Entrechat

Título: DANZA DE HIELO

Autora: Clumsykitty

Fandom: Universo Marvel entre Avengers y Thor principalmente.

Parejas: las que lleguen, pero sin duda habrá Thorki.

Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.

Warnings: Habrá mucho de todo y algunas cosas serán desagradables. No es un cuento de hadas. Me tomo licencias con ciertas tramas, personajes y contextos para mi beneplácito. Hace milenios que no escribía fanfics, pido clemencia a mis lectores por mis fallas, vuelvo a escribir como un ejercicio personal en busca de algo perdido.

Gracias por leerme.


CAPÍTULO 23. Entrechat.

And if I told you that I loved you
You'd maybe think there's something wrong
I'm not a man of too many faces
The mask I wear is one

But those who speak know nothing
And find out to their cost
Like those who curse their luck in too many places
And those who fear a loss

The shape of my heart, Sting.


-Por favor, amor mío, vuelve en sí.

Aquella era una oración imposible para Loki, quien se hallaba entre los brazos de Thor, los cuales le sujetaban con fuerza con sus labios pegados a su oído intentando tranquilizarle. Habían peleado y la riña había sido titánica, no solo era la traición sucedida en el interior de las fuerzas que ayudaban a los Vengadores, ahora se sumaba el descubrimiento hecho anteriormente por Banner sobre el tiempo de vida de Lucky. Lo había descubierto por error cuando todos se encontraban ocupados buscando pistas de los Otros o de su hija, habiendo entrado al laboratorio del doctor por mera casualidad que terminó en fatalidad. El ojiverde había perdido la razón, atacando al Dios del Trueno en cuanto le hubiera hecho confesar su conocimiento sobre el tema de la misma forma que el resto de los Vengadores, todos se habían enterado antes menos él. Finalmente sus fuerzas se agotaron y terminó en los brazos del Asgardiano quien había tratado de calmarle por temor a su salud y la de su hijo.

-Loki...

Éste cerró sus ojos dejando que las últimas lágrimas de rabia rodaran por sus mejillas con el peso de su cuerpo contra el pecho de Thor quien se rehusó a soltarle hasta que no estuviera de vuelta en sus cabales. Todavía no daba con el traidor pero se había jurado buscarle para matarlo. Por su culpa había perdido a una hija que bien podía estar ya muerta. Sintió las manos del rubio soltarle para tomar su rostro limpiando sus lágrimas.

-Déjame ser el conducto de tu ira, pero no te hagas esto.

-Quiero muerto a quien nos traicionó, quiero que sufra antes de morir, que sienta por lo menos...

-Sssh, ya, Loki.

El ojiverde pasó saliva levantando sus manos que posó sobre el pecho de Thor.

-Venganza, Thor. Quiero venganza.

-La tendrás.

-No quiero volver a Asgard.

Ése era otro tema por el cual había estallado. Con el ataque sucedido, la seguridad en cualquier sitio de la Tierra era vulnerable, y el Dios del Trueno consideraba seriamente la opción de llevarse a Loki de vuelta a Asgard donde tendría la tranquilidad de saberlo a salvo bajo la protección de todo un reino repleto de guerreros y el poder de Odín. Stark no tenía agrado por la idea pero no se negó, como tampoco Rogers o Banner quien apoyó la noción junto con Romanov. Los Otros podían volver por el ojiverde en cualquier momento pero éste se negaba a partir; en primer lugar, esperanzado a que su hija volviera a Midgard debido a su llamado constante, y en segundo lugar, por rechazo a la idea de tener que convivir con aquellos que lo despreciarían en cuanto se diera la noticia de su retorno y enlace con el amado rey de Asgard. Aunque cada vez que lo meditaba, los argumentos de Thor cobraban más fuerza, su hijo nonato era uno de ellos.

-Estarán a salvo.

-Con un reino despreciándonos. Aquí por lo menos hay un número mayor de simpatizantes.

