Marzo de 2019| El concierto de Roosevelt: Quédate a mi lado.
Daniel se había reencontrado con su primo Max la semana pasada, y juntos planearon ir a visitar a Oliver a España.
Cuando Thorsten, su agente, lo supo, definitivamente decidió tomar cartas en el asunto de una vez.
— Daniel, mi trabajo también es velar por tu imágen pública. Y ésto no está bien.
— A qué te refieres.— le dijo Daniel con indiferencia.
— Sabes a lo que me refiero. Te estás arriesgando y exponiendo demasiado. Me dejaste fuera en tu viaje a París, hiciste lo que hiciste, y ahora tengo que lidiar con un portero que le dió las llaves a una mujer...
— Esa mujer es mi ex esposa.
— Éso no aminora la situación. También he estado revisando tu cuenta de Instagram, y surgió algo que definitivamente no me agrada en absoluto.
— Qué.
— Hay una cuenta que está escudriñando tu vida, y la de tu familia...y está exponiendo ciertos datos tuyos en ...
— ¡¿Qué?!
Daniel entró en alarma, comenzó a sudar frío, y se puso colorado.
— Habló con Kathrin, Kathrin Richter.
— Qué, qué, ¡¿qué?!
— Publicó que ustedes eran amantes.
— ¡Bloqueála!, ¡denunciála!
— Es lo que hice. Tengo entendido que Richter también la denunció por difamación. Se borraron todas las publicaciones que hizo nombrándola.
— Qué contenían esas publicaciones.
— Sólo escritos insultando a Richter, ninguna foto.
Daniel se agarró la frente. Ésto era demasiado para él.
— Y ahora me sales con lo de tu ex esposa. Irás a Barcelona a visitar a tu hermano, con tu primo, y ojalá fuera solo para éso.
— Pero es solo para éso. Bueno, también tenemos planeado ir al concierto de Roosevelt.
— Sí, sí, y en qué momento entra en escena ella.
— No entiendo.
Thorsten lo miró con reproche.
— ¿Estás seguro de lo que estás haciendo?. Por favor piensa en tu hijo, en tu esposa...en tu familia.
— Lo he hecho y lo hago todo el tiempo.
— Entonces ya no la vuelvas a ver. Deja a Amanda seguir su camino, y tú sigue el tuyo.
Thorsten ya lo sabía todo. Daniel suspiró y miró al suelo. Luego se levantó y antes de irse, le dijo a su agente:
— Iré a Barcelona. No la buscaré. Arreglaré ésto.
— ¿Arreglarás?
— Tengo que hablar con Val.
— Daniel cualquier decisión que tomes tienes que comunicármela con antelación.
— Y lo haré, pero primero tengo que hablar con Val.
------------------------------------------------
A veces, las cosas y las personas vienen a tí.
Estos eran los comienzos de la primavera, y Amanda se acomoda su falda midi para salir. Hace mucho tiempo que no salía a divertirse, y mucho menos a un concierto, pero era así. Su hermana se compadeció de su estado de amartelamiento.
El día siguiente después de haber estado con Daniel en París, había vuelto a Barcelona y llegó con un sentimiento aprehensivo de inmensa nostalgia y tristeza. No pudo dejar de pensar en Daniel todo ese tiempo… No pudo dormir y definitivamente no podía ver a Luis.
Evitó verlo a toda costa. Pero finalmente tuvo que enfrentar la situación. Luis fue a verla para salir a caminar y no aceptó un no por respuesta.
Ella no podía verlo a los ojos, caminaba como si la hubieran golpeado, tenía las manos en los bolsillos y la cabeza gacha. Luis, la veía preocupado, y le dijo con tono tranquilizador:
— Tienes que decírmelo, si no, no podrás sentirte mejor.
Él ya sabía de qué se trataba todo, todo tenía un nombre y era Daniel Brühl. No se sentía mal por eso, se sentía mal por Amanda que se hallaba devastada…no podía verla así, no quería verla así…
De pronto, Amanda se detuvo. Había pensado en todo y solo pudo llegar a una conclusión irrefutable que debía asumir:
— Lo amo.
Ambos estaban parados en medio de la calle vacía de la noche. Y Amanda sintió un nudo inmenso en su estómago, en su garganta… Por qué dolía tanto …
No pudo detenerlo, el dolor subió hasta su nariz y llegó a sus ojos. Emitió un sonido lastimero y comenzó a llorar…se derrumbó en medio de la calle diciendo:
— Lo amo …
No podía sostenerse y antes de que terminara en el suelo, Luis la tomó en sus brazos y ella, llorando a lágrima viva, seguía diciendo:
— Lo amo… estúpidamente...lo amo...
Luis la abrazo y lloró en silencio con ella en medio de la calle solitaria. Amanda balbuceaba en medio de sus lágrimas mientras se aferraba a Luis. Éso había sido todo …
Días después, Amanda había pedido vacaciones por una semana en su trabajo para poder sobrellevar su amartelamiento. Estaba sola, y quería estar sola, en su apartamento, ahí se pasaba los días mirando por la ventana el tránsito cotidiano en las calles, a veces en silencio, a veces escuchando música.
En Spotify había encontrado a Roosevelt, sabía que a Daniel le gustaba su música, y para dramatizar más su pesadumbre se había puesto a escuchar las canciones de dicho artista.
Tal vez lo más doloroso fue saber que casi todas las letras de esas canciones eran un retrato de su nostalgia y de su sentimiento imposible.
Había recordado que había hecho sonreír a Daniel durante un poco más de 10 años, y que podía encontrar sus recuerdos en cada rincón de su departamento, de Barcelona, y en cualquier lugar…
Había amado a Luis, pero el amor que sentía por Daniel era diferente, era algo real e inevitable. Es que lo conocía tan bien… Cada gesto, cada mirada, cada defecto, cada contacto, cada expresión… Y amaba todo éso… Simplemente lo amaba, no había ninguna explicación, y si la había estaba en todos los años que había estado a su lado.
Y así fue como al finalizar la semana está ahora aquí, mirándose al espejo. Lo había superado? Por supuesto que no. Se sentía mejor? Tal vez sí.
-------------------------------------------------
Había sido un día especial para Daniel. Con su primo visitaron a su hermano, luego pasearon por Gracia, encontraron un bar antiguo, de vermús, y allí a un amigo; tomaron unos tragos, luego fueron de paseo, una excursión a San Pol, se echaron al mar, comieron gambas y volvieron al piso de Daniel. Ahora tocaba ir a un concierto y después … podrían terminar la noche invitando a unos amigos a su terraza, tomando un albariño y hablando de la vida y de las mujeres. Estaba cumpliendo su sueño de día ideal…
El Razzmatazz, es un estupendo espacio de conciertos, discoteca, bar, y música. Hoy se presenta Roosevelt a las 8 de la noche, en la sala 2.
El concierto inicia puntual con Take Me Back:
Amanda está ahí, escucha las canciones y se siente identificada con cualquier frase que le recuerde su situación. Está mirando a Marius Lauber (Roosevelt), con los ojos ilusionados … siente que escuchándolo está un poco más cerca de Daniel.
Y la verdad es que ella, en realidad, está muy cerca de él. Daniel mueve su cabeza al ritmo de la música y no piensa en nada, hasta que reconoce una figura a un metro suyo. Su corazón está comenzando a latir rápido. Ahora está escuchando Moving On…
" Cómo puede ser posible…" Piensa Daniel. ¿Tiene que irse ahora?.
La hermana de Amanda se percata que ésta está llorando en silencio y, preocupada, le pregunta si se encuentra bien, a lo que Amanda responde:
— Es que, la música me pone así.
— ¿"El tipo" tiene algo que ver con ésto?
— A Daniel le gustaba Roosevelt…
— Ah, ¿y por eso viniste?. Ya, no, nos vamos ahora mismo. Ya te dije que lo superes…y…
— No quiero irme, quiero seguir…
— Quieres seguir sufriendo. Ven, vamos por un trago.
Se van justo cuando estaban tocando Fever, la canción favorita de Daniel y, con curiosidad, éste último sigue con la mirada al par de mujeres saliendo de la pista.
En la barra, la hermana de Amanda pone las cartas sobre la mesa. Ella le dice:
— No está bien. Así como estás, no está bien.
— Estoy siendo ridícula, ¿verdad?
— Obvio. No sé qué más decirte. Ya eres una persona mayor. Ya casi tienes cuarenta, y sigues con lo mismo… YA. Ya déjalo. A ese tipo no le importas. ¿No te das cuenta que solo te tiene para juego de aquí para allá?. No te respeta a tí ni a tu vida.
