Princesa de la espada: Aiz Wallenstein

—Está creciendo a un ritmo exponencialmente rápido, pero esa mancha lo está retrasando — dijo Freya, recordando al Minotauro que enfrentó Bell.

—Solo los más fuertes son capaces de resistir los miedos de una verdadera aventura — dijo una voz varonil detrás de la diosa.

—Quiero que te encargues de esa mancha, Ottarl — ordenó Freya, su voz cargada de determinación.

Ottarl, el guerrero más poderoso de la Familia Freya, asintió en silencio, comprendiendo la gravedad de la misión que le encomendaban.

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Mientras caminaban hacia la iglesia abandonada, Bell no podía evitar sentir curiosidad por las orejas de Lili. Sin poder resistir, comenzó a juguetear con ellas, tirando suavemente.

—¡Bell-sama! — exclamó Lili, sonrojándose por la repentina atención.

—Lo siento, no tenía idea de que habías utilizado un hechizo de transformación — se disculpó Bell, apartando las manos.

—Sí. Así que nadie que me haya visto antes podrá reconocerme ahora. Si no me ven durante un tiempo, probablemente piensen que morí en la dungeon — respondió Lili con una sonrisa.

—Vaya, eso sí es interesante, especialmente considerando que los usuarios de magia de transformación son muy escasos. En tu caso, sería el camuflaje perfecto — comentó Krimson, mirando de reojo a Asami, quien por alguna razón había decidido acompañarlos ese día.

—Ya veo — dijeron Bell y Asami al unísono, sorprendidos por la revelación.

—¿Pero estás de acuerdo con esto? — preguntó Bell, preocupado.

—Sí. Mientras ustedes sepan quién soy, es suficiente para mí. Más importante, ¿ustedes están de acuerdo con esto? — preguntó Lili, sorprendiendo a Bell con su franqueza. —¡Los estuve engañando! Tomé ventaja de sus amables y valientes corazones y los traicioné. Si ustedes me perdonan de esta manera, yo...

—Por mí no hay problema, siempre y cuando no lo vuelvas a hacer — dijo Krimson, mientras disimuladamente trataba de ver el trasero de Asami.

—No pensé que caerías tan bajo... — resonó la voz de Ddraig en la mente de Krimson, con un fuerte tono de decepción. —Eres mejor que esto.

Krimson sintió una punzada de vergüenza, pero se obligó a mantenerse concentrado.

—No te preocupes por mí tampoco. Vamos, andando — añadió Bell, sonriendo para aligerar el ambiente, aunque esto solo hizo que Lili se sintiera aún más culpable.

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—Mi nombre es Liliruca Arde. Encantada de conocerlas — dijo Lili, presentándose formalmente frente a Hestia y Asami.

—Así que tú eres la soporte de la que tanto he escuchado hablar. Mis hijos me contaron todo sobre ti, especialmente Bell — dijo Hestia, con un tono que mezclaba curiosidad y un leve toque de desaprobación.

—¡Lo que ella dijo! Estoy cansada de que Krimson te mencione cada cinco segundos durante nuestros entrenamientos — añadió Asami, lanzando una mirada juguetona hacia Krimson.

—Iré a preparar algo de té. Oh, pero solo tenemos tres tazas — dijo Bell, mientras se dirigía a la pequeña cocina de la iglesia.

—¡Oh, no te preocupes por eso! Tú y yo podemos utilizar la misma taza — dijo Hestia, con estrellas en los ojos y un tono coqueto.

—Supongo que incluso usted hace bromas como esa, diosa — respondió Bell, sonriendo mientras se adentraba en la habitación subterránea de la iglesia.

—Voy contigo — dijo Krimson, siguiendo a Bell rápidamente. Pensaba que prefería evitar quedarse atrapado en una conversación de chicas.

Mientras Krimson caminaba, un par de brazos se envolvieron alrededor de él y una voz suave susurró en su oído.

—Yo no tengo problemas en compartir una taza contigo — dijo Asami, con un tono coqueto y una sonrisa que Krimson pudo sentir más que ver.

El joven guerrero sintió cómo su corazón latía más rápido. Aunque intentó mantenerse sereno, la cercanía de Asami y su tono provocador lo desarmaron por completo. Estaba a punto de responder cuando Ddraig intervino nuevamente.

—Krimson, no dejes que esto te distraiga. Recuerda lo que es verdaderamente importante — dijo el dragón, su voz resonando con firmeza en la mente de Krimson.

Krimson suspiró, consciente de la verdad en las palabras de Ddraig. Aunque el juego de coqueteo con Asami era tentador, sabía que no podía permitirse bajar la guardia, especialmente con todo lo que estaba en juego.

