Así fue
DAÑOS
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel
Pareja: primero un Broken Stony y luego Strangeiron porque sí.
Derechos: a alisarme los bigotes maybe.
Advertencias: en esta historia, pasan cosas malas, los personajes meten la pata, no son perfectos ni tampoco geniales todo el tiempo. Tenemos a un Steve malo no de villano sino en plan de ser idiota, olvidé mencionar que es un AU, así que nada de súper héroes y esas cosas. Con niños para hacerla de más emoción esta historia por encargo.
Gracias por leerme.
*****
Así fue.
Soy honesta con él y contigo
A él lo quiero y a ti te he olvidado
Si tú quieres
Seremos amigos
Yo te ayudo a olvidar el pasado
No te aferres
No te aferres
A un imposible
Ya no te hagas
Ni me hagas más daño
Así fue, Isabel Pantoja.
Cinco años después.
Stephen bajó de las escaleras a tiempo para ver a su esposo colgar el teléfono con uno de esos suspiros dramáticos que reconocía perfectamente, sonriendo al llegar al sofá de la sala, sentándose al lado de Tony quien le miró un poco, rodando sus ojos con un dedo acusador.
-No digas nada.
-...
-Stephen.
-¿Los chicos?
Tony asintió. -Dicen que vendrán el fin de semana.
-Entonces deberemos preparar más cena, tienen un apetito feroz, sospecho que tienen algún tipo de desorden alimenticio.
-Hey, tú los quisiste así.
-Solo comentaba, no me estaba quejando. ¿Cómo están?
-Ya sabes, universitarios al fin, sienten que el mundo les pertenece y de momento son los reyes de la colina.
-¿Y ustedes?
Una mano cayó en el vientre abultado de Tony, quien posó otra encima de la primera, sonriendo ampliamente.
-Perfectos.
El proyecto de investigación de Strange había sido un éxito, al menos los resultados lo decían. Junto con otro equipo de médicos, habían propuesto lo que solamente había sido una ficción de libros: el que los hombres pudieran embarazarse. A Stephen le correspondió la parte neurológica para que el cuerpo masculino supiera reconocer y proteger a la nueva vida, al resto de sus compañeros de equipo les tocó otras partes más complicadas. Habían necesitado al final un conejillo de indias, nadie quería hacerlo pese a que ofrecieron una buena cantidad de dinero por las consabidas consecuencias no dichas. Fue el propio Tony quien, siempre intentando probar cosas nuevas, se inscribió como voluntario para el proyecto.
-¡Papá! ¡Papá!
Eugene Strange era sin duda, un niño especial, nacido de ese experimento médico con su padre palideciendo más de una vez a punto de tomar un bisturí y asesinar a sus compañeros de verlos confiados en sus procedimientos cuando la vida de Tony dependía de que todos hicieran lo que debían hacer en tiempo y forma. La prensa se volvió loca, pero Stephen los mantuvo a raya con ese temperamento suyo, protegiendo el embarazo de ese temerario científico loco de quien nació Eugene un lindo mediodía en una sala de operaciones rodeada de caras reconocidas del círculo médico, políticos, prensa y demás.
Pronto, como solían pasar con esa clase de noticias, el furor por Eugene pasó, momento en que Stephen propuso matrimonio a Tony. Ahora eran la familia Strange, Tony ya no quiso usar su apellido para no provocar confusiones y otros problemas con Peter y Harley, quienes permanecieron como Stark-Rogers, cumpliendo la promesa a Steve de que siempre serían sus hijos. Stephen no se opuso, si bien se transformó en la nueva figura paterna donde encontraron un cómplice para sus desmanes y más adelante un apoyo para cuando decidieron estudiar lejos de ellos al llegar el momento.
Ambos estaban en el CALTECH ahora, futuros brillantes científicos. Morgan todavía era pequeña para decidirse, pero mostraba que sería una linda joven que atraería muchas miradas para celos de Tony. Al menos con Eugene no resintió tanto la ausencia de sus dos hijos mayores, ese pequeño que sacó los gestos de Stephen, como su guiño característico o esa endemoniada manía de hacer todo a su modo. Ese pequeño saltamontes llegó con ellos, mostrándoles su nuevo dibujo recién pintado con las pinturas regaladas por Morgan.
