Deseando ser un héroe: Argonauta

—Este caparazón solo puede ser destruido por aquellos que van en busca de aventuras— resonó la voz de Ottarl.

A veces, la realidad golpea con una fuerza aplastante, y eso es exactamente lo que estaba experimentando un joven de cabello blanco.

—¿Nivel 6?— se preguntó Bell, mientras su mirada recorría el tablero de misiones.

—¿Era el piso 37, creo?— dijo una chica al azar, mientras otras continuaban la conversación.

—Escuché que derrotó a un jefe de piso por su cuenta— añadió otra joven.

—¿Por su cuenta?— Bell repitió mentalmente, sorprendido.

—Normalmente, se necesita un enorme equipo de aventureros hábiles para derrotar a una de esas cosas, y aun así sería difícil— intervino una tercera chica.

—No puedes compararte con ella, Bell. Incluso yo nunca había escuchado de alguien como ella, la señorita Wallenstein es especial— la voz de Eina aún resonaba en el subconsciente de Bell.

Lleno de determinación, Bell se lanzó hacia Aiz con velocidad, su cuchillo cortando el aire en una ráfaga de ataques rápidos. Aiz, sin embargo, bloqueó cada golpe con facilidad, y en un movimiento fluido lo desarmó y lo lanzó hacia atrás con una patada.

—Quiero estar más cerca de ella, aunque sea solo un poco— pensó Bell mientras se levantaba del suelo, con la determinación ardiendo en sus ojos —¡Una vez más, por favor!— exclamó, cargando hacia Aiz con todo su esfuerzo.

—¿Cómo eres capaz de hacerte tan fuerte, tan rápido?— se preguntó Aiz, observando su determinación.

—Para nada soy fuerte o rápido— pensó Bell, mientras continuaba su asalto desesperado.

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Bell caminaba por las calles de Orario con la mirada gacha, sintiéndose impotente por no poder volverse más fuerte a un ritmo más rápido. Se detuvo un momento, dejando que la frustración se apoderara de él.

—¡Bell!— la voz alegre de Syr lo sacó de sus pensamientos mientras ella corría hacia él, abrazando su brazo derecho.

—S-Syr?— dijo Bell, sonrojándose levemente al sentir su cercanía.

Syr levantó la mirada, y un lindo sonrojo adornaba sus mejillas.

—Realmente quería encontrarte— dijo, provocando que Bell se sintiera aún más nervioso.

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Más tarde, Bell se encontró frente a una montaña de platos sucios en la taberna donde Syr trabajaba.

—¿Lavar platos?— murmuró Bell, decepcionado.

—Perdón— dijo Syr, desviando la mirada —Me salí de... quiero decir, me tomé un descanso de un trabajo que se estaba acumulando, y Mamá Mia se enojó conmigo... así que me castigó— explicó nerviosa.

—¡No tengo nada que ver con eso!— protestó Bell, pero Syr ya había salido de la cocina con una sonrisa.

—Pero podría ser bueno no pensar en nada durante un tiempo— suspiró Bell, tomando uno de los platos mientras alguien más se acercaba por detrás.

—Una tarea formidable se encuentra frente a ti, ayudaré— dijo una voz conocida.

—¿Ryuu?— Bell se sorprendió al ver a la elfa a su lado, tomando otro plato y comenzando a lavarlo.

Mientras trabajaban en silencio, Bell no pudo evitar preguntar.

—Hmmm, Ryuu, ¿tú solías ser una aventurera, verdad?

—Sí, en el pasado. ¿Por qué lo preguntas?— respondió Ryuu sin apartar la vista de los platos.

—¿Qué tienes que hacer para subir de nivel? ¿Solo tienes que derrotar a un montón de monstruos?— Bell la miró, esperando una respuesta.

—No, eso no es suficiente. Necesitas hacer algo grande. En la práctica, debes derrotar a un oponente poderoso— explicó Ryuu, su tono serio.

—¿P-Pero puedes derrotar a alguien así?— Bell dudó, inseguro de sus propias habilidades.

—Usualmente, es difícil. Pero con habilidades y estrategia, es posible— respondió Ryuu, sus palabras recordando a Bell lo que Aiz le había dicho antes: "tus habilidades y estrategias son débiles."

Desvió la mirada, sintiéndose nuevamente abrumado por la realidad de su situación.

—Aunque eso no es suficiente para ganar. Normalmente, deberías formar un equipo. Si en verdad quieres ser fuerte, eventualmente tendrás que unirte a un grupo. Incluso cuando no puedas ganar por tu cuenta, los miembros de tu equipo pueden compensar las debilidades de los demás y derrotar juntos a poderosos enemigos. Aunque tú ya cuentas con Krimson a tu lado. En otras palabras, Cranel, si quieres subir de nivel necesitas ir a una aventura. Hay tantos significados para una aventura como personas. No sé qué clase de aventura enfrentarás, pero no huyas de lo que significa. Eres un aventurero, y ser aventurero es probablemente la única manera de obtener lo que deseas— concluyó Ryuu, mientras Syr, oculta tras una pared, escuchaba en silencio cada palabra.

—Pero, por supuesto, mi intuición a veces es errónea. Y si confías en Krimson, es probable que lo logres— añadió Ryuu, dejando a Bell reflexionando.

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Mientras tanto, en otro lugar de la Dungeon, Krimson se levantaba del suelo, su cuerpo cubierto de sudor y heridas.

—Aún no, aún no es suficiente...— murmuró, preparándose para otro intento.

—Sigue. Si te detienes ahora, jamás lograrás lo que deseas— la voz de Ddraig resonó a través de la Boosted Gear.

—¡Lo sé!— gritó Krimson, saltando unos metros en el aire, fijando su objetivo en una roca cercana —¡Ariete de fuego!— gritó, envolviendo su cuerpo en llamas intensas y lanzándose hacia la roca como un ariete en llamas —¡Solid Impact!— volvió a gritar, aumentando su velocidad, determinado a romper sus propios límites.

