Una Noche Larga, Tercera Parte.

El aire acarició mi mejilla.

Mirando hacia el cielo me sentía tranquilo.

El tono azul se extendía hasta el horizonte.

*Pío, pío *

Las aves cantaban felizmente desde las ramas de un árbol.

-Haah~ que tranquilo es este momento.

Elevando mi mano intente tocar el cielo.

-Hey, ¿Qué estas haciendo?

-¿Hm?

-Vamos, levántate.

-...

Parpadeando, me di cuenta de que estaba tirando en la yerba. Por un momento había perdido la conciencia.

-Levántate, ¿No quieres otra maraton alrededor de la montaña verdad?

-¡N-no!

Apoyándome en mis brazos me levante y le respondí.

Lo había olvidado, estaba en medio de un entrenamiento. Frente a mi estaba mi tío Zard con una rama en las manos.

Mirando alrededor busque mi espada, esta era de madera. Tomándola, camine y me pare enfrente suyo.

-¿Listo?---Dijo el tio Zard mientras la rama descansaba en uno de sus hombros.

-Si; Le respondí llevando mi espada de madera hacia el frente.

El silencio nos rodeo.

Un instante después dando un paso adelante y llevando mi espada hacia la parte superior de mi cabeza para luego dar un gran golpe vertical, grite.

-¡Haaaaaaa!

*Zas*

Solo había cortado el viento, mi golpe había fallado. Distrayendome por un instante, sentí un golpe fuerte en mi espalda.

-¡Ay!

Me dolió. Cayendo sobre mis rodilla, solté un aullido de dolor.

-Ey, vamos. ¿Almenos recuerdas lo que te dije?

-...

-No lances ataques tan abiertamente. Gastas energía y abres muchos huecos en tu defensa; me dijo, mientras golpeaba ciertos puntos en mi cuerpo con la punta de la rama.

-También no prestaste atención a mis movimientos. Si hubieras prestado atención a la posición de mis piernas, habrías sabido que me movería hacia la derecha.

-Pero tío, no importa que tan rápido me mueva, mis ojos no pueden seguirte.

-...

-Bueno, en parte tienes razón, los niveles hacen una gran diferencia hahaha; dijo mientras reía.

-Pero, tienes que intuir de donde vendrá el golpe.

-¿Intuir?

-Si. Tus ojos no siempre tendrán la respuesta correcta, hay armas especiales que pueden hacer cosas extraordinarias como extenderse o no ser visibles.

-Woaaa~

Al oír que semejantes cosas existían, me impresione.

-Vamos, vamos. No te desconcentres; Dijo Zard, con una sonrisa en su rostro.

-L-lo siento.

-Esta bien, volvamos a donde nos quedamos.

-Si; respondí vigorosamente.

El tío Zard continuó su explicación.

-El viejo me dijo que una vez casi mueres a manos de un goblin.

-...

Tenía razón, antes de que ellos llegarán, por un descuido mi vida casi llega a su fin. Jugando, salí de la aldea y me adentre en las montañas, no pasó nada hasta que salí de ahí.

Pero sin darme cuenta, un goblin me había seguido. Corrí hasta los campos de trigo buscando ayuda, pero no había nadie. Sin nada a lo que aferrarme peleé con todas mis fuerzas contra el goblin terminando como un estropajo, al final como si fuera obra del destino, el cayó a un acantilado que se encontraba cerca de ahí.

Era un recuerdo vergonzoso, yo comencé a llorar. Sollozando, muchas lágrimas cayeron de mis ojos.

Un momento después, el abuelo me había encontrado. En su rostro se noto lo cansado pero a la vez lo feliz que se encontraba, probablemente me busco en la aldea y en muchos lugares, ya que había pasado mucho tiempo desde que había salido de ahí.

Era un recuerdo vergonzoso, pero a la vez cálido.

-Vamos, no es algo de lo que avergonzarse; Viendo que dudaba acerca de lo que pregunto, el tío Zard habló tranquilamente.

-La derrota no siempre es mala. Aveces, nos ayuda a crecer.

Escuchando sus palabras, por algún motivo sonreí.

-Si, aunque suene vergonzoso; Le dije mientras sonreía.