— Mi vida (?
— Sí, porque dejaste parte de tu vida por su causa. Tenías algo bueno y serio con Luis, y él sí era una persona que valía la pena. Estabas trabajando tranquilamente, y ahora tuviste que pedir vacaciones. Y qué más…ahora estás ahí encerrada, hundiendote en tu amargura, deambulando por tu apartamento… Qué te pasa… Éso es mucho.
Amanda guarda silencio y fija su vista en el suelo. "Éso era mucho".
— Ni que fuera qué…—continua su hermana
— Quién
— Ése pues.
"Tiene nombre, es Daniel, odio cuando se refiere a él como un tipo cualquiera…" Piensa Amanda.
— Es actor y anda en su círculo. Éso ya no es para ti. Y ni que fuera la gran cosa. Se ha puesto feo, y su carácter… debe estar peor.
"Oye, qué…¿feo?, nmms"
— Analiza, despierta… Olvídate de ese tipo. Ya!
Amanda solo cierra sus ojos, era demasiado para ella. Solo quería…sólo quería ir donde sea que él estuviese y perderse junto a él en cualquier parte del mundo, nadie podía entender lo especial que era ese sentimiento para ella, es que nadie había vivido lo que ella junto a él.
El teléfono de su hermana suena.
— Dame un momento, atenderé ésto.
Amanda ve a su hermana alejarse hacia una esquina, y luego suspira. Tiene sueño, ahora sólo quiere irse a casa, echarse en su cama, y soñar con Daniel… soñar que él viene hacia ella.
Ahora suena Lucia, y Daniel está tratando de resistirse a salir de la pista para ir a la barra. No podía hablar con Amanda otra vez, ahora no. Primero tenía que poner en orden su vida, hablar con Fee…
— Ya vuelvo — le dice a su primo.¿Por qué este sentimiento era más fuerte que él?
Va caminando, con el corazón desmandado. Está sonrojado y suda a mares. En la barra divisa a la persona que lo tiene en medio del vaivén de su vida …
La coleta con ese cabello castaño oscuro cayendo como cascada sobre su espalda. La blusa roja…. la falda sobre la rodilla, los botines negros…las piernas entre las que alguna vez había dormido… ¿Por qué era ella?
Decide hacer una jugada cruel… quería ser cruel… Quería … Su ego, su ego estaba surgiendo.
Night Moves, la última canción, está sonando ahora.
Daniel se acerca a la barra, frente a Amanda pide algo al barman, y luego mira a otro lado. Amanda, reconoce la voz y alza su mirada incrédula hacia Daniel, lo ve haciendo su pedido, y también ve su indiferencia. Separa sus labios, y abre grandes sus ojos más de lo que ya eran, se paraliza en medio de todo el movimiento a su alrededor, más por la indiferencia de Daniel que por su presencia.
Una vez que recibe su pedido, Daniel se da la vuelta y, sin haber mirando ni por un segundo a Amanda, se aleja de la barra.
"¿Acaso está ciego?" Piensa Amanda. Sigue con la mirada a Daniel y lo ve perderse en medio de la multitud. "Tengo que salir de aquí"
Ella no puede creer lo que acaba de ver, se siente mareada, le tiemblan las rodillas, comienza a sudar… y se pone a reír (lo hacía por nerviosismo extremo)
— ¿Estás bien Amanda? — le pregunta su hermana cuando regresa a ella.
Amanda asiente con la cabeza, y le dice:
— Bueno, entonces, a dónde iremos.
— Ven conmigo. Vamos a aprovechar que Nat está de campamento y vamos a pasar este fin de semana juntas. Te hará bien…tienes que abrirte.
— ¿Ahora?
— Y qué tiene. Ven a dormir y luego vemos.
Amanda asiente, y ambas se disponen a salir del lugar, a su vez, el concierto de Roosevelt ha finalizado.
Antes de irse, Amanda, quiere ver a Daniel por última vez. Lo busca con la mirada en medio de la multitud ….pero no lo encuentra. Hasta que, de pronto, al girar su cabeza a la izquierda, sus ojos se topan con los petrificados ojos de Daniel. Allí estaba a lo lejos. La mira con frialdad, él pestañea una sola vez, y finalmente mira al frente. Amanda se voltea con una mueca de condecedendia y sigue su camino.
"Bueno, al menos sé que era real", piensa ella cuando ha salido.
Daniel había visto los grandes ojos oscuros de Amanda, mirándolo con incredulidad, y en el fondo siente que tal vez también lo miraba con desapego, y éso le hizo sentir absurdamente triste.
-----------------------------------------------
Ya era casi media noche, y Amanda junto a su hermana camina por la calle. Ella escucha las anécdotas de su hermana a medias, se siente un poco preocupada y a la vez siente que flota…
Seguían caminando. Amanda tararea Shadows de Roosevelt mientras mantiene una vaga mirada en el vacío. "Shadows of our love… A dónde quiera que vaya encuentro sombras de nuestro amor". Hasta que, al doblar una esquina, Amanda divisa a un par de hombres a unos metros de distancia caminando tranquilamente. Puede reconocer de inmediato la figura de Daniel.
"Pero qué… ésto es muy raro", se dice ella para sus adentros. Hace unos momentos sentía un pesar en su pecho, ahora sólo siente que su corazón late y late cada vez más rápido, había vuelto a temblar y apenas podía respirar.
¿Le estaba llamando?. ¿Ese era su destino?. ¿Así tenían que ser las cosas?
Es algo que no puedes dejar atrás
It's something that you can't leave behind
Esperé demasiado para recibir tu señal
I waited too long to get your sign
Así que llévame a un lugar donde podamos brillar
So take me to a place where we can shine
Nunca quise perderte de vista
I never meant to let you out of sight
Pero donde quiera que vaya, parece que encuentro
But everywhere I go I seem to find
Sombras de nuestro amor
Shadows of our love
Amanda recuerda una escena de hace años, cuando aquella vez divisó de igual forma a Daniel caminando con un amigo frente suyo, y ella no había sentido que su despedida fuera suficiente, quería más de él, quería estar con él…todo el tiempo que fuera posible. Al amigo de ese entonces, se le cayeron sus llaves y se detuvo para recogerlas y fue en ese entonces que Amanda vió aquella situación como una señal y, sin pensarlo, se fue corriendo hacia Daniel, llegó a él, tomó su mano y se lo llevó corriendo muy lejos dejando a su amigo desconcertado. Daniel había sido tomado por sopresa, no sabía lo que sucedía, sólo corría y reía. Aquella vez corrieron a más no poder por las calles sin saber hacia dónde se dirigían exactamente, sólo corrían y corrían, riendo, como si sus vidas se fueran a terminar en ese momento…
Ahora, Amanda ve a Daniel caminando, y reconoce al hombre que lo acompaña. Era Max, él también era fotógrafo, y vivía en Portugal. Cuando ella estaba con Daniel, los amigos de éste eran suyos también, y su familia era su familia; pero, cuando se separaron, aquellos amigos y aquella familia se alejaron de ella, poco a poco, la distancia hace esa magia. Todos sabían cuánto Daniel sufría con respecto a Amanda y, por respeto a él y a sus sentimientos, dejaron de hablar de ella, hasta que con el tiempo fue como si nunca hubiese existido.
Al final de todo, ni tenían ya ningún vínculo más que su viejo amor, no habían hijos, porque la hija que tuvieron se fue antes de que pudiera conocer la luz de éste mundo; y no habían propiedades ni bienes compartidos; ni siquiera trabajaban ni vivían en el mismo país. Se habían ido uno del otro.
Daniel había estado caminando con las manos en los bolsillos, pero ahora acaba de sacar una de ellas…y era la mano libre…la que no estaba al lado de su primo, era la que estaba libre…libre para ser tomada.
Sombras de nuestro amor
Shadows of our love
Ellas están volviendo a mi
They're coming back to me
Sombras de nuestro amor
Shadows of our love
Oh cariño, ¿no puedes ver?
Oh baby can't you see
Amanda no lo piensa más, porque sabe que si se pone a pensarlo no podra hacerlo…
Debe arriesgarse, y si él no se deja…ella lo forzaría, le agarraría fuerte y lo jalaría, se lo llevaría. No importa, lo demás no importa…
Respira y se lanza.
Ante la vista atónita de su hermana, Amanda corre en dirección a los dos hombres del frente y coge la mano de uno de ellos.