La roca se agrietó, pero no se rompió del todo. Krimson cayó al suelo, jadeando.

—Esto no es suficiente— susurró con frustración, sus puños temblando.

—No te detengas— insistió Ddraig. —Tus esfuerzos te llevarán más allá de lo que puedes imaginar, pero necesitas perseverar.

Krimson cerró los ojos, recordando los rostros de aquellos que había perdido y de aquellos que aún quería proteger. —Lo haré, por ellos y por mí mismo— susurró antes de levantarse nuevamente, decidido a seguir adelante.

La Dungeon lo observaba, silenciosa y eterna, mientras él continuaba su implacable entrenamiento, decidido a no ceder ante la desesperación. Cada golpe que daba, cada técnica que perfeccionaba, era un reflejo de su inquebrantable voluntad. Las paredes de la Dungeon, testigos de su arduo esfuerzo, parecían absorber su determinación, como si la misma mazmorrra reconociera el fuego que ardía en su interior.

Krimson, cubierto de sudor y cicatrices, se lanzó nuevamente contra la roca. Sus movimientos eran más precisos, su técnica más refinada. La llama de su ataque se intensificaba con cada intento, y la resistencia de la roca parecía ceder lentamente ante su fuerza.

El eco de sus gritos de esfuerzo y la resonancia de su determinación llenaban los pasillos oscuros de la Dungeon. Sabía que cada fallo era una lección, cada dolor una prueba de su crecimiento. No había vuelta atrás; el camino que había elegido era arduo y desafiante, pero su resolución era firme.

La Dungeon continuaba siendo testigo de su lucha, un desafío eterno para quienes se atreven a enfrentarlo. Y mientras Krimson avanzaba, con la mirada fija en sus objetivos, la Dungeon se convertía en el escenario de su transformación, un campo de batalla donde la desesperación se enfrentaba a la esperanza y el sacrificio.

—Wow, nada mal — dijo una chica de cabello negro en dos coletas largas, con ojos rojos que brillaban con una intensidad intrigante. Vestía un atuendo gótico-lolita negro con detalles rojos, incluyendo botas hasta la rodilla, medias altas, y una cruz roja en el pecho. Su imponente figura estaba acentuada por un gran hacha de batalla que llevaba con una gracia sorprendente.

Krimson, sorprendido, se detuvo en seco, girando su cabeza hacia la fuente de la voz. La figura desconocida estaba de pie en la penumbra, su presencia tan poderosa como el arma que portaba. A pesar de la fatiga que sentía, Krimson no pudo evitar sentir una mezcla de admiración y curiosidad ante la impresionante aparición de la chica.

—¿Quién eres?— preguntó Krimson, su respiración aún agitada, mientras intentaba evaluar la amenaza que podría representar.

La chica sonrió con una mezcla de diversión y desafío, balanceando su hacha con facilidad. —Soy Rory Mercury, un poco de ayuda no viene mal, ¿no crees?— dijo, su tono ligeramente juguetón.

Krimson frunció el ceño, sin estar completamente seguro de si debía sentirse aliviado o en guardia. —No sé si necesito ayuda, pero agradecería una mano si no estás aquí solo para observar.

Rory se acercó con una confianza inquebrantable, su hacha descansando ligeramente sobre su hombro. —Observé tu entrenamiento desde hace un rato. Eres bastante tenaz. Pero incluso la determinación necesita un poco de apoyo externo de vez en cuando. ¿Qué dices? ¿Te gustaría compartir algunas técnicas conmigo?

Krimson, aún desconcertado pero intrigado por la propuesta, asintió lentamente. —Está bien. Vamos a ver qué puedes ofrecer.

Rory Mercury sonrió, sus ojos rojos brillando con una mezcla de emoción y desafío. Sin esperar una respuesta, dio un paso adelante y levantó su gran hacha con una destreza sorprendente, mostrando un control absoluto sobre el arma. La mirada de Krimson se fijó en la chica, observando cada movimiento con atención.

—Primero, voy a mostrarte una técnica que podría ser útil— dijo Rory con calma, balanceando el hacha en un patrón fluido y elegante. —Es un movimiento básico pero efectivo: la Técnica del Corte Vertical.

Con un rápido y decidido movimiento, Rory ejecutó un corte descendente con su hacha, la cual dejó una estela de energía en el aire. La precisión y la potencia detrás del golpe eran evidentes, y Krimson no pudo evitar sentir una oleada de respeto hacia la habilidad de su inesperada compañera.

—Impresionante— comentó Krimson, admirando la técnica.

Rory inclinó la cabeza en señal de agradecimiento. —No es nada comparado con lo que puedo hacer cuando me tomo las cosas en serio. Ahora, tu turno. Muéstrame lo que has aprendido hasta ahora.

Krimson se preparó, recuperando su compostura a pesar de su agotamiento. —Muy bien— dijo, mientras activaba su Boosted Gear y asumía una postura de combate. —Voy a demostrarte lo que puedo hacer.

Rory observó atentamente mientras Krimson ejecutaba una serie de movimientos rápidos y potentes, cada uno acompañado por el resplandor de las llamas que envolvían sus puños. La chica de cabello en coletas parecía evaluar cada técnica con una mezcla de interés y crítica.

—No está mal— comentó Rory después de unos momentos. —Pero podrías mejorar tu enfoque y controlar mejor la energía. Deja que tus movimientos fluyan con la misma gracia que los de un danzante.

Krimson asintió, considerando las palabras de Rory mientras se preparaba para una nueva serie de ataques. La presencia de Rory Mercury, con su habilidad y orientación, parecía ofrecerle una perspectiva fresca y valiosa en su entrenamiento.

