Capítulo XXV:🖤"Last resort"🖤


Advertencia:

Escenas fuertes que pueden ser detonantes para algunas personas, lamento el spoiler pero el capítulo contiene escenas de un suicido leer bajo su propia responsabilidad.

Hay días que permanecen en nuestra memoria para siempre, días que nos preguntamos y cuestionamos porque las cosas resultaron de la manera que lo hicieron y decimos si tan solo yo... días en los que los si condicionales abundan, pero no cambian nada porque no lo hiciste y nada de lo que hagas puede cambiar lo que sucedió.

Si tan solo no hubiera dejado ir a Daniele, si recordara lo que pasó, si hubiera estado más al pendiente de sus sentimientos y no de como me hacía sentir que él no estuviera conmigo tal vez hubiera podido evitar el trágico desenlace de nuestra historia.


Ese día que Daniele se fue de mi casa luego de mi muy reprochable borrachera, lo perseguí como aquella vez y como aquella vez no pude atraparlo. Regresé sintiéndome igual que todos esos días, derrotado. Daniele no me quería cerca de él, Daniele no quería nada de mí. Eso me hizo recordar en que me dijo que me dejó unas cuantas cosas en el auto, se lo regresaría todo. Todo lo que le di a Daniele le pertenece.

Terminé tomando la decisión de vestirme para ir a la oficina, era mejor ocupar mi cabeza con cosas de la empresa o mejor dicho intentar ocupar mi cabeza con esas cosas. Tomé el mismo auto que usé ayer, como Daniele me dijo había un joyero en la guantera del auto, lo abrí y en él estaban los regalos que le había hecho, el anillo del hilo rojo estaba ahí, no importa lo que Daniele piense él es y siempre sera mi hilo rojo.

En la empresa intente en vano no pensar en todo eso, pero se me hizo imposible, era lo único que tenía en mi cabeza. Tenía en mis manos el joyero que me dejó viendo y recordando todos los momentos en que se los di, momentos que fueron de nosotros y que jamás se borrarán sin importar que.

Las chicas me entretuvieron el resto del día y de hecho se quedaron conmigo, me daba un sentimiento de culpa el estar con ellas, me sentía como un aprovechado o peor como una carga. A lo que pude ver en las redes pocas personas creyeron en las disculpas de "La amiga comenta" eso no disminuyó los comentarios de las personas, las disculpas le dieron como un nuevo impulso, las personas se dividieron entre los que creían en mi inocencia y los que no, como me hacían saber en mis redes sociales, para más problemas Gian no dejaba de llamarme y yo por alguna tonta razón aun no lo bloqueaba.

Había quedado de ir a buscar mis cosas al otro día, pero aún no reunía el valor por lo que ese día Alex me trajo alguna de mis cosas. Stef se enteró de que estaba en casa de Bella por Chiara así que me dio una visita sorpresa, en ese momento estaba solo a pesar de que las chicas no me querían dejar, pero les dije lo que siempre, que no dejen su vida normal por mi.


—Vamos al estudio, el baile siempre te anima.

—No lo sé Stef, no tengo deseos de nada en verdad.

—Yo creo que te haría bien , así te alejas de todos los comentarios en las redes sociales.

Fue tanto lo que insistió que accedí a ir, tal vez no debí de hacerlo. Al llegar al estudio todos se quedaron mirándome, algunos me saludaron tímidamente y otros estaban visiblemente sorprendidos de verme. Me sentí incómodo con sus miradas, los imagine como personas de las que comentaban en las redes, había murmullos por donde pasaba, no se si era cierto o era mi mente trabajando.

—Descuida Danny nadie está diciendo nada. — me aseguró

—Que bueno verte por aquí Danny, ya nos hacías falta. — fue Giulio quien me saludó tan afectuosamente con un abrazo.

Yo le devolví el abrazo.

No estaba seguro de participar en las coreografías no tenía ánimo además me sentía muy incómodo cada vez que alguien miraba en mi dirección y si decían algo era peor, estar rodeado de tanta gente solo me llenaba de aprensión, lo peor de todo es que estaba consciente de que no todos podían estar hablando de mí, por muy metiche que fuera la gente, esto ya era otro nivel, era solo mi ansiedad haciendo su trabajo.

—Ven aquí Danny no te vas a escapar. — dijo Stefano tomándome de las manos.

—No, de verdad no estoy en condiciones de bailar.

—Vamos ven.— dijo tomándome de la mano.

Me levanté más por su insistencia que por otra cosa, para mi sorpresa me llevó a uno de los salones individuales.

—En serio Stef, no me siento bien.

Stef puso música suave, me tomo de la mano la canción resultó ser "Iris" de Goo Goo Dolls, es muy romántica, el me guiaba en el baile y por un instante, por ese precioso momento pude solo envolverme en los acordes y dejar de ser Daniele, con todas las preocupaciones y todas esas cosas que conllevan ser yo. Con una mano en su hombro y la otra en su mano, con su mano en mi cintura con seguridad cerré los ojos como si no hubiera más nada que ese momento si tan solo fuera para siempre, pero nada es para siempre, en especial si es bueno.

—Tan lindo que se ve y es una zorra. — no fue mi imaginación fue la voz de la chica enamorada de Stefano que estaba en la puerta, no me lo dijo directamente estaba hablando con otra persona, pero se escuchó al momento en que se desvaneció la música terminando de forma horrible el hechizo.

—No la escuches, sabes que no es cierto. — dijo Stef a mi oído.