-Bien, ¿recuerdas algo acerca de ese goblin?

-Huh?

-¿No sentiste nada cuando peleaste con el?

-Sentí que me quería matar.

-¡Bien! Lo que sentiste fue su intuición asesina. Su sed de sangre o como quieras llamarlo. Muchas personas o monstruos suelen tener esta aura.

-¿Puedo saber dónde se encuentra mi oponente con solo esto?

-Si; respondió Zard asintiendo con la cabeza.

En un parpadeo, el tío desapareció de mi vista. Mire alrededor pero no lo encontré. Unos segundos después sentí como el ambiente se hacía mas pesado, como si algo apretara a mi pecho. Sintiendo esta poderosa aura que me oprimía, me di la vuelta. Ahí se encontraba el tío Zard.

-¿Lo sentiste? Cuando me movía tu no sabias donde estaba, pero cuando puse presión sobre ti me encontraste sin necesidad de usar tu vista.

El tenía razón, inconscientemente supe dónde se encontraba.

Al ver mi rostro, el supo que lo había entendido.

-Continuemos; Dijo mientras apuntaba la rama en sus manos hacia mí.

Poniéndome en pose de pelea, ahora intentaría golpearlo, o almenos tocarlo.

Apuntando mi arma hacia el, ahora no cometería los mismos errores. Esperaría y observaria minuciosamente.

El me miró con una sonrisa, pero yo no le preste mucha atención a eso. El tenía el pie izquierdo un poco mas adelante que su pie derecho.

¡Se moverá hacia la izquierda!

Sintiendo que se movería, oscile mi brazo formando un arco esperando siquiera llegar a rozar Almenos una parte de su ropa.

*Fiiii*

Al final, había fallado nuevamente. Mi espada de madera corto el aire.

-¡Bien, Bell!

-¿Huh? Waa———

El tío me alzó con sus brazos, no entendía porque estaba feliz si volví a fallar.

-Está vez cometiste menos errores, observaste mis movimientos y actuaste según tu pensamiento.

-¿Lo... Hice bien?---Dije mientras dudaba.

-Si; me respondió mientras me volvía a dejar en el piso.

El tomo su rama nuevamente y se preparo nuevamente.

-Una vez más.

Viendo esto, pedí otra oportunidad para seguir entrenando.

×××

El sol ya estaba por ocultarse en el horizonte.

Acabábamos de terminar con mi entrenamiento, acompañado de mi tío y mi abuelo que nos encontró en el camino, caminábamos a través de una colina mientras hablábamos entre nosotros.

-Te esforzarte mucho, Bell; Dijo el abuelo con su característica sonrisa en el rostro.

Estaba cansado y con toda mi ropa en mal estado.

-Si.

Le respondí devolviéndole una sonrisa.

-Se está esforzando mucho.

El tío Zard se unió a la conversación. Hablamos sobre muchas cosas, reímos y lo disfrutamos mucho. Era un tiempo que disfrutamos enormemente.

-Bien, Bell. Déjame dar mi parte en tu entrenamiento; Hablo llevando su pulgar hacia el mismo.

-¿Hmm?

-Sonríe siempre que salves a una mujer. Parate galante frente a ellas y con una sonrisa hazles saber que todo estará bien.

-Protegelas con todo tu ser. Se un Héroe para ellas.

-...

-Eso te dará muchos puntos.

-...

-Viejo, Alfia te matara si ve que le sigues enseñando cosas raras a Bell; Respondió Zard con una sonrisa irónica mientras que Bell tenía una mirada confusa confusa en el rostro.

-¿Cosas raras? Le estoy enseñando el camino de un hombre... El romanceeeeee~. Dijo mientras elevaba ambos brazos hacia el cielo.

No entendí muy bien lo que quiso decir.

El abuelo es alguien... Enérgico.

Ya habíamos caminando por un buen rato, la casa en la que vivíamos ya estaba a la vista.

Antes era una pequeña cabaña pero después de tantas destrucciones y reconstrucciones habían decidido ampliarla un poco.

Ya iba a ser hora de la cena, pero cada vez que el tío Zard entrenaba conmigo, la encargada de hacerlo era mi madrastra Alfia.