—Gracias por el consejo— dijo Krimson, decidido a aprovechar al máximo la ayuda que le ofrecía esta enigmática y poderosa aliada. —Me sorprende el hecho de que no me hayas tratado con desprecio— agregó Krimson, confundiendo a la chica.

Rory alzó una ceja, claramente intrigada por el comentario. —¿Por qué debería hacerlo?— preguntó, su tono sincero.

Krimson frunció el ceño, tratando de entender la falta de reacción de Rory. —Pensé que lo habías notado antes por el guante, pero yo soy el actual Sekiryuutei, el ser cuyo poder es odiado y temido por los dioses.

Rory se encogió de hombros con indiferencia. —¿Y qué? No me importa lo que digan los dioses o cómo te vean. Todos tienen sus propios desafíos y demonios que enfrentar. Lo que me importa es tu habilidad y tu determinación. No veo la necesidad de tratar a alguien con desdén solo por lo que otros puedan pensar.

Krimson se sorprendió por la actitud de Rory. En su experiencia, la gente solía tener miedo o desprecio hacia él debido a su estatus. La franqueza y la falta de juicio de Rory era refrescante, y le hizo reconsiderar su percepción sobre cómo los demás podrían verlo.

—Eso es... un enfoque diferente— admitió Krimson, con una ligera sonrisa. —Aprecio tu actitud.

Rory le devolvió la sonrisa con una mezcla de amabilidad y desafío. —No hay razón para complicarse la vida con prejuicios. Ahora, volvamos a entrenar. Tienes mucho potencial, y quiero verlo crecer.

Krimson asintió, sintiendo un renovado sentido de motivación. Mientras continuaba su entrenamiento junto a Rory, la atmósfera se cargó de una nueva energía. A veces, las mejores lecciones no solo provienen de la habilidad técnica, sino también de la forma en que uno elige tratar a los demás.

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Paralelamente, Bell se encontraba entrenando con Aiz en la cima de una de las murallas de Orario. El joven lanzó una ráfaga de cortes, pero Aiz desvió cada uno con facilidad. Al ver la oportunidad, Bell atacó el costado de la chica. Aiz, anticipando el movimiento, se encogió y, con el mango de su espada, lo golpeó en el estómago, alejándolo un poco.

—Esta es la primera vez que pudiste contraatacar, ¿no es así?— dijo Aiz.

—Sí— respondió Bell, tomando aire con dificultad.

—Este es nuestro último día— continuó Aiz.

—Gracias por todo lo que has hecho durante esta semana— dijo Bell, haciendo una reverencia.

—Gracias a ti también. Fue divertido— respondió Aiz, sonriendo levemente mientras el viento ondeaba su cabello, provocando un ligero sonrojo en las mejillas de Bell. —Da lo mejor de ti.

—Sí. También tú, Aiz... Hmm, da lo mejor de ti— dijo Bell, sonriendo apenado mientras la chica pasaba a su lado en dirección a la salida. —No sé si podré estar a su altura. Pero de cualquier manera, tengo que hacerlo— pensó Bell, observando la figura de Aiz mientras se alejaba. —La perseguiré hasta que pueda alcanzarla y tocarla. Y entonces...— pensó el chico, sintiendo una mezcla de determinación y ansiedad.

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—Entonces tu entrenamiento con Aiz ha terminado esta mañana, ¿cierto?— preguntó la diosa Hestia, observando a sus hijos mientras se alistaban para ir a la dungeon.

—Sí. Como se planeó, la familia Loki va de expedición hoy— respondió Bell, alistando su bolso.

—Ya veo... Se terminó, ¿eh?— dijo la diosa, mirando un papel con preocupación. —Pero aún así, esa habilidad...

—¡Adiós, nos vemos ahora más tarde, diosa!— gritó Krimson, despidiéndose junto a Bell.

—¡Krimson, espera, el estatus de Bell!— exclamó la diosa, levantándose del sillón.

—¡Lo veremos más tarde!— dijo Krimson, subiendo las escaleras con Bell.

—¡Oye, Bell, Bell!— gritó la diosa, siendo ignorada por sus hijos. Hestia suspiró, frustrada. —¿Qué es esta cosa?

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—Ahora comenzaremos nuestra expedición hacia lo profundo de la dungeon— dijo un chico rubio de baja estatura con ojos azules, delante de la entrada a la dungeon. —Una vez más, para evitar abarrotar los pisos superiores, nos dividiremos en dos equipos. Yo tomaré el equipo 1, y Gareth comandará al equipo 2— explicó, dirigiéndose a los miembros de la familia Loki. —Herreros de la familia Hefestos nos acompañarán. Nos encontraremos en el piso 18. Desde ahí, nos dirigiremos directamente al piso 50. Nuestra meta es el piso 59, el cual nunca antes ha sido alcanzado.

—Los preparativos están completos— dijo Ottarl a Freya, quien observaba desde una ventana gigante. —Un aventurero codicioso abrió la caja y se adelantó a revelarlos.

—Ya veo. Es hora de que esos niños me muestren una aventura— dijo Freya, esbozando una sonrisa.

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—¿Sucede algo, Bell-sama?— preguntó Lili, viendo cómo el albino se detenía.

—¿Sientes algo, Lili, como si alguien nos estuviera observando?— dijo Bell, incómodo.

—No sabría decirlo— respondió Lili, mirando los alrededores. —Pero algo parece no estar bien en este piso.

—Sí, es la misma sensación de estar siendo acechado por un depredador— dijo Krimson, invocando su Boosted Gear. —¡Boost!

—Hay muy pocos monstruos— comentó Krimson con cautela.

—Y muy pocos aventureros— añadió Bell, inquieto. —También estaba así aquel día— pensó Bell, recordando el día en que fueron atacados por un lizardman y un minotauro. —Vamos, chicos— dijo Bell, avanzando nervioso.

