O6: Truths at Dawn.

Aquella noche, tras la incómoda conversación con Daniel, la azabache se sentía un mar de nervios. Su mente daba vueltas, tratando de procesar todo lo que él le había dicho sobre la nipona y los sentimientos encontrados que la atormentaban.

La casa estaba en silencio, pero su cabeza era un bullicio constante de pensamientos y emociones.

A pesar de lo agotada que estaba, el sueño no parecía una opción esa noche. Intentó acomodarse en su cama, cerrar los ojos y dejarse llevar, pero el espacio vacío junto a ella solo intensificaba el sentimiento de soledad.
En esos momentos, normalmente recurriría a YunJin, quien solía dormir a su lado en sus noches más difíciles.
Pero esa noche estaba en una pijamada, y eso hacía que la casa se sintiera demasiado grande y vacía.

Finalmente, incapaz de soportar más el insomnio, Park se levantó y caminó hacia la habitación de su esposo. A pesar de las constantes tensiones entre ellos, su presencia aún le proporcionaba una sensación de compañía que, esa noche, necesitaba desesperadamente.

—Daniel... —susurró, empujando la puerta— ¿Puedo dormir aquí contigo? YunJin no está, y... me siento ansiosa. No quiero estar sola esta noche.

Él abrió los ojos, un poco molesto pero accedió con un ligero asentimiento. —Está bien, JiHyo, pero intenta no moverte mucho —dijo con cansancio.

La coreana se acomodó a su lado, buscando en la cercanía del castaño, algo que la calmara. Instintivamente, se inclinó hacia él y trató de darle un beso suave, un gesto que había repetido tantas veces antes, pero esta vez, él se apartó.

—No, JiHyo. Es tarde y... la verdad es que no tengo ganas —dijo él, sin mirarla siquiera.

La frialdad en sus palabras fue como una bofetada, y JiHyo sintió cómo su corazón se rompía un poco más. Allí, a su lado, la realidad de su matrimonio se hizo palpable, helada, e impenetrable.
Se quedó quieta, tratando de no llorar mientras la oscuridad la envolvía. Se llevó las manos al rostro, con la cabeza entre ellas, y un pensamiento desesperado la invadió: ya no era más que su esposa de nombre, alguien con quien él convivía sin emoción ni deseo.

Aún despierta en mitad de la noche, los recuerdos de Sana llenaron su mente. La calidez de su sonrisa, la gentileza de su mirada, y esa sensación de ser escuchada y comprendida como hacía años no sentía con su esposo.
Minatozaki, con su presencia radiante, había encendido en ella una chispa que hacía tiempo estaba apagada, y en ese instante, el deseo de estar a su lado le pareció casi imposible de contener.

La mañana llegó con la claridad de un día nuevo, pero el ambiente entre JiHyo y Daniel seguía denso. Desayunaron en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos, hasta que la azabache, incapaz de soportar el peso de la noche anterior, rompió el silencio.

—¿Vas a decirme qué fue lo de anoche? —dijo ella, con el ceño fruncido— ¿De verdad te importó tan poco que me sintiera así? ¿Por qué me tratas como si... como si yo fuera nada?

Daniel dejó la taza en la mesa con un golpe sordo. Sus ojos mostraban una irritación que había contenido durante demasiado tiempo. — ¿De verdad quieres saberlo? —escupió, con una dureza que hizo retroceder a JiHyo— Porque, honestamente, JiHyo... sí, eres nada en este sentido. No eres lo que busco, no eres lo que necesito. No soy capaz de fingir más.

La frialdad de sus palabras la dejó sin aliento, pero el castaño continuó, con una amargura que nunca le había visto antes.

—Estoy harto de esta mentira —prosiguió, sin compasión— Soy gay, JiHyo. Todo esto, todo... tú, YunJin, el matrimonio, todo fue una pantalla. Tú no eres ni siquiera una opción para mí, ¿entiendes? Lo intenté. Lo intenté tanto, que me engañé a mí mismo creyendo que podía hacer esto. Pero no puedo. No quiero hacer esto. Ni contigo, ni con nadie.

Park sintió que la sangre le subía al rostro, el pecho le dolía como si hubiera recibido un puñetazo. Sus palabras retumbaban en su cabeza, perforando cada rincón de su orgullo, de su confianza, de su amor propio. —¿Así que fui tu tapadera? —dijo, con la voz temblando— ¿Todo este tiempo... todo fue una farsa?

—Sí, JiHyo. Y si te soy sincero, no me arrepiento de decirlo ahora — él contestó con la misma brutalidad— Porque no quiero seguir perdiendo mi vida en esto. No quiero seguir perdiéndola en ti.

Cada palabra era un clavo que le atravesaba el alma. Sintió sus ojos cristalizarse, pero se contuvo de derramar alguna lagrima, sin querer darle el placer de verla completamente destrozada.

Daniel la miró un instante más, y luego, con el rostro inexpresivo, dio media vuelta y salió de la cocina, dejándola allí, sola y con el peso aplastante de una verdad que no había pedido descubrir.
JiHyo se quedó en silencio, sin saber qué hacer ni qué pensar. Solo podía recordar el rechazo de esa noche, el vacío de las palabras de su esposo, y la sensación de que el único lugar donde quería estar era en brazos de Sana, donde nada de esto podría hacerle tanto daño.

When you wake up next to him in the middle of the night with your head in your hands, you're nothing more than his wife and when you think about me🗣️🗣️🗣️

Doble pq ayer no me fije que en vez de publicar le puse nomas guardar JJSJNSDNN

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