Max detiene su charla y su paso cuando ve la escena que transcurre ante sus ojos en un par de segundos…
Daniel siente el contacto frío en su mano y se sobresalta de inmediato, casi toma represalias …
— Qué, quién ere…
Amanda lo mira fugazmente y jala de su mano llevándolo hacia adelante.
Daniel la reconoce de inmediato, y está tan anonadado que se deja llevar.
Ambos corren por la calle vacía y bajan por unas gradas perdiéndose en medio de la noche.
Max se ha quedado atónito. Tarda en procesar lo que acaba de suceder. Se queda parado en medio de la calle viendo hacia adelante… esperando…
La hermana de Amanda llega caminando hasta él, a penas lo reconoce, y le dice:
— ¿Usted es su familiar?
— Qué.
— De Daniel. Mi hermana es Amanda, ella se fue con él.
Max la mira y pestañea un par de veces, a penas la reconoce…¿alguna antigua reunión familiar, tal vez?. Recordaba a Amanda, sí. Y entonces supo que era verdad…todo era verdad…Daniel y ella… todavía… todavía. Max sólo puede articular:
— Ah…
Ella, por su parte, pone una expresión de disgusto cuando mira la calle vacía frente suyo. Por qué Amanda era tan inconsciente…
— Ellos… — dice entonces Max — ellos no volverán, ¿verdad?
— Creo que no. Que tenga buena noche.
Ella se va caminando con las manos en los bolsillos, se nota que está molesta. Max se queda parado, ahora no sabe qué hacer. Debía llamar a Thorsten, le había dicho que lo mantendría al tanto, y ahora estaba preocupado porque no sabía en dónde estaba Daniel, y si volvería o peor … qué tal si no lo hacía.
Max se fue rápidamente hasta la casa de Oliver, pues no tenía las llaves del piso de Daniel. Al llegar, se disculpó con su primo por la molestia de las altas horas, y acto seguido le comentó la situación de Daniel… Todo era preocupante. Llamó a Thorsten de inmediato y éste último se fue en el primer vuelo que consiguió hasta Barcelona.
El lío estaba armado.
---------------------------------------------
Es algo que no puedes dejar atrás
It's something that you can't leave behind
Esperé demasiado para recibir tu señal I waited too long to get your sign
Así que llévame a un lugar donde podamos brillar
So take me to a place where we can shine
Habían corrido más de la mitad de la avenida.
— Amanda, Amanda…
Amanda no quiere escuchar, sólo quiere seguir alejándose donde nadie pueda dar con ellos.
— Amanda, para dónde vamos.
Ella no le responde.
Llegan hasta un puente. No había nadie, por qué las calles por ahí estaban vacías… por qué.
Amanda se detiene. Agitada, suelta la mano de Daniel y se apoya en la baranda. Respira y mira la ciudad.
Daniel también recupera el aliento. Mira a Amanda y le invaden todas las emociones…
— Y ahora qué.
Amanda dirige su mirada a Daniel y responde:
— No lo sé…
Sentía que si se disculpaba todo sería muy absurdo. Había que ir hasta el fin…pero cóm…
— So take me to a place where we can shine…— Amanda abre grandes sus ojos mirando a Daniel, éste estaba cantando en un susurro.
I never meant to let you out of sight
But everywhere I go I seem to find…
Shadows of our love
Amanda no puede evitar sonreír. Daniel se derrite por dentro al verla, hace tanto que no veía esa sonrisa…
Ella también comienza a cantar tímidamente y luego juntos cantan despacio el coro de la canción:
Shadows of our love
They're coming back to me
Shadows of our love
Oh baby can't you see
— ¿Cómo sabes tan bien la letra de la canción?. ¿Ahora también te gusta Roosevelt?— pregunta Daniel recordando el concierto.
— Pues sí. Tengo su primer álbum…en físico. Está en mi apartamento. Lo he estado escuchando estos días.
— Por éso fuiste al concierto.
Amanda asiente con la cabeza y finalmente Daniel le pregunta:
— Ahora… Bueno, yo…— se aclara la garganta— Yo no puedo estar en las calles expuesto … Es decir, preferiría si no…
— Sí, lo sé.
Daniel busca los ojos de Amanda, y cuando los suyos los encuentran, le dice con su voz suave:
— Mandy, llévame a un lugar donde podamos brillar…
Amanda frunce su entrecejo y reprime una risa, luego le dice:
— Nmms, qué cursi…
— Pero la letra de la canción…
— Sí, ya sé, pero que tú lo digas así de veras…es medio … raro (?
Daniel, sin dejar de mirarla, comienza a dar palmadas entre sus manos con un ritmo entrecortado, diciendo:
— Vamos, Mandinga, llévame a un lugar … A un lugar muy lejos de aquí… nah, nah nah …
—Pero qué…ay qué cómico eres…no me hinches. Daniel, ya…
— Ya qué, vamos, muévete. O qué, ¿tu hazaña fue en vano?
— Está bien, sígueme.
Amanda se va caminando, y Daniel le sigue. Cuando él llega a su lado le pregunta:
— Y ahora sí, dime a dónde vamos.
— "A un lugar donde podamos brillar"— le respondió Amanda con sarcasmo esbozando una exagerada sonrisa.
— ¿Me estás llevando a tu mundo?
— Sí, no se te vaya a arruinar tu ropa de marca en el camino. Iremos a pie.
— ¿Te disgusta mi posición social?
— ¿Qué posición social?
Amanda lo mira con el rostro desajustado por la extrañeza.
— Es decir, bueno, lo dije mal. Me refiero a que yo tengo una apariencia de Jet Set…las alfombras rojas, las cámaras, la ropa de marca, las fiestas, la gran pantalla, la cierta fama…
— Nah, ése es tu círculo, me vale. Dije lo de la ropa, porque te ves asustado, y la verdad, como tú dices, has pasado mucho tiempo girando en tu círculo, y tal vez, aunque hayas tratado de subsanarlo, no has tocado el piso de la realidad común cotidiana durante muchos años…
Daniel se queda pensando y guarda silencio.
Después de unos minutos, Daniel observa el barrio por el cual caminan y le dice a Amanda en tono de confesión:
— Nunca supe donde vivías.
— ¿De verdad?, bueno, ahora ya lo sabrás.
— Te mudabas siempre…
— Al final…
— Al final ya no quise saber.
— Y…
— …Una vez me dijiste que deje de molestarte y que me busque un psicólogo…
Amanda suelta una risa suave, y dice:
— Y la encontraste…
— Ya tenía su número, sólo tuve que llamarla.
Amanda pone una mueca y mirade reojo a Daniel:
— Qué ganas de tocar la herida, señor.
Daniel no puede reprimir una sonrisa de triunfo arrogante y descarado en su semblante.
— ¿Éso es todo? — le pregunta Daniel finalmente a Amanda.
— Sólo diré que no me gusta tu gorro de chango.
Daniel tenía puesto un gorro café de lana que cubría su cabeza, era una tendencia que había estado luciendo de vez en cuando el último año.
— ¿De chango?
— Sabes a lo que me refiero, ven por aquí.
Doblan una callecilla y siguen caminando.
---------------------------------------------
Amanda abre la puerta de su apartamento e invita a Daniel a ingresar.
Daniel percibe el ambiente tranquilo y equilibrado. Todo está impregnado de Amanda…
Amanda se quita los zapatos y le dice a Daniel que haga lo mismo.
— Qué.
— Que te quites los zapatos…ya sabes…
— ¿Sigues haciendo lo mismo?
Amanda lo observa impaciente, y responde con desgana:
— Por supuesto que sí. Ahora quítatelos, por favor.
Daniel, suspira resignado y procede a quitarse los zapatos. Mientras tanto, Amanda coge un rociador de un pequeño mueble a su lado y se da la vuelta hacia Daniel, éste la mira y cuestiona con cierta incredulidad:
— ¿Éso es desinfectante?
— Extiende tus brazos.
— Santo Cristo…
---------------------------------------------------
Daniel observa cada detalle en la sala de Amanda, a parte de sus zapatos, se ha quitado su chaqueta y su gorro. Se siente como si estuviera en una parte de su casa que nunca antes había descubierto.
Él observa a Amanda, parece que flotara entre su hábitat, va de un lado para otro. Entonces, de pronto, Daniel descubre un portaretrato sobre una repisa, hay una foto ahí…un hombre que no había visto antes.
