Parsimonia

Día 2: Prueba

Aclaraciones: Universo alterno  || Yor: 28 años - Loid: 30 años - Anya: 4 años || Rated K+ || Romance-drama ||Ambos trabajan en un centro comercial || Anya no puede leer la mente.

.

.

.

Cerró los ojos una vez que las puertas de entrada se cerraron, dio un largo suspiro y finalmente ordenó los papeles que tenía en su mesa de trabajo, acomodandolos en la carpeta designada. Apagó la computadora que tenía en su estación y se levantó, tomando su saco color verde oscuro que había puesto en el respaldo de su silla.

Se dirigió a la oficina del supervisor, hablando con sus compañeros de paso sobre quedar el fin de semana para ir por una copa. Siempre solía negarse pero cada determinado tiempo aceptaba una salida para congeniar con sus colegas y para no verse muy renuente a convivir. La mayoría de sus noches solían estar ocupadas pero el día de la salida tendría que pedirle a Franky que lo apoyara.

Entregó los papeles al supervisor y finalmente colocó su saco verde, saliendo del banco donde trabajaba siendo asesor. Era un trabajo agotador en algunos días por tener que lidiar con personas y más aún cuando esas personas parecían dispuestos a acabar con su paciencia. La mayoría del tiempo Loid Forger era uno de los mejores ejecutivos del banco, con una atención excelente, siempre con una sonrisa y siendo cordial, eficiente y rápido. En los dos años que llevaba trabajando jamás había dejado a algún cliente insatisfecho, algo que en ocasiones era bastante retador.

A veces le costaba mantener la sonrisa cordial en su rostro, considerando que era una faceta suya. De forma normal era más reservado y relajado.

Caminó por los pasillos del centro comercial donde estaba el banco donde trabajaba, solo compraría un poco de comida para llevar, esa noche no quería cocinar y eso le facilitaría las cosas.

Descendía por las escaleras eléctricas a la primera planta cuando algo captó su atención y sonrió sin evitarlo, al contemplar una imagen femenina de la cual estaba acostumbrado hace un par de meses. Siempre solía tomar ese camino a pesar de que estaba del otro lado de donde había dejado su auto, pero esos pocos momentos que se permitía era lo que le daba energía.

―Yor

La mujer giró en su sitio y le sonrió de aquella forma que hacía palpitar su corazón de forma agradable.

―Loid-san ¿vas de salida?

―Si, ya estoy por irme ―Loid miró hacia adentro de la tienda donde estaban enfrente. ―¿Tú terminarás tu turno pronto? Podría esperarte y llevarte a tu casa.

Las mejillas de la mujer se sonrojaron mientras sonreía con nerviosismo, mirando hacia atrás donde estaba su jefa en el mostrador. Loid siempre se maravillaba al ver ese color en sus pómulos y ser él quien los causara. Había conocido a la chica meses atrás, por simple coincidencia cuando caminaba por el centro comercial.

La había visto fuera de aquel local de helado de yogurt y productos de dieta. Era un lugar nuevo, una tienda que acababa de abrir por lo que su curiosidad lo llevó a acercarse al lugar y ver de qué se trataba. Al llevar tanto tiempo trabajando ahí, era normal ver las novedades en el centro comercial. Se había encontrado con la figura femenina al entrar, con aquella falda negra y una blusa blanca con el estampado del lugar.

Al inicio Loid había considerado a la mujer de los ojos rubí bastante cordial y amable, ofreciéndole prueba de su helado de yogurt al entrar. Él simplemente lo había tomado y hablado un poco con la mujer que estaba en el mostrador pero su atención iba y venía de la mujer de las pruebas.

No sabía qué cosa, pero había algo en ella que lo obligaba a mantener su atención fija en ella. Tal vez su forma de caminar con esos tacones, sus sonrisas amables o lo atractiva que era. No es como si jamás hubiera visto a una mujer atractiva, pero esa mujer en especial tenía algo, algo que lo obligó a ir cada día a esa tienda al salir del trabajo y degustar los productos que ofrecían de prueba.

Al inicio había pensado que el hecho de pasar por ahí era simple coincidencia, aprovechar su hora de comida para pasear por el centro comercial como siempre solía hacer. O cuando salía de trabajar solía pasar por ahí, porque sí. Pero luego de un par de semanas entendió que no eran simples coincidencias o parte de su rutina, sino que se veía atraído a ir a ver a la mujer cada día. Y entablar una conversación cordial mientras ella entregaba pruebas.

Pronto había descubierto su nombre, Yor Briar, y que estaría trabajando ahí un largo tiempo. Sin perder el tiempo supo que era soltera y lo encantadora que se veía con el sonrojo en sus mejillas. Y que era bastante tímida con el contacto físico. Lo había descubierto al mismo tiempo que supo que era bastante torpe. En varias ocasiones la había ayudado a no caerse o tirar algún producto al suelo. Siempre llegaba a auxiliarla, tomándola de la cintura. Yor simplemente lo empujaba con el rostro avergonzado. Mientras más conocía a la Briar, más encontraba cosas fascinantes en ella.