—Ok— dijo Krimson, desconfiado.

—Uh, ha, está bien— dijo Lili, siguiéndoles el paso.

En ese momento, el rugido de dos poderosas bestias resonó por todo el piso de la dungeon.

—¿Qué fue eso?— preguntó Bell, temeroso.

Un fuerte gruñido se escuchó a sus espaldas, y el grupo se volvió instintivamente. Unos fuertes pisotones retumbaron, acompañados del sonido de dos espadones siendo arrastrados. De entre las sombras, emergieron un minotauro de pelaje rojo con un cuerno partido y un lizardman negro de gran tamaño, ambos portando un espadón.

(Imagínenlo con escamas más gruesas, garras más largas y de color negro, no puedo encontrar una buena referencia visual)

Lili retrocedió, casi paralizada por el miedo.

—¿Por qué?— preguntó Lili, aterrorizada. —¿Qué hacen un minotauro y un lizardman en el noveno piso? Los minotauros normalmente se encuentran entre el piso 15 y 17, y los lizardman entre el piso 19 y 24— dijo, casi sin aliento. —¡Bell-sama, Krimson-sama, huyamos! En este momento no somos lo suficientemente fuertes para enfrentarlos. ¡De prisa!

El problema era que tanto Bell como Krimson estaban paralizados: uno por el miedo y el otro por la presión de enfrentar a dos monstruos tan formidables.

—¿Bell-sama, Krimson-sama?— preguntó Lili, sorprendida. Sin tiempo para más, el dúo de monstruos se acercó lenta y furiosamente. —¡Chicos, chicos!— gritó Lili mientras sacudía a Bell.

—¡Ahhh!— gritó Krimson, desenfundando su espada antes de correr a gran velocidad contra el dúo. Rápidamente tuvo que bloquear un ataque del minotauro, que lo envió contra uno de los pilares naturales de roca azul del piso 9. El minotauro levantó su espadón en dirección a Bell y Lili.

—¡Manténgase concentrado!— dijo Lili, empujando a Bell para evitar que recibiera el ataque del minotauro.

El ataque fue devastador, dejando una gran línea en el suelo, escombros y una nube de polvo.

—Lili...— dijo Bell, observando cómo Lili yacía en el suelo, con la cabeza sangrando.

El lizardman se acercó rápidamente a Krimson, que aún yacía tumbado, sintiendo sus brazos entumecidos por haber bloqueado el brutal ataque del minotauro.

—¡Maldición!— gritó Krimson, colocando su espada en frente, bloqueando el espadón del lizardman. —¡Ahora no me cabe duda de que solo logré derrotar a Bete Loga porque estaba ebrio!

El minotauro rápidamente volvió a alzar su espadón. Bell, finalmente reaccionando, tomó a Lili entre sus brazos y se puso de pie. —Lili...— pensó rápidamente, observando a la chica en sus brazos. —¡Lo siento!— dijo, arrojándola a un costado, poniéndola "a salvo".

—¡Firebolt! — gritó el albino disparando al Minotauro.

El ataque impactó contra el Minotauro, pero no surgió efecto alguno.

—¡Firebolt, firebolt, firebolt! — disparó Bell consecutivamente, dejándolo un poco exhausto. Sin embargo, el puño del Minotauro atravesó la nube de humo y Bell fue lanzado contra un muro. Los ataques anteriores no habían surtido efecto alguno sobre el Minotauro; lo único que habían logrado había sido enfurecerlo aún más.

Este apenas pudo levantarse. La mayor parte de su armadura se había desprendido gracias a ese ataque, dejándole solo el protector verde de su brazo izquierdo.

El Minotauro rugió con fuerza antes de exhalar humo por su nariz y prepararse para dar el próximo golpe.

—¡Sé más rápido, compañero! — gritó Ddraig en la mente de Krimson.

—¡¿Crees que no lo intento?! — se defendió el chico mientras esquivaba un zarpazo del lizardman. —¡Solid Impact! — gritó el chico alejándose unos cuantos metros del lizardman gracias a su magia de impacto.

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—¿Apareció un Minotauro y un lizardman? — preguntó Bete frente a dos aventureros muy malheridos.

—Sí, estoy seguro de ello. Había un Minotauro y un enorme lizardman, ambos usaban espadones, estaban en el noveno piso — dijo uno de los aventureros heridos.

—¿Podrían ser sobrevivientes de la última vez? — preguntó Tiona Hiryute.

—Lo dudo. — respondió Riveria. — Ha pasado un mes, y no ha habido avistamientos de Minotauros ni lizardmans.

—De cualquier manera, me alegra que estén a salvo — dijo el chico de cabello rubio y ojos azules de estatura baja, Finn. — ¿Qué hay de los otros aventureros? — preguntó al aventurero consciente.

—Hay un grupo de tres bajo ataque en la cámara que está lejos de aquí. Es ese chico de cabello blanco y el Sekiryuutei, estoy seguro que ya— dijo el aventurero siendo interrumpido por Aiz, quien salió corriendo a toda velocidad hacia la dichosa cámara.

—¡Aiz! — gritó Bete.

—¡Oye, esta es una expedición, sabes! — dijo Tiona antes de salir corriendo junto a Bete en busca de Aiz.

—¡Bete, Tiona! — gritó la hermana gemela de Tiona.

—Perdón, Raúl. ¿Podrías encargarte de las cosas aquí? — preguntó Finn.

—¡Bien! — dijo Raúl.

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—¡Rargh! — rugió el Minotauro destruyendo con su espadón un pilar de piedra, haciendo retroceder a Bell.

El albino tuvo que esquivar rápidamente una serie de ataques con el espadón por parte del Minotauro.

—Esta es como la última vez — pensó Bell esquivando el ataque. — Eres un cobarde, ¿no es así? — sonó la voz de Aiz en su cabeza, lo que lo hizo esquivar un ataque rodando en el piso.

