Octubre de 2000

Era finales de octubre del año 2000, y pues no, el mundo no se había terminado aún, de lo contrario hoy no seguiríamos aquí, fregando y tratando de desfregarlo una y otra vez.

En tales circunstancias, en un edificio de antigüedad dudosa, funcionaba la Academia de Artes de los Medios de Colonia, en Alemania. Y en aquel preciso día se llevaba a cabo un examen, el cual fue preparado durante dos semanas, y ya era el fin. Los estudiantes de cámara, diseño, guión y dirección, estuvieron trabajando arduamente con la colaboración de un pequeño grupo de actores, alguno de ellos emergentes, tal vez tan novatos, talentosos y soñadores como ellos mismos.

Stundenhotel era el título de la película, y era el relato de los posibles varios sucesos que podrían darse en un cuarto de hotel para citas, en total 10 episodios satíricos.

Ricardo Dudamel, era camarógrafo, y éste también era su examen. Caminaba con prisa cargado de sus cosas hasta la bendita habitación que ahora era el escenario de uno de sus tantos exámenes, pero uno de los últimos, ya que era su penúltimo semestre en esta academia. Ricardo era un joven de 25 años demasiado proactivo. De Barcelona se fue a Irlanda a seguir estudiando y allí comenzó sus primeros trabajos. Paralelamente a sus estudios, trabajaba en cortometrajes, cintas independientes, y algunas películas de televisión. Y ahora aquí estaba, en Colonia, cumpliendo otra beca. Amaba el cine y el teatro. Andaba de acá para allá y de aquí para más allá. Tenía un montón de amistades y conocidos, y hablaba tres idiomas.

En aquel momento, precisamente, una de sus mejores amigas iba tras él, acompañándolo. La muchacha de 19 años, andaba sorteando clavos sobre salidos del piso de madera de pino lustrado. Su nombre era Amanda García, y era terriblemente especial...

Amanda y Ricardo se hicieron amigos en Barcelona, él más como camarógrafo y ella más como fotógrafa. No, en realidad, Ricardo estaba metido de lleno en la cámara, ésta era su profesión, su vocación y su vida; en cambio, Amanda, consideraba la fotografía como una especie de pasatiempo a donde abocaba su talento, aunque... también tenía un plan. La principal meta en la vida de Amanda, con un año de haber salido bachiller, era estudiar Ingeniería Ambiental.

- No está mal que esté aquí?- cuestionó Amanda tras Ricardo.

- Neh, nadie te dirá nada. - Ricardo podía percibir la inconformidad de su amiga a sus espaldas, así que agregó: "Quieres ver cómo hacemos las cosas acá, sí o no?"

- Que sí... Debo recordarte que yo...

- Entonces cálmate!

- Como sea, me iré pronto.

Ricardo le echo el reojo y la vió sorteando clavos imaginarios del piso. Hizo una mueca de preocupación y agregó:

- Parece que tuvieras urticaria. Andy, cálmate quieres...

Ya habían llegado a la habitación. Estaban preparándola aún, esparciendo botellas de bebidas, cigarrillos... y dándole un toque de elemental desorden.

- Considéralo como si solo estuvieras acompañándome a mi examen. - Le dijo finalmente Ricardo- Obviamente, llegado el momento de la acción, deberás dejarme... Si lo ves, éso es exactamente lo que estás haciendo.

Amanda comenzó a mirar a su alrededor y le invadió la exquisita curiosidad...y dijo:

- Bueno, entonces sólo miraré y no tocaré nada... Oh, vaya, mira, un armario de motel!

- Esto no es un motel, es un Stundenhotel, un hotel por hora.

Amanda lo miró con reproche y recalcó:

- Es un motel.

- Qué haces...

Amanda se metió en el armario bajando su cabeza con movimientos sigilosos.

- Me pregunto si puedo caber en este armario...

- Jajaja, es justo lo que intentó el muchacho...

- Qué, quién.

- Él protagonista...

Amanda sale del pequeño armario blanco y extrañada le cuestiona a Ricardo:

- Cómo se le puede ocurrir éso. En serio lo intenta?

