Timbre (parte dos)
Título: DANZA DE HIELO
Autora: Clumsykitty
Fandom: Universo Marvel entre Avengers y Thor principalmente.
Parejas: las que lleguen, pero sin duda habrá Thorki.
Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.
Warnings: Habrá mucho de todo y algunas cosas serán desagradables. No es un cuento de hadas. Me tomo licencias con ciertas tramas, personajes y contextos para mi beneplácito. Hace milenios que no escribía fanfics, pido clemencia a mis lectores por mis fallas, vuelvo a escribir como un ejercicio personal en busca de algo perdido.
Gracias por leerme.
CAPÍTULO 25. Timbre (parte dos).
Take me to the magic of the moment
On a glory night
Where the children of tomorrow share their dreams
With you and me
Take me to the magic of the moment
On a glory night
Where the children of tomorrow dream away
in the wind of change
Wind of change, Scorpions.
Los Vengadores fueron atendidos e invitados de honor en la mesa de Odín quien les agradeció de manera formal sus esfuerzos durante todo el tiempo que habían protegido a Loki y a su nieta, recibiendo obsequios que hicieron las delicias de Tony, siendo asignadas sus habitaciones donde descansar para sus indagaciones en Alfheim al día siguiente, luego de permitirse ser elogiados y celebrados por la corte como los guerreros de Midgard que eran. Durante ese tiempo, el Dios del Trueno no le pasó desapercibido un cambio entre los suyos con respecto a su consorte, de nuevo recibiendo reverencias o saludos respetuosos sin mencionar la presencia de Lady Sif y los tres guerreros a las espaldas de Loki durante todo el banquete. Le dedicó una mirada particular a Fandral quien pareció no darse por enterado. Cuando se retiraran a sus aposentos, apenas si Thor cruzó la puerta de su recámara con su pareja, le atacó con preguntas.
-¿Qué ha sucedido? ¿Por qué Sif y los demás te escoltan? ¿Ocurrió algo malo durante mi ausencia?
-Me marean tus preguntas –Loki se sentó en la orilla de la cama acariciando las pieles- Trataré de darles respuesta, esposo mío. ¿Qué ha sucedido? Nada en particular, Odín es buena compañía. ¿Por qué Sif y los demás me escoltan? Los nombré mi escolta personal. ¿Ocurrió algo malo durante tu ausencia? No, Thor Odinson.
-¿Qué es eso? –señaló los cofres pegados a una pared.
-Es algo bueno que sucedió en tu ausencia.
-Loki...
-Ábrelos.
El ojiverde se recargó en sus codos al recostarse sobre la cama observando con una sonrisa torcida la expresión del Dios del Trueno al reconocer los obsequios de Alfheim, tocándolos y recorriéndolos una y otra vez hasta que estuvo satisfecho devolviéndole una de sus sonrisas tontas caminando hacia él para darle un beso.
-Ahora lo comprendo.
-¿Qué comprendes? No es que dude de tus capacidades pero quisiera asegurarme de que no malinterpretas nada.
-Mi consorte se ha ganado un respeto suntuoso bien merecido.
Loki se encogió de hombros. –Ayuda, al menos no siento tantas cuchilladas en la espalda.
-Mmmm...
-¿Qué sucede?
-¿Has perdonado a Fandral?
Una risa divertida escapó de labios del ojiverde ganándose un gruñido de celos, levantando una mano para acariciar el rostro sobre él y apaciguar al Asgardiano.
-Lady Sif me hizo el honor de resolver ese asunto en la manera que mejor sabe hacerlo, mi querido y amado rey de Asgard, no hay más necesidad de rencores o resentimientos. Además, tengo planeada su penitencia a largo plazo. ¿Todavía sigues celoso?
-No estoy celoso.
-Claro. Entonces no hay problema si mañana salgo a cabalgar con Fandral...
Loki se carcajeó al ver la expresión del rubio, esta vez atrapando su rostro para besarle hasta que le hizo falta el aire, guiñándole un ojo después.