"¿Será él?", piensa Daniel mientras se acerca a la repisa para observar la foto. Mira y encuentra unos atractivos rasgos semi asiáticos sonriéndole desde la fotografía. "Es él", se afirma Daniel con un montón de emociones enredadas en su interior, "se ve muy atractivo, más joven que…", lo sabía.
— Daniel…
Daniel voltea para ver a Amanda, y recuerda cómo actuar. Sonríe.
— Ése es Luis.— le dice ella.
— Lo supuse.
Amanda se acerca a Daniel y junto a él mira la fotografía del buen Luis Zhang.
— Se ve muy bien, ¿por qué lo dejaste?
— La respuesta está en ti, Daniel. Pero si te consuela, esa foto es antigua, pero es una de mis favoritas.
Daniel sólo asiente. Su pregunta había sido mal improvisada.
Finalmente, Daniel gira su cabeza y mira a Amanda con gracia. Ella también voltea para verlo.
— Tu hábitat es muy pequeño, pero agradable.— le dice Daniel.
— Tu hábitat debe ser 5 veces el mío.
— Había olvidado que era vivir en un espacio como éste.
Amanda asiente despacio. Daniel le pregunta:
— Y… ¿viajas mucho?
— En vacaciones, lo más que se pueda.
— Disculpa si sueno un poco… arrogante (?
— No me intimida, créeme.
— Es un alivio saberlo.
— ¿Sabes que yo tengo más dinero que tú, verdad, Daniel?
— En patrimonio o…
— Es una forma de decir, sabes a lo que me refiero.
— Ajá, y vives….
— Soy práctica.
— Éso me parece estupendo.
Amanda y Daniel se miran fijamente por un par de segundos en la penumbra de la sala.
— Por qué no has encendido la luz.— Cuestiona Daniel
— ¿Es necesario?
— Supongo que no…
Amanda se voltea de imprevisto, parece que se hubiera puesto a pensar en algo. Daniel observa su espalda, la coleta de su cabello acaricia su nuca…hay un lunar ahí, él sabe exactamente en donde.
Amanda entonces voltea de nuevo para ver a Daniel, hay una propuesta intensa en sus grandes ojos oscuros.
— Daniel…
— Hm…
— Por qué no escuchamos música.
Daniel sonríe, y responde:
— Venga.
--------------------------------------------------
Amanda ha puesto a reproducir el primer álbum homónimo de Roosevelt. Luego se sienta en el suelo y Daniel se agacha en cuclillas para estar a su altura, y le dice:
— Es uno de mis álbumes favoritos.
— El mío también.
— Desde hace cuándo.
— Recién.
"¿Será por mí?", quiso preguntar Daniel pero en cambio dice:
— Conozco a Marius, el artista.
— ¿Ah sí?
— Sí, somos muy buenos amigos.
Y de pronto, finalizada la pista de la Intro, comienza a sonar Wait Up:
Ella estaba lista en la mañana
She was ready in the morning
Si solo pudiera retroceder el tiempo
If only I could turn back time
Llévame de vuelta al amanecer
Take me back to the dawning
Me estoy escapando
I'm slipping away
Daniel está mirando fijamente a Amanda, la letra de la canción suena y tiene sentido para él, para ambos:
Recuéstame en tu amor
Lay me down on your loving
Si pudiera hablar la luz
If only I could talk the light
Llévame de vuelta al amanecer
Take me back to the dawning
Nos estamos alejando
We're drifting away
Ambos mueven su cabeza al ritmo de la música y sonríen.
Así que espera
So wait up
Y alcanzar el sol
And reach for the sun
Sabes que yo quería venir
You know I wanted to come
Solo espera
Just wait up
Y no hagas un sonido
And don't make a sound
Así que espera
So wait up
Y alcanzar el sol
And reach for the sun
Sabes que yo quería venir
You know I wanted to come
Solo espera
Just wait up
Y no hagas un sonido
And don't make a sound
Ella estaba conmigo en el día y
She was with me in the day and
Es gracioso como todo va mal
It's funny how it all goes bad
Nunca pensé que podríamos desvanecernos
Never thought we could fade out
Me estoy moviendo muy lento
I'm moving too slow
Me dejaste en la luz de las estrellas
Left me down in the starlight
Podría decirlo por la mirada en tus ojos
Could tell it by the look in your eyes
Daniel suspira y, al sentir cansancio en sus rodillas, se acomoda sobre el suelo. Ahora ambos están sentados uno frente al otro, lo más cerca posible, pues sus rodillas se rozan.
¿Por qué no podemos volver a caer al cielo?
Why can't we fall into the sky again?
Simplemente no quiero que se vaya
I just don't want it to go
¿Por qué no puedes volver a caer en mis ojos?
Why can't you fall into my eyes again?
Eres todo lo que he conocido
You're all that I've ever known
Así que espera…
So wait up…
Sin dejar de mirarse, la segunda pista suena en sus oídos. Es Night Moves:
— Con ésa cerró en concierto.— le dice Daniel.
— Sí. ¿Me viste?
— Sí. Pero te fuiste. No disfrutaste el tema como se debe.— Daniel se levanta — Ven, vamos a bailar.
Amanda lo mira entrecerrando sus ojos. Finalmente se levanta. Comienzan a moverse despacio al ritmo de la canción:
Hasta que tu corazón se vaya todas las noches
Until your heart goes every night
La noche se mueve manteniéndome despierto
The night moves keeping me up
No lo quiero mas
I don't want it no more
Ambos sonríen. Amanda se anima y levanta sus brazos agitandolos. Daniel aplaude mirándola. Ella comienza a sacudir su cabeza graciosamente. Daniel la encuentra adorable y sonríe inconscientemente de oreja a oreja.
Casi finalizando la canción, Daniel también se anima y mueve la cabeza enérgicamente. Amanda comienza a saltar, y Daniel la imita emocionado.
Están saltando, girando uno al lado del otro, vocalizando la letra de la canción:
No hay razón para esconderse
There's no reason to hide
Sabes que la noche sigue y sigue
You know the night moves on and on
Nos saca de la luz
Takes us out of the light
Sabes que la noche sigue y sigue
You know the night moves on and on
La canción finaliza, y ambos se detienen exhaustos mirándose sonrientes. Daniel comienza a reír.
— Por Dios, ¡ésta es mi favorita! — Exclama Amanda al escuchar la siguiente pista que es Belong. Ella comienza a cantar mientras baila al ritmo de la canción.
Corriendo alrededor
Running around
Abrázame hasta que te vayas, sí
Hold me till you're gone, yeah
Daniel ahora hace unos pasos de baile extrovertidos frente a Amanda. Están enajenados del mundo entero. Sólo son ellos y la música que invade cada uno de sus sentidos…
Dando vueltas
Spinning around
Mira a donde pertenecemos
See where we belong
Llévame atrás en el tiempo
Take me back in time
Nos esta destrozando
It's tearing us apart
Puedo hacerte mia
I can make you mine
Retrocede al principio
Fall back to the start
El coro enérgico ha culminado, y Daniel, exhausto, dirige una mirada fulminante a Amanda, la sangre corre ardiente por sus venas, es todo o nada, y nada importa.
Persiguiéndome en la noche
Chasing me in the night
Ha caído en su lugar
Has fallen into place
Ahora estamos fuera de vista
Now we're out of sight
Daniel coge a Amanda por la cintura, para su desconcierto, y la besa con fuerza e intensidad.
Corriendo alrededor
Running around
Abrázame hasta que te vayas
Hold me till you're gone
Dando vueltas
Spinning around
Mira a donde pertenecemos
See where we belong
Amanda agarra los brazos de Daniel en un intento absurdo de zafarse, porque no puede despegar sus labios de los de él, pero sobretodo, no quiere hacerlo. Así que sube sus manos para sostener la cabeza de Daniel y besarlo con todo el amor que le tenía.
El final cortante de Belong y su transición tranquila hacia Moving On hacen que ambos separen sus rostros. Ahora sólo se miran embelesados.
Amanda, decide apoyar su cabeza en el pecho de Daniel, y él la abraza con cariño, acariciando su cabello, y sintiéndose feliz por sentir el contacto tibio de ella tan cerca suyo.
Nunca antes viste esto en mis ojos
You never saw this in my eyes before
Te estás moviendo
You're moving on
Decidiste irte por tu cuenta
You decided to go on your own
Sólo házmelo saber
Just let me know
Que puedes sentir como lo hacías antes
That you can feel the way you did before
Hacia adelante
Moving on
Amanda se separa despacio de Daniel, alza su vista adormilada hacia él y le sonríe.
Daniel le devuelve la sonrisa y le dice con voz suave:
— Estás cansada…
— Pregunta o afirmación.
