Capítulo 25

Blas abrió la puerta de la habitación de Carlos y dejó los libros encima del sofá. Suspiró cansado y se sentó en dicho sofá, observando al rubio dormir. Estaba adorable.

Aprovechó que estaba dormido y que no había nadie más en la habitación para tumbarse en el sofá y coger uno de los libros que había cogido, buscando algo que pudiese servirle.

Fue pasando las hojas que no tenían nada que ver con el hechizo que había encontrado hasta llegar a algo que le llamó la atención.

Remedio universal

Necesitas:
Bambú
•Fuego

Coja varias ramas de bambú y quemelas, cuando obtenga la ceniza, pongala en la frente del hechizado, automáticamente el hechizo se romperá.

Blas se alejó el libro y parpadeó varias veces, es imposible que el bambú quemado pudiese despertar a Carlos.

Pero bueno, si lo dice un libro mágico habrá que hacerle caso. Pero mejor buscar otras soluciones.

Blas dejo el libro encima del sofá y se estiró para alcanzar otro, pero notó una mirada fija en él, se fijó en que Carlos había abierto los ojos y lo miraba desde el rabillo del ojo.

"¿Qué haces?"

Blas se levantó y se sentó justo al lado de Carlos, pero de cara, permitiendo que ambos chicos pudiesen mirarse.

"Leer"

Acercó su mano a la mejilla del rubio y la acarició con mimo mientras sonreía tristemente.

"A mi no me mires con pena eh, a mi si me miras que sea con cariño y con ganas de besarme aunque no te pueda responder por la maldita enfermedad que me impide mover cualquier parte de mi cuerpo que no sean los ojos. Por cierto, ¿puedo tener una erección así como estoy? Porque puede ser la mayor putada del siglo"

Blas soltó una carcajada y volvió a acariciar la mejilla a Carlos a la vez que acercaba su cara a la del rubio.

"¿Comprobamos si puedes tenerla?"

Blas desvío su cara a la oreja del rubio y mordió ligeramente el lóbulo de Carlos, para después reírse.

"Eres mala gente, muy mala gente"

Blas soltó otra carcajada y se abrazó al rubio enterrando su cara en su cuello.

"¿Te excita que te muerda el lóbulo de la oreja?"

"Me excitas tu, dejémoslo ahí"

Blas se rió sobre su cuello cosa que sólo pudo poner mas alerta al rubio, que maldijo internamente estar postrado en esa camilla, porque si se llega a poder mover, Blas lamentaría jugar así con él. Lo haría sufrir de la manera más placentera que se os pueda ocurrir.

"Que, ¿tu amiguito decide animarse o necesita más ayuda?"

Blas volvió a reírse y Carlos decidió vengarse, no podía soportar que jugara así con él, siendo un pobre enfermo.

"Te parecerá divertido jugar con un pobre enfermo..."

Blas separó su cara del cuello y miró al rubio directamente, esperando que dijese algo más.

"Yo solo aviso, cuando mi cuerpo decida dejar de ser una planta no vas a tener tierra para correr."

"Uuuh que miedo"

Blas sonrió a la vez que hacía un gesto con la mano derecha, quitándole importancia al comentario de Carlos.

"Si si, uuuh que miedo. Pero ya veremos que piensas cuando estés debajo de mi, sudando, completamente excitado y suplicándome con todo tu cuerpo que te folle, Blaso."

Blas notó un escalofrío por todo la espalda a la vez que oía a Carlos reírse de una forma que le puso la piel de gallina.

"Imagina, tu y yo, de nuevo sólos, pero con una diferencia, está vez el que mando soy yo, y a mi me gusta jugar, Blaso."

Blas abrió los ojos y notó que cierta parte de su cuerpo estaba cobrando vida, respiró hondo y intentó bajar los calores que le estaban entrando por culpa del rubio, pero es que la voz que Carlos había puesto al pronunciar su nombre podría excitar a cualquier persona.

"¿Qué pasa Blaso? ¿Parece que no soy tan inocente como pensabas, eh?"

Blas cerró los ojos con fuerza y se mordió el labio inferior evitando gemir.

Carlos por su parte estaba disfrutando de tener a Blas tan vulnerable en frente.

"Eso eso muerdete el labio. Mmm... Imagínate que quien te lo esta mordiendo soy yo a la vez que rozo tu erección con mis dedos delicadamente. Te gusta eh..."

Blas se levantó con cierta dificultad y se sentó de nuevo en el sofá, dándole la espalda al rubio.

"Eres mala gente, ¿y a donde voy yo ahora así?"

"El baño es una buena opción"

Carlos se rió a carcajadas y Blas lo único que pudo hacer fue bajar la cabeza y intentar relajarse porque le dolía, y mucho.

Suplicó que llegasen los tíos de Carlos o alguien para poder huir al primer baño que encontrase para poder bajar la erección.

Evitaba moverse, porque cada roce con el pantalón le dolía, necesitaba irse.

Cogió la chaqueta y se tapó con ella la entrepierna aún escuchando la voz de Carlos en su mente riéndose. En estos momentos odiaba mucho al rubio.

Si excitas a alguien, que puedas bajarle los calores Charlie... Anda que...

De pronto la puerta se abrió y los tíos de Carlos entraron en la habitación. Blas aprovechó y recogió lo mas rápido que pudo y se levantó asegurándose de que la chaqueta que tenía entre sus brazos le tapaba lo que tenía que tapar.

–Ya que se quedan ustedes con él, yo me voy, que me ha surgido un problema. –Dijo Blas siendo consciente de que Carlos se estaba riendo a más no poder, aunque no se viese exteriormente.

Blas salió corriendo de la habitación y buscó desesperado un baño, cuando dio con uno suspiró, por fin se iba a librar del bulto.

Entró en el primer cubículo y se desabrochó el vaquero después de haber soltado todo de mala manera. Se bajó los pantalones y lo calzoncillos lo suficiente como para poder maniobrar sin problema.

Rodeó su pene con la mano derecha y apoyo su espalda en la pared a la vez que respiraba agitado.

–Joder, por fin. –Dijo Blas comenzando a mover su mano a la vez que se mordía el labio con cuidado de no morderse los puntos.

Y esta vez sí que se permitió el lujo de imaginarse a Carlos mordiéndole el labio a la vez que le masturbaba.

Miles de imágenes pasaron por la mente de Blas mientras aceleraba el movimiento de su mano. Sus pensamientos en esos momentos podrían formar parte de una película erótica perfectamente.

El moreno se mordió el brazo cuando notó que se iba a venir para evitar alzar la voz. Con la otra mano no paró de masturbarse hasta que llegó al orgasmo. Se mordió el brazo con fuerza y dejó caer la cabeza contra la pared intentando recuperar la respiración.

Se quedó varios minutos dentro del cubículo intentando recuperarse, se limpió el sudor de la frente y suspiró aliviado.

Ahora solo falta encontrar la manera de devolverle la "bromita" al rubio.

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