-Te gustan las tretas –murmuró el Dios del Trueno más tranquilo, sonriendo.
-Y a ti te gusta que me gusten.
Thor rió arrodillándose frente a él con una mirada pícara que le ganó un pie amenazador sobre su hombro.
-Eres un bruto insaciable –gruñó Loki quejándose cuando el rubio acarició esa pierna de manera sugerente- Thor... tenemos visitas.
-En la isla no te importaba la vigilancia de veinticuatro horas sin puntos ciegos.
-Ja.
-Quiero mostrarle a Su Majestad mis disculpas por mi ausencia.
-Esas deben venir en la forma de una cabeza traidora –le recordó.
-Todo a su tiempo, ahora quiero...
-¡Thor!
El ojiverde se tumbó sobre las pieles a las que se sujetó jadeando cuando la boca del Dios del Trueno comenzó a darle placer, sujetándole firmemente contra la cama por sus caderas, pasando sus piernas por encima de sus gruesos hombros para inmovilizarle. Cada toque del rubio siempre avivaba esa flama de deseo que controlaba cuando no estaba a su lado, generando esa necesidad de que volviera para besarle y acariciarle con furia.
-... T-Thor... espera... ah...
Sus manos se crisparon, enterrándose por completo en las pieles al arquearse, la verdad era que también le había extrañado, más de lo que estuviera dispuesto a aceptar. Su cuerpo comenzó a hervir por el éxtasis que Thor estaba consiguiendo con aquellos labios, esa lengua y su cálido aliento. Con un estremecimiento sus manos viajaron de las pieles a la rubia cabellera de la que se sujetó gimiendo ahogadamente, terminando en un grito quebrado cuando su orgasmo le golpeó. Le soltó quedando tendido con su pecho agitado y la vista nublada.
Thor se irguió, relamiéndose los labios con una mirada depredadora ante la vista que tenía delante. Un Loki de mejillas sonrojadas, labios entreabiertos como sus párpados con mechones sueltos de su trenza tendida sobre las pieles que habían escapado, sus manos estaban cerca de su rostro, trémulas. Sonrió antes de comenzar a abrir su túnica con calma, colando sus manos por debajo de la tela de sus prendas interiores para acariciar su piel que luego sus labios probaron, subiendo hasta su cuello para capturar sus labios en un prolongado beso que dejó al ojiverde sin aliento, mientras sus manos le recorrían por completo, volviendo a excitarle al quitarle sus ropas inferiores.
-Te extrañé...
Loki le sonrió abrazándole, mordiendo su labio inferior que luego atrapó entre los suyos cerrando sus ojos al sentir como entraba en él, en una embestida profunda, mientras ambos se acomodaban en el centro de la cama con los brazos del Dios del Trueno que le sujetaron por la cintura, levantándole apenas, terminando de acomodarse entre sus piernas. El vaivén fue lento, amoroso mientras intercambiaban caricias, susurros de cariño y besos a veces suaves, otros arrebatados. La parte superior de la armadura de Thor terminó lanzada a un lado de la cama, permitiendo al ojiverde deleitarse con aquel cuerpo bien definido, lamiendo sus cicatrices logradas en batallas gloriosas, enredando sus dedos entre los mechones rubios, arañando su pecho duro como roca, sintiendo sus músculos tensarse.
-Thor... Thor... Thor...
Éste mordió su cuello, pasando sus brazos por debajo de la espalda para sujetarle por los hombros, moviendo sus caderas con mayor fuerza, haciendo que Loki apretara sus dientes primero y luego gimiera cerca de su oído lo que aumentó la velocidad de las embestidas, las uñas del ojiverde dejaron marcas sobre la espalda del rubio arqueándose contra su pecho al sentir un latigazo de placer que le hizo ver luces, intoxicado por el aroma de Thor quien de pronto se detuvo.
-En el nombre de Bor, ¿qué...? –rugió Loki mirándole enfadado con la respiración entrecortada- Muévete, Asgardiano.