— Ambas.
— No lo sé…
Daniel la mira extrañado pero sonriente. Para su sorpresa, Amanda vuelve al piso y se echa de espaldas sobre la alfombra.
Heart comienza a sonar con su melodía nostálgica en el reproductor.
Daniel se acerca a Amanda, se inclina y decide echarse a su lado, le dice:
— Siempre te ha gustado sentarte y echarte en el suelo… no se te quitó la costumbre…
— No es costumbre, es gusto.
— Hace tiempo que yo no me echo en el suelo…
Amanda se reclina para mirar a Daniel. Lo observa detenidamente, y luego baja su cabeza para apoyarla sobre el pecho de él. Siente sus latidos… Daniel la abraza y cierra sus ojos.
Antes en la oscuridad
Before into the dark
No ceder
No giving in
Así que abrázame en tu corazón
So hold me in your heart
Recordando
Remembering
Porque tu fuiste el comienzo
'Cause you were the beginning
Me tienes como ningún otro
Got me like no other
Sabes que me tienes dando vueltas
You know you got me spinning
Desde el principio
Right from the start
Porque cuando tu corazón se desgaste
'Cause when your heart wears out
Siempre estaré donde tu vayas
I'll be always where you go
Cuando tu corazón se agota
When your heart wears out
Siempre estaré ahí cuando tu corazón se agote
I'll be always there when your heart wears out
Porque cuando tu corazón se desgaste
'Cause when your heart wears out
Siempre estaré donde tu vayas
I'll be always where you go
Cuando tu corazón se agote
When your heart wears out
Siempre estaré ahí cuando tu corazón se agote
I'll be always there when your heart wears out
Sin saber en qué momento, ambos se quedan dormidos. Y el resto de las canciones van pasando entre sus sueños.
Daniel se despierta cuando Fever, su canción favorita está finalizando. Aún abraza a Amanda, y se percata que ella sigue dormida y… "De seguro me ha babeado… Cómo la amo", piensa.
— Amanda…
Daniel trata de despertarla, y ella lo hace apenas. Sí, le ha babeado el suéter. Amanda se yergue y pregunta un tanto desconcertada y adormilada:
— Qué sucedió…
— Nada, nos quedamos dormidos.
Amanda pestañea un par de veces y cae en cuenta de la situación.
— Ah, ya lo recuerdo… sí. Me desubiqué un cacho, je…
Daniel asiente sonriente. Amanda vuelve a echarse. Daniel le dice:
— La música sigue sonando, pensé que había pasado mucho tiempo…
— Sí, yo también lo pensé. Daniel, te puedo preguntar algo…
— Claro.
— ¿Alguna vez le fuiste infiel a Felicitas?
Daniel la mira, y ella acota:
— …Yo no cuento.
— ¿Por qué no?
— ¿Alguna vez estuviste con otra persona…?
— Por qué quieres saber éso…
Ambos se miran fijamente por un par de segundos, en el fondo había una tristeza, resignada de Amanda, y avergonzada de Daniel.
— Me pregunto…
Daniel, al escuchar el susurro de su Amanda, mueve a un lado su cabeza de forma involuntaria, casi como un reflejo… Se dice: "No…no lo pienses…"
— …me pregunto si tú…alguna vez…
— No.
— …alguna vez estuviste con otra persona cuando estábamos juntos…
Daniel, mirándola, responde en un susurro seguro:
— Siempre te fui fiel…
— Pero… pero estuviste con otra per…
— Por qué estás tocando ese tema ahora.
— No lo niegas…
— Yo…No lo hice.
Amanda se reclina y lo mira con severidad. Le dice:
— No hagas éso conmigo. Tú sabes que éso me disgusta…
— Yo…
— No actúes conmigo…
— Mandy…
— Si te pregunto algo, y tú me respondes fingiendo una verdad…
— De qué estás hablando. — Daniel se levanta y la mira ofendido.
— Sí estuviste con alguien…¡sí!
— ¡Ya basta!
Daniel se voltea, ahora está molesto. No quería… No quería…No, ahora no.
Amanda se levanta, y lo encara.
— De hecho, incluso ahora… Claro, si puedes estar conmigo ahora, y a la vez estás con tu esposa… M*rda, por qué nunca…nunca quise aceptarlo.
— Me estás acusando de ser un infiel…
— Y qué se supone que estás haciendo aquí aho…
— ¡Tú me trajiste aquí!
— Y tú te dejaste traer...
— Y qué se supone qué...
— Y además me refiero a las otras veces…¡desde el principio!
— Otra vez, otra vez estamos en lo mismo. Siempre es igual, ¡siempre termina así, por qué!
— Porque tú eres así.
— ¡Deja de juzgarme, deja de echarme la culpa! Qué quieres ahora, para qué me traes aquí, para qué…¡¿por qué sigues queriéndome?!.
— No lo sé, ¡quisiera no hacerlo!
— ¡Pues entonces no lo hagas!. Déjame. ¡Déjame ya!. ¡Has tu vida, olvídame de una vez!
Amanda lo mira con los ojos abrillantados, y le dice con voz baja:
— Vete ahora, Daniel.
Daniel asiente con resignación, tristeza y dolor. Se dá la vuelta y toma rápidamente su chaqueta. Se coloca sus zapatos como puede y abre la puerta, sin dudar en ninguno de sus movimientos, sale y se va.
Amanda respira hondo, se decide a no llorar. No esta vez. Siente que le pesa la cabeza y se suelta el cabello. Se sacude la cabeza y trata de alejar todos los malos pensamientos de su mente… Entonces el timbre suena y Amanda se sobresalta, piensa que puede ser su hermana, y pregunta dirigiéndose hasta la puerta:
— Quién es.
Hay silencio de un segundo, y una voz familiar responde:
— Soy yo.
Amanda se detiene al escuchar la voz de Daniel. Había vuelto, por qué.
Amanda llega hasta la puerta y mira por el rabillo, sí, definitivamente era Daniel. Le abre la puerta y se encuentra con unos ojos intensos.
— Olvidé mi gorro…
"Ahe, ese estúpido gorro", se dice para sus adentros Amanda.
— Bueno, pasa y búscalo, no tengo idea de dónde pueda estar.
Amanda abre completamente la puerta y permite que Daniel pase mientras ella lo espera firme con la mano sobre la manija.
Daniel asiente en silencio e ingresa para buscar su gorro, y lo encuentra tirado en el piso. Terrible.
Cuando está por salir, mira por última vez a Amanda. Ese cabello suelto y desordenado le habían robado el aliento al ingresar. Qué condena.
Estaba sonando Close, la última canción del álbum de Roosevelt.
Se siente como si me hubieran dejado atrás
Feels like I've been left behind
Hacer las pases con el pasado
Make up with the past
Si tan solo pudiera hacerte cambiar de opinión
If I can only change your mind
¿Alguna vez duraría?
Would it ever last
Porque todo lo que solía decir
Cause everything I used to mean
Se ha derrumbado
Has fallen apart
Y esos sueños tuyos me persiguen
And those dreams of you are haunting me
Siguiendo mi corazón
Following my heart
Amanda baja la mirada y hace una mueca de impaciencia. Daniel se ha terminado de colocar el gorro y antes de salir le dice:
— Lo siento mucho.
Amanda eleva las cejas y mueve sus pupilas de un lado a otro.
— No hagas esas caras.— dice Daniel.
— Qué.
— …
— …
Daniel respira hondo. Se lleva ambas manos al rostro y cierra los ojos. Estaba tratando de contenerse, pero no estaba funcionando….
Entonces agarra la puerta y la cierra de un portazo, dejando a Amanda petrificada con los ojos abiertos como platos.
Todo sucede en cuestión de segundos, Daniel se va sobre Amanda y la abraza con fuerza, agarra su cabeza y la besa ansiosamente. Luego, desliza sus manos por la espalda de Amanda hasta llegar a su cintura y la ciñe hacía sí con fuerza, percibe su aroma familiar y se entrega por completo. No deja de besarla, y experimenta una conjunto de sensaciones chispeantes, cálidas y placenteras corriendo por todo su cuerpo como si fuese su propia sangre corriendo por cada una de sus venas.
Amanda reacciona, y decide que si lo tiene así, bien podría hacerlo sufrir un poco más. Desliza sus manos hasta llegar a la nuca de Daniel y acaricia su cervical. Él suspira y le dice en un susurro:
— No hagas éso…
— Por qué…
— Porque tú lo sabes.
