capitulo 2


Pero no hizo nada, espere unos segundos con los ojos cerrados.

—¿Que haría un jovencito de tu edad en un lugar desolado y peligroso? — cuestionó la anciana.

En ese momento pensé en decirle a la anciana que había escapado de un lugar espantoso y que unas personas me perseguían pero pensaría que soy un ladrón.

—Pues...Me perdí —mencioné asustado

—¿Y tus padres pequeño?—preguntó la señora bajando el arma, en ese momento me puse a llorar y ella se acercó para abrazarme, por primera vez supe lo que era un abrazo, la señora tenía un olor particular, olía como a rosas. Sin embargo cuando recibía su cálido abrazo ella rozó su mano en mi espalda, gemí de dolor ya que estaba herido. La señora se dio cuenta y me miró preocupada.

—¿Tienes heridas?—dijo ella y cuando me tocó el brazo gruñí, ella se asustó

Me agarro de la mano y me llevo a otro cuarto, donde me dijo que me sentara sobre el inodoro, del botiquín saco un frasco con un liquido trasparente

—Te voy a curar las heridas, quedate tranquilo— me sonrió, sacó un trapo blanco y lo mojo con el líquido de la botella, se dio vuelta y lo apoyó en mis heridas, grite de dolor me ardía la piel pero no era tan doloroso como cuando me golpeaban.

—Calma Yeonjun, esto te hará bien, vas a ver que en unos días tus heridas se van a cerrar- lo decía suave y dulcemente.

Su tacto era tan cálido... no recuerdo haber sentido esta sensación.

Luego de eso me preparó la bañera para bañarme, mi ropa estaba rota y sucia por el barro. Abrió la canilla del grifo y me enseñó a apagarla, luego se retiró dejándome aquí. Al abrir nuevamente la canilla me asuste ya que inmediatamente salió agua, al tocarla estaba tibia,

Una vez que se llenó la bañera, tenía miedo de meterme ya que no sabía si me podía ahogar, metí un pie en el agua y fue extraño había un límite. Tome un poco más de confianza y decidí meterme en la tina. Al estar dentro se sintió bien refrescante y me acomodé pasando unos minutos ahí, me sentía muy relajado en la bañera, mis ojos se estaban cerrando poco a poco. Me sentia comodo en este lugar la anciana era muy amable conmigo, cosa que jamas lo habian sido asi en mi vida, siempre que veía a los hombres de guardapolvo blanco me golpeaban. A los minutos escuché golpes en la puerta y desperté.

—Voy a pasar Yeonjun, quiero dejarte la ropa—dijo la señora abriendo la puerta, entró al baño y asustado me cubrí con mis manos, ella no me miró a los ojos solo dejo ropa en el inodoro y cerró la puerta, anunciando que me apresurara ya que la comida estaba casi lista.

Salí de la bañera y sequé mi cuerpo con la toalla blanca, enseguida me coloque unos vaqueros azules y un buzo liso de color gris, me sente en el inodoro para colocarme las zapatillas negras pero no sabia como sujetar los cordones y sali del baño, enseguida me tropeze al pisarlos eran bastantes largos.

—Yeonjun ¿estás bien?— escuche la voz de la señora a lo lejos pero no podía saber dónde estaba

—Eso creo-dije dolorido, tenía las manos raspadas del golpe, estaban algo rojizas, una lágrima rodó por mis ojos, me ardían mis manos

Me levanté del suelo y camine buscando a la señora, ella al verme noto que mis cordones estaban desatados y me los ato.

—¿sabes cómo hacerlo?- negué con mi cabeza, no tenía idea.

La señora sonrió dulcemente y se sentó en una silla cercana. -Te enseñare para que no puedas tropezar, ven siéntate aquí- dijo señalando un asiento cerca a ella.

