Noviembre 2000 |"Schule": Daniel conoce Múnich y a sus primeros amigos.

Daniel estaba sentado en la banca de un pequeño parque en Unterhaching. Estaba tomando una soda mientras observaba cómo el viento mecía los árboles calmadamente, y por primera vez en su vida no sabía a dónde ir.

Bueno, sin exagerar.

En realidad, Daniel no sabía dónde iría a alojarse, en ese entonces su principal preocupación era si al final del día tendría un techo bajo el cual dormir. Preocupaciones nada sorprendentes para alguien tan tirado al drama como lo era Daniel.

Hace un par de horas que él había llegado a Unterhaching en Múnich, el sitio en donde se filmaría Schule. La situación de Daniel resultó bastante positiva respecto a la película, ya que él sería el protagonista, sí, él sería Markus "Schnubbi" y su nombre aparecería al comienzo de los créditos del cast. Daniel estaba muy contento sobre ésto, pues tendría un pago satisfactorio, el director era una persona estupenda, sus compañeros de casting eran geniales, el ambiente laboral en general era sumamente agradable. El único problema era que no tenía casi nada de dinero, y al final no pudo evitar recordar lo que su padre le había dicho: "...los actores siempre andan desempleados".
"Quiso decir que los actores siempre andan miserables..." pensó Daniel.

- Hola, qué sucede amigo, por qué estás tan cabizbajo?

Daniel levantó la vista al escuchar esa voz tan afable. Reconoció la figura de inmediato, era uno de sus compañeros de casting.

- Hola... tú eres Denis, o me equivoco.

- Touché, amigo. - el joven le tendió la mano y dibujo una sonrisa -. Denis Moschitto.

Daniel sonrió y tomó la mano de Denis en un fuerte apretón.

- Yo soy Daniel, Daniel Brühl.

- Daniel, eh...

- Sí.

- Y ahora, Daniel, dime, ¿por qué estás con esa cara de suicidio?

Daniel rió, mientras Denis tomaba asiento a su lado, dispuesto a escuchar su trágica historia.

- Bueno, yo...no tengo dónde quedarme.

- Ah, no tienes alojamiento...

- No...

- ... o no tienes dinero.

- Ambos, pero principalmente lo primero...bueno, lo segundo también... Ambos.

- Pareces un tipo aventurero, eh. Vienes aquí, sin saber qué te depara el destino...

Daniel volvió a reírse.

- Yo soy tú ángel de la guarda, Daniel, enviado exclusivamente para salvarte.

Daniel lo miró con ojos incrédulos e intrigantes.

- Yo me estoy quedando con unos amigos míos, en Pittingerstraße. Ellos están estudiando aquí, y me compartieron un cuarto de uno de ellos que abandonó el barco. Son unos tipos muy guay, y ya sabes que donde cabe uno caben dos, estoy seguro que les encantará tenerte ahí, más porque tienen la creencia de que a mayor multitud mayor diversión.

- Yo...

- Tú, sí, qué dices...¿te animas?. Porque si no... tampoco hay lío.

- Es que, no esperaba ésto...

- Bueno, los dos somos colegas de trabajo, creo que es un mínimo gesto solidario de mi parte no permitir que mueras de hipotermia en algún callejón, ¿no crees?

Daniel sonrió y movió afirmativamente su cabeza.

- Claro, tienes razón. Entonces acepto.

- Estupendo, preparate para unos días inolvidables.

Luego, ambos se dirigieron hasta la parada del autobús para ir hasta Pittingerstraße, donde los amigos de Denis recibieron a Daniel con gran efusividad, y de hecho, él ya estaba apuntado para una gran fiesta por la noche, con lo que a Daniel le gustaban las fiestas... él no podía ser más feliz.

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Hace una semana que la hermana mayor de Amanda se había mudado con ella a una departamento mucho más pequeño en un barrio más alejado del centro de la ciudad, todo era para economizar la estadía que ambas iban a sobrellevar allí los próximos años. Amanda sentía que sus ideas no cabían en una habitación compartida de 3 x 3 metros. Se dirigió a la única ventana y al abrirla vió, para su asombro, que podía ver las ventanas de sus vecinos a unos pocos metros de distancia, y por las noches incluso podía escuchar las conversaciones por teléfono que éstos tenían mientras estaban en sus balcones. En alguna de esas noches, mientras su hermana dormía a su lado, recordó a Daniel de imprevisto, y pensó si él también estaría en alguna pequeña habitación en Múnich, si estaría solo, si tendría miedo con lo caguetas que era, o si no sabría por dónde ir...

