Noviembre de 2000| Parte 2| Cuestiones de dinero

Esta era la verdad:
Daniel se fijó en la película Stucks in Blue por el papel de Alec Davies. Él quería interpretarlo, lo deseaba mucho; sin embargo su deseo se frustró cuando supo que ya tenían fichado a otro actor. Entonces Daniel se postuló para el hermano de Alec Davies, el tal Mads, un papel que le parecía, en segunda instancia, llamativo, aún así no estaba completamente seguro de esta decisión.

Posteriormente las cosas se complicaron...

Hasta qué finalmente habló con su padre, y éste le dió luces... entonces ya no tuvo más dudas.

Pero el hecho actual era el siguiente: Daniel no consiguió el papel de Mads.

Lo llamaron a las 6 de la mañana, el domingo, para decírselo. No había conseguido el papel del hermano menor de Alec Davies, pero sí el de su otro hermano, aún más menor, un tal Fred.

Éso fue todo.

Y la otra verdad era que: trabajo era trabajo.

Sería cuestión de una semana y media de grabación. Lo importante era aquella otra audición, la de la película de estudiantes.

Su padre, Hanno, se lo comentó finalmente. La película se llamaría Schule (No more school/Se acabó la escuela), y la audición era a mediados de noviembre. Marco Petry, de 25 años, haría su debut como director con una película basada en su propia experiencia como estudiante.
Un director joven, actores jóvenes, temática joven...ésto a Hanno le encantaba, ya que él mismo gustaba de filmar películas juveniles con mensajes de transfondo.

Y por el otro lado, para filmar Stucks in Blue, Daniel tenía que trasladarse a Berlín, ya que él vivía en Colonia con su familia. Y, si no fuese porque su hermana mayor, Miriam, vivía en Berlín, tal vez no hubiera tenido el permiso de sus padres para filmar la dichosa película. Así era, otra de las razones por las que Daniel quería filmar esta película era para darse unos aires de independencia viviendo unos días en otra ciudad lejos de las alas de sus padres. Se alojaría en el piso de su hermana, la que estaba comprometida para casarse dentro de tres meses. Como su hermana trabajaba y no estaba necesariamente con intenciones de posicionarse momentáneamente como su madre sustituta, a pesar de que había hecho de madre secundaria para él durante su infancia leyéndole cuentos, mimándolo y cultivando su ego, Daniel entonces podría tener ciertas libertades durante su estancia en Berlín.

Había otro asunto que tenía a Daniel entre la incertidumbre y la ansiedad:

Cuatro días antes de partir de Colonia, su padre le avisó que Schule se filmaría en Múnich, se lo dijo con absouta naturalidad, sin más ni menos. Daniel estaba esperando a que le dijera algo respecto a dónde podría hospedarse, si le dejaría ir solo... O algo así...pero pasaron las horas y los días, y, aunque hablarán casualmente de la película, nunca mencionó ni una pizca del asunto. Nada.
Entonces Daniel se puso a analizar la situación, y después de repasar a detalle los sucesos se percató que en realidad su padre en ningún momento mostró preocupación por dónde él fuera a alojarse ni siquiera en Berlín, la única persona que se preocupaba y hacía lío del asunto era su madre ... Así que fue un error pensar que su padre lo limitaba o lo controlaba de alguna manera... Hace mucho tiempo, hace tal vez dos años que había dejado de hacerlo si es que alguna vez lo hizo de forma abierta. Siempre había sido independiente.

Entonces Daniel se emocionó...luego se preocupó. Dónde se supone que se alojaría en Múnich? Nunca había ido a Múnich. Se puso a pensar en cómo arreglar ese asunto. Lo más simple era alquilar algo temporal. Un hotel barato? Una habitación sencilla?... Era momento de revisar los ahorros. Se fue corriendo a su habitación y sacó las cuentas de los posibles gastos, revisó cuánto tenía ahorrado en su cuenta del banco, y ajustó todo, y al final todo quedó en justa medida...muy justa medida.

Llegó a Berlín el miércoles, se instaló en una sencilla y cómoda habitación otorgada por su hermana, y organizó todos sus asuntos de allí para adelante.

Finalmente Daniel ya tenía un itinerario establecido para este mes.

Sin embargo, nunca podemos prever las cosas completamente...
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- Mmmm... Recursos Naturales y Ecosistemas...rico. Microbiología General... qué rico. Estadística...rico, rico ... Ay, Sistemas de Información Geográfica... Aaaahhhh...suspiro...

Amanda estaba deleitándose con el plan de estudios de su carrera soñada. Abrazó la impresión que hizo de la malla curricular, echada en su cama, con los ojos cerrados y sonriendo, imaginaba cómo sería todo cuando comenzará a estudiar Ingeniería en Gestión Ambiental y de Recursos en la Universidad Tecnológica de Brandeburgo en Cottbus.
No había hallado una carrera de Ingeniería Ambiental en Alemania dictada completamente en inglés como era su deseo inicial, pero cuando encontró la carrera de Gestión Ambiental en una universidad que era internacional y leyó más al respecto pudo imaginar un futuro para ella en éso. Era como encontrar al verdadero amor.

Ella lo tenía todo planeado, y todo encajaba perfectamente...

El único primer inconveniente era la distancia... Sería su primer año en tierra extraña, y definitivamente sus padres no confiaban en la vida solitaria universitaria en algún piso compartido de Cottbus o Senftenberg. Si estuviera en Barcelona o en España no habría inconveniente, pero estaba en Berlín, y ella no conocía a nadie allí más que a su hermana que era con quien se alojaba, no sabía hablar alemán totalmente sólo sabía hablar inglés, y aún era demasiado joven para sus padres como para comenzar a vivir sola, sin contar con el hecho de que no tenía ningún trabajo.

Su hermana se mudó a Berlín hace un año, ella trabajaba en la embajada de España en Alemania como auxiliar administrativa. Vivía en un sencillo departamento en Niederschöneweide, y ganaba un sueldo más que satisfactorio para alguien que vivía en soltería. Amanda soñaba con vivir así algún día, con un sueldo propio, independiente, realizada, y además quería viajar por todo el mundo...tomar muchas fotos, salvar el planeta, tener un perro y ser muy feliz. Cuando pensaba en lograr todo ésto, sonreía.

Pero volviendo al presente, Amanda debía vivir con su hermana mientras estudiara allí. Como estudiante, su cuota de estudios cubría su libre uso de transporte público por Berlín y alrededores, así que podía usar el tren tranquilamente... Lo que significaba que debía levantarse a las 5:30 todos los días para llegar a la Universidad a las 8:00. Y también debía volver a tomar el tren en la tarde para volver a casa, todos los días.

"El sacrificio de mi vida", pensó, "pero sí que vale, además será divertido... iré cada día escuchando música y repasando mis materias..."

Ahora sólo debía ir a inscribirse. Hace unos meses ya había presentado y aprobado las pruebas de TOELF e IELTS, que sustentaban el requisito de dominio del inglés.

Tenía todos los documentos y requisitos listos, sólo debía hacer ese pequeño primer viaje en tren, pagar la primera cuota de estudios y todo lo demás. Y ya estaría listo todo.

Amanda lo tenía todo planificado.

Sin embargo, nunca podemos prever las cosas completamente...

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- Maldita sea, perdí otra vez las p*tas llaves. Miriam me sacará la m*rda... Siempre me pasa lo mismo, por qué c*raj*s me pasa siempre lo mismo... Por qué m*rda...

Daniel no dejaba de maldecir mientras sudaba la gota gorda corriendo de vuelta a la casa donse vivía su hermana. En algún momento de la mañana, perdió las llaves de la puerta principal. Y ahora quería entrar a su habitación para coger el teléfono móvil que había olvidado allí y que necesitaba urgentemente. Su hermana estaba trabajando en su tienda de ropa y accesorios como todos los días y por ello no estaría en casa hasta la noche.
Daniel sabía que la única manera de acceder a su habitación era por las escaleras de emergencia del lado posterior de la casa que se hallaban sobre un callejón que conectaba a dos avenidas de ambos extremos de la manzana.

Sin dejar de maldecir se dispuso a subir las escaleras una vez hubo llegado allí. Mientras más subía, más sudaba, y más se enfurruñaba con la situación. Se sentía como un vil ladrón.

Finalmente llegó a trepar hasta la ventana, y una vez allí procedió a la parte inevitable que más lo incomodaba: debía romper una sección de la ventana para poder meter su brazo adentro y abrir el seguro para poder ingresar. Como un vil ladrón.

