Balance (continuación)
Título: DANZA DE HIELO
Autora: Clumsykitty
Fandom: Universo Marvel entre Avengers y Thor principalmente.
Parejas: las que lleguen, pero sin duda habrá Thorki.
Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.
Warnings: Habrá mucho de todo y algunas cosas serán desagradables. No es un cuento de hadas. Me tomo licencias con ciertas tramas, personajes y contextos para mi beneplácito. Hace milenios que no escribía fanfics, pido clemencia a mis lectores por mis fallas, vuelvo a escribir como un ejercicio personal en busca de algo perdido.
Gracias por leerme.
CAPÍTULO 13. Balance (continuación)
And all the roads we have to walk are winding
And all the lights that lead us there are blinding
There are many things that I would
Like to say to you
But I don't know how
Because maybe
You're gonna be the one that saves me
And after all
You're my wonderwall
Wonderwall, Oasis.
Odín ya le había advertido que sólo era cuestión de tiempo para que Thor armara las piezas del rompecabezas. Su primogénito no era el mejor sabueso pero no tampoco era un ingenuo. Ahora Loki se encontraba acorralado, abrazando sus rodillas contra su pecho escondiendo su rostro entre sus brazos con la espalda contra la cabecera de la cama de Thor quien se había quedado mudo luego de encontrar aquella marca en su vientre y darse cuenta que él era la madre de la hija que había estado buscando con tanta desesperación. Eso era lo que el Oráculo le había dicho durante el banquete de bienvenida y confirmado por el propio ojiverde quien agotado de tanta presión terminó por ceder a las preguntas del Dios del Trueno. Omitió detalles dolorosos sobre el cómo Idunn había nacido, narrando de forma escueta su escape a través de aquel vacío donde sufrieron ataques hasta alcanzar un portal abandonado que usaron para llegar a Jotunheim donde esperaba ocultarse en alguna de las tribus sobrevivientes al desastre del Bifrost sin darse cuenta del cambio de runas que había hecho por desesperación, terminando en su lugar en una playa de Midgard donde apareció Hulk y de ahí a la recuperación lenta hasta que el entrometido de Thor reclamó su presencia para llevarlo a la justicia de Asgard.
Loki se sentía exhausto, sin ánimos ya de pelear. No había más que hacer. Confiaba en la palabra de Odín de contener al Dios del Trueno si éste llegaba a ser impertinente respecto al tema de llevar a Lucky ante ellos. El Padre de Todo había estado de acuerdo en mantenerla a salvo en Midgard bajo la protección de los Vengadores, como hasta esos días, hasta que pudieran estar seguros que podrían rechazar las huestes de los Otros y el poder de Thanos, en parte apoderándose de las Gemas del Infinito lo cual parecía ser una tarea de largo plazo, su hija sería mayor para cuando eso ocurriera, al menos eso esperaba. Levantó su rostro al sentir a Thor sentarse a su lado luego de aquellos minutos de pesado silencio entre ellos. Se encontró con un rostro arrepentido y una mano con una pañuelo frío que quiso llevar a su mejilla enrojecida por la bofetada. Al principio, Loki se resistió pero luego aceptó la mano del Asgardiano bajando su mirada con un suspiro de alivio cuando el frío de la tela refrescó su piel, cerrando sus ojos.
-¿Cómo es? –preguntó en un susurro el Dios del Trueno.
-Tiene marcas Jotun –respondió de inmediato el ojiverde levantando su mirada con algo de malicia que luego desechó al ver la sonrisa idiota del otro- Se parece a mí, nada más.
-Es hermosa entonces.
Loki cerró sus ojos, dejando que Thor se acercara más. Ya no temía a su presencia y luego de las confesiones no había necesidad de huir.
-Lo siento, Loki.
Ambas frentes se encontraron, el Asgardiano bajó el pañuelo para acariciar su mejilla adolorida con ternura mirándole preocupado. Thor estaba arrepentido de su comportamiento insensato y de la manera en cómo se había expresado de Loki quien suspiró de nuevo viendo sus ropas rasgadas por aquellas manos impulsivas.
-¿Qué sucederá? –le preguntó inseguro.
-Quisiera conocerla, si me lo permites. También es mi hija, mi sangre. No la he buscado porque esté ansioso por verla convertirse en una visión lejana, Loki, sino porque es parte de mí... quizá lo mejor de mí.