-No comencemos...

Loki juntó sus cejas. –No estaremos a salvo una vez que partas.

-Eso no lo puedes asegurar.

-¿Y si también nos traicionan?

-Te olvidas de Heimdall.

-Yo le burlé.

-Y de Odín.

-También lo hice.

Thor rugió soltándole para levantar los brazos al cielo. -¡Se acabó! No discutiré más esto contigo si no eres razonable. Volveremos a Asgard, fin de la discusión.

-¡¿Me llevarás a la fuerza?!

-Sabes la respuesta de antemano.

-¡Me niego!

-La decisión ha sido tomada, Loki.

Vision trató de calmar al ojiverde cuando salieron del cuartel para ir al punto donde Heimdall los encontraría.

-En lo profundo de tu corazón sabes que él tiene razón, y que es más probable que ella te busque allá que en este mundo, porque tu esencia es más compatible con el reino de Asgard que con Midgard aunque ames más este planeta que el otro.

-¿Y si no vuelve?

-¿Y si lo hace? –Vision le sonrió- Siempre fuiste fuerte por ella, no es momento de dimitir.

Loki bajó su mirada mientras Thor terminaba de despedirse del resto. Al ver la mano que le ofreció dudó unos segundos antes de tomarla, parecía condenado a tener ese gesto con él, su consuelo al menos era que no estaría solo, un Fenrir recuperado se iba con ellos. Ambos se volvieron a los Vengadores siendo envueltos por la luz multicolor del Bifrost que los transportó hacia donde Heimdall quien hincó una rodilla ante ambos.

-Majestades.

-Anuncia nuestro retorno –ordenó un serio Thor quien no soltó al ojiverde al que le pareció cómico el hecho de hacer su entrada triunfal por el palacio real con las ropas mundanas y un perro terrícola sintiendo el escrutinio de la corte que murmuraba entre sí.

Con un tono que no daba espacio a dudas o reclamos, el Dios del Trueno lo presentó formalmente como su consorte, anunciando además la llegada de su hija heredera al trono que le había sido arrebatado de su lado por los sirvientes de Thanos, terminando con el próximo nacimiento de su hijo. El silencio en la sala del trono fue sepulcral, algo que Loki ya esperaba observando los rostros pálidos, confundidos o de desprecio que le miraron una vez más como confirmando que todo era real. Aquel plan no iba a resultar a pesar de la presencia de Odín respaldando las palabras de su hijo. Sus ojos se encontraron con los de Sif que estaban llenos de las más curiosas expresiones que al ojiverde incluso le costaron trabajo entender. No hubo celebraciones o banquetes luego de tal anuncio, por lo que Loki pudo retirarse a la habitación del Dios del Trueno que le correspondía como su pareja mientras aquél enfrentaba a sus consejeros. Tomó asiento en la orilla de la cama de pieles viendo alrededor sin mucho ánimo, preguntándose cuánto tiempo pasaría antes de que algo o alguien viniera a cobrarse las afrentas pasadas o tratar de liberar a su rey de aquel monstruo Jotun. Fenrir gimió echándose frente a él.

-Lo sé. Yo también la extraño –dijo con un suspiro- Demasiado.

-¿M-Majestad? –Eir tocó a la puerta- ¿Puedo pasar?

-Adelante.

El ojiverde levantó su vista a la mujer quien hizo una reverencia, notoriamente consternada de saber que ahora era su regente pero dispuesta a llevar a cabo su deber como su cuidadora y sanadora personal. La mejor de Asgard.

-Lo siento, se... Majestad, pero... debo revisarle.

-¿Para comprobar si el rey no ha mentido?

-Majestad... yo...

-No los hagamos esperar. Acércate.

Con otra reverencia y una mirada extrañada al perro mortal la sanadora se arrodilló a su lado señalando su abrigo.

-¿Podría quitárselo?

Loki se quitó el abrigo para que pudiera examinarle con sus manos diestras. Le observó paciente, notando el cambio en su expresión al comprobar que había una nueva vida floreciendo en su interior.

