Capítulo XIII:💋"Today I don't feel like doing anything💋"
El maravilloso sentimiento de felicidad vuelve a mi al despertar pero esta vez es a la décima potencia, incrementa más al sentir los brazos de Gian en mi cintura, me siento el chico mas afortunado del planeta. Hoy tampoco me siento con deseos de hacer nada, sería maravilloso poder quedarme acostado en esa cómoda cama con mi daddy, pero se vería mal hacer eso en casa de mi suegro. Me volteo en sus brazos hasta quedar frente a él, me acurruco en el pecho de Gian. No sé que hora es, solo quiero prolongar esto lo más que pueda.
—¿Ya estás despierto baby boy?
—No—dije enterrando más mi rostro en su pecho.
—¿No? ¿Así que mi baby habla dormido ahora?
—Sí.— dije con una sonrisa, disfrutando de las vibraciones de su pecho cuando habla.
—También responde preguntas dormido, debería aprovecharme.
—No, baby se durmió.
—¡Vaya que mal! Si estuviera despierto podríamos jugar un poco. — dice apretándome más.
—Tal vez baby se despierte si su daddy lo ayuda— digo sensualmente a su oído moviéndome de manera sugerente.
—Estas logrado despertar algo más.
Yo bajo mi mano para tocar su miembro bastante despierto.
—A mi me parece que eso ya está despierto.
Gian me besa, yo correspondo el beso apasionadamente, el nos gira dejándome debajo de él. Besa mi cuello repartiendo mordidas por toda el área. La sensación de sus labios sobre todo mi cuerpo no tiene comparación. Sé que nunca nadie en el mundo, en esta vida o en la otra me hará sentir lo que con Gian. El sonido de mi celular me saca de lo que estamos haciendo.
—No contestes.— dice mientras continúa besándome, pero pienso que puede ser mi tía o alguno de mis primos, Alex por ejemplo.
—Debo contestar, puede ser algo importante.
—No baby boy, estas con daddy no le contestes a nadie.
—Por favor daddy.— mi voz dulce por lo general no falla, con un bufido de resignación Gian me suelta y se quita de encima de mí.
Yo me incorporo un poco tomo el teléfono que había dejado en la mesita de noche para contestar veo que quien llama es Stefano. Esto es malo, sé que Gian se va a enojar.
—¿No vas a contestar?
—¿Eh? No,no es nada importante.— digo acostándome de nuevo.
—Por lo nervioso que estas me parece que quien te esta llamando es el niño ese, ¿Estoy en lo correcto.?
— De hecho...
—Vamos contéstale
Yo lo miro sorprendido sé que a él le molesta que hable con Stefano.
—Lo sé, sé lo que te dije pero analizé la situacion y por más que quiera es imposible que no se vean, van a la misma universidad y estudian carreras afines, así que no me molestaré si sigues en contacto con él.
Sí estaba sorprendido, no pensé que el señor di Castello lo tomara tan bien, en especial ahora que nos interrumpió... o eso pensé. Tome nuevamente el teléfono sentándome de espaldas a Gian.
—Hola Stefano.
—Hola Danny, sé que estás ocupado, pero es que hablé con Chiara y le gustaría que salgamos mañana me preguntaba si estabas libre.
— Sí — respondí en algo que salió más como una exclamación.
¿Creen que el señor di Castello se quedó tranquilo mientras yo hablaba? Si dijeron no están en lo correcto. Él estaba sentado detrás de mí, comenzó a besar y mordisquear mi cuello, con una mano jugaba con mis pezones, mientras que con la otra me acariciaba lentamente hasta tener mi miembro en sus manos.
—¿Entonces sí vas a poder?
—¡Sí!— exclamó pues mordió el mismo lugar que la noche anterior.
—Bien... — respondió con ese tono que usas cuando te preguntas internamente que está haciendo el otro.— trabajo mañana pero ya estoy libre a las tres, pasaremos por ti a eso de las cuatro.
— Sí eso... eso está bien... —la mano de Gian acelera su movimiento, su boca sigue recorriendo mi cuello, muerdo mis labios para contener el gemido que casi escapa de mi boca.
—Perfecto le dire a Chiara.
—Uju— es lo único que puedo exclamar. — Ustedes... me... —Maldición ¿Esta levantándome por la cintura? Giro mi cabeza para verlo, con un brazo me sostiene, con la otra mano tiene su gran pene firmemente sujeto. ¿Está pensando en meterla mientras hablo por teléfono? —Ustedes me avisan.— ys me levantó, separa mis piernas con una mano, siento la punta en mi entrada. ¿Por qué no opongo resistencia? Mi cuerpo se mueve solo para ayudarlo a entrar. Mi cuerpo calenturiento esta en mi contra.