Era fácil decirlo, mas era muy difícil hacer que mi subconsciente lo creyera, era imposible no sentirme como la mierda.

—Es mejor que nos vayamos. — dije en voz baja.

—No tienes que sentirte mal por ellas.

Sali del salon individual, las chicas ya no estaban en la puerta, parece que se fueron al salon del al lado de donde las podía seguir escuchando.

—¿Pero no dijo la amiga comenta que todo fue una mentira? No deberías seguir con lo mismo.

—¡Ay por favor!— exclamó la misma chica. — Eso fueron los tipos ricos con los que se acostaba, pobre Stef enamorado de un puto.

Pase por frente de donde estaban con la cabeza abajo, mi tia habia conseguido destruir mi vida, aunque no deberia culparla yo mismo la destruí, yo acepte estar con Gian y todo lo que me daba, eso era prostitución. ¿Cierto? Con un solo, pero prostitución al final de cuentas.

—Puedo hablar con Giulio para que las bete de venir aquí.

—No hagas eso, solo dicen lo que creen es cierto, de todos modos no es tan falso.

—No, Danny no es cierto nada de eso y lo sabes.

—Sí, lo es. Me acostaba con Gian y él me daba cosas, tu mismo me dijiste que me compraba.

—Nunca lo dije con esa intención, Danny no soy capaz de pensar mal de ti.

—Descuida, es lo que todos piensan ahora.

Llegamos al salón principal donde varios de los que se estiraban o calentaban no disimularon su mirada hacia mi.

—Lo siento, pero me voy. — dije de repente en un hilo de voz. me sentía mareado, sentía que me faltaba el aire y que me desmayaría en cualquier momento. Camine rápidamente hacia la puerta intentando no mirar a nadie, Stef iba tras de mí, salí por la puerta de cristal me detuve afuera, estaba hiperventilando.

—Danny por favor— dijo Stef tomándome de las manos. —Disculpa por las cosas que dije esas veces, era el enojo hablando por mi. ¿Cómo pensaría mal de ti con lo mucho que te amo?

Me quedé estático sabía que Stef estaba tan interesado en mí, me había dicho que me quería, pero... ¿Amarme? No, no podía lidiar con eso ahora, no podía lidiar con lo que sentía por mi y yo no por él.

—No... yo... — dije y salí huyendo, tomé el taxi más próximo y subí en él, sin saber a donde iría, me sentía perdido, no podía más, no había hacia dónde escapar, era como si ya no hubiera lugar para mi. No podía ir a la universidad donde todos pensaban mal de mi y seguramente ya había perdido la beca, no tenía nada en mi pueblo, todos en las redes seguían creyendo que era una puta, a Gian no lo quería ver y seguir siendo presa de sus mentiras, no quería seguir siendo una carga para las chicas, solo queria no existir.

—No me ha dicho a donde joven. — dijo el taxista.

—Solo conduzca.— dije desolado.

Terminé en el barrio Navigli, el primer lugar que visité con Gian, estaba oscuro, cientos de personas paseaban por el bello lugar, personas en pareja, con amigos absortos en sus asuntos. Yo fui uno de ellos en otro momento, sin grandes preocupaciones, antes de decirle que sí a Gian, antes de ser su baby boy y esconderme del mundo, antes de su traición antes de que mi mundo se pusiera de cabeza.

Mi teléfono no cesaba de sonar con llamadas de Stef, Gian y las chicas, decidí apagarlo, no me apetecía hablar con nadie. Sé que todo lo hacían por mi, pero en ese instante quería solo estar conmigo mismo.

La noche estaba fresca y el aroma de la comida ofrecida por los pequeños restaurantes, uno de los lugares más hermosos de esta ciudad. Me detuve sosteniéndome de la baranda que divide al canal de la calle, una idea cruzó por mi mente. ¿Si me tiro al canal moriré? No seguramente me rescatarían o no sería lo suficientemente profundo para morir ahogado.

Una vez cuando tenía diecisiete años pensé en acabar con mi vida, mi madre había muerto, la habíamos enterrado esa misma tarde que no fue lluviosa como el cliché de las películas, fue muy brillante de hecho, cuando el ataúd fue descendiendo sentí que me enterraban con ella, por lo que no regrese a la casa a recibir los pésames por milésima vez, fui a la costa, subí a un riesgo bastante alto, la idea de lanzarme se metió en mi mente y lo hice me lancé, pero no se si mi instinto o el espíritu de mi madre hicieron que no me ahogara y volvi nadando a la superficie. Ese recuerdo estaba reprimido en mi mente, nade lo sabi ni siquiera mi padre.

Regrese a casa de Bella muy tarde en la noche, tanto Alex como ella estaban allí y se me lanzaron encima diciéndome que estaban preocupadas por mi.

—No era mi intención chicas, solo necesitaba caminar, perdón por apagar el teléfono.

—Está bien primo, no te preocupes. — dijo Alex pasando sus manos por mi pelo.

—Toma come algo. — dijo Bella poniendo un plato frente a mi. — Descuida no lo cocine yo.

—Gracias, pero no.

—Danny vas a quedarte en los huesos.

—Solo quiero acostarme, tengo sueño.

Me fui a la habitación bajo sus miradas preocupadas con la imagen de cuando me tiré del risco en la mente.

🖤


A la mañana siguiente todo se sentía igual estaba en un bucle de sensaciones donde la desesperanza y desolación eran protagonistas. Baje, en la mesa de la cocina solo estaba Bella.