—¡Burningflare! — gritó Krimson levantando su mano izquierda frente al lizardman.

Unas pequeñas llamas se hicieron presentes sobre las escamas del lagarto de gran tamaño, sin embargo, no surtieron efecto alguno. Se podría decir que eso solo lo enfureció más.

—¡Grargh! — rugió el lagarto rompiendo la defensa de Krimson y atravesando con sus garras parte de la pechera de cuero que llevaba.

—¡Mierd—¡Puaj! — escupió Krimson un poco de sangre después de haber recibido otro golpe en el estómago. —¡Double Gear! — gritó mientras un guante exactamente igual al izquierdo se materializaba en su brazo derecho, con la diferencia de que la gema no era de un color verde esmeralda, sino de un extraño negro opaco.

Bell rápidamente se incorporó, desenfundando la baselard que llevaba en el protector verde de su mano izquierda.

El Minotauro rápidamente corrió hacia el chico de cabello blanco con furia e ira, lanzando ataques sin cesar y con brutalidad, los cuales Bell esquivó y repelió con la baselard. Sin embargo, el Minotauro golpeó el suelo con sus poderosos brazos, rompiendo y mandando escombros a volar al igual que Bell.

—Tarde o temprano me matará — pensó Bell mientras se ponía de pie, su cuerpo notablemente cansado le pedía parar. Pero sabía que si hacía eso, pondría a Lili en peligro y le daría trabajo doble a su compañero, el cual a duras penas podía enfrentarse al lizardman. —Necesito encontrar una oportunidad para que podamos escapar — pensó apretando aún más su agarre sobre la baselard.

Lentamente, Lili abría los ojos mientras aún se encontraba acostada sobre el suelo. —Bell, K-Krimson... ¡Bell-sama! — dijo Lili orientándose lentamente por el golpe sufrido.

—¡Lili, huye! — gritó Bell. —¡Huye! — dijo con la mirada fija en el Minotauro.

—¡No! — dijo la joven mientras intentaba ponerse de pie.

—¡Por un demonio, huye de una maldita vez! — gritó Krimson furioso deteniendo con sus guantes el espadón del lizardman.

—¡No puedo! — dijo Lili llorando.

—¡Solo hazlo! — gritó Bell haciendo que la chica lograra ponerse de pie para huir.

—Esto es lo mejor — pensó alejándose un poco del área donde Lili había estado. —Si ambos logramos aprovechar el mínimo descuido, podremos escapar junto a ella... — dijo Bell antes de abrir más los ojos. —¡No, no podemos! — dijo poniéndose en guardia. —¡Si dejamos que nos pasen en este momento, Lili morirá! — pensó Bell antes de desenfundar su cuchillo viendo cómo el Minotauro se acercaba furiosamente a él. —¡Maldición! — gritó esquivando un pisotón.

—¡Boost, boost, boost! — dijo la voz de Ddraig a través de la Boosted Gear, dándole más fuerza y velocidad a Krimson, aunque no la suficiente como para estar a la par con el lizardman.

—¡Mierda! — dijo Krimson utilizando su espada para bloquear los ataques del lizardman, juntando la energía de los aumentos dada por Ddraig en su puño izquierdo. Una pequeña esfera roja se estaba haciendo presente delante de su puño.

—¡Ahora! — le gritó Ddraig mentalmente viendo el hueco entre los ataques del lizardman.

—¡Dragón Shot! — gritó Krimson golpeando con toda su fuerza la esfera roja de energía dragónica frente a su puño izquierdo.

La estela de energía viajó a gran velocidad contra un muro. Al impactar con este, explotó y siguió avanzando, dejando un gran rastro de calor por donde pasaba. Desafortunadamente, el ataque solo logró rozar al lizardman, que se había movido justo a tiempo para no recibir tan brutal ataque.

—¡Carajo! — gritó Krimson enojado antes de retroceder.

Con Bell, este estaba resistiendo los ataques mientras pensaba en alguna forma de atacar.

—¡Si solo lo esquivo, si lo hago un concurso de velocidad, puedo soportarlo! — dijo Bell poniendo sus armas en X mientras se agachaba y esquivaba un ataque. —Seguiré esquivando sus ataques — pensó mientras desviaba con las hojas de su cuchillo y el baselard la hoja del espadón. —¡Incluso si es miserable o patético! — pensó sintiendo sus brazos entumecidos antes de desviar otro ataque y bloquear otro. —¡Solo necesito conseguir tiempo! — dijo haciendo una pirueta para esquivar un ataque.

Más furioso aún, el Minotauro lanza un golpe con su espadón hacia Bell, el cual esquiva rápidamente antes de bloquear otro ataque con su cuchillo y desviar otro gracias a la baselard, provocando que el ataque del Minotauro golpee el suelo, levantando humo y escombros, entorpeciendo a Bell, el cual logra notar un ataque del cuerno del Minotauro a través del humo, el cual no logra esquivar de manera rápida y lo golpea en el estómago, provocando que este sangre un poco antes de intentar mandarlo a volar. Sin embargo, Bell logra clavarse con ayuda de la baselard en su cuerno, pero el Minotauro empuja la parte superior de su cuerpo hacia el frente, provocando que Bell golpee fuertemente el piso haciéndolo rebotar y rodar, soltando su baselard.

Miserablemente, Bell intenta fallidamente ponerse de pie, pero resbala y golpea nuevamente el suelo. Lentamente trata de volver a ponerse de pie, mientras su rostro muestra frustración pura y su brazo izquierdo cede ante el cansancio y dolor provocado por el Minotauro.

El lizardman, furioso por el ataque del Sekiryuutei, comienza a dar espadazos más agresivos junto con ataques de sus garras y su cola, destrozando la armadura que cubría a Krimson y logrando hacerle más daño.