Daniel trata de intimidarla con su mirada seductora, y la empuja suavemente contra la pared. Entonces vuelve a besarla y, en un determinado momento, se agacha un poco y de un solo movimiento la carga contra sí.
Amanda no puede hacer otra cosa más que seguirle el juego. Hace tanto tiempo que no había probado su sabor que sus ansias estaban a flor de piel.
Daniel la conduce tranquilamente hasta la habitación, y ambos no dejan de besarse desesperadamente.
Acuéstate
Lay down
Acércame por la mañana
Pull me close in the morning
Sé que debería salir con una advertencia
I know I should be out with a warning
Daniel acuesta a Amanda sobre su cama y él, subiéndose despacio, se inclina hacia ella para besarla con calma, disfrutando de cada beso. La rodea apoyando sus brazos y sus piernas a cada lado de ella. Es suya.
De pronto, Amanda deja de besarlo y le dice con tono calmado:
— ¿Traes puestos tus zapatos?
— Sí. ¿Quieres que me los quite?
— Nadie ha osado posar sus zapatos sobre mi cam…
Daniel se yergue de pronto haciendo que Amanda no termine su reproche y, haciéndose a un lado, se sienta en la cama y se inclina para quitarse los zapatos.
— ¿Quieres que me quite los zapatos? Pues mira como me los quito… Listo, ya está, qué más quieres que me quite.
Amanda, que está echada todavía, lo mira graciosamente, y se ríe con las manos rendidas sobre su abdomen.
— ¿Ahora te ríes de mí?
— Claro que no, es que eres gracioso… Y además estoy nerviosa, y siempr…
— Ah, siempre te ríes cuando estás nerviosa, sí, lo había olvidado…
Daniel se para, coloca sus manos sobre la cintura y mira a Amanda la cual le devuelve una mirada divertida, finalmente ella le dice:
— Quítate tu cachucha, te ves chistoso.
Daniel no sabe si reírse u ofenderse, sólo se mueve impaciente y suelta una risa en tono absurdo.
— Me has llamado infiel, y ahora soy qué…¿un payaso?
Amanda, sin dejar de sonreír, levanta un poco sus brazos y forma un cuadro con sus dedos diciendo:
— Daniel Brühl: un cómico infiel.
— Oye… basta, por qué eres tan…tan… Mala…
— Venenosa, dssssss…
Daniel se quita el gorro de un solo movimiento y lo lanza a un lado.
— Oye, esta no es tu casa, no tires tus cosas por ahí…
— Oblígame.
Daniel comienza a quitarse su chaqueta y luego la tira por el otro lado.
Amanda abre su boca incrédula y luego sólo se ríe. Daniel se suspende el suéter, luego se lo pasa sobre la cabeza y le dice:
— Éste va para ti, picajosa.
Daniel lanza con suavidad su suéter sobre Amanda. Y ella lo atrapa con sus buenos reflejos, y le dice riendo:
— Qué te pasa, basura alemana.
— ¿Te divierte, Mandinga?— le dice Daniel mientras comienza a desabrocharse el cinturón de su pantalón.— Vamos a ver si te sigues riendo…
Amanda, al verlo, se reclina de inmediato y, aún sosteniendo el suéter, le dice con picardía y sarcasmo:
— ¿Espera, me estás haciendo un striptease?. Dios, Daniel…hazlo bien por favor, vamos … lento, suave, sensual…. quítate todo, viejo sabroso…
— ¿Qué?
Amanda le lanza su suéter a la vez que le responde:
— Que te quites todo.
Daniel recibe el impacto de su suéter y se agacha de inmediato para recogerlo mientras dice:
— Oye, no seas agresiva conmigo…
— Y lento, por favor.
Daniel vuelve a lanzarle su suéter a Amanda diciendo:
— Tendrás que agarrar todo.
Daniel se baja los pantalones y se los quita torpemente. Luego los arruga y se los lanza a Amanda, ella lo atrapa sin dejar de reírse. Daniel, en bóxers, se quita las medias y duda en lanzarlas a Amanda, pero aún así lo hace.
— Ahora me siento canastillo de ropa sucia…— le dice Amanda— no sirves para el streaptease.
Daniel ignora ese comentario y procede a quitarse su camiseta, pero de pronto le llegan todas sus prendas en la cara.
— No me convenciste.— le dice Amanda.
Daniel, ignora todo comentario y se va sobre Amanda en un abrir y cerrar de ojos. Ella lo recibe riendo sin freno y él la sujeta contra la cama, susurrándole como si fuera una niña:
— Shhh …
— No, Daniel, no…— le dice ella sin dejar de reírse.
Daniel le tapa la boca con la mano, y ella, divertida, se dá modo para mordérsela. Daniel emite un quejido agudo y retira su mano diciendo:
— Salvaje.
Y acto seguido, él coloca su boca sobre la risa de ella tratando de acallarla. Amanda agarra la cabeza de Daniel y la aparta de sí. Lo mira un momento, mira sus brillantes ojos marrones y controla su risa para sonreírle. Luego, ella vuelve a acercar el rostro de Daniel al suyo colocando su mejilla en contacto con la de él, y le dice:
— Te amo, Dani, con tus defectos estúpidos y tus lindas virtudes. Siempre.
Esa declaración resuena en los oídos de Daniel y llegan hasta su profundo ser. Era todo lo que había esperado por tantos años. Desde hace 10 años, había estado esperando y anhelando oír esa declaración clara, sincera y abierta de ella otra vez.
Había conducido por la carretera de Colonia, aquella vez que ella se fue hace 10 años, desesperado, al borde del colapso de su depresión, tan seguro de que moriría, si no era en esa carretera, lo haría de dolor e impotencia, porque ella ya no lo amaba.
Ella se había marchado, porque finalmente se había desencantado de él. Se había llevado su amor de la ciudad.
Aquella vez no murió en la carretera, pero tuvo un pequeño accidente que lo llevó a convalecer en el hospital un breve tiempo, y luego su madre junto a su hermana se lo llevaron con ellas. Estuvo amartelado 3 meses, como si se tratase de una enfermedad, y luego apenas pudo pararse y caminar…a decir verdad nunca supo cómo llegó a salir afuera y continuar con su vida de la mejor manera posible.
— Dilo otra vez… por favor.
Amanda lo mira ladeando su cabeza, luego toma la de él entre sus manos y se queda viéndolo en silencio. Daniel le dice:
— ¿Ahora es de verdad?
— Siempre lo fue, ¿o no?
Amanda vuelve a rodear su cuello con sus brazos y lo acerca a ella. Luego le dice:
— Lo siento. Discúlpame por no haber… luchado por lo nuestro en su momento. Me dejé llevar por las emociones, me encapriché, y…estaba muy molesta contigo…yo…
— Ya fué.
Un silencio entre ambos de un par de segundos. Era verdad, Felicitas le había inculcado a Daniel el valor del presente, que no había que rebuscar en el pasado ni estresarse por el futuro, y era verdad.
Daniel aparta su cabeza y mira a Amanda. Le dice:
— Yo también fuí, y todavía soy, muy estúpido. A veces las cosas pasan… ahora, ahora, lo que tenemos es ahora.
—Entonces… Ich liebe dich.
— Ich liebe dich auch.
Daniel acerca su rostro al de Amanda y la besa suavemente en la nariz haciendo que ella sonría involuntariamente. Él pestañea y vuelve a besarla en la comisura de los labios…ella no se resiste y lo besa. Entonces se besan disfrutando cada sensación…cada sabor.
Daniel entonces, mueve su cabeza a un lado y desliza sus labios sobre la quijada de Amanda hasta llegar a su cuello en donde comienza a besarla primero despacio y luego con intensidad haciendo que Amanda se lanze un pequeño suspiro … aunque está con sensaciones encontradas, ya que tiene ganas de reír, a la vez siente el atisbo de la excitación.
Daniel sabe lo que hace, y baja su rostro hasta el pecho de Amanda, con su boca desabrocha los primeros botones de su camiseta y besa su esternón.
Ella ríe, y le dice:
— ¿Has perfeccionado tus habilidades?
— No has visto nada…
— A ver…
Daniel se yergue y, hábilmente, desliza sus manos debajo de la falda midi de Amanda. Ella lo detiene riendo.
— Qué haces.
Daniel se lanza de nuevo y la besa con fuerza, como si su vida dependiera de ello. La deseaba tanto…
Amanda, por su parte, desliza su mano debajo de la camiseta de Daniel y acaricia su piel atrayéndolo hacia ella.