—Buenos días Danny. — me dijo con una sonrisa.

—Buenos días. — respondí.

—¿Cafe? — Me ofreció, yo lo tome por acto reflejo.

—Iré a buscar mis cosas a la casa. — dije mientras tomaba café.

—Claro, iremos en la tarde y buscaremos todo.

—Pensaba ir ahora.

—No creo que lo mejor sea que vayas solo. — dijo ella. — Según Alex está muy alterada aun.

—No importa es tanto lo que me ha dicho que no importa algo más.

—No creo Danny, solo espera. Ahora tengo que ir y Alex está en un examen, pero a la tarde iremos.

—Está bien, las esperaré. — dije, Bella me dio un beso en la mejilla, la correspondí con una falsa sonrisa.

Esperé un rato antes de prepararme para ir a la casa, me mire en el espejo de cuerpo entero del cuarto, me veía más delgado, eso era cierto, bueno en estos días casi no comía. Me puse cualquier cosa, lo complete con una gorra, me puse los audífonos y salí en dirección a la casa. Tome un autobús para ir hacia allá, hace meses que no tomaba un bus, recuerdo la primera vez que lo tomé, fue con Chiara Y Stef en dirección a la feria, cuando todo era más fácil.

Iba recostado de la ventanilla escuchando Lovely de Billy Eilish mientras miraba los paisajes conocidos con cierta melancolía, me sentía en cierta forma tan ajeno a todo, tan indiferente ante la vida, me sentía que no podía con el peso de las cosas, yo que no tenía futuro. Me bajé del autobús en la parada más cercana a la casa, pensando si mi futuro no existía. ¿Qué objeto tiene que continuar existiendo?

Llegue a la casa Enzo me abrió el portón muy amable como siempre, le estaré agradecido por nunca irle con el chisme a mi tía y por haber detenido a mi padre cuando me estaba golpeando. Me quede estático ante la puerta principal hasta que tome aire y toque.

Era inconcebible lo que me sucedía, Gian estaba determinado a acabar conmigo , no solo me canceló las tarjetas y me retiro el chofer sino que no tenía acceso a ninguna de las cuentas de las tarjetas, habían sido cerradas y me había sacado de la membresía de los di Castello en el country club, quería terminar con mi vida como la conocía, a todo esto tenía que sumarle que la muy estúpida de Gertrudis se había acobardado y me había hecho parecer la culpable de todo el veneno que ella lanzó. Desde ese momento recibí ataques en mis redes sociales, aunque afortunadamente la mayoría de personas no creyeron que fuera falso.

Toda mi vida estaba cambiando para peor desde que el maldito de Daniele entró en esta casa, es por eso que no se pueden hacer buenas acciones. A duras penas conseguí citar a Piero para un almuerzo, seguía siendo la madre de los herederos de la fortuna di Castello si Gian no me daba dinero era deber de mis hijos mantenerme con el status de vida que me merezco.

Había terminado de hablar con Piero cuando lo vi entrar con esa cara de que no rompe un plato, ¡Ay como lo odio!

—¿Ya terminaste un gran trabajo y vienes a dormir y descansar tu cuerpo después de tanto uso?

No me respondió, siguió con la cabeza baja.

—Respondeme muchachito.

—Solo vine a buscar mis cosas tía.

—No me llames tía, yo no soy nada tuyo.

—No se preocupe señora ya no tendra que verme. — dijo con su asquerosa voz suave y su odiosa expresión triste.

—¿Que? ¿Tu amante te consiguió donde vivir? ¿Que este caso no es suficiente para ti?

Nuevamente no hubo respuesta.

—Me das asco, como deseo que desaparezcas, deberías hacerle un favor a la humanidad y matarte. No haces más que arruinarle la vida a todos los que te rodean, he perdido mi vida por tu culpa, gracias a ti pedazo de mierda he perdido el apoyo financiero de Gian, mi imagen se ha visto afectada. Como me arrepiento de haberte conseguido esa beca todo estaba mejor antes de que tu llegaras.

Silencio de nuevo, solo agachó más la cabeza cubriéndose la cara con la visera de la horrenda gorra que llevaba puesta. Le dedique una mirada llena de odio y me marché de la sala no podía soportar su presencia.

Fui a mi cuarto a prepararme para mi cita con Piero, una vez lista pase por la habitación de Daniele antes de irme, la puerta estaba abierta.

—Espero que nada de esto esté aquí cuando regrese, no quiero ninguna de tus asquerosas pertenencias compradas con el dinero de mi esposo.

Esta vez ni me miró mientras sacaba cosas de sus gavetas.

Estaba tan enojada en el auto, odiaba a ese muchacho como he odiado a pocas personas incluso más que a Emanuele, no tuve un accidente de milagro. Al llegar al restaurante Piero ya estaba ahi esperandome por lo menos aprendio la leccion de que el hombre siempre debe de esperar a la dama.

El anfitrión me llevó hasta la mesa de Piero al indicarle que con él era que me encontraría, me ayudó a sentarme y me puso la carta en las manos, le agradecí y se marchó.

—Madre, ¿En qué puedo ayudarte?

—¿Así me saludas después de todas la horas de parto que pasé para que nacieras?

—Hola madre ¿Cómo estás?— preguntó con un tono que no me gusto, pero que dejaría pasar .

—Bastante mal así estoy.

—Que mal que esté así. ¿En qué puedo ayudarte?

—¿No ordenaras ni siquiera una bebida?