La sinceridad de aquella confesión hizo sonreír a Loki quien tomó la mano que acariciaba su rostro para detenerle apretándola entre sus manos. De haber tenido sus poderes en esos momentos le hubiera quemado hasta que el Asgardiano suplicara pero se contentaba con la angustia plantada en la expresión del guerrero.
-De acuerdo, pero ahora quiero descansar, por favor.
Thor sonrió travieso, jalándole hacia él. –Duerme conmigo.
-No, gracias. Primero me besas y luego me abofeteas, tienes maneras excéntricas para cortejar, rey de Asgard.
-Vamos, Loki –el Dios del Trueno levantó ambas cejas mirándole, no era que tampoco el ojiverde estuviera haciendo esfuerzo alguno por marcharse- Te recompensaré con cortejos menos ambiguos y más cautivantes.
-¿Y cuándo estuve de acuerdo en que lo hicieras?
-Hasta ahora no has dicho que no.
-Haz lo que... -se calló de inmediato porque una mano bajó a su vientre acariciando su marca, quitándola con un gruñido- Ni se te ocurra. Todavía que me marcas como si fuese ganado tienes el descaro de ufanarte de ello.
-Yo no lo hice –Thor arqueó una ceja.
-¿Quién más sino el poseedor de Mjolnir?
-Pues no lo hice.
-Estás exento de cualquier broma de ese tipo hacia mi persona.
-Lo juro, Loki. Yo no lo hice.
-¿Entonces quién?
El Dios del Trueno le miró fijamente y luego rió. –Fue un obsequio, tal vez de las Nornas, ¿no lo crees? Me gusta cómo se te ve.
-Y precisamente por eso no me apetece tenerlo. Deja de verme así.
-¿No se te ocurrió pensar que es una manera de decirte que no eres la ruina de Asgard sino su gloria?
Loki le miró encogiéndose de hombros, en su interior estaba satisfecho y tranquilo. Era fascinante como luego de sacar lo que cargaba dentro con Thor, las cosas se habían vuelto más sencillas, menos tormentosas e incluso divertidas. Le satisfacía al punto de la vanidad ser el objeto de las caricias y besos del Dios del Trueno, el cual le acurrucó entre sus brazos, preparándose para dormir. Ahora entendía por qué le miraba de esa manera y su corazón latía con tanta prisa igual que un caballo desbocado. No había sido únicamente porque fuese el padre de su hija, aquello había sido el pretexto. Suspiró dejándose envolver por sus brazos recibiendo un beso largo y tranquilo. Por lo visto no tenía intención de que se movieran más allá de acomodarse sobre las pieles, olvidando que estaba cierto banquete celebrándose todavía en el salón principal. Al otro día seguramente iban a recibir una reprimenda de Odín por ello.
-¿Y es fuerte? –escuchó la gruesa voz de Thor en su oído.
-Por los cuervos de Odín, Thor, déjame dormir.
-Está bien...
-... sí, es fuerte. Ahora cállate.
Su sueño fue profundo y muy plácido entre los brazos fuertes del Asgardiano que no le soltó en toda la noche. Cuando despertaron, ambos tenían un apetito feroz pero el ojiverde exigió ropas decentes con que salir a desayunar. En una mezcla de malicia e indiferencia observó los rostros con los que se encontraron, ofendidos o consternados de que hubiera dormido en la recámara del rey. Le daba igual, aunque en el caso de Fandral fue placer puro dejándole que hiciera sus propias conjeturas sobre lo sucedido. Tal como lo había previsto, Odín les tenía un discurso preparado sobre los buenos modales de un anfitrión real, no decir un rey. A Loki le dio un enorme gusto que el Padre de Todo tuviera palabras más duras para Thor cuando notó su mejilla aún roja por aquel golpe misma que fue sanada en ese instante. Era lo menos que se merecía por su comportamiento. Ambos se sorprendieron de que el Padre de Todo no se alterara cuando hablaran a cerca de su relación, era algo que ya venía aparecer, según les dijo. Pero les había tomado mucho tiempo darse cuenta.
-Iremos a Midgard –dijo después el Dios del Trueno luego del regaño.
-Ahora que las cosas se han aclarado entre ustedes, hay algo que deben saber.
Ambos intercambiaron una mirada antes de volverse a Odín que cruzó sus manos detrás de su espalda con expresión tranquila.