—No sabes lo feliz que me hace que me digas que sí.
¿Quiere prolongar la conversación a propósito?
—Claro— digo en un tono muy agudo, pues cierta persona estaba introduciendolo muy despacio. —¿Podríamos...?— maldición ¿Por qué se está moviendo ahora?
—No gimas baby boy o tu amiguito se dará cuenta.— susurra a mi oído el muy desgraciado.
—¿Danny...?
— Sí, ah... ¿Podríamos...? ¿Podríamos hablar... En otro... ¡Momento!— ahí justo ahí,ese maldito. ¿Por qué lo hace tan bien?
—Sí, te llamaré, chao Danny, besos.
—Igual— le respondo reprimiendo los gemidos que luchan por salir de mi boca. Termino la llamada giro mi cabeza para verlo.
—¿Por qué... Por qué... Hiciste... Eso?— cada palabra acompañada de un pequeño jadeo.
—No me puedo quedar quieto cerca de ti baby.
Él nos cambia de posición. Se acuesta de espaldas, hace que me suba en él de espaldas también, yo me acomodo lo mejor que puedo arqueando mi espalda hacia atrás, soportando mi peso con mis brazos, mis piernas bien abiertas y a Gian bien adentro.
—Muévete para daddy baby boy.
Así lo hago, despacio, tortuosamente despacio, conteniendo los gemidos de mis labios.
— Ahora gime para daddy baby boy, déjame escuchar todo lo que causó en ti.
Yo acelero mis movimientos, enterrandolo más en mí, moviéndome frenéticamente. Estoy en la gloria. Mis gemidos son descontrolados, pero él tampoco está en silencio me gusta escuchar todos los sonidos que salen de sus labios, al igual que él, me encanta saber que yo los ocasiono. Nuestra posición cambia de nuevo esta vez esta sobre mí nuevamente, con una de mis piernas en su hombro. Soy un muñeco en sus manos, me dejo hacer lo que él quiere, es dueño de mi voluntad en esos momentos y yo me siento encantado de que lo sea. Me gusta que sea el dominante, me gusta que me coja de una manera que me demuestre quien está a cargo, por alguna razón eso me excita en sobremanera. Terminamos a los pocos minutos, estoy exhausto, por lo que me vuelvo a acurrucar envolviéndome en la sabana.
—¿Baby?
—Baby se volvió a dormir.
—¿En serio? ¿No quieres desayunar Danny?
—Sí tengo hambre, pero no me quiero levantar... Aunque supongo que estaría mal en la casa de tu padre.
—Si te quieres quedar en cama todo el día puedes hacerlo, mi papa se fue a los establos temprano iba a encontrarse con unos compradores y aunque estuviera aquí no le molestaría.
Yo lo miro cubriéndome la mitad del rostro con la sabana.
—¿Lo dices en serio?
— Sí, así que bajaré a buscar tu desayuno y lo traeré aquí.
—¡Sí!— Exclamo en celebración sentándome en la cama.
—Pero primero tomemos un baño.
Yo hago un puchero con los labios.
—No te preocupes, yo te llevaré a la ducha.
Antes de que pueda protestar ya me esta agarrando para cargarme, así que pongo mis manos alrededor de su cuello y me dejo llevar. Nada sexual sucede en la ducha, nos limitamos a bañarnos, no obstante no negaré que hubo unos cuantos besos y caricias porque es lo normal.
Salimos del baño, yo me visto solo con un hoodie y mi ropa interior, Gian se pone un pantalón de pijama y una camiseta negros ambos, como dijo bajo a buscar el desayuno de ambos. Desayunamos tranquilamente... bueno más o menos porque el desayuno no estaba del todo bien algo esencial hacia falta.
Miro a mi baby boy veo que tiene esa carita de inconformidad... ¿Por qué? ¿Qué le estará molestando? Debo averiguarlo no me gusta verlo así.
—¿No te gusto el desayuno?— pregunto a pesar de que se comió todo lo que le traje.
—Estuvo bien es solo que... — dice despacio mirando hacia otro lado
—¿Sí?— pregunto entre intrigado y divertido. No es que sea un maldito es que su cara es muy tierna.
—Hay algo que está fallando aquí señor di Castello. — dice poniéndose "serio" de pronto.
—¿Señor di Castello?— que me llame así es bastante extraño.
—¿Dónde están los dulces? No veo postres aquí.— la seriedad de su voz contrasta con lo infantil de su demanda. Hago un esfuerzo por no reír o morir de ternura lo que pase primero.
—Te comiste un cornetto relleno de chocolate y otro de Nutella baby boy, eso es suficiente dulce. — lo digo con toda la seriedad que amerita el momento.
Me mira con el mismo puchero.