Veo como Piero llama al camarero con gesto de fastidio, ordena vino para mi y un jugo para el.

—¿No tomas ya?

—Estoy dentro de horas de trabajo tome mi hora de almuerzo para verte por lo tanto ¿Me puedes decir de una vez en que te ayudo?

El camarero llevó nuestras bebidas, se retiró luego de comprobar que por el momento no necesitábamos nada más.

—Hijo la razón por la que te cite es porque creo que a pesar de todo sigo siendo tu madre... — comencé luego de un sorbo de vino. — Y creo que eso tiene algo de peso.

—Sí... — me miraba escéptico a través del cristal de sus lentes.

— Sé que hemos tenido diferencias en el pasado... pero no quita que yo te di la vida y te crié, por lo tanto llegó esa hora en la vida en la que tienes que encargarte de tu madre.

—¿Ocuparme? Disculpame, pero no te sigo.

—¿Es que no has visto lo que tu padre ha hecho conmigo?

—¿Te refieres a las tarjetas?

—Me refiero a todo, las tarjetas, cuentas, el chofer, sacarme del club...

—Madre sobre lo que papá ha hecho no puedo revertirlo, es su dinero después de todo, el no tiene ninguna obligación legal contigo, dejo de pagar tus cosas porque se canso.

—No te pido que lo reviertas, te pido que tu te ocupes de mis gastos.

—¿Perdón? ¿Q ¿Qué dijiste? Creo que escuché mal.

—Como el hijo mayor debes de ocuparte de tu madre en sus tiempos de necesidad.

—Mamá no recibo el sueldo de seis cifras de mi papá, soy un simple empleado del departamento de contabilidad de la empresa.

—Deja el montaje Piero, no hablo de tu sueldo, tu como di Castello tienes acceso al dinero de la familia puedes pagar mis cosas.

—Debes ver menos telenovelas, las cosas no funcionan así, el dinero es de mi papa y de mi abuelo, es verdad que mis tarjetas, las de mis hermanos y eso se pagan sin ellos trabaja y ellos tienen acceso a cuentas todo es con la aprobación de mi padre. No puedo simplemente abrir una cuenta a tu nombre. Además tus gastos son astronómicos y gastas más que nosotros juntos.

—¿Le estás negando dinero a tu madre? — pregunte incrédula y herida. —¿Sabes que tu padre planea dejarme en la calle? — hice una pausa dramática. — Me voy a quedar en la calle Piero.

—No te vas a quedar en la calle, Alex le pidió a mi papá que lo reconsiderara, de hecho Daniele le pidió que lo hiciera no quiere que te vayas de la casa, me contó Alex.

—Esa maldita víbora.

—Madre...

—¿Que? ¿También tú lo defiendes?

—No hizo nada malo y no merece tu odio, ni todo lo que le has hecho.

—No he venido hablar de ese muchacho, vine por el problema que te explique.

—Lo siento, pero no me puedo hacer cargo de tus cuentas, es demasiado.

—¿Y que se supone que haga?

—Mamá considero que estás exagerando, solo tienes que ajustar tus gastos. Además sé que tienes dinero tuyo en las cuentas y recibes dinero de la fundación, solo aprende a vivir mas sencillamente.

—¿Sencillamente Piero? — pregunte en un tono que no fue para nada bajo. —¿Cómo quieres que lo haga? ¿Qué dirán mis amigas? ¿Qué dirá la sociedad?

—¿Que importa lo que digan los demás? Vive para ti no para los otros.

—Tu no tienes idea de lo que me pides. No te imaginas lo duro que fueron mis primeros años en esta ciudad, no te imaginas lo que fue casarse con Gian di Castello y ser juzgado bajo una lupa. No sabes la discriminación y el rechazo que recibí por no ser una de ellos, ni siquiera la abuela de Gian me aceptaba. ¿Sabes que te quiso hacer una prueba de ADN para confirmar que fueras hijo de Gian?

—Eso fue en el pasado. Además en honor a la verdad ¿Que tiene de especial ser una de esas señoras? Toma el ejemplo de la tía de Dante, ella no sigue las reglas de moralidad estúpidas, después de su divorcio tiene una nueva pareja no es un hombre rico, pero la ama.

—No me compares con esa Antonella y ni me hables de Dante sabes que no me agrada.

—Madre es mi pareja y tienes que aceptarlo... ademas...— veo que titubea. — Además voy a pedirle matrimonio.

—¿Que? Pero aquí en Italia no han aprobado esa barbaridad gracias al señor.

—Es cierto no ha sido aprobado el matrimonio igualitario, pero sí uniones civiles con personas del mismo sexo, es casi como el matrimonio ya que juez debe oficiar por igual, puedes hacer una fiesta si quieres e intercambiar anillos y es justo lo que pienso hacer.

—No puedes hacer eso.

—Si puedo, el abuelo me dará la sortija de la abuela para que se lo proponga.

—Te lo prohibo.

—No estaba pidiendo tu permiso o aprobación, solo te lo informaba para que no te sorprenda cuando te enteres. Te mandaré las invitaciones cuando esté todo listo.

—No pretendo ser parte de eso.

—Pensé que soñabas con la boda de tu hijo mayor.

—Sí lo hacía, soñaba con una boda con una mujer, no con esto.

—Que Dante sea un hombre no hace la diferencia, pensé que eras mi madre después de todo, como dijiste.

—Lo soy y por eso no te apoyo.

—Como quieras. — dijo poniéndose de pie.