- Pues sí. Qué tiene, si tú pudiste entrar...

- Yo sí, porque soy algo chata, y ni siquiera pude cerrar la puerta; pero ese ñato debe ser más alto... Cómo se le puede ocurrir caber aquí.

Ricardo se quedó, de nuevo, sin tener la certeza de haber captado totalmente lo que Amanda le acababa de decir.

- Qué dijiste? Ñato... Cha... Qué.

- Ñato... Chaval, pibe, chico, güey...

Ricardo se quedó en seco un par de segundos para finalmente decirle:

- Como a veces, hablas de forma extraña. Y me pregunto, de dónde sacas esas palabras. - y se encogió de hombros.

- Mi madre me crió hablando así, qué puedo hacer. Así soy yo.
Y entonces, al final, dónde se oculta?

- Ah, a ver, dónde te ocultarías tú.

- Hmmm, pues debajo de la cama... Acerté?

- Ésa hubiese sido una buena idea; sin embargo nuestro muchacho es de pocas luces y eligió esconderse en la bañera.

Amanda se voltea a verlo de forma incrédula.
- .... En serio?

- Sí.

- Pero qué tipo más sonso!
Si la señora es la que hace la limpieza...Obvio que lo primero que hará será ir al baño!.

- Así es la historia...

- Nah, qué sonsera.

"Qué rayos significa sonsera" pensó Ricardo para sus adentros. Amanda prosiguió:

- Sea lo que sea que le hagan después, se lo merece. Cómo lo castigan?

- De forma vergonzosa.

- Bien merecido, por sonso.
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Ya finalizando los últimos detalles, una joven le pidió ayuda a un ocupado Ricardo para arreglar la cortina de la gran ventana de la habitación.

- Yo lo haré.- se interpuso Amanda. Ricardo no le prestó demasiada atención. Amanda se subió a una repisa y colocó unas argollas para la cortina.
Finalmente, Ricardo reparó en ella.

- Bien, deja que te ayude a bajar, Súper Niña

Le ofreció su mano y el hombro, pero a último momento Amanda se volvió a enderezar

- Espera un momento, no está bien. Si éste es un cuarto de motel, por qué las cortinas tendrían que estar tan perfectamente colocadas?

Acto seguido, le quitó un par de argollas a la cortina, y le dió un aspecto burdo.

- Ahora sí. - confirmó satisfecha Amanda. - Sí, ahora sé ve real.

Entonces, dispuesta a bajar de la repisa, colocó su mano en el hombro de...

Ése no era Ricardo.

Cómo era posible. Hace unos segundos, Ricardo, el Ricardo que Amanda conocía, estaba allí ofreciéndole su hombro, y ahora, en su lugar había otro muchacho, uno más joven, con ojos marrones, alegres e intensos y con expresión de inocencia en su rostro.

- Ricky?- preguntó Amanda con tono de incredulidad. En serio, en algún momento creyó que Ricardo se había transformado en ése otro que tenía en frente, a quién miraba fijamente a los ojos. La mueca de incredulidad en su rostro pareció causarle gracia al muchacho, y éste, sin dejar de verla, corrigió el malentendido diciéndole su nombre, revelando una voz suave y agradable:

- Daniel.

Y él sonrió con los labios cerrados sin dejar de mirarla. Sus ojos marrones tenían un cierto brillo ...

- Ah, ya voy.

Ricardo apareció del otro extremo, apresurado pero despreocupado se acercó a Amanda

- Entschuldigung (disculpa) -le dijo Ricardo a Daniel, y éste último sin más que hacer o decir se fue por el otro extremo caminando calmadamente.

Amanda, con expresión de alivio, se apoyó en el hombro de Ricardo y bajó de la repisa.

- Y qué tal, qué te parece.- le preguntó a Ricardo con respecto a su labor con la cortina.

- Se ve igual que antes.

- Se ve real.

- ... Puede ser.

- En fin. Ya es hora de irme. Creo que ya comenzarán.

- Sí, ya llegaron los actores. Ya está todo listo.

- Bueno. Yo iré a hacer unas cosas.

- Irás a ver a Andy?- le preguntó Ricardo.