—Eso no cuenta.— dice y se cruza de brazos.
—Son muchos dulces tan temprano.— digo tranquilamente mientras tomo un sorbo de café de mi taza.
Él recuesta la cabeza en mis piernas.
—¿Daddy podría contribuir con darle dulces a este conejito perdido?— pregunta con la voz más melosa que pudo encontrar y una carita que solo se podía definir como sencillamente adorable.
—No estás perdido conejito, aún así tu ganas, sabes como comprarme con esa carita.
—Gracias daddy. ¡Eres el mejor!— exclama muy emocionado levantándose de mis piernas
Yo bajo a buscar los dulces que le compre. Mi baby es un adicto al azúcar. ¿Me pregunto a donde va todo eso que come? Tiene muy buen apetito y no solo por los dulces. Con esa figura delgada nadie pensaría que come tanto.
Los dulces que compre los dejé en la cocina, las personas que trabajan allí se ofrecen a ayudarme, pero solo voy a buscar los dulces no es necesario que se molesten. Estando abajo pienso en darle una agradable sorpresa a mi baby. Dolce está en la planta baja de la casa ya que es el perro de Danny, está jugando con un hueso de hule, tomo al perro junto con sus cosas. Ya que mi baby no quiere bajar, yo se lo llevaré para que pasen tiempo juntos. Abro la puerta y pongo al cachorro en el piso con cuidado. Comienza a caminar por toda la habitación olfateando.
—¡Dolce!— exclama Danny saltando de la cama y tomando el perro en brazos.— Mi lindo cachorrito. — él se olvida de los dulces y se pone a jugar con Dolce.
— Lo traje porque no querías salir de la cama, pero recuerda que los perros necesitan jugar al aire libre.
—Lo sé daddy, no te preocupes yo me haré cargo de Dolce, se que es mi responsabilidad.
—También te traje estos ¿O es que ya no los quieres?— pregunto mostrándole las bolsas de caramelos.
—Sí, sí quiero.— dice tomándolas de mis manos.
Yo tambien me siento en el piso a jugar con el perro. Me gustan los animales, en especial los perros, pero no tengo el tiempo suficiente para dedicarme a uno, ni siquiera se cual es la política de animales en el edificio donde vivo. Nunca he sopesado la posibilidad de tener una mascota nuevamente, lo único que podría tener serían peces, no les importa si estás o no. El cachorrito se pone a olfatear los dulces.
—Tu no puedes comer eso... — le digo al perro — Pero para ti tengo estas. — le doy galletas para perro en forma de hueso.
— Le agradas. — dice Danny mientras me observa.
—Bueno lo estoy alimentando claro que le agrado.
— No creo que sea solo por eso...Supongo que de niño tuviste mascotas.
— Sí como puedes notar mi padre ama a los animales, aunque lucre con ellos, la mayoría de los animales se quedan aquí. Mi primera mascota fue un mastín italiano negro, no era solo mi perro era mío y de mi hermano, le pusimos de nombre César...Pero los perros viven menos que los humanos, murió ya muy viejo, me dolió mucho lo tenía desde los cinco años, cuando murió yo tenía dieciséis. Fue mi perro de toda una vida.
—Debió de ser muy triste. — dice Danny mirándome atentamente mientras rasca las orejas de Dolce.
—Lo fue. Tardé mucho para tener otro perro. Finalmente a los dieciocho compre un Rottweiler, se llamaba Spiros. Murió también de vejez, vivió la mitad de su vida aquí. Veras cuando me case él se fue a vivir conmigo, no vivíamos en la casa donde vives ahora, mis padres vivían allí todavía. Vivíamos en una más pequeña pero era bastante espaciosa. Todo estaba bien con el perro hasta cinco años después de casarme , al mudarnos a la casa donde están ahora, Patricia desarrolló una "alergia" a los perros no quería que Spiros estuviera dentro de la casa y cada vez que se le acercaba estornudaba sin parar. Yo para ese entonces ya tenía mucho trabajo en la empresa, mi padre ya planeaba retirarse, los niños eran muy pequeños para cuidarlo... Lo traje aquí con mi padre. Prefiero pensar que Patricia en verdad es alérgica pero se me hace falso.— me quedé en silencio, no me gusta hablar de Patricia y menos con Daniele, siempre que lo hago su expresión se torna pensativa y triste, pienso que ha de ser porque le recuerda la realidad de nuestra relación. No que estemos haciendo nada malo, es solo su pánico de que se enteren.