-Oh ¿qué tenemos aquí?
-Es un shol.
-¿Y esto?
-Es la hada de las estedas.
-Interesante, debería considerarlo para mis cálculos.
-¿Puedo tocal a mi hemanito?
-Claro.
Eugene pegó su oído al vientre de Tony, quien cepilló sus cabellos, intercambiando una mirada con Stephen, este esperando por su reacción.
-Está mimido.
-Así es.
-¿Yo lo era así?
-También, muy flojo como ahorita que no te gusta levantar tu desastre, señorito. Me recuerdas a alguien.
-Solo dejé tirado algo UNA vez -se defendió Strange.
-Es que me lo canso.
-Pues te cansarás doble si no lo haces, Eugene, porque te costará más si lo dejas así. Además, Mark muerde todo lo que encuentre tirado, lo sabes.
Mark era el perro pastor australiano que habían adoptado para la familia, muy obediente pero con tendencia a adjudicarse todo lo que estuviera abandonado en el suelo, para llevarlo al jardín trasero de la casa y mordisquearlo tras las lindas flores que Stephen había sembrado. El pequeño hizo un puchero dramático, bajando del sofá con hombros caídos y cabeza ladeada para hacer más énfasis en su desacuerdo al ir a obedecer la instrucción de Tony, quien sonrió, negando con una mano entrelazada con la de Stephen.
-Pensé que estaría celoso de su hermanito, me ha sorprendido su actitud.
-Tiene que ver el tener otros hermanos. Además, entre menos le pongamos atención, tiene más oportunidad de jalar la silla que te he dicho hay que quitar para robarse las galletas de la alacena.
-La uso para alcanzar cosas.
-Esta gente pequeña es muy extraña... ¡auch!
-¿No tienes cirugías o algo así?
-Solo quería asegurarme de que todo está bien antes de irme.
-Ya te dije que no tengo nada, ¿puedes relajarte un poco?
-Los dos son importantes para mí, no quiero descuidarme.
-Entonces ve a abrirle la cabeza a alguien, quiero dormir un poco antes de que Eugene piense en cómo robarme las energías.
Stephen rio, besando los labios de Tony. -De acuerdo, cualquier cosa...
-Por favor, solo vete.
-Los veré en la cena, no te levantes.
-Ni siquiera había pensado en hacerlo.
Tony despidió a su esposo con un adiós de su mano, palmeando luego su vientre. Un segundo hijo, porque si la primera locura había funcionado, por supuesto que la segunda tendría que salir mejor. Lo cierto era que había apostado a que esta vez sería una niña, solo que en la modificación que tenía en su cuerpo, las leyes de genética no aplicaban tanto, por lo que tendría que conformarse con otro pequeño travieso. Al menos tenía a Morgan para consentir, se dijo Tony al momento de escuchar sonar su celular, esperando no fuese algún periodista despistado que aun quisiera una entrevista. Su segundo embarazo ya no fue tanto noticia y eso lo agradeció.
-¿Bueno?
-Tony.
De alguna manera, Steve lo había encontrado, no estaba escondiéndose tampoco, pero decidió mantener distancia de él para que su nueva familia tuviera el espacio donde sanar y crecer de nuevo. Se habían mudado a otro condado, uno un poco más rural pero con una excelente autopista que les permitía ir y venir a la universidad en la que seguía dando clases. Cuando decidió separarse del rubio, este no lo tomó muy bien y fue Stephen quien le puso un alto a sus posteriores amenazas. Luego de eso, se marchó así nada más, Tony no estuvo seguro si fue para no pelear más o bien fue a consolarse entre los brazos de Natasha a quien Sam vio por ahí casualmente.
A veces, los chicos recibían mensajes de él, en sus cumpleaños o simplemente eran saludos que respondían corteses porque les prohibió ser groseros con Steve. Morgan se resintió más, siendo pequeña para ella el rubio ya no los quiso más, teniendo más favoritismo por Stephen quien por supuesto asumió encantado el papel de padre. Tony no supo cómo tomarse esa llamada que terminó con un permiso para visitarlos ahí en la casa, puesto que le había prometido solemnemente el no prohibirle ver a sus hijos. Pensando en ello es que apareció Morgan, al volver de la escuela.
