Capítulo 22
Los tíos de Carlos entraron en la casa allá a las tres de la madrugada hablando sobre lo bien que se lo habían pasado esa noche.
Abrieron la puerta y entraron primero la mujer y después, el hombre. Ambos se dirigieron hacia al salón sin dejar de hablar pero de pronto la mujer se para haciendo que su marido se choque contra su espalda.
Carlos y Blas se habían quedado dormidos en el sofá, el moreno recostado con el rubio encima abrazándole. Un brazo de Blas también rodeaba el cuerpo del otro chico.
La tía de Carlos se llevó una mano a la boca para evitar gritar, y es que no se esperaba que el moreno siguiese aquí y que se hubiese dormido con Carlos encima.
En ese momento la mujer se fijó en un par de marcas rojas que decoraban el cuello del rubio, chupetones, y lo peor de todo, no los tenía cuando ellos se fueron. Tampoco se le pasó el detalle de que Blas iba sin camiseta y con unos pantalones de pijama de Carlos.
Ninguno de los dos adultos dijo nada más, se dieron la vuelta y se encaminaron a su propia habitación, totalmente desorientados. Al llegar la mujer abrió la puerta y ambos entraron.
-¿Has visto lo mismo que yo, no? -Dijo su tía aún en shock.
-Sí, pero no le veo nada de malo -Dijo su tío viendo como su mujer empezaba a alterarse.
-¡¿Que no ves nada de malo!? -Dijo su tía subiendo el tono de voz.
-Relaja Carmen, no es para tanto -Dijo su tío intentando tranquilizarla.
-¡Que no es para tanto dice! -Dijo su tía sin calmarse -Es gay, algo repudiado por la sociedad aún, va a sufrir. ¿Y si el chico sólo lo esta utilizando?
-Tranquila, si él está con ese chico será porque confía en él.
-Como le haga algo juro que lo mato. -Dijo su tía cruzándose de brazos.
...
Carlos se fue despertando poco a poco cuando notó los dedos Blas en su pelo, peinándolo.
-Buenos días -Dijo Blas sin dejar de acariciarle el pelo.
-¿Qué hora es? -Dijo el rubio acurrucándose más sobre el cuerpo del moreno.
-Las siete -Dijo Blas -Será hora de ir yendo a clase.
Carlos se levantó rápidamente al escuchar la palabra clase. Tiró del brazo de Blas para obligarlo a levantarse y ir a su habitación con él.
Subieron las escaleras y entraron en su habitación, Carlos abrió el armario y saco una camiseta blanca con detalles azules, un vaquero negro y unos calzoncillos.
-Elige lo que quieras, en nada salgo.
Carlos se metió en el baño a darse una ducha mientras el moreno curioseaba la ropa del rubio, la verdad es que su gusto no se parecía en nada al de Blas, pero aún así consiguió una camisa negra con el cuello marrón y unos pantalones negros con una rodilla descosida.
Les dio varias vueltas comprobando que realmente si que le valían, parecía que ambos chicos gastaban la misma talla de ropa.
Se vistió rápidamente y intentó arreglarse un poco el pelo delante del espejo, pero no lo consiguió. Le iba a tocar pedirle al rubio un cepillo y algo de gomina para al menos ir decente
-¡Blas, te voy a matar! -Gritó Carlos desde dentro del baño.
Blas se asustó y se acercó a la puerta del baño.
-¿Por? -Dijo Blas mirando la puerta como si pudiese ver a través de ella.
-¡Me has hecho varios chupetones! -Gritó Carlos.
Blas se rió y se apartó de la puerta y varios segundos después salió Carlos del baño con cara de te voy a matar.
-Te odio -Dijo Carlos buscando un pañuelo o una bufanda para taparse el cuello.
-Pues anoche no decías lo mismo-Le contestó Blas riendo.
Carlos se giró como si fuese la niña del exorcista y le sacó el dedo corazón al moreno.
