Balance
Título: DANZA DE HIELO
Autora: Clumsykitty
Fandom: Universo Marvel entre Avengers y Thor principalmente.
Parejas: las que lleguen, pero sin duda habrá Thorki.
Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.
Warnings: Habrá mucho de todo y algunas cosas serán desagradables. No es un cuento de hadas. Me tomo licencias con ciertas tramas, personajes y contextos para mi beneplácito. Hace milenios que no escribía fanfics, pido clemencia a mis lectores por mis fallas, vuelvo a escribir como un ejercicio personal en busca de algo perdido.
Gracias por leerme.
NOTA CLUMSY: abrochad vuestros cinturones que la montaña rusa de esta disfuncional servidora os arrebatará el sueño.
Este capítulo tiene continuación... Opsie Daisy...
CAPÍTULO 12. Balance.
You trick your lovers
That you're wicked and divine
You may be a sinner
But your innocence is mine
Please me
Show me how it's done
Tease me
You are the one
I want to reconcile the violence in your heart
I want to recognise your beauty's not just a mask
I want to exorcise the demons from your past
I want to satisfy the undisclosed desires in your heart
Undisclosed desires, Muse.
Thor se preguntaba qué tanto podían charlar Loki y Odín, parecía que no se cansaban de hablar a solas por los jardines o en las habitaciones privadas del Padre de Todo. Sentía ciertos celos ante la novedad pero le agradaba como estaba sentándole aquello al ojiverde, quien lucía más sereno y menos tenso que en días anteriores. Incluso sonreía. Algo que no le había visto hacer desde que los Vengadores lo entregaran con una renuencia que le había sorprendido. Había aprovechado el retorno de su padre para ir de una vez por todas al pozo de Svartalfheim que su hermano luego le indicara, recibiendo un silencio amargo en respuesta. Sif, quien le acompañó, estuvo de acuerdo con él en que todo había sido una treta con la cual derrumbar el trono de Asgard. Le entristeció recibir tal noticia, apagando aquella ilusión sobre su hija pero con la nueva relación de Odín con Loki encontró un consuelo al hueco en su corazón. Visitó a sus amigos en la Tierra para darles la buena nueva sobre el Padre de Todo, una vez más consternado porque los Vengadores parecieron más interesados en Loki que en Odín mismo.
Algo había sucedido que transformó a su hermano. Extrañaba sus comentarios mordaces y tretas de magia a todas horas haciendo malas pasadas a los miembros de la corte. Incluso escuchar sobre sus planes de dominación sobre Midgard o el deseo de apoderarse del trono de Asgard cuyo evento en particular seguía en las penumbras y Odín no parecía dispuesto a declarar al respecto. Loki ahora era más bien pensativo, a veces distante como si un recuerdo le absorbiera, mirando a la nada antes de bajar su cabeza con ojos tristes y recobrar la compostura. Cuando le preguntaba que sucedía solo recibía una negativa silenciosa de su parte, aunque eso le molestaba, tenía la confianza que su nueva relación trajera el valor suficiente en el ojiverde para compartirle su pena. El Dios del Trueno se encontraba varias ocasiones mirándole a lo lejos, desde un balcón o en medio de una reunión en la sala del trono. Los ojos de Loki habían recuperado aquella inocencia que la revelación sobre su ascendencia le robara, pero Thor deseaba verlos brillar aunque fuese con malicia, desesperaba ante la falta de fuerza en su mirada. Anhelaba hacer algo por él, aún no se apartaba de su mente aquel recuerdo con Heimdall cuando había lanzado aquel grito desgarrador que al propio Dios del Trueno le provocó escalofríos.
¿Qué podía generar tanto terror en alguien como Loki?
Su hermano no era renuente a sus peticiones de cazar a su lado aunque permanecía quieto en su caballo sin hacer nada en realidad. Le felicitaba de corazón cuando Thor le presumía sus trofeos, completando la historia en el comedor junto a su padre o reafirmando sus palabras sobre logros diplomáticos en los que le asistía. También le acompañaba en los entrenamientos, sentado en uno de los atrios alrededor de la arena de combate desde donde le observaba. El Dios del Trueno entendía perfectamente que ya no poseía poderes, y sospechaba que su tristeza tenía relación con ello. Pero había algo más. Algo que había herido profundamente a Loki y el Asgardiano sentía la sangre hervir de pensar que el daño fuese definitivo.
-Rey Thor. Majestad.
