su maldito archivo de "Fotos de Noah cuando está distraído" y se la enseñase a Chris. Nunca podría librarse de eso si sucedía.
Agitando la cabeza, hizo un gesto a la silla donde Chris estaba—. ¿Por qué estas durmiendo ahí? —interrogó, girando para ver el sofá cómodo y mullido al otro lado de la sala—. Puedes usar ese, en realidad, esa es su razón de estar aquí.
—Anoche tuve que tomar una decisión de vida o muerte —dijo el mayor—. Me debatí entre tener una contractura yo o soportar a un Drew con dolor de espalda. Preferí el dolor a la tortura.
Y eso se traducía a que Chris había sido un jodido caballero, a costa de su propia comodidad, para dejar que Drew tomase el sofá. Con el corto tiempo en que se habían conocido, eran esos gestos los que lograban que Noah conociese un poco más al hombre.
—Pues no funcionó, mi padre se levantó tan gruñón como siempre —Darius masculló, antes de acercarse y tenderle la bolsa en su mano a Chris—. Hablando de eso, me dijo que te trajese el almuerzo y que te dijese que más te valía que la bolsa este vacía cuando él venga o te las verás con él.
Chris tomó la misma, mascullando bajo su aliento: — Es increíble que con su metro cincuenta, pueda imponerme temor —dijo—. Pero sinceramente, si le tengo un poco de miedo.
—Tú, yo, mis hermanos y hasta mi padre, aunque no lo admita —Darius bromeó—. Y Van, luego de su último encuentro, estoy seguro de que Van le tiene mucho más miedo que todos nosotros juntos.
Noah rodó los ojos ante la exageración. Su tío Drew siempre había sido un amor con él, o quizás nunca había provocado realmente su lado malo como los hermanos Baker habían hecho. Aun así, pensaba que exageraban un poco con ese tema.
Girándose hacia Noah, la expresión de Darius cambió ligeramente—. Debo hablar contigo —dijo, haciendo un gesto hacia la puerta—. En privado. Sin ofender, Chris.
En respuesta, Chris hizo un pequeño gesto con su mano, como si no le importase mientras revolvía dentro de la bolsa que le había sido dada. Dedicándole una última mirada al rostro dormido de su padre, Noah asintió suavemente, siguiendo a Darius fuera de la habitación.
Una vez en el pasillo vacío, con la puerta de la habitación cerrada, Darius se giró a mirarlo. Tenía una mirada exhausta en su rostro usualmente sonriente. Era obvio, que todo el estrés de los últimos días finalmente había cobrado factura en él.
Acercándose, Noah pasó sus dedos suavemente por los hilos de oscuro cabello del mayor, intentando poner nuevamente en orden, lo que seguramente horas de ansiedad habían logrado. Darius había estado haciéndose cargo de todo últimamente, había cargado demasiado peso sobre sus hombros, y ahora Noah estaba preocupado de cuan cansado estaba el otro al final.
—¿Estás bien? —preguntó.
Tomando su mano, Darius la apartó de su cabello para acercarla a sus labios, dejando un delicado beso en el dorso de esta—. Esa es una pregunta que debería hacer yo —dijo—. ¿Cómo estas tú? Hablé con Matt antes, me dijo lo que sucedió esta mañana en la oficina del abogado, ¿Van te hizo algo? ¿Intentó lastimarte?
Noah suspiró—. Ya veo a que se refería Nicky cuando dijo que Matt era un chismoso —se quejó—. ¿Cómo cuanto te dijo?
—No mucho —dijo—. Solo parecía muy preocupado por la forma en que Van se comportó. El hecho de que se haya ofrecido como tu guardaespaldas personal por el tiempo que lo necesites, dice suficiente como para preocuparme.
Negó suavemente—. No pasó nada. Siendo sincero, Van estuvo bastante calmado de su usual personalidad, pero entiendo porqué lo perturbó su comportamiento.
—Aun no me dices que te hizo.
Sintiéndose exhausto con solo de recordarlo, Noah avanzó y rodeó su cintura con sus brazos, recostando su mejilla en el lugar donde su corazón latía a un ritmo constante. Esa dulce cercanía lograba tranquilizarlo como ningún calmante de farmacia podría.
—¿Noah? —Darius insistió, aun cuando lo rodeaba con sus propios brazos.
—No fue nada, enserio. Solo... supongo que deberemos tener cuidado al cruzar la calle durante un tiempo. Al parecer, estamos en la lista de muerte de Van.