Con Bell, el albino pone sus manos en el suelo para no caer, jadeando fuertemente al igual que su agotado cuerpo. El Minotauro caminaba furioso hacia el albino, mostrando los afilados colmillos de su boca mientras sujetaba el espadón. El Minotauro observó detenidamente el cuerpo de Bell.

Krimson rápidamente bloqueó otro espadazo, aunque con menos fuerza que antes. Su brazo izquierdo ya no respondía tan bien como antes, estaba perdiendo mucho poder.

—¡Demon- —el joven pelinegro es interrumpido por un golpe de el espadón que volvió a lograr atravesar su defensa, provocándole un gran corte en el pecho, el cual lentamente comenzó a sangrar.

El Lizardman, sin piedad, volvió a repetir la acción, provocando que los brazos del chico flaquearan. Sin darle descanso alguno, el monstruo comenzó a golpear brutalmente su cabeza contra el suelo, haciendo que la nariz de Krimson comenzara a sangrar. Su camisa blanca se tiñó de rojo, empapada por la sangre que brotaba de su rostro.

En ese preciso momento, cuando el Minotauro iba a lanzar otro ataque devastador contra Bell, Aiz llegó a toda velocidad, interponiéndose entre Bell y el monstruo. Sin mirarlo, le preguntó con voz firme:

—¿Estás bien?

El cuerpo de Bell temblaba, no solo por el dolor físico sino por la impotencia que sentía al ser nuevamente salvado. Los recuerdos de cómo Aiz lo rescató en el pasado de otro Minotauro inundaron su mente, llenándolo de frustración y rabia.

—Diste lo mejor. Ahora te salvaré —dijo Aiz mientras desenvainaba su espada.

Esas palabras, lejos de calmar a Bell, lo hundieron más en la vergüenza. Recordó cómo Bete y las hermanas Tiona se burlaron de él en la taberna, cómo al día siguiente recibió la noticia de que su amigo había acabado gravemente herido y exhausto, por haberlo defendido de los insultos y las burlas de Bete. Se sintió patético por haber huido en lugar de haber enfrentado sus problemas y haber ayudado a su amigo.

—¿Salvar... —murmuró Bell, aún postrado en el suelo—. ¿Voy a ser salvado de nuevo... por ella? — La vergüenza y la ira se mezclaban en su voz. —¿Otra vez...? ¿Quién soy yo...? —dijo mientras lentamente se ponía de rodillas—. ¿Yo? — Apretó los dientes, su mirada reflejaba pura frustración. Con su puño arrastró un poco de tierra antes de cerrarlo con fuerza. —Si no me levanto aquí... —empezó a decir mientras se ponía de pie, temblando—. Si no me supero aquí... ¿cuándo voy a hacerlo? —gritó, su voz cargada de ira y determinación.

—¡Ahí estás, Aiz! —gritó Tiona mientras corría hacia ellos.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Bete, siguiéndola de cerca.

Bell, con movimientos suaves pero decididos, apartó a Aiz de su camino, diciendo:

—No puedo... ¡No permitiré que Aiz Wallenstein me salve de nuevo! —gritó con determinación mientras caminaba hacia la baselard clavada en el suelo. La recogió y se levantó con valor, enfrentando al Minotauro de frente.

El Minotauro se enfureció más al ver la osadía de Bell, pero en los ojos del joven aventurero ya no había rastro de temor, solo una firme determinación. Aiz, Bete y Tiona lo observaban en silencio, mientras el resto de la familia Loki se acercaba a la escena.

—Hoy, por primera vez... voy a tener una aventura —se dijo Bell a sí mismo mentalmente mientras se acercaba al Minotauro.

—Es cierto... —murmuró Krimson débilmente mientras recuperaba un poco de aliento. El Lizardman se había distraído al mirar a los recién llegados—. A mí nadie me ayudó o me salvó aquella vez —recordó con amargura el día en que el Lizardman y el Minotauro se habían escapado de la familia Loki, y cómo tuvo que arreglárselas solo para derrotarlos. Recordó cómo ninguno de los presentes ese día movió un solo dedo para ayudarlo, solo porque él era el Sekiryuutei. También recordó cómo no pudo proteger a Bell cuando el Minotauro lo acorraló. —¡Ningún infeliz me ayudó, para ellos es mejor si estuviera muerto! —gritó con ira mientras sus ojos se volvían de un verde esmeralda intenso. Su brazo izquierdo comenzó a dolerle y envolverse en llamas. Furioso, apretó con fuerza la empuñadura de su espada corta. Las líneas rojas de la hoja oscura comenzaron a brillar, y pronto se encendieron en fuego también.

Mientras tanto, Bell bloqueó el ataque del espadón del Minotauro con su cuchillo y la baselard, desviándolo antes de esquivar otro golpe.

—Bueno, es contra las reglas robar el objetivo de alguien en la dungeon —dijo Bete, con un tono relajado. Pero entonces enfocó su mirada en Bell y lo reconoció—. Oigan, ¿ese no es el chico tomate? —dijo antes de reírse de manera arrogante y despreciable—. Jajajaja, ¡¿Qué pasa con él?! ¡Creo que tiene algo con los minotauros!

—¿Aquel que Aiz salvó? —preguntó Tiona, sorprendida.

—Sí, ¡apuesto a que el Minotauro deseaba tanto ver al chico tomate que vino hasta aquí! —dijo Bete con una sonrisa burlona—. ¡Y también estoy casi seguro de que el lizardman negro del fondo le está dando una paliza a su amigo engreído!

—Eso no es gracioso, Bete —dijo Riveria con un tono de desaprobación.

—Estoy seguro de que no quiere ser salvado de nuevo. ¡No por la chica que lo vio tan patético la última vez, justo como ahora! —continuó Bete, ignorando a Riveria.