-Príncipe Ultheir –saludó aquel con una reverencia a uno de los altos nobles de Vanaheim- Espero haya sido de su agrado su visita a nuestras tierras.
-Absolutamente, solo me hace falta algo para sentirme completamente satisfecho.
-¿Es algo que podamos ofrecerle?
El príncipe sonrió volviendo su mirada hacia el jardín piso abajo donde Loki estaba sentado, concentrado en el árbol frente a él que examinaba con detenimiento. Era de los pocos árboles que florecían a pesar del invierno, de hojas doradas que reflejaban los débiles rayos de luz invernal, herencia de los trabajos en los jardines reales de la fallecida reina Frigga.
-¿Será posible que pueda tener unas palabras a solas con el príncipe Loki?
Esa pregunta disparó algo en Thor que le hizo bufar. –Me temo que mi hermano se encuentra indispuesto en estos momentos.
Sin ánimo de seguir hablando, se despidió del príncipe bajando hacia el jardín a pasos apurados frunciendo su ceño. ¿Para qué deseaba hablarle a Loki? Estaba completamente seguro que el ojiverde no iba aceptar verse con aquel guerrero, no entablaba charlas con nadie ajeno al círculo íntimo de Odín. Encontró a su hermano tomando uno de los frutos dorados del árbol que mordió lentamente como dándose tiempo a disfrutarlo.
-¿No estará frío? –le preguntó.
Como buena maldición, Loki respingó de nuevo al no percatarse de su presencia. El fruto resbaló de sus manos rodando por la nieve a los pies de Thor que lo levantó sacudiéndolo ligeramente observando la mordida sobre la cual el imprimió la suya. Estaba frío pero eso acentuaba su sabor dulce, que estaba combinado con el perteneciente a los labios de Loki quien le miró fijamente jugueteando con manos inquietas ante su gesto.
-Está bueno –opinó tendiendo el fruto a Loki.
-Termínatelo –se quejó éste mirando su mano.
-No te contagiaré nada.
El ojiverde solo negó arqueando una ceja, aparentemente ofendido de que Thor hubiera mordido su fruta, entrando de lleno por aquel jardín, uno de los favoritos de Frigga y que ella misma hubiera creado siglos atrás, una combinación entre arcos de ramas entrelazadas con árboles flanqueando el camino empedrado intercalando esculturas de piedra gris y rosales con tallos secos por la estación. Los pasos del Dios del Trueno le siguieron para su exasperación. Había algo que no se había perdido en Loki y era su enfado cuando Thor era endemoniadamente insistente.
-Hey, puedo cortar otro para ti si lo deseas –ofreció alcanzándole, con un brazo rodeando la cintura de su hermano por la espalda.
-Perdí el apetito.
-No seas quisquilloso. Pareces un niño.
-Habló la madurez encarnada.
Thor rió divertido, deteniéndose junto con Loki al pie de unas escaleras que bajaban hacia una fuente de tres niveles ahora cubierta de hielo que caía en forma de picos por los bordes, apenas si dejando ver las cabezas talladas en forma de carnero. Era curioso, ese mismo sitio era donde ambos solían correr alrededor para huir de sus nodrizas cuando era la hora del baño hasta que Frigga los atrapaba con magia. Pasando el otro brazo por el costado del ojiverde, le tendió una vez más aquella fruta recargando su mentón en su hombro.
-Sólo una mordida.
La terquedad del Asgardiano no iba a desaparecer a menos que Loki concediera a su capricho, así que rodando los ojos le arrebató el fruto para morderlo cuidando de no tocar donde Thor lo había hecho.
-Listo –puso el fruto en sus manos girándose para separarse de él.
El rubio no le dejó ir, clavando sus ojos en aquellos labios húmedos por el jugo. Ya fuese por un impulso nacido de la nada o de un deseo escondido, envolvió a Loki entre sus brazos para besarle con fuerza, abriéndose paso entre sus labios buscando aquel pedazo aún en su paladar que compartir mientras ahogaba un gemido de protesta sujetando mejor al ojiverde por su cintura y nuca ignorando los golpes sobre su pecho que recibió. Se encontró extasiado ante el exquisito sabor de aquella boca, como si fuese un hechizo que le intoxicara los sentidos, un latigazo de placer que le tomó por sorpresa, provocándole un gruñido posesivo sobre aquellos suaves labios. Thor aprisionó por completo a Loki profundizando aquel beso que no terminó sino hasta que al fin la necesidad del aire fue mayor.
