Suplente [I]
El multiverso es un concepto que aún desconocemos en gran medida, lo cual puede resultar aterrador. Debido a esta falta de conocimiento, la humanidad tiende a temer lo desconocido y evita abrir la caja de Pandora que oculta tantos secretos, incluso más allá de la muerte. ¿Existe algo más allá de lo que conocemos? Hasta el día de hoy, esta pregunta permanece sin respuesta.
En los confines más profundos de las galaxias, en todos los rincones del multiverso, existe un ser omnisciente. No tiene una forma física, es puramente espiritual. Este ser multiversal es conocido como "El Vigilante". Por encima de todo, es él quien decide el destino de la vida y la muerte en los universos dispersos por todo el multiverso. Es un ser que trasciende la lógica humana.
Un día, mientras revisaba diversos mundos, desde aquellos originales hasta aquellos que se creían ficticios, el ser expresó su decepción. No tenía un género definido, pero estaba desilusionado con el nuevo juguete que había otorgado a un mundo donde existían dioses de la destrucción y ángeles. Uno de los primogénitos primordiales que mantenían la estabilidad de ese universo se había derrumbado con su muerte, una anomalía que solo conduciría a la destrucción de aquel mundo. Incluso al darle otra oportunidad a esa persona del mundo original, ni siquiera como suplente de co-protagonista, logró hacer algo significativo.
"Realmente esperaba algo más de ti... pero solo conseguiste decepcionarme. Duerme junto con todo este universo", pronunció el Vigilante con voz resonante. Sus palabras llegaron a los oídos de esa persona, quien no pudo hacer más que presenciar en silencio cómo, con un simple toque a una pequeña burbuja, todo se desintegró y se convirtió en parte del cosmos incluyendo a ese Original Human.
El Vigilante simplemente observó el polvo que quedaba como resultado de la destrucción del universo que ya no existía. No mostró ninguna emoción visible: ni éxtasis, ni felicidad. Sin embargo, una pizca de decepción se insinuaba en su ser, evidente en su mirada, al darse cuenta de que uno de sus "juguetes" no logró mantener el funcionamiento adecuado de aquel universo. Cuando se enfrenta a estas anomalías y a sus juguetes fallidos, los desecha junto con el mundo en cuestión. Aunque en su interior, aún anhela esa chispa viva que tenía cuando era joven e inexperto. Si no fuera por su antecesor, podría haber cometido una imprudencia hace mucho tiempo.
Entonces, el Vigilante sintió una perturbación en el espacio-tiempo, una nueva brecha había surgido. Decidió extender su mano, atravesando miles de galaxias hasta llegar a una rama de uno de los innumerables universos.
"Esto... es problemático. Aunque no sorprendente", expresó el Vigilante. Su voz resonó a través de los cosmos mientras se acercaba a aquel universo, observándolo más de cerca y notando la anomalía que se había producido. Un joven de tan solo 14 años estaba siendo atacado y despedazado por feroces lobos, pero el Vigilante sabía que no eran simples lobos; eran una especie única en ese mundo, conocida como Monstruos. "El protagonista de esta rama ha muerto... el destino de este mundo está sellado en su destrucción", dictaminó sin piedad, alzando su mano para poner fin a aquel universo. Sin embargo, en ese momento, percibió la llegada del alma de un ser capaz de romper el tallado del destino. Tuvo una idea: tal vez este ser sería su nuevo juguete.
Con una reverberación cósmica, el Vigilante detuvo su gesto de destrucción y se sumergió en los recuerdos del ser que acababa de llegar. Visualizó las posibilidades y las oportunidades que esta alma especial le presentaba. La emoción, aunque imperceptible, se agitó en lo profundo de su ser. Decidió darle una oportunidad al joven, permitiéndole ser parte de su juego cósmico. No obstante, el Vigilante sabía que el destino de aquel universo estaba en un delicado equilibrio, y el poder de este ser sería puesto a prueba en la lucha por cambiar su rumbo.