-¡Mogan!
-Eugene, ven aquí... ¡muac, muac!
-Eww.
-Yo sé que te encantan mis besos.
-Bienvenida, Mo -saludó Tony con el apodo que le decía su pequeño hijo.
-Uf, no sabes, papá, el profesor de educación física se dislocó un tobillo.
-¿Qué?
-La culpa la tuyo el idiota de...
-Eh, eh -los ojos de Tony fueron hacia Eugene quien era presto para aprender palabrotas.
-Bueno, no fue tan grave pero ahora no tendremos esas clases.
-Seguro tendrán un suplente.
-Me imagino... ¿estás bien?
-Eugene, ¿esa habitación ya está limpia!
-¡Aaaaaahhhh! Yo me lo quiero estar con Mo.
-A limpiar.
-Anda, campeón, luego te alcanzo, ¿sí?
-Wueno.
La chica se le acercó apenas el pequeño entró a su recámara. -¿Quieres que llame a papá Stephen?
-No, no, yo estoy bien. Tendremos una visita, Mo.
-¿Quién?
-Steve.
No importaba qué tan bien hubiera cuidado la imagen del rubio ante sus hijos, no todo podía ocultarse ni tampoco evitarse, como el considerarlo más como una figura lejana que alguien especial para ellos. Morgan sujetó su mano cuando salieron al jardín frontal una vez que vieron estacionarse un taxi, recibiendo ahí a Steve. Este se quedó mortalmente serio al ver a Tony, parecía que no había visto las suficientes noticias. Tony sonrió, ayudado por su hija para ir hacia donde el rubio.
-Buenas tardes, Steve.
-Tony... Morgan.
-Padre -saludó ella seria, ofreciendo una mano en lugar de un beso en su mejilla- Papá no puede estar mucho tiempo de pie.
-Solo... solo quería pasar a saludar -replicó Steve ante eso que le sonó como a reclamo y amenaza.
-Estamos bien, me llegó tu regalo el día de mi cumpleaños.
-¿Te gustó?
-Sí.
Nadie sonrió, Tony puso una mano en su cadera, apuntando a su vientre ante la mirada interrogativa de Steve.
-Se me ocurrió que podíamos intentarlo de nuevo.
-Oh... ¿entonces...?
-Sí, todavía seguimos casados -Tony mostró su mano con el anillo de bodas- Fue algo muy privado.
-Entiendo.
Con Morgan dedicándole una mirada a Steve, este sin saber a dónde mirar o qué decir y Tony comenzando a sentir que los pies iban a matarlo, decidió invitar al rubio al interior de la amplia casa que ahora tenían, pasando por el pasillo con los diplomas tanto de Stephen como de Tony, sus premios y fotos familiares. Steve observó todo con recelo discreto, sentándose casi como si el sofá fuese a morderlo mientras Morgan iba a la cocina por algo qué beber.
-¿Alucinante, cierto? Todo esto, cuesta creer.
-Veo que has seguido adelante.
-Te dije que deseaba una familia, es un deseo común sin nada extraordinario, pero lo quiero con toda mi alma y ahora con esto -Tony acarició su vientre- Es que finalmente lo tengo todo.
-¿Y...?
-Debe estar durmiendo ya, lo supe a limpiar y siempre termina roncando sobre su tapete.
Steve apretó una sonrisa, mirando a todos lados con sus manos tallándose entre sí. Tony se acomodó mejor al sentir que el bebé hacia presión.
-Supongo esperabas encontrarme como un padre soltero.
-Algo así, para ser sinceros.
-Lo siento, Steve. Soy feliz ¿tú eres feliz?
-Bueno... no mucho.
-Escucha, yo sé que quizá esperabas que pasara un tiempo para que volviéramos o algo así, te lo dije muy claro aquella vez, ya no es posible. Siempre tendré en estima esos buenos tiempos, pero ya quedaron en el pasado. Me parece que deberías hacer lo mismo, Steve, soltar y dejarte sanar lo que sea que te está lastimando.