-Es un varón –parpadeó asombrada.

-Ya lo había dicho tu rey.

-Pero... -Eir sacudió su cabeza- Es tan...

-¿Tan qué? –el ojiverde arqueó una ceja- ¿Tan monstruoso?

-No, Majestad. Tan fuerte. La sangre de Odín es pura.

-También tiene sangre Jotun.

-Por ascendencia, claro está, pero es un auténtico Aesir, como no había... –sonrió negando para volver a su porte serio- Traeré las nuevas ropas de Su Majestad.

-¿Qué demonios le pasa a esa mujer? –murmuró Loki tocando su vientre bajando su vista a Fenrir que había estado viendo todo desde su lugar- La impresión de conocer a mi hijo la ha trastornado.

Fenrir ladró moviendo su cola. Salió de la recámara una vez que sus ropas le fueron dadas, las que le correspondían como consorte de Thor y regente de Asgard, largos mantos y una túnica de color negro y verde. Eir le ayudó con su trenza a la que ató con un listón y algunas tiras de piel bordada. Fue al encuentro de Thor quien le esperaba junto a Odín en un comedor con balcón hacia el gran valle este de Asgard.

-Loki, bienvenido de vuelta –saludó Odín examinándole- Te sientan bien tus nuevas galas.

-Exageradas para mi gusto.

-Ven, te esperábamos para comer –Thor le tendió de nuevo una mano que tomó más tranquilo.

-¿Ése es el Fenrir del cual me hablaste, Thor? –quiso saber el Padre de Todo.

-Mi guardián –aclaró Loki acariciando la cabeza del perro que se echó a su lado.

Comió con ellos entre charlas superficiales que trató de no arruinar con sus comentarios agridulces, permitiéndose un espacio de relajación. Ignoraba si los tendría más adelante una vez que Thor volviera a Midgard para unirse a los Vengadores en su siguiente etapa de búsqueda. Durmió entre los brazos del rubio tranquilamente, sin más peleas por ese día. También se había agotado de reñir con su pareja quien partiría a la mañana siguiente hacia la Tierra no sin antes jurarle que todo estaría bien y que no había nada que temer en Asgard.

-Volveré.

-Tu honor está de por medio, Asgardiano.

-La encontraremos.

El ambiente del palacio era una mezcla de funeral y consternación que solamente las tareas de la campaña del rey generaban vida entre sus muros. Loki se entretuvo en la biblioteca sabiendo que los consejeros no iban a permitirle tomar las riendas de los asuntos del reino de buenas a primeras, o quizá nunca lo harían. Buscó en los gruesos volúmenes información que pudiera ayudarle a encontrar a su hija, y también sobre su hijo, ahora tenía curiosidad por saber el motivo de Eir para alegrarse cuando le examinó. Así le encontraría Sif, acompañada de Volstagg.

-Majestad.

Loki dejó el libro que leía levantando su mirada. -¿Vienes a coserme la boca?

-Venimos en son de paz.

-Entonces vienen a convencerme que lo mejor es que desaparezca –el ojiverde cerró el libro de golpe dejando una mano sobre la cubierta- Y me lleve la vergüenza conmigo.

-Como dije, venimos en son de paz.

Fenrir gruñó por debajo de la mesa donde se encontraba. Volstagg frunció su ceño.

-Cuidado, tengo mi propia escolta real.

-No intentamos hacerte daño, queremos intercambiar unas palabras –la guerrera miró al perro y a Loki.

-Aún recuerdo cuando pusiste una espada sobre mi cuello, amenazándome con la muerte si acaso traicionaba a Thor. Si los jueces te hubieran elegido como mi verdugo sin duda tendría la cabeza separada del cuerpo a estas alturas, tu desprecio es evidente. Lo que me lleva a su intercambio de palabras que no me interesan, piensen de mí lo que quieran, Lady Sif, ninguno de ustedes jamás se interesó por lo que yo he pasado, ahora es demasiado tarde para extenderme los brazos.