Un pulgar de Thor alcanzó su mejilla, besando su mentón con una mirada que hizo estremecer al ojiverde. –Podemos salvarla.
-¿Salvar...? ¿Nuestra hija? ¿Lo dices en serio? Thor... dioses... qué momentos eliges para tales revelaciones –se quejó al sentir esa virilidad aún firme en su interior- No digas palabras solamente por compasión.
-Es verdad, es posible que hallemos una cura para su maldición.
-¿Dónde? ¿Qué es?... aahh... lo estás... haciendo... a-a... propósito.
-Quizá, es toda una visión como luces en estos momentos.
-Thor... oh... -Loki clavó su sien contra las pieles ante un movimiento de caderas de su pareja que le hizo estremecer sin control- Dime...
-Del mismo sitio de donde provinieron los obsequios para nuestros hijos –le susurró al oído antes de morder su lóbulo empujando con fuerza contra él.
Lo que quisiera decir el ojiverde, se perdió en su grito extasiado. Su mirada perdida volvió al rubio quien le besó regresando a su vaivén que pronto fue en aumento una vez más. Los brazos de Loki rodearon sus hombros cerrando sus ojos, imaginando a Lucky libre de morir tan pequeña, viviendo a su lado junto a su hermano, a su padre. Tenían que encontrarla, por supuesto, los Vengadores estaban con ellos, podrían lograrlo. Sí, era posible. Una mano suya fue capturada por la de Thor que la llevó por encima de su cabeza contra las pieles entrelazando sus dedos que acarició, profundizando el beso que sofocó el grito de Loki al tocar su clímax, al que el guerrero acompañó poco después.
-Thor, pesas demasiado –se quejó el ojiverde más tarde picando uno de sus costados.
-Lo siento –aquél casi respingó al recordar a su hijo.
-Idiota –rió Loki al verle- No me sucede nada pero eres una mole que no me deja respirar.
Entre besos se prepararon para dormir, cayendo en un sueño profundo. Afortunadamente Fenrir se había quedado con Tony, fue el último pensamiento de Loki quien suspiró con un brazo fuerte sujetándole por la cintura para pegarlo a un pecho desnudo. Soñó con uno de los campos cuesta abajo donde solía correr y rodar de niño al lado de su hermano, carcajadas de diversión que Frigga contemplaba con una mirada tierna. Se vio solo, adulto, en aquel campo mirando alrededor antes de encontrar lo que estaba buscando, un pequeño bulto que rodaba como él, de cabellera rubia. Los rayos del sol golpearon el medallón de oro que volaba al aire por las marometas, dándole de lleno en los ojos obligándole a cubrirlos.
Despertó al sentir una mirada sobre él, levantándose lentamente con el brazo del Dios del Trueno cayendo a su regazo. Buscó receloso por la habitación completamente a oscuras salvo por la luz que el fuego tímido de una chimenea proyectaba, iluminando la capa roja que su ansioso rey había tirado durante su encuentro. No estaba asustado, la presencia que había advertido no era dañina pero no pudo reconocerla a falta de sus poderes. Sintió un ligero tirón en el interior de su vientre, llevándose una mano ahí para calmar a su hijo quien también había despertado por su inquietud. El cansancio fue mayor que su curiosidad y sus párpados se sintieron demasiado pesados para seguir manteniéndolos abiertos. Cayó pesadamente acomodándose contra Thor cuyo brazo volvió a su sitio, tirando de las pieles para cubrirse. De inmediato se quedó dormido.
Una figura salió de las sombras al lado de la chimenea, caminando lentamente con pies descalzos hacia la cama donde reposaban los dos semidioses, alcanzando el lado de Loki cuyo rostro quedó medianamente oculto por sus mechones negros sueltos de su trenza floja que caía por un hombro. El ceño del ojiverde se frunció como si algo le perturbara y una mano pequeña tocó su mejilla con reverencia, haciendo que se relajara de nuevo en un sueño reconfortante. La mano de garras negras y marcas azules acomodó sus mechones rozando con un dedo uno de sus pómulos antes de alejarse, desvaneciéndose igual que un fantasma.