—Asami... — comenzó a decir Krimson, girándose lentamente para mirarla a los ojos. —Eres increíble, pero... — se interrumpió, buscando las palabras adecuadas.

—Lo sé, lo sé. Estoy jugando contigo, nada más — respondió Asami, soltándolo con una sonrisa divertida. —Sabes que siempre puedes contar conmigo, ¿verdad?

Krimson asintió, agradecido por la comprensión de Asami, aunque parte de él no pudo evitar sentirse un poco decepcionado.

—Vamos, antes de que Hestia se impaciente — dijo Asami, guiñándole un ojo mientras empujaba suavemente a Krimson hacia la cocina antes de regresar junto a la diosa.

—Oh... Al menos tú tienes suerte con él — murmuró Hestia, ligeramente decepcionada. Luego, enderezó su postura y fijó su mirada en Lili. —Primero... escuchemos tu determinación. Soporte, ¿puedes jurar que nunca cometerás el mismo error de nuevo?

—Sí. Lo juro. A Bell-sama y a Krimson-sama, a usted, a Asami, y más que nada, a mí misma. Ellos me salvaron. Nunca los traicionaría de nuevo. No quiero — respondió Lili, con una determinación palpable en su voz mientras miraba a las dos chicas frente a ella.

—Entendido. Te creo — dijo Hestia, provocando un suspiro de alivio en Lili. Sin embargo, la diosa cambió de tono rápidamente. —Seré honesta, soporte. No me agradas — declaró, provocando una expresión de tristeza en Lili. —¡Por supuesto que no! Les estuviste mintiendo mucho a mis hijos, y ahora tratas de ganártelos, en especial a Bell. En verdad no me agradas. De cualquier manera, ¿qué pasa con esa mirada triste? Déjame adivinar: mis hijos fueron muy amables, especialmente Bell, y estoy segura de que fue él quien se negó a culparte en absoluto. Y entonces Krimson decidió hacer algo parecido, así que ahora estás siendo aplastada por tu culpa, ¿cierto? En mi opinión, solo estás siendo egoísta — dijo la diosa, severa en su juicio.

—En mi caso, yo estuve presente cuando te salvamos. Pude ver el arranque de ira que Krimson sufrió al verte cuando estaba en su "Estado berserker", diría yo. Me desagrada el hecho de que te aprovecharas de alguien tan puro como Bell, pero me enoja aún más que Krimson reprimiera su ira solo porque estabas cansada y herida. Él trata de mejorar día a día, ¡y tú te aprovechas de su amabilidad! — gritó Asami, claramente molesta. —Te odio un poco por eso.

—Es así que te juzgaremos en lugar de ellos — dijeron Hestia y Asami al unísono, lo que hizo que Lili se sintiera aún peor.

Lili bajó la mirada, sintiéndose aplastada por el peso de sus acciones. Aunque sabía que sus intenciones habían cambiado, no podía negar el dolor que había causado.

—Por favor, cuida de Bell — dijo Hestia, lo que hizo que Lili la mirara sorprendida. —Mantén tus ojos sobre Bell para que no pueda ser engañado por otros. Solo para ser claros, esto no es por tu bien. ¡Después de todo, estoy segura de que si no hago nada, Bell será engañado de nuevo! Y al final, la culpa solo es la pregunta de si eres o no capaz de perdonarte a ti misma. Si en verdad has cambiado, entonces demuéstralo con tus acciones — concluyó Hestia con severidad, pero también con un dejo de esperanza en su voz.

—Ayuda también a Krimson, por favor — añadió Asami, tomando las manos de Lili con una expresión más suave. —No puedo estar siempre con él porque tengo responsabilidades en mi familia. De hecho, para venir acá tuve que escaparme de ellos. Krimson es alguien muy fuerte y desconfiado. Normalmente siempre se pelea con alguien en lugar de resolverlo con palabras. Puede ser peligroso, pero en realidad solo es un chico tímido y deprimido que desea tener amigos con los cuales festejar sus logros juntos como equipo — dijo Asami, revelando una faceta más vulnerable de Krimson.

Lili quedó sorprendida por la sinceridad de ambas. No esperaba que la situación tomara un giro tan personal, pero ahora entendía la gravedad del asunto.

—Hestia-sama, Asami-sama... — susurró Lili, sintiendo una mezcla de respeto y gratitud por la oportunidad que le estaban brindando.

—Te dejaré entrar al equipo, y te dejo a cargo de ayudarlos. ¡Pero! — comenzó a decir Hestia, justo cuando Bell y Krimson regresaron con las tazas de té.

—¡Hemos vuelto! — exclamó Bell, con una sonrisa radiante.

—Ten claro una cosa. Conoce tu lugar — dijeron Hestia y Asami al unísono, dirigiendo una mirada firme a Lili.