La guerrera apretó su mandíbula desviando su mirada a otro punto mientras que Volstagg solo tomó aire clavando sus ojos en el ojiverde. Fenrir no les quitaba la vista de encima sin moverse. Loki volvió a abrir el libro retomando su lectura pero se detuvo al ver que ellos no se movían de su sitio.

-De acuerdo, habla Lady Sif.

-¿Por qué trataste de ocultarlo aquella vez ante Thor?

-Bueno –el ojiverde sonrió recordando- Porque sabía lo que caería sobre nosotros si se enteraba, temía por la vida de mi ausente hija. Una híbrida a la que todo el mundo daría caza.

-¿Esa es tu opinión sobre nosotros? –bufó Volstagg.

-Veamos... sí. Me parece que tienes un par de cuernos Jotun como trofeos en tu pared, creo que eso me da derecho a pensar en la posibilidad de que cazaras a mi hija tan solo de verla.

-Thor estaba enamorado de Jane Foster, nadie dudaba de su enlace con la chica.

-Y entonces un horripilante embustero se le cruzó en el camino, ¿eso quieres decir?

-No estás haciendo ameno esto –Sif suspiró.

-Estás ciega si no te percataste de cuando tu rey comenzó a cortejarme. Yo no lo busqué, Sif, él fue el primero en acercarse. A mí. Y aún durante ese tiempo lo rechacé para mantener a resguardo a mi hija...

-Su hija también.

Loki les miró fijamente luego bufando. -¿Están aceptando nuestra relación y nuestra descendencia?

-Me equivoqué respecto a ti. Tus acciones recientes –confesó la guerrera- Nosotros cometimos un error de juicio.

-¿Y qué les hizo cambiar de opinión?

Lady Sif se quitó su capa en esos momentos, retirando una hombrera protectora de su brazo derecho para dejarle ver una marca que el ojiverde reconoció al acto, levantándose como rayo para alejarse por instinto.

-Me topé con uno de ellos, de no ser por Volstagg, hubiera perdido la vida ahí mismo, aquella criatura me dejó esta cicatriz. Thor me dijo que habías sufrido cosas que no imaginaba... lo demás vino solo.

-¿D-Dónde lo encontraste?

La guerrera volvió a colocarse su protección y cubrirse con su capa con la mirada baja. Fenrir bajó sus orejas saliendo de la mesa para situarse al lado de Loki lamiendo su mano.

-Tengo una confesión que hacerte, Loki.

Éste escuchó como Sif había viajado a escondidas hacia Midgard para dar con su paradero siempre con resultados negativos. Solo habían sido tres veces y la última fue cuando el sacerdote que aparentemente le asistía en el viaje se reveló como un Otro que la atacó y que la hubiera matado de no haber sido que Volstagg estaba siguiéndole, curioso por sus actos. A la guerrera le había tomado casi una semana recuperarse de aquel toque y aún en aquellos días soñaba con el dolor provocado, lo que le reveló parte del infierno de Loki basado en las palabras de Thor.

-... entendí que ya habías pagado por todos tus errores y que otros ni siquiera lo eran, pero Thor sigue molesto conmigo para escuchar nuestras disculpas, aunque en verdad con quien debíamos disculparnos primero era contigo.

-Eso fue toda una resurrección de su parte.

-Las Nornas no te torturaron porque ya conocían tu sufrimiento, y también el futuro que tienes en Asgard.

Loki parpadeó sin responder, era la segunda vez que escuchaba aquello. Sif se acercó a él mirándole fijamente, antes de tomar su rostro para darle un beso en la frente a modo de disculpa.

-Perdónanos. Fuimos unos idiotas.

-El idiota es Thor por seguir molesto con ustedes –Loki torció una sonrisa- Acepto sus disculpas, pero deberán probarme su palabra.