××××
Sven Bennet nunca se consideró a sí mismo como alguien "bendecido". De hecho, a pesar de todas las circunstancias por las que había pasado, desde tener una novia hasta obtener buenas calificaciones en la preparatoria, su vida había tomado un giro desafortunado. Descubrió que su novia lo engañaba con otro hombre, sus calificaciones comenzaron a decaer y, para empeorar las cosas, sus padres tomaron la decisión de mudarse a Latinoamérica, específicamente a Argentina, debido a una supuesta "gran oportunidad laboral" que se le había presentado a su padre. Sin embargo, resultó ser un completo desastre. Así que, en realidad, no había nada en su vida que lo hiciera sentir bendecido.
Lo único que aliviaba su estrés era sumergirse en el mundo del manga y los cómics de Marvel. Aunque no apreciaba tanto los libros en un principio, decidió comenzar a leer como un pasatiempo y, poco a poco, se volvió adicto a la lectura. ¿Quién decía que el manga no era literatura? Solo aquellos con mentes estrechas.
Pero para empeorar aún más las cosas, mientras regresaba de la secundaria después de su traslado a Argentina, fue asaltado en una calle y luego asesinado tras resistirse al robo a arma armada. Sven Bennet... definitivamente no era alguien "bendecido". Pero ahora se encontraba flotando en un lugar extraño para su vista.
"¿Es esto la muerte?" se preguntaba a sí mismo, sin tener una respuesta clara. No sabía cómo debía sentirse ante su propia muerte. Sin embargo, el espacio que lo rodeaba era tan abrumadoramente silencioso que comenzó a sentirse incómodo. El vacío y la ausencia de cualquier sonido creaban una sensación perturbadora, sin importar dónde se encontrara.
En medio de ese incómodo silencio, Sven Bennet divisó una débil luz en la distancia. Sus piernas reaccionaron casi instantáneamente y comenzaron a moverse hacia ella. Quizás esa luz sería reconfortante, pensó. Después de todo, seguir la luz al final del túnel era lo que se suponía que debía hacer después de la muerte, ¿no?
Con cada paso que daba, la luz se volvía más brillante y cálida. Una sensación de esperanza empezó a crecer en su interior, albergando la posibilidad de encontrar respuestas o algún tipo de consuelo en ese destino desconocido. A medida que se acercaba, podía sentir una sensación reconfortante envolviéndolo, como si estuviera siendo abrazado por una energía suave y acogedora.
Finalmente, llegó al origen de la luz, y lo que vio fue una escena de asombro. No era el típico túnel o una imagen celestial. En cambio, se encontró en un hermoso paisaje natural de bosque y un cielo despejado, y celeste. No había figuras angelicales ni un juicio divino, solo la serenidad de aquel entorno.
Sven se sintió intrigado y a la vez aliviado. Aunque no sabía dónde estaba ni qué le esperaba, al menos no se encontraba perdido en la oscuridad. Aquella luz, aunque modesta, le había brindado una guía y un destello de esperanza en un momento incierto. Con renovada determinación, decidió adentrarse en ese nuevo horizonte, listo para descubrir los misterios y las posibilidades que la vida después de la muerte le deparaba.
Sven, sin embargo, pudo escuchar el sonido de la carne siendo desgarrada. A medida que se acercaba, su visión se vio confrontada con una escena aterradora y macabra. Se había equivocado al pensar que todo a su alrededor era un hermoso paisaje natural. Ahora, presenciaba una pesadilla en forma de bestias feroces con aspecto de lobos, desgarrando y mutilando a un joven de aproximadamente 14 años.
Una oleada de náuseas lo invadió y sintió cómo la bilis subía por su garganta. No podía apartar la mirada de aquella escena horrenda y su mente luchaba por comprender lo que estaba presenciando. El terror y la impotencia lo envolvieron, dejándolo paralizado en el lugar. ¿Cómo podía existir tal brutalidad en este supuesto "lugar después de la muerte"?