"Miriam me matará, m*rda!"

Cogió una piedra de una maceta y sin pena ni gloria le dió a la ventana el golpe de gracia. Hizo un golpe directo pero trató de no ocasionar demasiado ruido.

"Si alguien me llegó a ver o escuchó algo ... J*der... Qué m*rda"

Abrió la ventana y entró rápidamente. Como un vil ladrón...

Adentro ya de su habitación, se fijó en la hora y vió que ya había perdido mucho tiempo y todavía tenía que sellar de alguna forma la ventana... Buscó primero su teléfono móvil y mientras tanto se puso a pensar en la manera de arreglar el asunto. De cualquier forma sabía que al finalizar debía volver a usar las escaleras de emergencia y, por el tiempo, tal vez tendría que dar algún salto.
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Amanda tenía los audífonos puestos debajo de su gorro de lana al cual ella llamba ch'ullo, mientras caminaba apresuradamente por el barrio de Friedrichshain. Estaba dirigiéndose a un importante taller de fotografía después de haber pasado por un supermercado para comprar mermelada y pan integral para el té y el desayuno de cada día pues la familia de Amanda tenía la costumbre de tomar el té, no tanto al estilo británico, sino más bien al estilo sudamericano...cosas de la madre de Amanda que se heredaban; pero se le hizo tarde y debía apurarse para llegar a tiempo, nada podía cruzarse en su camino o no llegaría y éso le traería problemas después.

Basket Case sonaba en sus audífonos mientras decidía que podía cortar camino entrando por un callejón que unía con la avenida paralela... Había visto a su hermana hacer éso un día, sin duda podría intentarlo también.
Al final, qué demonios podría salir mal en cruzar un simpl...

- Aaaaaahhhh!!!

Una cosa cayó sobre ella... Ok, era una persona. Amanda tenía buenos reflejos así que pudo esquivar parte del cuerpo, ágilmente cayó sobre sus dos manos y rodó de inmediato para amortiguar el impacto; sin embargo esa cosa, o persona o lo que fuera, no tuvo tanta suerte y cayó terriblemente girando sobre sí dos veces hasta que raspó su frente con el pavimento.

Amanda, asustada, se levantó de forma inmediata y se acercó rápidamente a él... Era un él.

- Estás bien?- le preguntó en inglés. Era una pregunta tal vez absurda pero en casos así es lo primero que se viene a la mente.

Daniel, (sí, ése era el brillante Daniel, el que saltó desde las escaleras de emergencia como un vil ladrón) que llegó a procesar lo sucedido en algunos pares de segundos, trató de levantarse del suelo. Sintió un adormecimiento en su brazo y en su pierna derecha, además de un ardor en ambas rodillas, pero lo que más le ardía era la frente.
Amanda lo vió, y como que reconoció ese rostro...
Ella sabía que debía llevarlo al hospital, o llamar a emergencias... O algo así...
Nunca había pasado por una situación como ésa. No tenía teléfono móvil, y no sabía hablar alemán. Era un desastre. Y ahora, qué debía hacer...

Daniel llegó a sentarse, y entonces comenzó a sentir el dolor... Su brazo, sus piernas, los codos, la frente, sus palmas... Y cayó en la desesperación...pues no dudó en que se había fracturado todo el cuerpo, y que inevitablemente moriría...

Amanda, recordó que había una cabina telefónica una cuadra abajo en la avenida, así que, al ver la expresión terrible en la cara del muchacho, supo que debía correr hasta allí para pedir una ambulancia. "Tal vez tiene alguna fractura, o algo, no debo moverlo. Debe venir una ambulancia", pensó. Entonces le dirigió la palabra para avisarle de su decisión y calmarlo:

- Ahh, no sé hablar alemán, pero espero que entiendas... Iré a una cabina que ví cerca de aquí y llamaré a una ambulancia...a menos que tengas un teléfono, porque yo no lo tengo...

Daniel la escuchó sin mirarla, entendió, pero no quiso que se fuera... La sola idea de que lo dejase solo ahí, a punto de morir, lo devastaba aún más. Sintiendo mucho ardor en su palma, metió su mano en el bolsillo de su chaqueta, y sacó el bendito o maldito teléfono móvil que lo hizo llegar hasta su trágico final en un callejón, a unas horas de que cayera el sol... El ocaso de su vida... Sí... Así lo sentía.

Amanda vió el teléfono y rápidamente lo tomó, no le importó si actuaba delicadamente. Entonces trató de recordar el número de emergencias... 111? 110?...

Entonces ella musitó su desgracia en español:
- Ay, m*rda, cuál es el número... Me lleva...

- Entiendo perfectamente lo que dices...- dijo Daniel, también en un perfecto español.

Amanda quedó boquiabierta.

- Es 112- añadió Daniel.

Amanda, sin pensar más, se apresuró a marcar el 112 en el teléfono. Entonces Daniel volvió a hablarle en español:

- Por favor, no me dejes...No me dejes solo aquí... No quiero morir así, no me dejes muriendo aquí!!!- y empezó a sollozar, Amanda frunció su entrecejo sumamente preocupada y le dijo:

- Tranquilo, viejo, no voy a dejarte, tienes algún familiar con el que podamos comunicarnos?- y, de pronto, la voz en la otra línea le respondía en alemán, ella le comunicó en inglés lo sucedido acotando que no sabía hablar alemán, entonces otro grito desgarrador se oyó a su lado y Amanda se sobresaltó de susto:

- Por qué!!!! - Daniel estaba en pleno lamento- Tenía tantas cosas que hacer...tenía muchos sueños que cumplir!!! No he vivido todas las cosas que quería vivir!!!!

Amanda trataba de comunicarse debidamente con la operadora... Y Daniel comenzó a levantarse, entonces por primera vez la miró... Y la reconoció, reconoció su ropa holgada y su rostro, el cual estaba en completa alarma; aunque el gorro raro lo confundía. Ella se volteó para tratar de hablar y entenderse con la operadora. Entonces Daniel, por un instinto, o por algo inexplicable, que, incluso años después, nunca pudo justificar, tomó la decisión de aplicar la acción del desmayo ocasional. Se dejó caer de forma totalmente profesional al suelo y cerró los ojos a toda la dolorosa realidad, si iba a morir qué más daba.

Amanda escuchó el sonido seco de la caída a sus espaldas, al voltearse vió al tipo tirado en el suelo, de forma perfecta, con los brazos semi extendidos, las piernas dobladas, y la cabeza ladeada con unos ojos hermosamente cerrados...

- Ay, m*rda!! - exclamó ella colgando el teléfono torpemente, y agachándose hasta Daniel.

- Eh, qué pasó ahí?!- una voz le llamó la atención en alemán desde la avenida, entonces otra voz sonó sobre ella, una vecina:

- Qué sucedió?!

- Ah, qué pasó ahí?- otra voz. Y de pronto, más voces, por todas partes:

- Qué gritos fueron ésos? Qué ha pasado?

- Oh, Dios mío, está herido!

- Llamen a la ambulancia!

- El muchacho está tirado en el suelo, lo golpearon!

- Alguien llame a la ambulancia!

- A la policía! Vayan por un policía!

La gente comenzó a acercarse hasta donde ella estaba con Daniel trágicamente tirado en el suelo.

- Qué les sucedió, los asaltaron? Hace cuánto pasó? Llamaste a una ambulancia, o a la policía?

- No entiendo alemán, no lo conozco, se cayó de allá arriba, sólo llame a una ambulancia- dijo Amanda totalmente angustiada. Sólo quería que la tierra la tragase de una buena vez. Pensó en sus clases, el reloj de la catedral acababa de sonar en punto, y ella no estaba en su taller. Quería acurrucarse en un rincón, llorar y no decir ni hacer nada más... ése taller era muy importante, sobretodo porque había pagado mucho dinero por él, y dinero era lo que no le sobraba.

- Pobre muchacho! Tan lindo y joven, cómo pudo pasarle algo así! Debió golpear su cabeza con el suelo y quedó inconsciente...

- Tal vez está en coma...

- Una hemorragia cerebral...

- No, no le sangra la nariz, sólo tiene un raspón en la frente...

- Lo golpearon, cielo santo...

- Un accidente, mira.. Oh, cielos, lo dejó tirado!

- Déjenlo respirar! Llamen a la ambulancia!