—Perdón por el retraso. Bell derramó un poco subiendo las escaleras — dijo Krimson burlonamente, tratando de aligerar el ambiente.

—¡Sabes que no es verdad! — comenzó a protestar Bell, pero fue interrumpido cuando Hestia se pegó a su brazo, abrazándolo de manera empalagosa.

—¿D-diosa? — tartamudeó Bell, sonrojado hasta las orejas.

—Así que, una vez más, hola, soporte — dijo Hestia, sonriendo y mirando a Lili con superioridad. —He escuchado que has sido muy buena con mis hijos, especialmente con Bell — añadió, antes de esbozar una sonrisa maliciosa. —Te has unido demasiado tarde a esta carrera, ¡así que aparta tus manos de mi Bell, gata ladrona! — comunicó eso último a Lili con una mirada intensa.

Lili sintió un escalofrío, pero también supo que no sería fácil ganarse la completa confianza de la diosa. No obstante, estaba decidida a intentarlo.

—¡Yo tampoco puedo quedarme atrás! — pensó Asami, antes de arrojarse juguetonamente hacia Krimson.

—¿Qué estás haciendo? — preguntó Krimson, muy sonrojado mientras sentía su corazón acelerarse.

Asami solo sonrió, disfrutando de la reacción de Krimson, notando cómo sus mejillas se teñían de rojo y cómo evitaba mirarla directamente. Para ella, era un juego, una manera de aliviar la tensión que había sentido antes en la conversación. Sin embargo, también sabía que, bajo la fachada de timidez y confusión, Krimson apreciaba estos momentos, aunque nunca lo admitiera en voz alta.

—Deberías relajarte un poco más, Krimson — susurró Asami, dándole un suave empujón en el hombro. —No muerdo... mucho — añadió en tono juguetón, mientras soltaba una pequeña risa.

Krimson apartó la mirada, tratando de recomponerse, pero el leve temblor en sus manos delataba lo mucho que lo afectaba la cercanía de Asami. Sabía que no era solo una broma; había algo en la forma en que Asami lo miraba, algo que despertaba sentimientos que prefería mantener bajo control.

—Vamos, no te pongas tan nervioso — dijo ella, dándole un ligero toque en la nariz, lo que provocó que Krimson finalmente soltara una risita nerviosa.

—Eres imposible — murmuró Krimson, mientras un esbozo de sonrisa cruzaba sus labios.

Ante esta interacción, Lili supo que no podía quedarse atrás. Se quitó la capucha y se arrojó directamente contra el brazo disponible de Bell.

—¡Bell-sama también ha sido muy amable conmigo! — exclamó, abrazando de manera muy afectuosa el brazo de Bell. —¡Aceptaré cualquier desafío por Bell-sama, incluso contra una diosa, si es necesario! — le comunicó a Hestia con una mirada desafiante.

Bell, visiblemente nervioso, intentó separarse de Lili.

—D-diosa, Lili — dijo el joven, con la voz temblorosa. —¡Es verdad, necesito ir con Eina y atender el gremio! — añadió rápidamente, tratando de escapar de la situación.

—¡No huyas, cobarde! — gritó Krimson, planeando imitar la acción de Bell y escapar también, si no fuera por Asami, que se subió encima de él con una sonrisa traviesa.

—¿Ara ara, a dónde crees que vas? — preguntó Asami, con un brillo juguetón en sus ojos y una sonrisa que no presagiaba nada bueno. —No puedes escapar tan fácilmente.

Krimson intentó liberarse de Asami, pero prontamente se dio cuenta de que el agarre de la chica era muy firme. Aunque luchaba suavemente para no hacerle daño, Asami se aferró a él con determinación y una sonrisa juguetona.

—¿Qué pasa, Krimson? — preguntó Asami, inclinándose hacia él con una expresión traviesa. —No puedes escaparte tan fácilmente.

Krimson se rindió finalmente y soltó una risa nerviosa. Aunque estaba incómodo, no pudo evitar sentirse aliviado por la calidez y el apoyo de sus amigos. La presencia de Asami y el bullicio de la situación le recordaban que estaba rodeado de personas que se preocupaban por él, y esa sensación de pertenencia era más valiosa de lo que había imaginado.

—A todo esto, quería invitarte a comer con mi familia hoy — dijo Asami, aún encima del chico, con una sonrisa entusiasta.

—¿He? — Krimson levantó una ceja, sorprendido por la invitación inesperada.

—Sí, me encantaría que vinieras. Mi familia siempre está feliz de conocer a los amigos de sus hijos — explicó Asami, aún manteniendo su postura juguetona. — Además, creo que es una buena oportunidad para que te relajes un poco.