—Yo nunca tuve mascotas, solo el gato de mi vecina, solo iba porque lo alimentaba, luego de comer y un par de caricias se iba. Siempre quise tener una mascota, mi madre me propuso tener peces, pero yo quería un animal con el que pudiera jugar, los peces son muy aburridos... ella pensaba que estaba muy pequeño para la responsabilidad de una mascota, mi padre propuso tener un pitbull, yo tenía que tener unos ocho años, a mi madre le daban miedo esos perros por las cosas que dicen de que son muy agresivos, temía que me pudiera hacer algo. Al final no se pusieron de acuerdo y yo me quedé sin mascota... Pero gracias a ti ya tengo una, bueno gracias a ti y a tu padre.— dice sonriendo. Se pone de pie para tomar su teléfono y como todo chico de su edad se hace una sesión de fotos con Dolce.
—Es una pena que no las pueda publicar. —Comenta revisando las fotos. Antes de darme cuenta me toma una foto, lo noto por el sonido y el flash de la cámara. —No tenía fotos tuyas.
—Ven aquí— él se acerca se sienta entre mis piernas yo tomé mi teléfono y nos tome una foto. — Esta esta mejor. — él la examinó con detenimiento.
—No estoy seguro... Dame cinco minutos, te encargo a Dolce— dice poniéndose de pie, yo lo miro intrigado, no tengo idea de que puede traerse entre manos.
Lo descubrí en pocos minutos. Mi dulce, inocente y nada pervertido baby boy salió con uno de los atuendos que le compré, solo que únicamente contaba con la ropa interior y las medias. Tomó mi teléfono y se acostó en la cama a tomarse una en extremo provocadora selfie. Yo le tape los ojos al cachorro con la palma de mi mano.
—Dolce no veas al pervertido de tu padre.
No se tomó solo una, se tomó varias cada una más sensual que la anterior, consiguiendo ponerme sumamente duro.
—Creo que es hora de que Dolce tome un poco de aire fresco y juegue con sus compañeros.
Danny me miró extrañado.
—Lo llevaré abajo, tú quédate así mismo como estas.
Bajé y dejé a Dolce en el patio con los demás perros de mi padre, subí las escaleras con suma rapidez para encontrar a Danny de espaldas sin ropa interior acostado en la cama, moviendo su delicioso trasero de un lado a otro, note que tenía algo más que le compre en las manos.
—Parece que tienes algo entre manos.— digo subiendome a la cama gateando hacia él.
Él se voltea para quedar frente a mí, su cuerpo desnudo combinado con esa cara de inocencia me matan.
—Encontré esto entre las cosa que compraste y no sé que es.— dice acariciándolo suavemente.
Lo que mi baby boy tiene en sus manos es un dildo rosa que le compre.
—Eso es un juguete para ti, para que puedas jugar tu cuando daddy no pueda verte.
—¿Me enseñaras cómo usarlo?— pregunta mientras lo pasa lentamente por sus labios.
—Claro que te enseñaré... ¿Pero no prefieres tener la polla de tu daddy ahora?
— Sí, quiero la de daddy. — responde poniendo esa cara de completa lujuria.
—Bien— digo tomando el juguete de sus manos y poniéndolo en una de las mesitas de noche. — dejaremos esto por aquí, eso lo usarás más adelante solo con la autorización de daddy y solo si te portas bien.
Él se vuelve a voltear quedando de espaldas a mí levantando su perfecto trasero, gira un poco su cabeza para verme.
— Yo siempre me porto bien daddy. ¿Podrías llenarme daddy?
Ese chico va a acabar conmigo.
—Por supuesto.
En ese momento decidí que no iba a dejar a Danny abandonar esa cama en todo el día.
Mi deseo de quedarme acostado todo el día fue un éxito, pero mi cuerpo sufrió las consecuencias. Ya que mi sesión de fotos eróticas terminó por encender demasiado las cosas y ya conocen a Gian.
Bueno todo el día, todo el día no nos quedamos en la habitación bajamos en la tarde. Me dió mucha pena con Franco porque él tenía que tener una idea de que estuvimos haciendo, para incrementar mi vergüenza bajé con el hoodie que dice "Baby boy" no me di cuenta que era ese pensé que era otro hoodie rosa, sin embargo no hizo ningún comentario al respecto, ni nos dió esas miradas inquisitivas que por lo general las personas dan en ese tipo de situaciones
Pasamos un rato en las caballerizas a las que fui con Dolce en mi afán de pasar el mayor tiempo posible con él. Como podrán imaginar Gian no me dejo solo ni un rato en las caballerizas por lo del muchacho que no llegue a aprender cómo se llamaba. Aunque no puedo negar que el chico si me daba una que otra mirada sugerente o tal vez eso pensé.
— Daddy debes dejar de pensar que le gusto a todo el mundo.— le dije mientras cabalgabamos un poco.
Si se preguntan por Dolce lo deje con Franco ya que me dijeron que no era lo más prudente llevarlo conmigo en un caballo.