-Todo este asunto relacionado con mi nieta permanecerá en la misma discreción que Loki ha estado llevando. Sé que te gustaría anunciarlo a los Nueve Reinos, Thor, pero eso la pondría en grave peligro por las razones que ya conoces. Si ha permanecido a salvo es porque nadie sabe de ella, ni tampoco de su ubicación. Así que lo mejor será que continúe viviendo en la Tierra, en el santuario que los Vengadores han creado y que ahora reforzaremos con la mejor protección que Asgard tiene para ofrecerle mientras crece a salvo con su madre.
Loki sonrió ampliamente pero Thor se quejó.
-Pero, Padre...
-Puedes visitarlos cuantas veces te sean necesarios, tienes un deber con los Vengadores y ese mundo a tu cuidado, con mayor motivo ahora.
-¿Y bajo que razones Loki volverá a la Tierra?
Odín miró a éste, pidiendo alguna idea. El ojiverde observó a su vez a Thor, pensándolo un poco. Había varias opciones pero se decidió como siempre, por la que protegiera mejor a su hija.
-Bastante fácil, a decir verdad. Me has hecho un favor, tonto Asgardiano. El Padre de Todo puede mostrarse desencantado de mi persona por haber pasado una noche en tus aposentos, casi me rezumban los oídos de los chismes que ya se dicen en la corte... aunque no haya pasado nada, quita esa expresión de tu rostro.
-Me desagrada que te culpes así y recibas injurias inmerecidas por ello.
-Ya tengo una reputación que no pienso desvanecer.
-¿Terminaron de discutir? –el Padre de Todo sonrió.
-No es un destierro –quiso asegurarse el Dios del Trueno mirando a su padre que negó.
-A nadie se le hará extraño que Loki vuelva a Midgard a ser prisionero los Vengadores con ese pretexto –aclaró Odín- Ni que tú vayas de manera regular a visitarle para asegurarte que no escape.
-Le seguiría hasta el mismo Hel si lo hiciera.
-Idiota –rebatió Loki bufando.
-Padre, tenemos una última duda. ¿Quién o qué provocó la marca de Mjolnir en Loki?
-¿Es una pregunta retórica?
El ojiverde entrecerró sus ojos y luego los abrió para volverlos a entrecerrar. Thor le observó y luego se volvió a su padre cuyo rostro bajó a su martillo.
-¿Mjolnir? –el Dios del Trueno levantó el arma como si nunca antes lo hubiera visto- Pero... ¿por qué?
-Por la misma razón que todo esto ha sucedido.
-Eso ni siquiera yo mismo lo comprendo –replicó ofendido el ojiverde.
-Los dos lo harán en un futuro. Ahora, pueden partir con mi permiso.
No perdieron más tiempo, ansiosos por llegar a Midgard. Aparecieron frente al cuartel general antes del amanecer, sorprendiendo al propio Nick Fury quien le dedicó una mirada inquisitiva a Thor antes de llamar a los Vengadores. Los primeros en llegar fueron Vision y Wanda, los cuales les escoltaron cuartel adentro cuando el Dios del Trueno les comunicó que devolvía a su "prisionero". El resto estaba por llegar en cuanto Viernes había anunciado su arribo. Thor se sorprendió de sobremanera cuando Loki corrió hacia el Capitán América en cuanto éste apareció prácticamente patinando luego de haber salido a correr y quien le recibió de brazos abiertos. Gruñó celoso pero esperó paciente a una explicación.
-¿No hubo incidentes, verdad? –Steve miró de arriba abajo al ojiverde y luego a Thor.
-¿Le digo? –Loki miró de reojo al Dios del Trueno quien se aclaró la garganta.
-Thor... –el capitán consideró pedir su escudo en esos momentos.
-Bienvenidos –intervino Vision con una sonrisa.
-Llamaremos al Quinjet –ofreció Wanda, mirándoles divertida al percibir lo que estaba pasando entre los dos recién llegados.
-No –le detuvo Loki para sorpresa de todos- Quisiera hablar con todos ustedes. Creo que se merecen una respuesta adecuada luego de todo este tiempo ayudándonos.
Después de calmar a un Tony Stark que por nada estuvo por dispararle sus mejores cañones al Dios del Trueno al enterarse de lo ocurrido, el resto de los Vengadores llegó para recibir con efusividad a Loki quien sonrió complacido. Thor le observó asombrado, por la cercanía que había entre ellos, comprendiendo el estado depresivo que había reinado en el ojiverde en las tierras de Asgard donde se le había obligado a estar lejos de su hija, la que por cierto moría por ver. Loki les explicó lo que el Asgardiano ya había escuchado, su captura a manos de Thanos, años y años de tortura en castigo por haber fallado en Midgard y luego haber ocultado el Teseracto, hasta que un día una de sus amadas hijas, Gamora, se rebeló dejándole sin un arma potencial que usar contra el universo, decidiendo entonces jugar con la esencia de su prisionero para concebir por inseminación artificial a Lucky, respondiendo a las preguntas que Stark hacía entre sus narraciones, dando tiempo a los demás de digerir sus palabras, sobre todo la parte que involucraba la paternidad de Thor.