El corazón de Sven latía con fuerza mientras contemplaba la violencia despiadada. Se dio cuenta de que este no era el destino reconfortante que había esperado encontrar. En cambio, había sido arrastrado hacia un reino de pesadillas y sufrimiento. La realidad de su situación se hizo evidente: había llegado a un lugar donde el horror y la crueldad reinaban sin restricciones.
Aterrado y desesperado por escapar de esa visión infernal, Sven retrocedió lentamente, sus ojos llenos de lágrimas y el miedo consumiendo su ser. La esperanza de encontrar respuestas y consuelo se desvaneció rápidamente, dejando paso a una sensación abrumadora de desesperanza y desolación.
De repente, el paisaje del bosque en el que se encontraba comenzó a distorsionarse y, en un instante, se vio flotando por encima del lugar. Desorientado por su súbita elevación en el aire, su estómago se retorció y, sin poder evitarlo, vomitó hacia el vacío.
—Finalmente podemos hablar, Original. —resonó una voz en los oídos de Sven. Giró la cabeza, aún aturdido por lo que había presenciado, y se encontró con una figura femenina que parecía sacada directamente de las páginas de sus mangas favoritos. Poseía un rostro casi perfecto, un cuerpo modesto y una hermosa cabellera rubia recogida en un elegante rodete.
—Saber... —murmuró Sven casi sin pensar, mientras sus ojos se quedaban fijos en la enigmática mujer frente a él.
La mujer esbozó una sutil sonrisa mientras sus labios se abrían para hablar. —Así que me ves como esa persona... Interesante, por decir lo menos. — pronunció con un tono desprovisto de afecto pero indudablemente curioso.
Sven dejó que sus palabras brotaran al escuchar lo que ella dijo. —¿Qué? ¿Qué quieres decir con eso? —expresó con una mezcla de desconcierto y confusión en sus pensamientos.
La mujer inclinó ligeramente la cabeza, como si estuviera evaluando a Sven con atención. —Comprendo que esto pueda ser abrumador para ti. Permíteme aclarar las cosas —respondió con una voz serena pero penetrante.
Sven se sintió desconcertado ante las palabras de la mujer, sin embargo, su curiosidad seguía siendo fuerte. Escuchó atentamente mientras ella hablaba, intentando asimilar la información que estaba recibiendo.
—Entonces, ¿me estás diciendo que estoy muerto y que tú me has seleccionado para tejer un nuevo destino? —preguntó Sven, con una mezcla de sorpresa y escepticismo en su voz.
La mujer asintió suavemente. —Sí, exactamente. Soy conocido como el Vigilante, y he decidido otorgarte la oportunidad de moldear un nuevo camino en tu existencia. Lo que ves frente a ti, la figura de Artoria Pendragon, es una representación de lo que más anhelas en tu corazón, ya que no tengo una forma física real.
Sven se quedó en silencio por un momento, procesando toda la información. Nunca había imaginado que pudiera haber algo más allá de la vida que conocía, y mucho menos que él fuera parte de un proceso cósmico tan trascendental. entonces pregunto lo obvio sintiendose algo emocionado por un momento, recordando aquellos mangas tan icónicos.
Con cautela, Sven formuló su pregunta: —Entonces, ¿me reencarnaré en un mundo de fantasía? —Aunque sentía cierta emoción, también tenía dudas. Valoraba su vida actual, que aunque no fuera excepcional, era bastante aceptable. Sin embargo, anhelaba algo más especial, algo que lo hiciera sentir verdaderamente "bendecido". ¿Era esta oportunidad una bendición disfrazada?