—¿Estás segura de esto? —preguntó Tiona a Aiz—. Ese chico es nivel 1, ¿cierto? Y aunque su amigo sea nivel 2, parece que el Lizardman lo supera ampliamente. No van a sobrevivir.

—Deja a esos chicos, Tiona. En este momento, se están volviendo hombres. En cuanto al chico tomate, si yo fuera él, y me salvaran de nuevo, querría suicidarme —dijo Bete con una seriedad inusual mientras Lili se acercaba corriendo, visiblemente angustiada.

—Por favor... Grandes aventureros... Por favor, salven a Bell-sama y a Krimson-sama —rogó Lili al borde del llanto, agarrándose desesperadamente al brazo de Bete.

—¡Oye, suéltame! —protestó Bete, intentando zafarse.

—¡Por favor! —dijo Lili, lágrimas corriendo por sus mejillas.

—No deberías moverte aún, pequeña Pallum. Utilizaste toda tu fuerza solo para venir aquí con nosotros —dijo Tiona, preocupada por su estado.

—Los compensaré, haré lo que sea... ¡Cualquier cosa! Así que, por favor, sálvenlos —dijo Lili, desplomándose en el suelo debido al agotamiento.

Riveria se acercó rápidamente, tomando a Lili en sus brazos y comenzando a curarla.

—Por favor... Sálvenlos —susurró Lili antes de perder la conciencia.

—Tch —chasqueó Bete, molesto.

—¿Vas a ir? —preguntó Riveria, observándolo.

—No me malinterpretes. No me gusta salvar a idiotas, pero me gusta menos ser un idiota que deja morir a los más débiles —dijo Bete, comenzando a caminar hacia Bell y Krimson—. Apártate, Aiz. Me encargaré de esto.

—¡Maldito hijo de puta! —gritó Krimson mientras lanzaba un potente golpe con su brazo izquierdo envuelto en llamas contra el rostro del Lizardman. El golpe dejó quemaduras en la piel del monstruo y lo envió volando unos cuantos metros hacia atrás. —¡Hoy voy a matarte! —rugió mientras corría hacia adelante, blandiendo su espada corta y saltando en el aire—. ¡Solid Impact! —gritó, propulsándose rápidamente hacia el Lizardman, quien apenas logró bloquear el ataque con su espadón, fragmentando la hoja un poco. —¡No escaparás! —vociferó el pelinegro, esquivando con agilidad el zarpazo del lagarto.

Bell, por su parte, continuaba esquivando los ataques del Minotauro con movimientos rápidos y fluidos. Aprovechó un descuido de la bestia para deslizarse por debajo de sus piernas, rasgando su vientre con un corte limpio.

—¿No son nivel 1 y nivel 2? —preguntó Tiona, sorprendida al ver la tenacidad de los jóvenes aventureros—. Incluso los niveles 3 y 2 tienen problemas contra los Lizardman y Minotauros.

—Hace un mes, a los ojos de Bete, parecían completamente inexpertos —dijo Finn, observando la escena con una sonrisa—. ¿Me equivoco?

—¿Qué demonios pasó? ¿Cuándo crecieron tanto? —murmuró Bete sorprendido y enojado—. Lo entiendo un poco del chico que logró derrotarme estando ebrio, pero ¿cómo lo hace el chico tomate?

Bell bloqueó rápidamente el ataque del Minotauro, utilizando el espadón de la bestia como trampolín para esquivarlo, y se alejó para tomar distancia.

—Esta es mi aventura... ¡Quiero ser un héroe! —pensó Bell, mientras se lanzaba nuevamente contra el Minotauro con una determinación inquebrantable.

—¡Yo te derrotaré aquí y ahora! —gritó Krimson, dando un espadazo que rompió la guardia del Lizardman. Su brazo izquierdo comenzó a brillar con un rojo intenso mientras la voz de Ddraig resonaba a través de la Boosted Gear.

—Dwrn y Ddraig! —gritó Krimson, golpeando el vientre del Lizardman con toda su fuerza.

—¡Es como el Argonauta y el Göttermörder! —exclamó Tiona, emocionada por la escena que se desarrollaba ante sus ojos.

—La historia del chico que quiere ser un héroe y la historia del ser capaz de matar dioses con sus propias manos... —murmuró Riveria, fascinada por el coraje y la tenacidad de los dos jóvenes.

Bell saltó rápidamente, esquivando un espadazo del Minotauro. Usando el espadón de la bestia como trampolín, se impulsó hacia atrás y lanzó un Firebolt, contra el Minotauro.

Krimson, por su parte, dio una estocada con su espada corta. El Lizardman intentó detener el ataque usando sus dientes, tratando de romper la hoja. Sin embargo, sólo logró romperse los dientes y fragmentarlos, mientras la espada se soltaba y el Lizardman se quejaba de dolor.

El Minotauro atravesó la nube de fuego del Firebolt, e intentó golpear a Bell con su espadón, pero Bell desvió el ataque con su cuchillo.

—¿Qué demonios pasa con esas hojas? —dijo Bete, sorprendido.

—Están bien forjadas, pero eso no importa. Es gracias a sus habilidades —respondió Riveria.

—¡La Boosted Gear evoluciona según la voluntad de su usuario! —gritó Ddraig mentalmente mientras el guante de Krimson resplandecía en rojo.

De repente, el guante de Krimson comenzó a cambiar. Se volvió más robusto, los dedos se afilaron y sus picos dorados aparecieron cerca de la gema central, cuatro picos dorados en la parte intermedia. Una segunda gema emergió en el centro del guante y cuatro filos dorados emergieron de atras

—¡Firebolt! —gritó Bell, disparando mientras corría al costado del Minotauro.

—¡Increíble, su guante cambió, y el Argonauta no necesita recitar un conjuro para lanzar magia! —dijo Tiona, asombrada.

—Sin embargo, hay un problema —comentó Riveria.