Al día siguiente la armadura de Lucky había desaparecido. Loki no daba crédito a sus ojos. Ni siquiera Heimdall le pudo dar una explicación del cómo o quién la había hurtado. No dejaba de revisar el cofre como si esperara a que de un momento a otro apareciera o la encontrara escondida en un rincón oculto. Vision le detuvo suavemente.
-¿Qué ha sucedido? –le preguntó consternado.
-Vino por ella.
-¿Lucky? –el ojiverde abrió sus ojos aferrándose al cofre- Pero, ¿por qué...?
-La percibo cerca y a la vez lejos, por la Gema –señaló su frente- Está viva, muy rabiosa pero viva.
-¿Por qué no vuelve? –murmuró con tristeza el ojiverde, dejándose caer sobre sus rodillas, soltando el cofre al fin.
-Desearía de todo corazón poder tener una respuesta.
-Okay, gente, no hay que perder la esperanza –interrumpió Stark- Tenemos cosas que hacer en Alfheim y me parece que vamos retrasados.
-Quiero ir con ustedes –volvió a insistir Loki.
Steve negó rotundamente. –Sabes la razón del porqué no.
-Conozco Alfheim.
-No tengo problemas perdiéndome –atajó Bruce- Y tenemos a Wanda.
-Esmeralda, no insistas, te traeremos un suvenir si quieres pero los hechos son los hechos. Tú aquí y nosotros por allá.
-No tengo opción, al parecer –el ojiverde se levantó decepcionado.
-La tienes, de hecho –Thor acarició su brazo- Puedes investigar en la biblioteca sobre Alfheim y sus Oráculos mientras volvemos.
-Excelente, así puedes ayudar a Jarvis.
-"Por favor".
-Mayoría –bufó con una sonrisa Loki.
-Democracia. Bueno, Vengadores intergalácticos, es hora de partir. Dale mis respetos a la cocinera real, Lokes, el desayuno estuvo fabuloso.
Loki no tenía que buscar mucho, sabía de toda información relacionada con aquellos sagrados Oráculos que en realidad se resumía a un par de libros. Todo el reino de Alfheim los adoraba pero nadie tenía la más remota idea de dónde habían nacido, obviamente corría la leyenda sobre su origen místico dentro de Yggdrasill pero la gran mayoría de las leyendas de importancia tenían al árbol sagrado por protagonista. Las jóvenes vestales que eran elegidas para convertirse en sucesoras del supremo Oráculo habían nacido bajo la luz de la luna que reflejaba la rama de Alfheim en solsticio de invierno. Pero aquella que Thor había conocido era ya vidente cuando el primer rey del reino puso una corona sobre su cabeza. No creía ni por un momento que él tuviera relación con seres así, ni mucho menos que su madre hubiese sido una criatura en Midgard robada por Laufey para darle un hijo. Era un Jotun bastardo y aquella sentencia era más rotunda que la imaginación hiperactiva de Stark. Jamás tuvo el apetito por saber de su madre en Jotunheim, luego de que Odín le revelara su verdadera identidad, lo que menos deseó fue conocer a los Gigantes de Hielo, suficiente tenía con sus propios problemas existenciales. Concedía razón en la forma inquietante en que el Oráculo antiguo había vaticinado la batalla de Idunn contra Thanos, y que luego la joven que ocupara su lugar pudiera revelarle a Thor sobre su marca en su vientre o enviarle apenas pisara Asgard aquellos obsequios sagrados que parecían preparados tiempo atrás.
-Gracias por intervenir por mí ante Thor –Sif le sacó de sus meditaciones.
-Deberías golpearle la cabeza más seguido.
-Con tu permiso, así lo haré, Majestad.
-¿Noticias de Alfheim?
-Aún no. Pero tengo algo que comentar, sobre nuestro asunto.