El Vigilante, notando las emociones de Sven, dejó escapar una sonrisa leve. —Es algo similar... Ahorras tiempo al comprenderlo sin necesidad de una explicación detallada, a diferencia de otros Originals —respondió. Sin embargo, Sven estaba cansado de ser llamado "Original". Su curiosidad se apoderaba de él y necesitaba respuestas.
—¿Por qué me llamas así? —interrumpió Sven, molesto por el trato impersonal del Vigilante. Pero la figura que personificaba a Artoria Pendragon no estaba dispuesta a tolerarlo.
—Silencio —pronunció con autoridad, y su voz generó un terror y pánico en Sven que superaban cualquier comprensión humana. —¿Dime... viste a ese chico siendo devorado, verdad? —El Vigilante habló, provocando que las náuseas volvieran a Sven. La mención de lo que había presenciado anteriormente hizo que su estómago se revolviera nuevamente. —Ese era el protagonista de este mundo, debido a su muerte este universo esta simplemente condenado a la destrucción. —Cuando soltó esa bomba de información solo hizo que Sven abriera sus ojos mucho más sorprendido, no lograba entender, ¿Un protagonista? ¿Muerto?
—¿A qué te refieres... con un protagonista muerto? —expresó su confusión, pero el Vigilante levantó la mano y chasqueó los dedos. En un instante, el lugar cambió y Sven se encontró nuevamente frente a esa horrible pesadilla: el niño siendo devorado. Sin embargo, esta vez los "perros" no se movían, estaban inmóviles como si el tiempo se hubiera detenido.
—Esto... eso es el protagonista de este mundo, aquel que mantiene la estabilidad del universo. Pero ahora está muerto... Tú... ocuparás su lugar como suplente —dictó el Vigilante. —Bell Cranel es el nombre del protagonista de este mundo. —Al escuchar ese nombre tan familiar, Sven abrió los ojos sorprendido.
—¿Ese es Bell Cranel? —Casi le resultaba difícil creer lo que veía, incluso le costaba enfocar su vista, pero si prestaba atención, podía ver el cabello blanco del niño hundido en la miseria de su sangre y las tripas que estaban esparcidas alrededor de las bocas de las bestias.
—Exactamente. Viendo tus recuerdos, sabes quién es él y quién fue... al menos, gran parte de su historia. —El Vigilante habló, mientras Sven apartaba la vista de la horrenda escena. La bilis volvía a subir por su garganta, recordando la repugnante imagen.
—Sí, conozco algo de su historia... pero no lo sé todo... —Sven admitió con temor. —Solo recuerdo ciertas escenas específicas de la novela que vi hace mucho tiempo, y ni siquiera estaba completa... —Sus palabras revelaban su incertidumbre y reluctancia. La idea de participar en un mundo tan peligroso lo llenaba de dudas y temor.
El Vigilante permaneció en silencio ante las dudas y la incertidumbre del "Original". Sin embargo, no iba a perdonarlo; después de todo, era solo un mísero mortal, perteneciente a la gran familia del mundo "Original" que existió muchos milenios antes incluso de que los "Vigilantes" nacieran por primera vez. Aunque Sven Bennet pudiera sentirse insignificante en el gran esquema del multiverso, el Vigilante no se preocupaba por su existencia individual. Su única preocupación era mantener el equilibrio del multiverso y observar las acciones de los "Originals". Si estos le decepcionaban, tanto ellos como su universo enfrentarían la desaparición de su existencia misma. Por lo que tomando manos en el asunto, el vigilante tomó voz una última vez con el "Original Human".
—Eso no importa realmente —comenzó con voz autoritaria y soberana. La representación de Saber tenía una mirada que sugería desdén hacia el inmundo humano frente a ella, aunque pudieran considerarse "especiales" o "aquellos que rompen el destino". Para el Vigilante, él era la ley, la voz, todo lo que representaba la omnipotencia, y no se rebajaría ante este "original". —Ahora, con todo esto explicado... ¿estás listo? —completó antes de avanzar con pasos suaves hacia Sven Bennet.