Krimson miró a Asami con un gesto de sorpresa, su nerviosismo reemplazado por un atisbo de curiosidad y gratitud. La idea de pasar un tiempo con la familia de Asami parecía ser un agradable cambio de ritmo después de los recientes eventos.

—Bueno, si insistes — dijo Krimson, tratando de mantener la compostura mientras Asami seguía sobre él. — Me encantaría aceptar la invitación.

—¡Genial! — exclamó Asami, levantándose finalmente y ofreciéndole una mano para ayudarle a levantarse. — Entonces es una cita.

—Perfecto, entonces — dijo Asami con satisfacción. — Vamos a disfrutar de una buena comida y relajarnos un poco.

Krimson aceptó la mano de Asami, levantándose mientras pensaba en la oportunidad de pasar tiempo con la familia de Asami, sintiéndose un poco más cómodo en su nuevo entorno.

Krimson se encontraba en la entrada de la casa de Takemikazuchi, sintiéndose algo nervioso ante la mirada intensa de todos los miembros de la familia. La tarde era tranquila y soleada, pero para él, la tensión en el aire era palpable. Frente a él estaban:

Takemikazuchi, el dios de la familia, con una sonrisa cálida y amistosa, a pesar de la ocasión inusual.

Ouka, el hermano mayor de Asami, que lo observaba con una mirada dura y desconfianza evidente.

Mikoto, la hermana menor de Asami, que lo observaba con curiosidad, intentando averiguar qué tipo de persona era.

Chigusa, la amiga de la familia, que lo saludaba tímidamente.

Asuka, la otra amiga de la familia, que lo miraba con una mezcla de juicio y cautela.

Y, por supuesto, Asami, que lo miraba con una intensidad que mezclaba nerviosismo y cariño.

—¡Bienvenido, Krimson! — dijo Takemikazuchi con una sonrisa genuina. — Estoy encantado de tenerte aquí.

—Gracias por invitarme — respondió Krimson, haciendo un esfuerzo por mantener la calma. — Es un honor estar aquí.

Ouka lo miró con escepticismo y cruzó los brazos.

—Espero que estés a la altura de las expectativas. No es fácil ganarse la confianza de nuestra familia.

—Ouka, por favor — intervino Asami, tratando de calmar la situación. — Krimson es una buena persona. No tienes que ser tan severo.

Mikoto se acercó un poco y le sonrió con timidez.

—Hola, Krimson. Soy Mikoto. Espero que disfrutes de la comida.

—Gracias, Mikoto — dijo Krimson, aliviado por el saludo amable.

Chigusa se adelantó y le ofreció una pequeña sonrisa.

—Hola, Krimson. Soy Chigusa. Es un placer volver a verte.

—El placer es mío, Chigusa — respondió Krimson, intentando ser cortés a pesar de su nerviosismo.

Asuka, por su parte, mantenía una expresión seria y observaba a Krimson con atención.

—Así que eres el famoso Sekiryuutei. No creo que sea fácil ganarte el respeto de todos aquí.

Krimson se dio cuenta de la tensión en el aire y trató de responder con sinceridad.

—Entiendo. Tengo mucho que demostrar, y estoy dispuesto a trabajar para ganarme su respeto.

Asami se acercó a Krimson y lo miró con una mezcla de preocupación y cariño.

—No te preocupes por ellos. Mi familia puede ser un poco dura al principio, pero una vez que te conozcan mejor, todo estará bien.

—Lo aprecio, Asami — dijo Krimson, sintiéndose más en confianza al escuchar esas palabras de apoyo.

Takemikazuchi se dirigió a todos.

—Bien, ahora que todos se han presentado, ¿por qué no pasamos a la cena? ¡Estoy seguro de que Krimson está hambriento después de su día!

Todos se dirigieron al comedor, y Krimson se encontró rodeado de una familia que, aunque inicialmente escéptica, parecía estar dispuesta a darle una oportunidad. Mientras se sentaba y comenzaba a disfrutar de la comida, sintió un poco de alivio al ver cómo la tensión se disipaba poco a poco.

Krimson tomó asiento en la mesa del comedor, rodeado por la familia de Takemikazuchi. A medida que la cena avanzaba, el ambiente se fue relajando, y las conversaciones comenzaron a fluir con más naturalidad.

Takemikazuchi sirvió la comida con una sonrisa y comenzó a hacer preguntas para conocer mejor a Krimson.

—Así que, Krimson, me han contado que te enfrentaste a un Gorgontus el otro día. Debe haber sido una batalla difícil. ¿Cómo te sentiste después de la pelea?

Krimson sonrió, intentando mantener la conversación ligera mientras respondía.

—Sí, fue una pelea bastante dura. Estaba herido y agotado, pero al final logré vencerlo. Las cicatrices que llevo son un recordatorio de la batalla, pero también me enseñaron mucho.

