13/1. ¿Nos vamos de fiesta o qué?

Después de la explosión que destrozó por completo el colegio que se infestó de zombis, Danissa junto con Milena y Jimin llegaron al hospital general de la ciudad a visitar al quinto sobreviviente su amigo Ronald.

De todos los cinco sobrevivientes Ronald había sido el más afectado, su hombro habría tenido muchos daños gracias a toda la travesía que realizaron para poder escapar y estar a salvo de los zombis.

Los médicos y demás personal de enfermería lo tuvieron en cuarto aparte por lo menos cuarenta minutos, luego lo trasladaron a hospitalización en donde ya podían visitarlo sus familiares y amigos.

Cómo ya todo había pasado los adolescentes bromeaban entre ellos, contaban chistes o sucesos graciosos que acontecieron cuando estaban en el colegio, después de todo lo que ocurrió con los zombis aunque fue terrible tuvo momentos chistosos, que prefieren recordar en vez a los malos momentos como lo fueron las muertes de sus demás compañeros y maestros.

—Gracias chicos ustedes son los mejores... —mencionó Ronald. Rió al ver que ante un trágico momento había conseguido amigos muy buenos.

Los cuatro adolescentes se marcharon cuándo los familiares de Ronald llegaron al hospital pero obviamente antes de despedirse todos ellos se tomaron la respectiva selfie cómo recuerdo ya que Jimin por lo ocurrido regresaría a su natal Corea puesto que sus familiares se enteraron de que el colegio de intercambio al cual había ido explotó provocando la muerte de decenas de personas.

Las chicas se pusieron muy tristes con la noticia en especial Danissa pero al final terminaron aceptando la decisión de Jimin, era muy comprensible al final de cuentas.

El mismo día en que lograron salir del colegio se despidieron de Jimin, el coreano quería viajar lo más rápido posible.

—¡Te extrañaremos mucho Jimin! —exclamó Daniela evitando no derramar una lagrima. Fue inútil pues las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.

—Sí. Mucho...mucho te extrañaremos... —mencionó Melissa. Lo abrazó al igual que Daniela.

—No se preocupen chicas estaremos siempre en contacto... —dijo Jimin algo triste también— Después de todo podemos crear un grupo de Whatsapp y escribirnos ahí o sino por las demás redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, entre otras...

Milena no tenía mucho que decirle a Jimin, más que desearle buen viaje.

Jimin se quedó en su casa para armar sus maletas y preparar todo para su viaje, mientras tanto las tres chicas caminaban por las calles para dejar primero a Milena en su casa puesto que se abuelita siempre ha sido bien estricta.




Durante esa misma noche varios policías estaban buscando sobrevivientes. El gobierno había enviado policías debido a que tenían la esperanza de encontrar más personas ante el trágico accidente.

Entre esos policías, uno algo subido de peso y un poco calvo escucho un grito a lo lejos. Al escuchar observó por todos los rincones posibles de dónde provenía dicho grito que parecía ser el de una mujer.

Al observar todo el lugar se dio cuenta que el resto de sus compañeros policías ya no estaban buscando personas, sino que estaban descansando y a la vez tomaban cervezas frías para refrescarse a pesar de que el clima estaba empezando a enfriarse.

Él al no ver nada decidió ir con sus compañeros pues pensaba que el grito sería quizás producto de su imaginación y que se debía al cansancio de todo lo que había hecho durante el día pero un sonido lo detuvo y nuevamente fue en busca de un posible sobreviviente.

Más y más se alejaba de sus compañeros y se acercaba hacía el lugar de dónde provenía los ruidos.

Una vez que llegó trató de buscar al sobreviviente.

—¿Dónde estás? —preguntaba él quitando escombros. Se detuvo, alzó sus mangas para no ensuciarse aunque fue muy tarde.

—Haz más ruido —decía para poder ayudar a la persona atrapada— Sigue haciendo ruido para encontrarte.

Estuvo sacando unos cuantos escombros hasta que encontró el brazo de un posible sobreviviente.

La expresión de su rostro fue de sorpresa al observar como el brazo estaba de color verdoso, además de que estaba severamente dañado. Lo que le aterró al policía fue ver como el brazo se levantaba y se movía de un lado a otro sin parar.

—Ya te saco espera un poco —añadió el policía robusto. Empezó a sacar los escombros que cubrían el cuerpo de la persona que solo tenía su brazo libre.

Ya había sacado la mayoría de los escombros que estaban por encima del sobreviviente, solamente faltaba sacar los escombros de la cintura para abajo.