—Es muy débil. Puede que su compañero se esté volviendo más fuerte, pero él no ha logrado dar un golpe preciso —observó Bete.

Bell saltó rápidamente, esquivando otro espadazo. Giró sobre su propio eje y clavó con impulso su cuchillo en la mano derecha del Minotauro, provocando que la bestia cayera al suelo. Una vez en el suelo, Bell giró su cuchillo, inutilizando la mano derecha del Minotauro. El Minotauro, furioso, intentó usar el espadón, pero sus esfuerzos fueron en vano.

Bell se lanzó a toda velocidad, esquivando un manotazo izquierdo del Minotauro. Agarró el espadón con su mano izquierda y lo balanceó contra el pecho del Minotauro, provocando cortes profundos y manchando su propia cara con sangre. Luego, bloqueó un ataque con el espadón y dio un golpe directo a la cara del Minotauro, aumentando aún más el caos de la batalla antes de tomar distancia.

—¡Boost, boost, boost, boost! — resonó la voz del guante de Krimson.

—¡Es ahora o nunca! — gritó Krimson, girando el aire directamente contra el Lizardman. Con una poderosa estocada, rompió el espadón del monstruo y lo lanzó contra unas rocas, quedando atrapado allí gracias a que una roca se incrustó en su espalda.

El Minotauro, tomando una postura sobre sus cuatro patas, corrió directamente contra Bell. Bell hizo lo mismo, preparando el espadón para un corte mortal.

—Tan joven — dijo Riveria con lástima.

—Idiota — comentó Bete, arrugando la cara.

—¡Bell-sama! — gritó Lili, desesperada.

—¡Está bien! — dijo Aiz con determinación.

El espadón chocó contra el cuerno del Minotauro, rompiéndose. Esto le dio a Bell la oportunidad perfecta para posicionarse debajo de la bestia. Sin perder tiempo, apuñaló el vientre del Minotauro con su cuchillo.

—¡Firebolt! — gritó Bell, disparando dentro del Minotauro.

El fuego hizo pequeños huecos en el pecho del Minotauro mientras el monstruo escupía sangre. Este alzó su brazo derecho lentamente, intentando golpear a Bell.

—¡Firebolt! — volvió a disparar Bell, repitiendo el proceso ante la mirada incrédula de los demás.

—¡Firebolt! — disparó una vez más, provocando que el cuerpo del Minotauro comenzara a hincharse hasta que finalmente explotó.

—¡Te derrotaré con esta técnica que tanto me costó perfeccionar! — gritó Krimson, saltando varios metros en el aire y fijando su objetivo.

—¡Ariete de fuego! — exclamó Krimson descendiendo a gran velocidad.—¡Solid Impact! — gritó Krimson, aumentando su velocidad y ejecutando el ataque con una fuerza devastadora.

El impacto arrasó con el cuerpo del Lizardman, destrozándolo por completo. Solo quedó una garra esparcida entre los escombros.

—¡Bell-sama, Krimson-sama! — gritó Lili al ver que ambos jóvenes estaban inconscientes.

—Los idiotas lo lograron — dijo Bete, mirando a los dos con una mezcla de incredulidad y admiración.

—Él se desmayó de pie... — comentó Riveria, observando a Bell.

—Al menos no se desmayó como el otro — señaló Tiona, observando a Krimson, quien tenía la cabeza enterrada en la roca y el resto del cuerpo suspendido en el aire.

—Mente cero — dijo Aiz, mirándolos con una expresión de preocupación. En ese momento, un pedazo de cuerno cayó junto a Bell, evaporando la cubierta y dejando solo el fragmento de color rojo.

—¡Krimson-sama, Bell-sama! — dijo Lili, acercándose a los chicos que yacían inconscientes uno al lado del otro.

—Riveria, ¿cuáles son sus estadísticas? — preguntó Bete, mirando con inquietud.

—¿Quieres que las inspeccione sin su permiso? — respondió Riveria, levantando una ceja.

—¡Están inconscientes, no podrán quejarse! — insistió Bete, molesto.

Riveria se acercó a Bell y le quitó los restos quemados de la camisa.

—¿Y bien? ¡Dilo de una vez! — presionó Bete.

Riveria esbozó una sonrisa antes de voltear a Bete y decir:

—Todas sus habilidades son nivel S — dijo, sorprendiendo a todos los presentes.

—¿Cómo se llama? — preguntó Finn, mirando a Aiz con curiosidad.

—Bell, Bell Cranel — respondió Aiz con una sonrisa.

—¿Y qué hay del otro? — inquirió Bete, observando a Riveria que se acercaba a Krimson.

La gravedad ya había hecho su trabajo, haciendo que el cuerpo de Krimson cayera al suelo, dejándolo ya no suspendido en el aire. Riveria pasó sus dedos por la espalda del joven, leyendo sus habilidades y nivel.

—Es de nivel 2, habilidades en S también, capaz de usar dos magias y diferentes hechizos sin necesidad de conjurarlos — dijo Riveria, sorprendida como los demás.

—Quisiera saber cómo se llama este joven — preguntó Finn a Aiz.

—No lo sé — respondió Aiz, de manera monótona.

En ese momento, una gema verde esmeralda apareció en la mano izquierda de Krimson.

—¡Grábense esto muy bien en sus cabezas! — dijo Ddraig en voz alta, sorprendiendo a todos los presentes —¡Su nombre es Krimson, y se convertirá en el Sekiryuutei más fuerte de todos!

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En una habitación de la Torre de Babel, Bell y Krimson yacían inconscientes, descansando después de la intensa batalla.

—Lo hicieron bien — dijo Hestia suavemente, acariciando las cabezas de sus dos hijos mientras les daba un beso en la frente. Recordó todo lo que había vivido con ellos hasta ahora y continuó —Esta es la primera página de nuestra historia.

Próximo episodio: Herrero: Welf Crozzo

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