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Daniel había comenzado a trabajar en las filmaciones de Schule. Durante todo ese tiempo nadie se había metido con él, nadie había intentado atentar contra su vida, y sus compañeros parecían demasiado normales, aunque le abrieron aún más los ojos porque vió que algunos de ellos tenían potencial y que, como él, tenían una pequeña historia profesional tras de sí y estaban buscando abrirse paso en el, nada sencillo, mundo del cine alemán. Algunos eran ambiciosos, pero todos tenían claro lo que querían para sus vidas.

Mientras filmaban, Daniel se dió cuenta que estaba comenzando a sentirse paranoico. Se veía a sí mismo y veía a los demás actores y no podía evitar sentir que él era el más serio y poco emocionado del grupo, tal vez se estaba tomando todo con demasiada seriedad... pero, ese era su trabajo, tenía que ser profesional...pero, ¿por qué ellos se estaban riendo y él apenas podía esbozar un difícil sonrisa?. Miró a Denis y admiró su actitud tranquila y despreocupada, aunque éso no significara que perdiera su profesionalismo pues asumía cada escena concienzudamente. Cada día le agradaba más Denis, y se sentía contento de vivir en el mismo piso con él, y que se hubieran vuelto tan buenos amigos. Incluso planearon que, ya que Denis vivía originariamente cerca de Colonia, ambos podrían rentar un apartamento y pagar los gastos juntos. Denis hasta ese momento solo había participado en series de televisión, pero Daniel estaba más que convencido de que era un talentoso actor y pronto actuaría en más películas significativas.

Una semana después, Daniel se sentía mejor. Había ganado más confianza dentro el set y con sus compañeros. Ya podía hacer bromas fuera de cámaras y el ambiente festivo de los fines de semana con los amigos de Denis era una maravilla para su estado mental. Había conocido a más de diez chicas en todo ese tiempo y había salido con dos. Estaba en un vaivén adormecido.

Una noche, los amigos de Denis le ofrecieron a Daniel un tipo de marihuana exótica.

Daniel agarró el papel con la marihuana y se apoyó en el respaldar de su cama mientras todos los amigos de Denis hacían chacota a su alrededor, y se quedó mirando la hierba pensativamente.

- Qué pasa Daniel. ¿Le tienes miedo? - se burló de él uno de ellos.

- ¿Cuánto tiempo puedes mantener guardado ésto?- le preguntó Daniel tranquilamente.

- Viejo, esas cosas no son para guardar, son para disfrutarlas.

- Pero cuánto tiempo podrías guardarla.

- Eres inteligente, eh...quieres disfrutarla poco a poco...

Daniel sólo sonrió.

- Yo supongo que si la tienes en ambiente seco, a temperatura ambiente, que no le dé el sol, y en un buen frasco... aguanta.- le dijo su interlocutor.

Daniel asintió sonriendo. El otro muchacho volvió a lo suyo, y Daniel dobló cuidadosamente el papel, tenía grandes planes para esa marihuana especial.

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Finalmente, el primer día de diciembre, Miriam llegó a su tienda de ropa con noticias de Daniel. Amanda estaba organizando el último stock de camisetas de la tienda que cerraría pronto, una vez que Miriam se casara a finales de diciembre y se mudara con su esposo a Colonia para abrir allí una tienda de muebles y decoración. Y en esas circunstancias fue que Amanda recibió el último pago de su deuda.

Sucede que Daniel había terminado de filmar su película en Múnich, reunió de su pago todo el dinero que le debía a Amanda y se lo envió a través de su hermana Miriam.

Ya no quedaba nada más.

Daniel había vuelto a Colonia, junto a sus padres. Tenía en mente participar en otra película allá, juntar otro poco de dinero y realizar el plan que tenía con Denis de mudarse junto con él a un departamento en Colonia. Entonces, de pronto, su vida ya tenía un rumbo.

Amanda tenía el dinero en sus manos, y no podía dejar de pensar que ése era producto del trabajo arduo de Daniel frente a las cámaras, y de lo lejos que él ahora estaba...y entonces supo y aceptó que lo más probable es que nunca más lo volvería a ver, tal vez solo en las películas. Amanda suspiró y decidió que también tenía que darle un rumbo a su vida.

La nieve cubría las calles de Berlín y de toda Europa. La gente iba y venía, Amanda caminaba sola por la ciudad. Y en algún lugar de Alemania se estrenaba por primera vez Schule, la ópera prima de un joven Marco Petry.

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N.A.
27 de mayo de 2021
Si llegaste hasta aquí, gracias, tengo que decirte que actualizaré dentro de un mes o máximo dos. Lo que sucede es que tengo otra historia que quiero terminar y dedicarle tiempo.

Pronto volveré aquí. No te preocupes. Estoy escribiendo poco a poco el siguiente capítulo porque quiero que sea especial. 💜💜💜

Gracias por leer.


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