—¿No estábamos en ella desde hace tiempo? —bromeó—. Estoy decepcionado, me sentía importante porque pensé que alguien me quería muerto, y ahora me dices que no era así.
—No te preocupes, cariño, seguro estas en la lista de alguien más.
Pudo escuchar la suave risa de Darius contra su cabello—. Seguro debido a mi despampanante personalidad.
—Y otras varías cualidades —dijo, soltando un pequeño chillido de risa cuando los dedos de Darius pellizcaron su cadera.
—Pequeño bocón. —murmuró el mayor antes de suspirar, volviendo a rodearlo con sus brazos con un poco más de fuerza esta vez—. Acepté la oferta de Matt, así que a partir de ahora él va a acompañarte cuando salgas de casa.
—A Van le gusta hablar, pero dudo que realmente haga algo contra nosotros —dijo—. Al menos, no ahora. Sería demasiado obvio que está detrás de todo, si nos ataca justo después de la lectura del testamento.
—Él nunca ha sido la estrella más brillante de este lado del firmamento —masculló el mayor, y Noah tenía que darle la razón en eso—. De todas formas, también se trata de tus abuelos. Hasta que demos con su paradero, prefiero que alguien este contigo todo el tiempo que yo no pueda estar.
Levantando la cabeza, se encontró con los ojos verdes del otro—. ¿Qué te ha dicho la policía sobre eso? Pensé que, con las grabaciones, más la declaración de mi padre, todo se solucionaría.
—Lo hizo —Darius asintió, antes de torcer sus labios en una mueca—. Bueno, más o menos. Hay una orden de arresto contra ellos, y seguro como el infierno que, con las pruebas en su contra, serán juzgados y condenados. Pero para eso, debemos encontrarlos primero.
—No pueden estar muy lejos, todos sus negocios están aquí, su dinero, no van a dejar todo sin más.
—Creo lo mismo —dijo, viéndose pensativo por un instante—. Pero si te soy sincero, tengo la sensación de que ellos ya tenían un plan de escape trazado desde el inicio.
—Mm —Noah tarareó bajo en su garganta, cerrando los ojos por un instante cuando sintió los tibios labios de Darius dejar un beso en su frente—. Sabes, he estado pensándolo, y todo me parece muy extraño.
—¿De qué hablas?
—Todo lo que está sucediendo —señaló—. Piénsalo, Dare. Nada de esto tiene sentido. Mis abuelos siempre han sido personas racionales e inteligentes, aunque quizás siempre fue con malas intenciones, pero no quita que cada uno de sus pasos fue perfectamente medido. Esto... todo esto es demasiado torpe y sucio como para que sea obra de sus mentes.
Darius frunció suavemente el ceño—. También lo he pensado —admitió—. Es solo que, se me escapa completamente el propósito. ¿Por qué harían todo esto? ¿Cuál es la finalidad de todo? Nada tiene sentido.
—No tiene sentido —estuvo de acuerdo—. Pero todo tiene un centro.
—¿Uh?
—Van. —dijo simplemente—. Si lo piensas, él esta conectado a todo lo sucedido, además, si todo hubiese seguido el rumbo que debió seguir, él hubiese sido el más beneficiado.
Dando un paso atrás, Darius se apartó suavemente y lo miró—. Explícate.
—Con sus padres muertos, la herencia debería haber pasado a él. Con mis abuelos tachados como asesinos y en la cárcel, y mi papá fuera de la imagen, el dinero de los Kenneth también debió terminar en sus manos. —Noah señaló—. Quizás estoy siendo un poco paranoico, pero él parecía bastante frustrado con todo el asunto del testamento, más de lo que normalmente hubiese estado.
Darius sacudió la cabeza en negación, pero era obvio que estaba pensándolo—. Pero, de haber salido tan beneficiado, las primeras sospechas caerían sobre él en un instante. No creo que sea tan tonto como para arriesgarse.
—¿Ves a alguien señalándolo? —dijo, antes de encogerse de hombros—. Un accidente automovilístico y un intento de asesinato, es imposible conectarlo a ninguno de los dos, ya que se encargó de que todos supieran cuando y con quién estaba cuando sucedieron. Y la posición de un pobre viudo que también perdió sus padres en el mismo lapso, podrían haber lavado su imagen en internet en un parpadeo. Era un ganar-ganar.
Noah pudo ver las tuercas funcionando dentro de la cabeza de Darius a través de sus ojos. Cada pieza caía en su lugar, y sus palabras comenzaban a tener más y más sentido a cada segundo que pasaba. Cualquier otra explicación, se sentía vana y tonta. Y aun con lo ridículo que sonase todo, era lo que más sentido tenía.