—Subestimas tu apariencia Danny, eres capaz de hacer a cualquiera dudar de su sexualidad.
—Exageras, no soy tan lindo.
—Eres absolutamente adorable... y no quiero arriesgarme tampoco.
—No es como que me vaya a ir con alguien solo porque me mire un par de veces. — digo un poco ofendido por su falta de confianza.
— No lo digo por eso, tengo en claro por experiencia que las personas no son objetos que se quitan, las personas se van, pero no por eso no debo estar atento, alguien puede ofrecerte cosas que yo no.
—Para eso se deben esforzar mucho.
—No lo creo hay algo que yo no puedo ofrecerte que hay personas que tienen de sobra.
—¿Y eso que sería?
—Tiempo.
— No te preocupes entiendo que eres una persona ocupada, me lo dijiste desde un inicio. Mira este fin de semana lo hemos pasado juntos. Eres maravilloso conmigo no puedo quejarme.
—Me esfuerzo para que no tengas motivos para no querer estar conmigo. Para que no tengas que pensar en nadie más.
—No lo hare, solo tengo ojos para ti daddy. — hago énfasis en la ultima palabra.
—Como debe de ser baby boy.
No duramos mucho en la cabalgata pues quería regresar a pasar un rato más con mi perro. No sé cuando pueda volver a la quinta. De las caballerizas volvemos a la casa principal. Franco tiene varios perros que son suyos, no de venta. Tiene un mastín Italiano, una pareja de labradores y un pekinés muy gracioso, me quedé un rato con los perros. Gian tambien se unio a jugar conmigo y los perros. ¿Cómo no iba a encantarme un hombre como él?
En un momento Gian y Franco se pusieron a hablar de la venta de la tropilla de caballos que realizó ese día, yo aproveche para ir a la cocina en mi afán de aprender una o dos recetas griegas. Les pregunté a las muchachas si sabían cuáles eran las favoritas de Gian o las que su madre solía cocinar, así conseguí unas cuantas recetas para sorprenderlo un día. Pase unos momentos muy agradables en compañía de la cocinera y las chicas del servicio. Supongo que deben de imaginar qué relación es la que me une a Gian, pero de ser así no hicieron ningún comentario.
Entre una cosa y la otra le escribí a Alex para asegurarle que la estaba pasando muy bien con "mis amigos" lo que no era una mentira del todo. Pero todo lo bueno se acaba... teníamos que volver a la realidad, Gian tenía que trabajar al dia siguiente y yo no podía quedarme a vivir en la quinta por mas que quisiera. Franco insistió en que nos quedáramos a cenar cosa a la que accedimos encantados, cualquier cosa con tal de prolongar nuestra estancia. Luego de la cena subimos a recoger el equipaje...
Yo como niño inocente que soy me dispuse a recoger todas mis cosas en mi bulto, Gian no se lleva nada ya que deja toda la ropa ahí. Estoy de pie frente a la cama doblando la ropa para guardarla, él está sentado en el sillón observandome.
—Puedes dejar todo aquí, las chicas se encargaran de lavarlo, además no es la única vez que vas a venir no estaría mal que tengas ropa aquí.
Yo me giro para mirarlo.
—¡Que vergüenza me daría que laven cierto tipo de ropa!... Aunque también me preocupa eso en casa de mi tía. — dido esto ultimo con aire pensativo ya que no había sopesado el hecho de que no estoy haciendo mucho por esconder mi sexualidad en casa de mi tía.— ¿Te imaginas qué pensarían? ¡Qué horror! Que vayan a contarle todo a mi tía y las personas de aquí se imaginaran lo que estuvimos haciendo... ¡Ay no!— tapo mi rostro con mis manos
Él se levanta de su asiento caminó hacia mí, me tomó de la cintura, me encanta cuando lo hace y me jala hacia él.
—Dejame informarte algo de las personas que trabajan en la casa; no le cuentan nada a Patricia. Pueden encontrar un vibrador cubierto de semen entre las sábanas de cualquiera de la casa y no le van a decir nada. Se limitan a responder lo que ella le pregunte e informar las cosas necesarias para la casa. Si no lo has notado Patricia no es muy amable con el servicio, lo que es una estupidez, un día comerá un pastel con algo más que chocolate.
—¡Ew!— Exclame porque (inserte meme de capitán américa) Entendí la referencia.
—¿Qué? Es una realidad ellas se encargan de cocinar, además ellas saben que no es Patricia quien les paga.
—¿Y quién les paga eres tu?
— Sí. A mí sí me informan de cualquier cosa que quiera saber.