Ouka frunció el ceño, aún desconfiado pero interesado en escuchar más.

—Me imagino que debes tener mucha experiencia para enfrentar a una criatura así. ¿Cómo llegaste a ser tan fuerte?

—He pasado por muchas batallas y he entrenado intensamente —explicó Krimson—. También he tenido la suerte de encontrar a personas que me han ayudado a mejorar y a aprender de mis errores.

Mikoto, curiosa, se inclinó hacia adelante.

—¿Y cómo te sientes al ser el Sekiryuutei? Debe ser una gran responsabilidad.

Krimson asintió, comprendiendo el peso de la pregunta.

—Sí, es una gran responsabilidad. Hay muchas expectativas y desafíos, pero trato de no dejarme abrumar. Mi objetivo es proteger a las personas que me importan y hacer lo mejor que pueda.

Chigusa le ofreció una sonrisa alentadora.

—Parece que tienes un buen corazón. Estoy segura de que harás un gran trabajo.

Asuka, aún con una expresión seria, le dirigió una mirada evaluativa.

—Espero que no estés aquí solo por tu poder. La verdadera fuerza también radica en el carácter y en cómo tratas a los demás.

Krimson miró a Asuka y respondió con sinceridad.

—Lo entiendo. Estoy aquí para demostrar que no solo soy fuerte físicamente, sino también en mi carácter y en mi compromiso con aquellos a quienes me esfuerzo por proteger.

Asami se acercó y le dio una pequeña palmadita en la espalda a Krimson.

—Como dije antes, mi familia puede ser un poco dura, pero son muy leales. Estoy segura de que verán tu verdadero yo con el tiempo.

Mientras la cena continuaba, la conversación se volvió más relajada y amena. Takemikazuchi y su familia hicieron todo lo posible para que Krimson se sintiera bienvenido. Aunque al principio estaba nervioso, Krimson comenzó a disfrutar de la compañía y de la calidez de la familia.

Asuka miró a Krimson con una mezcla de desconfianza y desafío mientras el grupo continuaba su cena.

—¿Sabes, Krimson? Aún no me convences. Derrotaste a Bete Loga solo porque él estaba borracho, y de seguro hiciste trampa al enfrentarte al Gorgontus. —dijo Asuka con una mirada dura.

Krimson levantó una ceja, sorprendido por el comentario, pero se mantuvo tranquilo mientras respondía.

—Entiendo que tengas tus dudas. Pero te aseguro que no usé ninguna trampa en mi enfrentamiento contra el Gorgontus. Estaba herido y cansado, pero luché con todo lo que tenía. Respecto a Bete, puede que él estuviera borracho, pero no lo subestimé. No fue una victoria fácil.

Takemikazuchi intervino, intentando suavizar la tensión.

—Asuka, creo que Krimson ha demostrado su valor en más de una ocasión. A veces, es difícil para nosotros ver más allá de lo que está frente a nuestros ojos.

Asami, visiblemente incómoda por la confrontación, intentó cambiar el tema de conversación.

—Bueno, en lugar de enfocarnos en los detalles de las batallas pasadas, ¿por qué no hablamos de los planes futuros? Krimson, ¿qué esperas lograr en los próximos días?

Krimson agradeció el cambio de tema y sonrió.

—Mi objetivo principal es continuar fortaleciendo mis habilidades y apoyar a mis compañeros en cualquier forma que pueda. Estoy aquí para aprender y mejorar, y también para ayudar a aquellos que me rodean.

Mikoto, que había estado observando la conversación con interés, asintió con una sonrisa.

—Es bueno escuchar eso. Todos tenemos algo que aprender y ofrecer. Creo que si trabajamos juntos, podemos lograr grandes cosas.

La conversación siguió fluyendo y la tensión comenzó a desvanecerse lentamente. Aunque Asuka todavía parecía escéptica, el resto de la familia parecía estar aceptando a Krimson poco a poco. Al final de la cena, Krimson se sintió aliviado de haber superado el desafío inicial y de haber demostrado, al menos en parte, que sus intenciones eran sinceras.

Krimson se detuvo en la puerta de salida, observando el interior de la casa de Takemikazuchi con una sonrisa cansada. La cena había sido un torbellino de emociones, pero había logrado establecer una conexión con los miembros de la familia, aunque Asuka seguía siendo una incógnita.

Asami se acercó a él con una sonrisa cálida, aparentemente aliviada de que la noche hubiera pasado sin mayores contratiempos.

—Tu familia... es algo difícil de tratar —comentó Krimson con una mezcla de cansancio y admiración—. Pero creo que logré superar la prueba.