—¿Te vas? Pero si no hemos almorzado.

—Tengo un montón de trabajo en la empresa. Almuerza tu. —dijo y sacó su billetera. — Toma esto. — dijo dándome un fajo pequeño de billetes de manera disimulada. — No puedo costear tu vida de lujos, pero puedo pagarte un almuerzo.

Los tomé aunque me sentí humillada por mi propio hijo.

—Recuerda que tienes tu dinero, deberías ir al banco sacar una tarjeta de débito y consultar un asesor financiero que te enseñé a vivir de manera más modesta y a invertir tu dinero. — me dio un beso en la mejilla. — Chao mamá.

Me quedé a comer en el restaurante no estaba mal después de todo, luego de eso fui al banco, es cierto que tenía dinero propio, pero eran unos misetons centavos nada comparado con las cosas a las cuales tenía acceso. No sabía muy bien que haría de ahora en adelante, porque... ¿Quién era Patricia di Castello sin dinero?

Saqué casi todo de las gavetas con la intención de empacar todo para llevarlo a la casa de Bella, pero todo lo que poseía tenía un recuerdo que si en su momento fue feliz ahora era solo doloroso.

Los funkos de terror y de otras películas y animes amados por mi, algunos comprados por Gian, otros regalos de navidad o cumpleaños y otros comprados por mi. Los afiches de películas de terror que no habían sido arrancados por mi padre, algunos eran afiches del cine conseguidos gracias a Stef que tiene un amigo que trabaja en un cine, el rincón de las fotos con el cartel de: "colecciona momentos, no cosas" Yo tengo una colección de momentos que quisiera borrar.

Debería darme prisa mi tía no quiere que esté aquí cuando regrese, es su casa después de todo lo era antes de que yo llegara y lo arruinara todo para todos. Mi tia vivia bien en su casa, todos sus gastos cubiertos por Gian, Emanuele y Gian funcionaban con su relación intermitente, Stef seguramente se fijaria en alguien más no hubiera sido suspendido de la universidad por dos días y su nombre no hubiera salido en las redes en más de una ocasión. Alex no estaría gastando su tiempo en mi, mi padre no tendría que aguantar las burlas en el pueblo por tener un hijo gay... mi llegada aquí lo arruino todo y a todos, no debí jamás haber venido, pero ya no podía deshacerlo, mi única salida era desaparecer para siempre.

—Disculpa Danny ¿Es cierto que te vas?— pregunto Allegra, estaba parada en el umbral de la puerta junto a Vittoria y Geraldine.

—Sí... — dije finalmente. —Sí me iré.

—¿Donde viviras ahora? — preguntó Vittoria

—Nos harás mucha falta. — dijo Geraldine.

—Por un momento pensamos que la señora se iría y tu serias así como la nueva señora de la casa.— dijo Geraldine.

—Geraldine , Danny no es una chica.

—Lo sé, pero él me entendió.

—Yo también las extrañaré chicas. — dije finalmente mirándolas con una sonrisa triste. — Fueron muy buenas conmigo.

—¿Como no ser buenas contigo? Eres el chico más dulce que hemos conocido. — dijo Allegra.

—Loretta piensa lo mismo. — dijo Vittoria refiriéndose a la ama de llaves.

—Gracias, de verdad.

—¿Te ayudamos a empacar? — se ofreció Geraldine.

—No se preocupen, no es necesario.

—Ya sé, te prepararemos algo para que comas.

—No se molesten.

—No es molestia, te haremos una Panna cotta con fresas.

Yo solo pude sonreír ante su trato, salieron de la habitación decidida a prepararme algo como despedida, yo no quería que tuvieran problemas con mi tia por mi causa, ya varias personas los habían tenido, no era justo que ellas también.

Aún había mucha ropa en el closet, pase mis manos por todos los hoodies que había ahí, mi favorito siempre fue el de las orejas de conejo, mio piccolo coniglio, como me llamaba Gian. Gian di Castello el hombre que terminó acabando con mi vida, el hombre que me traicionó y el hombre que aun amo porque soy un imbécil.

Tire toda la ropa en la cama, debía darme prisa, pero aun no encontraba el sentido de empacar como si sirviera de algo meter mis recuerdos en una caja. Aquí en Milán había hecho una nueva vida, aquí en Milán pensé que sería feliz y libre, mi nueva historia que empezó hace meses terminaba hoy.

Sabía que no podría cerrar la puerta de mi habitación porque estaba rota, pero podía entrecerrarla. Me senté en la cama, en la montaña de ropa que había en ella vi mis medias blancas con lazos en los muslos, las que traje de Milán, las que compré de puro impulso y con miedo en una tienda, las que ni siquiera recuerdo para que lo hice, las que use tantas veces en nuestros juegos...

"¿Te portaste bien baby?" Escuchaba su voz tan cerca, no podía escapar de esos recuerdos, no podía escapar de nada.

Fui nuevamente al closet, me desvestí completamente y me puse una de las ropas que usaba para él, me puse mi hoodie de baby boy, las medias que encontré y una hermosa ropa interior, ya daba exactamente igual como me encontraran. ¿Qué más me podía suceder? ¿Qué más daba como me encontraran?

No tenía futuro, ni vida, pero tenía las memorias de las noches entre sus brazos que aunque no fueron nada para él, para mi fueron todo.