- Sí, pero ah... antes quisiera hablar contigo... - Amanda recordó que tenía algo pesado pendiente.- será que cuando termines podamos hablar un rato...

- Claro. A las doce nos vemos en el Café de siempre?

- Sí. - respondió Amanda con firmeza.- Ahí nos vemos.

Y finalmente Amanda se fue.
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Ricardo hizo su trabajo. Al final, quedó un episodio aceptable. Dentro de una semana, se revelaría la obra a todo el mundo, aunque sin exagerar, sólo algunos alemanes podrían verlo debidamente.

Cuando ya todos se preparaban para marcharse, Ricardo se fijó en Daniel. Lo había visto antes, junto a Camilla, la coprotagonista, en una película que le pareció extraña pero intensa. A decir verdad, el personaje al que interpretó Daniel en aquella película fue lo que le pareció más rescatable: Un muchacho atormentado con problemas de actitud que terminaba rapándose la cabeza y tomando el control del caos.

Ahora, Ricardo se había encargado de enfocar a Daniel en particular. Y, mientras, enfocaba su ojos temerosos por el momento inevitable en el que el personaje de su madre lo descubría tras las cortinas de la bañera, tuvo una revelación...
Ya la había tenido antes con algunos actores amigos suyos, y era un buen augurio.

Ese muchacho sería un grande.

Ricardo se decidió por acercarse a Daniel y expresarle esa breve revelación en su aceptable alemán:

- Hola, actuaste bien.

Daniel levantó su mirada a ese hombre que le hablaba amistosamente. Lo reconoció, y recordó a la chica extraña que había puesto la mano en su hombro.

- Hola, gracias.- respondió Daniel de forma breve pero agradable. Entonces no pudo evitar mencionarlo.- Tú estabas con esa chica...

- Ah sí, Andy. Es mi mejor amiga.

- Nunca la había visto por aquí...

Ricardo entendió.

- No. Ella solo me acompañaba un instante. Es fotógrafa, tiene curiosidad.
Creo que actúas bien. Suelo tener este tipo de presagios cuando veo a un actor y sé que será una estrella talentosa en el futuro.

- De verdad? Espero que ese futuro sea muy pronto.

Ambos rieron. Ricardo le tendió la mano y se presentó:

- Ricardo, pero me llaman Ricky.

Daniel respondió al gesto con un apretón de manos.

- Daniel, y me llaman ... Daniel.

- Jaja, yo te llamaré Danny.

Daniel se quedó impresionado ante tal audacia.

Ricardo continúo.

- Es muy probable que sea muy pronto. Por ejemplo, cuando conocí a mi mejor amigo hace casi un año cuando él actuaba en una obra de teatro, supe que le deparaba un futuro estupendo. Él es un estupendo actor, multifacético y muy comprometido con su profesión. Ahora él es una estrella de teatro en Irlanda y finalmente rodará su primera película aquí en Alemania, y será el protagonista de la misma.

- Vaya, a ver cuándo me llega el momento.- dijo Daniel sin muchos ánimos, pero por amabilidad a la charla agregó: -Cómo se llama tu amigo.

- Ya lo conocerás, cuando salga la película y luego se vuelva famoso. Su nombre es Andy Gregson.

Daniel se sintió algo confundido.

- Andy... como tu amiga...?

Ricardo se puso a reír, adoraba esa parte de la historia.

- Sí. A ambos los llamo Andy. Ella se llama Amanda, y él Andrew. Juntos son Andy por Andy, o Andy al cuadrado. Es más, se podría decir que son mi creación. Ambos son novios, y yo soy responsable de esa historia. Hice de Celestino.
Aconsejé a Andrew, y a Amanda, hice que se conocieran y preparé el terreno para que ambos se enamoraran... Son la pareja perfecta. Ojalá nunca terminen...

Daniel lo escuchaba con extrañeza. Ese tal Ricardo era algo raro. Y además, al parecer, tenía una manía con los diminutivos en los nombres.
Sintió la extrema necesidad de irse de inmediato.

- Vaya. Bueno, ahora tengo que irme. Fue un gusto conocerte.

- El gusto fue mío, Danny. Espero que nos volvamos a ver muy pronto.