Al recordarlo, sentí que el ambiente se hacía más pesado. Viendo a mi tío y a el abuelo note una sombra en sus rostros.

Hahaha... Probablemente sea por la comida "extravagante" que comeremos hoy.

Antes de que llegáramos me detuve.

Habían cosas que quería preguntar.

-Abuelo...

Dije entre labios.

-¿Hm?

El se detuvo y me miró.

¿Que había preguntado?

No lo recuerdo.

No escuchaba nada a mi alrededor.

Todo a mi alrededor fue cubierto por oscuridad.

Unos segundos después me quedé solo en un mundo de oscuridad.

-Haaa~ Estaba soñando.

No me había percatado.

*Crack, Crack*

Unos sonidos llegaron a mis oídos.

El mundo oscuro y lo que había soñado se desvaneció lentamente.

Mis párpados comenzaron a abrirse.

Pero no pude ver nada.

Una densa nube de polvo y algo de oscuridad rodeaba el ambiente.

-¿Ais...san?

De pronto, algo dorado llegó a mi campo visual y todo se hizo mas claro en mi mente.

-Ahh~ ya recuerdo. Caímos cuando la espada de aquella mujer quebró el suelo; Dijo Bell, mientras dejaba caer su cabeza contra el suelo...

-¿Hm?... Que raro. El suelo se siente cómodo...

-¿Hmmmmmm?. Sintiendo la suave textura que rodeaba sus mejillas, un gran signo de interrogación se formó en su rostro.

Usando sus manos, Bell se apoyó y elevó su parte superior del cuerpo para hechar un vistazo en lo que el estaba apoyado hasta hace unos segundos.

Unos segundos después, sudor frío empezó a rodar por sus pálidas mejillas.

Al momento en el que vio lo que uso de almohada, unos suaves y finos cabellos color jade además de una piel blanca como la nieve cruzaron por sus ojos.

-¡Guahhhhh!

El cayó sobre su espalda y Rápidamente retrocedió utilizando ambas manos mientras un ruido tonto escapaba de su boca y... *¡Dokan!*

-¡Ack!

Había golpeado su cabeza con una pared firme.

Mi rostro estaba completamente rojo y llevando ambas manos a la parte trasera de mi cabeza, sujete el lugar que había chocado.

Un momento después, el dolor se había ido. Pero el rubor en mis mejillas, no.

-Qué blandito fue---*Smack*

Antes de que pensamientos impuros llegarán a mi mente, mi cuerpo automáticamente hizo que una de mis manos, soltara una fuerte cachetada en mi rostro.

Sentí que el abuelo en algún lugar del mundo, o probablemente en nuestro hogar me guiñaba un ojo mientras que con una gran sonrisa me levantaba el pulgar derecho en señal de aprobación.

*Nods* *Nods*

¡No es momento para algo como esto!

Sacudiendo mi cabeza, la imagen del abuelo se deshizo y me libre al fin de todo esto.

Me puse de pie, mirando hacia atrás note que una gran pila de escombros tapaban el lugar por donde caímos dejandos solo el camino que teníamos delante nuestro. Intente crear un camino a través de los escombros, pero no había notado que uno de mis brazos estaba algo lastimado. ¿Será por el intercambio de golpes con esa mujer? ¿O porque muchos escombros cayeron sobre mi?

No importa, ella me habría dado una paliza si la pelea seguía, me descuide y estos son los resultados de ello.

Mejor salimos de aquí.

Después de tomar mi espada que estaba a cerca a los escombros, me acerque y llame a Riveria-sama por su nombre.

-Riveria-sama...

-¿Bell...san?

Abriendo los ojos, al verme dijo mi nombre.

Apoyándose en sus manos, ella elevó la parte superior de su cuerpo.

Sentándose, llevó una de sus delicadas manos a su cabeza. Al parecer aun seguía algo confundida por los golpes que había recibido.

-¡...!

De pronto---

-¡Ais!

Abriendo sus ojos, ella llamó a la chica de cabello y ojos dorados.

Pero ella estaba bien o almenos eso creía.

Ella se encontraba un poco mas adelante de nuestra posición.

-R-Riveria-sama; Dije, mientras la veía forzar a su lastimado cuerpo a levantarse.

Tambaleándose, ella se acerco a la chica de cabello dorado.