En mi baño estaban los rocíos que usaba, las cremas corporales con olor dulce, el de vainilla y caramelo era el que más me gustaba y el que más usaba. De entre todas las cosas del baño encontré unas navajitas que usaba para limpiar mis cejas y darles forma, la idea de desaparecer que había tomado mucha fuerza se volvió una idea fija al ver la navaja, la saque de su empaque, desenvolví el papel frágil que la cubría.

Cerré la puerta del baño pensando si era posible que alguien se cortara ambas muñecas. Me senté en el piso del baño, del hermoso baño que tanto amé. En algún momento escuche a las chicas llamarme con la comida y postres que prometieron, mi respuesta fue abrir la ducha para que pensaran que estaba bañandome.

Al parecer duré horas ahí sentado puesto que el cielo estaba oscureciendo, las luces estaban apagadas y la luz de la luna se colaba por la ventana haciendo brillar la navaja, era como la vida diciéndome que lo hiciera había llegado la hora de terminar con todo esto.

No me dolió como pensé que lo haría, no perdí totalmente la fuerza de la mano izquierda como pensé pude cortar la otra muñeca aunque se que la herida no era tan profunda. En el proceso corté mi brazalete de amistad que cayó llenándose de sangre. La dulce inconsciencia se apoderaba de mí, el final a todo, por fin podrían volver a su vida y vivir como si yo no existiera. Lo siento mamá, cuando te vea te lo explicaré todo.

El día en la oficina había sido pesado, el hecho de que Danny no saliera de mi cabeza y no contestaba mis llamadas y mensajes que le enviaba de manera constante pidiéndole perdón de todas las formas habidas y por haber. Ya no me quedaba casi nada que hacer, estaba en la última reunión del día de la cual iría a una nada satisfactoria cena con esos señores a concentrar el trato. En ese momento recibí la llamada que marcó un antes y después en mi vida y que convirtió ese día en uno lleno de síes condicionales.

Bianca entró en la sala de juntas con la cara de preocupación, se acercó a mí.

—Disculpe señor Di Castello, pero las chicas del servicio de la casa han estado llamando insistentemente me dicen que se trata de Daniele, han sido muy insistentes en que deben hablar con usted.

Danielle, algo le había sucedido a Daniele.

—Disculpen caballeros esto es un asunto urgente, permítanme un momento.

Tomé mi teléfono personal de las manos de Bianca.

—Por favor Bianca quédate con los señores. — dije dejándola en la junta, salí de la sala de juntas y marque el número de teléfono de la casa.

—Es que estamos muy preocupadas, Danny tiene mucho tiempo en el baño y no sale aun escuchamos la ducha encendida, pero no responde, la puerta del baño está asegurada.

—¿Hay alguien más en la casa?

—Solo nosotras, nos preocupamos mucho ya que la señora le dijo cosas muy feas a Daniele cuando llegó.

—Patricia... Voy para allá por favor intenten buscar la llave del baño debe haber alguna.

—Sí señor.

Regrese a la sala de juntas.

—Lo siento caballeros, pero tengo que atender un asunto urgente. Bianca se encargará de llevarlos a la cena, por favor disfruten. — no dije nada más, salí casi corriendo, presione el botón del elevador frenéticamente hasta que llego al piso indicado, cerré el elevador en la cara de todos lo que lo pidieron en alguno de los pisos inferiores. Ya en el parqueo subí a mi lamborghini este era un momento en que la velocidad me serviria de mucho.

Llegue a la casa en tiempo récord, la puerta me esperaba abierta con las chicas esperando en el umbral.

—Aún no responde señor.

Subí las escaleras corriendo, la puerta de Danny estaba abierta, toda su ropa en la cama, las figuras decorativas por igual, planeaba irse... ¿Pero a donde? Alex se negaba a darme información de nada con lo enojada que estaba conmigo.

La ducha seguía sonando.

—Danny, Daniele... Daniele abre. — dije golpeando fuertemente la puerta. — Daniele si no me abres la tirare. — Recordé esa vez en la finca cuando Daniele se metió en la bañera temblando ante la posibilidad de ser descubierto por Patricia. Cargue contra la puerta, conseguí romper el llavín y entre al baño, lo que vi hizo que el alma se me saliera del cuerpo, danny con las muñecas abiertas desmayado en el piso.

—¡Dios santo!— exclamó una de las chicas que entró tras de mí.

—Llamaré una ambulancia. — dijo otra.

Tome a Danny entre mis brazos manchando mi camisa de sangre en el proceso, tome su pulso en el cuello y confirme que estuviera respirando. Aun sangraba de las muñecas, lo primero que tenía que hacer era parar el sangrado, lo coloque suavemente en el piso mientras buscaba cómo detener la hemorragia si perdía más sangre... no podía pensar en eso... termine por romper una camiseta de Danny y amarrale dos tiras en ambas muñecas.

Lo volví a tomar entre mis brazos.

—¡Daniele! ¡Daniele escúchame!— dije intentando en vano que reaccionara.

Entreabrió los ojos y me miró.

—Daddy— Lo escuchó decir en un hilillo de voz.

—Vas a estar bien, la ambulancia ya está de camino. Quédate conmigo Danny. — dije mi voz salía entrecortada, él volvió a cerrar los ojos hundiéndome en la desesperación, no había tiempo para esperar la ambulancia, no cuando la vida de Danny pendía de un hilo. Lo cargué de una forma que pudiera mantener las muñecas en alto a pesar de lo que le puse aun sangraba, bajé las escaleras a toda velocidad con él.

—Señor di Castello la ambulancia ya viene.