El chico se habría sentido emocionado de no ser por su preocupación. Sabía que la entidad frente a él no era ni humana ni espiritual. Finalmente, estaban cara a cara, a solo unos centímetros de distancia. El Vigilante alzó la mano y la posó en el pecho del chico. Por reflejo, Sven cerró los ojos con temor, esperando sentir algún dolor. Entonces, su espíritu se separó de su cuerpo y cayó en un sueño temporal.
—Tú, mi pequeño juguete... veremos si eres capaz de darme entretenimiento y no me decepcionas como los demás —pronunció el Vigilante. Sabía que el chico apenas podía escucharlo, pero transmitió el mensaje a su propia alma antes de crear un nuevo cuerpo prácticamente idéntico al anterior e introducir su alma en él. Con cuidado, dejó el cuerpo entre la maleza mientras el tiempo volvía a su ritmo normal.
××××
Olores. Extraños olores inundaban sus fosas nasales. Un aroma peculiar al que no estaba acostumbrado, pero que de alguna manera le resultaba familiar... el olor del bosque. Antes de abrir los ojos, Sven ya se sentía extraño debido a esa fragancia tan inusual. Abriendo los ojos lentamente, se levantó en una posición de luto, mirando a su alrededor con confusión. ¿Dónde se suponía que estaba? Lo último que recordaba era... haber muerto y... oh, sí, ya lo recordaba. Su estómago se revolvió con asco al evocar la imagen del cadáver de aquel pobre niño y todo lo demás que había sucedido.
¿Ese ser realmente lo había enviado a ese mundo? Al observar el entorno lleno de árboles, la respuesta era obvia: había sido reencarnado en un mundo de fantasía. El terror fue lo primero que se instaló en su cuerpo. No quería participar en el enfermizo juego cósmico de ese ser. Respiraciones agitadas y descontroladas comenzaron a surgir desde lo más profundo de su ser, señalando el inicio de un ataque de pánico.
Unos minutos pasaron mientras Sven trataba de tranquilizarse. Finalmente, una vez calmado, miró a su alrededor. Estaba en un bosque, pero no veía ninguna aldea cercana, ni las murallas de Orario. ¿Dónde lo había transportado aquel vigilante? Al menos podría haberlo dejado dentro de la ciudad o, al menos, a unos pocos metros de las puertas de Orario.
De repente, escuchó algunos aullidos de lobos. Sven sintió cómo la parálisis lo frenaba por unos momentos... Recordó por millonésima vez la escena de Bell Cranel. No tenía muchas ganas de pasar por lo mismo, así que, actuando rápido y casi sin pensar, corrió hacia algún lado del bosque. Corrió hasta que sus piernas no dieron más y cayó desplomado sobre el césped, tratando de recuperar el aliento. No tenía idea de cuánto tiempo había estado corriendo; no había contado los minutos. Pero Sven simplemente no quería estar cerca de aquellos aullidos. También comenzaba a sentirse sediento tras la larga carrera que acababa de realizar y no tenía forma de hidratarse si quiera.
Se levantó como pudo mientras empezaba a caminar sin algún rumbo fijo, perdido en aquel vasto bosque lleno de vida y peligros. Fue entonces que encontró lo que parecía ser un camino trazado.
"Al fin..." Sven no pudo evitar resoplar con una mezcla de diversión y esperanza. Su sonrisa, aunque nerviosa, reflejaba un atisbo de alivio. "Un camino..." Con inseguridad, empezó a caminar por el largo sendero de tierra que parecía no tener fin. De vez en cuando, levantaba la vista hacia el cielo azul, viendo cómo el sol brillaba intensamente. No tenía idea de cuánto tiempo le quedaba antes de que anocheciera. No era un experto en determinar la hora con solo mirar el sol, y la incertidumbre aumentaba su ansiedad.