Sentándose sobre sus tobillos, Riveria tomo suavemente la cabeza de Ais y la puso sobre su regazo.

Con una mirada profunda, ella acarició su mejilla.

No dije nada, es mejor así. Al parecer, ellas tienen problemas entre sí. O almenos eso deduje después de lo ocurrido en la pelea con esa misteriosa chica de cabello rojo.

Pasaron unos segundos, cuando ya estaba por decir algo, ella habló.

-Gracias; Dijo, ella.

-¿Hmm?

-Gracias por salvarla.

-O-oh, no te preocupes por eso.

Al recibir el agradecimiento de tan encantadora mujer y además recordar lo que paso antes de que se despertará, me sonroje y hable torpemente. Honestamente, era débil ante las mujeres... Y más si son Elfas.

Como mi casa estaba algo alejada del pueblo, nunca tuve mucha interacción con mujeres además de mi madre.

Hahaha... ¿Tuve este problema al hablar con todas las chicas que conocí desde que llegué hace unos días?.

No lo creo, o almenos así lo recuerdo.

Probablemente me esta afectando pensar en lo que paso hace unos minutos.

Hahaha...

Sonreí irónicamente para mi mismo.

-Disculpa, ¿Sabes donde nos encontramos actualmente?. Pregunte dejando de lado todo pensamiento innecesario.

-Probablemente nos encontramos en las cloacas de la ciudad; Dijo Riveria mientras daba un vistazo alrededor.

-...

-¿Pasa algo?

-A---

-Hola~

Antes de hablar, alguien me interrumpió.

*Tak, Tak, Tak,*

El sonido de unos pasos se oyeron a lo largo del camino que teníamos delante.

Poco a poco la figura de un hombre se hizo visible.

-Ohh~ eres tú. Creciste, casi no te reconozco pero es imposible olvidar ese característico cabello blanco; Dijo, mientras las comisuras de su boca formaban una sonrisa.

-¡...!

Era alguien que conocía.

Alguien que nos visitó hace tiempo.

×××

-¿Estas seguro de que es aquí?

-Si, señor. Los he estado monitoreando, la diosa Artemisa y el chico de cabello blanco se hospedaron aquí; Dijo un hombre vestido de un ciudadano cualquiera.

-Está bien, prosigan; Respondió un hombre de cabello rojo oscuro.

Al oír esto, varios hombres vestidos con togas blancas comenzaron a moverse.

La luna aún se encontraba en lo mas alto del cielo. Rodeados de este manto de oscuridad además de todo el caos que regia en distintas partes de Orario, nadie detendría su avance o los planes que actualmente tenía Evilus. Solo una orden de los altos mandos los detendría ahora.

Antes de que todos lo pasarán, uno de ellos se quedó detrás de el.

-¿Que sucede?. Dijo el hombre al mando.

-¿Estás seguro de que no deberíamos estar ayudando a Revis?. Respondió una mujer de cabello corto y ojos amarillos.

-Tú también deberías estar ahí ¿Verdad? Si tanto te interesa, ¿Por qué no vas tú, Valletta?

-Bwjajajaja. ¿Sigues resentido por la paliza que te dio el chico conejo?

-¡Callate!--Grito furiosamente.

-Vamos, vamos~ No intento detenerte. De hecho a mi también me interesa saber que tan fuerte es ese chico; Valletta hablo, mientras una horrenda sonrisa se formaba en su rostro.

*Tak, Tak, Tak*

Sin decir nada más, los tacones de Valletta resonaron y ella se Alejo, dejando solo a Vitteaux en el oscuro callejón.

×××

-¡Listo!

-Ya terminé.

Los gritos no habían cesado, pero la cantidad había reducido. La torre y distintos edificios incluida la base de la Familia Dianchet ya estaban superando sus capacidades. Pero muchas personas se habían salvado fruto del acto que hizo la Familia Astrea y Ganesha.

-Buen trabajo; Dijo una pequeña pallum haciendo un gesto con sus manos hacia su compañera vestida en kimono.

-Buen trabajo.

Respondió de mala gana la belleza vestida de kimono.

-¿Pasa algo, Kaguya?

-No.

-Te vez molesta.