-Espera, Bambi. ¿Estás diciéndonos que el fortachón allá atrás es el padre de Lucky? ¿Cuándo...? Digo, no es que... pero, bueno... ustedes... ¿Por qué el Rey del Swing?
-Stark –le calmó el ojiverde- Thor es el mejor guerrero de los Nueve Reinos.
-Ja.
El Dios del Trueno le dedicó una mirada al Hombre de Hierro quien la ignoró.
-Suponiendo que llena el perfil de semental alfa en todos los universos, ¿cómo pudiste... ya sabes? Una cosa es que seas bonito y otra que tengas equipo para producción de bebés.
-Los Jotun tenemos una herencia genética que nos permite adoptar ambos géneros por decirlo de una manera, dadas las circunstancias adversas del reino –explicó Loki mirando a la mesa, nunca había hablado tan abiertamente sobre su naturaleza- Thanos experimentó con eso.
Experimentar estaba lejos de la correcta descripción, destruir, reconstruir, transformar eran verbos más adecuados a lo que había soportado. Habían jugado con su cuerpo como si de piezas de armar se tratara hasta que el poderoso señor estuvo satisfecho de la configuración que iba a permitirle que concibiera la criatura que estaba buscando.
-¿Quién es Gamora? –insistió Tony.
-Al igual que yo, fue una de sus tantas capturas que entrenó y convenció para convertirse en su heraldo de la muerte. La puso al servicio de Ronan el Acusador, ese fue el momento en el que ella lo traicionó.
-¿Ronan quién?
-No los conocí. Solamente supe de ellos por lo muy poco que llegaban a decirnos.
-Tengo que actualizar mi lista de extraterrestres poderosos posibles enemigos.
-Tony –Steve le llamó la atención.
-¿Qué? Todavía que Rodolfo se va dejándonos con el alma en un hilo, regresa como si hubiera estado en un spa de la India con su novio hermano. Eso no se hace, Cuernitos, bajé diez kilos de preocupación sincera.
-Que agradezco –sonrió el ojiverde, bendiciendo aquel buen humor para algo tan difícil de hablar.
-Aun no entiendo cómo se las ingeniaron para... ya saben... -Clint señaló a Thor y luego a Loki.
-Obtener patrimonio genético no es problema –esta vez habló Bruce limpiando sus lentes- Y por lo que nos ha dicho Loki ellos son capaces de una tecnología que ni siquiera imaginamos, no hablemos de torcer el tiempo y el espacio.
-¿Lastimó a Lucky durante el proceso, no es cierto? –la pregunta vino de Natasha.
La mirada de Loki se nubló por unos instantes, quedándose callado. Steve estaba por cambiar el tema cuando volvió a hablar.
-Desde que la concepción tuvo éxito... -le pareció que truenos se escucharon a lo lejos- Hacía los cambios que más le convenían y... -pasó saliva con esfuerzo- comenzó a prepararla.
-¿Prepararla para qué? –Tony picoteó con un bolígrafo la mesa.
-Thanos posee el Guantelete del Infinito con el cual puede manipular esas fuerzas primigenias, pero lejos de la destrucción que pueda ocasionar, anhela barrer toda vida en cualquier plano dimensional en honor a la Muerte, para conseguirlo necesitaba algo mejor que un guante místico, quería una criatura que no solo manipulara las Gemas del Infinito, sino que pudiera fusionarlas en su cuerpo convirtiéndose en un arma invencible que obedeciera ciegamente a Thanos y destruyera todo por él.
Tuvo que tomar aire luego de eso, los Otros torturaban a su hija frente a sus ojos obligándole a que convenciera a Idunn de obedecerles, o le torturaban a él para que ella cediera. A pesar de todo el esfuerzo, el entrenamiento y la manipulación, su hija mantenía una rebeldía hacia Thanos que divertía a éste más que enfurecerle. Solamente la poca cordura que Loki guardó en su interior los mantuvo a flote hasta que un día...
-Lucky está por despertar –anunció Wanda mirándoles luego del crudo silencio que reinó en la sala ante la revelación- Creo que desean verla, ¿no es así?