Siguió caminando, tratando de mantener la calma. Cada paso era un pequeño triunfo contra el miedo que lo embargaba. El camino era su única esperanza de encontrar ayuda, refugio o, al menos, agua. El sol seguía su curso, y Sven sabía que debía apresurarse antes de que la oscuridad cayera y los peligros del bosque se intensificaran. El tiempo pasó, y lentamente la oscuridad empezaba a reinar en el cielo, llevándose consigo la luz que le permitía ver con claridad.
—Mierda... —murmuró, maldiciendo para sí mismo. Se estaba haciendo tarde, ya llevaba caminando un buen rato y no lograba visualizar nada que indicara un final a su travesía. La ansiedad comenzaba a apoderarse de él nuevamente, hasta que, en la distancia, vio una luz. Una señal de vida. "Sí... ¡Sí!" Sintió que su esperanza se renovaba mientras aceleraba el paso, primero caminando más rápido y luego corriendo con todas sus fuerzas. Su estómago gruñía de hambre y la sed lo consumía, pero la visión de la luz le daba fuerzas.
Después de lo que parecieron horas interminables, Sven llegó a un pequeño asentamiento, con cabañas y hogares de madera. Bendita fuera el alma bondadosa que le ofreciera algún tipo de ayuda para su estómago y su sed interminable; se sentía cada vez más débil, al borde del desmayo. Algunas personas notaron su presencia y levantaron sus voces, confundidas y preocupadas al ver el estado del joven.
—Agua... Ayuda... —Alzó su mano mientras caía desplomado en la tierra, sintiendo cómo su visión se oscurecía. No había comido ni bebido nada en horas, y su cuerpo, inevitablemente, cedió a la extenuación.
Las voces se acercaron rápidamente, y Sven sintió cómo lo levantaban con cuidado. Escuchó fragmentos de conversaciones inentendibles para su idioma:
—Παιδί!
—Κάποιος να ζητήσει βοήθεια!
—Κοιτάξτε μόνο πόσο χλωμός και βρώμικος είναι... Πρέπει να χάθηκε στο δάσος. —Oyó Sven antes de perder completamente la conciencia.
××××
Silencio. Era lo único que reinaba en ese momento. Sven percibió el aroma de flores, acompañando el persistente dolor de cabeza que lo aquejaba. Lentamente, se incorporó, sintiendo cómo las sábanas se arrugaban a su alrededor, y un paño húmedo caía de su frente. Miró a su alrededor y notó que se encontraba en una habitación de paredes marrones y suelo de tablones de madera. Una pequeña ventana con cortinas dejaba filtrar la luz de la mañana.
Giró su rostro y vio una mesita de noche con un plato que contenía pan, un vaso de agua y un pequeño jarrón con hermosas flores rojas. Con algo de debilidad, alcanzó el vaso y comenzó a beber suavemente. El agua le pareció un elixir de los dioses, mientras sentía el líquido recorrer su garganta. Con su otra mano, tomó unas rodajas de pan, suave y de hermosa textura. Con mordiscos rápidos, devoró casi todas las rodajas y terminó lo que quedaba del agua.
Sven suspiró mientras dejaba el vaso y apartaba las sábanas. No recordaba mucho después de haberse desplomado. Sacó las piernas y se sentó en el borde de la cama, parpadeando aún, tratando de asimilar todo lo ocurrido. Sus pensamientos eran un torbellino de confusión y preocupación. Recordaba la horrible escena de Bell Cranel, el encuentro con el Vigilante, y su desesperada carrera a través del bosque.
—¿Dónde estoy? —murmuró para sí mismo, intentando ordenar sus pensamientos. La habitación, aunque sencilla, le daba una sensación de seguridad y calidez que le permitía relajarse un poco. Estaba a salvo, al menos por ahora.