Voces, y gente, por todas partes...

Finalmente, llegó un policía, que hizo deprimir a Amanda aún más, luego una ambulancia llegó, subieron a Daniel en una camilla, y se lo llevaron a un hospital. Amanda tuvo que ir con él para dar una declaración, y un policía fue tras ellos. Y luego, cuando Daniel "recobró la conciencia", él les dijo que llamaran a su hermana Miriam.
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Cuando Miriam llegó al hospital, estaba sumamente preocupada porque conocía a su hermano y sabía que, de acuerdo a todo lo que le explicaron respecto al accidente y a las condiciones en las que lo encontraron, Daniel tendría que estar devastado.

En una habitación del hospital, Daniel estaba despierto, semi-echado, y tenía una cara de indisposición. Cuando Miriam entró a verlo, Daniel levantó sus ojos de cachorro traumatizado hacia ella para luego bajar la mirada y mover sus ojos hacia todos lados. Miriam entendía esa expresión.

Hablaron sobre lo ocurrido, e inevitablemente Daniel tuvo que confesarse respecto a las llaves perdidas, la ventana rota, el resbalón que tuvo al querer saltar estúpidamente desde el último tramo de las escaleras de emergencia hacia el callejón, el susto que se llevó con la chica, y el dolor que sintió por todo el cuerpo. Cuando Miriam le preguntó por su desmayo, Daniel respiró rápidamente, y no supo dar una justificación específica.

- Me dijeron que te hicieron todos lo examenes médicos, aún faltan los resultados de los análisis de sangre, pero de los demás... No tienes nada grave. Sólo algunos hematomas, y rasguños. Ninguna fractura, ninguna hemorragia...- Miriam lo miró a los ojos. Daniel no la miró.- Sientes algún malestar? Algún tipo de dolor?

Daniel lo pensó, y en su mente acarreó todos los dolores.

- Me duele acá.- dijo él tocándose las costillas izquierdas.- Y me duele el brazo...las rodillas...Me duele mucho la cabeza.

- Te dieron analgésicos y antiinflamatorios.

- Sí, pero igual lo siento.- Daniel apoyó su cabeza en la almohada y miró al techo.

- Te tendrán en observación unas horas más.- Miriam tomó la mano de su hermano.- Avisé a papá y a mamá, también a Oliver.- Daniel cerró los ojos.- Les dije que estabas bien, que sólo tuviste una pequeña caída tonta.

Un par de segundos después, Miriam entabló el otro asunto:

- Esa muchacha, pasó por un gran susto. Tengo entendido que te le caíste encima.- Daniel permanecía en silencio, otra vez parecía muerto.- También la revisaron, ella está mejor que tú. Aunque la ví muy preocupada. Iré a hablar con ella.

- Háblale en español o en inglés. No habla alemán.- dijo de pronto Daniel.
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Amanda estaba a punto de llorar. Tuvo que llamar a su hermana para contarle lo sucedido, y por supuesto que ella se preocupó demasiado, tuvo que pedir permiso para salir más temprano de su trabajo para darle encuentro en el hospital.

Amanda esperaba la llegada de su hermana, y maldecía su suerte. De pronto una voz se dirigió a ella hablándole en español.

- Hola, soy Miriam, la hermana de Daniel, el muchacho al que ayudaste.

Amanda se volteó y vió a la simpática mujer frente suyo. Se sintió mal porque ella se veía fatal. Y también se impresionó porque le hablara en español, al igual que su hermano.

- Buenas noches. Cómo se encuentra él.

- Él está muy bien. No tiene nada grave. Creo que le darán de alta esta noche. Te encuentras bien? No te lastimaste demasiado?

- Nada grave.

- Cuál es tu nombre?

- Amanda García.

- Eres de España?- le preguntó Miriam con una sonrisa.

- Sí.

- Qué mal rato te hizo pasar mi hermano. Aún así te quedaste. Llamaste a una ambulancia... Muchas gracias.

- Era lo que cualquiera hubiera hecho...

- No te perjudicó en algo?

"Algo es poco", pensó Amanda fugazmente.

- Bueno, tenía una clase, pero... Iba tarde, pasó lo que pasó y... Ya no pude llegar.

Miriam frunció su entrecejo preocupada, la cosa resultó seria.

- No me digas. Qué desgracia. Se puede hacer algo al respecto?

Amanda le tuvo que dar un breve resumen de su situación. Le planteó que intentaría pedir una devolución de su pago, aún así el taller en sí estaba perdido.

- Si no te dan la devolución...bueno, sea como sea, mereces un resarcimiento y una recompensa, sino fuera por tí a mi hermano le hubiera ido mucho peor...

"Me ha tomado por una maldita colchoneta" pensó Amanda.

Miriam, sacó un papel de su block de notas y escribió un número telefónico. Luego se lo pasó a Amanda diciéndole:

- Éste es el número de mi hermano, él te llamará mañana y te dará una compensación. De todas formas te doy su número por si acaso.

Amanda tomó el papel y lo vió, un número particular.

- Éste es un asunto que él debe arreglar como la persona adulta que es, y estoy segura que te compensará por lo sucedido. Él es conciente de lo que pasó y se siente muy agradecido contigo, y yo también, déjame pagarte un taxi hasta tu casa.

- Oh, no es necesario, mi hermana llegará en cualquier momento y me iré con ella.

- Igual te daré para el taxi, ten Amanda, te lo doy con todo el agradecimiento de mi corazón. Y estoy segura que podrás solucionar lo de tu taller y ojalá la compensación que te dé mi hermano pueda aminorar el prejuicio que te ocasionó.

Amanda recibió el dinero con una mueca de resignación y dijo:

- Esta bien. Y...solo hice lo que debía. Me da alivio saber que su hermano está bien...se lo veía muy mal, y se desmayó...

- Ah, sí, y te quedaste con él...

- Él me dijo que no lo dejara...solo.

- Gracias.

Amanda sonrió con una mueca particular. Pensó en el nombre, "Daniel"...entonces era el mismo de aquella vez, el mismo de siempre... Parecía una condena.

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El Vía Crucis de Amanda no había terminado por ningún lado.
Dónde estaba ahora? Con Ricardo. Motivo? Su cámara fotográfica.

No fue sino hasta que al revisar su morral vió que el frasco de mermelada había llegado a clisarse que presintio lo temible.
Revisó afanosamente su cámara por todas partes, parecía estar intacta, la encendió y pudo comprobar que enfocaba correctamente y tomaba las fotos como siempre, el problema vino cuando revisó dichas fotos... Estaban en completo negro.

Amanda echó el grito al cielo. Su cámara fotográfica era su bien más preciado y más valioso en todos los sentidos. La cuidó con su vida desde el momento que la compró después de haber ahorrado y sufrido mucho para poder pagarla, y tuvo que, finalmente, caerle un tipo encima en un día desgraciado.

Llevó la cámara con Ricardo para pedirle su opinión, finalmente éste habló:

- Que conste que no soy ningún ultra experto, ni mucho menos, pero utilizando el sentido comun, me temo mucho que puede ser que se haya dañado el sensor y la verdad es que...

- Qué

- Tienes que llevarla al servicio técnico. Te la revisaran y te la arreglaran si corresponde. No creo que esté desahuciada, pero hay que llevarla a revisar.

- Ésto es demasiado... Ya perdí 200€ y ahora esté chiste me saldrá otros 200€... Tengo el dinero cabal para mí cuota de la universidad y mis materiales...no me alcanzará...No es posible...

- No te devolverán lo del curso de ayer?

- Es todo un proceso, es casi como un "no", y como sea tardará mucho tiempo. Tengo que ir a Cottbus esta semana, la inscripción es hasta el viernes. Necesito el dinero...y necesito una cámara porque ya pagué anticipadamente la segunda parte del taller para la próxima semana...

- Andy, no te arreglaran la cámara en un día...creo que les toma hasta un mes.

- Qué cosa???!

- Creo, no estoy seguro, nunca dañé una cámara, pero creo que toma tiempo. Pero, en esa parte puedo ayudarte, puedo pedirle a alguno de mis amigos que me preste una cámara para ti, éso sí, tendrías que cuidarla muy bien porque...

- Claro que la cuidaría, a no ser que un tipo cayera del cielo sobre mí.

- Es tan increíble, como le pudo pasar éso a Danny.