Eso devolvió la vida a los ojos de Loki, girándose a un Thor que estaba misterioso, parecía iracundo y al mismo tiempo adolorido. Jarvis se encargó de enviar el Quinjet para que recogiera a ambos, el resto esperaría antes de ir a la isla para darles tiempo a ambos padres para lo que sería sin duda un momento crucial en la vida de Lucky. Ninguno de ellos habló o se miraron a los ojos durante el viaje, hasta que aterrizaron cerca de la casa donde los recibiría la doctora Cho, quien se había quedado vigilando a la pequeña, intercambiando lugar con ella. Loki se volvió a Thor antes de sonreírle y bajar a toda prisa sintiendo lágrimas queriendo escapar de sus ojos. El Dios del Trueno miró la casa a detalle, los sistemas de protección, la presencia de Jarvis y la cantidad grosera de juguetes que inundaba los pasillos. Su corazón latía con más fuerza conforme seguía los pasos presurosos del ojiverde quien le guió hasta la habitación llena de los más ingeniosos dispositivos que llevaban el sello Stark impreso, libros de todos tamaños y docena de dibujos. Se quedó al pie de la entrada al observar el pequeño cuerpo dormir en la cama llena de peluches y cojines, con una manta colorida abrazando a un Teddy.
Loki cayó de rodillas conteniendo un sollozo de alegría, sus manos tocaron los cabellos trenzados de Lucky, su rostro cuya sien besó varias veces. Aquello despertó a la pequeña quien abrió lentamente sus párpados.
-¿Mami? –llamó en Jotun.
-Sí, tesoro –le respondió aquél con una sonrisa y lágrimas que le acompañaron- Mamá volvió.
-¡MAMI! –Lucky se levantó de un brinco lanzándose a los brazos ansiosos de Loki quien rió entre lágrimas que se combinaron con las de su hija a la que llenó de besos.
Aquel despliegue de emociones embargó a Thor quien no atinó a moverse, su hija era sencillamente perfecta, con sus marcas azules en su rostro y manos, esos cabellos tan iguales a su madre como sus ojos aunque fuesen solo un hechizo. Le daba igual si eran de colores. Estaba boquiabierto observando la manera en que Loki mecía a Lucky sonriendo con tal felicidad que no creyó ver en el ojiverde. Se maldijo cuando por ese embelesamiento soltó sin fijarse a Mjolnir en el suelo interrumpiendo el momento entre ellos con el sonido hueco del martillo golpeando el piso. La niña respingó mirando asustada al recién llegado, sabía quién era pero tenía miedo de él. No entendía por qué su madre lo había traído consigo. Loki tomó aire cargándole en brazos al levantarse, calmándole con caricias.
-Papá ha llegado también –le susurró al oído- Quiere conocerte.
-¿No nos hará daño? –titubeó la pequeña.
-No –fue Thor quien respondió en Jotun sorprendiendo a ambos, acercándose con cautela intercambiando una mirada con Loki para que le ayudara- Nunca lo haría.
No pudo contener las lágrimas de alegría al estar tan cerca de ella, luego de buscarla sin saber si era realidad o fantasía, resignarse a perderla solamente para volverla a encontrar. Al fin estaba frente a ese sueño que tantos desvelos le había causado, con sus brazos pidiendo que fuera hacia ellos, casi implorando. Loki fue quien animó a la niña quien le miró y luego se volvió a esos gruesos brazos levantando su vista hacia Thor unos segundos antes de asentir, permitiendo que le cargara, recibiendo el abrazo más afectuoso de parte de su padre que al igual que su madre, le llenó de besos, cuidadosos y con profunda reverencia.
Esta vez fue el turno del ojiverde para sorprenderse de la manera tan delicada y amorosa con la que el Dios del Trueno recibía a su hija, las palabras llenas de cariño que le profería sin dejar de recorrer su cuerpo con sus ansiosos ojos dorados, que brillaron de satisfacción y alegría. Se dio cuenta que los Nueve Reinos podían caer pero Lucky jamás volvería a ser lastimada mientras estuviera protegida por su padre, porque Thor arrasaría cualquier ejército, cualquier enemigo, cualquier poder que osara ponerle un dedo encima a su pequeña. Lucky ladeó su rostro luego del examen que el Asgardiano hizo en ella, alzando una mano para limpiarle las lágrimas que cubrían aquellas duras facciones, sintiendo la barba y los cabellos dorados que cepilló como si fuese alguna de sus muñecas.