Tomó una zapatilla. -Lo primero que harás después de colocarte la zapatilla es alzar los dos cordones y cruzarlos de esta manera, sujetarlos así y finalmente terminas con este nudo-

Aquella señora me cuidaba mucho, me enseñaba sobre algunas actividades, pronto me inscribió a la escuela del pueblo cercano.

Todas las mañanas iba con mi mochila caminando por el sendero para llegar a la parada del autobús, me costaba relacionarme con mis compañeros y ellos me golpeaban con rudeza, no hacía nada porque sabía que si los golpeaba iba a matarlos con mi fuerza.

—Vaya miren llegó el mudo del curso—dijo el poniéndose en mi camino— supongo que tu abuela te dio dinero—

Di unos pasos hacia atrás y me choque con alguien al darme vuelta vi que era su amigo, uno de ellos me agarró de los brazos para no defenderse y el otro me empezó a pegar patadas en el estómago, así era el inicio de las clases, nadie hacía nada porque siempre me pegaban a unos metros del instituto.

Tenía en claro que si llegaba a utilizar mi fuerza podría causar un alboroto, no hablaba de esto con la señora, dejaba que ellos me golpearan, su ambición por ver dinero ajeno era tan repugnante.

Podía soportar el dolor y para nada me interesa socializar con este tipo de personas, perdido en estos pensamientos de pronto dejaron de golpearme, pensé que ya habían acabado pero en realidad alguien los detuvo.

Se acercó a mí y me extendió su mano, con una sonrisa brillante.

—¿Estas bien?— me preguntó, —Esos idiotas ya no volverán a molestarte los reporte a dirección.

Me levanté un poco adolorido y me fui sin decir nada, el chico comenzó a seguirme.

—¿Cómo te llamas? Estamos en la misma clase — sus preguntas eran tan insistentes y constantes que me fastidiaban demasiado.

Seguía ignorándolo pero de igual manera me seguía. Hasta que se interpuso en mi camino.

— Mi nombre es Soobin— se presentó, llevaba unos lentes redondeados y una mochila azul.

Desvié mi mirada, —Yeonjun— murmuré con desgano y continué mi camino hasta el sanitario.

—¿Por qué dejas que te golpeen?— cuestionó mientras me seguía.

—Solo quieren dinero— respondí vagamente.

—Soobin ¿ Dónde estás?— dijo una voz de un niño

Mire por ambos lados y a los dos segundos vi a Soobin con un niño en sus brazos, era muy pequeño aproximadamente tenía unos nueve años.

—Debiste haberme esperado donde te dije— lo regaño Soobin

—Mami dijo que no me dejes solo, además te fuiste rápido y ella ni pudo darte el dinero, así que te busque para dártelo—dijo el menor, Soobin lo bajo de sus brazos y él le dio la plata.

—Ven te llevaré con la maestra—mencionó Soobin— Ven conmigo Yeonjun llevaremos a el pequeño Huningkai a su curso y después iremos al nuestro—

Enseguida respondí que no y me fui del lugar, no necesitaba ser su amigo, solo quería estar solo. Al entrar al curso, todos ya estaban sentados analize los espacios disponibles y me fui al fondo donde nadie podría molestarme. Entro Soobin a los minutos y al verme se emocionó y se sentó al lado mío.

—Gracias por guardarme un lugar—anunció feliz

Lo fulminé con la mirada y entró la maestra de sociales y empezó la clase, ella nos indico que nos pongamos en grupos de a dos para realizar el trabajo. Soobin me abrazó y dijo

—Hagamos el trabajo juntos —

— Si otra no me queda está bien—dije intentando separarlo de mí era muy intenso

Tocó el timbre del almuerzo y me dijo que vayamos a buscar al pequeño Huningkai.

—¡No quiero almorzar contigo,soy solitario!—dije elevando la voz, todos voltearon a verme y en eso me escucho la maestra que estaba gritándole a mi compañero, se acercó y me regaño por mi actitud, la fulmine con la mirada.