- "Danny"?? Cómo me pudo pasar éso a mí, dirás. De todas las cosas que podían haberme caído encima... dinero, Froot Loops, boletos para el concierto de Rammstein, un disco autografiado de Spinetta, o más dinero... tenía que caerme esa cosa que llamas "Daaanyy"...

- También pudo caerte un talud, o un inmenso piano... Hay que ver el lado positivo de las cosas, tú lo dices siempre.

- Ésto ha mellado mi fe. Oye, acaso lo conoces?

- A Danny?, sí, él está actuando en la película de Andy.

- En serio?

- Sí, está ahí.

- Menuda suerte, por qué el mundo tiene que ser tan pequeño.

- Crees en el destino? Yo creo que desde que tocaste su hombro, ambos estaban destinados a ésto.

- Destinados a la desgracia.
Oye, qué caguetas es ese tipo, no?

- Jajajaja, si me dices que incluso lloró y se desmayó, tal vez sí, pero debió dolerle de todas formas.

- Pff, a mí debió dolerme más. Yo amortigüé su patética caída. Y el chaval no tenía nada!, ni un hueso roto, ni un músculo lesionado, podía pararse y caminar... Por Dios, se puso a chillar sobre su muerte! Dijo que moriría de una forma tal...que me hizo temblar... Y luego, pum! Al suelo! Qué, diablos! Me hizo pasar ... el oso ... C*arajo, creo que lo odio.

- No... Tanto así?. Oye, pero no te dijo su hermana que él iba a llamarte hoy para resarcirte o algo así?

- Éso es lo que estoy esperando! Y ni éso. Porque de lo contrario tendré que olvidarme de tomar fotos todo el mes y usar el dinero que me queda para mi universidad, porque ya no podré arreglar la cámara.

- Pero si te da el dinero...

- Habría esperanza; pero no me llama!!

- Dices que su hermana te dió su número, llámalo tú.

- Tengo que hacer éso también?? Es el colmo, y además me da ñañaras.

- Tú tampoco no seas miedica, anda, llámalo. No estás en una urgencia?

- Y dónde queda mi orgullo?

- Donde comienza el arreglo de tu cámara fotográfica y termina tu cuota universitaria.

Amanda hizo un mueca de descontento.

- Vamos, Andy. El orgullo no paga tus gastos, el dinero sí. Ve, anda.

Amanda suspiró profundamente, y dijo con mucho desgano:

- C*rajo, éso me faltaba.
Iré a invertir mis valiosos centavos en una cabina para rogarle a un caguetas.

- Ya, no estés tan molesta...

- Y acaso no tengo motivos?
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Amanda espero a que Daniel contestara mientras cerraba los ojos, no le gustaba llamar a gente desconocida para pedir favores, pero decidió optar por la determinación.
"Hallo, mit wem spreche ich?" una voz masculina sonora, desganada y un tanto aguda le contestó. Amanda afinó el tono de su voz para darle determinación a su respuesta:

- Soy Amanda, la que lo ayudó ayer, cuando se cayó sobre mí. Espero que se encuentre bien, lo llamo porque me prometió una remuneración, bueno, su hermana me dijo éso ayer, ella me dió su número. Y, el asunto es que, a causa de la caída, mi cámara fotográfica se dañó y ahora debo arreglarla porque la necesito urgentemente, es parte de mi profesión, y además ayer iba a un curso que pagué anticipadamente y, como sucedió el accidente, lo terminé perdiendo.
'Respira, respira...' se decía Amanda mentalmente. Al otro de la línea, la voz tardo unos segundos en contestar.
"Puedes venir a las 11:30 al Volkspark Friedrichshain?"

- En el Volkspark Friedrichshain? Claro, sí.

"Estaré en la Fuente de Los Cuentos de Hadas, iré con una chaqueta roja"

- Está bien. Ahí lo encontraré. Que tenga un buen día.

Amanda colgó y se fue corriendo donde Ricardo.
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- Y, qué tal te fue.- preguntó Ricardo distraído con la cámara de Amanda.

- Me cito a las 11:30 en el parque Volkspark Friedichsheein o lo que sea, ese parque grande que está cerca de Prenzlauer Berg...

- Ajá, en qué parte...

- En la Fuente de Los Cuentos de Hadas.

- Jaja, qué lindo.

- Tienes tiempo?

- Supongo, por qué.

- Puedes acompañarme? Serás como mi testigo.

- Tu testigo y mediador? Bueno.

- Creo que me dará el dinero...

- ...Lo ves? Todo tiene arreglo.

- De paso, podemos pasar por el servicio técnico para que revisen mi cámara y ver cuánto puede salirme la reparación?

- Sí, claro, si quieres...vamos, no hay lío.

- Bien, entonces muévete, bro. Allá vamos.
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En el servicio técnico, les dijeron que podían arreglar la cámara en seis días a lo máximo, pero lo más probable era que fuese en menos tiempo. Amanda, animada por el presentimiento de que Daniel le daría el dinero que necesitaba, dejó y canceló el arreglo de su cámara fotográfica.

Ahora estaban sentados al borde de La Fuente de Los Cuentos de Hadas, el clima era muy agradable, los árboles se levantaban hermosamente y le daban a Amanda una sensación agradable de paz y esperanza. Risas de niños se escuchaban por los alrededores y la gente que andaba por allí estaba tranquila... Era un lugar pacífico, acogedor y sumamente bello.

A las 11:30 en punto, Daniel apareció caminando con mucho desgano, parecía que algo le pesaba sobre sus espaldas. Traía, como dijo, una chaqueta roja con las mangas dobladas sobre sus brazos, unos pantalones vaqueros holgados y desgastados, una camiseta gris, y el cabello castaño, iluminado por el sol, peinado hacia un lado con un mechón sobre la frente.

- Ahí viene el caguetas.

- No hables así, Andy...

Daniel llegó junto a ellos y respondió al saludo de ambos con un simple "Hola". Se sentó al lado de Amanda y la miró.

Era la primera vez desde que aquella ocasión en que tuvieron ese encuentro accidental en la filmación de Stundenhotel, que ambos, Daniel y Amanda, se veían fijamente a los ojos. En los ojos de Daniel había una ola de preocupación, y en los de Amanda un brillo de incertidumbre. Daniel ya no sonreía y Amanda ya no hacía muecas.

Finalmente, Daniel bajó su mirada y dirigió su cabeza al frente, entonces le dijo:

- Sé que lo que pasó te afectó, y voy a resarcirte. Además sé que, el hecho de que hayas estado allí, aminoró mis lesiones, así que te daré una recompensa; pero, no podré dártelo ahora, porque yo también tengo otros gastos y el dinero que tengo destinado a éso es cabal. Si te doy ahora el dinero no tendré con qué sustentarme.

Amanda se quedó en blanco. Daniel recordó lo sucedido y añadió:

- Además siento mucho que la policía te haya interrogado de esa forma, que toda esa gente te haya rodeado haciéndote preguntas y... todo ese mal rato...

-Un momento.- interrumpió Amanda, acaso era posible que...

Amanda se levantó y se colocó frente a Daniel inclinándose hacia él. Muy suavemente le preguntó: "Por qué se desmayó?"

Daniel no supo que contestarle.

Amanda buscaba la mirada de Daniel afanosamente con sus ojos grandes.

- Oiga, míreme.

Daniel dirigió sus temblorosos ojos hacia los de Amanda. Era su fin. Amanda escudriñó la verdad en su mirada.

- Cómo supo todo lo que pasé, si estaba inconsciente...

- Yo...pude escuchar vagamente...

- Es mentira. Nunca se desmayó.

- No...

Amanda se exaltó y exclamó en su rostro:

- Sí!!, estuvo fingiendo todo el momento... Ni siquiera sé lastimó demasiado! Por qué lo hizo! Por qué!!!

- Éso es verdad, Danny?- Ricardo miró a Daniel de forma incrédula.

Daniel miró a Ricardo, luego miro a Amanda, y no supo que contestar.

- Responda!- le reclamó Amanda.

- Estoy enfermo!- respondió Daniel exaltado.- Soy hipocondríaco, siento cosas extrañas!

- Y por qué fingió su desmayo, porque éso fue fingido...

- No lo sé! No puedo explicarlo, es algo que pasó...

Amanda no podía creerlo, realmente había fingido su desmayo y todo su dolor era una ilusión, definitivamente...ahora sí era suficiente. Entonces ella se acercó más a Daniel y con una expresión seria y hasta amenazante le dijo: "Pá-gue-me"

- Te pagaré, pero no ahora...