-Respecto a eso –Volstagg tosió mirando a Sif quien se volvió al ojiverde.

-Hay un par más que desean tu perdón.

-Hogun y Fandral –Loki bajó sus párpados cruzando sus brazos- Puedo ser tolerante con Hogun pero Fandral...

-Lo sé –sonrió Sif- Después de que Thor le diera su merecido, puedo asegurarte que le dejó en un ánimo más comprensivo, pero yo me encargué que le quedara claro quién estaba equivocado y por qué.

Fenrir ladeó su rostro gimiendo, Loki arqueó una ceja antes de abrir sus ojos sorprendido. Claro, Lady Sif era experta en hacer morder el polvo a guerreros que osaban contrariarle, un par de veces el ahora rey de Asgard había probado sus puños. Seguramente en aquel cambio de actitud tuvo sus desacuerdos con el insolente de Fandral quien debió arrepentirse segundos después.

-Realmente estás probando con el poder de tus puños lo cierto de tus palabras, Lady Sif.

-Volstagg también me ayudó –sonrió ella mirando a su amigo que solo se encogió de hombros.

-No me gusta guardar rencores por tanto tiempo.

-Excelente decisión –replicó el ojiverde- ¿Dónde están ellos?

Volstagg silbó y vieron entrar a Hogun seguido de un cabizbajo Fandral a quien Fenrir ladró un par de veces clavando su mirada en él. Loki acarició la cabeza del perro esperando a que esos dos estuvieran al lado de Sif quien los examinó con la misma dureza que un maestro que aplica una prueba a sus pupilos. El primero en hablar fue Hogun.

-Majestad, suplico tu perdón por mis ofensas.

-Perdón otorgado, guerrero Hogun.

Fue el turno de Fandral quien tomó aire mirándole. Aún conservaba moretones y cicatrices de lo que fue la paliza de la doncella guerrera. El ojiverde contuvo una risa para no romper con el aire ceremonioso que de pronto se dio entre ellos.

-Fandral –llamó Sif.

-Bien... yo, lo siento ¿de acuerdo? Estaba cegado por mi cariño hacia Thor, es como mi hermano y... bueno...

-Estás frente al regente de Asgard, muestra respeto –advirtió Volstagg.

-Esto es un poco bizarro para mí.

-Hay sentimiento mutuo –respondió Loki examinándole- Tu caso es particular porque tu amado hermano Thor no va a consentir ni en pensamiento el hecho de que te me acerques tan familiarmente. Porque trataste de ponerle una mano encima a su consorte, tu rey y la madre de sus hijos, créeme Fandral, Mjolnir puede ser la menor de tus preocupaciones.

Saboreó todas las expresiones que cruzaron por el rostro del guerrero. Ni siquiera le guardaba rencor pero se dio el lujo de hacerle sufrir como pago por aquel momento. Fenrir le mostró los colmillos unos segundos apoyando sus palabras. Fandral levantó sus manos en son de paz antes de hincarse de una rodilla bajando su cabeza ante Loki quien levantó en alto su mentón con una sonrisa de victoria. Los otros tres así lo hicieron, llevando una mano en puño sobre su pecho, la muestra de lealtad hacia quien ocupaba el trono de su reino.

-¿Se percatan que están jurándome lealtad... por segunda vez?

-Que sea la primera –Sif levantó su mirada, sonriéndole- La verdadera.

Loki le miró y sonrió asintiendo, con un gesto de su mano invitándoles a ponerse de pie con Fenrir moviendo su cola, examinando cada rostro. Aquel había sido un cambio sustancial, ahora tenía un grupo de maestros guerreros apoyándole sinceramente. No existía duda o rechazo en sus gestos que indicara una falta a su palabra como en aquellos lejanos tiempos. Volstagg sonrió de oreja a oreja evidentemente feliz que se hubieran arreglado entre ellos.

-Sif, me has dicho que trataste de encontrarme pero no lo conseguiste. ¿Estás completamente segura de que nunca hallaste pista alguna?