Asami rió suavemente, mientras se acercaba a él. La expresión de su rostro reflejaba una combinación de ternura y una ligera picardía.

—Sí, mi familia tiene una forma especial de probar a las personas. Pero creo que hiciste un buen trabajo. —dijo Asami, mirando a Krimson con una intensidad que parecía decir más de lo que las palabras podían expresar.

Krimson se encontró inmovilizado por la mirada de Asami, un poco confundido por el cambio en su actitud. Cuando Asami se inclinó hacia él, su sorpresa creció. Sin previo aviso, Asami se acercó y le robó un beso rápido, pero cargado de emoción, en los labios.

El beso fue breve, pero suficiente para que Krimson sintiera un escalofrío recorrer su cuerpo. Asami se apartó rápidamente, con un rubor en sus mejillas.

—Considera esto un agradecimiento por soportar a mi familia y por ser un buen compañero para Bell y para mí. —dijo Asami con una sonrisa juguetona, mientras miraba a Krimson con un brillo en sus ojos.

Krimson se quedó sin palabras, mirando a Asami con los ojos abiertos de par en par. La calidez de su beso aún resonaba en sus labios, y por un momento, el mundo parecía haberse reducido a esa simple pero significativa interacción.

—Eh, um, gracias... —balbuceó Krimson, sin poder dejar de sonreír.

Asami rió suavemente, dando un paso atrás.

—No tienes que agradecerme. Solo asegúrate de que sigas siendo el mismo tipo valiente que conocimos hoy. Ahora, ve a descansar.

Krimson asintió, aún aturdido por el inesperado gesto. Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida, sintiendo una mezcla de confusión y satisfacción. A medida que se alejaba de la casa, no podía evitar sonreír, sabiendo que esta noche había sido una de las más sorprendentes y emocionantes en su vida.

Asami observó cómo Krimson se alejaba, satisfecha con el pequeño impacto que había logrado. Luego cerró la puerta con cuidado y regresó al comedor, sintiendo que el día había terminado de una manera inesperadamente dulce.

Krimson llegó a su hogar exhausto pero satisfecho. La cena con la familia Takemikazuchi había sido agotadora, pero la noche no había terminado aún. Al entrar a la iglesia, se encontró con Hestia esperándolo con una expresión que mezclaba preocupación y curiosidad.

—¡Krimson! —exclamó Hestia con una mezcla de entusiasmo y reproche— ¡Te he estado esperando!

Krimson intentó sonreír y relajar los hombros, pero la mirada inquisitiva de Hestia no daba pie a la calma.

—¿Cómo te fue? ¿Cómo estuvo la cena con la familia de Asami? —preguntó Hestia, sus ojos fijos en él con intensidad.

—Eh, estuvo bien. Un poco... complicado, pero bien —respondió Krimson, buscando las palabras adecuadas.

Hestia se acercó, examinándolo de cerca como si tratara de leer cada detalle de su comportamiento.

—Complicado, dices. ¿Cómo complicado? ¿Qué pasó exactamente? ¿Tuviste problemas con algún miembro de la familia? ¿Cómo te trataron?

Krimson se aclaró la garganta, sintiéndose un poco incómodo bajo el escrutinio de la diosa.

—Bueno, una de ella, Asuka... —empezó, buscando la manera de abordar el tema— Fue un poco dura conmigo, pero nada que no pudiera manejar. La familia en general fue... exigente, pero creo que superé la prueba.

Hestia lo miró con una ceja levantada, claramente no satisfecha con la respuesta.

—¿Y qué hay de Asami? ¿Cómo se comportó ella contigo? ¿Tuvo alguna... influencia especial en la cena?

Krimson sintió que su cara se calentaba. Hestia no estaba haciendo preguntas en términos generales; parecía estar buscando detalles específicos. Sabía que no podía ocultar nada, pero tampoco quería revelar demasiado.

—Asami... Bueno, ella fue amable. Al final, me ofreció un beso de agradecimiento —dijo Krimson, sintiendo que la voz le temblaba un poco.

Hestia frunció el ceño, pero su expresión se suavizó ligeramente al escuchar la respuesta.

—¿Un beso, dices? —preguntó Hestia con un tono mezcla de sorpresa y preocupación— ¿Qué quieres decir con "de agradecimiento"? ¿Eso es todo?

Krimson asintió, tratando de mantener la calma.

—Sí, fue un gesto inesperado, pero creo que fue solo una muestra de agradecimiento por soportar a su familia. No creo que haya sido algo más complicado que eso.

Hestia observó a Krimson durante un momento, como si estuviera evaluando su sinceridad.

—Está bien —dijo finalmente, cruzándose de brazos—. Solo quiero asegurarme de que no te estés involucrando en algo que pueda complicar tus relaciones aquí. La familia de Asami es importante para ella, y yo quiero que las cosas entre tú y ellos sean armoniosas.

