Capítulo 1
Las puertas de su nuevo instituto se encontraban frente a sus ojos, con cierto temor las abrió y un largo pasillo se encontraba delante suyo, sin saber muy bien donde ir y con todo el mundo mirándole, comenzó a andar. No veía por ningún lado la secretaría y cada segundo que pasaba sólo hacia que el rubio se pusiera mas nervioso. Miraba a la gente para ver si había alguien que le transmitía confianza para preguntarle dónde estaba la secretaría, pero todo el mundo lo miraba mal, como si no fuese a encajar nunca allí hasta que sus ojos se encontraron con una muchacha pelirroja, que sonreía mientras leía lo que parecía un libro, se acercó a ella.
-Hola, ¿me podrías decir donde está la secretaría? Es que soy nuevo aquí y... -La voz del rubio tembló por puro nerviosismo, siempre había sido bastante tímido al entablar conversación. La muchacha levantó la cabeza y unió su mirada con la del chico nuevo.
-Si claro, ¿ves el final del pasillo? Bueno da igual te acompaño -La muchacha sonrío mientras guardaba el libro en su mochila. Se separó de las taquillas y se dispuso a andar, al ver que el rubio no le seguía se giró y le hizo un gesto con la mano.
-Venga, solo quedan diez minutos para que empiecen las clases y como no te des prisas vas a llegar el primer día tarde -La muchacha se rió y el joven en un par de zancadas se puso a su lado.
-¿Cómo te llamas? -Dijo la muchacha mirando al joven.
-Carlos, ¿y tu?
-Yo soy Valerie, pero todos me llaman Val -sonrió mostrando su perfecta dentadura, provocando una sonrisa al rubio.
Dos minutos después estaban ambos frente a la secretaría, Carlos pensaba que ahí iba a acabar su pequeña amistad con Valerie, pero parecía ser que no le iba a dejar solo, cosa que agradecía.
-Te espero aquí fuera mientras tú coges tu horario, a lo mejor con suerte vas a mi clase y todo -La sonrisa de Valerie era totalmente sincera, quería ayudar a ese chico en su primer día de clases.
-Gracias, ahora salgo - El joven entró en la secretaría después de haber tocado la puerta, la joven secretaría le hizo firmar varios papeles para consolidar la matrícula en el centro y al final le dio su horario. Salió del despacho y Valerie le estaba esperando en la puerta, tal y como había prometido.
-¿Qué te toca ahora? -La joven tenía ganas de que le tocase lo mismo que ella, así podría disfrutar de la compañía de este chico tan guapo en clase.
-Por lo que pone aquí, literatura. Aula 12. -Levantó la vista del horario y se encontró a Valerie sonriendo. Antes de que reaccionase estaba siendo arrastrado por el pasillo. Val condujo a Carlos hacia su primera clase, la cual compartían.
-Tienes suerte, te toca lo mismo que a mí. Entramos y te presento al resto de la clase, son todos muy majos, bueno, casi todos. -El joven notó un escalofrío por toda su columna vertebral. Ese casi todos le había sonado muy mal, aún así entro decidido a su primera clase.
-Llega usted tarde señorita.
Un señor que superaba los 40 años, con bigote y poco pelo, se encontraba detrás de la mesa del profesor, con una hoja en la mano, Carlos supuso que sería la lista de clase, para ver quien ha faltado a esa hora.
-Lo siento, estaba enseñándole a Carlos un poco el instituto. -La mirada del profesor pasa de estar sobre Valerie a estar sobre Carlos el cual se sintió un poco intimidado ante la mirada de su nuevo profesor.
-Bienvenido Marco, por favor ocupa el lugar al lado de Cantó -Giró la cabeza y se encontró a su compañero de pupitre, un joven moreno miraba su libro aún cerrado como si fuese la cosa mas interesante de todo el aula. Si quiera levantó la mirada cuando fue nombrado por el profesor, cosa que extrañó al rubio. Se sentó a su lado y dejo su mochila en el suelo apoyada en la mesa. El moreno ni lo miró, siguió mirando su libro.
-Soy Carlos -El rubio siguió intentando que el moreno al menos le mirase pero siguió en sus trece, al menos le contestó.
-Cantó -La verdad es que el rubio se esperaba que le dijese su nombre, no su apellido. Esta actitud tan fría llamó su atención.
El profesor pidió silencio a toda la clase, impidiendo que Carlos pudiera preguntarle algo. El moreno por primera vez desde que Carlos había entrado se movió permitiéndole al rubio verle el rostro perfectamente. Lo que le llamó la atención fue el color azúl grisáceo tan intenso de sus ojos, jamás había visto ese azúl en una persona, parecían no ser reales. Una fuerza ajena a él le impedía desviar la vista de esos ojos.
"Deja de mirarme"
Se asustó al escuchar la voz del moreno dentro de su cabeza, ¿cómo lo había hecho? Cantó sonrío y volvió a fijar su mirada en su libro.
-¿C-cómo has hecho eso? -El rubio se asustó con la mirada que le echó el moreno.
-¿Hacer el qué? -Volvió a sonreír, pero esta vez sin separar los labios. Un escalofrío recorrió la espalda del rubio. -Ahora si me dejas tengo cosas más interesantes que hacer antes que hablar contigo.
Carlos entendió que hoy iba a ser mejor que no le preguntaste nada más si quería ganarse su confianza.
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