—No puedo esperar por ella. — dije con Daniele inerte en mis brazos, ellas abrieron la puerta con ojos llorosos, subí a Daniele en el auto y emprendí la marcha. Iba a mas del limite de velocidad permitido, este auto alcanza unos sorprendentes tres ciento cincuenta kilómetros por hora, me pase varias luces en rojo conduje de forma temeraria y es un milagro que no hayamos muerto en un accidente en mi intento de salvarlo.

Llegamos al hospital en un tiempo sorprendente, juraría que Danny volvió a abrir los ojos cuando detuve el auto al lado de una ambulancia en la entrada del hospital de manera irresponsable.

Al entrar con Daniele en brazos inconsciente los médicos se acercaron al notar la sangre en sus muñecas se acercaron, fue montado en su camilla mientras los médicos decían todas esas cosas en su lenguaje y una enfermera me hacía preguntas las cuales no recuerdo ahora.

—¿Es usted su familiar?

—Soy su...— ¿Que diría que soy de Daniele para que me dejaran estar con el? — Soy su tio. — me dio asco decirlo porque no lo soy. — Su tío político... bueno estuve casado con su tía.— ni siquiera sé porque hacía tantas aclaraciones.

Vi como lo montaban en una camilla y lo llevaban con ese paso apresurado de los médicos.

—¿Dónde lo llevan? — pregunte sin despegar la vista de la camilla donde estaba mi Danny.

—La herida es profunda en la muñeca izquierda, la de la derecha es muy leve, pero el paciente ha perdido mucha sangre. Hay que suturar las heridas y las venas de la muñeca izquierda sufrieron mucho daño.

Fui guiado por algún personal del hospital a una sala de espera. No sabía si Daniele sobreviviría la pérdida de sangre había sido importante, según fui informado

—Señor disculpa ¿Es suyo el Lamborghini veneno en la entrada de emergencias? — me pregunto un seguridad del hospital.

Solo asenti.

—¿Podría moverlo? Está obstaculizando la entrada.

—Por supuesto.

Me sentía roto, me sentía desecho, si Danny moría, yo moriría con él.

Había llamado a Danny hasta el cansancio, estaba muy preocupada por él, Bella me dijo que lo había dejado en la casa, que él dijo que nos esperaría para ir a la casa y al volver ya no estaba allí.

Lo primero que hice fue llamarlo, llamarlo y llamarlo, llame a Stef, pero no lo había visto. Bella, Chiara y yo esperamos en el apartamento, pero nada. Entonces pensé que seguramente estaba en la casa, llame a Carlo, pero el mismo no estaba en la casa, por lo que no podría decirme, llame a la casa un par de veces y nadie contestó.

Termine yendo a la casa sin imaginar el escenario que me esperaba. El piso superior estaba en silencio algo raro pues no era muy tarde, subí las escaleras, el cuarto de Danny queda frente al mío, ahí estaban las chicas. unas acomodaban la ropa tirada en la cama y las otra limpiaban ¿Sangre? Entre en pánico al seguir al baño y ver el charco de sangre en el piso.

—¿Que paso aqui?— pregunte alarmada.

—Señorita Alessandra, Danny el, el.

—¿El que Geraldine? ¿Qué le pasó a Daniele?

—Se cortó las muñecas. — respondió explotando en llanto.

Sentí las rodillas débiles, sentí como si el corazón se me fuera a explotar, me sentí mareada, esto no podía ser cierto.

—¿Y dónde está ahora?

—El señor di Castello se lo llevó no sabemos a qué hospital.

—Dios mio, Dios mio. — repetía mientras buscaba con manos temblorosas el teléfono en mi bolso, le marque a mi papá, pero no contestó. Me dejé caer en la cama de Daniele con las manos en la cabeza. Hasta que mi mente se iluminó con llamar a Piero.

Desde que contesto le solté de borbotón todo de manera atropellada y llorando.

—Primero debes calmarte, tengo una app en mi teléfono con la cual puedo encontrar cualquier auto de papá. ¿Sabes en cual andaba?

—No. ¿Chicas vieron en qué auto vino mi papá?

—Si, andava en el Lamborghini.

—OK, lo escuche dame un segundo, Hospital San Raffaele. Pasare por ti, espérame.

—Bien, llamare a los demás.

Al terminar la llamada le marque a todos, a Bella, a Chiara, a Carlo, a Stef hasta a mi abuelo. Todos quedaron de ir al hospital.

Bajé las escaleras para esperar a Piero afuera, cuando salí mi mamá venía llegando.

—¿Y esa cara Alessandra? ¿Quién se murió?

Su pregunta me hizo estallar en llanto nuevamente.

—Daniele mamá, Daniele se cortó las venas.— dije llorando.

—¿Y se murió?

—No lo sé mamá, aún no sé.

—Espero que sí.

—¿Qué? — no podía creer lo que me decía.

—Le aconsejé que nos haría un favor si lo hacía.

—¿Mamá? — pregunte con lagrimas en los ojos. — ¿Quien eres? ¿Que paso contigo? Eres una persona horrible.

—Soy tu madre Alessandra, me debes respeto.

—El respeto es algo que se gana y tú has perdido todo el que te tenía.

Piero llegó en esos momentos junto con Dante, subí al auto sin dedicarle ni una sola mirada. Llegamos rápido desde que entramos al hospital corrimos a recepción donde nos dijeron que estaban atendiendo las heridas de Daniele al confirmar que éramos familiares claro.