-Jamás, era como si la tierra te hubiera tragado. Comencé a pensar que quizá estabas muerto.

-¿Alguien más supo de tu búsqueda?

-¿Por qué?

Loki apretó sus puños. –Hay un traidor que nos delató a los Otros, nos encontraron y por eso ahora mi hija está perdida.

-Te juro por mi vida que nada tuve que ver en ello –Sif abrió sus ojos como platos- Y puedo asegurarte que mi contacto en Midgard tampoco. Lo hicimos siempre ocultas y a pesar de no encontrarte lo dejamos en las sombras, sin rastro que seguir de nuestras pesquisas. Loki, tienes mi palabra de que un hubo acción u omisión de mi parte que hubiera ocasionado la pérdida de tu hija. Que las Nornas derramen sobre mí la desgracia si miento.

El ojiverde le dio la espalda, consternado. Sif era una cazadora nata, ninguna pista se le escapaba y si ella no le había encontrado eso probaba la seguridad de la isla. Sin embargo, Fury había mencionado que Viernes sufrió un espionaje, que dio con la ubicación de su refugio. La doncella guerrera no había llegado tan lejos, lo hubieran detectado. Incluso sus incursiones a Midgard hubieran sido expuestas por la IA. No había sido un movimiento del exterior.

-Fue alguien muy cercano a nosotros –dedujo al fin con un siseo.

-No deberías alterarte tanto...

-¡Ah! Basta con eso que no soy una moza desvalida.

-¿Quién pudo haberlo hecho? –preguntó Hogun- ¿Tienes alguna idea?

-No, pero trataré de averiguarlo.

-¿Desde aquí? –Sif arqueó ambas cejas.

-Lady Sif, si quieren la redención a sus actos, ahora me servirán sin cuestionarme.

-No tan rápido, Embustero. No harás nada que te exponga al peligro, ni te involucrarás en actos que indirectamente puedan dañarte, y sobre todo, no saldrás de este palacio.

-No puedes darme órdenes.

-Le sugiero firmemente a Su Majestad prudencia en sus planes o me verá obligada a amarrarle a la cama para protegerle como guerrera al servicio de Thor Odinson.

Fenrir ladró apoyando sus palabras. Loki rodó sus ojos.

-Bien.

-No interrumpimos más tu lectura –la guerrera se giró con los demás- No te agotes demasiado, Majestad.

-Suficiente con eso –negó el ojiverde.

Fandral se retrasó, deteniéndose sobre sus pasos, indeciso. Loki levantó su mirada a punto de abrir su libro, torciendo una sonrisa.

-Lo sé, Fandral –dijo cuando el otro no atinó a hablar- Te sentías atraído hacia mí pero el rencor que me guardabas a nombre de Thor te hizo cometer la peor tontería que Asgard hubiera registrado. Ustedes los Aesir tienen ideas raras cuando combinan amor y justicia. Si te hace sentir mejor, hubo un tiempo en que también me fijé en ti.

-¿Hablas en serio? –Fandral le miró atónito.

Loki se encogió de hombros. –Así fue.

-¿Y por qué...?

-¿Con ustedes llevando doncellas a sus camas cual competencia de caza? Jamás. Después ese sentimiento se esfumó.

-Thor tiene mucha suerte.

-Más de la que imaginas.

-Lo siento en verdad, Loki. Tal como afirmaste, estar en cierta posición nos ciega.

-Una temporada exiliado en Midgard puede rehabilitarte –sugirió como si nada el ojiverde, riendo al ver la sangre desaparecer del rostro del guerrero- Tienes un buen corazón pero te falta cabeza, Fandral. Encuéntrala.

-Así lo haré, Majestad. Con tu permiso.

-Adelante.

Fenrir miró a Loki quien le despeinó jalando una de sus orejas antes de retomar su lectura que poco le duró pues se escucharon las puertas de la biblioteca ser abiertas y los pasos rítmicos de un consejero aparecieron buscando al ojiverde, haciendo una reverencia ante él cuando le encontró.