Blas se acercó corriendo a Carlos y lo arroyó, cayendo ambos en la cama. Al estar totalmente tumbados, Blas lo abrazó inmovilizándolo por completo.
-¡Quítate de encima gordo! -Dijo Carlos ahogando una carcajada.
-Nop -Le contestó Blas escondiendo su cara en su cuello.
-¡Pesas mucho!
Blas se apretó mas contra él y le dio un beso en la mejilla. Haciendo que su barba rozase contra el cuello del rubio, produciéndole cosquillas.
-¡Vamos a llegar tarde! -Dijo Carlos riéndose y intentado apartar a Blas.
-No me voy a quitar hasta que te disculpes -Dijo Blas acariciando el cuello del rubio con su nariz.
-¡Lo siento! -Dijo Carlos a carcajadas.
Blas se incorporó un poco sobre el cuerpo del otro chico y lo vio llorar de risa, cosa que le pareció súper adorable y que le dieron ganas de volver a abrazarlo cual peluche.
Carlos consiguió tranquilizarse un poco y se reincorporó en la cama, quedando cara a cara con el moreno.
-Aún así sigo algo enfadado, eh -Dijo el rubio.
-¿Seguro? -Dijo el moreno presionando levemente su boca contra la de Carlos.
-Bueno, puede que ahora un poquito menos... -Dijo el rubio aún con los ojos cerrados -Si me das otro, puede que te perdone.
Blas negó con la cabeza y volvió a juntar sus labios, está vez en un beso un pelín mas largo que el anterior.
-¿Estoy perdonado? -Dijo el moreno besándole la nariz con cuidado.
-Bueno, vale... -Dijo el rubio alargando la a.
Blas lo volvió a abrazar, para después volver a levantarse ambos y terminar de arreglarse. Bajaron a desayunar y fueron hacia clase, Carlos con su mochila y Blas sin nada.
-¿Y tu mochila? -Dijo Carlos mirándolo.
-Lo tengo todo en la taquilla -Dijo Blas encogiéndose de hombros.
De pronto ambos chicos notaron como si los estuvieran siguiendo, se giraron y no vieron a nadie por la calle, tampoco le dieron mucha importancia y siguieron caminando.
-Pss -siseó alguien detrás suyo.
Pero al darse la vuelta seguía sin haber nadie.
Los oídos de Blas zumbaban y el colgante sobre su pecho ardía, alguien los estaba siguiendo.
Blas cogió la mano del rubio y aumentó el ritmo, no le gustaba nada lo que estaba pasando. Cuanto antes llegaran al instituto, mejor.
Pero al girar en una calle dos personas les cortaron el paso, intentaron retroceder pero otras dos personas se lo impedían.
-¿Pero a quienes tenemos aquí? -Dijo una voz femenina detrás de varias personas. Se hizo pasó entre dos personas y miró a ambos chicos sonriendo de lado. Pero no iba sola, a su lado Jared miraba a ambos chicos mientras se crujía los dedos.
-¿Hari? -Dijo Carlos apretando la mano de Blas.
-La misma -Dijo sonriendo. -Y ahora si me lo permites, dame tu colgante.
Blas apretó la mano de Carlos y buscó con la mirada algún hueco por el que escapar, pero estaban completamente rodeados.
-Dame tu colgante -Dijo Hari avanzando un paso -Repito.
-No lo... Tengo -Dijo Carlos con la voz temblorosa.
"Tranquilo, Charlie"
Carlos miró a Blas que seguía con la mirada fija en Jared.
-Sí que lo tienes mentiroso -Dijo Hari acercándose un poco mas a la pareja. -Así que ya me lo vas dando.
Carlos negó y soltó sin darse cuenta la mano de Blas a la vez que retrocedía un paso. Haridian aprovechó y cogió por el cuello de la camiseta al rubio.
Blas se acercó lo mas rápido que pudo a Hari y intentó apartarla del rubio, pero Jared y otro chico lo sujetaron, inmovilizándolo. Intentó librarse pero le tenían bien sujeto.