-Te quiero.
Tony sonrió. -No lo dudo, pero no como debe ser para un matrimonio. Mira... no debería decir esto porque seguro que es una mala idea y alguien me querrá despellejar por proponerla, pero si lo deseas, puedo conseguirte ayuda, no estás solo.
-¿Me has perdonado?
-Sí. Al fin lo hice. Te perdono, Steve. Espero que tú puedas perdonarme también.
Este quiso sonreír, pero sus ojos se humedecieron, de no tener un bebé atravesado en el cuerpo se hubiera levantado a consolarlo, solo negó apenas.
-Rescata las partes buenas de ti, Steve, y trabaja en ellas. No eres un villano sin redención, solamente eres un ser humano.
-Tus palabras... son tan lindas.
-Pero no las confundas con algo más, eres el padre de Peter, Harley y Morgan, como te lo prometí. Eso hace que me preocupe por ti, y aunque la veas recelosa, solo necesita un par de charlas más para que te vuelva a tener esa confianza.
-Me lo merezco... por no saber elegir.
-Steve, en la medida que tomes mejores decisiones, todo estará mejor. Insisto, si quieres te puedo ayudar, no hay problema. Bueno sí, pero yo me encargo.
-Siempre fuiste tan generoso.
-Es mi Talón de Aquiles.
Morgan no apareció y Tony sospechó que su hija estaba pidiendo refuerzos, teoría comprobada cuando Stephen apareció más tarde cuando debería tener cirugías en esos momentos. Tony solo intercambió una mirada con su hija quien se hizo la desentendida. Steve se puso de pie al acto, con Strange ofreciendo esas sonrisas que le salían tan bien al ofrecerle una mano que estrechar.
-Steve, es toda una sorpresa.
-Doctor Strange.
-Ah, se escucha genial. ¿De paso por el condado?
-Quería visitarlos en realidad.
-Me temo que Peter y Harley los encontrarás en unos laboratorios de California, pero acá estamos Morgan, Eugene, Tony y yo para ser buenos anfitriones. ¿Verdad, equipo dinamita buena onda?
-Sí, papá -sonrió Morgan.
-En realidad... mi estancia se ha alargado, ¿tal vez otro día?
-Oh, claro, las puertas de esta casa no se han cerrado para ti, Steve.
Este se despidió conteniéndose, Stephen lo acompañó a la puerta, ambos quedándose bajo el marco cuando la abrió. Para sorpresa del doctor, Steve le ofreció una mano de forma sincera igual que su sonrisa.
-Gracias por hacerlos felices.
-Es fácil, son como minions.
-Eres un gran hombre, Stephen.
-El secreto es no rendirse, Steve, seguro Tony te lo dijo y yo lo repetiré, siempre puedes venir, Peter y Harley te recibirán. No los has perdido.
-Quizá, pero por amor a ellos deben tener algo mejor.
Stephen asintió, estrechando su mano y viéndolo partir cuando llegó el taxi que habían pedido, volviendo al lado de Tony quien se acurrucó en su hombro.
-Dime que no fue algo raro.
-Lo fue, me sorprende que Morgan no le haya saltado encima.
-Se ha vuelto muy sobreprotectora.
-Y eso que no está despierta la bestia de Gévaudan.
-Esa bestia es 50% tu culpa.
-La parte sana, me temo.
-Gracioso.
-¿Estás bien?
-Sí, sorprendentemente sí. Incluso me duele verlo tan perdido.
-Tu mente tiene algunas teorías, tus ojos dicen que tienes teorías.
-No funcionó con Nat, no al menos en la forma que deseaba, como lo que teníamos. Ella no ese tipo de persona, pero él si quería. Ahora se dio cuenta que perdió algo invaluable por apostar a lo que ya sabía no era posible.
-Deberías escribir un libro de autoayuda.
-Stephen...
-Pero tienes razón. Espero que recobre el rumbo y no se pierda de la vida de sus hijos, porque en cuestiones del corazón, temo que ese tesoro ya fue robado, seducido y proclamado por un nuevo dueño.
-¿Nunca dejarás ese ego tuyo?
-Solo cuando dejes el tuyo.