El sonido del crujido de la única puerta de la habitación se abrió. Sven devolvió la mirada hacia el ruido y vio a un hombre de alrededor de los treintas, el hombre sonrió mientras empezaba a hablarle;
—Καλημέρα αγόρι μου. —Sven se quedó callado, más confundido ante el hombre. El idioma con el que le estaba hablando era completamente desconocido para él.
—... ¿Qué? —Sven simplemente contestó. El hombre abrió sus ojos, como si se sorprendiera ante las palabras de Sven.
—Δεν μπορεί... Τι γλώσσα είναι αυτή... —El hombre frente a él habló mirándolo confundido.
Sven estaba a punto de entrar en pánico, la ansiedad corriendo a través de él como un río desbordado. ¿Cómo se suponía que iba a comunicarse en este mundo si no entendía el idioma? El Vigilante lo había dejado en un mundo extraño, donde incluso su conocimiento del japonés no le servía de nada. Justo cuando estaba a punto de perder el control, el hombre que lo había encontrado levantó una mano, haciendo señas para que Sven esperara allí. Luego, el hombre salió de la habitación, dejando a Sven sumido en su propia confusión y miedo.
Pasaron unos minutos eternos hasta que el mismo hombre regresó, esta vez acompañado de una mujer de aspecto elegante y un aura que la hacía destacar. Su cabello castaño, sus ojos profundos y brillantes como gemas del mar, y su porte en general irradiaban una presencia casi sobrenatural. Sven sintió una mezcla de atracción y respeto, sabiendo instintivamente que esta mujer no era alguien común.
El hombre habló primero: —εδώ, κυρία Αστρέα —dijo, y Sven miró confundido hacia la puerta.
La mujer respondió: —Είναι αυτό το άτομο που μιλά μια περίεργη γλώσσα? —Sus palabras eran tan incomprensibles para Sven como las del hombre.
El hombre asintió y respondió: —Σωστά, κυρία Αστρέα. Luego salió de la habitación, dejando a Sven solo con la mujer.
Ella avanzó con elegancia y miró a Sven directamente: —Λοιπόν, ποιό είναι το όνομά σου?
Sven, sin entender nada, solo pudo responder: —¿Qué dijiste?...
La mujer parpadeó, cerró la boca y luego, con un esfuerzo visible, habló nuevamente: —Discúlpame... —Esta vez, Sven entendió sus palabras claramente. —Estoy usando algo de mi arcano para poder hablar contigo. Es la primera vez en eones que tengo que hablar un idioma que ni siquiera conozco... ¿Cuál es tu nombre, joven?
—Soy... Sven, Sven Bennet, señora. —Su voz salió con algo de tartamudeo, pues oír su propio idioma en un tono tan extraño lo descolocó. —¿Dónde estoy...? —preguntó con urgencia.
—Estás en la aldea de Solingel. Te encontraron en muy mal estado. ¿Cómo llegaste a ese punto? Ni siquiera tenías comida o algo para beber. —La mujer preguntó con amabilidad.
Sven cerró los ojos, tratando de ordenar sus pensamientos. —Yo... aparecí en el bosque. —empezó, respirando profundamente. —No sabía dónde me encontraba... y me perdí. Quería ir a Orario. —Dijo, sintiendo que la verdad a medias era su mejor opción.
—¿Orario...? Eso queda muy lejos de aquí... a pie serían una semana, mientras que en una carroza tardarías alrededor de unos tres días. —La mujer susurró, su expresión adoptando una sonrisa nostálgica. —Por cierto, déjame presentarme... soy una diosa, como posiblemente estés sintiendo... Mi nombre es Astrea.
—... ¿Astrea...? —Sven la miró con sorpresa. El nombre resonaba en su mente, como un eco de algo importante que había leído en la novela de Danmachi, aunque no podía recordar exactamente de dónde.
Astrea asintió suavemente, observando la confusión en los ojos de Sven. —Sí, soy la diosa de la justicia y la paz. —Su tono era calmado y compasivo, intentando calmar la agitación que aún residía en él.
Fin del capítulo.
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