Su actitud era claramente visible en su rostro. Aún cuando lo negaba, sus emociones eran claramente visibles.

-Estás más molesta que de costumbre, Kaguya; Dijo mientras llevaba ambas manos detrás de su cabeza.

-No molestes, Lyra.

-Creo que estas más molesta desde que Alise y tu fueron donde Ouranos-sama. ¿Acaso hay algo que nos están ocultando?. Dijo, Lyra mientras se inclinaba hacia adelante.

-¿Acaso tiene que ver con ese conejo?

Lyra era perspicaz, había dado al clavo.

-No es nada, simplemente cooperar con gente como el, me molesta.

-...

-Soñadores, personas ingenuas que creen que todo se solucionará si así lo desean. Gente que se arrepentirá de sus decisiones cuando la realidad les explote en la cara.

-Bueno, todos fuimos así en algún momento de nuestras vidas. No tienes que molestarte solo por eso; Respondió Lyra, a las duras palabras de Kaguya.

-N---

-Disculpen... ¿Vieron si Bell-san ya regresó?

Alguien había interrumpido su conversación. Girando sus rostros vieron a una hermosa mujer de cabello Azul y ojos verdes parada a unos metros delante de ellas.

-Artemisa-sama; Ambas dijeron al unísono.

-Disculpen por interrumpir su conversación.

-No se preocupe.

-Lo siento, el chico conejo no volvió aún. Nuestra capitana volvió a ayudarlo pero cuando llegó a su posición, el ya no se encontraba ahí; Explicó Lyra.

Alise había llegado con un hombre herido, pero este ya no se encontraba en peligro. Curandose las heridas que tenía, ella volvió rápidamente al campo de batalla. Pasaron un par de horas y Alise había vuelto, pero sin nadie. Ella explicó que no lo había encontrado y unos minutos después, Shakti le pidió que ayudara a Ardi. Actualmente Alise y Ryu se encontraban en el puesto en el que estaba Ardi.

Después de explicarle esto, Artemisa se encontraba sumida en sus pensamientos.

-Lo sentimos por no haberle contado esto antes; Dijo Kaguya, mientras su cuerpo hacía una pose de disculpas.

-No, no. Esta bien, gracias por decírmelo.

-Artemisa-sama, debería ir a descansar. Usted brindo mucha ayuda, hoy.

-Estoy bien, no hice mucho así que no estoy cansada.

-Aún así...

Ella no podía ir a descansar tan tranquilamente. Después de todo, estaba muy preocupada por el estado del chico. Ella había visto una parte de su fuerza pero aún así, la fuerza no lo determina todo.

Faltaban unas horas para el amanecer, todo este tiempo, Lante y Artemisa habían estado corriendo de aquí para allá. Claramente estaba cansada pero ella ocultaba el cansancio detrás de una sonrisa.

Los dioses eran seres omnipotentes, pero con su arcanum sellado, sus cuerpos eran casi los de humanos normales.

×××

-¿Ellen-sama?. Murmuró, Bell.

-Hola~ veo que aun me recuerdas; Dijo con una sonrisa en el rostro.

Al escuchar su conversación, Riveria pensó que era extraña decidiendo no interferir y escuchar más.

-E---

-Vengan conmigo.

Interrumpiendo a Bell como para que ya no siguiera hablando, el dios Ellen vio a Riveria y con un gesto pidió que ambos lo acompañarán.

Dándose la vuelta, el comenzó a caminar tranquilamente.

-...

Quería decir algo... Pero sabía que no me escucharía. Sentía miradas que venían de más adelante. No podía negarme, si ellos decidían atacar, estando en nuestro estado y en un lugar cerrado sería muy peligroso si se tratara de los tipos que tienden a inmolarse.

Gire mi rostro y vi a Riveria-sama. Ella estaba cargando a la aun inconsciente Ais-san.

Intente ofrecer mi ayuda y ella se negó. Parece que mi conversación con el dios Ellen, la puso en un estado de alerta.

Sin pensar en nada más, guarde mi espada en la funda que se encontraba en mi cintura para luego comenzar a caminar.

×××

¿Qué hora era?

No lo sabía.

Todo este ataque comenzó cuando el sol ya estaba por ocultarse en el horizonte.