—Hijo de pu-
Subiendo su mano, Noah cubrió su boca antes de que pudiese soltar la grosería—. No frente a los niños.
Con una mirada sorprendida, los ojos verdes bajaron a mirarlo por un instante antes de que una sonrisa se pintase contra la piel de su palma. Y aun si no hubiese sentido el gesto, todo el rostro de Darius se iluminó con la mención de sus hijos.
Tomando nuevamente su mano, Darius dejó varios besos en su piel al apartarla de su boca, murmurando: — Lo siento —bajo su aliento antes de suspirar—. Pero realmente, si esto sucedió como tu crees, entonces Van es un desgraciado de primera categoría.
—Él lo es —confirmó—. Además, todo esto tiene su firma. Todo sucedió demasiado rápido, sin preparación o advertencia, demasiado torpe, justo como él acostumbra a hacer todo.
Como si le hubiese tomado un instante darse cuenta, Darius soltó: — Espera, eso quiere decir que él tuvo algo que ver con el accidente de sus padres.
—Si te soy sincero, eso no es lo que más me sorprendería —Noah masculló—. Pero, si mi hipótesis es cierta, ¿cómo infiernos logró que mis abuelos entraran en su plan? ¿Qué hizo para empujarlos a dañar a mi papá? Y, ¿por qué justo ahora?
Encontrándose con la mirada de Darius, pudo ver la misma cantidad de preguntas en sus ojos. Había algo que definitivamente no estaban viendo, y Noah tenía la sensación de que ese descubrimiento le daría todas las respuestas que estaba buscando.
Antes de que pudiesen ahondar más en todo el tema, la puerta de la habitación se abrió y Chris se asomó con una pequeña sonrisa—. Nate esta despierto.
Ni siquiera tuvo que terminar la frase para que Noah se pusiera en movimiento. Pasando a un lado de Chris, entró a la habitación, sonriendo al ver los ojos de su padre abiertos y con una pequeña sonrisa de bienvenida decorando su rostro.
Y esa imagen, junto a la certeza de que estaría bien ahora, logró romper el muro que Noah había logrado construir alrededor de sus propios sentimientos. Fue como si alguien hubiese roto una represa, las lágrimas estaban corriendo por su rostro en un instante, el miedo de perder a su padre finalmente se liberó y un sollozo de alivio quedó atascado en su pecho.
—Bebé llorón —Nate se quejó con voz rasposa antes de extender una mano en su dirección—. Ven aquí, cariño.
—Papá —soltó mientras cruzaba la habitación, aunque su voz sonó solo como un susurro roto y necesitado.
Sentándose en la orilla de la camilla, Nate le permitió recostarse en su pecho mientras sus manos subían suaves para acariciar su cabello. Y Noah lloró. Lloró hasta que estuvo exhausto. Todo lo que había reprimido, todas esas lágrimas por las que Darius se había preocupado de no ver, salieron en ese momento.
Escuchó la puerta cerrarse en algún momento entre todo su llanto, pero ni siquiera la salida de Darius y Chris fue suficiente para detener sus sollozos.
Los dedos de Nate apartaron el cabello de su rostro, incitándolo a encontrarse con su mirada tranquila—. Deja de llorar, cariño, todo está bien ahora.
—Pensé... —sorbió su nariz torpemente, sintiendo todo su cuerpo temblar—. Pensé que no te vería más, tenía tanto miedo de perderte.
Nate sonrió suavemente—. ¿Cómo podría dejarte ahora? —musitó, secando las lágrimas de las sonrojadas mejillas, aun cuando estas fueron rápidamente reemplazadas por nuevas—. Aun tengo mucho tiempo que recuperar contigo, Noah. No hay forma en la tierra en que algo me aparte de tu lado ahora que finalmente puedo ser tu padre.
Aunque intentó detenerse, las lágrimas siguieron corriendo por su rostro.
La sonrisa de Nate creció—. Tan llorón —murmuró, quitando algunas lagrimas más—. ¿Qué vas a hacer cuando tus bebés nazcan? ¿Llorar con ellos?
Eso hizo que Noah se detuviese un instante para mirarlo con sorpresa—. ¿Tú lo sabes?
Nate asintió, viéndose tan malditamente feliz—. Recuerdo la voz de Darius diciéndomelo en algún momento —admitió—. Todo es bastante borroso para mi ahora, pero esas palabras... nunca podría olvidarlas, he estado aferrándome a ellas todo este tiempo.