—Solo quiero que seamos amigos, el único amigo que tengo es Huningkai—dijo Soobin casi llorando

En eso entra Huningkai y lo ve a su hermano mayor con la cabeza en la mesa, furioso se acerca el pequeño y me dice con su vocecita.

—Quien te crees para hacer llorar a Soobin—

—Tranquilo baby Huningkai, estoy bien, solo que no quiere venir a comer conmigo mi amigo—dijo Soobin llorando con todas sus fuerzas, Huningkai lo abrazo muy fuerte para calmarlo y le acarició su pancita a lo cual dejó de llorar.

—Bueno... iremos a comer pero solo por hoy—dije rindiéndose y grito de la emoción

Había una gran cola en la cafetería, no sabía que comer, me costaba poder leer en voz alta y Soobin me ayudó a pedir mi comida, era muy atento y bueno conmigo. Jamás había experimentado lo que era tener un amigo hasta el día de hoy. Cuando nos sentamos los tres, nos pusimos a hablar de videojuegos, no sabía qué era eso, ni siquiera había jugado uno.

—Nunca jugué uno de esos—mencione, ambos estaban asombrados

—Esto es algo serio, para ser parte del clan de Tobin, debes jugar un videojuegos con nosotros—dijo Soobin golpeando la mesa con su puño, Huningkai gritaba "si"

—¿Clan Tobin?— pregunté curioso

—Es el nombre del peluche de Huningkai, mamá lo compró para que jugáramos con él— dijo Soobin y Huninikai de su mochila lo saco, quedé asombrado daba mucha ternura.

De nuevo tocó el timbre para regresar a las aulas y volvimos a clases, está vez teníamos una hora de matemáticas y luego volveríamos a nuestras casas, me sentía emocionado por regresar porque estaría con la señora, no me agradaba venir al colegio porque todos teníamos que vestirnos iguales. Antes de irnos Soobin me dijo que fuera a su casa así ellos decidían si formaba parte del clan Tobin, solo le respondí que no sabía, después de eso tomé el autobús de regreso.

Esta vez tuve suerte, los bravucones no estaban para golpearme como lo había dicho Soobin. Al entrar a la casa la señora me abrazó fuerte, como si no me hubiera visto por años, ella era una anciana muy agradable le había tomado mucho cariño.

—¿ Que tal la escuela?¿ Pudiste hacer amigos esta vez?—preguntó mientras dejaba las cosas para merendar

—Un chico llamado Soobin me habló, es muy molesto—dije serio

—¿Soobin? El hijo del Empresario Choi, su familia tiene una enorme granja, lástima que esa familia está destruida—dijo con tristeza

—¿Qué les pasó?—pregunté curioso, me quedo mirando con tristeza y me dijo que no debía preocuparme por esas cosas, ya que nadie podría volver al pasado.

Al día siguiente volví a ver a Soobin, estaba en la parada del autobús a lo cual decidí irme por otro camino pero de nada sirvió ya que me empezó a seguir, no comprendía porque lo hacía, me molestaba un poco pero no quería lastimarlo.

Dos años transcurrieron, a pesar de que permitía que Soobin estuviese a mi lado aun no me abría del todo , en estos dos años conocí a otras dos personas más aunque son menores. Trato de ser sereno y calmado con ellos, trato de poner en práctica lo que la señora me enseñó. Somos un grupo de cinco amigos, hace unos meses la señora se regocijaba cada vez que mis amigos venían a la casa.

Ahora no puedo asegurarlo ya que ella se encuentra muy enferma, puedo decir con seguridad que confío en ella incluso con los ojos cerrados.

—Debería recostarse y descansar— mascullé al verla parada en la cocina. Ella se rió y se cruzó de brazos.

—Entonces ¿que se supone que comerás?— me regaño.

—Estoy aprendiendo a cocinar, no se preocupe por mí — murmuré. —No debería ser tan terca, no está en buenas condiciones debe ir a descansar y si quiere hacer algo primero digamelo a mi.