Krimson asintió, sintiendo un peso en los hombros al ver que Hestia estaba dispuesta a dejarlo pasar.

—Lo entiendo. Me aseguraré de mantener todo en orden —respondió Krimson.

Hestia sonrió de nuevo, aunque con una mezcla de seriedad en sus ojos.

—Bien. Ahora ve a descansar. Mañana será un nuevo día lleno de aventuras y responsabilidades.

Krimson se dirigió a su habitación, sintiendo un alivio mezclado con cansancio. Mientras cerraba la puerta detrás de él, no pudo evitar pensar en cómo la noche había sido una serie de eventos inesperados y cómo, a pesar de todo, había encontrado una forma de adaptarse a la situación.

Hestia se quedó mirando la puerta por la que Krimson había salido, reflexionando sobre el futuro y sobre cómo manejaría los nuevos desafíos que se avecinaban.

Aproximadamente a las 4 a.m., Krimson notó que su compañero Bell salía sigilosamente de la iglesia con su armadura ligera puesta. Intrigado, decidió seguirlo sin hacer ruido. La búsqueda lo llevó hasta una de las murallas de Orario, donde descubrió a Aiz Wallenstein entrenando a Bell.

—Recuerda, Bell —decía Aiz mientras demostraba—, el cuchillo debe ser una extensión de tu brazo. La precisión y la velocidad son clave. No se trata solo de atacar, sino de hacerlo de manera que tu oponente no pueda anticipar tu movimiento.

Bell, con la atención plena en Aiz, asintió y repitió el movimiento que ella le mostró. Su ataque inicial era algo torpe, pero Aiz lo corregía pacientemente.

—No es solo el ataque en sí, sino el momento en que decides hacerlo —continuaba Aiz—. La fuerza no siempre gana. A veces, es más importante ser rápido y preciso.

Krimson observó en silencio desde la sombra, impresionado por la destreza de Aiz y el esfuerzo de Bell por mejorar.

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—¿Hasta dónde bajaremos hoy? —preguntó Lili mientras ajustaba su equipo.

—Dado que mañana descansaremos, lo ideal sería llegar tan profundo como sea posible —dijo Krimson, ajustando los cordones de sus botas.

—Lo lamento, por mi tendrán que tomarse un día libre —dijo Lili con una expresión preocupada.

—No es tu culpa. Necesitas encontrar un buen lugar para quedarte y pasar desapercibida —dijo Bell con comprensión—. Nos encargaremos de lo demás.

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—Tu ni siquiera sirves para el arranque —dijo Ottarl mientras eliminaba a un monstruo con facilidad. De repente, un Minotauro y un Lizardman aparecieron por su espalda—. Tú te ves interesante, te elijo —dijo Ottarl al Minotauro—. Tú... —dijo mirando al Lizardman que se movía ágilmente hacia él—. Me servirás para desarrollar la contramedida que mi ama desea contra el Hakuryuuco.

Ottarl partió el arma del Minotauro, haciendo que ambos monstruos tomaran distancia. Luego, arrojó un espadón a cada uno, y los monstruos rugieron ferozmente.

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—¿Qué fue eso? —preguntó Bell al escuchar los ruidos lejanos.

—No lo sé, pero concédele el máximo de tu atención —dijo Krimson mientras acababa con los Kobolds frente a él—. ¡Lili, ve a la retaguardia y asístenos desde allí!

Bell, poniendo en práctica lo que le había enseñado Aiz, eliminó fácilmente a los Kobolds cercanos.

—Parece que lo logramos —dijo Lili acercándose, aliviada.

—No diría eso —dijo Krimson señalando al frente con su espada. Un grupo de orcos había hecho su aparición junto con algunos Kobolds.

—¿Qué hacemos, huimos y nos reagrupamos? —preguntó Lili, observando la situación.

—¡No! —dijo Bell con determinación, lanzándose directamente a atacar al grupo de monstruos.

—¡No seas tan impulsivo! —gritó Krimson, imitando la acción de su compañero con una sonrisa.

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—Levántala —dijo Ottarl mirando al Minotauro, que se encontraba arrodillado frente a él.

—¡Roarh! —rugió el Minotauro, embistiendo con sus cuernos.

—¡Ahhh! —gritó el Lizardman, balanceando el espadón hacia el "inmovilizado" Ottarl.

—Esto no es suficiente —dijo Ottarl, partiendo el cuerno del Minotauro como si nada y esquivando el golpe del espadón—. Ponte de pie —le dijo al Minotauro mientras le daba un puñetazo al Lizardman.