Como lo bien que le quedaba el labial rojo o prontamente saber que vivía en la misma dirección que él, por lo que en contadas ocasiones él la había llevado a su casa. Él era bastante seguro y asertivo de forma normal, era directo con lo que quería y más cuando pretendía a una mujer, algo que no hacía hace bastante tiempo. En cualquier otra circunstancia ya la hubiera invitado a cenar o intentando ir un poco más. Sin embargo, no sabía qué era lo que le sucedía con la Briar, que lo hacía sentir nervioso en sus acciones, lo cual lo llevaron a no apresurar las cosas y tomar su tiempo.

Sentía que Yor era demasiado especial para apresurar las cosas.

Por eso mismo cuando la llevaba a su casa no intentaba más que entablar una extensa plática que los llevaba a permanecer en el auto hablando durante lapsos largos de tiempo. O a detenerse cada día en su trabajo y comprar aquel producto que ella estuviera ofreciendo ese día.

Miró la bandeja de pruebas que tenía en la mano y vio aquel helado de yogurt sabor taro.

―Lo siento Loid-san... Hoy me toca el turno hasta la noche.

―Será a la próxima―Ella asintió avergonzada cuando él le sonrió. ― Bien, dame dos litros de yogurt de taro.

Ella sonrió mientras lo acompañaba dentro del establecimiento mientras mencionaba toppings para ponerle al helado o que le iría mejor para acompañarlo. Una vez que terminó se despidió con la dueña que parecía encantada de siempre tenerlo ahí y cuando salió acompañado junto con Yor, él tomó su mano y besó su palma en gesto de despedida, para dar la vuelta y alejarse.

Con la imagen de Yor Briar con el rostro encendido por su imprudencia.

.

.

.

Jugueteaba con su móvil de forma ausente mientras veía a la pequeña niña enfrente suyo terminar la hamburguesa que le había comprado, con suma lentitud al jugar con el juguete que había elegido de su cajita feliz. Era un perro grande y blanco, que recordaba a la mascota que tenían en casa.

―¿Has terminado, Anya?

La niña asintió mientras daba un largo sorbo a su vaso de refresco y guardaba su juguete nuevo en su bolsa, mientras movía sus piernas.

―Vamos a casa. ―Se levantó con la charola de comida en sus manos y tiró los papeles en el bote de basura cercano.

―Yo quiero ir a los juegos―La pequeña niña de cabello rosado saltó de su silla, siguiendo a su papá. ―Becky me dijo que pusieron un nuevo juego de espías.

Loid la tomó de la mano mientras bajaban por la escalera, ella era la razón por la que no solía salir con sus compañeros de trabajo en sus días libres. Su hija adoptiva, Anya, a la que le dedicaba todo su día libre, llevándola a pasear a donde quisiera. Su trabajo en el banco era demandante, por lo que solía compensar su tiempo fuera en sus descansos. Anya entendía muy bien sus ausencias pero no quería que pensara que la dejaba sola.

Por lo que salían a comer a algún lado cada semana o al zoológico, dependiendo del humor de la menor.

―Solo iremos un momento, porque debes hacer tarea llegando.

Anya hizo un puchero al recordar sus deberes escolares, esperaba que su padre lo olvidará aunque jamás lo hiciera. Parecía que tenía pendiente cada una de sus tareas o proyectos y se encargaba de que cumpliera con cada uno de ellas.

La niña se adelantó mientras corría con sus piernas cortas, con su muñeco de perro en la mano. Loid la observó esperando que no se cayera. Cuando era impulsiva solía ser más atolondrada y accidentarse. Eso y el hecho de pasar enfrente de la tienda de helado de Yogurt obligó a Loid a mirar hacia la tienda, viendo a la mujer saliendo con sus muestras en una bandeja.

―Loid-san, pensaba que era tu día de descanso.

Él sonrió de forma inconsciente como solía hacer, mientras Anya se acercaba hasta él al ver que se detenía, queriendo que se moviera, estaban bastante cerca del área de juegos. Loid colocó una mano en la cabeza de la niña.

―He venido con Anya al cine y a comer. ―Acarició el cabello de la niña y la miró a ver con una sonrisa.

Yor bajó la mirada viendo a la pequeña niña de ojos verdes y cabello rosado y se agachó para quedar a su altura mientras le sonreía.

―Con que tu eres Anya, tu padre me ha hablado tanto de ti.

Anya vio a la mujer un segundo, la muestra de helado de yogurt y el nombre del gafete que tenía en su uniforme. Recordando su nombre de cuando su padre hablaba con Franky.

―Tenemos mucho de ese helado en el congelador, pa siempre lleva a casa a pesar de que no los coma.