- Págueme ahora.

- Ahora no tengo el dinero...

- Sáquelo del banco.

- Ya te dije que si te doy el dinero ahora no podré sustentarme...

- Y yo le digo que pagué para arreglar mi cámara fotográfica, y ahora necesito el dinero para inscribirme en la universidad hasta este viernes, 200€ la cuota universitaria, 100€ el material de estudio, 24€ el pasaje en tren hasta Cottbus... Págueme!!

- No puedo hacerlo ahora!!

- Págueme.

- No puedes prestarte de alguien el dinero que necesites para tus gastos de esta semana? Yo me comprometo a pagarte una vez que reciba mi primer sueldo, trabajaré en dos películas este mes, te pagaré todo... La reparación de tu cámara y el taller que perdiste... Pero, por favor, entiende que no puedo pagarte ahora...

- Y por qué no puede ser usted él que se preste el dinero para su gastos, así me paga de una vez y cerramos el asunto??

- Porque yo también necesito mi dinero para viajar a Múnich el sábado para hacer una audición.
Y voy a reservar una habitación porque debo ir a Múnich la subsiguiente semana para filmar...

- Oiga, usted no es el único que tiene sueños! Yo tengo que estudiar! Págueme!

Daniel se levantó de repente y casi hace que Amanda se vaya hacia atrás...

- No te daré el dinero está semana. Entiéndelo. Pero te pagaré a penas reciba mi pago. Y ésa es mi última palabra. Ahora debo irme.

Amanda que todavía estaba a sus pies, se levantó rápidamente y plantó su rostro frente a él, casi rozándolo con su nariz. Daniel, asustado alejó su cabeza hacia atrás.

- Ahora usted escuche. Va a pagarme, y lo hará antes de este viernes. Y yo me encargaré de que así sea, no importa a donde vaya, no va a librarse de mí.

- Estás amenazándome?

- No! Estoy anunciándole que haré que me pague esta semana.

Daniel puso una expresión de fastidio y se alejó de Amanda para irse rápidamente todo enojado por donde había venido.

Amanda lo vió alejarse con los ojos entrecerrados, ya sabía lo haría...

- Ricardo!

- Dios...

Amanda se dirigió abruptamente hacia Ricardo y le dijo con seriedad:

- Quiero que me digas todo lo que sabes de él.

- No sé mucho, apenas hablamos.

- Todo lo que sepas.

- A ver, su nombre es Daniel Brühl y creo que tiene un apellido hispano que no recuerdo... aaaahh... También que vive en Colonia con sus padres, y que aquí está viviendo con su hermana...y ... que es un muchacho tranquilo, gracioso, simpático, buena onda ...

- Oye!, me debe dinero...

- Sí, pero...

- Quiero que averigües todo lo que puedas sobre él: nombre completo, edad, dirección, a qué hora toma el bus, a qué hora come, con quién se junta, a quién besa, que desodorante usa, a qué hora se va a su casa... todo lo que puedas.

Ricardo suspiró...

- Bueno, haré lo que pueda.

- Filmará el lunes?

- Sí, le toca.

- A qué hora llega.

- A las...7:30...

- Ahí estaré. Voy a seguirlo...

- Qué es lo que harás exactamente.

- Haré que me pague
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Amanda organizó todas sus actividades, y empezó a ejecutar su plan con determinación y audacia al día siguiente, un domingo.

Consiguió unos binoculares prestados, se puso la ropa más holgada que tenía junto a unas zapatillas de deporte, se recogió el cabello en un moño nada elegante, resopló sobre su flequillo y se lanzó a la acción el lunes a primera hora.

Siguió y espió a Daniel todo el día, y recabó la información sobre éste proporcionada por Ricardo y por otras personas que pudo contactar.

El Vía Crucis de Daniel comenzó el día martes.
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Daniel tenía una cita con una joven que conoció en su salida del fin de semana. Estaba sentado en una cafetería. Para la espera pidió un café expreso. Justo cuando iba a tomar el primer sorbo, sintió que una cabeza empujaba su cuello desde el asiento contiguo a sus espaldas, y una voz familiar diciéndole: "Págueme", lo hizo atragantarse.

- Pero qué...- Daniel se volteó rápidamente y se topó con los grandes ojos de Amanda- Qué estás haciendo aquí?

- Págueme.

- No tengo tu dinero ahora, qué sucede contigo.

- Págueme.

Daniel divisó a su cita entrando por la puerta y volvió a acomodarse en su asiento.

- Daniel!

Daniel se levantó para recibir a la chica con un beso en la mejilla.

- Hola, cómo estás.- saludó Daniel, luego se volvió a sentar.

Amanda volvió a empujar la nuca de Daniel con su cabeza y le dijo: "Págueme"

- Creo que tienes una amiga hablándote ahí atrás, Daniel...

Amanda se volteó, se apoyó libremente en el respaldo del asiento de Daniel, y comentó tranquilamente en inglés:

- Me debe dinero.

La joven miró a Daniel sin entender la situación. Daniel, por su parte, estaba sumamente avergonzado y dijo:

- Es una conocida, es un poco excéntrica.

- Que les parece si, mientras me voy a la lavar las manos, ustedes arreglan el asunto que tienen?- dijo sonriente la joven levantándose y dirigiéndose al sanitario.

Daniel asintió sonriente y la vió alejarse. Luego, inmediatamente se volteó hacia Amanda y le reprochó:

- Estoy en un encuentro personal, respeta mi privacidad, quieres?

- Págueme.

- No entendiste? Ya te dije que no tengo tu dinero...

- Págueme.

- No te voy a pagar ahora.

Amanda vocalizó la palabra con un sonido de ultratumba:

- Paaaaagueeeemeeeeooo...

Daniel hizo para atrás su cabeza y frunciendo su entrecejo le dijo:

- Ésto es acoso, lo sabías?

La joven regresó y tomó asiento.

- Y, lograron solucionar su asunto?

Amanda, adivinando la pregunta en alemán, intervino y dijo:

- No.- luego se dirigió a Daniel en español- Oiga, págueme de una vez.

- Siéntate en tu sitio y deja de molestarme.

Amanda puso una mueca de inconformidad y volvió a sentarse en su asiento.

- Cuántos idiomas hablas, Daniel?.- le preguntó la joven con curiosidad e interés al escucharlo hablar en español.

- Ahh, pues sólo tres: alemán, español, inglés, y tal vez francés. Es por mis padres, mi...

- Bla, bla, bla...

Daniel volvió a escuchar la voz de Amanda a sus espaldas y detuvo su explicación frunciendo su entrecejo con la boca entreabierta...

La joven encontró la situación divertida, y de pronto su teléfono móvil comenzó a sonar.

- Discúlpame, atenderé esta llamada un momento.

- Claro, sigue.- le dijo Daniel con una sonrisa. Luego ladeó su cabeza hacia Amanda y le llamó la atención:

- Oye. Vete a tu casa.

- Págueme primero.

- No tienes algo mejor que hacer?

Amanda volvió a apoyarse en el respaldo del asiento de Daniel y le respondió: "Ya le dije que..."

- AH JAJAJAJAJAJAJA JAJA! Jajajajajajaja!

Daniel y Amanda, completamente asustados, giraron sus cabezas en dirección a la joven que no dejaba de reírse estrepitosamente con el teléfono en su mano, al parecer le habían contado algún buen chiste por la otra línea pues se reía como la vil bruja del oeste del mundo de Oz.
Simultáneamente, Daniel y Amanda, se volvieron a mirar con el entrecejo fruncido, y luego volvieron a ver a la joven con preocupación.

Éste iba a ser un largo camino.

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En los días posteriores, las cosas para Daniel fueron empeorando.

En el set de filmación de Stucks in Blue, Andy Gregson no dejaba de hacerle bullying psicológico, y el director era un idiota. Luego, no podía conseguir que alguien le pudiera prestar dinero, y por si fuera poco, Amanda no lo dejaba en paz.

"Págueme. Págueme. Págueme. Págueme. Págueme..." Era lo mismo todos los días y en todas partes: desde que salía de su casa, caminando por la calle, en el autobús, en la cafetería, en los parques, por la mañana, por la tarde y por la noche. Ni en sueños podía estar tranquilo, tenía pesadillas con la misma voz y la misma palabra: "PÁGUEME"

Un día en el set de filmación, intentó hablar con Ricardo:

- Oye, Ricardo, no puedes prestarme dinero?