-... Thor... -Loki le miró con ojos completamente abiertos, sus manos tratando de empujarle desde su pecho. Se estremeció y el Dios del Trueno lo tomó por un signo de deseo.
Sin embargo, apenas si se había apoderado de nuevo de aquellos labios, escuchó la voz de Odín buscándoles. Loki se separó de inmediato aprovechando el afloje de su agarre, desviando su mirada, aunque alcanzó a distinguir sus mejillas completamente rojas lo que hinchó su pecho de orgullo, caminando no lejos de él para encontrarse con su padre quien les observó unos segundos antes de mirar a Thor.
-Tenemos la visita de Alfheim.
-Iré a recibirles, padre.
El Dios del Trueno miró a Loki, quien de pronto encontró sumamente interesante los bordados de su capa. Sonrió caminando de vuelta al palacio dejándoles solos una vez más. Ahora estaba seguro de qué tema iban a hablar, el Padre de Todo sin duda les había visto, o dejaría de ser el Padre de Todo. Éste le había aconsejado alguna vez que buscara alguien con las características adecuadas para que pudiese ser su par, no podía quejarse ahora que considerara al ojiverde. Se relamió los labios que aún tenían impregnado el sabor de Loki. Aquella sensación, ese fuego de deseo renació en él, apagado por la ruptura con Jane, pero volviendo con una fuerza suprema, que le otorgó una sonrisa de oreja a oreja. Levantó el fruto que había permanecido en su mano lanzándolo al aire atrapándolo luego para terminarlo entre risas depredadoras. No iba a tener las cosas fáciles, había tomado por sorpresa al ojiverde quien sin duda iba a tener la guardia alta a partir de entonces, pero adoraba los retos.
Alfheim había traído consigo a varios miembros importantes de la familia real, la sobreviviente al ataque del ejército de las sombras y también al joven Oráculo en su primera visita formal, una tímida adolescente de belleza impresionante con ojos tan claros como sus cabellos. Thor les recibió como le correspondía siendo el rey de sus tierras, ofreciendo el vino de Asgard junto con sus mejores platillos. Odín llegó poco después ofreciendo una mirada extraña hacia él antes de bromear con la princesa de Alfheim quien presentó a sus nietos. Loki apareció más tarde, cuando los protocolos hubieran acabado y el ambiente se relajara, evadiendo olímpicamente al rubio. Así que el juego comenzaba, pensó el Dios del Trueno para sus adentros, aceptando el desafío con una copa en mano con la que brindó a su salud.
-Majestad –se acercó en esos momentos el Oráculo.
Thor dejó la copa a un lado haciendo la debida reverencia esperando a que volviera a hablar. La adolescente le miró fijamente buscando algo después.
-¿Podemos hablar en privado?
Ahí no habían habitaciones adjuntas pero sí balcones, ambos caminaron hacia afuera observando el paisaje invernal de Asgard.
-Lamento mucho no haberle ayudado en su empresa, milord.
-Mi Señora, no es necesaria tal disculpa, soy yo quien debería pedirle perdón por mis torpezas.
-Quisiera ofrecerle algo a cambio de mi falta de experiencia.
Thor hubiera querido decirle que ya no hacía falta, pero sería considerado una ofensa a su persona sagrada. Asintió esperando por sus palabras. El joven Oráculo miró el martillo que colgaba en su costado y lo señaló.
-La madre de vuestra hija lleva ese símbolo en su vientre. Así podrá encontrarle, milord. Le deseo éxito en su búsqueda.
El Asgardiano se quedó de una pieza. El Oráculo regresó al salón mientras él se debatió entre olvidar aquel asunto o seguir en él. Levantó su martillo observando aquel símbolo mágico que apareció en su costado acariciándolo con su mano libre. Había hecho lo que Loki le había pedido, el pozo no había mentido, no tenía tal hija, pero el Oráculo había señalado una evidencia directa. Thor se sintió confundido al respecto sin saber qué hacer.
-El pozo no mintió...
Pero Loki sí que lo había hecho. El Dios del Trueno entrecerró sus ojos, devolviendo el martillo a su cinturón y apretando sus puños mientras caminaba hacia el salón buscando al ojiverde que se hallaba alejado tras unas columnas hablando con Sif lo que empeoró las cosas, ya que le dio por pensar que ambos habían estado planeando aquel engaño, la guerrera por sacarlo de la búsqueda y su hermano por alguna razón que iba a averiguar. Sin dar más explicaciones, le jaló por el codo saliendo de ahí rumbo a su propia habitación tirando de Loki cada vez que éste intentaba liberarse.