Loki cerró el antiguo libro al instante. –Escucho.
-He dado vueltas y vueltas a mis exploraciones de Midgard en busca de una acción que no haya visto, algún detalle que pasé por alto. Realmente no existe nada.
-Por algo eres Lady Sif, la doncella guerrera. Maestra de Caza y Persecusión.
-Excepto por una sola cosa.
-¿Qué es? –el ojiverde apretó un puño sobre la mesa.
-No te gustará.
-Créeme, Sif, luego de perder a mi hija, cualquier cosa que me aclare qué fue lo que pasó me gustará, especialmente si me deja alcanzar mi venganza.
Los Vengadores regresaron al palacio horas más tarde, siendo recibidos por Loki quien esperó ansioso a que contaran sobre sus pesquisas en el reino de la luz cuando descansaron en el comedor recibiendo abundantes platillos pensados para cada uno de ellos entre charlas superficiales y las acostumbradas bromas del millonario que no paraba de ponerle apodos o sobrenombre a todo.
-Adoro las decoraciones –comentó Tony probando el vino- ¿Qué año es la cosecha?
-Antes de que tu mundo naciera –rió Thor.
-¿Qué encontraron por todos los dioses? –refunfuñó el ojiverde apoyado con un ladrido de Fenrir que se paseaba por la mesa robando comida.
-El antiguo Oráculo de Alfheim nació de las raíces de Yggdrasill, criada por las Nornas hasta que alcanzó la edad suficiente para subir al reino de la luz donde se convirtió en su vidente hasta el final de sus días –recitó Bruce como si hubiera escuchado la lección cientos de veces, prácticamente así fue.
-Cosa sabida –comentó Loki con cansancio.
-Excepto que hay un viejo canto que habla de una hija que el Oráculo tuvo con el primer rey de Alfheim sin perder su virtud pero debiendo separarse de ella para que su amado conservara la corona, exiliando a su propia sangre a Midgard –Vision le miró fijamente.
-¿Cómo puede una mujer tener un hijo sin perder su virtud? –refutó el ojiverde.
-Conocemos ese cuento –rió Tony- Hasta una paloma interviene.
-Es una locura.
-No, es el Oráculo. Según en Alfheim, ella no era una mujer como tal, solo había adoptado ese cuerpo cuando se enamoró del rey quien por cierto luego se casó con otra mujer que el propio Oráculo le señaló para que tuviera descendencia. Ustedes sí que saben armar melodramas nivel dioses.
-Pero, Stark, de cualquier forma, eso no la relaciona conmigo.
-En eso te equivocas–Wanda tomó su turno para hablar, acariciando la cabeza de Fenrir- En aquellas tierras la percepción fue más clara, la hija del Oráculo de Alfheim fue tu madre, Farbauti.
Loki le miró consternado mientras Thor besó su mejilla acariciando su espalda. Por las puertas abiertas del comedor entró nada menos que Lord Vestein quien saludó con reverencias suntuosas a los Vengadores y luego a los reyes de Asgard.
-Me disculpo con sus Majestades, pero no pude evitar escuchar su conversación. Este anciano consejero tiene algo que aportar.
-Adelante, Lord Vestein –animó el Dios del Trueno intercambiando una mirada con el ojiverde.
-Lo que los guerreros de Midgard han dicho es verdad, Farbauti fue hija del antiguo Oráculo de Alfheim y del primer rey elfo de la luz. Fue enviada a la lejana Midgard para que el General Assur de Vanaheim la protegiera hasta que tuviera edad para casarse con ella.
-¿Hemos sintonizado el canal de telenovelas? –susurró Tony a Steve quien le codeó.
-¿Por qué protegerla en Midgard y no en Alfheim? –preguntó Banner.
Vestein suspiró. –Porque el rey Bor había jurado acabar con la descendencia del Oráculo de llegar a tener por no haberle prevenido de la muerte de sus hermanos. Vanaheim decidió aliarse con el reino de Alfheim a cambio de la mano de la joven Farbauti, lejos de la ira de Bor. Solo que la hija del Oráculo ya había entregado su corazón a alguien más.