- Te prestaría 100€, pero se los presté a Amanda.

- Qué, pero, por qué no me los prestaste a mí? Si de todas formas terminará en las manos de ella.

- Ella me lo pidió primero.

Daniel circundó sus ojos. Ricardo le preguntó:

- Y se lo has pedido prestado a alguno de tus otros amigos?

- Lo hice pero no conseguí gran cosa. Mi padre tenía razón, los actores son unos desempleados.
Hm!, mira, ahí viene Sid Vicious.

Andy Gregson hizo su gloriosa entrada en escena, todo maquillado, con los pelos parados, vestido con cuero y tachuelas, y unas ojeras de impacto.

- Andy, es un gran actor...- lo alabó Ricardo.

- Es un lunático.

- Es algo excéntrico.

Daniel volvió a circundar sus ojos.
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Daniel estaba fastidiado hasta el hartazgo, y Amanda no mostraba signos de rendición, es más, cada día parecía más empecinada. Incluso se volvió creativa.

Un día, mientras Daniel estaba en el auto que su hermana le prestó para comprar algunos productos del supermercado, sin más ni menos, Amanda apareció con un papelografo que pegó en su ventana frontal. Daniel, todo asustado, pudo leer lo que estaba escrito en el papel:

"PÁGUEME, MISERABLE"

- Oye!. Quita éso de ahí!. Ésto es suficiente! Llamaré a la policía.

- Hágalo si quiere, pero págame primero.

- NO. - Daniel bajó del auto y arrancó el papelografo de su ventana.- Así es, no voy a pagarte nada ahora. NADA!. Ni un centavo. Tantas veces me digas "Págueme" yo te diré que "No". Entendiste éso?

Amanda lo miró con cara de indignación. Daniel se dispuso a arrancar el vehículo.

- Espere, tiene que pagarme.

- No-lo-haré.

- Págueme.

- No.

- Págueme.

- No, no, y no...- y finalmente Daniel se fue.
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Al contrario de lo que pensó Daniel, Amanda no se retiró de la jugada, sino que arremetió con más furia.

Daniel subió por una escalera para limpiar la ventana de la cocina por la parte posterior a una distancia no muy alta del suelo, al llegar a la ventana vió el rostro de Amanda al otro lado del vidrio, en su cocina.

- Págueme. - Le dijo ella.

Daniel, completamente asustado, pegó un grito sordo y se fue para atrás cayendo sobre unas bolsas de basura.

En total furia, Daniel, todo sucio, entró al piso de su hermana:

- Muy bien. Ya pasó los límites. Cómo c*rajos entró. Quiero saber cómo entraste, loca!

- Me llamó "loca"? Discúlpese.

- Qué haces aquí. - la encaró Daniel con las manos sobre la cintura y la quijada levantada.

- Discúlpese.

- Daniel, qué te sucedió?- Miriam entró a la cocina, y Daniel se percató que no mostraba ninguna alarma por la presencia de Amanda allí.

- Tú la dejaste entrar?

- La invité a pasar, estaba afuera y no ví incorrecta mi invitación. Quieres decirme qué te sucedió?

- Me caí de las escaleras, éso sucedió, y fue por su culpa.- dijo Daniel señalando a Amanda.

- Él sólo se asustó al verme.

- Estás bien?- le preguntó Miriam a Daniel examinadolo con la mirada.

- Todavía no me duele nada. Estoy muy enfadado, ella es una acosadora.

- Yo creo que ustedes dos tienen que hablar, y arreglar este asunto como adultos.- dijo Miriam- Tengo que hacer unas llamadas. Hablen, por favor.

Una vez que Miriam se hubo ido, los ojos furiosos de Daniel se pasaron sobre Amanda.

- Su hermana me comentó que usted es un verdadero profesional en el arte de los desmayos fingidos. Desde los cuatro años...por Dios, qué talento.

- No te metas con mi hermana, oíste.

- El asunto es...que usted es un mentiroso, y yo necesito que me pague. No le pesa la conciencia?

- Qué.

- Discúlpese.

- No.

- Discúlpese.

- ...

- ...

- Disculpa, por llamarte loca, y por haberte perjudicado.

- Ahora págueme.

- No!. Necesito ese dinero, y nadie quiere prestarme. No puedo dártelo. No puedo!

Amanda paso frente a Daniel y antes de salir le dijo con seriedad:

- Espero que me pague hasta mañana.

Una vez hubo salido, Daniel se quedó parado en medio de la cocina. Unos segundos después alzó la voz.

- Miriam!!
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El asunto de Miriam con Amanda era mucho peor de lo que Daniel se imaginaba. Su hermana había contratado a Amanda para que le ayudase en su tienda con el inventario de los productos, desembalar los envíos en el almacén y la reposición de los estantes. Daniel tomó este hecho como absoluta traición por parte de su hermana, sin contar con que le había contado cosas sobre él.
Lo de sus desmayos fingidos era verdad. Lo hacía desde que tenía memoria, asustaba a su madre desmayándose en plena calle o en momentos inoportunos. A medida que crecía, mejoró más su acto. Se hacía el inconsciente en la bañera, y para darle más dramatismo, colocaba una secadora de pelo a su lado.
Su madre vivía pegando el grito al cielo.
Daniel gustaba de mentir pero no lo hacía por malicia, más que todo por diversión, por el hecho de fingir ser o hacer algo que no era real y hacer que los demás se lo creyeran. Sus padres y sus hermanos ya lo sabían, y con el tiempo, les valió el presentimiento para deducir cuando Daniel estaba actuando con ellos. Sin embargo, durante los últimos años, Daniel ya no hacía esas cosas más que cuando estaba frente a las cámaras, pero el día que Miriam lo vió en el hospital, reconoció de inmediato el acto, pero nunca pudo entender el por qué.
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Daniel estaba sumamente agotado, no dormía bien, y no vivía bien.

Estaba en el estudio de filmación de la película que más estaba odiando actuar.

Ojeó su guión y de repente encontró una nota entre las hojas, la tomó y leyó: "Págueme"

- No es posible, ya llegó aquí.- Miró a todos lados buscándola.
Se levantó y estiró su cabeza a cada rincón. Se topó con Ricardo.

- Dónde está.

- Quién.

- Tu amiga, la que no me deja vivir. Está por aquí, estoy seguro...

Daniel se dió la vuelta y se topó torpemente con Andy Gregson.

- Se te perdió algo, Brühl?

- La has visto?

- A quién.

- A tu novia rara, que me persigue por todos lados y a cada instante.

- Amanda...

- Sí, ella. No me deja en paz.

- Debe querer algo que tú le debes, y no descansará hasta obtenerlo.

- Pues lo que hace es acoso, y puedo denunciarla a la policía.

- Pues si no lo has hecho hasta ahora es porque algo te pesa, ah?

Daniel detuvo su rastreo para mirar a Gregson, finalmente le preguntó:

- Sabes que tengo que hacer para librarme de ella?

- Dale lo que sea le debas.

- Ella ha hecho ésto contigo alguna vez?

Gregson, que no estaba en plan de querer entablar algún tipo de conversación con Daniel y menos sobre su relación con Amanda, se paró frente a él con la cabeza en alto y le dijo con arrogancia:

- En qué momento se te ocurrió que podías hablar conmigo en cofradía, eh, pequeño... niño...con cara de ratón asustado...iii-ñi-ñi-ñam-i-i - Gregson hacía ese gesto con Daniel de forma frecuente, mostrándole los dientes incisivos superiores emitiendo un chillido 'iii-ñi-ñi-ñam-i-i"

Daniel sólo le mostraba su cara de disgusto y se alejaba rápidamente.

Daniel llegó hasta la recepción del estudio. Un lugar amplio en la planta baja del edificio con ventanales de frente mostrando el agradable jardín que rodeaba la infraestructura. Colocó sus manos sobre su cintura y respiro hondo...

De repente, un globo rojo bajó flotando frente suyo. Tenía una nota enganchada en su cordel.

Daniel, con el entrecejo fruncido, cogió rápidamente el globo y sacó la nota, leyó las letras rojas con estilo sangriento que le decían:

"Págueme, caguetas"

Con el globo en una mano y la nota en la otra, Daniel levantó su mirada sin dejar de fruncir su entrecejo hermosamente velludo.
Miró a todos lados con cautela, se dió la vuelta rápidamente y observó cada rincón...
Y entonces el globo reventó de pronto conmocionándolo del susto, su corazón había dado un salto y sufrió un fugaz espasmo.