—Ok entiendo. ¿Eres una de esas personas que resuelven todo con dinero? Como hiciste con el seguridad
—No baby, no te lleves una impresión equivocada. Las chicas de la casa me cuentan las cosas no solo porque les pago sino porque todo el tiempo que estuve viviendo allí las trate como lo que son: seres humanos, personas como todos nosotros con sus problemas, que a veces tienen días buenos y a veces malos. No es tan difícil tratar a todos con respeto. Además como mi madre me enseñó ellas hacen el trabajo más pesado, lo menos que merecen es ser tratadas con dignidad. Ahora lo del seguridad lo hice por tu tranquilidad una cosa es que no le digan las cosas a Patricia pero podían contar que yo pase por alla a Alex o a Carlo.
Eso me tranquiliza a un poco. Gian aprovechó para besarme suavemente en los labios.
—¿Sabes una cosa baby boy?
—¿Qué?
—Eres el chico más hermoso que he visto.
Sonrió ante esto, sé que lo dice solo por decirlo lo mas probable, pero aún así no puedo evitar la sonrisa de idiota que sale de mis labios o el sonrojo que se que debe estar presentando mi cara.
—Ya te dije que exageras.
—Solo digo la verdad. —Continua besándome subiendo a cada momento la intensidad, apretándome más contra su cuerpo.
—¿Daddy que pretendes?— pregunto entre besos, claro que sé lo que quiere no soy un estúpido, pero quiero oírlo de sus labios, quiero escuchar que me desea con su varonil voz.
—Baby boy no te veré mañana tengo que tener algo para soportar el tiempo que dure sin ti.
Yo tambien lo necesito, necesito sus besos, necesito su cuerpo, necesito saber que todo esto es real, para poder soportar las mentiras que tendré que inventar, para olvidar los obstáculos que presenta nuestra relación cuando llegue el lunes, para en sus brazos y en sus caricias olvidar la culpa que a veces me consume. ¿Qué mejor forma de finalizar un fin de semana tan idílico que con el señor Gian di Castello dentro de mí haciéndome morir de placer entre las sábanas?
Nos besamos con calma sin prisa queriendo prolongar este momento, la ropa comienza a desaparecer de nuestros cuerpos, él me acuesta en la cama con suma delicadeza, tomándose su tiempo para encenderme más de lo que ya lo estoy con sus suaves caricias, con sus dulces besos. Lo siento dentro y un fuerte gemido sale de mis labios. Esto no va a cansarme nunca. Nuestros cuerpos se mezclan en perfecta armonía, nuestras lenguas danzan al mismo ritmo.
—¡Daddy más, más!— grito descontrolado aferrándome a su espalda, enterrando mis uñas en esta sin piedad, gimiendo sin pudor, en este punto poco importa si nos escuchan o no.
—Abre más tus piernas baby boy, quiero estar completamente dentro de ti.
Yo como siempre obedezco todas sus demandas. Me encanta que sea expresivo que me deje saber que quiere, que me haga saber cuándo le encanta, saber que tengo como enloquecer a un hombre como él.
Honestamente no me esperaba que lo fuéramos a hacer de nuevo en ese día. A veces me pregunto si Gian tiene la edad que dice tener, su energía dice otra cosa. Nunca está cansado para hacerlo, nunca se ve acabado después de hacerlo por lo general soy yo que termino sin fuerzas. Sé que me iba a doler todo al otro día, pero valía la pena cada vez que mi mente quedaba en blanco cuando sus estocadas tocaban el lugar exacto, valía la pena cuando los orgasmos me hacían perder noción del tiempo y del espacio y me llevaban a una dimensión hecha de puro placer...nuevamente lo bueno en algún momento termina.
Nos duchamos juntos. Ya estoy empezando a sentir las secuelas de la acción del fin de semana.
Bajamos y nos despedimos de todos, me despedí efusivamente de Dolce lamentando el no poder llevarlo conmigo, Franco me aseguro de que estaría bien cuidado en la quinta, prometí comprarle un collar personalizado en cuanto me fuera posible.
—¿Crees que tu padre encuentre raro que llame aquí para saber de Dolce?— pregunto una vez entramos al auto.
—Claro que no, es normal que quieras saber sobre él.
No negaré que el camino de regreso se me hizo muy corto, tampoco negaré que mi ánimo estaba muy bajo. Este fin de semana fue perfecto en todos los sentidos, no hubo nada malo o problemático, no tuve miedo de ser descubierto, su padre fue super lindo conmigo, estuvo de acuerdo con nuestra relación. ¡Me regalo un perro y un caballo! Esos dos días fueron como tener un hermoso sueño y regresar es como despertarse por el sonido de la alarma. Gian noto mi estado de ánimo en el camino por lo que también evitó el tema de que las doce campanadas se acercaban para esta cenicienta. Al despedirme con un beso y yo atravesar las puertas de la mansión fue como cuando el carruaje se transformó en calabaza y los caballos en ratones.