-¡Thor! ¿Qué haces?
La voz de Loki se hizo más incierta conforme alcanzaban sus aposentos hasta llegar al miedo ante la realización. Había estado espiando a lo lejos al Oráculo, de cuya vista se había mantenido oculto para evitar lo que ahora estaba sucediendo, sin poder hacer nada cuando ella se acercó a Thor y notó su gesto al señalar a Mjolnir. La misma marca que llevaba en su piel. El Asgardiano no estaba dispuesto a quedarse con más dudas cuando ahora había una revelación que iba meterlo en graves aprietos.
-¡THOR!
Pateando sus puertas, éste abrió su recámara ordenando que nadie les molestara, empujando a Loki dentro antes de azotar las puertas al cerrarlas tras sí.
-¡Me mentiste! –acusó con un puño levantado hacia el ojiverde que estaba pálido con pasos alejándose de él, provocando solamente que lo siguiera- ¡Me mentiste de nuevo, Loki!
Cuando éste puso una mesita entre ellos el mueble terminó estampado contra la pared ante la fuerza de Thor que lo lanzó sin quitarle la vista de encima. Así le persiguió hasta que cansado de aquello lo lanzó cual muñeco a su cama donde rebotó para sujetarle del cuello.
-¡¿Cómo te atreviste?! ¡Te di mi confianza! ¡Habíamos acordado algo! ¡Sabías que era un tema de importancia para mí!
Le sacudió contra las pieles, dispuesto a darle un puñetazo bien merecido por traidor pero sus ojos captaron algo que quizá Loki deseó no hubiera visto. El cambio entre el miedo y el alivio disfrazado de indiferencia retadora. Aquellos ojos verdes delatores fueron los que detuvieron su puño en el aire. Thor frunció su ceño preguntándose por qué Loki se sentiría aliviado de que lo acusara de mentiroso sin defenderse de su ataque. La mano sobre aquel cuello delgado aflojó su agarre dejando ver las marcas rojizas de sus dedos mientras los ojos dorados del Dios del Trueno examinaban el rostro del otro.
¿Por qué...?
Una realización le hizo contener el aliento, recordando que días atrás uno de sus centinelas en las mazmorras le había comentado sobre el incidente el primer día del arribo de Loki cuando cayó al suelo sujetándose el abdomen, aparentemente quejándose de una quemadura que ignoraron creyendo que se trataba de una treta de su parte hasta que durante el juicio supieron que ya no poseía magia alguna con qué engañarles de esa manera. Unido a eso, estaba la observación de la sanadora Eir al cuidado de su hermano, que había mencionado algo sobre un tatuaje nuevo en el ojiverde, adjudicándolo a sus andanzas fuera de Asgard con seres de reputación cuestionable pero que había pasado por alto. La mirada del rubio recorrió el pecho agitado de Loki hasta su vientre. Fue ahora éste, quien entonces atacó súbitamente, lo que confirmó sus sospechas. El ojiverde no tenía razón alguna para haberle engañado de esa manera, al contrario hubiera podido seguirle el juego y obtener beneficios de ello pero había optado por sepultar el asunto de su hija de manera contundente hasta que un joven Oráculo llegara de improviso a echar a perder sus planes. La fuerza de Loki era la de un mortal, así que nada pudo hacer frente a la determinación de Thor que de golpe rompió su túnica en dos para descubrir su piel pálida. El corazón del Asgardiano latió con fuerza al momento de tomar su pantalón, recibiendo una bofetada de parte de un ya histérico Loki quien lo pateó para alejarse.
-¡No, Thor, detente! –le escuchó gritar.
Éste ya no tuvo consideraciones para Loki, devolviendo el golpe que le dejó aturdido lo suficiente para tomar una de sus pantorrillas desde la cual le jaló hacia él, quedando entre sus piernas tirando de la tela del pantalón. Le pareció que su hermano gritaba de nuevo, esta vez de manera más ahogada, él no levantó sus ojos de su vientre que ostentaba la marca de Mjolnir en un tatuaje de dorado fuego como si fuese algo vivo. Una de sus manos se posó en aquella marca que acarició no creyendo lo que estaba viendo, sintiendo el temblor que dominaba el cuerpo bajo él y cuyas rodillas quisieron empujarle en vano mientras un par de manos temblorosas trataban de quitar la suya.
Loki era la madre de su hija.
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