-¡Déjale en paz! -Gritó Blas a la vez que le daba una patada a uno de los chicos que lo sujetaban, sin mucho éxito.
-Asi vamos mal Charlie -Dijo Hari acariciándole la cara -Dame el colgante por las buenas y tanto tú como tu novio saldreis ilesos.
-No tengo ningún colgante -Dijo Carlos armándose de valentía y mirando fijamente a los ojos de la chica.
Hari le rasgó la camiseta, le quitó el pañuelo buscando el colgante, pero no encontró lo que buscaba, en su lugar habían varias marcas que hicieron reír a la morena.
-Vaya vaya, que tenemos aquí -Dijo la chica acariciándole lentamente el cuello al rubio. -Parece que os lo pasasteis bien anoche, eh.
-Si nos lo pasamos bien anoche o no, no es problema tuyo, imbécil -Dijo Blas.
Jared no se contuvo y le propinó un puñetazo en toda la boca a Blas, haciendo que se le partiera el labio. Blas se calló el grito y en su lugar le escupió la sangre en la cara a Jared, el cual se la limpió con asco.
-Aggh sangre de un impuro.
-Mejor ser un impuro que ser un hijo de puta como tú.
Carlos notó que Hari estaba despistada y le propinó un rodillazo en el estómago, haciendo que se doblara de dolor y lo soltase, fue una mala idea porque enseguida notó a tres personas sobre el devolviéndole el golpe. Lo tumbaron de un puñetazo y comenzaron a darle patadas en el estómago hasta que prácticamente no podía moverse, pero realmente lo que le dejó K.O. fue la patada en la cabeza de uno de los atacantes. Comenzó a sangrarle la nariz, manchando así la acera de rojo.
Blas intentó soltarse para ir en su ayuda pero en vez de sujetarlo dos hombres lo sujetaron varios más y le obligaron a ver cómo pegaban a su rubio, Hari consiguió volver en si y se acercó con la furia creciendo dentro de ella hacia Carlos.
-Dime donde está el colgante. -Dijo Hari cogiéndolo por el cuello y levantándolo de mala manera. Al no obtener ninguna respuesta soltó el cuerpo de Carlos como si fuera un trapo.
-¡Alguien ha llamado a la policía! ¡Correr! -Dijo uno de los chicos que cerraba el círculo.
Todos salieron corriendo para evitar ser detenidos, todos menos Hari, que le tocó la frente al rubio mientras susurraba una frase que se le metió en la cabeza al moreno.
Captivitatem exponentia
Tan pronto como terminó la frase salió corriendo, dejando a los dos chicos solos y heridos.
Blas tardó en reaccionar varios segundos, pero cuando lo hizo se tiró al suelo, justo al lado de Carlos y lo medio abrazó como pudo.
-Charlie, despierta -Lo apretó contra su cuerpo mientras ríos de lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. -Venga campeón que tu puedes, abre los ojos.
Blas le peinó el flequillo y esperó que la policía o alguna ambulancia no tardase mucho en llegar.
-Por favor, despierta y quéjate de los chupetones, de que te medio rompiera la nariz, de que te proteja tanto -Dijo Blas con la voz ahogada apretando el débil cuerpo del rubio contra su pecho. -De que no te cuente nada sobre mi, por favor...
La policía llegó enseguida y se acercó corriendo a ambos chicos, miraron por encima su estado de salud y llamaron corriendo a una ambulancia.
Carlos tosió manchando la camisa de Blas de sangre.
Blas consiguió sentarlo y apoyo el cuerpo de Carlos sobre el suyo. Consiguió espabilarlo un poco.
-Blas, yo... -Dijo Carlos a duras penas y con la voz algo rota -Te quiero.
Y justo en ese momento Carlos perdió definitivamente la consciencia y cayó como un peso muerto sobre Blas.
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