No había nadie en la planta baja, la casa sumamente silenciosa. Noté que ya habían puesto los muebles nuevamente en su lugar y que la casa lucía una nueva decoración. Subí los escalones despacio con pesadez. Entré a la habitación que ocupo, se me hizo tan fría y austera. Me pregunto si puedo decorar este lugar para que se parezca más a mí. Dejé las mi pequeño bulto en la cama, este contenía las cosas que me compro Gian ya que mi ropa la dejé en la quinta.
Me levante me miré en el espejo para practicar mi mejor cara de falsedad, me arme de valor y me dirigí a la puerta de Alex para informarle que llegué.
—Ni pienses que te dejare ir sin tener los detalles de lo que hiciste el fin de semana. — dice y me arrastró dentro de la habitación para bombardearme con preguntas de mi fin de semana, para añadirle más hizo una videollamada a Bella porque ella también quería detalles. Me sentí horrible conmigo, a la sensación de salir de mi idílico fin de semana tuve que añadirle el de mentirle a mis dos mejores amigas. Hice un esfuerzo sobrehumano para no dar a notar lo mal que me sentía. Así que esa manía que tengo de hablar mucho y muy rápido me sirvió para ocultar mis verdaderos sentimientos.
Aún estaba en la habitación de Alex cuando recibí los mensajes de Gian, le escribi que estaba con las chicas por lo que solo nos deseamos buenas noches sin nada pervertido de por medio.
—¿Estás seguro de que no sucedió nada más?— pregunta Bella.
—No nos ocultes nada a nosotras Danny. — agrega Alex mirándome.
Estábamos tirados en el piso de su habitación acostados en unos sillones puff.
—En verdad, solo fuimos a una casona en las afueras de la ciudad y pasamos un buen tiempo, es todo no paso nada de lo que piensan.
Les dije que estuve en una casona de uno de los amigos de Stefano que montamos a caballo, disfrutamos de paseos al aire libre y vimos películas, fue una mentira a medias, pero una mentira de todos modos. En esos momentos no tenía idea de cuál sería su reacción al enterarse, en esos momentos no tenía idea de que tarde o temprano todos lo sabrían.
💞💞
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Fuera del dolor de cuerpo me sentía bien... bueno mejor, tenía que entender que había vuelto a la cruda realidad.
El desayuno pasó con el típico sermón de mi tia en el que me incluyó por irme de fin de semana con personas que ella no conocía y horror personas no millonarias, esto no lo dijo explícitamente pero a buen entendedor...si ella solo supiera dónde y con quien estaba. Sermoneo a Carlo por... no sé por algo y a Alex por amanecer fuera como si eso no fuera norma. A todos nos acuso de poco colaboradores al no ayudarla a arreglar la casa de nuevo luego de la cena, de poco delicados al no darle cumplidos por lo hermosa que estaba ahora la casa. Al menos eso denotaba que ya no estaba deprimida había vuelto a ser la Patricia de siempre.
Después de ese agradable desayuno me dedique a buscar los accesorios para Dolce. Pensaba sentarme en la terraza, pero si mis primos iban allí me preguntarían que para que veía accesorios para perros así que preferí hacerlo en mi habitación. Encontré un sitio donde vendían collares en forma de hueso y grababan el nombre de tu mascota junto con su información en la placa. Compraría eso y varios juguetes de perro, tambien una hermosa camita para cachorros. Lo mejor es que lo enviaban a tu casa. Necesito la dirección de Franco, le escribiré a Gian que me la envie. Antes de enviar el mensaje recibo una llamada de mi suegro.
—Hola señor Franco qué gusto escucharlo. ¿Cómo está?¿ Y Dolce? ¿Esta bien?
—Ambos estamos bastante bien. Daniele te llamaba para informarte que te enviaré la documentación tanto de Dolce como de Ike, ya sabes certificados de posesión, pasaportes, bueno para Dolce, un certificado de salud, todo lo necesario. Lo enviare todo a la oficina así no tienes que dar explicaciones incómodas.
—Muchas gracias. Por cierto que bueno que me llama estoy comprando unas cosas para Dolce y pensé que lo mejor es enviárselas a usted ya que él está allí, para eso necesito su direccion fisica. ¿Podria darmela?
—Claro te enviare todos los datos en un mensaje.
—Gracias Franco, de verdad gracias por todo.
—No tienes que. Cualquier cosa que necesites o si quieres saber de Dolce puedes llamarme.
—Claro... ¿Sería mucha molestia si le hago una videollamada para verlo?
—Claro que no, no es molestia.