Yor subió la mirada para ver al hombre que simplemente se llevó una mano a sus labios y desvió la mirada avergonzado. Anya era demasiado directa cuando se lo proponia e inocente. No podía ver el peso de sus palabras. No es que el helado fuera malo, lo comía pero como siempre compraba, la cantidad en el congelador era alarmante.

La fémina soltó una risa mientras se levantaba para ofrecer un poco de muestras a la gente que iba pasando y finalmente enfocar su mirada a Loid, hablando de forma casual sobre la afluencia de gente ese día al ser quincena. Loid agradecía haber tenido libre ese día.

―¿Hoy qué turno tienes? ―Preguntó mientras miraba un par de personas en la tienda de Yogur y logró percibir a otra empleada atendiendo a la gente.

―Salgo en veinte minutos. ―Respondió un poco avergonzada.

―¿Quieres que te lleve a casa?

―¡No! Es decir, ahora estás con Anya y no sería correcto que me esperaran. ―Habló tartamudeando al inicio y mirando a la niña quieta.

Loid le había hablado desde sus primeras pláticas sobre la existencia de su hija adoptiva. Algo que le pareció sumamente dulce al ser tan encantador de adoptar aún siendo un hombre soltero sin responsabilidades. Era de las cosas que más le gustaban de Loid, que fuera tan encantador y bueno. Además de lo terriblemente encantador que se veía con su traje del trabajo.

Aunque la apariencia despreocupada de ese día, una camisa blanca y unos jeans de mezclilla no le iban nada mal, aunque dudaba que hubiera alguna ropa que le quedara mal.

―No tengo ningún problema con esperarte, además Anya quería ir a los juegos, terminando podemos volver e irnos juntos.

Yor bajó la mirada sumamente avergonzada mientras asentía, sabía que no era correcto considerando que él estaba con su hija, pero ella no podía negarse a nada que él le pidiera. Sintió como alguien tiraba de su falda y miró hacia abajo, encontrando esos ojos verdes contemplandola con gran curiosidad.

―¿Tú serás mi ma?

Loid enrojeció al escuchar esas palabras ¿cómo es que a Anya se le ocurrían ese tipo de cosas? Y más aún, que se atreviera a decirlo en voz alta. Él no se había atrevido a invitar a Yor a salir y ella salía con algo tan... no es como si él no hubiera pensado en aquel papel para Yor, pero era demasiado considerando que no estaban saliendo.

―¡Anya! ―Reprendió a su hija al decir eso, siempre decía las cosas sin pensar.

Se animó a ver a la fémina, con la intención de decir algo que los hiciera salir de esa atmósfera pesada, para ver como ella se había tomado la ocurrencia de su hija. Mientras pensaba en alguna cosa para amortiguar el golpe que su pequeña hija hubiera dado, no quería malentendidos, de que solo estaba buscando una madre para su hija. A Loid realmente le interesaba ella como mujer.

―Bueno... eso si tu padre quiere. ―Acarició su cabeza, con un prominente sonrojo en su rostro.

Loid abrió por completo los labios y contempló a la Briar, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. Su corazón se agitó en su pecho y un cúmulo de esperanza se alzó con fuerza. No es como que no la hubiera invitado por temor a ser rechazado, sino que Yor Briar a veces era un misterio en cuanto a su forma de pensar que por esa razón no sabía cuál era la manera adecuada de invitarla a salir. Si por él dependiera, en ese momento tendrían un segundo hijo en camino y con Yor portando una sortija.

Se sentía realmente avergonzado de que de alguna manera ella era la que había terminado dando el paso que él no se había atrevido. Él, el que era más experimentado y tenía más facilidad con la palabra... que su trabajo consistía en atención al cliente y que atraer a una mujer era cosa de todos los días, sin esforzarse.... él se había visto superado por la tímida y un poco torpe Briar. Se sentía frustrado por aquel cambio de hechos.

Su intención al llevarla ese día era concretar algún tipo de cita luego, cuando la acompañara a su puerta además que el hecho de aquel viaje en auto podría ver que tan bien podría llevarse Anya con Yor. Él le había contado a la fémina desde el inicio de la existencia de Anya, queriendo saber su postura. Había mujeres que no estaban dispuestas a entrar en una relación con alguien viudo y aún peor, que tuvieran hijos. Él había decidido tiempo atrás adoptar a Anya y era un factor importante en si seguiría o no el siguiente paso con Yor. Pero tal parecía que no había ni un tipo de problema, al verlas a ambas hablar y a Yor sonreír ante las ocurrencias que su hija pequeña decía.

Esperaba que ella entendiera el peso de sus palabras, porque una vez en ese punto, no habría vuelta atrás.

.

.

.

Me he divertido escribiendo este oneshot en especial y más ante el giro de la palabra dada, pero me ha gustado como ha quedado.

¿Votos o comentarios?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top