Daniel se sintió extraño al escucharlo pronunciar "Danny", finalmente solo sonrió y se fue con la mano en alto.
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- Bien, estás listo para escuchar mi decisión?- le preguntó Amanda a Ricardo, finalmente se reunieron y ella había llegado al punto clave de la conversación.

- Sí. Dilo.

- Voy a terminar con Andy.

- Qué???

Ricardo se rompió.

- Sé que es algo chocante...

-...pero por qué...

- Hace tiempo que siento, no mejor dicho, no siento ninguna conexión en especial. No siento los fuegos artificiales, y la verdad no sé si alguna vez los sentí...

- De qué estás hablando...

- Además, anteayer confirmé definitivamente está decisión porque... Hizo algo ... Buajh... Hizo algo que simplemente no puedo pasar por alto... Es algo terrible.

Entonces Amanda recordó el suceso que definió la ruptura.
Andy y ella estaban juntos, él estaba practicando con su guitarra para su película y ella estaba leyendo un libro sobre electrólisis. En algún momento, Amanda tuvo sed, y recordó que tenía un vaso de jugo de naranja en la mesa que estaba justo al lado de Andy, así que le pidió a éste que se lo pasara.
Andy Gregson, sin siquiera mirarla, o prestar la debida atención a dicho vaso, sólo dijo "Claro" y acto seguido sujetó el vaso con jugo de naranja hundiendo sus dedos en él...y así se lo pasó a Amanda. "Aquí tienes", le dijo él sin dirigir la mirada ni a ella ni al vaso de jugo en el cual tenía metidos los dedos.

Amanda se quedó en un breve shock. No podía procesarlo.
A pesar del largo silencio y la falta de reacción de Amanda, Andy Gregson tampoco la miró, se quedó con el vaso en los dedos.

Amanda finalmente tomó el vaso y le cuestionó: "Eres conciente lo que acabas de hacer?"
Andy finalmente la miró y al parecer el acto que había cometido no le parecía nada del otro mundo. Amanda se quedó más estupefacta ante tal justificación, así que rápidamente agarró la guitarra de Andy de las cuerdas de una forma nada delicada. Ésto alarmó a Andy, "Qué estás haciendo?!", la recriminó.
"Éso es exactamente lo que me cuestioné yo cuando metiste tus dedos en mi jugo!".

"Pero qué tiene", se quejó él.

"Desconoces la existencia de los microorganismos, en especial los patógenos?, o siquiera de lo que significa la higiene, o al menos las buenas costumbres...?"

"Es sólo un jugo. Y éso no explica el por qué cogiste mi guitarra de esa forma"

"No lo entiendes?"

"No... No es lo mismo, ese es un simple jugo. Te molesta que haya metido mis dedos en él?, pues no hay lío. Ten, toma, otro vaso de jugo, y hay mucho más en la botella... Lo de mi guitarra, en cambio, es un asunto muy delicado. Mi guitarra no es como un vaso de jugo que tomas y te sirves otro una y otra vez... Sólo tengo una guitarra. Una sola. Y es mi instrumento de trabajo en estos momentos cruciales de mi vida...
Entiende: Si estropeas mi guitarra no tendré con que practicar, si no practico no haré bien mi papel en mi primera película importante, si no hago un buen papel en mi primera película importante no tendré una carrera exitosa, si no tengo una carrera exitosa moriré de inanición o terminaré ebrio en algún callejón de Irlanda, y si terminó de esa forma...no podré casarme contigo, y entonces nunca podremos ser felices...
Ahora sí entiendes lo importante y sumamente crucial que-es- ÉSTO...?"

Amanda lo entendía pero no lo aceptaba

Ricardo, después de escuchar los argumentos de Amanda, supo que él ya no podría hacer nada. Era el fin.

- Bien, creo que me duele más a mí que lo que puede dolerle a él.- dijo Ricardo finalmente. Adiós a Andy al cuadrado.
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- Daniel, qué comiste.

Marisa, la madre de Daniel, encaró a su hijo, el cual andaba todo apresurado por el pasillo de la casa en la que aún vivía con sus padres... aún.
Ella le hablaba en español porque era española, lo había hecho siempre, y Daniel le respondía en el mismo idioma y con la misma naturalidad.