Su amor era tan grande, que nunca fue suficiente.
Ahora se aman en la penumbra de la noche, en una amalgama de sabores, crispaciones, y roces delirantes. Habían formado una conexión, el culmine del éxtasis. De haber podido hubieran penetrado en el mismo ser del otro hasta el alma, ya que era un deseo excitante de inmenso y recíproco placer.
Abrázame hasta el amanecer
Hold me till the sunrise
Los días se vuelven negros
Days are turning black
Te arrepentirás cuando te des cuenta
You'll be sorry when you realize
No hay vuelta atrás
There's no turning back
Porque todo lo que solía decir
Cause everything I used to mean
Se ha derrumbado
Has fallen apart
Y esos sueños tuyos me persiguen
And those dreams of you are haunting me
Siguiendo mi corazón
Following my heart
--------------------------------------------------
Con las primeras luces de la mañana Daniel entreabre sus ojos, mira a su alrededor y siente el cálido aroma de una cabellera a su lado así como una pausada respiración.
"Gracias a Dios, nunca roncó" piensa Daniel al ver a Amanda a su lado. Siente el contacto tibio y suave de su piel contra la de ella.
Este era el sueño que siempre había tenido. Se siente satisfecho y realizado, también siente una extrema comodidad y se pregunta, mientras vuelve a cerrar los ojos, el por qué no puede ser así siempre.
Pasados un par de minutos, Daniel vuelve a abrir los ojos, pestañea y percibe que hay más luz que hace un rato. Vuelve a su realidad y sabe que tiene que levantarse.
Con cuidado, trata de salir de debajo de las sábanas sin despertar a Amanda, aunque sabe que ella tiene un sueño demasiado pesado y no se despierta fácilmente.
Una vez de pie, Daniel busca su ropa y encuentra sus bóxers y su pantalón. Se los coloca apresuradamente y mira a su alrededor par ver si encuentra su camiseta. La busca por el otro lado de la cama y al encontrarla se la coloca inmediatamente. Entonces le echa una mirada a su amada de toda la vida y sonríe.
Ahora Daniel se aventura por el apartamento de Amanda, desea explorar ese mundo, mira cada detalle y reconoce ciertos hechos. Roza con sus dedos las superficies, y percibe cada aroma. Se topa con la fotografía de Luis Zhang y vuelve a envidiarlo fugazmente, y esperando encontrar más cosas de él mira por los alrededores. Termina fijando su vista en un armario, se dirige a él y lo abre casi por instinto topándose con una pequeña pila de cajas de zapatos, algunos bolsos y mochilas, unas botas temibles, un par de cascos de seguridad, cinturones, bolsas y otros yuyos. Casi impresionado, levanta su mirada para divisar algo que hace que sus pupilas se dilaten. Se trata de un suéter de lana, tejido por Amanda para él…
Fue para él. Ella lo tejió afanosamente cuando estaba en el tercer mes de su embarazo. Ya que su condición era delicada, se quedó en casa. No estaba acostumbrada a la vagancia, y tenía una necesidad de dedicarse a algo, entonces pensó, como siempre, en Daniel y en lo mucho que andaba de allí para allá en lugares lejanos y cercanos, así como en el crudo invierno de entonces. Y de esa forma fue que se empeñó en llevar a cabo su hazaña: le tejería un suéter. Se inspiró en un vídeo de YouTube y siguió los pasos con paciencia y voluntad.
Amanda entregó su trabajo a Daniel en una reunión familiar, y él al ver el suéter se emocionó tanto que se quedó sin palabras y, como un niño, se echó a los brazos de Amanda. Inmediatamente se colocó el suéter y no quiso quitárselo hasta antes de dormir, de hecho se convirtió es su prenda indispensable en cada invierno ya sea que se quedara en casa o se fuera de viaje. Era un suéter muy especial para él, y envejeció prematuramente en el lapso de dos años. Hasta que, cuando se separó de Amanda, lo abandonó con ella.
Ahora está ahí, a unos centímetros de distancia. Daniel, alarga sus brazos para coger el viejo suéter. Siente su textura familiar y lo observa con cariño y nostalgia una vez que lo tiene entre sus manos. "Qué haces aquí", piensa para sus adentros, preguntándose la causa de que esa prenda tan olvidada estuviera ahí a simple vista y no guardada en alguna bolsa a la sombra de un rincón…es más, debería estar quemada o perdida hace mucho tiempo en algún basurero. No servía ni para regalo ni para donación, estaba muy vieja y usada, sólo serviría si el dueño original decidiera pasar sus últimos días con ella al amparo del calor del hogar, pues sus descosturas e imperfecciones solo podrían ser entendidas por él.
Daniel se coloca el suéter instintivamente, y se percata de lo justo que ahora le queda. "La edad, la edad…" se dice para sus adentros. Entonces alza la vista y nota que hay otra cosa allí donde había estado el suéter. Alza un brazo y toma el objeto que parecía ser un libro, y entonces casi de inmediato tiene el presentimiento, sabe que puede ser…
"Es…es…No…" , piensa impresionado, no podía creerlo. Era ese álbum de fotografías…
Lo toma entre sus manos y lo observa anonadado. Cómo era que ella aún lo tenía, ¿sería por las fotos?, éstas eran en su mayoría muy personales. Abre la tapa gruesa con mucha ansiedad, sabía lo que encontraría, le sudaban las manos, no había visto esas imágenes en años así que casi las había olvidado, pero ahora estaban ahí, estaban ahí otra vez…
Se dirige al sillón para estar más cómodo a sabiendas de que sus piernas le comenzaban a flaquear por la emoción. Una vez sentado, pasa la primera página en blanco y se encuentra con la carátula: "ManDan: invencibles x100pre". Era un nombre infantil escrito a media burla como si se hubiese tratado de un juego, y Daniel recuerda brevemente el día que lo hicieron echados en el piso riéndose. Luego se arrepintieron del nombre pero ya era tarde para modificarlo.
Pasa la página y observa las primeras fotografías, definitivamente eran las primeras. Cuando tenían un amor casi secreto con las idas y venidas en el tren de Cottbus a Berlín, escuchando música extraña, comiendo chocolate, durmiendo, leyendo sus guiones, haciendo sus tareas, contando cuentos…enamorándose cada día más…
"Los fuegos artificiales… están ahí al principio, y explotan…"
Daniel sonríe, se veían tan jóvenes… eran tan jóvenes. "Éramos casi niños". Y la vida era tan larga…
Daniel pasa las páginas. Llega al momento en que su amor ya no es secreto y recuerda que en ese entonces sentía que su vida estaba comenzando a resurgir en otra estupenda etapa. Había sido inteligente en sus decisiones aquella época, y a causa de ello había logrado obtener resultados satisfactorios. Amanda estaba con él y eran felices y eran tranquilos y habían hecho planes…
Daniel mira las fotos de sus primeros eventos y Amanda siempre con él… siempre a su lado.
Era difícil, pero no imposible.
Al pasar las páginas mira su evolución y un montón de remembranzas aparecen en su mente. Lo recuerda todo, hasta las cosas que creería no poder recordar.
Pero lo que más le sorprende es el final. Hay fotos suyas en las últimas páginas, y son fotos actuales. La última es la de París, de este mes. Y antes de ella, hay otras, de todas aquellas veces que se encontraron. Hasta en los momentos más amargos, ella se las había arreglado para tomarle fotos en sus rabietas sin que él se diera cuenta, y también fotos de su sonrisa cuando estaba contento.
"ManDan, siempre juntos"
Daniel ahora se siente muy triste…pero de esa misma tristeza le nace un incipiente coraje. Ha obtenido la fuerza y la determinación que le escaseaban.
— ¿Daniel?
Daniel levanta la vista y, sorprendido, mira la figura de Amanda apoyada en la puerta de su habitación observándolo extrañada y tal vez casi asustada, pues le ha visto con ese viejo suéter puesto agarrando ese álbum.
— Hola. — responde Daniel con la voz suave, casi consoladora.
Amanda se acerca despacio hacia Daniel. Está cubierta con una bata y camina descalza. Llega hasta él y se detiene a su lado observado el álbum que él sostiene entre sus manos. Luego lo mira y le dice:
— Encontraste el suéter.
— Y ésto. — le dice Daniel señalando el álbum.
— Mucha osadía, ¿no?. Bueno, fue una gran hazaña, ahora…
Amanda tiene intenciones de tomar el álbum, pero Daniel reacciona rápidamente y lo aparta de ella levantándose de inmediato y resguardando el álbum bajo su brazo.