-Tal vez lo olvidaste con Eugene, pero te recuerdo que no es bueno alterar a quien lleva un bebé en el vientre, ¿sabes?
Strange rio bajito, tomando su mentón para besar sus labios, subiendo a su frente que también besó, dejando ahí sus labios.
-Tú seguiste adelante, Tony, no te mortifiques por Steve quien se ha quedado en el pasado.
-Tú eres mi futuro.
-Por supuesto.
Días más adelante, cuando fuera el fin de semana y los chicos llegaran de visita, Tony se enteraría de que sí recibieron una visita más que sorpresiva de Steve, con quien charlaron tranquilos, Harley dejándole saber lo muy enfadado que estuvo con él al punto de no perdonarlo nunca y Peter tan solo preguntando eso que todo hijo quiere saber cuando sus padres se separan, si acaso ellos habían tenido la culpa o no fueron lo suficientemente buenos para que él hubiera escogido a la familia. No le sorprendió escuchar que el rubio lloró con ellos por lo que había visto ahí con él, un golpe de realidad que quizá necesitaba para despertar de esa fantasía del pasado.
-Estoy orgulloso de ustedes, se comportaron como perfectos caballeros.
-Stephen nos enseñó.
-Por supuesto.
-Vamos, papá -Harley le dio un apretón- Tú también lo hiciste.
-Hm.
-Sí que te afecta el embarazo.
-Y a todo esto ¿cómo se llamará?
-Edwin.
-Marco.
Tony intercambió una mirada con Stephen. -Habíamos acordado algo ya.
-No, dijimos que eran semifinales.
-Stephen Strange.
-Tony Stark.
-Hey, calma -Peter rio, levantando ambas manos en son de paz- ¿Por qué no revisan los lindos regalos que les hemos traído de la calurosa California?
-¡Legalos! -Eugene apareció como por arte de magia al escuchar esa palabra.
En la noche, por un golpe de nostalgia, Tony fue a la habitación donde tenían guardadas las cajas con recuerdos, buscando los álbumes de fotografías de los Stark-Rogers. Suspiró un poco, no creyendo que algo tan bueno se hubiera terminado tan fácilmente. Así lo encontró Stephen, quien revisó en silencio las fotografías antes de cerrar el álbum, besando la mano de Tony.
-Él perdió, Tony, no tú.
-Me lo has dicho muchas veces.
-¿No dices que una partícula no puede estar en el mismo lugar? Es lo que pasa con tu memoria.
-Pisas terrenos peligrosos, doctor Strange.
-Siempre puedo negociar.
Tony dejó escapar una risita cansada que se transformó en un quejido suave de molestia al sentir una patadita, signo de que era hora de descansar. Devolviendo todo a su lugar, fue a la recámara, tirando de la mano de su esposo al recordar algo.
-Hoy no te he dicho que te amo.
-Claro que lo hiciste.
-¿Cuándo?
-Hay muchas formas de decir te amo que diciendo te amo, corazón.
-Tu viaje a la India te puso raro, luego dirás que puedes levitar.
-Tú dijiste que los átomos nunca se tocan en realidad y que están como en suspensión.
-¿Sí sabes que la mecánica cuántica no aplica a nada mayor que un átomo?
-Acabo de enterarme. ¿Cuál es tu punto?
Con un bufido, Tony se acercó para besar los labios de Stephen, llamándolo a dormir. Antes de caer profundamente dormido pensó por última vez en Steve, esperando que por esos buenos tiempos, volviera a encontrar el camino que se le había perdido. Ya no lo volvería a ver, sus hijos solamente estarían enterados por mensajes o visitas esporádicas en sus escuelas, pero nunca más en la casa. Años después, Tony se enteraría que una nueva colección de pinturas estaba ganando fama, les llamaban la Colección de los Lamentos. No necesitó verla para saber de qué trataría, pero lo que le alegró fue ver una fotografía de Steve sonriendo junto a Sam, ambos abrazados.
Al menos es un cambio, pensó para sí, suspirando al escuchar algo romperse en su sala.
-¡Eugene!
-¡Fue Edwin!
-Por los padres de la física...
F I N
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top