Las peleas, los gritos, las explosiones. Después de todo, no preste atención a mi entorno. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la pelea co la chica de cabello rojo?.

Probablemente, el amanecer esté cerca.

Ya habíamos caminando por un rato cuando vi una extraña estructura.

Una gran puerta adornada con figuras extrañas se alzaba frente a mí. 

-¿Qué es esto?. Le pregunté.

-Una entrada a Knossos; Respondió tranquilamente.

Knossos...

El lugar que Ouranos-sama nos había mencionado.

*¡Chiiiiiiirr!*

La gran puerta se ha abrió.

Un aire gélido provenía de adentro.

-Vamos; Dijo, el dios Ellen al verme dudar.

-Esta bien... Pero por favor, ¿Podrías dejarlas ir?

Algo no iba bien, sentí que sería mejor si solo fuera yo el que entrara ahí.

-¡Pero———

-Okey~

Interrumpiendo, Ellen-sama aceptó mi petición.

Al parecer, ella quería negarse pero giro su rostro y vio a la aun dormida Ais-san.

-Bien, bien. ¿Conoces el camino de regreso, verdad?.

-Si; Respondió Riveria, bajando su mirada.

Después de oír su respuesta, Ellen-sama comenzó a caminar tranquilamente mientras atravesaba la gran puerta. Yo también comencé a caminar, pero Riveria-sama me detuvo.

-Voy a estar bien; Le dije con una gran sonrisa en el rostro para no preocuparla.

-…

-Ademas, es otra persona la que necesita tu atención en este momento.

Señale con una de mis manos a la chica de cabello dorado que se encontraba entre sus brazos.

-Nos vemos luego; Dije mientras caminaba.

Unos segundos después de atravesar la gran puerta, esta se cerró detrás de mí.

×××

Habíamos descendido.

Este lugar era extraño.

Pasillos tan largos que parecían un laberinto interminable.

El material con el que estaba construido era raro al tacto.

-Este lugar está construido completamente en Adamantita; Dijo Ellen, tranquilamente.

Parece que me vio tocando los muros...

¿Adamantita? ¿No es ese, el material mas duro que se puede encontrar en el calabozo?

-Ya llegamos~. Dijo mientras extendía ambos brazos a los costados.

-¿Que es este lugar?

Le pregunté.

Habíamos llegado a una gran sala, esta estaba vacía y habían corredores a ambos lados.

-Comencemos... Dijo con un cambio es su tono de voz.

Con un elegante movimiento, Ellen hizo un chasquido con sus dedos.

*¡Chiiirr!*

Uno de los corredores se abrió.

Una persona vestida con una toga blanca salió arrastrando algo.

¿Una mujer...?

Después de tirarla cerca a nosotros, el hombre se fue tranquilamente.

La mujer no hizo ni un sonido.

Moviéndome rápidamente, la tome en mis brazos y con mis dedos, verifique su pulso.

Aun estaba viva.

Pero se encontraba muy lastimada y su cuerpo estaba desnutrido y lleno de moretones.

-¿Sabes quien es?. Me pregunto el dios Ellen.

A pesar de todo lo dañado que estaba su cuerpo, podía ver que era una mujer hermosa, pero nunca la había visto.

Su cabello era algo corto, de un bello color marrón rojizo. Su piel era blanca pero estaba llena de moretones y heridas.

Su vestimenta era un traje de color verde claro y oscuro, una faja marrón, un cinturón marrón, pequeños sujetadores marrones atados a ambos brazos y guantes negros largos.

Toda su ropa estaba en mal estado.

Lodo seco, sangre coágulada, partes de tela faltantes.

Sus delicadas dedos tenían uñas faltantes.

¿Que le sucedió a ella?

Parecían signos de tortura.

-¿Sabes quien es?. El me volvió a hacer la misma pregunta sacándome de mis pensamientos.

-No; le dije sin despegar mi mirada de ella.

-Ella es Rethusa, la capitana de la Familia Artemisa.

Mis ojos se abrieron como si estuviera en estado de shock.

Sin moverme, solo una cosa cruzó por mi mente en ese momento...

¡¡TENGO QUE HACER LO QUE SEA PARA SALVARLA!!

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