—Son gemelos. —Noah murmuró—. Voy a necesitar mucha ayuda para cuidar de ellos, no sé si podré solo con ambos.
—Gemelos... Felicitaciones, cariño. Te ayudaré en cada paso —Nate prometió antes de suspirar suavemente—. ¿Cuan incomodo crees que Darius se ponga si me voy a vivir con ustedes una temporada?
—Estoy seguro de que Darius estaría encantado —sonrió antes de arrugar la nariz—. Pero dudo que Chris te permita estar lejos de él ahora que se encontraron, ni siquiera si solo fuese un día.
Mirando a la puerta, por donde Chris y Darius habían salido, suspiró—. Ni siquiera he hablado correctamente con él aun —dijo—. Hemos tenido algo de comunicación en este tiempo, pero es la primera vez que veo su rostro en veinte años. Yo como que entré un poco en pánico y solo le pedí que te llamara.
Secando los restos de las lágrimas, Noah se enderezó mientras lo observaba con fingida sorpresa—. Nate Kenneth, ¿acaso estas usándome como excusa para huir de una situación incómoda?
—No seas un mocoso —se quejó antes de hacer pucheros, lo cual era un gesto tan tiernamente juvenil que Noah estuvo sorprendido por un instante—. ¿Qué se supone que debería decirle?
—Que lo amas puede ser un buen comienzo.
—Han pasado veinte años. —señaló.
Mirando el rostro nervioso del mayor, Noah intentó con todas sus fuerzas ocultar su sonrisa. Con toda la situación que habían estado viviendo, con la mierda a su alrededor y el mundo viniéndose abajo fuera, ver esta faceta de niño enamorado de su padre era realmente refrescante.
—¿Qué sentiste al ver su rostro al despertar?
Nate suspiró—. Mi corazón latió tan rápido que casi se sale de mi pecho. —confesó con sinceridad—. Mis orejas se sintieron calientes, y mi estomago... ahh, estoy demasiado viejo para estas cosas.
—Estás tan enamorado —se burló ligeramente—. Igual de mucho que él lo esta de ti.
La expresión del mayor se tornó seria—. ¿Crees que aun sienta lo mismo?
Recordando todas las palabras bonitas, la mirada embobada y la forma en que Chris actuaba cuando el nombre de su padre entraba en la conversación, Noah suspiró—. Creo que él te ama con cada pequeña pieza de su corazón. —poniéndose de pie, se inclinó y dejó un breve beso en la frente de su padre—. Ha estado esperando veinte años por ti, papá, no lo hagas esperar más. Nosotros dos podemos hablar luego, tenemos mucho tiempo antes de que tus nietos nazcan.
—Nietos... —repitió con un ápice de anticipación. Volviéndose a la puerta, soltó un nuevo y largo suspiro antes de asentir—. Está bien, dile que entre.
Riendo entre dientes cuando Nate jaló la manta más cerca de su mentón, como si pudiese utilizarla para ocultarse, Noah se dirigió a la puerta. Darius y Chris estaban sentado en las sillas plásticas del pasillo, enfrascados en una conversación que no logró escuchar, dado que apenas hizo un gesto sobre su hombro antes de que Chris pasara a su lado y se perdiera dentro de la habitación.
—Ellos tienen mucho de que hablar —Darius disculpó, acercándose para terminar de eliminar todo el llanto de antes—. ¿Cómo estas tú? ¿Te sientes mejor ahora que pudiste llorar?
Era algo realmente tonto de aceptar, pero Noah no pudo más que asentir—. Me siento más liviano ahora.
—Eso es bueno, Teddy —dijo—. ¿Quieres ir a casa ahora? Mi padre viene en camino para ayudar a cuidar de Nate, y a ti te vendrían bien unas horas de descanso.
Aun cuando quería negarse, podía sentir el cansancio caer sobre sus hombros—. Si, creo que sería una buena idea.
—Vámonos. —apuró.
Metiendo sus brazos nuevamente en la chaqueta que Darius le tendió, Noah metió sus manos dentro de los bolsillos, frunciendo un poco el ceño cuando sintió un trozo duro de cartón. Sacándolo, giró la tarjeta de Yuma entre sus dedos por un instante antes de asentir para si mismo.
Quería saber que infiernos era lo que había estado sucediendo a puertas cerradas en la familia Bannarasee, y algo le decía que Yuma podía decirle mucho si solo le daba la oportunidad.
Aunque, su miedo más grande, era el costo que esa información tendría luego.
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