-Él es Tedum –presentó su peluche, esta vez hablando en lengua de la Tierra- Perdió un ojo en batalla.
-Es un honor conocerle –sonrió con voz quebrada su padre, recuperándose.
-Mama Wanda y yo hicimos pastelillos ayer, ¿quieres probar?
-Me encantaría.
Con algo de renuencia, Thor le bajó dejando que ella corriera a la cocina. Loki le seguía observando fijamente ahora de brazos cruzados.
-El Dios del Trueno conmovido hasta las lágrimas –bromeó aunque también estaba complacido.
-Es... perfecta. Me gusta que se parezca a ti –Thor tomó aire volviéndose a él- Dime que si se retirara el hechizo seguiría con sus marcas.
-¿Te gustan? –el ojiverde arqueó ambas cejas- ¿Te gustan las marcas Jotun?
Thor sonrió descarado. –Me gusta cierto príncipe Jotun.
Loki rodó sus ojos sintiendo las mejillas arder, las indiscreciones de Thor acababan de ser escuchadas por todos los Vengadores vía Jarvis. Lucky regresó cargando un bol lleno de pastelillos de colores y formas absurdas con golosinas decorándolos que ofreció a ambos.
-Ya no hay de chocolate –explicó limpiándose con la punta de la lengua el último rastro de betún café en la comisura de sus labios.
-Imagino a dónde fue a parar el último –rió Loki tomando uno que probó- Mmmm. Delicioso.
Thor se inclinó de cuclillas tomando un pastelillo color verde menta que mordió mirando a Lucky quien esperaba por su reacción.
-¿Te gusta? –quiso saber la pequeña meciéndose sobre sus pies.
-Sabe increíble.
-Es que es de sapos.
Loki tosió a punto de ahogarse de risa al escuchar la broma de su hija que se ganó la expresión más ridícula del Dios del Trueno quien sin embargo siguió comiendo el pastelillo.
-Lucky, tu padre no está acostumbrado a esas bromas.
-Lo siento, mami. En verdad es de postacho.
-Pistache –corrigió con una risa el Asgardiano- Aunque fuesen de lodo, si tú los cocinas, yo me los comeré.
-Lamentarás esas palabras, hijo de Odín –Loki negó, preguntándose quien iba a echar a perder más pronto a su hija, si el atolondrado de su padre o el sobreprotector de Stark- Lucky, ¿por qué hay tantos juguetes por toda la casa?
-Un hada los trajo.
-Lucky...
Ella miró a Thor para contarle. –Un día, Papa Stevie le dijo a Papa Tony que no sabía elegirme los juguetes más adecuados.
-¿Ah, sí? ¿Y qué sucedió? –su padre acarició su mejilla.
-El Kunyi llegó cargado de ellos al día siguiente –asintió varias veces con mentón en alto.
-¿El Kunyi?
-El Quinjet, Thor. Por las nieves de Asgard, careces de imaginación.
-Ya lo sabía –defendió aquel tomando otro pastelillo- ¿Éste de qué sabor es?
-Ah... no sé –Lucky lo mordió de la mano de Thor, lo que le hizo sonreír de oreja a oreja- Es de zarzamiras con leche repetida.
-Hay juguetes sin abrir... -Loki suspiró, aquel par eran un peligro para su niña- Espero que estés escuchando esto, Stark, basta de regalos. También va para ti, Rogers.
-"Señor, me han pedido que le comunique que se encuentran sumamente ocupados en estos momentos" –habló Jarvis con cierto tono de diversión.
-Que conveniente.
-¿Por qué tienes estos círculos aquí? –Lucky tocó los emblemas en la armadura de Thor.
-Son medallas que me he ganado por mis victorias en peleas contra enormes, enormes monstruos.
-Yo soy un monstruo –afirmó Lucky parpadeando.
Loki miró de reojo al Dios del Trueno, sin saber cómo iba a tomar aquellas palabras. Había camino que recorrer para librar a su hija de las ideas incrustadas en su ser por Thanos.
-No, tú eres la princesa de Asgard –fue la respuesta de su padre, contundente- Mi princesa.
Lucky rió feliz dándole un beso en su mejilla y convidándole otro pastelillo antes de tomar su mano para invitarle a jugar con ella. En el cuartel de los Vengadores hubo suspiros de alivio y pañuelos que Natasha repartió discretamente entre los valerosos hombres de su grupo. Las cosas iban mejorando, y esperaban de todo corazón que lo peor ya hubiese pasado.
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