Ella sonrió, sin embargo comenzó a estornudar fuertemente escupiendo sangre, su cuerpo perdió estabilidad y la cargue sobre mi espalda.

—Yeonjun— susurro débilmente.

—No debería hablar— regañe mientras subía por las escaleras.

—Dijiste que harías todo lo que te pidiera... quiero que hagas algo para mi por favor— pidió melifluamente.

—Lo haré si solo deja de hablar— murmuré.

—Llévame a ver la puesta de Sol, quiero verla.

No dije nada y cambié de rumbo, tomé unas mantas y salí de la casa, aun la cargaba sobre mi espalda. Subí la colina y llegamos en el preciso momento del atardecer, acomodé las mantas y cuidadosamente la bajé para sentarme a su lado, la cubrí con otra manta.

Los matices que tenía el cielo eran maravillosos, era un momento cálido y sereno.

—Yeonjun— volvió a pronunciar mi nombre. trate de interrumpirla pero hizo caso omiso.

—Yeonjun, eres un chico muy bueno, has cuidado de esta vieja anciana en sus últimos años, la has hecho muy feliz y dichosa. Quiero que me prometas que pondrás en práctica todo lo que te he enseñado, por favor cuidate— sus palabras me dolían en lo más profundo de mi ser, cada una de sus palabras sonaban como una despedida. Yo no quería que ella se fuera. Ella acariciaba mi mano.

—Señora usted no puede morir — me queje con lágrimas de por medio. Pero ella solo seguía acariciando mi mano. Posiciono su cabeza sobre mi hombro.

—¿Aun no me siento listo?— sollocé con dolor.

—Te lo dije, Yeonjun eres un buen chico, me enorgulleces— susurró aún más débil, segundos después deje de sentir su cálido tacto.

A pesar de que mi entorno era hermoso me sentía destrozado, no recuerdo nada de mis primeros años, y la poca memoria que tengo son aquellos horribles experimentos en los que me convirtieron en un ser salvaje e impulsivo. La señora fue mi refugio, ella me amaba tal y como era, a pesar de a veces perder el control, me enseñó sobre las personas, me enseño a aceptarme tal y como era.

El dolor incrementó en mi, mis lágrimas brotaban sin cesar.

—Señora gracias por cuidar de mi— sollocé mirando hacia el horizonte, prometí nunca olvidar su noble gesto conmigo y ocultar mis habilidades.

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Hola espero que hayan disfrutado del capitulo, se que muchos los pedian pero bueno este es mi regalo de Navidad para ustedes, espero que hayan tenido una hermosa navidad. Les cuento que tome la decision de seguir la novela por mis lectores porque la otra autora con la cual estabamos realizando esta novela juntas, jamas me contesto los mensajes y no quiero hacerlos esperar toda la vida a ustedes xD.

No es que nos peleamos ni nada es que yo tuve muchos problemas de autoestima en su momento y de depresion porque no podia salir de mi casa, no es facil estar dos años en tu casa sin poder salir de ella, aparte de todo eso por la Pandemia perdi a muchos amigos mios y bueno poco a poco me quede sola pero no todo fue malo porque gracias a bts y txt consegui amigas de mi pais y nada mejore mucho con ese tema. Ademas de eso mi abuela se murio hace dos meses pero no de covid sino de otra cosa y bueno ahora esta en el cielo y como que me afecto un poco mucho pero son cosas de la vida.

Apesar de todo sigo aca luchandola y nada por esas cosas me aleje de esta autora y perdi el contacto. Lo unico que espero es que no se enoje jaja de igual manera seria su problema, no lo se.

Quiero que sepan que para aquellas personas que siguen mi novela o cualquiera de las que escribo pueden hablarme por privado, onda me encantaria conocer a mis lectores y charlar sobre el kpop.

Les mando muchos besitos y los amo

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