Encontramos a papá en la sala de espera con aspecto demudado, se veía desolado como una figura trágica, su camisa estaba manchada con sangre y su cara se veía llena de tristeza y miedo. Corrí hacia él y lo abrace mientras ambos llorábamos, los demás no tardaron en llegar.

Chiara y Bella lloraban una abrazada de la otra, Carlo llegó con el pelo alborotado y marcas en el cuello él tampoco podía creer lo que sucedía. El que parecía más tranquilo era Piero quien parecía hacerse cargo de la situación. Damian llegó poco después y lo abrace y lloré en su pecho aun desconsolada con lo que le sucedió a Daniele.

Lo que sucedió no me lo esperaba mi papá estaba hablando con Piero supongo que de lo que sucedió cuando veo el puño de Stefano dar de lleno en la cara de mi padre.

—Todo esto es su culpa maldito desgraciado. — dijo

Todos nos sorprendimos, las demás personas en la sala de espera estaban escandalizadas.

Mi papá le respondió dejando a Stefano en el piso debajo de él, pero cuando le iba a propinar otro golpe se detuvo.

—Tienes razon, todo es mi culpa, de no haber entrado en la vida de Daniele él no estaría en esta situación.

Stefano estaba más que sorprendido.

—Me siento bien con el hecho de que Daniele tenga un buen amigo como tu. Lamento que mis estúpidos celos se hayan interpuesto en su amistad.

—No se preocupe señor di Castello, no considero sus celos estúpidos debe estar consciente de que amo a Daniele y haré todo lo posible porque entienda que mi amor es sincero y que yo puedo tratarlo mejor que usted.

—No amas a Daniele más que yo.

—Sí lo hago porque yo jamás lo traicionaría.

—Por favor calmense. — era Piero quien se puso en medio de ellos. — La seguridad del hospital quería sacarlos y me costó mucho convencerlos de dejarlos aquí dentro. Por favor calmense.

A los pocos minutos vimos a mi abuelo llegar, iba acompañado de su chofer.

—¿Cómo está? — preguntó a mi papá dándole un abrazo.

—No lo sé aun no nos dicen nada.

Eso me asusto cuando me fije en la hora, los médicos no duran tanto con un paciente con una herida así, es decir no soy doctora, pero las lesiones que pudo hacerse no creo que requieran cirugía, a no ser que...

—¿Los familiares de Daniele Macri? — preguntó un doctor con una tabla médica en sus manos.

Todos fuimos hacia allá, la cara del doctor hizo que se me detuviera el corazón, no parecía que fuera a decir algo bueno, pero Danny no podía morir, no, nadie muere si se corta las venas, no él no pudo hacerse una herida tan profunda. ¿Verdad?

—El joven Macri entró en shock hipovolémico* por la pérdida de sangre y...

                                                                                                                                                 Continuará...

A/N: *Shock hipovolémico: Afección en la que el porcentaje líquido de la sangre (plasma) es demasiado bajo.

Las causas de la hipovolemia son los vómitos, la diarrea y el sangrado excesivo, lo que puede ocasionar un shock, un trastorno posiblemente mortal en el que los órganos no reciben suficiente sangre ni oxígeno.

Los síntomas incluyen debilidad, fatiga, desmayos y mareos.

Puede requerir tratamiento de emergencia, incluida la administración de fluidos o de sangre por vía intravenosa.

Y hasta aquí el capítulo y este libro...

No me maten guarden las antorchas, los picos y rastrillos déjenme explicarles unas cuantas cositas.

Quiero aclarar que las escenas de cómo fue llevado al hospital difieren mucho de lo que se narra en la introducción porque fue contado desde la perspectiva de Daniele quien estaba entrando  y saliendo de la inconsciencia por la pérdida de sangre y no vio los hechos completos.  Así que esta es la forma en la que sucedieron. 

El libro pretendía tener un capítulo más y un epílogo, pero luego pensé que se debe poner todo el aftermath que sucede después de que Danny hiciera esto, su vida está ligada a la de muchas personas y merecen saber qué pasó con ellos.

No les diré que pasara en el próximo libro solo que se llama "I'm not your baby"

Algo que quiero agregar es que es muy poco probable que una persona muera por cortarse las venas, es difícil que pueda cortarse ambas muñecas, pero no imposible.

En todo caso les quiero decir que no aliento estos comportamientos y que investigue mucho al respecto, pero los intentos de suicidio y el suicidio en si son temas que me tocan de manera personal con personas de mi familia y amigos cercanos.

Por favor estén siempre atentos a las personas de su alrededor busquen señales de que esa persona está pidiendo ayuda, si tienen amigos o familiares pasando por situaciones dificiles, personas con depresión severa o algún otro trastorno ayude a esa persona a buscar ayuda de un profesional.

Si tu estas pasando por una situación difícil quiero decirte que no estás solx, yo he estado ahí y sigo aquí haciendo lo que me hace sentir mejor escribir. No dejes que nadie apague tu brillo. eres especial, eres importante.

Me puse muy sentimental, lo siento.

Gracias a todos por seguir esta historia, por sus comentarios, por su amor, por pedir las actualizaciones, recuerden que me pueden contactar por mis redes, no estoy tan activa por falta de teléfono, pero si me mensajean por alguna de ellas siempre respondo.

Ahora sobre la continuación ya está listo el primer capítulo y será subido en breve el día de hoy. Por eso me tomó más actualizar, a parte de problemas con el internet.

Los amo, besos, no leemos en pocas horas. 

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