Capítulo 34
"¿Qué?"
"No no no, fuera"
Blas intentó volver a limpiarle las lágrimas a Carlos, pero este gritó mentalmente haciendo que el moreno se separara asustado.
"Charlie, escuchame, no se que has soñado, pero ha sido eso, un sueño"
Carlos se quedó callado y esta vez sí que dejó que Blas le limpiara las lágrimas.
"¿Qué has soñado?"
"Yo... No puedo..."
Blas se acercó más a Carlos y le cogió la mano.
"Si lo cuentas te sentirás mejor"
"Lo sé, pero... N-no puedo"
Blas suspiro y apretó levemente el agarre de sus manos.
"¿Me dejas entrar en tu mente?"
"¿Cómo?"
"Qué si me dejas entrar en tu mente. Si me dejas puedo ver que has soñado y así no me lo tienes que contar tú."
Carlos aceptó aún con el miedo en el cuerpo. Blas llevó una de sus manos a la frente del rubio y apoyó los dedos índice y corazón sobre ella. Cerró los ojos y notó como su cuerpo se transportaba a otro lugar.
...
Blas y Carlos se encontraban en la habitación del rubio, ambos tirados en la cama, viendo lo que parecía una serie. Carlos se encontraba recostado sobre el pecho desnudo de Blas, el cual se encontraba con la mano dentro de una bolsa llena de golosinas. Cogió una lengua y se la llevó a la boca, estaba ácida.
–¿Te puedo hacer una pregunta? –Dijo Carlos cogiendo un osito de gominola de la bolsa.
–Sí, claro –Dijo Blas después de haberse tragado la lengua.
–¿Por qué te quitaron las alas? –Dijo Carlos inocentemente.
Blas se tensó al momento, no se pensaba que la pregunta fuese a ser esa.
–No quiero hablar de ello –Contestó el moreno.
–Recuerdo que uno de los capullos esos dijo que o te acercabas o le hacían daño a una persona. ¿Quién era?
–Nadie –Dijo Blas llevándose a la boca un par de golosinas más, intentando no alterarse. Recordar su mutilación le hacía arder de ira, y no quería acabar en tal estado frente a Carlos, porque se podía armar una buena.
–Va dímelo...
Blas negó y miró fijamente a la pantalla intentando relajarse, porque ya notaba cierto calor en su pecho. Apretó los puños y respiró hondo.
Esto iba a acabar muy mal.
–Carlos, de verdad no me gusta hablar de estos temas.
–¿A quién protegías? –Dijo el rubio separándose del pecho de Blas.
–A nadie, ya te lo he dicho. –Dijo Blas levantándose de la cama, notando como empezaba a perder el control de su cuerpo.
La ira estaba ganando la batalla.
Carlos se levantó y se puso en frente de de él
–A alguien tenías que estar protegiendo.
Blas rodeó por la cintura al rubio y lo pego a él, hizo más presión de la que debía haber hecho y sonrió de una manera que puso alerta a la piel de Carlos.
–A ti, te estaba protegiendo a ti. –Dijo Blas apretando aún más el agarre, haciendo que de la boca de Carlos saliera un gritito de dolor. –Por tu culpa perdí mis alas, por protegerte.
Carlos aturdido tiró la cabeza hacia atrás, vio como los ojos de Blas se oscurecían de ira, y se asustó bastante cuando apretó aún más el agarre de su cintura. Se retorció entre su brazo hasta conseguir soltarse, dió un par de pasos para atrás, pero Blas los avanzó, estando de nuevo a la misma distancia. Carlos se asustó al ver el cambio de humor tan repentino en Blas, y este sentimiento aumentó al notar como los ojos de Blas habían adquirido un tono oscuro. Jamás había visto al moreno tan cabreado.
Carlos gritó al chocar con la pared de su habitación y fue cuestión de segundos que Blas lo alcanzará y lo arrinconara.
–Me las arrancaron, sin piedad, sin tener ni idea de lo que eso es para un ángel custodio. Y todo por tú culpa, tú jodida culpa.
Carlos se tapó la cara con los brazos para evitar que Blas se acercará más y es que el color azul de sus ojos se había vuelto un color rojo sangre que le puso la carne de gallina. ¿Qué estaba pasando?
–Parece mentira que no te hayas dado cuenta rubio, no me gustas nada, sólo busco venganza. Venganza por lo que me hiciste pasar.
Los ojos de Carlos se llenaron de lágrimas, las cuales intentó disimular apartando la vista, pero al parecer eso enfureció más al otro chico.
–Vaya, parece ser que me tienes miedo eh Charlie–Dijo Blas medio riéndose.
–¡Dejame en paz!–Suplicó Carlos con la voz rota.
–Ojalá a mi me hubiesen hecho caso en su momento –Dijo Blas soltando una carcajada que le puso la piel de gallina al otro chico.
Blas rodeó el cuello del rubio con ambas manos, lo acaricio lentamente con sus yemas de los dedos y sonrió.
Carlos totalmente asustado intentó apartar al otro chico pero este cada vez apretaba más el cuello del rubio, el cual se estaba comenzando a ahogar.
Por las mejillas de Carlos corrían ríos de lágrimas mientras veía la sonrisa maligna de Blas aumentar conforme apretaba su cuello. Carlos se ahogaba, buscaba desesperado la forma de poder soltarse del agarre, pero el moreno era mucho más fuerte.