- Lo que estaba en la cocina.

- Te serviste todo lo que preparé? Hice garbanzos con berza.

- Sí, sólo probé la crema de...
Esa cosa verde.

- Por qué andas todo apurado y a último momento? Dónde llegarás de esa forma? Tienes que ser más disciplinado, más ordenado...

- Es que se me hizo tarde.

- No hay excusas cuando se trata de tu vida... Si no comes como se debe te enfermarás con el tiempo.

- No es algo de siempre. Sólo por hoy. Y sí comí... Comí esa crema.

- A qué hora regresas.

- A la hora de siempre. A las seis.

- Creo que sales muy tarde.

- Madre, salgo a la hora en la que termino. Pregúntale a papá, él sabe, me ve... Estos días ha estado viniendo por esa película.

Daniel, con el morralillo cargado a sus espaldas, atravesó el comedor en donde se encontraba su hermano, Oliver, éste último había venido como una breve visita pues ya estaba casado y tenía su propia casa muy cerca de allí. Al ver a Daniel tan apurado, Oliver se ofreció a llevarlo:

- Estás de salida? Yo te llevaré. Capaz que ni encuentras un transporte a estas horas.

- Sí?. Gracias, gracias...

- Daniel.

Su madre le llamó la atención, y Daniel se volvió para atenderla.

- Qué pasa.

- Abre la boca.

- Qué...

- Abre.

Daniel obedeció y abrió su boca emitiendo un sonido:

- Aaaahhhh

Su madre observó su cavidad bucal con los ojos fruncidos.

- Creo que tienes sarro.

- Qué?

- Tienes que lavarte mejor los dientes!. - Le reprochó su madre, mientras Oliver se pasaba la mano por la sien- Cómo piensas trabajar así? Los actores no andan con los dientes descuidados. Tienes que cuidar más tu persona!

- Pero me lavo bien!

- Cuántos minutos. Yo escucho que sólo estás en el lavabo menos de tres minutos... La odontóloga te dijo cinco minutos!

Daniel sólo le mostró sus dientes presionados y unos ojos impacientes salidos de sus órbitas.

- No hagas éso!. Pareces un monstruo!. Mosca de m*erda, vaya con su hermano. Vuelves temprano!

Daniel le dió un beso a su madre en la mejilla y ella lo correspondió con un abrazo. Marisa le dió una palmada en la espalda a su hijo menor, al cual amaba arduamente, y le encomendó para finalizar:

- Y traes pan.
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Daniel estaba trabajando en el doblaje alemán de otra película de Bruce Lee. No era algo que lo apasionara, pero era trabajo...y lo necesitaba, mientras encontrará otra película en la que actuar.
Cuando tenía 8 años ganó un concurso de lectura, y su tío, Hein Brühl, que trabajaba junto a su padre en la WDR, lo animó a que estuviera en un programa de radio para contar cuentos "Hablas mucho, y puedes leer bien. No crees que le puedes sacar algún provecho?" le había dicho. Así comenzó a ganar sus primeros ahorros. Después, con la misma recomendación de su tío, llegó a doblar películas al alemán. Entonces, después de involucrarse en el teatro de la escuela, Daniel quiso ser actor.
Había comenzado a actuar frente a la cámara a los 15 años, esta vez con el apoyo de su padre que era director de televisión y documentales, ganó su primer dinero propio y pudo comprarse una bicicleta montañera. Desde ese momento supo que quería ser actor, y que iba a hacer lo necesario para lograrlo.
Al finalizar la escuela, le había comunicado a su padre que se dedicaría a la actuación. Su padre, Hanno Brühl, había permitido que Daniel actuara en algunos papeles durante su adolescencia: en un par de series y una novela; porque lo consideró como un pasatiempo, una experimentación, y tal vez un breve capricho de su mimado hijo menor; pero de ahí a que quisiera tomar ese rol como una forma de vida profesional... Era algo crítico. Hanno, con su experiencia de trabajo, conocía plenamente los vaivenes de la industria cinematográfica, y sabía que la actuación no era para nada una labor de ensueño. Fue tajante al comienzo con Daniel, no se lo permitió.
"Los actores son presumidos e idiotas. Además siempre andan desempleados. No imagino un futuro así para ti, hijo", le dijo.