— Qué haces… — le reprocha Amanda poniéndole una mueca de impaciencia. — ¿Puedes dármelo, por favor?
— No. Ahora no. — le responde Daniel mientras se dirige rápidamente a la habitación esquivando a Amanda. Ella, sorprendida, le dice:
— Daniel… Daniel, qué estás haciendo.
Daniel encuentra su chaqueta y la coge para darse la vuelta y, volviendo a esquivar a Amanda, dirigirse a la puerta de salida.
— Oye, devuélveme éso. ¿Qué rayos haces?.
Daniel que se acababa de colocar sus zapatos, y con la mano en la manija de la puerta, le explica apresuradamente:
— No. Te prometo que arreglaré todo. Ésto se solucionará, te lo prometo. Ahora sí, lo haré.
Dicho éso, Daniel abre la puerta y se dispone a salir apresuradamente, casi huyendo. Amanda le reprocha inconforme:
— Oye, Daniel, qué haces … ¡vuelve aquí!— Amanda se coloca sus zapatos como puede y en el proceso encuentra el gorro de lana de Daniel tirado en el piso, lo levanta y va tras él, pero Daniel ya va lejos y que éste le dice:
— No me busques, yo lo haré en el momento adecuado. Y si me ves en algún lugar no te acerques a mí. Ahora sí haré todo bien…te prometo que cuando lo arregle vendré por ti. Todo estará bien, lo prometo.
Daniel, habiendo dicho éso, se va bajando las escaleras apresuradamente, y Amanda le grita lanzadole su gorro:
— Pero… Daniel, ¡dame mi álbum!.— Daniel ya no está.— Maldita sea…ese… aaaasshh… pinche basura alemana.
Amanda vuelve a su apartamento y se dirige rápidamente hasta ese armario, lo ve abierto y estira apresuradamente su mano para tantear en la repisa superior, ”dime que por lo menos éso no", piensa ella, y encuentra lo que busca. Toma la pequeña libreta y la contempla aliviada. Mira la primera página y suelta un bufido:
"PARA DANIEL"
Si él lo veía, sabía que la creería loca o ridículamente obsesionada. De hecho, su hermana creía éso de ella.
Amanda se dirige a su cama y se deja caer de golpe. Con la libreta en una mano se queda contemplando el techo. Él se había llevado su álbum de fotografías, como si fuese un ladrón; sus promesas ya no le llamaban la atención, aunque se ahora se lo veía decidido…bueno, si realmente lograba poner orden a su vida éso sería muy bueno para él, pero el álbum… aunque al final era de ambos, no importa que él lo hubiese rechazado en un momento. Entonces recuerda que Daniel se quedó con las grabaciones de ambos, y piensa si al final las guardo o se deshizo de ellas, y si las guardó dónde estaban…
Amanda suspira, y piensa también que su hermana le reprochó en extremo cuando descubrió que aún guardaba ese álbum de fotografías y ese suéter viejo. La verdad Amanda nunca había odiado a Daniel, y no quería deshacerse de ese álbum, era un tanto masoquista, y sí, tal vez loca e inmadura al fin y al cabo… Una vieja ridícula. ¿Qué haría ahora?, nada, sólo seguir adelante, y Daniel sólo viviría en sus pensamientos.
--------------------------------------------------
Daniel ingresa apresuradamente en su morada y, para su sorpresa, se topa con Max y Thorsten esperándolo. Ellos lo miran incrédulos, lo ven con ese suéter extraño y una especie de libro bajo el brazo…
— Daniel, qué te sucedió, ¿dónde estabas?. — lo cuestionó Max. Thorsten se apresura a preguntar:
— ¿Daniel, estás bien?. Por qué traes ese suéter y tú… qué es lo que tienes bajo...
— No quiero hablar ahora. Denme cinco minutos, ¿ok?. Solo cinco minutos.— les interrumpe abruptamente y se dirige apresurado a su habitación.
Thorsten frunce su entrecejo y trata de retenerlo diciendo:
— No no no, Daniel, espera, necesito saber qué sucedió. Necesito que hables conmigo…es por tu bien, ayúdame a ayudarte.
— Ya te dije, sólo dame cinco minutos. Quiero estar solo cinco minutos, tengo que asentar mis pensamientos. Déjame un momento…
— Daniel…
Daniel se da la vuelta y, decidido, mira a Thorsten y a su primo, y les dice:
— Me voy a divorciar.
— ¡Daniel…!
— Ya trataremos la situación. Pero lo haré, está decidido.
— No puedes hacer éso ahora, Daniel, no es el momento adecuad…
— Hoy, mañana, o dentro de dos o pico años, lo terminaré haciendo. Ahora, déjenme un momento. Ya vengo.
Dicho éso, Daniel se mete a su habitación, dejando a los otros dos preocupados.
Con el álbum entre sus manos, Daniel hace un ejercicio de respiración, sí, Val también se lo había enseñado también. La vida no tenía que ser tan complicada. Daniel abre los ojos y piensa en que necesita un amigo, o alguien que lo entienda en este momento de su vida. Recuerda a todos, y sabe que puede confiar en unos cuantos. Siempre estuvo rehuyendo… ahora ya era tiempo.
Busca su teléfono móvil en su chaqueta, y al verlo ignora todas las llamadas y notificaciones perdidas. Tiene intenciones de llamar a una persona y no es Valerie, esta vez será desconsiderado y no la llamará como debería haberlo hecho, esta vez llama a otra persona.
"Hola(?". Una voz mesurada le responde en la otra línea, es su mejor amigo, es August Diehl.
— Hola, August, soy Daniel...
"Daniel, ¿cómo estás?. Qué bueno recibir tu llamada"
— Estoy aquí, sobreviviendo, hmmje, te llamo porque quería preguntarte si podíamos vernos algunos de estos días...
"Claro, claro que sí. Déjame ver... qué te parece este...este sábado por la tarde..."
— Sí, me parece estupendo...
"...a las cuatro, te parece bien (?"
— Perfecto...
" ¿Podrías venir a mi casa? "
— Sí, sí, es perfecto.
"Entonces nos vemos ahí este sábado, estaremos más a gusto. Hablaremos más cómodos. Te estaré esperando."
— Muchas gracias August, disculpa si...
"Nada, para mí es un gran gusto poder compartir tiempo contigo"
— Para mí también. Nos vemos el sábado. Que tengas un lindo día.
”Igualmente tú"
— Chau hermano, cuídate mucho.
"Tú también, chau hermano"
Daniel se siente más aliviado, sabe, en el fondo de su corazón, que todo estará bien. Ahora debía enfrentar todo y a todos.
---------------------------------------------------
Casi era medio día, y Amanda se sube al bus. Debe ir a casa de su hermana para recibir su reproche, era de esperarse.
Ella había ordenado todo en su apartamento, y en ello encontró el suéter que Daniel había dejado que, sumado al gorro de lana que había abandonado tras de sí en las escaleras, ya eran dos cosas que ahora ella tenía de él. Había acercado la prenda a su nariz para percibir su aroma y la calidez de ésta hizo que la abrazara contra su pecho tal cual como si fuese el mismo Daniel. Cuándo lo volvería a sentir tan cerca... Ya no lo sabía.
Ahora Amanda mira por la ventana del bus y observa la brillante primavera reflejada en la ciudad. Piensa que haberse quedado con la libreta dónde escribía sobre Daniel era una señal para mantenerlo en su memoria. Aún podía recordar muchas cosas sobre él, sobre ambos, y no quería olvidarlo. No sabía cuándo y cómo Daniel afrontaría su situación, y tampoco tenía la certeza de si en algún momento él volvería a ella, aunque él se lo había prometido...en el fondo ella le creía, pero ya no quería apostar con seguridad a ello. Al final, Daniel, a veces, solía romper ciertas promesas.
Ahora, a ella solo me quedaba continuar y ser fiel a sus sentimientos, y a sus ideas. Éso era suficiente por ese entonces. Había que continuar.
Amanda sonríe, la brisa mueve su flequillo, y piensa en Daniel. Hay una cosa que siempre piensa para él: Sea donde sea que él esté, que esté tranquilo, que tome buenas decisiones, que duerma bien, que coma bien, que no estrese demasiado, que trate de ser feliz.
**************
N.A.
Gracias por leer, espero que te haya gustado. ✌️😀
Ya vuelvo ✨
Datos reales:
- A Daniel Brühl sí le gusta mucho Roosevelt. También es muy amigo de Marius Lauber (Roosevelt).
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top