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En el entrenamiento especial que Aiz le estaba dando a Bell, el chico terminó golpeado e inconsciente en el suelo una vez más. Al despertarse, encontró que estaba recostado en los muslos de Aiz. La misma escena se repitió varias veces, con Bell siendo derribado una y otra vez mientras intentaba mejorar.

—¿Qué están haciendo? —se preguntó mentalmente Krimson, observando la escena desde las sombras—. Creo que mejor me voy de aquí.

Krimson se retiró silenciosamente, dejando a Bell y Aiz en su entrenamiento. Mientras se alejaba, el entrenamiento seguía su curso.

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En la dungeon, el Minotauro había logrado romper el espadón que utilizaba Ottarl. El lizardman, por su parte, había conseguido hacerle un rasguño.

—Entonces... Esto está hecho —dijo Ottarl, observando cómo el Minotauro rugía mientras se volvía más grande y de color rojo. El lizardman, igualmente, creció considerablemente; sus escamas y piel se tornaron negras y sus ojos se volvieron rojos.

Satisfecho con los resultados, Ottarl decidió irse, dejando a esos dos monstruos sueltos por la dungeon. Caminó tranquilamente, sin apresurarse.

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Por las calles de Orario, Aiz y Bell caminaban tranquilamente al atardecer.

—¿A dónde vamos, Aiz? —preguntó Bell, mirándola.

—Pareces hambriento. Comamos algo —dijo Aiz con tono monótono.

—No, estoy bien... —respondió Bell antes de que su estómago rugiera.

—No te preocupes —dijo Aiz, deteniéndose frente a un puesto de comida. —También tengo hambre. Dos papas fritas con crema de frijol rojo —pidió Aiz mientras Bell se congelaba.

—¡Bienvenidos! —dijo la diosa Hestia, deteniéndose al reconocer a Bell.

—Con crema extra y doble de frijoles rojos —añadió Aiz, viendo cómo ni Bell ni la diosa se movían.

Rápidamente, la diosa se lanzó hacia Bell. —¿Qué estás haciendo?

—¡Diosa!

—¡Maldición, cada vez es otra diferente contigo, y ahora, de entre todas las personas...! —exclamó Hestia, con lágrimas en los ojos—. ¿También está esta mujer?

—¡P-Perdón, perdón, perdón!

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—Así que estás diciendo que solo son dos días más, ¿cierto? —preguntó la diosa en un callejón.

—Sí —respondió Bell, haciendo una reverencia—. Es solo hasta que inicie la próxima expedición de la familia Loki. ¡Por favor, diosa!

—Bien, si eres tan insistente... —dijo Hestia.

—¿Diosa? —dijo Bell, asombrado.

—¡Pero, ni se te ocurra hacerle nada raro a mi Bell, Wallen lo que sea! —advirtió Hestia, a la defensiva.

—Sí —dijo Aiz.

—Más vale que ni se te ocurra seducirlo, ¿entendido? —dijo Hestia.

—Sí —respondió Aiz.

—No vas a poner tus manos sobre mi Bell, ¿está bien? ¡Después de todo, yo lo tuve primero! —gritó Hestia, arrojándose hacia Bell.

—¡Diosa! —dijo Bell, sonrojado.

—¡¿Por qué soy tan atrevida?! —exclamó Hestia, separándose rápidamente de Bell y provocando que él cayera al suelo.

—Tienes una buena diosa, ¿no es así? —dijo Aiz, agachándose frente a él.

—Sí —respondió Bell con una sonrisa.

—¡Oye tú, aléjate de él! —gritó Hestia.

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En la dungeon, el Minotauro y el lizardman estaban terminando con los aventureros de la familia Soma. Uno de ellos, con orejas de mapache, había sobrevivido al ataque de Krimson por pura suerte, pero esa suerte parecía haberse agotado.

—¿Qué demonios son? ¡¿Qué están haciendo aquí?! —dijo el aventurero, sacando un arma mágica que había logrado robarle a Lili. La magia, sin embargo, resultó ser inútil contra el dúo de monstruos y el arma se rompió después de su uso.

El Minotauro y el lizardman, sin piedad, comenzaron a torturarlo cruelmente. El Minotauro embestía al aventurero con sus cuernos, hiriéndolo gravemente. Luego, el lizardman usó sus garras para desgarrar la piel del aventurero, rasgándole la ropa y abriendo heridas profundas. A medida que el aventurero gritaba de dolor, el Minotauro lo golpeaba repetidamente con su pesado mazo, mientras el lizardman se regocijaba en su sufrimiento, provocándole más heridas y haciéndolo padecer aún más. Finalmente, con una última embestida, el Minotauro aplastó al aventurero, acabando con su sufrimiento de manera brutal.

Próximo episodio: Deseando ser un héroe: Argonauta


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