Pero finalmente, Daniel, logró convencerlo. Hanno, que era de ideas abiertas, supo cómo asumir la situación con su hijo. Decidió que si de verdad Daniel quería ser un actor profesional, él debía apoyarlo y guiarlo de la mejor forma posible y con todo el cuidado que se requería. Tenía buenos contactos con directores, productores y actores. Le consiguió a Daniel un instructor de actuación personal, porque decía que las academias de actuación le quitarían tiempo y que en realidad eran un lujo innecesario. Usó sus contactos para conseguirle a Daniel audiciones para películas que él creía que eran adecuadas para él tanto en su nivel de capacidad y de trabajo. Además siempre andaba supervisándolo y dándole consejos e instructivos en base a toda su experiencia.
Hanno, llegó incluso a filmar una película juvenil de televisión con Daniel como protagonista en 1999, en donde no solo lo guío como padre, sino como mentor creativo.

Y si las cosas no terminaban funcionando, Hanno inclusive tenía un plan B: Daniel tendría que dedicarse al periodismo.

Un proyecto infalible.

Ahora, Daniel estaba en el auto de su hermano dirigiéndose a su trabajo en un estudio de grabación, estaba trabajando en el doblaje de... ah sí, otra película de Bruce Lee.
Mientras Oliver conducía, Daniel terminó por confesar que se había metido en la audición de una película extraña. Oliver al terminar de escucharlo lo cuestionó:

- Te metiste en la audición de una película de punks esniferos?

- Pensé que era una película sobre The Smiths. Cuando leí una parte del guión me di cuenta que era otra cosa ...

- O sea, audicionas por audicionar? Qué acaso no te informas bien acerca de la película a la que piensas meterte?

- No sé qué pasó... No se lo dirás a papá.

- Qué barbaridad.

Daniel puso cara de resignación. Oliver le echó un vistazo y lo dedujo en un instante al preguntarle:

- Siquiera sabe que estás por audicionar en esa película?

Daniel se echó las manos a la cara y emitió sonidos de condenación. Oliver supo que éso significaba que la respuesta era negativa, entonces exclamó con regaño:

- No?!

Daniel echó la cabeza para atrás y cerró los ojos moviendo negativamente su quijada.
Oliver lo cuestionó:

- Qué te está sucediendo. Acaso estás enamorado o algo así?

- Yo siempre estoy enamorado.

- Pues ahora sí te está llevando a la luna... Mirá que desubicado que andas... No le dices nada a papá de ésto, y de paso ni siquiera lo estás haciendo bien. Él se tiene que enterar tarde o temprano, y no le gustará que andes haciendo gilipolleces sin comentarle algo siquiera. Él se anda preocupando por ti más que por cualquier otra cosa, no seas desconsiderado.
Está bien que quieras ser independiente, pero no puedes ignorar a papá, al menos no ahora que estás comenzando con esto de ser actor. Él te está apoyando, y justamente para que no andes cometiendo tropiezos o gilipolleces como lo estás haciendo ahora.

- Sí, tienes razón...

- Esta noche dícelo. Porque mañana es tu famosa audición y tienes que dar explicaciones para salir... No te queda de otra, anda, se lo dirás lo más antes posible. Y ojalá te fastidie porque andas medio idiota.

Cuando llegaron a su destino, Daniel bajó del auto de su hermano y se dirigió al estudio de grabación. Llegaba con retraso.

Tenía muchas cosas en su cabeza, pero al final del día sabía que tenía que afrontarlas.
De pronto, sin llamarla, una imagen llegó a su mente. Una joven de cabello muy negro con un peinado imposible, de ojos grandes, oscuros, astutos, tiernos pero vivaces; con un pantalón bastante ancho, y un suéter negro de cuello alto; mirándolo con incredulidad...
"Amanda, Andy...Amanda..."Pensó. " Qué tía más rara" se dijo.































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