- C*rajo!- musitó.

En algún lugar detrás de uno de los pilares, Amanda se tapaba la boca para evitar estallar en una carcajada.
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Uno de los últimos recursos de Daniel fue ir a un salón de máquinas de juegos. Éso siempre lo desestresaba.

Mientras estaba en el simulador de tiro, pudo reconocer una figura familiar a su lado, traía el casco, igual que él. Entonces Daniel la miró, la pesó, y dejó su pistola de juguete para quitarle el casco...

- Debí imaginarlo. Dime, que tengo que hacer para que me dejes existir en paz??

- Simple, págueme.

Daniel la observó apuntar a cada objetivo con determinación y acierto en el juego. Así era, siempre conseguiría lo que quisiera...estaba acabando con él.

- Te tengo una propuesta.- le dijo él.

- Uy, por fin algo nuevo.- Amanda dejó la pistola y le prestó atención.

- Que te parece si apostamos, en uno de éstos juegos...jugamos, y quién gane el juego, gana la apuesta.
Si yo gano, no te tendré que pagar nada. Y si tú ganas, te pagaré todo.

- En serio?

- Ajá...

- Todo o nada? De verdad quiere asumir ese riesgo?

- Yo estoy dispuesto, y tú?

- De que me tiene que pagar me pagará, pero quiero una fecha, y quiero que esa fecha sea inmediatamente después de jugar, directo al banco.

- De acuerdo, así será.

Amanda lo observó con incredulidad...pero finalmente aceptó:

- Que sea con Street Fighter.

Street Fighter era fácil para Daniel.

- Hecho.- Él le ofreció su mano en señal de pacto.

- Hecho.- aceptó Amanda tomando su mano....Esa fue la primera vez que tomó su mano...

--------------------------------------------------

Lo que sucedió fue muy simple: Daniel perdió.
Y fue porque se pasó las tres rondas maldiciendo.
"Dejé de hablar y juegue", le advirtió Amanda.
En fin.

- Bien, ahora vamos.- Amanda estaba sumamente feliz, y Daniel estaba anonadado. Él no se movió de su sitio.- Vamos, muevase.

Daniel comenzó a caminar en silencio a su lado. Salieron a la calle y antes de llegar a la esquina, él se detuvo.

Amanda lo miró, y supo la verdad: él no iba a pagarle.

- Sabe que si no cumple su promesa, estará perdiendo lo último que le queda a cualquier hombre y que jamás debería perder?

Daniel la miró angustiado.

- Su honor.- le dijo ella haciendo énfasis en cada palabra.

Daniel bajó su mirada. Sería así?Su palabra ya no valdría nada? Habría caído tan bajo?

Entonces se volteó, en la dirección opuesta, iba a marcharse. Amanda lo detuvo y le llamó la atención:

- Si continúa, perderá su honor.

Daniel se quedó parado un par de segundos... finalmente dió el paso...y luego otro...y así, se fue.

Amanda lo vió alejarse, y con una mueca de incredulidad se fue también por el lado contrario.
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Cuando Miriam llegó por la noche a casa, encontró todo en penumbras. Distinguió a Daniel en posición fetal echado sobre el sofá. Se acercó a él y con su suave voz lo llamó por su nombre:

- Daniel...

Daniel no contestó inmediatamente. Habría estado llorando? Finalmente le dijo, con una voz infantil, pero de forma muy seria:

- Perdí mi honor.

Miriam suspiró profundamente.

- Por qué no quieres llamar a Oliver para que te preste el resto del dinero. Ya te dije que te prestaré la mitad...

- Se lo dirá a papá y a mamá...conoces sus reglas.

- Y? Mira hasta dónde has llegado, Daniel. Creo que tienes tomar la mejor decisión y asumir lo que venga. Sólo mírate como estás.

Daniel se incorporó, y miró a su hermana. Luego puso una cara de resignación.

- Está bien. Lo llamaré mañana temprano. Por las mañanas siempre está más tranquilo. Por las mañanas...
Y volvió a dejarse caer en el sofá, aparentemente se quedó dormido, aparentemente...
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A la mañana siguiente, Daniel todavía seguía somnoliento. Bostezando se dirigió al patio de la casa, cogió el teléfono y sin darle muchas vueltas al asunto llamó a su hermano.
Cuando Oliver contestó, Daniel le dió los buenos días.

- Hola Oliver, buen día.

"Qué hiciste ahora, Daniel" le dijo su hermano con una voz sosegada.

- Ahhhhh. Quería saber si podías prestarme 150€...

"Motivo?"

- Le debo dinero a una persona porque ese día que tuve la caída la involucre accidentalmente...

"Es aquella sobre la que te caíste?"

- Sí, es que tengo el dinero justo para ir a Múnich...cuando comience a recibir mi sueldo y a trabajar pagaré mis deudas.

"Le debes más que 150, no es cierto?"

- Sí.

"Sabes que se lo informaré a nuestros padres, verdad?"

- Sí...

" Te enviaré 300€, y quiero que dejes de hacer gilipolleces, entendido?"

- Entendido.
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Daniel se quedó dormido en la banca del patio, hasta que de pronto sintió una presencia a su lado, tuvo una pesadilla y se despertó a penas.
Al abrir los ojos vió a Amanda sentada su lado, estaba sorbiendo un jugo de caja.

- Qué haces aquí, por todos los cielos... déjame vivir...- dijo Daniel hundiendo su cabeza en sus brazos.

- Pa...

- No lo digas! - exclamó Daniel sobresaltado. - Ya no.
Hace unos minutos hablé con mi hermano, me enviará dinero, te pagaré, por fin. Satisfecha? Ahora déjame en paz...

Amanda lo observó mientras bebía su jugo. Entonces le dijo finalmente:

- Por qué no hizo éso antes?

- Con mi hermano las cosas son más serias. Se lo dirá a mis padres, y tendré que dar explicaciones, y me regañarán, y pasaré vergüenza... En fin, es un lío.

- Quiere jugo?- le ofreció ella alcanzándole otra caja de jugo.

- Dame éso- dijo Daniel cogiendo el jugo y procediendo a abrirlo.

- Sabe qué creo?

- Qué.

- Que usted es un caguetas.

-... Qué dijiste?

- Es un caguetas.

Daniel le mostró su rostro de disgusto y con enorme esfuerzo se levantó en silencio dirigiéndose adentro de la casa.
Antes de entrar le dijo:

- Ah, y sal, quieres.

- Estoy esperando a su hermana.

- Pues esperala afuera,no? No sabías que no se debe entrar a las casas ajenas?

Acto seguido, Daniel ingresó al interior. Amanda con desgano salió afuera.
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En la tarde, Daniel llegó al estudio de grabación y vió a Amanda en la puerta hablando con Ricardo. "Por qué está aquí?" pensó. Entonces ella lo vió y le dedicó una mueca particular...Daniel entrecerró sus ojos... De pronto una figura de 1,84 m se plantó entre ambos. Daniel miró a Andy Gregson con fastidio.
Amanda inclinó su cabeza a un costado para volver a mirar a Daniel, y éste también intentó hacerlo, pero Gregson volvió a plantarse entre ambos, éste se volteó y vió a Amanda, luego vió a Daniel y exclamó:

- Qué demonios se traen ustedes dos.

Amanda se acercó y dijo:

- Me debe dinero.

- Cuánto.- le preguntó Gregson a ella.

- 350€- respondió Amanda.

Andy Gregson frunció su entrecejo y afiló la mirada hacia Daniel.

- Oye, págale.

Daniel soltó una breve risa de incredulidad. "Ahora va a ser así?", pensó, "Sid Vicious y su novia loca van a cobrarme a cada respiro?...genial"

- Te parece gracioso, Brühl?

- Qué. No. Oye,- Daniel se dirigió a Amanda- ya te dije que ya tengo el dinero. Me lo enviaran esta tarde, y lo recogeré esta noche...

- A qué hora.- lo interrumpió Gregson.

- Por qué estoy hablando contigo?- lo cuestionó Daniel. Amanda intervino.

- A qué hora nos veremos para que me lo entregue?

- A las 7:30. De acuerdo???

- De acuerdo, en la parada del bus de siempre.

- "De siempre"? - cuestionó Gregson

- Ya te dije que ella me seguía a todas partes. Muy bien, ahí te lo daré. Ahora con permiso, tengo que trabajar.