El sobreviviente tenía aspecto más de muerto que de vivo, mientras el policía se encontraba quitándole los últimos escombros el sobreviviente se levantó para agarrarle el brazo y morderlo.

El policía al percatarse de sus movimientos como acto reflejo se apartó rápidamente evitando que le mordiera. Lo mucho que pudo hacer el sobreviviente que en realidad era un zombi fue rasgar y sacar algo de sangre del brazo del policía.

—¿Qué te pasa? —preguntó molesto el policía con la actitud del zombi aunque claro él no sabía que era un zombi— ¿Acaso no quieres que te ayude?

El zombi solamente emitía sonidos extraños y nuevamente intentó morder al policía, en su segundo intento atrapó su pierna izquierda. El policía calvo no tuvo más opción que defenderse dándole puñetazos aunque de manera leve en la cara del zombi.

Haberle golpeado en la cara fue mala idea debido a que el zombi mordió el dedo medio del policía y con otro fuerte mordisco le arrancó un pedazo de ese mismo dedo, mucha sangre salía de su dedo mutilado, el policía gritó muy fuerte y rápidamente se levantó y se alejó.

Al ver que su presa escapaba el zombi decidió perseguirlo pero no pudo porque sus piernas estaban atrapadas por grandes piedras, el zombi forcejeaba para escapar e ir a morder al policía, movió otros escombros hasta que de repente una gran roca aplastó su cabeza, salpicando mucha sangre alrededor.

Con los gritos del policía, los gritos del zombi y el ruido de la roca los demás policías fueron a revisar que ocurría. No tuvieron más opción que llamar a dos enfermeras que se encontraban en una ambulancia.

Al no ser muy grave lo que le había pasado al policía solo le administraron como medicamento ketorolaco por vía intravenosa para calmar su dolor.

El policía de apellido Gómez no quiso que le siguieran tratando su dedo mutilado. Ya se quería marchar, estaba ansioso por irse.

—Hey Gómez ¿Por qué ya te vas? —preguntó uno de sus compañeros al notarlo ansioso.

—Lo siento tengo que seguir organizando con mi esposa los quince años de mi hija Maricruz —contestó Gómez, esbozó una ligera sonrisa aunque no se formó por completo puesto que le dolía un poco su dedo.

El policía Gómez se dirigió hacia su carro, sacó las llaves de su bolsillo, abrió la puerta del carro, se sentó mirando una foto de su hija Maricruz que tenía pegada en un espejo, tomó el volante y empezó a manejar lo más rápido posible.




Tardó aproximadamente veinte minutos en llegar al edificio en donde vivía. Parqueó su carro cerca de otros carros más.

Abrió la puerta principal del edificio. Caminó hasta llegar frente al ascensor. Presionó el botón y esperó que la puerta del ascensor se abriera. Su rostro se tornó serio al ver como un adolescente besaba el cuello de una muchacha.

Los dos enamorados notaron su presencia y detuvieron sus deseos. Se marcharon.

Gómez entró al ascensor, presionó el botón número 14.

Un leve mareo empezó a sentir, él pensó que se trataba del movimiento del ascensor así que dejó de preocuparse.

Salió del ascensor, caminó hacia la izquierda y luego a la derecha. Sacó su llave y abrió la puerta que tenía una placa de metal que decía "14/3".

Quién lo recibió fue su esposa con un tierno beso, dejaron de besarse cuando ella observó su dedo.

Su esposa le realizó una serie de preguntas sobre su dedo. Él le comentaba que no era nada de qué preocuparse, que estuviera tranquila.

Después de cenar junto con Maricruz ellos tres empezaron con los preparativos de los quince años.

Prepararon platos, vasos y demás cosas que ofrecer en la fiesta.

La tarea del policía fue colocar la gelatina que estaba liquida en los vasos para luego ponerlos en la refrigeradora, sin embargo por error metió ligeramente su mano sobre la bandeja que tenía la gelatina liquida, él no se preocupó puesto que ya no estaba sangrando, además él estaba seguro de que no tenía ninguna enfermedad contagiosa.

Terminó de colocar todas las gelatinas a la refrigeradora y luego se fue bañar.

Durante su baño tuvo otro mareo en el que casi se golpea la cabeza sin embargo pudo agarrarse de las paredes para no caer.




Al día siguiente muy temprano en la mañana Daniela, Melissa y Milena recibieron un mensaje en dónde Maricruz, una conocida de ellas, las invitaba a sus quince años.

Enviaron una serie de mensajes al grupo de Whatssap en el que estaban ellas tres con Jimin y Ronald.

—¿Nos vamos de fiesta o qué? —preguntó Milena mediante un mensaje. 

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