-¡No puede ser! –rió Stark- ¿Laufey? Por favor, que alguien llame a HBO.
Fenrir ladró y todos miraron al Hombre de Hierro y luego al consejero quien asintió con una sonrisa. –Sí, mi señor. Cuando el rey Laufey supo donde la tenían escondida fue a rescatarle. Una vez en Jotunheim, Farbauti tomó el cuerpo de los Gigantes de Hielo para desposarse con él, su madre, el Oráculo, le obsequió el Cofre de los Viejos Inviernos como regalo de bodas.
-Con ese poder, Jotunheim se convirtió en el azote de los demás reinos –Loki estaba completamente atónito, apretando la mano de Thor como soporte.
-Nadie supo que bajo esa piel fría se encontraba la hija del Oráculo sagrado, nacida de Yggdrasill mismo.
-Y justo en quien estaba pensando se aparece –anunció Tony haciendo que todos miraran hacia la entrada desde donde Odín les observaba.
-Anthony Stark.
-Tony, siento que le habla a mi padre... señor Padre.
-Padre –Thor se levantó- ¿Tú sabías todo esto?
-Lo sé todo, hijo mío. Yo le ordené a Lord Vestein que les dijera sobre este asunto particular, es momento de respuestas ante lo que se avecina –Odín sonrió al ojiverde que apenas si respiraba, caminando hacia él posando una mano sobre su hombro- Loki, la razón por la que Eir se sorprendió al revisarte es porque se trata de otra predicción más del Oráculo.
-Bendita mujer, tuvo ideas más raras que yo.
-Tony... -Steve negó.
-¿Qué predicción? –preguntó Loki, pasando saliva- Ya tengo suficientes predicciones en mi vida para sumar otra.
-Cuando Bor tuvo la corona sobre sus sienes, el Oráculo del Alfheim le predijo que de su casa y su sangre nacería el héroe de todos los tiempos siempre y cuando se uniera a la sangre real de Jotunheim, uno de sus peores enemigos. Si hería uno solo de los Gigantes de Hielo, perdería la vida y la de su familia–narró Vestein con un silencio pesado en el comedor- El rey se ofendió, levantando una guerra que les costó la vida a sus hermanos, jurando vengarse del Oráculo. Odín, su hijo y heredero, trajo la paz que Bor no pudo conseguir al unir Vanaheim con Asgard a través de su matrimonio con la reina Frigga quien le dio por heredero al Dios del Trueno. Cuando Laufey comenzó a azotar Midgard, el Oráculo volvió a anunciar su profecía que esta vez fue escuchada porque la reina Frigga respetaba lo suficiente el poder de Alfheim para no menospreciarlo y convenció al rey Odín de parar a Laufey, buscando una tregua que el líder de Jotunheim no quiso.
-Fue cuando sucedió –interrumpió Odín.
-¿Qué sucedió? –Thor les miró por turnos.
-Jarvis, ¿estás grabando?
-"Sí, señor."
-Farbauti murió, dejando sin su madre a su recién nacido hijo. Laufey creyó que yo había mandado a asesinar a su reina –Odín cruzó sus manos tras su espalda- Pero no fue así. Tuve que detenerlo antes de que su ceguera provocada por la pérdida de su esposa cobrase la vida de los Nueve Reinos. Y para mantenerlo en Jotunheim debí tomar a su pequeño hijo.
-¡Estaba cumpliendo la profecía! –Tony no podía contenerse- Tenía consigo a la sangre real de Jotunheim, lo único que necesitaba era paciencia para que Lokes creciera y terminara en los amorosos brazos de nuestro amigo Thor... ¡Oh, que jodidos!
-¡Tony!
-¡Dorito! ¡Esmeralda lleva en su vientre al héroe de todos los tiempos! ¡El varón dorado!
Loki sentía que iba a desmayarse. -Pero... -se giró a Odín- ¿De qué murió Farbauti?