Gregson le cortó el paso y le dijo:
- Hoy no trabajarás.

- De qué estás hablando...

- Tengo unos inconvenientes para filmar mañana, así que hoy yo estaré ocupando el escenario. Tú quedarás para después.

- A mi nadie me dijo nada- protestó Daniel.

- Pues ahora ya te lo dije.

- Daniel! - se acercó Ricardo- lo que Andy dice es cierto...

Daniel miró a todos con fastidio y maldiciendo se dió la vuelta para marcharse. "Para éso no hubiera venido" dijo.

- Ves por qué es bueno tener un novio? - le dijo Gregson a Amanda.

- Qué?

- Te parece si te acompaño está noche? Es peligroso esperar en la noche.

- Sé defenderme, Andy, no tienes que acompañarme.
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Ya eran más de las ocho de la noche y Daniel no aparecía por ningún lado. Amanda se preocupó, no por Daniel, sino por la situación en la que derivaría el hecho de que Daniel no le entregase el dinero.

De pronto, Andy Gregson apareció a su lado.

- Andy, qué haces aquí?

- Vine a vigilar que todo estuviera bien. No vino, eh?

- Tiene que venir.

- Es muy tarde para que esperes acá. Tu hermana llegará y se preocupará por tu ausencia. Ve a tu casa, y si él aparece yo recibiré el dinero por tí y te lo llevaré. Si quieres firmamos un poder ahora mismo

Amanda redactó dos poderes, uno para Andy y otro para ella como respaldo, y lo firmó, así como también firmó Andy. Luego Amanda se fue a casa.

Daniel tuvo un retraso en el banco, y corriendo por las calles llegó a las 9:03 pm a la parada del bus acordada, antes de llegar tuvo un tropiezo y cayó al suelo, distinguió unos zapatos impecables,y al le levantar la vista vió a Andy Gregson el cual lo miraba con malicia.

"Sid Vicious está aquí?" Pensó Daniel.

- Dónde está ella?-le preguntó Daniel apresurado.

- Se fue a su casa. Me dió un poder para poder recibir el dinero.

- No voy a dártelo a ti ni de loco.

Daniel se dispuso a correr hasta la casa de Amanda que llegó a conocer gracias a la información que le dió Miriam. Pero Gregson no se lo permitió. Daniel protestó:

- Mi asunto es con ella, no contigo. Hazte a un lado. Suéltame!!

Daniel se safó de las manos de Gregson y salió corriendo con todas sus energías. Gregson fue tras él y lo persiguió hasta que Daniel se subió al bus y lo perdió de vista.

Cuando Daniel bajó del bus se fue corriendo en dirección a la casa donde vivía Amanda. De pronto la divisó a la distancia. Corrió más de prisa tras ella.

Amanda comenzó a sentir que alguien la seguía y puso todos sus sentidos en alarma. De pronto, una mano le cogió del brazo y ella inmediatamente se liberó del agarre y estrelló un golpe en la mandíbula de aquella persona.

Daniel cayó al suelo y maldició de dolor:

- Maldita sea!!!! Acaso estás loca!!!

Amanda lo reconoció y rápidamente se agachó para ayudarlo a levantarse. Daniel siguió protestando.

- Por qué eres así? Sólo faltaba que me golpearas... Eres una maldición, c*rajo...

- Lo siento, no lo reconocí y me tomó por sorpresa, pensé que era algún maleante...

- Me ves con aspecto de maleante?

- No lo ví. Sólo sentí que me agarraba del brazo...

- Demonios. Aquí tienes tu maldito dinero. Tómalo. Qué fastidio.

Amanda tomó la cartera con el dinero. Quiso abrirlo y Daniel la reprochó:

- Qué estás haciendo! No lo abras aquí. Vamos a tu casa, ahí haremos el conteo. Pff, a veces olvido que sólo tienes 19 años... anda, camina.

Ambos caminaron uno al lado del otro por la calle casi vacía. Daniel siguió reprochando a Amanda.

- Y qué es eso de en envíar a tu novio psicópata a tratar tus asuntos? Por qué tenías que meter a terceros en ésto? M*rda, casi me mata... está loco.

- No es mi novio. Creo que le dí un poder...

- Gillipolleces!! Crees que ésto es un juego?

- Una firma tiene validez legal.

- A la m*rda.

De repente, Amanda colocó su mano en la quijada de Daniel, éste se quedó desconcertado por unos segundos, quería detenerse pero Amanda seguía caminando y llevaba su quijada en la mano.

- Qué, qué estás haciendo...

- Tiene que aplicar frío a la zona afectada. Mi mano siempre es fría.- dijo ella con tranquilidad, entonces cambio de lado su mano y colocó su dorso sobre la quijada de Daniel. Estuvo haciendo ese cambio continuo a medida que su palma se enfriaba y cambiaba al dorso durante dos cuadras.
Ella podía sentir las puntas del vello facial de Daniel al contacto, su piel era suave, y esa zona específica se hallaba caliente a causa del golpe. Por su parte, Daniel estaba temblando, no sabía si era por la conmoción, por el frío, por el golpe, por haber corrido huyendo de Sid Vicious, o por qué...La mano de Amanda efectivamente era fría, era como la mano de un muerto...de pronto le dió cosa.

Amanda se detuvo en una tienda y compró una lata de cerveza fría la cual colocó inmediatamente sobre la quijada de Daniel, éste la cogió y se la puso él solo.

Finalmente llegaron a la casa donde vivía Amanda, era un lugar sencillo y nada interesante. Entraron al patio y Amanda se sentó sobre el suelo, Daniel se agachó en cuclillas apoyándose contra una pared.
Amanda procedió a contar el dinero mientras Daniel la observaba sin quitarse la lata de cerveza de su quijada adolorida.

- Dónde aprendiste a golpear tan fuerte?- le preguntó él.

- Cursos de defensa personal.

- Sabes defensa personal, vaya...

Entonces Amanda detuvo su conteo y le dirigió la mirada diciendo:

- Daniel, no vine a tierras extranjeras sin saber defenderme. Qué cree.

Era la primera vez que ella decía su nombre..."Daniel", lo pronunció con el acento en la última sílaba, no "Daeniel" como lo pronunciaban todos en Alemania. Daniel quiso que lo repitiera de nuevo, que pronunciara su nombre otra vez como ella lo hacía, sin embargo no se lo hizo saber.

- 300... Sólo hay 300€. - le dijo ella levantando lentamente su mirada hacia él.

- Sí. Por eso quería hablar personalmente contigo...

- Diga lo que tenga decir...

- Estaba viendo la situación...y decidí que podría ahorrar el asunto del viaje en tren si yo mismo te llevo hasta Cottbus.

- No está hablando en serio...

- Oye, me ves con cara de andar jugando? Es en serio. Y será así. Mañana a las 7:30 nos veremos en la estación, ahí te esperaré con el auto, e iremos hasta tu dichosa universidad, pagarás lo que tengas que pagar y luego volvemos. Fin del asunto.

- De este asunto, porque no olvide que aún me debe el resto del dinero...

- Ya lo sé!

- No puedo hacer el viaje con un desconocido...

- Estás bromeando? Desconocido?? No has estado tras mío todos estos malditos días? No estoy sentado en tu patio ahora??

- Okaaaay... -dijo ella con resignación.

- Y otra cosa. Quiero que a partir de ahora dejes de estar hostigándome. Se acabó eso de: "Págueme, págueme, págueme...", entendiste?

- Pero va a pagarme el resto del dinero...

- Que sí...! En los próximos días trabajaré para ti, maldición...

- Quiero un compromiso firmado por usted en el que se comprometa a pagarme todo lo que me debe.

- De acuerdo, de acuerdo... Pero dejarás de perseguirme.

- Está bien.

Daniel se levantó y antes de irse le dijo:

- No lo olvides... Mañana a las 7:30...

- Tengo otra opción?

- No.

- Entonces ahí estaré. Ahora váyase.

- Éso es lo que estoy haciendouu...- le dijo Daniel con fastidio.- Buenas noches.

- Sí, sí, al rayo.

Daniel salió y se fue caminando. La lata de cerveza ya estaba tibia y decidió abrirla para toamarsela. Tenía que alistar el auto para mañana y prepararse psicológicamente para la situación que se venía encima.

"Lo único bueno de hoy es esta cerveza, todo lo demás es un asco... bueno, no todo" pensó.


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