Sus pulmones ardían más a cada segundo que pasaba, y la ira de Blas también iba en aumento.
Blas había sido vencido por la rabia, irá, rencor... Sentimientos que habían hecho sacar lo peor de si mismo.
Apretó más sus manos alrededor del cuello de Carlos hasta que oyó un desagradable crujido.
Y en ese momento el sueño se acabó.
Blas se despertó de golpe y miró al rubio dudoso, no sabía cómo tomarse el sueño.
Dicen que los sueños reflejan tus emociones y sentimientos, ¿Carlos le tenía miedo? ¿Lo veía como un monstruo?
El moreno intentó apartar esos pensamientos de su mente y se centró en poder calmar a Carlos, el cual seguía derramando lágrimas en silencio.
"Ey Charlie, no ha pasado nada de eso ni nunca va a pasar, ¿me escuchas?" Dijo Blas acariciándole la mejilla al rubio que interiormente temblaba de puro terror por la pesadilla.
"Jamás te haría daño a propósito y menos de una forma tan bestia."
Blas respiró hondo y siguió hablando mientras apartaba la mano de la mejilla de su chico para poder coger la mano del rubio.
"Tengo miedo..."
"Charlie, de verdad, jamás te haría daño, joder..."
"Blas, ¿tú me quieres?"
A Blas se le aceleró el corazón y no pudo evitar sonreír. ¿Qué si lo quería?
"¿Si no te quisiese, crees que estaría aquí?"
Blas acercó su cara a la mejilla izquierda del rubio y la besó, bebiéndose las lágrimas que el rubio había derramado.
"Claro que te quiero, idiota"
Carlos en ese momento tenía sentimientos encontrados, aún seguía con el miedo en el cuerpo después de la pesadilla, pero que Blas realmente sintiese algo por él aceleraba su corazón de una manera que le hacía sentirse más vivo que nunca.
"Blas... ¿Perdiste las alas por mi culpa de verdad? ¿Era a mi a quien protegías?"
Blas suspiró y miró a Carlos, el cual lo observaba fijamente.
"Sí era a ti a quien protegía, pero no perdí las alas por tu culpa, a penas tenías tres años"
"¿Tres años? Es imposible, tienes mi edad. Y si realmente fuese así, joder, te conservas genial."
"Carlos, soy inmortal, llevo muchos años con el mismo aspecto."
"Lo que no entiendo es porque renunciaste a tus alas por mi, no te conocía y a penas podía hablar..."
"Un ángel custodio se enamora de su protegido, aunque suene muy pedófilo ya que tenías tres años. Pero no es el amor al que tú estás acostumbrado, es un amor idílico, perfecto, como el de una madre hacia su hijo. Un amor puro, desinteresado... Por eso que perdiera mis alas por ti, porque tú estabas antes que mi integridad física"
"¿Estabas enamorado de mí cuando tenía tres años?"
"Sí, pero repito, no es el enamoramiento al que estás acostumbrado. En Grecia se le conocía a este tipo de amor cómo Ágape.
"¿Ágape?"
"Sí, es un amor alejado de lo carnal. Si hubiese seguido siendo tu ángel custodio no sentiría atracción física hacia tí, solamente la necesidad de protegerte y garantizar tu felicidad."
Blas limpió las últimas lágrimas que descansaban sobre las mejillas de Carlos y sonrió.
"De verdad Charlie, no tienes porque preocuparte, no soy un monstruo y jamás te haría daño a propósito. Creo que si eso sucediera no podría soportarlo"
Blas acarició la mejilla izquierda del rubio y se quedó mirándolo fijamente. Se podía imaginar como debía sentirse.
Por lo que decidió que lo mejor era dejarlo con sus amigos esa tarde, para que se olvidase del mal sueño.
Sacó el móvil y buscó el número de Valerie, lo encontró y le envío un mensaje.
>Valerie, soy Cantó, ¿podeís quedaros con Carlos hoy?
La respuesta no tardó en llegar.
<¡Claro! Estamos de camino, queríamos verlo hoy :))
Blas suspiró aliviado y guardó el móvil de nuevo en su bolsillo.
"Charlie, he avisado a Val y al resto para que te vengan a ver"
"Los echo de menos y eso que no los conozco casi..."
"Se nota rubio"
A Blas volvió a vibrarle el móvil y lo sacó de nuevo. Era un mensaje de Krystal.
<Blas, mi amiga llega esta tarde, ¿me acompañas al aeropuerto?
>Claro, porque no. ¿A qué hora?
<17:30 en el portal de Álv.
>¡Ok!
Blas miró el reloj y vio que aún quedaba media hora, se esperaría a que llegasen los amigos de Carlos y luego ya se iría, no creía que fueran a tardar tanto.
Pero los minutos fueron pasando y ni Val, ni Celia ni Rubén aparecían, y el se tenía que ir.
"Carlos, me voy, nos vemos esta noche"
Dejó un suave beso en la mejilla de su chico y salió corriendo de la habitación.
A unos pocos metros estaban los amigos de Carlos riéndose, Blas pasó por su lado y los saludó casi sin mirarlos, lo que hizo que no se diese cuenta de que en el grupo había una persona más que la última vez que fueron.
...
¿Quién será esa persona de más?? 🌚
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