El Padre de Todo intercambió una mirada con Vestein quien tomó su turno para hablar.
-Su Majestad, cuando Odín venció a Laufey en Utgard, se buscó pista alguna sobre el incidente para comprobarle al rey de Jotunheim que Asgard no había tomado la vida de su reina. Lo único que se encontró como evidencia posible fue un rastro dejado en las habitaciones de Farbauti que hasta el día de hoy pudimos saber que se trataba de... -calló mirando al ojiverde que palideció.
-Thanos... -Loki se puso de pie de inmediato abrazándose a Thor quien le envolvió protector.
-El mismo que asesinó al Oráculo de Alfheim –terminó Odín.
-Thanos puede destruir a Yggdrasill si corta sus raíces –todos se volvieron a Wanda quien miraba a la nada- Tres raíces, tres descendientes. El Oráculo, Farbauti, y Loki. Pasado, presente y futuro. Pero Farbauti escondió a su hijo cuando detectó la presencia del titán –narró como si estuviera viéndolo frente a sus ojos- Con el poder del Cofre de los Viejos Inviernos, al cual imprimió su poder. Thanos perdió de vista la última raíz, el futuro, que atentaba contra sus planes, hasta que llegó a él de manera fortuita –terminó saliendo de su ensoñación.
-¡Loki! –exclamó Thor cuando éste se separó bruscamente de él, alejándose de todos. Fenrir fue a su lado de inmediato, gimiendo con la cola baja.
-No, no, no...
-Hey, Loki, tranquilo –Bruce le llamó.
-Sabía que me estaba usando... lo sabía... pero él... -el ojiverde cerró de golpe sus párpados apretando sus dientes- Cómo pude ser tan estúpido. Por eso jamás quiso acabar conmigo... estaba... estaba reservándome... ¿Para qué asesinarme si podía asestar el golpe fatal usándome?
-Loki, Loki –Thor fue hacia él sujetándole por los codos- Mírame, por favor. Ya pasó, eso no volverá, recuerda a nuestra hija, recuerda a nuestro hijo.
-Thor –el ojiverde le miró angustiado- No va dejarlos vivir... nuestra hija, lo que le hizo... –gimió sintiendo lágrimas escapar de sus ojos que el rubio borró.
-Hey, Esmeralda, ¿estamos pintados o qué cosa? Odín, dile.
-Hijo mío, hay esperanza. Los Vengadores han conseguido una cura.
Tony sonrió de oreja a oreja. – Oh, sí, tenemos la cura.
-¿Qué?
-Alfheim guarda la sangre del Oráculo y están dispuestos a obsequiarle al rey de Asgard unas cuantas gotas para salvar a su hija de una muerte prematura, el poder del Oráculo es tal que aún después de su muerte su magia sigue existiendo, los elfos de la luz siempre han alabado su poder curativo que puede vencer al reino más imposible de todos: Hel. En estos momentos sus sacerdotes están preparando el obsequio y llegará aquí lo más pronto posible.
El ojiverde hubiera rebatido aquel argumento pero la seriedad con que Stark lo había dicho no le dejó lugar a dudas que era tan cierto como que los Vengadores estaban ahí junto con Odín. Lord Vestein asintió sonriéndole como el resto. Un alivio apareció en su rostro, deseando con todas su fuerzas que Lucky pudiera escucharle para comunicarle la noticia, esperando con eso hacerla volver. Abrió su boca sin palabras que salieran de ella, atónito y ahora esperanzado.
-De nada, Loki –Tony alzó una copa hacia él- Te prometimos que lo lograríamos, ¿no?
-Y jamás rompen sus promesas –recordó el ojiverde mirando a Steve quien asintió.
-Nuestra hija volverá, le salvaremos y entonces Thanos aprenderá que la familia real de Asgard no es un juguete entre sus manos –sentenció Thor.
Loki le sonrió abrazándose a él. La esperanza se hacía más cercana.
Igual que su venganza.
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