-Majestad, han llegado obsequios de Alfheim para usted.

-Serán para Su Majestad, el rey Thor, consejero.

-No, milord. Son específicamente para usted.

Loki frunció su ceño, aunque la noticia de su arribo como regente de Asgard hubiera llegado ya hasta las tierras de Alfheim era imposible que enviaran tan pronto un presente como muestra de reconocimiento. Suspiró al ver su libro condenado a no ser leído ese día y que debió cerrar de nuevo, caminando tras el consejero para encontrarse con Sif quien le escoltó al enterarse sobre los obsequios.

-Voy a comenzar a escribir el nombre de Alfheim entre mis seguidores –bromeó el ojiverde llamando a Fenrir para que el acompañara.

-Escuché que son regalos sagrados.

-Es extraño –comentó Loki caminando por el largo pasillo- Todavía no tengo ni un día completo en Asgard y Alfheim me ha enviado presentes. Seguramente debe ser veneno.

-En cuyo caso no te afectaría –sonrió la guerrera.

Una comitiva de la guardia real de Alfheim resguardaba los obsequios que esperaban en medio de una sala de recepción. Loki arqueó una ceja viendo los dos cofres, uno mayor que otro, cubiertos por una tela semitransparente con los símbolos inequívocos del Oráculo de Alfheim. Eran regalos sagrados como lo había apuntado la doncella, por ello los guerreros los cuidaban hasta ser entregados a su receptor. Sif levantó ambas cejas rodeando los cofres igual que Fenrir que sin permiso alguno comenzó a olfatearlos tratando de levantar la tela y ladrando a Loki para que los abriera.

-El Oráculo de Alfheim os envía estos presentes, Su Majestad –dijo el capitán de aquella comitiva con una rodilla en el suelo- Para honrar a la heredera de Asgard y su hermano menor.

-Y sus obsequios son recibidos con gratitud y humildad –respondió diplomático el ojiverde, más intrigado ahora por saber qué había en el interior de los cofres a los que se acercó, retirando la tela que tendió a Sif para levantar la tapa del cofre más grande- Por los dioses...

Era una armadura dorada, hecha a base de hojas de láminas superpuestas que formaban una coraza formidable pero daban ligereza a su portador. Tenía el tamaño exacto para Lucky, como se dio cuenta al levantar la pechera para ver el trabajo de tallado de cerca. Llevaba las runas de Asgard, con bendiciones de la luz dedicadas a su hija. La armadura descansaba sobre una elegante capa roja con un cuello de pelo suave que acarició asombrado de tan exquisito regalo que vibraba por la magia que el Oráculo había impreso en él. Volvió su rostro hacia el cofre pequeño, abriéndolo más aprisa por la curiosidad, era un manto suave igualmente rojo para envolverle en su cuna según le pareció por el tamaño y grosor, con los bordes decorados con hilos de oro que formaban runas mágicas. Sintió un peso dentro, desdoblando los pliegues para encontrar un medallón de oro puro bendecido con un dibujo labrado, un par de alas entrelazadas con unos cuernos, Ygdrassill estaba al fondo. Solo había visto un medallón similar en toda su vida y le había pertenecido a Frigga.

-Decidle al Oráculo de Alfheim que Asgard envía sus más sinceros agradecimientos, alabando su nombre todos los días... -murmuró Loki al capitán incrédulo ante los obsequios.

La comitiva se retiró, los regalos fueron llevados a la habitación de los reyes, con toda la corte hablando del suceso que rápidamente fue esparcido a los cuatro puntos de Asgard. Ahora las miradas sobre Loki cambiaron del rechazo a la curiosidad, lo que le complació hasta cierto punto, sin permitir que le distrajera de su meta: encontrar al traidor por cuyas acciones había perdido a su pequeña Lucky.


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