No sé si se lo encuentran ridículo, pero a mi me llena de ternura poder verlo. La llamada no duró mucho porque no quería abusar de Franco. Como dijo me mandó un mensaje con la información y yo pude terminar mis compras.
Recibí una notificacion en mi correo, tenía un email de la universidad con la confirmación mi horario de clases y un recordatorio de que solo en dos escasas semanas empezaban las clases. Aunque no lo haya mencionado ya habia seleccionado las clases con mi horario correspondiente, todas en la mañana y la tarde. Revisando mi horario vi que de hecho tenía un modo de tener coartadas perfectas para verme con Gian. Suspiré profundamente. ¿En qué me estaba convirtiendo?
Los lunes son los días más estresantes de toda la semana en esta empresa, de hecho los lunes son los días más odiados de muchas personas porque son un recuerdo de que están atrapados en la horrible rutina y que el fin de semana no es más que un dulce sueño efímero.
Yo no odio este lunes en particular aún puedo deleitarme recordando el maravilloso fin de semana que pase. Incluso mi asistente noto muy buen humor.
—Jefe se ve muy bien hoy... bueno usted siempre se ve bien, eso solo que hoy se ve de muy buen humor. — dice Bianca al entrar a mi oficina con el itinerario del día y un café expreso que coloca en mi escritorio.
— Tuve un muy buen fin de semana.— digo tomando el café y dándole un sorbo. — Gracias. ¿Qué tal el tuyo?
—Nada especial solo ví Netflix y comí varios tarros de helado.— su cara enrojece. — Olvide lo último que dije. — estaba nerviosa de repente. —Tenemos muchas cosas para hoy...
El lunes avanza con su típica lentitud, no he tenido un respiro para escribirle a Danny aparte del mensaje que le mandó por la mañana cuando despierto. Cuando por fin creo que voy a tener un descanso para poder comunicarme con mi baby boy Bianca anuncia que Piero quiere hablar conmigo. Él entra, desde que lo veo noto su rara actitud, tiene esa cara que pone cuando quiere decirme algo pero no sabe cómo. Se queda parado frente al escritorio sin decirme nada.
—¿Y bien Piero que me quieres decir? No sé si lo notaste pero tenemos mucho que hacer hoy.
—Sí, lo sé... Oye ¿Puedo sentarme?
—Obviamente. ¿En serio que te sucede hijo? ¿Tienes algún problema? Lo que sea dímelo, sabes que siempre estoy para ustedes.
— Sí... eh..uh... ¿Sabes que en el departamento de contabilidad donde estoy me encargo también de los gastos de la familia?
— Sí te lo encargue ¿Qué sucede?
—Sabes que puedo ver los gastos de los miembros, a mi me llegan los estados de cuenta puedo saber en que utilizan el dinero.
—Piero me estas asustando. — En serio me preocupaba su nerviosismo y que me hablara de los gastos de la familia. ¿Que alguien había comprado un tanque de guerra? ¿Armas nucleares?
—Puedo ver tus gastos también...— dice mirándome de reojo.
—No sé hacia dónde va esto. Yo no he comprado nada fuera de lo normal. ¿Qué vaciaron mis cuentas?
—No, no es de los gastos en si , es algo que había notado pero debía de comprobarlo, creo que ahora tengo pruebas, y no es que me deba de meter en tu vida, es solo que creo que eso es muy complicado.
—Hijo ¿Puedes explicarte mejor?
Veo que toma una bocanada de aire.
—Estás teniendo una relación con Daniele.
No fue una pregunta, fue una afirmación. Bien eso si que no me lo esperaba.
Hasta aquí el capitulo de hoy.
Las cosas se le acaban de complicar a los tórtolos.
Lamento no haber actualizado antes, mi meta es actualizar semanalmente pero a veces las cosas solo suceden.
Quiero nuevamente agradecer a todo el mundo que sigue esta historia, todo el que deja su maravilloso votos y sus comentarios los cuales me encanta leer. Gracias a ustedes ya casi llegamos a los 2K. Estoy emocionada porque no pense que llegaría ni a uno.
Como siempre pueden hacerme preguntas, dejar sus dudas, teorías, explosiones emocionales, lo que quieran. El banner del capítulo de hoy me pareció muy Danny, esta kawaii ¿Verdad que sí?
¿Hasta ahora que piensan de la historia? ¿Aman a algún personaje, lo odian?
Lo bueno está por comenzar.
Próximo capítulo: Somewhere beyond the sea.
En mi facebook tengo las imágenes de las mascotas de Danny, los vestidos de la cena, un post de apreciación al modelo David Gandy que es como me imagino a Gian di Castello (está como le da la gana) y una que otra cosita más.
Bye, nos leemos luego.😘
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